Alicia Lovecraft

Psicología

Tal cual la criaron para ser un modelo de «resistentes, pacientes y abnegadas» lo es, sobretodo resistencia, pero hay mas haya. Alicia tiene fuertes ideales sobre la crianza y como ello influye de sobremanera para llegara a ser una persona de bien y obtener todo aquello que se anhela y ama. Suele ser una persona paciente, reservada, tranquila y poco condensativa al no conocer a las personas o frente a sus superiores. Posee modales exquisitos de los que suele hacer uso en todo momento llegando en ocasiones a parecer algo fría o sin personalidad propia, pero eso esta muy lejos de la verdadera realidad, aquel lado rebelde de decir lo que piensa y defender en lo que cree y sus ideales no se ha podido opacar pese a los años.
Es una feroz defensora, tiene una mente sumamente analítica, emplea mucho la psicología aunque ella misma no lo comprenda. Es amante de los libros y el conocimiento, de la paciencia para enseñar y mostrar como aun siendo un niño este debe de ir tomando conciencia de lo que quiere y hacia donde debe ir. Es una devota obsesa de la enseñanza y por ello mismo tiene una virtuosa paciencia con cualquier infante. Suele vérsele siempre con un libro y si, en ocasiones puede tachársele de aburrida o un ratón de bibliotecas del cual se siente orgullosa.
Al ser criada como una huérfana sin abundantes lujos, no esta acostumbrada a estos y se suele sentir incomoda ante situaciones que excedan su estatus social.

Historia

Hija única del matrimonio Lovecraft, quedando huérfana a los cuatro años. Su custodia pasaría a su tio el cual, lamentablemente tres años después fallecería no si antes hacer prometer a su esposa que la criaría como a uno de sus propios hijos, pero Alicia no conocería mas que humillaciones y maltratos por parte de todos en la suntuosa mansión, comenzando a cuestionar la injusticia con la que se le trata y considerársela “rebelde” por parte de su tia la cual decide será enviada a una escuela para niñas. Dicha institución sostenida principalmente por donaciones para educar huérfanas (un convento), administrador por el señor Brocklehurst, convencido de convertir a las niñas en mujeres «resistentes, pacientes y abnegadas», era la forma en que justificaba para él, el hambre y el frío que sufren en el lugar y por lo que suelen hacer pasar a todas las niñas. Sin embargo, la superintendente de la institución, la señorita Lovecraft, es una joven inteligente y amable que procura a todas las pequeñas que ahí viven y aprecia a Alicia de sobremanera, una de las personas que marcan notablemente la vida de Alicia. La vida en el convento se vuelve menos tediosa para Alicia cuando hace amistad con Helen, una pequeña que pronto fallecería de tuberculosis, dejando otra huella imborrable.

Después de sobrevivir a una epidemia de tifus que arrasa con casi todas las alumnas, se introducen mejoras a la calidad de vida del lugar, en el que Alicia llega a pasar ocho años, seis como estudiante y dos como maestra. Al casarse la señorita Lovecraft, a quien Alicia se había acostumbrado a ver como una madre, institutriz y compañera, Alicia siente que nada más la une a aquel convento, así que publica en el periódico un anuncio de sus servicios como institutriz privada recibiendo la propuesta de Madame Dufour, una antigua compañera mucho mayor que ella, quien la pone en contacto con la ama de llaves de uno de los mejores amigos de su esposo. La propuesta es captada al ofrece el cuádruple del salario que Alicia se supone recibe recibía en el convento.

Antes de que Alicia parta, Bessie, su antigua niñera, la visita para despedirse y le cuenta que siete años atrás un tío suyo fue a buscarla, antes de partir hacia el convento-institución. Esa misma semana el cochero de la casa de su tía, de la cual estaba bajo su custodia cuando niña, se presenta para informarle a Alicia que su tía ha sufrido una apoplejía y desea verla. La cercanía de la muerte no ha hecho cambiar a la tía. Es tan sólo el remordimiento el que la ha impulsado a llamarla. Tres años antes ella había recibido una carta de John Lovecraft, tío de Alicia, preguntando por ella para adoptarla, y la señora Reed contestó que Alicia había muerto en la epidemia, incapaz de soportar la idea de verla próspera.

La señora Fairfax, la ama de llaves, le dará una cálida bienvenida, y explicara la situación a grandes rasgos: ella está ahí para ser la institutriz del pequeño hijo de Owen M. Tzavaras, el viudo dueño de la casona y Director del Depto. de Antigüedades Griegas y Romanas en el museo Louvre.

Lo que nadie sabe es que el abogado de su tío John Lovecraft, a estado siguiendo el rastro de Alicia ya que su tío John le a dejado como heredera única de veinte mil libras junto a la gran mancion que le pertenecía junto con todos los vienes dentro del lugar.