A mi voluntad || Neferet Beckett

por **Averno** Miér Mayo 10, 2017 7:08 pm

Viendo más allá.

Sus movimientos nocturnos habían aumentado desde que encontró a esa humana pianista, estaba aún con sus expectativas clavadas en ella, no había decidido aún hacerla suya, reclamarla para su interminable lista de rituales, darle el placer de reposar a futuro entre su colección, la humana sería afortunada dependiendo de sus futuros encuentros, no obstante esta noche no tendría ningún encuentro con ella y tal vez con ninguna otra persona. Había salido en carroza debido a que uno de los productos que había solicitado finalmente habían llegado por mar, los barcos eran tan eficientes como eficientes, podían hacerte viajar sin demasiada limitación a otras porciones de tierra del mundo humano, no obstante eran demasiado lentos y costosos. Averno había pagado una buena cantidad para que esas cajas llegaran, cajas llenas de productos asiáticos, Averno había contemplado la idea de abandonar Europa y hacer una búsqueda por esas tierras, pero antes, deseaba ver un poco de ese mundo, por ello había tratado con comerciantes asiáticos para que le trajeran lo más común de estos lugares, objetos y productos que se usaran de manera cotidiana, nada comestible por su puesto por más imperecedero que pueda ser, a él no le interesaba el alimento humano.

Hubiera pedido la sangre de una mujer asiática virgen en una botella, pero probablemente de haberlo hecho se hubiera acusado como brujo mas que como vampiro, y ninguna de esas opciones resultaban adecuadas para el empresario Gael que no era más que un simple humano ante los ojos de cualquier ser. Cuando el vampiro llegó al puerto tuvo la mala noticia que unas tormentas habían retrasada las embarcaciones y daba fe de que no eran mentiras, estaba lloviendo y las aguas casi que llegaban a escaparse hacia las calles. El vampiro preguntó cuánto tiempo más demorarían en anclar, uno de los hombres le aclaró que sería antes de la salida de los primeros rayos del sol por lo que Averno decidió esperar entonces, si se hacía demasiado tarde entonces abandonaría el puerto en carroza una vez más para llegar a la seguridad de su casa del pantano donde se alejaría de su gran enemigo el astro sol. La mirada del vampiro se fue paseando por los locales cercanos, locales que solamente trabajan de noche suponía él. Finalmente se paró con su bastón de nogal frente al bar de mejor apariencia, incluso ofrecían habitaciones para los viajeros, nada raro teniendo en cuenta que estaban frente a un puerto comercial.

El vampiro ingresó al local notando de frente la apariencia de las personas que ahí estaban, todo tipo de personajes, algunos parecían capitanes de barcos, otros meros miserables ladrones, uno que otro bien vestido. De aquel lugar Averno era el único que vestía de manera impecable y fina como siempre, eso sí, habían damas bien vestidas, pero no presto demasiada atención pues se dirigió de inmediato a una de las mesas que estaban libres. Su mano enguantada de blanco se elevó y una de las muchachas que atendían se acercó a él — Una botella entera del mejor vino que puedan servir aquí — Pronunció simplemente y la muchacha asintió para luego retirarse. No solía pedir “lo mejor que sirvieran aquí”, no tenía la necesidad de visitar lugares que no estuvieran a su altura, pero esta ocasión era especial y este local de clase media para baja era la mejor opción entre las peores que había logrado ver. La ciudad tenía de todo y eso la hacía interesante. Su mirada se paseó por el lugar, analizando rostros y facciones, de entre los seres resaltaban las hembras humanas, una muchacha rubia, otra castaña, una pelirroja. La rubia tenía ojos ansiosos o algo similar al ansia, no lo llegó a descifrar pues la botella llegó y le fue servido el vino, mismo que dejó reposar antes de beber.