AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La Transformation de l'Essence | Soren |
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La Transformation de l'Essence | Soren |
“Corría, corría más rápido escapando de mi propia sombra, mi cabeza comenzaba a llenarse de aromas e imágenes a medida en que me iba acercando un poco más a la ciudad, bajo la luz de la luna en el firmamento… Seguí corriendo, mientras mi melena de Golden Retriever se movía entre el viento, detrás de mis pasos… “
Me sentía libre, había salido del bosque de Boulogne después de haberme alimentado en forma de Lobo de la carne de un jabalí. Después de unas horas me transformé en perro, para llegar a la ciudad sin dejar otro tipo de rastro. Las luces de la ciudad francesa que me había albergado por tantos años después de haberme separado de mi hermano, comenzaban a vislumbrarse a distancia. Y yo sentía la calidez de un hogar, porque aunque pasaba la mayor parte del tiempo en soledad la ciudad y sus personas me hacían sentir como en un hogar, en donde el residente se mantiene lejos pero sabe que lo tiene todo allí dentro.
Llegué a las alturas Montmartre, observando la ciudad y me encontraba en la Isla de la Cité en donde la avenida principal comenzaba a hacer un efecto de perspectiva desde mi posición, entré en contacto con la sociedad aun en mi forma de mi perro hasta encontrar un buen lugar para pasar un buen rato. Era mi día libre en la biblioteca, pero me vi en la necesidad de volver allí porque en mi vestidor del trabajo estaba toda mi ropa. Al llegar, tomé lo necesario y mi vestimenta fue sencilla, una camisa color crema con vuelos en las mangas y un pequeño escote en v por el cuello también con vuelo, quedando un poco entreabierta, unos pantalones negros y unas botas largas negras, me coloqué un perfume y me peiné mis desordenados cabellos tras haberme convertido en dos animales en una misma noche, aquello era bastante difícil y doloroso pero pude lograrlo. Luego salí por detrás de la biblioteca, ya que se suponía que en mi día libre no tenía por qué andar rondando por allí.
Salí a paso lento y arreglándome un poco el cuello de la camisa, aspiré hondo y respiré el airé de la ciudad como un humano. Aunque prefería estar de humano, mis sentidos simplemente aumentaban naturalmente pero tenía que marcar una línea entre lo humano y lo sobrenatural para poder subsistir en lo mundano. Caminé por las calles, aquella noche parecía estar especialmente luminosa pues seguramente había un evento importante en el centro de la ciudad como para verla tan ornamentado, vi mujeres haciendo el trabajo, colocando adornos, coronas y arreglos florales que preparaban en las afueras del edificio de la ópera Garnier, en el umbral de su entrada. Y fue entonces cuando vi el cartel puesto en donde una obra importante se presentaría allí, con actores de otros países. Me dio algo de curiosidad ver de qué se trataba, pero la verdad es que tenía tanta sed que prefería ir a por un trago esta vez.
Y así fue como llegué a la taberna de la ciudad, que como cada noche de comienzo de fin de semana estaba repleta de bebedores y mujeres de dudosa procedencia y algunas un poco a escondidas, sólo para encontrar algo de liberación y entretención en una ciudad tan llena de prejuicios. Me senté en la barra de la taberna tranquilamente, y me pedí un vaso de whisky para empezar la noche… por suerte, en la posición en dónde me encontraba no habían puestos ocupados así que me encontraba en completa soledad a oscuras y en el rincón, escuchando un poco de música en vivo interpretada por un músico que de seguro provenía de la calle, y cerca de él unas bailarinas que acompañaban la pieza en un espacio entre las mesas, en la parte central de la taberna.
Mi noche era como cualquier otra, escasa de presentimientos que a veces me vienen de tanto en tanto, no buscaba nada aquella noche. Solo quería apagar mi sed, mientras que mi parte animal y humana trataban de mantener su equilibrio dentro de una misma esencia. Observé el ambiente, y habían caras que reconocía, seguramente algunos lectores de la biblioteca y otras que me parecían nuevas. Tampoco es que viviera en París desde hace mucho tiempo, pero llevo unos cuantos años y pareciera que entre las vidas consumadas dentro del lugar, había un rastro de sociedad decadente a la que yo pertenecía, seguramente llegué a pensar en esto debido a mi condición por lo que intenté parecer normal para no despertar sospechas molestosas en algún cazador camuflado dentro de esta taberna. No podía bajar la guardia jamás.
-Otra ronda por favor…- dije al tabernero con mi voz tranquila, mientras en un santiamén me había bebido mi vaso de whisky completo debido a la rapidez de mis pensamientos internos.
Llegué a las alturas Montmartre, observando la ciudad y me encontraba en la Isla de la Cité en donde la avenida principal comenzaba a hacer un efecto de perspectiva desde mi posición, entré en contacto con la sociedad aun en mi forma de mi perro hasta encontrar un buen lugar para pasar un buen rato. Era mi día libre en la biblioteca, pero me vi en la necesidad de volver allí porque en mi vestidor del trabajo estaba toda mi ropa. Al llegar, tomé lo necesario y mi vestimenta fue sencilla, una camisa color crema con vuelos en las mangas y un pequeño escote en v por el cuello también con vuelo, quedando un poco entreabierta, unos pantalones negros y unas botas largas negras, me coloqué un perfume y me peiné mis desordenados cabellos tras haberme convertido en dos animales en una misma noche, aquello era bastante difícil y doloroso pero pude lograrlo. Luego salí por detrás de la biblioteca, ya que se suponía que en mi día libre no tenía por qué andar rondando por allí.
Salí a paso lento y arreglándome un poco el cuello de la camisa, aspiré hondo y respiré el airé de la ciudad como un humano. Aunque prefería estar de humano, mis sentidos simplemente aumentaban naturalmente pero tenía que marcar una línea entre lo humano y lo sobrenatural para poder subsistir en lo mundano. Caminé por las calles, aquella noche parecía estar especialmente luminosa pues seguramente había un evento importante en el centro de la ciudad como para verla tan ornamentado, vi mujeres haciendo el trabajo, colocando adornos, coronas y arreglos florales que preparaban en las afueras del edificio de la ópera Garnier, en el umbral de su entrada. Y fue entonces cuando vi el cartel puesto en donde una obra importante se presentaría allí, con actores de otros países. Me dio algo de curiosidad ver de qué se trataba, pero la verdad es que tenía tanta sed que prefería ir a por un trago esta vez.
