AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Red Full Moon ~ Privado [+18]
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Red Full Moon ~ Privado [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Habían pasado un par de días desde que Assur me había pedido buscar una casa donde establecernos y dejar de una vez aquel hotel al que, sin ser huésped, acudía bastantes noches donde me quedaba hasta que el sol se escondiera de nuevo y la luna brillara en el firmamento. Ya le había dicho que a mí me daba exactamente igual el lugar de residencia, cómo fuera o dónde estuviera siempre y cuando él entrara en el pack, y lo único que me había pedido era que tuviera mazmorra. Sonreí de lado sin poder evitarlo ante aquel pensamiento, sabía para qué quería una mazmorra aunque no me lo dijera pero tampoco hacía falta.
Habíamos visto ya un par y recientemente había encontrado una que seguramente fuera la que más le gustara al vampiro porque esta sí que tenía las condiciones que él pedía y por eso mismo le había pedido que acudiera cuando el sol cayera en aquel lugar para que la viera porque sabía que al final se quedaría con esa, no tenía demasiadas dudas al respecto. No estaba justamente en el centro de la ciudad, sino que un poco más tirando hacia las afueras donde estaban el resto de las mansiones, y sabiendo lo que a ese vampiro le gustaba tener todo controlado le gustaría la idea de que no mucha gente pasaba por allí. La mansión era enorme aunque quizás para él no lo fuera tanto ya que vivía en un castillo, pero para mí que no estaba acostumbrada a residencias tan grandes la veía innecesariamente enorme.
Aunque no era precisamente eso lo que más me preocupaba en esos momentos, sabía que íbamos a salir de caza más tarde en ver la mansión y quizás eso me ayudara a distraerme bastante pero… tenía que decírselo a Assur, no quería que volviera a pasar como con lo del consejo aunque esto no fuera tan grave como lo anterior. Sabía que se enfadaría si no se lo decía y al fin y al cabo acabaría por enterarse, así que se lo diría y así no tendría ningún tipo de secreto con él. Sabía lo que haría el vampiro si este se enteraba de que mí Sire había vuelto de nuevo a dar señales, aunque el encuentro había sido algo… frío, porque sabía que en algún momento iba a acercarse, hubo algo que me dejó un poco preocupada y debía de ponerme a investigar qué era lo que estaba tramando. Por supuesto sabía que estaba con el vampiro y eso no le había hecho gracia alguna, según él, él me creó y debía de ser con él con quien estuviera… algo que no iba a aceptar en absoluto.
Mordí mí labio mirando hacia la mansión que se extendía ante mí vista tras la verja esperando a que el vampiro llegara cuando sentí su presencia acercándose, era ya inconfundible no saber que era él, y me giré en su dirección observando cómo se acercaba con una sonrisa ladeada en los labios. ¿Habría alguna vez un día que el vampiro no fuera bien conjuntado y vestido? Desde que lo conocí la primera vez no había ni un solo día que no fuera perfectamente arreglado, y conforme cambiaba el mundo y avanzaba así lo hacía él también en la forma de vestir. Aquel traje le quedaba con un guante y sabía que era hecho a medida, resaltando el negro con el color de su piel y la camisa del color que hacía juego con sus ojos. Me mordí el labio de nuevo mientras él acortaba la distancia que nos separaba y al tenerlo justo delante llevé una de mis manos a su nuca dejando un beso en sus labios como saludo.
-Buenas noches, mí querido demonio –murmuré sobre sus labios observando sus ojos con una sonrisa- Vas muy guapo, ¿tienes una cita con alguien? –Pregunté con un deje de diversión dejando la otra mano en su pecho- Ya pensaba que me ibas a dar plantón –ladeé un poco el rostro y le arreglé las solapas del abrigo que llevaba- He encontrado la casa perfecta que estabas buscando… bueno, no es para nada una casa pero creo que es lo que tenías en mente. Y sí, antes de que preguntes nada esta sí tiene mazmorra para que me puedas castigar cuando sea mala o… para que te castigue yo a ti –mí dedo recorrió su cuello y reí entre dientes. Lo mejor sería que la viera y que decidiera si la quería o no, como ya había dicho a mí me era exactamente igual- pero antes de entrar a verla, Assur –mis ojos se quedaron fijos en los suyos- hay algo que debo contarte –mejor que se enterara por mí ahora y no que se enterara más tarde y pensara cosas que no eran en absoluto. Sabía que no le iba a gustar para nada y que de encontrárselo lo mataría… pero algo me decía que había algo más tras todo aquello que debía de averiguar primero.
