Red Moon ~ Privado

por **Naxel Eblan** Vie Feb 10, 2017 11:59 am

La noche caía de nuevo sobre la ciudad de París, una nueva noche comenzaba y con ella otra cacería a su vez empezaba. Ya lo tenía todo casi dispuesto para poder salir a cazar y, como de costumbre, revisaba todas las armas que iba a utilizar aquella noche. Revisé las dagas de plata que llevaba por si me cruzaba con algún licántropo y que estuvieran afiladas, era importante que todo estuviera en su sitio. Las guardé en las fundas detrás de mis muslos y pasé a revisar otras dagas, algo más pequeñas que las otras y de acero y las guardé también en las fundas a ambos lados de mí muslo.

Pasé a revisar las flechas que utilizaría esa noche, llevaba algunas para licántropos que tenía con plata en la punta de estas para infligir mayor daño posible, y las dejé en el carcaj. También tenía otras que eran más normales y que también estaban bien, por último inspeccioné la ballesta, comprobé las cuerdas que tenía para lanzar y que todo estuviera en orden y, como no, las estacas de madera que solía utilizar para matar a los vampiros. Todo en orden, todo en su sitio. Comencé entonces a vestirme con la ropa negra que solía llevar cuando iba a cazar, las botas negras, los pantalones negros y una camisa también negra… me gustaba camuflarme con la oscuridad y no había mejores ropas que las oscuras para ello.

Comencé a ponerme todo, guardando algunas dagas escondiéndolas detrás bajo mí espalda, las otras dagas, unos pequeños shuriken que había comprado en la armería clandestina, un par de escopetas pequeñas con balas de plata que llevaba, y finalmente, me puse el carcaj a la espalda con la cuerda, cogí la ballesta y salí por la puerta de la cabaña que tenía en el bosque para salir a cazar. Aquella noche iría por las afueras de la ciudad, sabía que muchos seres sobrenaturales se movían por la ciudad y, también, que había muchos cazadores por aquella zona… por lo que ir a las afueras seguro que también tenía su recompensa.

Atravesé el bosque en completo silencio roto únicamente por mis pasos y por el sonido de los animales que vivían por allí, estaba justo al otro lado del río, en medio del bosque, alejada de la ciudad. Era el lugar donde llevaba a mis presas para torturarlas y sacarles información sin que nadie pudiera oír sus gritos… era perfecta porque no había nada más en kilómetros a la redonda. Salí finalmente del bosque y comencé a adentrarme por las afueras de la ciudad, un sitio algo abandonado en el que no había mucha gente, pero sabía que había una pequeña aldea cerca donde vivía gente y que podría ser el foco de atención de algún vampiro.

La ballesta ya estaba lista y preparada y era lo que portaba en las manos, comencé a andar con paso lento observando todo el sito a mí alrededor. No era la primera vez que visitaba aquel lugar, pero sí el primero en que lo hacía como parte de una noche de cacería. Debía de llevar cuidado y vigilar mí espalda como había estado haciendo siempre, había salido un par de veces a cazar con Astrid y no podía dejar que aquello nublara mí juicio… debía de seguir como había estando haciendo hasta ahora. La aldea apenas tenía unos pocos habitantes por lo que sabía que la población de la aldea era pequeña, pero era mejor andarse con precaución.

Unos pasos que retumban con rapidez se aproximan por uno de mis costados y preparo la ballesta para lo que pudiera pasar, había más de uno por como sonaban los pasos. ¿Una pareja de licántropos? ¿Una presa huyendo de un vampiro? No lo sabía pero estaba completamente preparado para lo que pudiera salir. Había un muro que era lo que me cubría y, por mí flanco izquierdo, era por donde notaba y oía las pisadas. Inspiré de forma profunda, concentrándome, y cuando sentí que era el momento adecuado… me asomé apuntando con la ballesta.