Y así fue como llegué a la taberna de la ciudad, que como cada noche de comienzo de fin de semana estaba repleta de bebedores y mujeres de dudosa procedencia y algunas un poco a escondidas, sólo para encontrar algo de liberación y entretención en una ciudad tan llena de prejuicios. Me senté en la barra de la taberna tranquilamente, y me pedí un vaso de whisky para empezar la noche… por suerte, en la posición en dónde me encontraba no habían puestos ocupados así que me encontraba en completa soledad a oscuras y en el rincón, escuchando un poco de música en vivo interpretada por un músico que de seguro provenía de la calle, y cerca de él unas bailarinas que acompañaban la pieza en un espacio entre las mesas, en la parte central de la taberna.
Mi noche era como cualquier otra, escasa de presentimientos que a veces me vienen de tanto en tanto, no buscaba nada aquella noche. Solo quería apagar mi sed, mientras que mi parte animal y humana trataban de mantener su equilibrio dentro de una misma esencia. Observé el ambiente, y habían caras que reconocía, seguramente algunos lectores de la biblioteca y otras que me parecían nuevas. Tampoco es que viviera en París desde hace mucho tiempo, pero llevo unos cuantos años y pareciera que entre las vidas consumadas dentro del lugar, había un rastro de sociedad decadente a la que yo pertenecía, seguramente llegué a pensar en esto debido a mi condición por lo que intenté parecer normal para no despertar sospechas molestosas en algún cazador camuflado dentro de esta taberna. No podía bajar la guardia jamás.
-Otra ronda por favor…- dije al tabernero con mi voz tranquila, mientras en un santiamén me había bebido mi vaso de whisky completo debido a la rapidez de mis pensamientos internos.
Última edición por Martin Nazgul el Miér Mayo 03, 2017 8:05 pm, editado 2 veces
Martin Nazgul- Cambiante Clase Media
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
Soren era un visitante asiduo de la Biblioteca, la visitaba como mínimo unas tres veces a la semana, especialmente ahora que tenia un pupilo a quien estaba comenzando a dar clases sobre historia del arte. Las clases, para ser honesto, no estaban resultando muy bien y tenía la impresión de que el joven se aburría sobremanera cuando comenzaba a hablar de movimientos artísticos de otros tiempos, temía que en cualquier momento recibiera una carta de los padres diciéndole que sus servicios ya no eran requeridos y le cancelaran las clases. Le había pasado antes y le angustiaba pensar que no era un buen maestro.
Aquella noche quería regresar unos libros que había prestado y traerse uno nuevo pues se le vencería pronto el plazo del préstamo y no quería pagar los francos extra por no entregarlos a tiempo, pero se encontró con que la Biblioteca estaba cerrada. Arqueó las cejas sorprendido por la inesperada situación, la biblioteca casi nunca cerraba y se preguntaba si, algo tendría que ver con la actividad que se estaba llevando a cabo en el centro de París, parecía una especie de festival, pero no estaba seguro, pues no había prestado demasiada atención en el camino.
Haciendo un puchero de frustración y aún con los libros en la mano dio media vuelta saliendo por la calle de atrás, entonces vio a un perro de largo pelaje dorado entrando en la Biblioteca por la puerta trasera y se quedó atónito sin poderse creer lo que estaba viendo. ¿Un perro en la biblioteca? Pero si el sitio no permitía animales, que extraño era ver a un perro colándose en la biblioteca. Se quedó de pie desde donde estaba sin saber que hacer ¿Debía decirle a laguien que un perro se había metido en la Biblioteca? Se preguntaba, pero no se le ocurría a quien podía decirle ¿A la policía? o quizás al guardia que siempre cuidaba la entrada, aquello le pareció más lógico, así que regresó por donde venía para buscar al guardia.
El guardia era un hombre un poco gordito y de baja estatura, que siempre parecía estar de buen humor, lo encontró sentado en una vieja silla de madera al lado de la puerta principal y cuando le contó que un perro se había colado en la biblioteca,el hombre rio con una risa sonora como una explosión de trompetas. El hombre le aseguró que era imposible que un perro pudiera abrir la puerta trasera de la biblioteca, pues estaba trancada con llave y además de él sólo el bibliotecario la tenía.
Soren regresó a la parte de atrás con expresión frustrada, dispuesto a demostrarle al guarda (quien se había quedado recostado en su silla) que no se había imaginado el perro y lo que se encontró lo dejó igualmente desconcertado. ¡El bibliotecario salió por la puerta trasera y se fue caminando tranquilamente calle abajo!
Soren le observó alejarse pensando que, quizás el perro le pertenecía al nuevo bibliotecario y si volvía a insistirse al guardia, podría meterle en problemas, después de todo ese muchacho había llegado hacía poco al trabajo y quizás no sabía que las mascotas estaban prohibidas en el recinto. Decidió seguirlo, luego de unos momentos más de dubitación, pues le pareció que sería bueno advertirle que no dejara entrar al perro o tendría problemas con el guardia.
Por unos momentos lo perdió de vista pues se quedó observando los arreglos que habían puesto en la calle, pero volvió a verlo a lo lejos entre la gente cuando entraba en una de las tabernas más populares del área. El Vampiro se apresuró a entrar al sitio y divisó al Bibliotecario en la barra con un vaso de Whiskey.
- Buenas noches Monsieur Nazgul – Le saludó parándose a un lado de él, no había entablado mucha conversación él en el pasado más allá de lo necesario cuando iba a prestar libros así que se presentó – Quizás usted no me recuerde, pero visito la Biblioteca con frecuencia soy Soren Kaarkarogf – Le indicó mientras sostenía los libros de historia del arte entre sus brazos, vestía como siempre un suéter de lana color crema y unos pantalones oscuros un tanto viejos. - Disculpe que lo moleste en su día libre... pero quería indicarle que la Biblioteca no permite entrar mascotas, así que debe tener cuidado con su perro – Se apresuró a agregar – Se que es nuevo en el trabajo y quizás no sepa de esa regla -
Aquella noche quería regresar unos libros que había prestado y traerse uno nuevo pues se le vencería pronto el plazo del préstamo y no quería pagar los francos extra por no entregarlos a tiempo, pero se encontró con que la Biblioteca estaba cerrada. Arqueó las cejas sorprendido por la inesperada situación, la biblioteca casi nunca cerraba y se preguntaba si, algo tendría que ver con la actividad que se estaba llevando a cabo en el centro de París, parecía una especie de festival, pero no estaba seguro, pues no había prestado demasiada atención en el camino.
