AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
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Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
Quizás el sufrimiento y el amor tienen una capacidad de redención que los hombres han olvidado. Se han vuelto viles marionetas, carcazas solamente, no hay nada que despierte un cálido sentimiento... nada vale realmente la pena.
Era una fría noche... o almenos eso le hacían creer las caras congeladas de los que pasaban a su lado, la fría brisa no era nada comparada con su gélida piel, rompía en ella, queriendose clavar como agujas sobre sus desnudos brazos de porcelana. La sensualidad en su andar y la seducción en su mirada atrapaban a sus víctimas, sanguinario destino le esperaba a quien callera en sus manos esa noche.
Camino por el cajellon apenas alumbrado por unos cuantos faroles, elegante pero con actitud sumisa, ¿que mejor manera de atraer a alguien a su plato?
-¿Pero que haces tan sola?
Pregunto un ser mal encarado, con facha de ser de la peor calaña, ignorarlo, enredarlo, llevarlo a la boca del lobo, camino con paso fuerte y decidido sin mirarlo, alejandose de el.
-¿Que poque tan sola, estas sorda acaso?
La tomo fuerte por el brazo, solo se oyo un gemido de dolor, empezó a forcejear para escaparse de las manos de aquel hombre que la acorralaba entre una pared y su cuerpo
-¡Suelteme!, no le he hecho nada, ¡dejeme ir!
Un chillido desgarrador, voz de inocencia que clama por su vida, mientras aquel cerdo levantaba su falda en busca de sus torneadas piernas
-No pero ya lo haras...-
Esa voz burlona, odiaba ese tono, sus ojos tomaron un azul mas intenso, con facilidad se libró de las manos de aquel hombre y lo tomo por el cuello, alejandolo de ella, le había arruinado el juego...
-¿Y quien te ha dicho semejante cosa?
Lo levanto en vilo apoyandolo contra la pared y quebro su cuello, "bruja" habia alcanzado a suspirar aquella rata, como le aburrian, como los detestaba.
Dejó el cuerpo abandonado y siguió caminando, atrajo su atención...
-Vengan, siguanme...
Metió esta idea en su cabeza, en las pequeñas mentes de aquellos que la habían observado calle arriba, aquellas criaturas cuya sangre era tan dulce a su paladar y tan ensordecedora para sus sentidos.
Era una fría noche... o almenos eso le hacían creer las caras congeladas de los que pasaban a su lado, la fría brisa no era nada comparada con su gélida piel, rompía en ella, queriendose clavar como agujas sobre sus desnudos brazos de porcelana. La sensualidad en su andar y la seducción en su mirada atrapaban a sus víctimas, sanguinario destino le esperaba a quien callera en sus manos esa noche.
Camino por el cajellon apenas alumbrado por unos cuantos faroles, elegante pero con actitud sumisa, ¿que mejor manera de atraer a alguien a su plato?
-¿Pero que haces tan sola?
Pregunto un ser mal encarado, con facha de ser de la peor calaña, ignorarlo, enredarlo, llevarlo a la boca del lobo, camino con paso fuerte y decidido sin mirarlo, alejandose de el.
-¿Que poque tan sola, estas sorda acaso?
La tomo fuerte por el brazo, solo se oyo un gemido de dolor, empezó a forcejear para escaparse de las manos de aquel hombre que la acorralaba entre una pared y su cuerpo
-¡Suelteme!, no le he hecho nada, ¡dejeme ir!
Un chillido desgarrador, voz de inocencia que clama por su vida, mientras aquel cerdo levantaba su falda en busca de sus torneadas piernas
-No pero ya lo haras...-
Esa voz burlona, odiaba ese tono, sus ojos tomaron un azul mas intenso, con facilidad se libró de las manos de aquel hombre y lo tomo por el cuello, alejandolo de ella, le había arruinado el juego...
-¿Y quien te ha dicho semejante cosa?
Lo levanto en vilo apoyandolo contra la pared y quebro su cuello, "bruja" habia alcanzado a suspirar aquella rata, como le aburrian, como los detestaba.
Dejó el cuerpo abandonado y siguió caminando, atrajo su atención...
-Vengan, siguanme...
Metió esta idea en su cabeza, en las pequeñas mentes de aquellos que la habían observado calle arriba, aquellas criaturas cuya sangre era tan dulce a su paladar y tan ensordecedora para sus sentidos.