Dos gritos se alzaron en la oscuridad de la noche y, por suerte, no llegué a disparar la ballesta sino habría matado a un inocente. Eran dos jóvenes que corrían agarrados de la mano, que ahora me miraban con miedo y temor al verme cargado de aquella manera y apuntándoles con mí ballesta. Gruñí enfadado por aquello porque realmente pensaba que había encontrado a una presa y, sin embargo, era una pareja de adolescentes que correteaban libres por las afueras de la aldea.

-Largaos, si no queréis que dispare de verdad –mis palabras fueron duras y frías, pero quería que se alejaran de nuevo y volvieran a la aldea para que no pudieran distraerme de nuevo, no era precisamente lo que andaba buscando. Suspiré y volví a centrar mis instintos en busca de algún ser sobrenatural al cual cazar, sabía que alguno saldría pronto. La noche no acaba más que empezar.

por **Fiorella Gøσdẅiŋ** Dom Feb 12, 2017 6:36 pm

Una excusa bien planeada de su asistencia a aquella aldea, más no era otro el motivo que el despistar a aquellos que estuvieran tras sus pasos y aun así no conseguiría deshacerse de todos, al menos de la mitad. Los cuerpos en medio de aquel lugar muy cerca de una de las aldeas aledañas a la ciudad parisina, hogar de aquella mujer. Su rostro muestra las marcas de la agitada noche que lleva en el encuentro con un inquisidor y su hermano cazador, aun cuando la han tenido colgada a punto de asesinarla se mantiene como una lady, una dama en su último suspiro.

Dos voces que discuten no tan lejos de ahí entretiene a sus captores y con ello la distracción perfecta para soltarse de las amarras y terminar con la vida de ambos a los que el cuello era lo que sus manos acabó quedando en el suelo como si estuvieran dormidos, y así es como los coloca hasta que sea demasiado tarde para saber la verdad.

Caminó entre el bosque tratando de encontrar a una víctima y lo que encontré fue el bocadillo más delicioso de todos dos bellas damas en medio del paso discutiendo y a las que le fue fácil engañar dejando nuevamente dos cuerpos esta vez aun en peor estado y condición que los hombres y más descubiertos.

Camina cubierta de sangre por los alrededores hasta que una voz la detiene casi enfureciéndola pero al ver que solo es un cazador y dos jovencitos enamorados la tentación se hace más grande, en sigilo acecha a la pareja y las devora con gritos y maldiciones que pegan por los cielos rogando la ayuda necesaria. Pero no está, ha desaparecido ella dejando sus sextos cadáveres de la noche, y esta vez solo en una venganza mal fundada.

—Darling, no deberías amenazar si no vas a cumplir tus palabras—

Aquella pareja no terminó del todo muerta, comienza a levantarse lentamente, moviendo su cuerpo cubierto de sangre sin entender la razón de ello, de estar vivos luego de semejante ataque.

—Ahora sí, ¿será que puedes disparar de verdad, Darling?—

Una carcajada poco digna de una dama pero si de un demonio se hace eco presente en aquella noche donde dos neófitos se levantan con un apetito voraz en miras de un cazador imprudente.

por **Naxel Eblan** Dom Mar 05, 2017 10:13 am

Al final la pareja no había hecho caso de mis advertencias y como resultado de aquello ahora, tras ella, se alzaban como dos neófitos sedientos de sangre mientras la vampira que había aparecido sonreí como si pensara que había triunfado por aquello. La culpa de que se convirtieran en neófitos había sido absolutamente suya, les había advertido que se largaran y sin embargo en su vuelta las había pillado la vampira quien ahora me miraba, con aquel rastro en sus ropas de sangre que dudaba que fueran de aquella pareja. Los ojos de ambos jóvenes ahora carentes de vida están fijos en mí, del mismo color carmesí que necesitan para alimentar, y casi podía oír sus pensamientos ante la idea de que para ellos era el mejor bocado que tenían a la vista. No hacía falta saber que en pocos segundos los iba a tener abalanzados sobre mí mientras ella, a lo lejos, disfrutaba del espectáculo pensando que yo iba a caer bajo dos neófitos recién convertidos.