Haciendo un puchero de frustración y aún con los libros en la mano dio media vuelta saliendo por la calle de atrás, entonces vio a un perro de largo pelaje dorado entrando en la Biblioteca por la puerta trasera y se quedó atónito sin poderse creer lo que estaba viendo. ¿Un perro en la biblioteca? Pero si el sitio no permitía animales, que extraño era ver a un perro colándose en la biblioteca. Se quedó de pie desde donde estaba sin saber que hacer ¿Debía decirle a laguien que un perro se había metido en la Biblioteca? Se preguntaba, pero no se le ocurría a quien podía decirle ¿A la policía? o quizás al guardia que siempre cuidaba la entrada, aquello le pareció más lógico, así que regresó por donde venía para buscar al guardia.
El guardia era un hombre un poco gordito y de baja estatura, que siempre parecía estar de buen humor, lo encontró sentado en una vieja silla de madera al lado de la puerta principal y cuando le contó que un perro se había colado en la biblioteca,el hombre rio con una risa sonora como una explosión de trompetas. El hombre le aseguró que era imposible que un perro pudiera abrir la puerta trasera de la biblioteca, pues estaba trancada con llave y además de él sólo el bibliotecario la tenía.
Soren regresó a la parte de atrás con expresión frustrada, dispuesto a demostrarle al guarda (quien se había quedado recostado en su silla) que no se había imaginado el perro y lo que se encontró lo dejó igualmente desconcertado. ¡El bibliotecario salió por la puerta trasera y se fue caminando tranquilamente calle abajo!
Soren le observó alejarse pensando que, quizás el perro le pertenecía al nuevo bibliotecario y si volvía a insistirse al guardia, podría meterle en problemas, después de todo ese muchacho había llegado hacía poco al trabajo y quizás no sabía que las mascotas estaban prohibidas en el recinto. Decidió seguirlo, luego de unos momentos más de dubitación, pues le pareció que sería bueno advertirle que no dejara entrar al perro o tendría problemas con el guardia.
Por unos momentos lo perdió de vista pues se quedó observando los arreglos que habían puesto en la calle, pero volvió a verlo a lo lejos entre la gente cuando entraba en una de las tabernas más populares del área. El Vampiro se apresuró a entrar al sitio y divisó al Bibliotecario en la barra con un vaso de Whiskey.
- Buenas noches Monsieur Nazgul – Le saludó parándose a un lado de él, no había entablado mucha conversación él en el pasado más allá de lo necesario cuando iba a prestar libros así que se presentó – Quizás usted no me recuerde, pero visito la Biblioteca con frecuencia soy Soren Kaarkarogf – Le indicó mientras sostenía los libros de historia del arte entre sus brazos, vestía como siempre un suéter de lana color crema y unos pantalones oscuros un tanto viejos. - Disculpe que lo moleste en su día libre... pero quería indicarle que la Biblioteca no permite entrar mascotas, así que debe tener cuidado con su perro – Se apresuró a agregar – Se que es nuevo en el trabajo y quizás no sepa de esa regla -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
La frescura del whisky con hielo me mantenía despierto, mientras que la música que resonaba en la taberna dejaba a todos los presentes con bastante alegría. Me reí ligeramente al ver algunos hombres aplaudiendo y demostrando la diversión que se hallaba en sus rostros al estar juntos en un solo lugar, aunque ni siquiera algunos se conocían pero cuando el brebaje, la música y las risas se unen, parece que todos los prejuicios subyacían olvidados y ya no había más distinciones. Yo contemplaba pensativo la escena hasta que de pronto, llegó a mis sentidos una esencia peculiar. Pude divisar que el aura de un vampiro se encontraba en lugar, y comenzaba a acercárseme; yo sobresalté un poco en mi asiento sosteniendo con fuerza mi vaso de whisky mientras lo vi frente a mí.
Algunas imágenes llegaron a mi mente con mi don de la memoria fotográfica, y pues claro el vampiro ha visitado varias veces la biblioteca, lo recuerdo bastante bien y recuerdo también que debía entregar unos libros antes de que le venciera su fecha de préstamo, que se aproximaba. Lo miré directamente, porque aunque me produjo un poco de inquietud su acercamiento solo se dedicó a entregarme un consejo: -… Disculpe… ¿Mi perro? – pregunté suavemente aun sin saber muy bien cómo responderle. Entonces supe enseguida que aquel vampiro vio mi estrategia de apariencia esta misma noche, cuando me dirigí a la biblioteca para conseguir mi ropa humana.
No sabía claramente que hacer, porque aunque había visto al vampiro varias veces por la biblioteca, y no había visto en él algún comportamiento extraño dentro de del recinto, yo seguía siendo alguien desconfiado en sociedad y no podía decirle a cualquiera acerca de mí y de lo que realmente era. Decidí que le seguiría el juego pues claramente la criatura me había visto, y asentí diciendo: -Si… claro gracias por recordármelo… - observé al vampiro y sus detalles, lucía muy joven parecía un universitario cualquiera a primera vista, pero no sabía nada de él ni de quizás cuántos años tendría la criatura. Lo mismo pasaba conmigo, llevaba mis verdaderos años bastante profundos dentro de mí y lucía como cualquier otro joven.
-Por cierto, a usted si lo recuerdo… la verdad es que tengo muy buena memoria para recordar los rostros que pasan por la biblioteca.- comenté con una ligera sonrisa hacia el vampiro intentando cambiar el tema sobre mi transformación de hace apenas unas horas. Tampoco sabía si realmente el vampiro podía deducir quien era yo en realidad, porque si me dijo todo el protocolo acerca de la biblioteca y su reglamento es porque realmente no sabía o no se había percatado nunca de mi condición. Eso me dio una sensación satisfactoria de que podía camuflarme muy bien entre la sociedad. –Por lo que veo, usted también recuerda mi nombre. Es un placer señor.- estiré mi mano ligeramente hacia él para expresarle cortesía.