Habían pasado un par de días desde que Assur me había pedido buscar una casa donde establecernos y dejar de una vez aquel hotel al que, sin ser huésped, acudía bastantes noches donde me quedaba hasta que el sol se escondiera de nuevo y la luna brillara en el firmamento. Ya le había dicho que a mí me daba exactamente igual el lugar de residencia, cómo fuera o dónde estuviera siempre y cuando él entrara en el pack, y lo único que me había pedido era que tuviera mazmorra. Sonreí de lado sin poder evitarlo ante aquel pensamiento, sabía para qué quería una mazmorra aunque no me lo dijera pero tampoco hacía falta.
Habíamos visto ya un par y recientemente había encontrado una que seguramente fuera la que más le gustara al vampiro porque esta sí que tenía las condiciones que él pedía y por eso mismo le había pedido que acudiera cuando el sol cayera en aquel lugar para que la viera porque sabía que al final se quedaría con esa, no tenía demasiadas dudas al respecto. No estaba justamente en el centro de la ciudad, sino que un poco más tirando hacia las afueras donde estaban el resto de las mansiones, y sabiendo lo que a ese vampiro le gustaba tener todo controlado le gustaría la idea de que no mucha gente pasaba por allí. La mansión era enorme aunque quizás para él no lo fuera tanto ya que vivía en un castillo, pero para mí que no estaba acostumbrada a residencias tan grandes la veía innecesariamente enorme.
Aunque no era precisamente eso lo que más me preocupaba en esos momentos, sabía que íbamos a salir de caza más tarde en ver la mansión y quizás eso me ayudara a distraerme bastante pero… tenía que decírselo a Assur, no quería que volviera a pasar como con lo del consejo aunque esto no fuera tan grave como lo anterior. Sabía que se enfadaría si no se lo decía y al fin y al cabo acabaría por enterarse, así que se lo diría y así no tendría ningún tipo de secreto con él. Sabía lo que haría el vampiro si este se enteraba de que mí Sire había vuelto de nuevo a dar señales, aunque el encuentro había sido algo… frío, porque sabía que en algún momento iba a acercarse, hubo algo que me dejó un poco preocupada y debía de ponerme a investigar qué era lo que estaba tramando. Por supuesto sabía que estaba con el vampiro y eso no le había hecho gracia alguna, según él, él me creó y debía de ser con él con quien estuviera… algo que no iba a aceptar en absoluto.
Mordí mí labio mirando hacia la mansión que se extendía ante mí vista tras la verja esperando a que el vampiro llegara cuando sentí su presencia acercándose, era ya inconfundible no saber que era él, y me giré en su dirección observando cómo se acercaba con una sonrisa ladeada en los labios. ¿Habría alguna vez un día que el vampiro no fuera bien conjuntado y vestido? Desde que lo conocí la primera vez no había ni un solo día que no fuera perfectamente arreglado, y conforme cambiaba el mundo y avanzaba así lo hacía él también en la forma de vestir. Aquel traje le quedaba con un guante y sabía que era hecho a medida, resaltando el negro con el color de su piel y la camisa del color que hacía juego con sus ojos. Me mordí el labio de nuevo mientras él acortaba la distancia que nos separaba y al tenerlo justo delante llevé una de mis manos a su nuca dejando un beso en sus labios como saludo.
-Buenas noches, mí querido demonio –murmuré sobre sus labios observando sus ojos con una sonrisa- Vas muy guapo, ¿tienes una cita con alguien? –Pregunté con un deje de diversión dejando la otra mano en su pecho- Ya pensaba que me ibas a dar plantón –ladeé un poco el rostro y le arreglé las solapas del abrigo que llevaba- He encontrado la casa perfecta que estabas buscando… bueno, no es para nada una casa pero creo que es lo que tenías en mente. Y sí, antes de que preguntes nada esta sí tiene mazmorra para que me puedas castigar cuando sea mala o… para que te castigue yo a ti –mí dedo recorrió su cuello y reí entre dientes. Lo mejor sería que la viera y que decidiera si la quería o no, como ya había dicho a mí me era exactamente igual- pero antes de entrar a verla, Assur –mis ojos se quedaron fijos en los suyos- hay algo que debo contarte –mejor que se enterara por mí ahora y no que se enterara más tarde y pensara cosas que no eran en absoluto. Sabía que no le iba a gustar para nada y que de encontrárselo lo mataría… pero algo me decía que había algo más tras todo aquello que debía de averiguar primero.
