AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Borns Of Fire's Steel ~ Privado
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Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Recuerdo del primer mensaje :
Nuestra aventura en las tierras que me vieron nacer y crecer, en esas dunas de fuego, y esos dioses mitológicos que tanto me habían gustado de pequeña llegaba a su fin. Habían sido unas semanas cargadas de mucha tensión y mucha presión en la que nos había pasado de todo… jamás llegué a pensar que lo que comenzó con la búsqueda de una simple reliquia, o lo que yo pensaba que era simple, llegara a resultar digna de las más increíbles aventuras que había tenido en toda mi vida, como si hubiera sido sacado de un libro de aventuras y de fantasía. Porque nadie me habría podido preparar para lo que nos aconteció en aquella tierra, que nos había desembocado en la búsqueda de unos cuadernos que mi madre había escondido y que eran la clave y la pista para descifrar los pergaminos que nos habían llevado a un templo perdido en el desierto, donde tuvimos que atravesar unas pruebas cada cual más complicada que la anterior hasta poder llegar a la reliquia.
No iba a olvidar algunas de las noches que había pasado perdiéndome en sus calles de la mano del vikingo, o el momento en el que mi madre había aparecido resultando que no estaba muerta como Lakme me había dicho en su momento. O la noche en la que me había comprometido… cierto, tan cierto como que lleva la prueba de ello en mi dedo observando el anillo, esa joya familiar que había marcado esa noche para siempre. No lo había pedido de la forma más convencional, o siquiera había dicho palabra alguna pero el gesto había bastado para darme cuenta de lo que me estaba pidiendo. Aún no me hacía del todo a la idea, pero me gustaba enormemente cuando decía que era su prometida y la forma que tenía de pronunciarlo, con ese deje nórdico que le caracterizaba y que me gustaba.
Salimos de Egipto con la promesa firme y férrea de volver algún día con él pero esa vez sin pergamino, sin papiros, sin reliquia y sin nadie que nos estuviera siguiendo y que quería matarnos para conseguir una reliquia. Sino para enseñarle mi cultura y sus tradiciones, disfrutando, con calma, así como yo había prometido visitar su tierra en algún momento. Ambos formábamos parte de diferentes culturas y eso lo respetábamos, y sabía que a él le gustaba la idea de que quisiera conocer la suya tanto como a mí me gustaba que quisiera conocer la mía sin ninguna misión de por medio. La semana que duró el viaje de vuelta a París lo pasé dividiendo mi tiempo entre ambos, por el día estaba más con el vikingo disfrutando de esos días y de esos momentos de paz, llenas de caricias, de risas, de besos donde todo era demasiado idílico, pero cierto al fin y al cabo. Éramos como una pareja de enamorados estando juntos todo lo que podíamos, y disfruté de esos momentos. Mientras que por la noche e incluso antes de que esta llegara la pasaba con mi madre hablando y poniéndonos al día de todos esos años que nos habíamos perdido, pero al final siempre acababa en la cama del vikingo durmiendo junto a él.
Ambos eran importantes para mí; uno había entrado de lleno en mi vida y a una la había recuperado después de tanto tiempo. Me gustaba que se llevaran bien y me quitaba un peso de encima, se gastaban bromas, a veces incluso me hacían rabiar compinchándose a posta, y la travesía había pasado sin mayor incidente alguno. Mi madre nos había contado todo lo que sabía sobre la Orden que la había tenido trabajando para ella, dándonos toda la información que podía y sabía, y se notaba que quería ayudarlo a recuperar la otra mitad de la reliquia. Sabía que al vikingo le preocupaba, sabía también que en su cabecita estaba ideando algún plan para intentar dejarme al margen… pero no lo iba a conseguir. Los momentos de paz y de tranquilidad se habían acabado, en cuanto llegáramos a París la búsqueda comenzaría de nuevo. También sabía que le preocupaba cómo íbamos a hacer las cosas, y muchas veces me encontraba preguntándome si iba a ser justo para él, debíamos de encontrar una manera que pudiera ser beneficiosa para ambos, porque no podía permitir que se separara de su familia... yo había pasado por eso y no quería que nadie lo sufriera, mucho menos él.