-Veo que también aun no ha devuelto aquellos libros, pero aún queda tiempo antes de que se los cobren, caballero- aseguré cordialmente al vampiro y mi expresión ahora impoluta y estática, se preguntaba si el vampiro sería de fiar o no, mas no le recibí de mala manera. Al conocer a alguien nuevo, prefería mil veces la cordialidad y amistad, que la bélica enemistad entre sobrenaturales.
Algunas imágenes llegaron a mi mente con mi don de la memoria fotográfica, y pues claro el vampiro ha visitado varias veces la biblioteca, lo recuerdo bastante bien y recuerdo también que debía entregar unos libros antes de que le venciera su fecha de préstamo, que se aproximaba. Lo miré directamente, porque aunque me produjo un poco de inquietud su acercamiento solo se dedicó a entregarme un consejo: -… Disculpe… ¿Mi perro? – pregunté suavemente aun sin saber muy bien cómo responderle. Entonces supe enseguida que aquel vampiro vio mi estrategia de apariencia esta misma noche, cuando me dirigí a la biblioteca para conseguir mi ropa humana.
No sabía claramente que hacer, porque aunque había visto al vampiro varias veces por la biblioteca, y no había visto en él algún comportamiento extraño dentro de del recinto, yo seguía siendo alguien desconfiado en sociedad y no podía decirle a cualquiera acerca de mí y de lo que realmente era. Decidí que le seguiría el juego pues claramente la criatura me había visto, y asentí diciendo: -Si… claro gracias por recordármelo… - observé al vampiro y sus detalles, lucía muy joven parecía un universitario cualquiera a primera vista, pero no sabía nada de él ni de quizás cuántos años tendría la criatura. Lo mismo pasaba conmigo, llevaba mis verdaderos años bastante profundos dentro de mí y lucía como cualquier otro joven.
-Por cierto, a usted si lo recuerdo… la verdad es que tengo muy buena memoria para recordar los rostros que pasan por la biblioteca.- comenté con una ligera sonrisa hacia el vampiro intentando cambiar el tema sobre mi transformación de hace apenas unas horas. Tampoco sabía si realmente el vampiro podía deducir quien era yo en realidad, porque si me dijo todo el protocolo acerca de la biblioteca y su reglamento es porque realmente no sabía o no se había percatado nunca de mi condición. Eso me dio una sensación satisfactoria de que podía camuflarme muy bien entre la sociedad. –Por lo que veo, usted también recuerda mi nombre. Es un placer señor.- estiré mi mano ligeramente hacia él para expresarle cortesía.
-Veo que también aun no ha devuelto aquellos libros, pero aún queda tiempo antes de que se los cobren, caballero- aseguré cordialmente al vampiro y mi expresión ahora impoluta y estática, se preguntaba si el vampiro sería de fiar o no, mas no le recibí de mala manera. Al conocer a alguien nuevo, prefería mil veces la cordialidad y amistad, que la bélica enemistad entre sobrenaturales.
Martin Nazgul- Cambiante Clase Media
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
El bibliotecario parecía saber sobre la regla y se preguntaba si habría dejado guardado al perro dentro de la biblioteca ¿Y si el perro mordía algún libro? No pudo evitar imaginarse a ese perro tan grande mordisqueando los libros y arrancándole las hojas, destruyendo importantes documentos mientras correteaba por entre las estanterías. Quizás lo había dejado amarrado, pero aún así le pareció arriesgado dejar al perro solo en la Biblioteca.
-Yo por el contrario soy terrible recordando rostros... especialmente nombres, pero ya ve, por algún motivo recuerdo el suyo – Respondió, no sonreía porque no solía hacerlo por miedo a revelar sus colmillos por accidente, sin embargo su mirada azul pálida era tranquila - ¿Crée que pueda llevarlos mañana? - Preguntó aunque era más como una confirmación que una pregunta – Me pongo algo nervioso pues suelo perder la noción del tiempo cuando me sumerjo en los libros y temía pasarme la de la fecha -
Tenía que agregar que no contaba con el dinero para pagar por su descuido, pues todo lo que ganaba con las tutorías lo estaba ahorrando celosamente para volver a abrir su tienda de antiguedades.
- Antes de que usted llegara la Biblioteca, estaba la señora Romina – Le explicó – Muy agradable, aunque a la mayoría de la gente no le gustaba su forma de ser tan taciturna – Se encogió de hombros – La señora Romina tenía un gato y un día se le ocurrió llevarlo en una canasta a la biblioteca, y aunque a los visitantes de la misma les dio igual la presencia del minino, al director no le causó gracia... por eso... tenga cuidado con su perro, el guardia parece perezoso, pero tiene ojos de águila para estas cosas y si le pilla con el animal, seguro que se meterá en un buen problema -
-Yo por el contrario soy terrible recordando rostros... especialmente nombres, pero ya ve, por algún motivo recuerdo el suyo – Respondió, no sonreía porque no solía hacerlo por miedo a revelar sus colmillos por accidente, sin embargo su mirada azul pálida era tranquila - ¿Crée que pueda llevarlos mañana? - Preguntó aunque era más como una confirmación que una pregunta – Me pongo algo nervioso pues suelo perder la noción del tiempo cuando me sumerjo en los libros y temía pasarme la de la fecha -
Tenía que agregar que no contaba con el dinero para pagar por su descuido, pues todo lo que ganaba con las tutorías lo estaba ahorrando celosamente para volver a abrir su tienda de antiguedades.
- Antes de que usted llegara la Biblioteca, estaba la señora Romina – Le explicó – Muy agradable, aunque a la mayoría de la gente no le gustaba su forma de ser tan taciturna – Se encogió de hombros – La señora Romina tenía un gato y un día se le ocurrió llevarlo en una canasta a la biblioteca, y aunque a los visitantes de la misma les dio igual la presencia del minino, al director no le causó gracia... por eso... tenga cuidado con su perro, el guardia parece perezoso, pero tiene ojos de águila para estas cosas y si le pilla con el animal, seguro que se meterá en un buen problema -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
No era por maldad, pero aquel vampiro me causaba mucha gracia pues parecía… tan inocente. ¿De verdad no podía percibir quién era, o qué era realmente yo? No podía reírme frente a él, pero para mis adentros era como si me estuvieran recitando una excelente broma. Escuchaba las palabras del vampiro, insistiéndome acerca del peligro de las autoridades de la biblioteca… pero aquellos humanos para mí, no eran ningún peligro pues he experimentado cosas peores, que seres humanos enojados. Me habló acerca de Romina, la bibliotecaria que había antes que yo una mujer que no conocía en absoluto, pues ella no fue la que me enseñó a hacer mi trabajo sino que fue el propio director.