Sonreí de lado mientras miraba a los dos jóvenes que, ahora siendo siervos y esclavos de la noche se abalanzaban con rapidez hacia donde estaba mostrando sus más que estrenados colmillos. La ballesta apuntó a uno de ellos y silbando tras ser disparaba dio de bruces atravesando el corazón del joven mientras la mujer venía corriendo desesperada hacia mí, mostrando sus colmillos y gritando por una necesidad de sangre que la corroía por dentro. No me daba el tiempo suficiente para armar la ballesta y disparar, así que saqué unas dagas de plata que lancé en su dirección impactando contra su pierna haciendo que cayera al suelo por el golpe, aquello no la mataría pero la ralentizaría y le haría que no pudiera regenerarse del golpe.

Me acerqué cargando ahora sí la ballesta hacia ella y mientras se alzaba de nuevo le di una patada haciendo que cayera de bruces contra el suelo, pisé la daga haciendo que se introdujera más en su carne y apuntando al corazón disparé la estaca que se clavó en su inerte corazón matándola sin haber probado la sensación de la sangre descender por su garganta. Cogí la daga y la guardé en su sitio mirando ahora a la vampira que antes me había desafiado, sin nadie ahora que nos interrumpiera en aquella pelea.

-Ya has visto que me atrevido a disparar, y volveré a hacerlo pero esta vez… será tú pútrido y fétido corazón el que pruebe la estaca hundiéndose en el –estaba preparado y listo para la acción, para eso había salido a cazar aquella noche- No te atrevas a llamarme así de nuevo –gruñí ante la forma en la que me había llamado- ahora ya no tienes a nadie que te sirva como escudo para que intente matarme, ¿me tienes miedo acaso? –Reí entre dientes por aquello y rápido le lancé una de las dagas que impactó contra su hombro- Vamos vampira, o voy a pensar que de verdad me tienes miedo.

por **Fiorella Gøσdẅiŋ** Dom Mar 12, 2017 11:48 pm

Un silbido soltó cruzaba de brazos con su cuerpo tan esbelto como una estatua o muñeca de porcelana o más bien como un demonio observando desde su ínfimo pedestal observando el acontecer de los hechos; incredulidad ante la muerte de sus dos peones por los que no siente pena alguna más solo la pérdida de su tiempo al tomarse la consciencia de la transformación. Aplaudió las palabras del cazador entregándose a él con una sonrisa de autosatisfacción por la bella muestra de habilidades a la que estuvo tentada a alagar cuando una flecha hiere su hombre.

Invadió el dolor a su cuerpo, sus manos tomaron aquello retirando arrojando la sangre al suelo sonriendo de manera perversa con el aun partes de la sangre seca sobre sus finos labios

—Darling, estaba a punto de darte un halago pero me has mostrado que no eres digno de ello, y ya que hablas de miedo me pregunto Darling, ¿cuáles serán tus miedos?—

Chupó sus dedo que se cubrió de su propia sangre observando al hombre alzando sus manos delicadas como si se rindiera, pero solo era la distacción al ver avanzar hacia ella dispuesto a clavar una estaca en su oscuro corazón muerto.

—Todos cometen un error, Darling, yo no necesito un escudo, solo la oscuridad—

Susurró, de la nada dio un paso que la hizo desaparecer delante del cazador asomando por su espalda en el momento en que su mano tomaba la que tenía a ballesta torciéndola entres sus finos dedos, tomó entonces de aquel brazo arrojándolo lejos con la suficiente fuerza que la ballesta terminó entre los dos; un paso para ellos puede verse como miles ante los ojos incautos de los mortales y con ello tomó la ballesta en su mano partiéndola a la mitad arrojándola en pedazos a los pies del cazador. Sacudió sus manos y en su rostro se dibuja la molestia pro la herida ocasionada que comenzaba a desaparecer de una manera intermedia, su mayor enojo era el hecho de haber destruido su vestido.

Soltó una risa al pasar por cerca del cuerpo de la mujer a la que miró con algo de desprecio y una sonrisa.