Llegamos tras una semana por fin casi ya de noche y lo agradecí porque si no mi madre no hubiera podido bajar del barco por los rayos del sol, la idea era que mientras pudiera buscar algo se quedaría a vivir en casa conmigo, arriba tenía una habitación sin ocupar para ella donde podría quedarse hasta que decidiera visitar a mí padre y solucionar lo que tenían, lo que me recordaba que en algún momento tendría que presentarle al vikingo y no estaba convencida de que le gustara saber que me había prometido, pero sabía que se alegraría por mí y por verme feliz. Así que una vez bajamos del barco pusimos rumbo a casa para descansar del viaje, aunque antes hice una pequeña parada para ir a por mi perra a quien había echado mucho de menos en el viaje acostumbrada a estar todos los días con ella.
Me encantaban las muestras de felicidad que daban los animales, había sido verme y volverse loca subiendo sobre mí para darme “besos” mientras yo me reía al ver su actitud, incluso había reconocido al vikingo y se había subido sobre él como muestra de alegría y así pusimos rumbo hasta llegar de nuevo a casa con Isis con nosotros quien se mostraba feliz por estar de vuelta con ella. Cuando llegamos a casa dejé las maletas en la entrada y le enseñé la parte de arriba a mi madre donde estaba la habitación haciéndole una seña al vikingo diciéndole que ahora bajaba. Sabía que de noche ella estaba más activa y que seguramente saldría a cazar porque en el viaje eso había sido un poco difícil para ella y no le había preguntado cómo lo había hecho para alimentarse.
Bajé para encontrarme de nuevo con el vikingo quien estaba en el salón sentado en el sofá jugando con Isis y me acerqué para sentarme a su lado.
-De vuelta en casa –dije apoyando la cabeza en su hombro viendo como jugaba con mi perra, riéndome por como la hacía enfadar pero no lo conseguía porque era una perra demasiado buena, decidí que era hora de hacer algo rápido para cenar disfrutando de lo poco que quedaba de ese día- Voy a preparar algo para cenar, ahora vengo –me levanté no sin antes dejar un beso en sus labios y me fui a la cocina volviendo al poco rato con algo para los dos, sentándonos en la mesa disfrutando de la cena entre risas- mira lo contenta que está –dije viendo a mi perra revolcándose en su cama, como si estuviera feliz por haber vuelto a casa y me reí de ello. Terminé de cenar y me acerqué al vikingo sentándome de lado en sus piernas, buscando sus labios para fundirnos en un beso rodeando su cuello con uno de mis brazos- Oye Ubbe, ¿te suena de algo ese sofá? –Pregunté con una sonrisa divertida dejando un mordisco en su barbilla mientras sus ojos se fijaban en dicho sofá- ¿No fue ahí donde dormiste la primera noche? –Reí levemente subiendo al lóbulo de su oreja donde dejé un pequeño mordisco- ¿Lo has echado de menos, quieres volver a dormir ahí? –Pregunté con diversión sabiendo de sobra que no iba a querer dormir ahí. Mis labios recorrieron su mandíbula hasta quedarse justo sobre sus labios- puedo invitarte a dormir en mi cama –murmuré sobre estos alzando mis ojos para mirarlo con diversión, antes de morder y tirar de su labio inferior y sonreírle- Es más grande, más cómoda… y encima contarás con mí compañía, un cambio bastante considerable ¿no crees? –dejé un breve beso en sus labios sin apartarme de cómo estaba.
Nuestra aventura en las tierras que me vieron nacer y crecer, en esas dunas de fuego, y esos dioses mitológicos que tanto me habían gustado de pequeña llegaba a su fin. Habían sido unas semanas cargadas de mucha tensión y mucha presión en la que nos había pasado de todo… jamás llegué a pensar que lo que comenzó con la búsqueda de una simple reliquia, o lo que yo pensaba que era simple, llegara a resultar digna de las más increíbles aventuras que había tenido en toda mi vida, como si hubiera sido sacado de un libro de aventuras y de fantasía. Porque nadie me habría podido preparar para lo que nos aconteció en aquella tierra, que nos había desembocado en la búsqueda de unos cuadernos que mi madre había escondido y que eran la clave y la pista para descifrar los pergaminos que nos habían llevado a un templo perdido en el desierto, donde tuvimos que atravesar unas pruebas cada cual más complicada que la anterior hasta poder llegar a la reliquia.