Última edición por Sunshine Denveraux el Lun Mayo 15, 2017 12:18 pm, editado 1 vez
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/10/2015
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Re: Red Full Moon ~ Privado [+18]
Sabía que desde que nos había enseñado a nuestros guardaespaldas estos nos habían estado siguiendo en todo momento en los que estábamos sola, o eso es lo que sentía cuando salía alguna vez de noche sin la compañía de Assur. Erlend era un mercenario que tenía una reputación y había oído cosas sobre el vampiro, aunque sí que era cierto que se mantenía a una distancia prudente y no se acercaba demasiado, podía notarlo seguirme allá a donde fuera y hasta el momento no había tenido que intervenir en ningún momento, tan solo me seguía y velaba porque nada me pasara ahora que el consejo nos tenía en el punto de mira. Aunque seguía afirmando que no me gustaba en absoluto, no iba a hacer nada que pudiera ofender, molestar o cabrear a Assur, las cosas estaban bastante claras y como ya le había dicho a Erlend cuando supe que iba a ser mi guardaespaldas; no iba a quedarme encerrada cada noche que no pasaba con Assur.
Así que supuse que le habría informado sobre mi encuentro con Bloondy, esa vampira que me había topado hacía unos cuantos días en una noche de caza, había resultado ser entretenida y quizás quedara con ella alguna vez más, era una vampira bastante peculiar y nos lo habíamos pasado bien esa noche de caza, quizás la próxima vez pudiéramos quedar de una forma más tranquila y preguntarle qué tal le iba con su Sire. También supuse que Erlend le habría informado sobre la fiesta que había organizado una vieja amiga, en la que no pasó absolutamente nada y por la que no tenía nada que preocuparse… o eso es lo que pensaba.
Pero al parecer de ese último detalle no tenía constancia y pude ver con claridad cómo le había cambiado la cara, en la forma en que sus ojos se fijaron en los míos siendo de forma diferente a como me había mirado mientras me alimentaba de aquella joven y que nos recordaba a tiempos pasados ya vividos. Y entonces sus palabras llegaron claras sin yo siquiera haberlas esperado, comenzó diciendo que sabía sobre la vampira, pero que no estaba tranquilo dada a mi condición social y eso me hizo enarcar una ceja sin dejar de mirarle, como si pensara que por acercarme a cualquier mujer significaba que esta me gustaba o pudiera tener algo con ella, nunca había mentido sobre mi condición sexual y él lo sabía de sobra, además, habíamos disfrutado incluso los dos solamente con mujeres… pero aquellos eran juegos que en ese presente distaban mucho de poder realizarse. Me molestó que me acusara de eso, ya le había demostrado que le quería pero al parecer también iba a ser un problema el que me acercara a mujeres.
Aunque su cabreo fue más enfocado hacia la otra parte que él no sabía, sobre aquel vampiro que había conocido en un baile y al que no había vuelto a ver desde entonces, y al que dudaba volver a ver y con quien no había pasado absolutamente nada. Se separó de mí cuerpo cabreado y sin mediar más palabra se fue hacia la joven esclava que había llamado, la alzó sin miramiento ninguno y hundió sus colmillos en el cuello de la joven, bebiendo de forma desmesurada, sin control, con sus ojos rojos fijos en los míos mostrando así el cabreo que llevaba en esos momentos. Me recordó a otros momentos y si no fuera por la situación que estábamos atravesando, me habría excitado ver al vampiro beber de la joven… ahora sabía con sus ojos puestos en mí, que yo podría ser perfectamente ella.
Dejó que su cuerpo cayera inerte sobre las sábanas y ladeó la cabeza sin apartar su mirada de la mía, una mirada que ya conocía demasiado bien y que por aquel tono de ojos supe que la bestia estaba fuera, y no bajo unas cadenas como siempre la tenía. Eran los mismos ojos que había visto un par de veces y que con claridad me avisaban que la bestia ahora campaba libre a sus anchas, y que lo dominaba por completo porque era incapaz de contenerla… y no supe qué iba a pasar en esos momentos, en los que me quedé quieta justo donde me había dejado sin dejar de observarlo. Él se acerca a mí a paso lento hasta quedar cerca de donde yo estaba, y como si sus movimientos se hubieran ralentizado y fueran a cámara lenta… observé con alzaba su mano lentamente y supe que por esa vez no iba a ser capaz de contenerse.