Última edición por Aleeah Cappelletti el Lun Nov 08, 2010 4:36 pm, editado 1 vez
Aleeah Cappelletti- Vampiro Clase Alta
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Localización : Donde tu sombra se forme
Re: Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
El frío parisino, siempre tan depresivo para los siameses Kyrksen, las piernas se les entumian con facilidad al usar su acostumbrado atuendo escoces, aquel kilt rojo, su sporran y las correspondientes mayas no eran muy recomendable para ese clima pero por alguna razón los siameses insistian en usarlo, quizá por el hecho de que les recordaba su natal Dunfermline.
Despues de varias cuadras, aceptaron el hecho de que se encontraban perdidos, aceleraron el paso, una suave brisa les mojaba los largos cabellos y las levitas, llegaron a un callejón desconocido, alcanzando a observar una escena un tanto descomunal al igual que la melena de la mujer que había cometido tal acto.
Una vampiro, sin duda, aquella fuerza y habilidad llamo la atención de ambos gemelos, que se acercaron enseguida a ella, reoconociendole enseguida, aquellos cabellos rojos eran inolvidables, al igual que el extasis que producian las mordidas de la dama.
-¡Madeimoselle...-Exclamo Nicholas
...Aleeah!-Complemento Ortros
Alcanzaron a Aleeah, tomandole de la mano, el sólo verle a los ojos les producía una senación de tranquilidad.
Despues de varias cuadras, aceptaron el hecho de que se encontraban perdidos, aceleraron el paso, una suave brisa les mojaba los largos cabellos y las levitas, llegaron a un callejón desconocido, alcanzando a observar una escena un tanto descomunal al igual que la melena de la mujer que había cometido tal acto.
Una vampiro, sin duda, aquella fuerza y habilidad llamo la atención de ambos gemelos, que se acercaron enseguida a ella, reoconociendole enseguida, aquellos cabellos rojos eran inolvidables, al igual que el extasis que producian las mordidas de la dama.
-¡Madeimoselle...-Exclamo Nicholas
...Aleeah!-Complemento Ortros
Alcanzaron a Aleeah, tomandole de la mano, el sólo verle a los ojos les producía una senación de tranquilidad.
Nicholas & Ortros- Humano Clase Media
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Re: Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
El cuerpo desquebrajado de un don nadie yace en el suelo a los pies de un varón, quien aún continúa lamiendo de entre sus dedos un poco de sangre estancada en estos. Su lengua imparable absorbe todo a su paso sin dejar si quiera una miserable gota, el color carmín de este líquido se difumina en sus labios, perdiéndose boca abajo… Los gritos previos a este encuentro fueron opacados por la misma mano que ahora sostiene una cabeza del cabello, el semblante de esa extremidad es de aquel terror inevitable, la lengua cae fuera, los ojos – aún abiertos – se encuentran desorbitados, la barba del infeliz manchada en sangre.
La sombra vampírica de un extraño se gira sobre sus talones para dar media vuelta y dejar tras su paso el cadáver, la cabeza chorreante deja un sendero de muerte. Una a una las gotas de sangre que todavía se colgaban de una yugular desprendida, se suicidaban al caer al piso para explotar y dejar su marca, una marca de miedo, terror y desgracia. Los pasos de Gilles eran torpes, pareciese que un ebrio o un herido deambulaba por allí, más eso es tan solo una vil mentira, la parte principal con la que ha decidido adornar esta locura. Sus cabellos negros caen sobre sus ojos cubriendo a mitad de su rostro, la camisa blanca que porta esta teñida de escarlata por debajo de su cuello, descalzo, con el pantalón desecho, sin portar objetos de valor y sus uñas renegridas por la eternidad, tierra ¿sangre seca? Hacen aún más tétrica su presencia.
Caminando sin un rumbo que le interese, sin nada en lo cual prestar su valiosa atención, se adentra cada vez más a los pútridos callejones de París. Huele el hedor de la porquería, la inmundicia, la promiscuidad entre los pobres, los débiles; también esta ese pequeño olor destilado a alcohol “¿Existe algo más asqueroso que esto? Sí, sí! Tú, mi querido diablillo” La gente que puede ver recostada sobre las paredes de la nada se refugian en sus brazos, cierran sus ojos y bajo su ignorancia imploran a un Dios inexistente, pueden sus pupilas ver aun ente macabro con una cabeza estrafalaria colgar de su mano, un semblante más que demente y la sed marcada en cada una de sus arrugas en la frente.