-Entiendo, gracias… Soren- pronuncié su nombre, en una media sonrisa pues seguía dándome gracia la inocencia de aquel ser. –Bueno… gracias por los consejos y no se preocupe todo está bajo control.- dije entonces contemplando al vampiro, y luego de ello volví a tomar un sorbo de mi whisky.
-¿Usted bebe?, ¿Aceptaria mi invitación a un trago?...- dije inseguro, pues la verdad era que tampoco sabía si los vampiros podían beber alcohol, quizás no les producía nada, quizás sí pero sinceramente no tenía mucha idea acerca de los vampiros, más de lo que salía en los libros de mitología en la biblioteca.
Observé nuevamente a mi alrededor y todo signo de dicha y fiesta parecía estar bajando en intensidad, los hombres y mujeres parecían estar absortos en la bebida, alcoholizados y en mi rostro una sonrisa de nostalgia se formaba, pues en la vida de los humanos y quizás en la vida de cualquier criatura, algunas cosas que parecen engrandecer la alegría y los corazones, al mismo tiempo se tornaban tan efímeras de un momento a otro, sin previo aviso. Esto daba una sensación de hastío, y cansancio… Y era sumamente comprensible, en mis años de vida me habían sucedido momentos similares.
Volví mi vista y mi atención hacia el vampiro que se hallaba junto a mí, y observé los libros… todos de arte. Si había algo de lo que me daba cuenta en mi trabajo como bibliotecario, es que cada día crecía más el interés por estos temas, en los ciudadanos de París. Mucha gente acudía a la biblioteca, preguntando por la historia del arte, o de la música… los temas más solicitados eran acerca de materias en donde el alma podía explayarse, o sentir algo en común con lo que decían estos textos; sin mencionar, que otro de los temas que causaba mucha curiosidad en los parisienses era la mitología antigua, y la existencia de los sobrenatural en la tierra.
-Claro que puede entregarlos mañana, no hay problema no ello Monsieur Kaarkarogf- contesté al vampiro tardíamente ante su pregunta, pero me había ensimismado tanto en mis pensamientos acerca de las conclusiones que sacaba, y el contemplar la vida que pasaba dentro de la biblioteca y esperaba que aquel particular compañero nocturno, no se viera incomodado.
-Disculpe si a veces mis silencios tienen larga duración… es la costumbre de trabajar en una biblioteca.- respondí, esbozando una media sonrisa mirando el whiskey en mi vaso, que ya se iba acabando de nuevo, giré un poco el vaso en sí mismo y bebí en un solo tramo.
-Entiendo, gracias… Soren- pronuncié su nombre, en una media sonrisa pues seguía dándome gracia la inocencia de aquel ser. –Bueno… gracias por los consejos y no se preocupe todo está bajo control.- dije entonces contemplando al vampiro, y luego de ello volví a tomar un sorbo de mi whisky.
-¿Usted bebe?, ¿Aceptaria mi invitación a un trago?...- dije inseguro, pues la verdad era que tampoco sabía si los vampiros podían beber alcohol, quizás no les producía nada, quizás sí pero sinceramente no tenía mucha idea acerca de los vampiros, más de lo que salía en los libros de mitología en la biblioteca.
Observé nuevamente a mi alrededor y todo signo de dicha y fiesta parecía estar bajando en intensidad, los hombres y mujeres parecían estar absortos en la bebida, alcoholizados y en mi rostro una sonrisa de nostalgia se formaba, pues en la vida de los humanos y quizás en la vida de cualquier criatura, algunas cosas que parecen engrandecer la alegría y los corazones, al mismo tiempo se tornaban tan efímeras de un momento a otro, sin previo aviso. Esto daba una sensación de hastío, y cansancio… Y era sumamente comprensible, en mis años de vida me habían sucedido momentos similares.
Volví mi vista y mi atención hacia el vampiro que se hallaba junto a mí, y observé los libros… todos de arte. Si había algo de lo que me daba cuenta en mi trabajo como bibliotecario, es que cada día crecía más el interés por estos temas, en los ciudadanos de París. Mucha gente acudía a la biblioteca, preguntando por la historia del arte, o de la música… los temas más solicitados eran acerca de materias en donde el alma podía explayarse, o sentir algo en común con lo que decían estos textos; sin mencionar, que otro de los temas que causaba mucha curiosidad en los parisienses era la mitología antigua, y la existencia de los sobrenatural en la tierra.
-Claro que puede entregarlos mañana, no hay problema no ello Monsieur Kaarkarogf- contesté al vampiro tardíamente ante su pregunta, pero me había ensimismado tanto en mis pensamientos acerca de las conclusiones que sacaba, y el contemplar la vida que pasaba dentro de la biblioteca y esperaba que aquel particular compañero nocturno, no se viera incomodado.
-Disculpe si a veces mis silencios tienen larga duración… es la costumbre de trabajar en una biblioteca.- respondí, esbozando una media sonrisa mirando el whiskey en mi vaso, que ya se iba acabando de nuevo, giré un poco el vaso en sí mismo y bebí en un solo tramo.
Martin Nazgul- Cambiante Clase Media
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
El Bibliotecario le aseguró que tenía bajo control el asunto del perro, así que no siguió insistiendo en el asunto, parecía un hombre tranquilo y cuerdo, no parecía ser el tipo de persona que pusiera en riesgo su trabajo por algún capricho. Entonces le invitó a un trago, el Vampiro se sintió obligado a aceptar, pues si decía que no, podría parecer mal educado o cortante y no quería tener una mala relación con una persona a la que veía constantemente, así que asintió con la cabeza y tomó asiento a su lado en la barra.