Podría haberme alejado, podría haber intentado huir pero eso no eran opciones que fueran conmigo y me preparé para lo que fuera a suceder en aquella habitación, porque no parecía tener control de sí mismo y llegué a pensar que iba a enfrentarme directamente con su bestia. Pero nada de aquello pasó porque tan rápido como él había alzado su mano una figura se interpuso entre ambos, una figura que conocía y que me había estado siguiendo noche tras noche… y al parecer, me seguía incluso estando con el vampiro. Assur lo atrapó del cuello y como si apenas le costara esfuerzo lo estampó contra la pared, girándose hacia él dejándome en un segundo plano. Mis ojos fueron al vampiro que no sabía que estaba cerca, y pude ver en su mirada que me pedía que me largara… a lo que lentamente negué con la cabeza, si dejaba que su bestia ganara iba a ser peor tanto para mí, como luego para él.
Comenzaron a hablar, o más bien, Assur empezó a hablar exigiendo que por qué no había sido informado sobre aquel baile al que había acudido, cuando su misión era vigilarme. Pero Erlend lejos de achantarse, sonrió alegando que su misión era protegerme y que seguía haciéndolo pues ahora me protegía de él, afirmando que él era mi mayor peligro. Y tan pronto como había aparecido tras decir esas palabras se alejó dejándonos solos de nuevo, se giró hacia mí y volvió a preguntarme con tono exigente quién era él sin acercarse, esta vez retrocediendo notando su respiración errática.
-Assur… -lo llamé pero parecía no escucharme en esos momentos en los que terminó cayendo al suelo hundiendo sus manos en su pelo, como si estuviera vencido, o roto… y me dolía verle así, incluso después de lo que casi llega a pasar si no hubiera intervenido Erlend. No sabía qué más podía decir o hacer para que entendiera que solo me importaba él, que el resto carecía de importancia porque él era mi maldita perdición, y lo quería demasiado, tanto que a veces incluso hasta dolía. Acabé por acercarme a él sin saber qué hacer exactamente, dejándome guiar por algo que me nacía y brotaba del pecho, y acabé arrodillándome frente al vampiro aun sabiendo que quería mantenerse lejos, pero no se lo permití. Alcé su rostro del mentón para que me mirara y acerqué el mío para besarle a riesgo de todo, no me importaba para nada si me apartaba. Un beso lento, dulce en el que quería que notara lo que sentía por él, intentando calmar la bestia de su interior. Poco a poco mis manos fueron separando sus manos de su pelo y las fui bajando hasta ser yo quien acunara su rostro entre mis manos sin dejar de besarle. Me separé dejando que mi aliento diera contra sus labios y me levanté cogiendo sus manos para alzarlo conmigo, teniéndolo de vuelta frente a mí. Mis dedos recorrieron su rostro sin apartar mi mirada de la suya intentando calmarlo con caricias lentas, con mi cercanía, con mi cuerpo… - La vampira –dije dejando que se centrara en mis palabras- está enamorada de su Sire, y aunque no lo estuviera, no haría nada con ella –mis labios rozaron los suyos, si quería una explicación yo no tenía nada que ocultar- el vampiro que conocí en la fiesta, a la que acudí solo por ver a una vieja amiga, me lo presentó esta misma ya que era un invitado de su Sire, quien también es su pareja –mis palabras sonaban seguras y firmes, porque era la verdad- solo nos hicimos compañía, me invitó a un baile al que acepté y charlamos. No hubo nada, no pasó nada… se portó de forma cortés y educada, y no hubo nada más allá, ni un roce, nada… absolutamente nada. No tengo por qué mentirte, no lo necesito. Se llama Hector Lebeau-Fortier, solo sé que es un antiguo y que es Griego, y que como yo ha pasado su larga existencia viajando por el mundo. No hemos quedado para vernos si es lo que puedes pensar, solo nos hicimos compañía en esa fiesta en la que ambos estábamos solos, pero si me lo cruzo de nuevo lo saludaré y si estás conmigo te diré quién es… no tengo nada que esconder –quizás no le gustara que le dijera que había bailado con él, pero no había pasado absolutamente nada- No estoy interesada en ninguna mujer, ni en ningún hombre tampoco… solo me interesas tú y solo te quiero a ti.