Un grito, sí, la desesperante lucha de una mujer al final del túnel aquel, hace enfocar su sentido auditivo, una mueca parecida a lo que sería una sonrisa se percibe en su rostro, la mano libre viaja hasta su cuello y lo rasca con desdén, unas líneas verticales, rojizas, laceradas señalan el lugar en cual el vampiro encajo las uñas. Sube al tejado de una abandonada construcción, camina sobre este y otros más, se desplaza… Llega hasta el lugar de los hechos, para su sorpresa es una lamia quien juega lastimeramente con los humanos. Coloca la cabeza mortal a la altura de sus ojos, la mira fijamente a esos ojos muertos como alguien que ha decido recitar a Shakespeare – ¿Aparecer o no aparecer? ¡Eh allí el dilema….! – Su voz puede ser escuchada por los demás, no pretende esconderse, no quiere ser invisible. Acuclillado sobre un tejado admira la belleza de la mujer, el arribo de un fenómeno y la peste de una próxima muerte.
La sombra vampírica de un extraño se gira sobre sus talones para dar media vuelta y dejar tras su paso el cadáver, la cabeza chorreante deja un sendero de muerte. Una a una las gotas de sangre que todavía se colgaban de una yugular desprendida, se suicidaban al caer al piso para explotar y dejar su marca, una marca de miedo, terror y desgracia. Los pasos de Gilles eran torpes, pareciese que un ebrio o un herido deambulaba por allí, más eso es tan solo una vil mentira, la parte principal con la que ha decidido adornar esta locura. Sus cabellos negros caen sobre sus ojos cubriendo a mitad de su rostro, la camisa blanca que porta esta teñida de escarlata por debajo de su cuello, descalzo, con el pantalón desecho, sin portar objetos de valor y sus uñas renegridas por la eternidad, tierra ¿sangre seca? Hacen aún más tétrica su presencia.
Caminando sin un rumbo que le interese, sin nada en lo cual prestar su valiosa atención, se adentra cada vez más a los pútridos callejones de París. Huele el hedor de la porquería, la inmundicia, la promiscuidad entre los pobres, los débiles; también esta ese pequeño olor destilado a alcohol “¿Existe algo más asqueroso que esto? Sí, sí! Tú, mi querido diablillo” La gente que puede ver recostada sobre las paredes de la nada se refugian en sus brazos, cierran sus ojos y bajo su ignorancia imploran a un Dios inexistente, pueden sus pupilas ver aun ente macabro con una cabeza estrafalaria colgar de su mano, un semblante más que demente y la sed marcada en cada una de sus arrugas en la frente.
Un grito, sí, la desesperante lucha de una mujer al final del túnel aquel, hace enfocar su sentido auditivo, una mueca parecida a lo que sería una sonrisa se percibe en su rostro, la mano libre viaja hasta su cuello y lo rasca con desdén, unas líneas verticales, rojizas, laceradas señalan el lugar en cual el vampiro encajo las uñas. Sube al tejado de una abandonada construcción, camina sobre este y otros más, se desplaza… Llega hasta el lugar de los hechos, para su sorpresa es una lamia quien juega lastimeramente con los humanos. Coloca la cabeza mortal a la altura de sus ojos, la mira fijamente a esos ojos muertos como alguien que ha decido recitar a Shakespeare – ¿Aparecer o no aparecer? ¡Eh allí el dilema….! – Su voz puede ser escuchada por los demás, no pretende esconderse, no quiere ser invisible. Acuclillado sobre un tejado admira la belleza de la mujer, el arribo de un fenómeno y la peste de una próxima muerte.
Gilles Davignon- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/11/2010
Re: Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
¡Que infame la noche, que arrasa con su sombra todo a su paso!, ¿O acaso mas infame por cubrir a quien mancha de sangre las calles?... Liberar a la bestia, solo hacia falta jalar el gatillo la adrenalina de aquel furtivo encuentro que no pudo terminar como ella quería, como la enloquecía que se sintieran dignos de intentar llevar las riendas de sus actos.