-No tengo problema con el silencio – Le respondió mientras colocaba los libros amontonados en la mesa, cuidando de que estuviera limpia y no fuera a mancharlos – A veces es mejor el silencio con una buena compañía ¿No cree? - Le preguntó – Por eso me gusta la biblioteca... el uno de los pocos sitios donde se puede apreciar el silencio en compañía de otros – Le explicó.
El tendero se acercó, un hombre regordete que pasaba los 50, vestido con un delantal blanco manchado por aquí y por allá y con una abundante barba y bigote, a pesar de que en la cabeza le quedaba poco pelo.
-Un café capuchino, por favor – Pidió el Vampiro y el tendero arqueó las cejas dejando soltar una carcajada que sonó como un par de trompetas.
-Hijo, esto es un bar, si quieres algo con leche ve a visitar a tu abuela – Le respondió aún entre risas, los hombres que estaban al lado en la barra a pesar de estar medio borrachos rieron por el chiste – Aquí se toman bebidas de machos – Exclamó uno de los borrachos.
-Un... café Americano expreso enton... - Comenzó a decir el Vampiro pero ante la mirada del tendero, aclaró – Un café muy negro sin azúcar ni leche ni nada por el estilo - El tendero hizo una mueca y se agachó buscando entre las estanterías, mientras tanto el Vampiro (cuyas mejillas se habían sonrojado tomando el color de duraznos maduros) se giró hacía Martín – El café negro... es fuerte, de hecho algunos científicos creen que es tan fuerte como el mismo alcohol, por su alto contenido de cafeína – Se acomodó las gafas avergonzado.
El tendero volvió al rato con una taza con café negro que no parecía tener muy buena pinta.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
Después de un rato, terminé mi última ronda de whisky pues pensaba que ya había sido demasiado el brebaje. Sobresalté, al escuchar la risotada que el viejo tabernero dio en el lugar, al escuchar el pedido de mi acompañante. Me pareció de muy mal gusto su comentario, pues las personas deberían pedir a su antojo y no seguir a lo demás con sus costumbres. No juzgaba a mi compañero vampiro, pero me causaba mucha curiosidad el hecho de que se pidiera una café… ¿Acaso los vampiros podían tomar eso?... A cada minuto que pasaba solo me hacía preguntas que quizás nunca tendrían respuesta y esto sólo me hacía caer en la cuenta de que realmente no tengo ni la más mínima idea acerca de los vampiros y me sentí un poco decepcionado de aquellos libros de la biblioteca que contenían sus mitos y “secretos”. Al parecer, allí sólo salían creencias populares y nada concreto.
Observé detenidamente a Soren, quien con sumo cuidado y algo de vergüenza, aceptaba de buena manera todas las insolencias que el tabernero le hizo, y otro más de los ebrios del lugar. Aquello me sorprendió de sobremanera, los vampiros gozaban de un temperamento muy bélico, en especial cuando estás cerca de ellos. Pero este erudito Soren, parecía como si nada ante un ligero murmullo del viento. Mi mirada se tornó muy satisfactoria, era bastante bueno conocer a estas alturas de mi vida criaturas que no eran tan influenciadas por la violencia, como lo hemos sido todos alguna vez. Dejé mi vaso a un lado, y contemplé a los demás, me sentía en un estado pacifista y muy curioso. No sé si sería por la anestesia del alcohol o por la presencia de Soren, pero vi en sus ojos a un joven solitario y de buenas intenciones, estudioso y algo severo consigo mismo. Mis pensamientos se vieron apoyados tras el pensamiento que el vampiro tenía acerca de mi lugar de trabajo:
-Pues… algunas personas buscan ese silencio cada día, pero en general a la humanidad le hace más gracia el ruido y no puede vivir sin él… es lo que yo llamaría, miedo a estar solos.- dije con voz serena, mientras agachaba un poco la mirada a mis propias manos, que descansaban en la superficie del bar tocándose ligeramente entre sí.
Cuando la reflexión acudía a mí, cierto brillo reflejaba mis ojos y los colores de mis distintas transformaciones se dejaban entre ver. La conversación entre Soren y yo, comenzaba a tomar un rumbo ameno que no encajaba con el ambiente del lugar, pero no me iba a mover de mi asiento sin la necesidad de buscar algo más íntimo en esta conversación, porque la verdad es que era muy malo contando acerca de mí mismo o de mis experiencias, pero agradecía por compartir con el vampiro algo más que un simple brebaje, o un lugar recurrente en común.
-Me gusta el café, su toque amargo en el paladar te da quizás un empujón hacia la propia energía vital, que uno ya posee.- dije sin pensar, que la energía vital para un vampiro es la sangre. Pero Soren, era diferente y seguramente ése no era el primer café que la criatura bebía. Sonreí levemente, tras descubrir su inocente debilidad.
Observé detenidamente a Soren, quien con sumo cuidado y algo de vergüenza, aceptaba de buena manera todas las insolencias que el tabernero le hizo, y otro más de los ebrios del lugar. Aquello me sorprendió de sobremanera, los vampiros gozaban de un temperamento muy bélico, en especial cuando estás cerca de ellos. Pero este erudito Soren, parecía como si nada ante un ligero murmullo del viento. Mi mirada se tornó muy satisfactoria, era bastante bueno conocer a estas alturas de mi vida criaturas que no eran tan influenciadas por la violencia, como lo hemos sido todos alguna vez. Dejé mi vaso a un lado, y contemplé a los demás, me sentía en un estado pacifista y muy curioso. No sé si sería por la anestesia del alcohol o por la presencia de Soren, pero vi en sus ojos a un joven solitario y de buenas intenciones, estudioso y algo severo consigo mismo. Mis pensamientos se vieron apoyados tras el pensamiento que el vampiro tenía acerca de mi lugar de trabajo:
-Pues… algunas personas buscan ese silencio cada día, pero en general a la humanidad le hace más gracia el ruido y no puede vivir sin él… es lo que yo llamaría, miedo a estar solos.- dije con voz serena, mientras agachaba un poco la mirada a mis propias manos, que descansaban en la superficie del bar tocándose ligeramente entre sí.