No iba a olvidar algunas de las noches que había pasado perdiéndome en sus calles de la mano del vikingo, o el momento en el que mi madre había aparecido resultando que no estaba muerta como Lakme me había dicho en su momento. O la noche en la que me había comprometido… cierto, tan cierto como que lleva la prueba de ello en mi dedo observando el anillo, esa joya familiar que había marcado esa noche para siempre. No lo había pedido de la forma más convencional, o siquiera había dicho palabra alguna pero el gesto había bastado para darme cuenta de lo que me estaba pidiendo. Aún no me hacía del todo a la idea, pero me gustaba enormemente cuando decía que era su prometida y la forma que tenía de pronunciarlo, con ese deje nórdico que le caracterizaba y que me gustaba.
Salimos de Egipto con la promesa firme y férrea de volver algún día con él pero esa vez sin pergamino, sin papiros, sin reliquia y sin nadie que nos estuviera siguiendo y que quería matarnos para conseguir una reliquia. Sino para enseñarle mi cultura y sus tradiciones, disfrutando, con calma, así como yo había prometido visitar su tierra en algún momento. Ambos formábamos parte de diferentes culturas y eso lo respetábamos, y sabía que a él le gustaba la idea de que quisiera conocer la suya tanto como a mí me gustaba que quisiera conocer la mía sin ninguna misión de por medio. La semana que duró el viaje de vuelta a París lo pasé dividiendo mi tiempo entre ambos, por el día estaba más con el vikingo disfrutando de esos días y de esos momentos de paz, llenas de caricias, de risas, de besos donde todo era demasiado idílico, pero cierto al fin y al cabo. Éramos como una pareja de enamorados estando juntos todo lo que podíamos, y disfruté de esos momentos. Mientras que por la noche e incluso antes de que esta llegara la pasaba con mi madre hablando y poniéndonos al día de todos esos años que nos habíamos perdido, pero al final siempre acababa en la cama del vikingo durmiendo junto a él.
Ambos eran importantes para mí; uno había entrado de lleno en mi vida y a una la había recuperado después de tanto tiempo. Me gustaba que se llevaran bien y me quitaba un peso de encima, se gastaban bromas, a veces incluso me hacían rabiar compinchándose a posta, y la travesía había pasado sin mayor incidente alguno. Mi madre nos había contado todo lo que sabía sobre la Orden que la había tenido trabajando para ella, dándonos toda la información que podía y sabía, y se notaba que quería ayudarlo a recuperar la otra mitad de la reliquia. Sabía que al vikingo le preocupaba, sabía también que en su cabecita estaba ideando algún plan para intentar dejarme al margen… pero no lo iba a conseguir. Los momentos de paz y de tranquilidad se habían acabado, en cuanto llegáramos a París la búsqueda comenzaría de nuevo. También sabía que le preocupaba cómo íbamos a hacer las cosas, y muchas veces me encontraba preguntándome si iba a ser justo para él, debíamos de encontrar una manera que pudiera ser beneficiosa para ambos, porque no podía permitir que se separara de su familia... yo había pasado por eso y no quería que nadie lo sufriera, mucho menos él.
Llegamos tras una semana por fin casi ya de noche y lo agradecí porque si no mi madre no hubiera podido bajar del barco por los rayos del sol, la idea era que mientras pudiera buscar algo se quedaría a vivir en casa conmigo, arriba tenía una habitación sin ocupar para ella donde podría quedarse hasta que decidiera visitar a mí padre y solucionar lo que tenían, lo que me recordaba que en algún momento tendría que presentarle al vikingo y no estaba convencida de que le gustara saber que me había prometido, pero sabía que se alegraría por mí y por verme feliz. Así que una vez bajamos del barco pusimos rumbo a casa para descansar del viaje, aunque antes hice una pequeña parada para ir a por mi perra a quien había echado mucho de menos en el viaje acostumbrada a estar todos los días con ella.
Me encantaban las muestras de felicidad que daban los animales, había sido verme y volverse loca subiendo sobre mí para darme “besos” mientras yo me reía al ver su actitud, incluso había reconocido al vikingo y se había subido sobre él como muestra de alegría y así pusimos rumbo hasta llegar de nuevo a casa con Isis con nosotros quien se mostraba feliz por estar de vuelta con ella. Cuando llegamos a casa dejé las maletas en la entrada y le enseñé la parte de arriba a mi madre donde estaba la habitación haciéndole una seña al vikingo diciéndole que ahora bajaba. Sabía que de noche ella estaba más activa y que seguramente saldría a cazar porque en el viaje eso había sido un poco difícil para ella y no le había preguntado cómo lo había hecho para alimentarse.