Su cabeza echa un embrollo que repasa la imagen una y otra vez, el sonido de los huesos quebrandose, la sensación de rapidez de los latidos de la yugular en sus palmas... despues nada, necesitaba distraerse en algo, fijar su obseción por sangre y lujuria en alguien.
Sintió una suave caricia sobre su mano, un halo de calor que chocaba contra su gélida piel, la habían alcanzado; sus siameses, sus dos corazónes latiendo al unisono en una carrera por ver quien llegaba mas lejos.
-Al fin llegaron, creí que no podrian seguirme el paso... pero, saben que odio que esten solos a tan altas horas de la noche, no quisiera que alguien mas tocara esos hermosos cuellos-
Los miro dulcemente al emitir estas palabras, tomando sus caras por la barbilla, elevandolas para que sus ojos se topasen con los de ella, no tenía idea de porque estas criaturas habían decidido entregarle su sangre sin chistar, se habían convertido ya como en sus sombra y su reflejo.
Instintivamente jalo hacia ella a los siameses al oir el recital de Shakespeare, ¡Oh, pero que delirio le provocaban aquellas palabras provenientes de una voz tan seductora!, dirigió su mirada hacia el tejado de donde provenia tan tentadora voz, solo para encontrarse a un vampiro de negra cabellera y a su cersenada cabeza acompañante observandola.
-Pues si ha de aparecer, ¿por que no hacerlo ya?-
Sonrió seductoramente y con aire retador a aquel demente desaliñado que la enloquecía con su actitud, esperando a que se decidiera a hacerle frente
Su cabeza echa un embrollo que repasa la imagen una y otra vez, el sonido de los huesos quebrandose, la sensación de rapidez de los latidos de la yugular en sus palmas... despues nada, necesitaba distraerse en algo, fijar su obseción por sangre y lujuria en alguien.
Sintió una suave caricia sobre su mano, un halo de calor que chocaba contra su gélida piel, la habían alcanzado; sus siameses, sus dos corazónes latiendo al unisono en una carrera por ver quien llegaba mas lejos.
-Al fin llegaron, creí que no podrian seguirme el paso... pero, saben que odio que esten solos a tan altas horas de la noche, no quisiera que alguien mas tocara esos hermosos cuellos-
Los miro dulcemente al emitir estas palabras, tomando sus caras por la barbilla, elevandolas para que sus ojos se topasen con los de ella, no tenía idea de porque estas criaturas habían decidido entregarle su sangre sin chistar, se habían convertido ya como en sus sombra y su reflejo.
Instintivamente jalo hacia ella a los siameses al oir el recital de Shakespeare, ¡Oh, pero que delirio le provocaban aquellas palabras provenientes de una voz tan seductora!, dirigió su mirada hacia el tejado de donde provenia tan tentadora voz, solo para encontrarse a un vampiro de negra cabellera y a su cersenada cabeza acompañante observandola.
-Pues si ha de aparecer, ¿por que no hacerlo ya?-
Sonrió seductoramente y con aire retador a aquel demente desaliñado que la enloquecía con su actitud, esperando a que se decidiera a hacerle frente
Aleeah Cappelletti- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/10/2010
Edad : 347
Localización : Donde tu sombra se forme
Re: Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
Se acercan aun más a ella, acortando la distancia rozan sus mejilas entintadas por el frio contra las manos de la dama, lentamente aflojan los lazos del cuello, dejando al descubiertos estos a Aleeah. Ortros siente la presencia de alguien más, voltea lo que su cuerpo le permite para divisar a un hombre de cabellos tan negros como la noche, le mira a los ojos dandose cuenta de la naturaleza de aquel caballero, al igual que Aleaah un ser nocturno, su dilema no afecta en lo más minimo al siamés ni las acciones de este, no parace asustarle aquello.
Mientras Nicholas cae en el dulce extasis a manos de Aleaah, Ortros sigue clavando la mirada al hombre.
-Monseur...no le gustaría experimentar algo nuevo? Dos corazones en un cuerpo, un tipo de sangre nunca antes provada...--Susurra y sonríe, para hacerse un ligero corte en el cuello, dejando escapar un poco de líquido carmín, que resbala por su piel lenta y tentadoramente, tratando de atraer al vampiro, casi ignorando a su hermano y a Aleeah
-Madeimoselle...madeimoselle Aleaah...vuestros cabellos de fuego, vuestra piel de perla, ¿Cómo matenerme alejado de usted? Me tiene a su merced... -Susurra Nicholas con desesperación, acariciando la espalda de ella con suma sutileza. Una ligera briza hiela más el ambiente haciendo reaccionar la piel de los gemelos, la hipodemis contraida les hace tener la piel de gallina y el fría les da aun más color en las mejillas, tiemblan un poco pero intentan no demostrarlo.