Cuando la reflexión acudía a mí, cierto brillo reflejaba mis ojos y los colores de mis distintas transformaciones se dejaban entre ver. La conversación entre Soren y yo, comenzaba a tomar un rumbo ameno que no encajaba con el ambiente del lugar, pero no me iba a mover de mi asiento sin la necesidad de buscar algo más íntimo en esta conversación, porque la verdad es que era muy malo contando acerca de mí mismo o de mis experiencias, pero agradecía por compartir con el vampiro algo más que un simple brebaje, o un lugar recurrente en común.
-Me gusta el café, su toque amargo en el paladar te da quizás un empujón hacia la propia energía vital, que uno ya posee.- dije sin pensar, que la energía vital para un vampiro es la sangre. Pero Soren, era diferente y seguramente ése no era el primer café que la criatura bebía. Sonreí levemente, tras descubrir su inocente debilidad.
Martin Nazgul- Cambiante Clase Media
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
Cuando el tabernero le hubo servido el café, otros clientes pidieron más bebidas por lo que le hombre se ocupó en otras cosas y Soren agradeció no ser más el centro de atención, pues odiaba ese tipo de situaciones, siempre le había hecho sentir incómodo cuando llamaba la atención y por eso procuraba pasar desapercibido en cualquier situación o evento social.
-¿En serio? Me dio la impresión que es usted del tipo que toma té – Comentó ya más tranquilo, sus mejillas volvían a tomar un color normal luego de la vergüenza que había pasado – A mi me gusta el café... porqué su olor fuerte siempre me transporta a su lugar de origen – Le explicó, en realidad, como Vampiro todo lo que tomaba (que no fuera sangre) sabía a cenizas, así que no podría disfrutar del sabor del café, sin embargo el olor lo transportaba a los recuerdos que tenía del sabor que había probado cuando era humano – Me gusta imaginarme el país de donde proviene ¿Sabía que cada café huele diferente dependiendo del país? El café del nuevo mundo tiene un distintivo olor dulzón a comparación, por ejemplo del café italiano -
Se quedó unos momentos en silencio observando el vaso que le habían dado, aún sin probarlo podía saber que era un café Francés de mala calidad, pero de igual manera se lo llevó a los labios y bebió un poco sin mostrar ningún cambio en el semblante. Había perfeccionado su expresión por cientos de años para aparentar que bebía o comía como cualquier mortal.
- No había tenido la oportunidad de hablar mucho con usted... pues siempre le veía muy ocupado en la biblioteca – Comenzó a decir y se giró hacía Martín con expresión sincera – Siempre he querido preguntarle que le ha llevado a escoger ese trabajo como Bibliotecario, es un trabajo solitario y aburridor ante los ojos de muchos, así que usted debe de tener un buen motivo ¿Verdad? -
-¿En serio? Me dio la impresión que es usted del tipo que toma té – Comentó ya más tranquilo, sus mejillas volvían a tomar un color normal luego de la vergüenza que había pasado – A mi me gusta el café... porqué su olor fuerte siempre me transporta a su lugar de origen – Le explicó, en realidad, como Vampiro todo lo que tomaba (que no fuera sangre) sabía a cenizas, así que no podría disfrutar del sabor del café, sin embargo el olor lo transportaba a los recuerdos que tenía del sabor que había probado cuando era humano – Me gusta imaginarme el país de donde proviene ¿Sabía que cada café huele diferente dependiendo del país? El café del nuevo mundo tiene un distintivo olor dulzón a comparación, por ejemplo del café italiano -
Se quedó unos momentos en silencio observando el vaso que le habían dado, aún sin probarlo podía saber que era un café Francés de mala calidad, pero de igual manera se lo llevó a los labios y bebió un poco sin mostrar ningún cambio en el semblante. Había perfeccionado su expresión por cientos de años para aparentar que bebía o comía como cualquier mortal.
- No había tenido la oportunidad de hablar mucho con usted... pues siempre le veía muy ocupado en la biblioteca – Comenzó a decir y se giró hacía Martín con expresión sincera – Siempre he querido preguntarle que le ha llevado a escoger ese trabajo como Bibliotecario, es un trabajo solitario y aburridor ante los ojos de muchos, así que usted debe de tener un buen motivo ¿Verdad? -
- OFF ROL:
- (( OFF ROL: El motivo por el cual Soren no sabe que Martin es un cambiaformas es porque, cuando un cambiaformas está en su forma humana, su aura luce como la de un humano común, a diferencia del Vampiro cuya aura siempre es sobrenatural y no puede ocultarla. En cierta forma un cambiaformas en su estado humano, no se diferencia mucho de un humano común. La única diferencia está en el sabor de la sangre ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
El ambiente en la taberna comenzaba a cesar del ruido, esto era muy tranquilizador porque la noche continuaba avanzando y mi esencia parecía por fin equilibrarse en sociedad. Escuchaba a Soren formularme preguntas acerca de mi vida cotidiana, algo que a su vez me hacía reflexionar un poco más allá de todo lo que realmente me importaba… ¿Qué era aquello?, ¿Tendría alguna meta en mis anhelos, realmente? Suspiré de pronto, y el vaso de whisky que descansaba a mi lado permanecía vacío. Le pedí al tabernero un café, para acompañar a Soren en ello.
-Bueno, la verdad es que ambos me gustan el té y el café. Y claro, los aromas al café pueden determinar mucho el lugar de donde provengan aunque sinceramente no he viajado mucho cómo para conocerlos todos.- dije esto, pensando en que eso de viajar -no como un escape, sino como algo más para el relajo-…debería intentarlo algún día aunque a decir verdad, me sentía un poco viejo para llevarlo a cabo.
-Me gusta el café vienés…- opiné de repente, al acordarme de una cafetería en la ciudad a la que yo acudía a menudo y siempre me servía ese café. Observé a Soren y su expresión inamovible, no había entablado una conversación tan larga con un vampiro como la de aquella noche con Soren y esto me hizo sentir satisfecho, porque no el joven no era un muchacho que buscaba pleitos o algo por el estilo. Era muy cómoda su compañía.
Durante un corto lapso de minutos, al oír las ultimas preguntas de mi acompañante, me puse a recordar las razones que me habían llevado a elegir el trabajo de bibliotecario, y la verdad es que yo siempre había sido una persona muy curiosa, por eso es que recordar el principio de mi trabajo me daba un poco de nostalgia, porque en esos momentos me sentía muy solo… y eso era una ironía, ya que tal y como dijo Soren, el trabajo de un bibliotecario siempre es y será muy solitario.