—Qué cruel, Darling, mataste a una inocente a sangre fría y ella que solo quería jugar contigo y tu cuerpo, imagina lo que hubieses podido obtener de ella—
Levantó al mirada al hombre incorporándose, su rostro no cambió entre la sonrisa y la maldad. Tronó sus dedos así como sus huesos dispuesta a pelear hasta tener a aquel cazador de rodillas a ella suplicando por su vida. Su mente ya trazó el mejor plan; cruzó de brazos en una negación y claro reproche por su actitud sobrada y engreída.

—Darling, no eres nada sin tus armas, no tienes una habilidad más que no sea el uso de esas cosas si no fuera por ellas terminarías con la cabeza rodando por los suelos, que poco hombre resultaste ser eso solo muestra que eres la escoria de los cazadores aquel que no tiene un gran valor Darling, me decepciones, pero ya que haremos justa este encuentro, usaré también mis habilidades, hay una que siempre quise usar en hombres como tú, my Darling—

Sonríe mostrando una amplia hilera de dientes más que todo de sus afilados colmillos así como sus largas y filosas uñas que hicieron un corte profundo en el tronco de uno e los árboles de la zona.

por **Naxel Eblan** Mar Mar 28, 2017 9:09 am

La vampira que había enviado a los neófitos que ella misma había transformado apenas unos minutos ahora yacían muertos en el suelo bajo mí mando, su sed incontrolable de sangre y el nulo que tenían sobre aquella nueva vida había sido lo que les había llevado a su fin, había sido bastante fácil acabar con ellos y en verdad aquella noche esperaba tener una mejor pelea que dos meros neófitos incautos que no habían sino hecho el calentarme un poco y prepararme para la gran batalla que sin duda alguna aquella vampira debía de presentarme ahora que nos habíamos quedado solos.

Gruñí de nuevo ante su insistencia de llamarme de esa forma, odiaba que se refiera a mí de esa forma porque nadie lo hacía ni lo haría nunca, no era nada de ella para que me llamara de esa forma y empezaba a cansarme el que lo hiciera. Enarqué una ceja ante su comentario de que iba a hacerme un halago, ¿iba a halagar cómo había aniquilado a esos neófitos sin problema alguno? No quería sus halagos y no los necesitaba, sabía bien lo que hacía y cómo lo hacía, prueba de ello es que no habían llegado siquiera a rozarme y habían caído muertos sin mucho esfuerzo.

-Mejor me halagas justo cuando vaya a clavarte la estaca en el corazón, o mejor, quédate callada porque tú voz comienza a ser algo pesado y cansado con la forma en la que tienes de dirigirte hacia mí –solté una carcajada sarcástica sin dejar de apuntarla con la ballesta cuando dijo cuáles serían mis miedos- Busca todo lo que quieras vampira, pierde el tiempo en algo que no vas a encontrar nunca mientras yo te voy matando en lo que tú intentas hallar algo. Pero te voy a dar un adelanto: yo no tengo ningún miedo, ni ninguna debilidad –había procurado durante años que así fuera para, precisamente, evitar ese tipo de cosas. Era un muro sólido y gélido que no tenía ningún tipo de relación y cuyo único objetivo era la caza, no había mucho más que oscuridad en mí corazón y no hallaría nada diferente si lo intentaba. Tampoco temía a la muerte, así que no podía hacerme ningún tipo de daño en ese aspecto.

Se había quitado la flecha del hombro y ahora chupaba su sangre, hice una mueca por ello y no dejé de tenerla en el punto de mira dispuesto a dispararle de nuevo en cuanto diera un paso hacia mí o se moviera lo más mínimo. No iba a dejar que sus palabras me afectaran, la que la había condenado había sido ella y, en verdad, me importaba más bien poco si había muerto o no… para mí era un ser de la noche y solo había una solución posible: eliminarla. Que intentara hacerme ver que yo era el causante de su muerto no iba a lograrlo, yo no tenía escrúpulos, no tenía remordimiento algo y nada me hacía arrepentirme ni condenarme por ello. Reí observándola sabiendo qué truco estaba intentando utilizar conmigo, salvo que ella desconocía que no iba a darle resultado.