Bajé para encontrarme de nuevo con el vikingo quien estaba en el salón sentado en el sofá jugando con Isis y me acerqué para sentarme a su lado.
-De vuelta en casa –dije apoyando la cabeza en su hombro viendo como jugaba con mi perra, riéndome por como la hacía enfadar pero no lo conseguía porque era una perra demasiado buena, decidí que era hora de hacer algo rápido para cenar disfrutando de lo poco que quedaba de ese día- Voy a preparar algo para cenar, ahora vengo –me levanté no sin antes dejar un beso en sus labios y me fui a la cocina volviendo al poco rato con algo para los dos, sentándonos en la mesa disfrutando de la cena entre risas- mira lo contenta que está –dije viendo a mi perra revolcándose en su cama, como si estuviera feliz por haber vuelto a casa y me reí de ello. Terminé de cenar y me acerqué al vikingo sentándome de lado en sus piernas, buscando sus labios para fundirnos en un beso rodeando su cuello con uno de mis brazos- Oye Ubbe, ¿te suena de algo ese sofá? –Pregunté con una sonrisa divertida dejando un mordisco en su barbilla mientras sus ojos se fijaban en dicho sofá- ¿No fue ahí donde dormiste la primera noche? –Reí levemente subiendo al lóbulo de su oreja donde dejé un pequeño mordisco- ¿Lo has echado de menos, quieres volver a dormir ahí? –Pregunté con diversión sabiendo de sobra que no iba a querer dormir ahí. Mis labios recorrieron su mandíbula hasta quedarse justo sobre sus labios- puedo invitarte a dormir en mi cama –murmuré sobre estos alzando mis ojos para mirarlo con diversión, antes de morder y tirar de su labio inferior y sonreírle- Es más grande, más cómoda… y encima contarás con mí compañía, un cambio bastante considerable ¿no crees? –dejé un breve beso en sus labios sin apartarme de cómo estaba.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Me reía divertida observando las formas de ser que eran los unos con los otros, viendo lo bien que se llevaban, cómo había cambiado la actitud de Ubbe desde que había visto a sus hermanos y lo bien que le estaba haciendo aquella inesperada sorpresa. Por un momento, mientras los miraba a los tres mientras Synnove era la que los ponía firmes para que dejaran de pelearse, o sería ella quien los parara, no pude evitar sentir algo de envidia ante todo aquello. Una envidia sana, por supuesto, al verlos a los tres juntos, saber que habían crecido unidos haciendo la pina que eran ahora, junto a sus padres… lancé un suspiro al pensar que me hubiera gustado tener algo así también , crecer junto a mis padres y quién sabe quizás hasta hubiera tenido algún hermano o alguna hermana. Pero eso eran cosas que jamás llegaría a saber y no quería pensar en ello, por lo que me obligué a dejar de pensar en ello para centrarme en lo que nos ocupaba.
Me reí de la respuesta de Synnove y miré al vikingo enarcando una ceja por sus palabras negando levemente con la cabeza para ver, con diversión, como le lanzaban el pan haciendo que me riera por ello. Pero las risas quedaron en un segundo plano cuando él terminó de relatar lo que había pensado, entendía por qué no les dio más detalles de quién se había llevado la reliquia y no hice comentario alguno, sintiendo ahora que mordía mi hombro y dejaba una caricia con su lengua que me hizo mirarlo con una sonrisa ladeada. Les contó lo poco que habíamos averiguado sobre la Orden de la que nos había hablado mi madre y pude ver las caras tanto de Synnove como de Hakon, sobre todo la de Synnove que parecía algo más desanimada al saber que no teníamos la reliquia que podría ayudar a Niels.