Así que supuse que le habría informado sobre mi encuentro con Bloondy, esa vampira que me había topado hacía unos cuantos días en una noche de caza, había resultado ser entretenida y quizás quedara con ella alguna vez más, era una vampira bastante peculiar y nos lo habíamos pasado bien esa noche de caza, quizás la próxima vez pudiéramos quedar de una forma más tranquila y preguntarle qué tal le iba con su Sire. También supuse que Erlend le habría informado sobre la fiesta que había organizado una vieja amiga, en la que no pasó absolutamente nada y por la que no tenía nada que preocuparse… o eso es lo que pensaba.
Pero al parecer de ese último detalle no tenía constancia y pude ver con claridad cómo le había cambiado la cara, en la forma en que sus ojos se fijaron en los míos siendo de forma diferente a como me había mirado mientras me alimentaba de aquella joven y que nos recordaba a tiempos pasados ya vividos. Y entonces sus palabras llegaron claras sin yo siquiera haberlas esperado, comenzó diciendo que sabía sobre la vampira, pero que no estaba tranquilo dada a mi condición social y eso me hizo enarcar una ceja sin dejar de mirarle, como si pensara que por acercarme a cualquier mujer significaba que esta me gustaba o pudiera tener algo con ella, nunca había mentido sobre mi condición sexual y él lo sabía de sobra, además, habíamos disfrutado incluso los dos solamente con mujeres… pero aquellos eran juegos que en ese presente distaban mucho de poder realizarse. Me molestó que me acusara de eso, ya le había demostrado que le quería pero al parecer también iba a ser un problema el que me acercara a mujeres.
Aunque su cabreo fue más enfocado hacia la otra parte que él no sabía, sobre aquel vampiro que había conocido en un baile y al que no había vuelto a ver desde entonces, y al que dudaba volver a ver y con quien no había pasado absolutamente nada. Se separó de mí cuerpo cabreado y sin mediar más palabra se fue hacia la joven esclava que había llamado, la alzó sin miramiento ninguno y hundió sus colmillos en el cuello de la joven, bebiendo de forma desmesurada, sin control, con sus ojos rojos fijos en los míos mostrando así el cabreo que llevaba en esos momentos. Me recordó a otros momentos y si no fuera por la situación que estábamos atravesando, me habría excitado ver al vampiro beber de la joven… ahora sabía con sus ojos puestos en mí, que yo podría ser perfectamente ella.
Dejó que su cuerpo cayera inerte sobre las sábanas y ladeó la cabeza sin apartar su mirada de la mía, una mirada que ya conocía demasiado bien y que por aquel tono de ojos supe que la bestia estaba fuera, y no bajo unas cadenas como siempre la tenía. Eran los mismos ojos que había visto un par de veces y que con claridad me avisaban que la bestia ahora campaba libre a sus anchas, y que lo dominaba por completo porque era incapaz de contenerla… y no supe qué iba a pasar en esos momentos, en los que me quedé quieta justo donde me había dejado sin dejar de observarlo. Él se acerca a mí a paso lento hasta quedar cerca de donde yo estaba, y como si sus movimientos se hubieran ralentizado y fueran a cámara lenta… observé con alzaba su mano lentamente y supe que por esa vez no iba a ser capaz de contenerse.
Podría haberme alejado, podría haber intentado huir pero eso no eran opciones que fueran conmigo y me preparé para lo que fuera a suceder en aquella habitación, porque no parecía tener control de sí mismo y llegué a pensar que iba a enfrentarme directamente con su bestia. Pero nada de aquello pasó porque tan rápido como él había alzado su mano una figura se interpuso entre ambos, una figura que conocía y que me había estado siguiendo noche tras noche… y al parecer, me seguía incluso estando con el vampiro. Assur lo atrapó del cuello y como si apenas le costara esfuerzo lo estampó contra la pared, girándose hacia él dejándome en un segundo plano. Mis ojos fueron al vampiro que no sabía que estaba cerca, y pude ver en su mirada que me pedía que me largara… a lo que lentamente negué con la cabeza, si dejaba que su bestia ganara iba a ser peor tanto para mí, como luego para él.