-Di todo lo que quieras para intentar que me sienta culpable por su muerte, a mí no me importa en absoluto como a ti no te importó beber de ella y sumirla en el mundo de oscuridad en el que vives. Una neófita menos recorriendo las calles de París, y pronto habrá una vampira menos como te dediques más a hablar y a farfullar que presentar batalla, sigo pensando que me tienes miedo pues mucho dices… pero poco haces. –De pronto la vampira dejó de estar delante de mí para estarlo a mí espalda, me giré rápido para intentar dispararle la flecha que ya tenía preparada en la ballesta pero esta con un movimiento rápido me la quitó, me alejó de ella y rompió la ballesta dejando esta destroza a mis pies. Levanté la mirada y sonreí de lado, como el demonio que era, ¿pensaba que iba a asustarme por eso? Aún tenía más ases en la manga escondido, yo siempre salía bien preparado de casa para una batalla y una pelea- No te tengo miedo vampira, usa todo lo que quieras que esté en tú mano… eso no cambiará el resultado de la batalla: conmigo clavándote una estaca en ese pútrido e inerte corazón que tienes en tú pecho –sonreí de lado como el demonio que era, y con sendas dagas en las manos me abalancé sobre ella dispuesto a presentar batalla.

por **Fiorella Gøσdẅiŋ** Vie Mayo 12, 2017 7:33 pm

El sonido de la voz humana era un éxtasis para la mujer sin importar del locutor del que provenga, tanto así que su sonrisa se ensanchó completamente ante la valentía de denostaba el cazador, aquel ego y seguridad de sus habilidades tristes y mundanas contra las de un inmortal que con solo un pestañeo podría provocar la muerte de varios sujetos por sus propias manos. Que atrayente era aquel espécimen.

—¡Oh no, Darling! Si no quiero que sientas nada, ni dolor, ni culpas menos resentimientos ajenos por nimiedades. Tu me entiendes my dear. Solo quiero que veas que a quien mataste fue a una persona, un ser que aun cuando abrazó gentilmente la oscuridad no deja de ser un ser que vive aunque se alimente de otros, pero no es para sentirte mal. Así como tu adoras matar a los míos y cortar cabezas, nosotros adoramos chupar sus cuerpos hasta dejarlos sin gota de sangre, no es un Status Quo, darling—

Se movía por el lugar como si de un salón de baile se tratara, pasos y más pasos acompasados que se guían por el sonar melodioso de su canturreo trágico y tétrico, con esa mirada clara que esboza macabras ideas. De lugar en lugar va saltando, esfumándose y apareciendo en otros. Dando pequeñas pistas hasta desaparecer del campo visual del humano dejando que el eco de su voz será todo lo que se oiga

—¡Oh, my Darling! Porque acabar todo tan rápido. Ustedes los humanos quieren todo tan rápido ¿por qué viven con sus prisas? Cuando esto se puede disfrutar mejor de una manera lenta y pausada, muy dolorosamente lento—

El susurro de su voz se dejó escuchar contra la carcajada que soltó en ese instante hasta que de la nada, apareció frente al cazador a unos veinte pasos, sus ojos se clavaron como un par de dagas sobre los de él esperando hasta que su habilidad de confusión se hizo presente atacando el cuerpo del mortal. Acercándose con mayor tranquilidad hacia este

—Ves, Darling. Es tan aburrido terminar las cosas rápido, además. Aunque tu seguridad me guste debo decirte algo my dear hunter. Todo humano tiene algo de lo cual temer, algo que no desee perder con todas sus fuerzas, personas o cosas y es ahí donde puede terminar devastado en un foso de desesperación ¿Si lo encuentro que pasaría? Sería divertido jugar con esa persona delante de tuyo hasta que le veas morir no crees. Pero no por el momento, primero me deleitaré con algo más sutil—

Sus habilidades hacen contacto con el hombre, sobre todo el de la confusión que se repite una y dos veces contra él cazador atontándolo levemente viendo su cuerpo reaccionar

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