Mientras Nicholas cae en el dulce extasis a manos de Aleaah, Ortros sigue clavando la mirada al hombre.
-Monseur...no le gustaría experimentar algo nuevo? Dos corazones en un cuerpo, un tipo de sangre nunca antes provada...--Susurra y sonríe, para hacerse un ligero corte en el cuello, dejando escapar un poco de líquido carmín, que resbala por su piel lenta y tentadoramente, tratando de atraer al vampiro, casi ignorando a su hermano y a Aleeah
-Madeimoselle...madeimoselle Aleaah...vuestros cabellos de fuego, vuestra piel de perla, ¿Cómo matenerme alejado de usted? Me tiene a su merced... -Susurra Nicholas con desesperación, acariciando la espalda de ella con suma sutileza. Una ligera briza hiela más el ambiente haciendo reaccionar la piel de los gemelos, la hipodemis contraida les hace tener la piel de gallina y el fría les da aun más color en las mejillas, tiemblan un poco pero intentan no demostrarlo.
Nicholas & Ortros- Humano Clase Media
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Re: Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
Juegos de seducción y muerte, delirios que se escapan a la imaginación del mortal, sueños perdidos tan poco elocuentes que trascienden hasta el destello de pupilas. El abrazo nocturno cubre la pérfida mirada de un hombre con intenciones poco condescendientes, el abrigo del frío se cierne sobre los presentes, para él una simple caricia envenenada de viento, para la dama un mimo rompiendo contra su cuerpo, perfecto, apetecible, demoniaco y tan lleno de vigor, un vigor incandescente, ardiendo cual maldito infierno. Gilles quien le pregunta a su “Trofeo” le hace hablar moviendo de arriba hacia abajo la quijada de la cabeza para obtener su respuesta.
Una voz, el eco místico de una sonata maldita se dirige hasta él, le habla, le envuelve le transcribe una atenta invitación para sucumbir ante las mas bajas pasiones que le rigen. Su mirada, fría, gélida, inexpresable posa sobre las pupilas de una dama, más transcurre el tiempo en el silencio en la nada, el aire acarrea consigo un olor tan inusual que se pone de pie, sacude su propia cabeza - ¿Entonces que mi empedernido amigo? ¿Caemos, huimos, violamos, mutilamos…. Qué? – Le pregunta a su trofeo quien lo mira fijamente con el pavor hasta el último suspiro.
Salido del más embriagador de los abismos Gilles osa en caer frente a la mujer, su cabeza cuelga en su espalda sujetada de su cuello con los cabellos de la misma, el rostro inescrutable de la bestia descansa a escasos centímetros de una apetecible garganta, sus colmillos se abren paso a través de sus encías para mostrar su filo, su blancura y perfección. Ruge – Mide tus palabras, lo que dices no es sabio, ofrecerle sangre a un desconocido es la muerte y más cuando se trata de mí – Pasa su lengua obscenamente por la comisura de labios ajenos. Decide alejar su cuerpo del extraño humano, con dos zancadas retrocede un par de metros.
La vista le encanta, el cuerpo escultural de una mujer violable frente a él y un manjar digno de demonios a su lado. – oh! No soy el único demente compartiendo cuerpo! – Exclama con las manos hacia arriba sin expresar nada con su pétreo semblante - ¿Suyo? – Pregunta a la dama despectivo señalando al siamés, ya tiene planes para él que son muy pocos ortodoxos y por si fuese poco mucho muy perversos.
Una voz, el eco místico de una sonata maldita se dirige hasta él, le habla, le envuelve le transcribe una atenta invitación para sucumbir ante las mas bajas pasiones que le rigen. Su mirada, fría, gélida, inexpresable posa sobre las pupilas de una dama, más transcurre el tiempo en el silencio en la nada, el aire acarrea consigo un olor tan inusual que se pone de pie, sacude su propia cabeza - ¿Entonces que mi empedernido amigo? ¿Caemos, huimos, violamos, mutilamos…. Qué? – Le pregunta a su trofeo quien lo mira fijamente con el pavor hasta el último suspiro.