-Solitario…- pronuncié casi como reflexionando una y otra vez en esa palabra que me marcaba como un estigma. -Bueno, la verdad no encuentro que se aburrido trabajar en la biblioteca…. Ciertamente, para alguien que no le gusta leer claro que sí. Pero no es solamente quedarse leyendo detrás de un mesón, tengo muchas obligaciones y el orden es primordial. Sinceramente, si no eres alguien ordenado, puedes llegar a ser realmente un desastre en la biblioteca. Elegí este trabajo porque me da tranquilidad y sin olvidar, el dinero que necesito para mantenerme también.- respondí a Soren luego de un pequeño exhalar en mi respiración, luego continué bebiendo mi taza de café que parecía enfriarse bastante rápido.
Dirigí una mirada semi-sonriente a Soren, observando los libros que traía consigo, nuevamente.
–¿Eres artista o algo parecido?- pregunté con voz suave, mientras que a nuestro alrededor quedaban aquellos que estaban muy pasados de copas, algunos se cayeron al suelo haciendo resonar el inmueble del recinto, otros se reían y algunos agonizaban hablando en no sé cuál idioma, porque parecía más un balbuceo que palabras concretas y yo meneé mi cabeza de un lado a otro, porque sus caras se me hacían conocidas y los veía todas las noches ebrios y me preguntaba yo, cómo no se cansaban de esa vida, que me recordaba a su vez esa vida de ocio que llevaba mi hermano mayor.
-Bueno, la verdad es que ambos me gustan el té y el café. Y claro, los aromas al café pueden determinar mucho el lugar de donde provengan aunque sinceramente no he viajado mucho cómo para conocerlos todos.- dije esto, pensando en que eso de viajar -no como un escape, sino como algo más para el relajo-…debería intentarlo algún día aunque a decir verdad, me sentía un poco viejo para llevarlo a cabo.
-Me gusta el café vienés…- opiné de repente, al acordarme de una cafetería en la ciudad a la que yo acudía a menudo y siempre me servía ese café. Observé a Soren y su expresión inamovible, no había entablado una conversación tan larga con un vampiro como la de aquella noche con Soren y esto me hizo sentir satisfecho, porque no el joven no era un muchacho que buscaba pleitos o algo por el estilo. Era muy cómoda su compañía.
Durante un corto lapso de minutos, al oír las ultimas preguntas de mi acompañante, me puse a recordar las razones que me habían llevado a elegir el trabajo de bibliotecario, y la verdad es que yo siempre había sido una persona muy curiosa, por eso es que recordar el principio de mi trabajo me daba un poco de nostalgia, porque en esos momentos me sentía muy solo… y eso era una ironía, ya que tal y como dijo Soren, el trabajo de un bibliotecario siempre es y será muy solitario.
-Solitario…- pronuncié casi como reflexionando una y otra vez en esa palabra que me marcaba como un estigma. -Bueno, la verdad no encuentro que se aburrido trabajar en la biblioteca…. Ciertamente, para alguien que no le gusta leer claro que sí. Pero no es solamente quedarse leyendo detrás de un mesón, tengo muchas obligaciones y el orden es primordial. Sinceramente, si no eres alguien ordenado, puedes llegar a ser realmente un desastre en la biblioteca. Elegí este trabajo porque me da tranquilidad y sin olvidar, el dinero que necesito para mantenerme también.- respondí a Soren luego de un pequeño exhalar en mi respiración, luego continué bebiendo mi taza de café que parecía enfriarse bastante rápido.
Dirigí una mirada semi-sonriente a Soren, observando los libros que traía consigo, nuevamente.
–¿Eres artista o algo parecido?- pregunté con voz suave, mientras que a nuestro alrededor quedaban aquellos que estaban muy pasados de copas, algunos se cayeron al suelo haciendo resonar el inmueble del recinto, otros se reían y algunos agonizaban hablando en no sé cuál idioma, porque parecía más un balbuceo que palabras concretas y yo meneé mi cabeza de un lado a otro, porque sus caras se me hacían conocidas y los veía todas las noches ebrios y me preguntaba yo, cómo no se cansaban de esa vida, que me recordaba a su vez esa vida de ocio que llevaba mi hermano mayor.
Martin Nazgul- Cambiante Clase Media
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Re: La Transformation de l'Essence | Soren |
- Oh no, no he visitado todos esos lugares personalmente - Se apresuró a aclarar - Especialmente las Americas, sin embargo, el café me permite imaginarme el sitio a través de su olor, aunque claro sería ideal viajar personalmente - No se imaginaba como podría hacer una viaje tan largo por barco siendo Vampiro, como podría engañar a la tripulación para que no descubrieran su identidad, como podría viajar sin ser expuesto al sol por accidente si alguien decidía abrir la ventana de su habitación durante el día... Definitivamente no encontraba posible viajar al nuevo mundo en su condición, lo cual le generaba cierta tristeza.
- Nunca he ido a ese café - Comentó con aire distraído recordando que había visto el anuncio mientras caminaba por la calle alguna vez. Luego le escuchó hablar sobre su trabajo, parecía ser una persona muy ordenada y tranquila, se alegraba de poder conocerlo más afondo, Soren no tenía amigos con quienes hablar de cosas de la vida cotidiana, así que la posibilidad de llegar a tener ese tipo de confianza con Martin le emocionaba, especialmente porque el bibliotecario parecía el tipo de persona que podría llevarse bien con alguien como él.
- Entonces no podría ser bibliotecario - Comentó con una media sonrisa - No me molesta que sea un trabajo solitario... pero no soy para nada ordenado... creo que la biblioteca quedaría hecha un caos si estuviera en mis manos...- Bromeó, aunque estaba siendo honesto, su refugio era un desorden total, con lienzos manchados y libros es cada esquina posible del recinto.
- Oh... no...no me considero artista - Respondió con cierta timidez - En realidad soy profesor... bueno aspiro ser... - Agregó torciendo un poco la boca - Fuí profesor de historia del arte en la Collegue de Frances por un par de años, pero desde que perdí el trabajo, me dedico a hacer tutorías personales - Le explicó desviando la mirada hacía los libros - Me gusta pintar, pero no soy muy bueno... así que no me dedico a ello de manera profesional -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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