Comenzaron a hablar, o más bien, Assur empezó a hablar exigiendo que por qué no había sido informado sobre aquel baile al que había acudido, cuando su misión era vigilarme. Pero Erlend lejos de achantarse, sonrió alegando que su misión era protegerme y que seguía haciéndolo pues ahora me protegía de él, afirmando que él era mi mayor peligro. Y tan pronto como había aparecido tras decir esas palabras se alejó dejándonos solos de nuevo, se giró hacia mí y volvió a preguntarme con tono exigente quién era él sin acercarse, esta vez retrocediendo notando su respiración errática.
-Assur… -lo llamé pero parecía no escucharme en esos momentos en los que terminó cayendo al suelo hundiendo sus manos en su pelo, como si estuviera vencido, o roto… y me dolía verle así, incluso después de lo que casi llega a pasar si no hubiera intervenido Erlend. No sabía qué más podía decir o hacer para que entendiera que solo me importaba él, que el resto carecía de importancia porque él era mi maldita perdición, y lo quería demasiado, tanto que a veces incluso hasta dolía. Acabé por acercarme a él sin saber qué hacer exactamente, dejándome guiar por algo que me nacía y brotaba del pecho, y acabé arrodillándome frente al vampiro aun sabiendo que quería mantenerse lejos, pero no se lo permití. Alcé su rostro del mentón para que me mirara y acerqué el mío para besarle a riesgo de todo, no me importaba para nada si me apartaba. Un beso lento, dulce en el que quería que notara lo que sentía por él, intentando calmar la bestia de su interior. Poco a poco mis manos fueron separando sus manos de su pelo y las fui bajando hasta ser yo quien acunara su rostro entre mis manos sin dejar de besarle. Me separé dejando que mi aliento diera contra sus labios y me levanté cogiendo sus manos para alzarlo conmigo, teniéndolo de vuelta frente a mí. Mis dedos recorrieron su rostro sin apartar mi mirada de la suya intentando calmarlo con caricias lentas, con mi cercanía, con mi cuerpo… - La vampira –dije dejando que se centrara en mis palabras- está enamorada de su Sire, y aunque no lo estuviera, no haría nada con ella –mis labios rozaron los suyos, si quería una explicación yo no tenía nada que ocultar- el vampiro que conocí en la fiesta, a la que acudí solo por ver a una vieja amiga, me lo presentó esta misma ya que era un invitado de su Sire, quien también es su pareja –mis palabras sonaban seguras y firmes, porque era la verdad- solo nos hicimos compañía, me invitó a un baile al que acepté y charlamos. No hubo nada, no pasó nada… se portó de forma cortés y educada, y no hubo nada más allá, ni un roce, nada… absolutamente nada. No tengo por qué mentirte, no lo necesito. Se llama Hector Lebeau-Fortier, solo sé que es un antiguo y que es Griego, y que como yo ha pasado su larga existencia viajando por el mundo. No hemos quedado para vernos si es lo que puedes pensar, solo nos hicimos compañía en esa fiesta en la que ambos estábamos solos, pero si me lo cruzo de nuevo lo saludaré y si estás conmigo te diré quién es… no tengo nada que esconder –quizás no le gustara que le dijera que había bailado con él, pero no había pasado absolutamente nada- No estoy interesada en ninguna mujer, ni en ningún hombre tampoco… solo me interesas tú y solo te quiero a ti.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Red Full Moon ~ Privado [+18]
Los pasos de la inmortal retumbaban en mis oídos como si se tratara de un tornado esperando devastar todo a su paso. Apretaba mi cabeza tratando de contener a la bestia, encadenarla y sumergirla en lo mas profundo de mis entrañas para que nunca mas saliera.
Se arrodilló frente a mi, como quien el el atril confiesa sus pecados esperando su penitencia. Cerré los ojos escuchando cada una de sus palabras que gráciles escapaban de sus labios retumbando en mi cabeza.
La vampiresa no parecía entrañar mayor peligro que la de una noche de cacería, había sido informado de esto por el propio Erlend y no como un cuento, si no mas bien como un banal comentario del hambre que paso viendo como las dos se divertían.
Claro que sobre esa tal Hector las cosas no me cuadraban ,primero porque no le conocía de nada, segundo porque al parecer habían bailado y se habían acompañado mutuamente en una noche diferente.