Salido del más embriagador de los abismos Gilles osa en caer frente a la mujer, su cabeza cuelga en su espalda sujetada de su cuello con los cabellos de la misma, el rostro inescrutable de la bestia descansa a escasos centímetros de una apetecible garganta, sus colmillos se abren paso a través de sus encías para mostrar su filo, su blancura y perfección. Ruge – Mide tus palabras, lo que dices no es sabio, ofrecerle sangre a un desconocido es la muerte y más cuando se trata de mí – Pasa su lengua obscenamente por la comisura de labios ajenos. Decide alejar su cuerpo del extraño humano, con dos zancadas retrocede un par de metros.
La vista le encanta, el cuerpo escultural de una mujer violable frente a él y un manjar digno de demonios a su lado. – oh! No soy el único demente compartiendo cuerpo! – Exclama con las manos hacia arriba sin expresar nada con su pétreo semblante - ¿Suyo? – Pregunta a la dama despectivo señalando al siamés, ya tiene planes para él que son muy pocos ortodoxos y por si fuese poco mucho muy perversos.
Gilles Davignon- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/11/2010
Re: Nuevo brillo en la obscuridad [Nicholas & Ortros y Gilles]
La misera sensación de que el corazón da un vuelco, juegos mentales que se posesionan del cuerpo, la dulce melodía de las palabras arrastradas por el viento y llevadas hasta sus oidos. Las imagenes que se empalman ante sus ojos invadidos por la sensualidad de la noche, nada importa,nada... solo el seguir mirando esos ojos lacivos y profundos que se encuentran frente a ella, sostenerle la mirada, retarlo a mover su cuerpo.
Observa la agilidad con la que aquel demoniaco se deja caer, bien pareciera mas un gato que un vampiro, con su repulsivo compañero inundando el aire con el olor de la sangre que pintaba de carmín el rostro desfigurado e inherte de la cabeza parlante. El reflejo de la luna en el brillo de sus pupilas lo hacen ver de una manera tétrica y exitante, una mounstrosa sombra negra que carga a la muerte en sus hombros.
-¿Mio?, quizas... No tengo título de propiedad firmado sobre ellos, la sangre que recorre su cuerpo, en efecto es la que suele saciar mi sed de manera frecuente, sin embargo son dueños de sus cuellos... de sus cuerpos pueden hacer lo que deseen
Miró fijamente a aquella bestia de seductor semblante, su cara inexpresiva le provocaba indiferencia, mas el movimiento de su cuerpo le exitaba, se mantuvo serena, fría e indiferente pero con aires de sensualidad y grandeza.
-Mas debo advertirle signore, que me disgustaría mucho si la sangre de estos dos fuera derramada, sería un despilfarro... preguntele a su acompañante, hay personas que no valen la pena.
Terminó ofreciendo una sonrisa llena de perversión y lujuria mientras señalaba el pedazo putrefacto que lo acompañaba
Observa la agilidad con la que aquel demoniaco se deja caer, bien pareciera mas un gato que un vampiro, con su repulsivo compañero inundando el aire con el olor de la sangre que pintaba de carmín el rostro desfigurado e inherte de la cabeza parlante. El reflejo de la luna en el brillo de sus pupilas lo hacen ver de una manera tétrica y exitante, una mounstrosa sombra negra que carga a la muerte en sus hombros.
-¿Mio?, quizas... No tengo título de propiedad firmado sobre ellos, la sangre que recorre su cuerpo, en efecto es la que suele saciar mi sed de manera frecuente, sin embargo son dueños de sus cuellos... de sus cuerpos pueden hacer lo que deseen
Miró fijamente a aquella bestia de seductor semblante, su cara inexpresiva le provocaba indiferencia, mas el movimiento de su cuerpo le exitaba, se mantuvo serena, fría e indiferente pero con aires de sensualidad y grandeza.
-Mas debo advertirle signore, que me disgustaría mucho si la sangre de estos dos fuera derramada, sería un despilfarro... preguntele a su acompañante, hay personas que no valen la pena.
Terminó ofreciendo una sonrisa llena de perversión y lujuria mientras señalaba el pedazo putrefacto que lo acompañaba
Aleeah Cappelletti- Vampiro Clase Alta
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