Celos, rabia y descontrol crecían en mi pecho y aunque ella aseguraba que nada significó ese encuentro y que no se repetiría mi desconfianza hacia que no creyera una sola de sus palabras.
Muchas preguntas se agolparon en mi garganta, las hubiera dejado escapar todas, pero eso me hubiera convertido en un ser vulnerable frente a sus ojos. Mi estilo era otro y ahora entendía que esta guerra no la podía ganar solo.
Iba a informarme bien de quien era ese tipo que rondaba lo que era mio y llegada la hora yo mismo le daría caza disfrutando de un encuentro que algo me decía resultaría sangriento y digno de ser contado por los juglares en distintos sitios.
Me daba cuenta de como asediaban a la bestia todos mis enemigos, inquisición, consejo, lobos. Mis dos mujeres parecían no comprender el peligro que sus movimientos podía conllevar hacia si mismas y por ende mi persona.
No me costo mucho comprender que se convertirían en mi perdición tanto como yo en la de ellas.
Era el momento de cerrar filas, hablar con Joe y quizás mover el avispero para que algún Black mas se moviera de su escondrijo.
Sus labios me sentencian a muerte y yo acepte esa condena dándome cuenta que mantenerla a mi lado era imposible.
Cerré los ojos un instante, paladeando su sabor.
-Vístete, vamos a ver a mi hermano y a su ferviente prometida.
Quizás mi frialdad contrastaba con el momento, pero ellas me empujaban al abismo, continuaban haciendo su vida como si nadie acechara la mía.
Besé su mejilla antes de dirigirme hacia el armario para sacar un traje Italiano con tonos azul marino, una camisa clara como el cielo y la corbata.
-¿alguna idea del regalo? -pregunté ladeando la sonrisa -esta claro que el jarrón ya no es una opción -bromeé tratando de esconder mi preocupación.
Se arrodilló frente a mi, como quien el el atril confiesa sus pecados esperando su penitencia. Cerré los ojos escuchando cada una de sus palabras que gráciles escapaban de sus labios retumbando en mi cabeza.
La vampiresa no parecía entrañar mayor peligro que la de una noche de cacería, había sido informado de esto por el propio Erlend y no como un cuento, si no mas bien como un banal comentario del hambre que paso viendo como las dos se divertían.
Claro que sobre esa tal Hector las cosas no me cuadraban ,primero porque no le conocía de nada, segundo porque al parecer habían bailado y se habían acompañado mutuamente en una noche diferente.
Celos, rabia y descontrol crecían en mi pecho y aunque ella aseguraba que nada significó ese encuentro y que no se repetiría mi desconfianza hacia que no creyera una sola de sus palabras.
Muchas preguntas se agolparon en mi garganta, las hubiera dejado escapar todas, pero eso me hubiera convertido en un ser vulnerable frente a sus ojos. Mi estilo era otro y ahora entendía que esta guerra no la podía ganar solo.
Iba a informarme bien de quien era ese tipo que rondaba lo que era mio y llegada la hora yo mismo le daría caza disfrutando de un encuentro que algo me decía resultaría sangriento y digno de ser contado por los juglares en distintos sitios.
Me daba cuenta de como asediaban a la bestia todos mis enemigos, inquisición, consejo, lobos. Mis dos mujeres parecían no comprender el peligro que sus movimientos podía conllevar hacia si mismas y por ende mi persona.
No me costo mucho comprender que se convertirían en mi perdición tanto como yo en la de ellas.
Era el momento de cerrar filas, hablar con Joe y quizás mover el avispero para que algún Black mas se moviera de su escondrijo.
Sus labios me sentencian a muerte y yo acepte esa condena dándome cuenta que mantenerla a mi lado era imposible.
Cerré los ojos un instante, paladeando su sabor.
-Vístete, vamos a ver a mi hermano y a su ferviente prometida.
Quizás mi frialdad contrastaba con el momento, pero ellas me empujaban al abismo, continuaban haciendo su vida como si nadie acechara la mía.
Besé su mejilla antes de dirigirme hacia el armario para sacar un traje Italiano con tonos azul marino, una camisa clara como el cielo y la corbata.
-¿alguna idea del regalo? -pregunté ladeando la sonrisa -esta claro que el jarrón ya no es una opción -bromeé tratando de esconder mi preocupación.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
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