Dejé que tirara de mi cintura para sentarme sobre su regazo y rodeé su cuello con mi brazo bebiendo de la jarra que tenía y que dejé sobre la mesa, mis dedos se enredaron en su pelo mientras escuchaba el plan a seguir, yo no sabía sobre estrategias ni cosas de guerra, yo solo podría ofrecerles algo de ayuda si encontraba información sobre la Orden, quizás no era tan mala idea bajar a los archivos que tenía la biblioteca y ver si encontrábamos algo. Sonreí de lado dándome cuenta de lo diferentes que eran cada uno, aunque los mellizos por ser tales se parecían bastante en la forma de ser, sin embargo daba la sensación de que Hakon era mucho más tranquilo como si fuera la voz de la razón. Lo miré cuando consoló al vikingo sobre la pérdida de la reliquia.
-Hakon, me da la sensación de que de los tres tú eres el más tranquilo y el que ha sido un poco la voz de la razón de estos dos, ¿me equivoco? No sé por qué, pero te veo lidiando con ellos dos para intentar hacerles entrar en razón en varias ocasiones –Pregunté fijándome en él con una leve sonrisa, notando el leve azote que me dio el vikingo y que me hizo reírme para mirarlo a los ojos con diversión- ¿Qué? No se puede decir que tú seas la voz de la razón precisamente, pero no te preocupes… que para eso ya estoy yo –le di unos golpecitos en la cabeza, como si quisiera darle ánimos, y me reí ante su mirada antes de bajar mi rostro y buscar sus labios con los míos, notando el sabor a hidromiel en ellos. Me separé mientras ahora explicaba sobre la Orden y con la daga dibujaba en la mesa el símbolo que habíamos estado buscando por horas, apoyando mi rostro en su cabeza deslizando mis dedos por su nuca. Podía notar la mirada de Synnove sobre nosotros mientras él dibujaba y mis ojos fueron hacia ella, quizás la extrañaba vernos de esa forma y no me sorprendía que lo hiciera de ser ella yo también estaría igual. Fue entonces cuando ambos hermanos se fijaron en el símbolo dibujado, desde donde estaba era como si por un momento me hubiera quedado en un segundo plano dejándoles que miraran el símbolo. Hubo algo que no me pasó desapercibido, y fue la manera en la que su hermano miraba el emblema y la manera en que su hermana miraba a su hermano, algo que me hizo enarcar una ceja pero que no hice mención alguna en absoluto. Cuando dijeron que se unían a la búsqueda y que debíamos de separarnos por equipos reí entre dientes al mencionar su hermana que formábamos buen equipo- Sí, yo aporto la inteligencia y él aporta la fuerza. Un tándem perfecto –reí divertida por ello para luego ver como el ambiente se iba amenizando, las jarras de hidromiel iban y venían sobre todo por parte de ellos, porque yo bebía mucho más lenta y si tenía que beber a su ritmo ya habría caído.
Ahora que los tenía allí a los dos no pude evitar preguntarles sobre que me contaran algunas anécdotas de su infancia, ya que el vikingo no me había contado muchas, y contaron algunas bastante graciosas para saciar mi curiosidad y que me hicieron reír divertida... habría que haber visto a esos tres de pequeños y la guerra que le darían a su madre. Dejé la jarra vacía para llenarla de nuevo y debía de controlarme un poco, ya estaba a punto de pasar mí límite y seguramente pronto tuviera ese puntillo que solía pillar cuando bebía. Mientras seguíamos hablando y riendo sentí que el vikingo llevaba su rostro a mi cuello y dejaba un mordisco que me hizo morder los labios, para luego notar como una de sus manos se colaba por el vestido y su mano subía en una caricia ardiente por mi pierna, pude disimular sonriendo con lo que sus hermanos me contaban mientras volvían a rellenarse la jarra, momento que aproveché para mirar al vikingo en modo de advertencia, con el ceño fruncido levemente notando que no paraba de subir ahora por el muslo, por suerte ellos no podían ver nada que fuera más bajo de mi cintura… pero tampoco era plan de dejarlo seguir, sabiendo sus intenciones.
-Ubbe… -pedí en tono bajo para que solo él me oyera, con esa sonrisa ladeada que portaba en sus labios sabiendo perfectamente lo que me provocaba, me mordí el labio con fuerza y fui salvada cuando Hakon retó al vikingo a jugar a la diana, me bajó de su regazo y se levantó para dirigirse con él hacia donde estaban. Synnove me tendió un pañuelo para tapar los ojos del vikingo y… vi mi oportunidad perfecta. Tapé los ojos con el trozo de tela al vikingo y mordí su oreja de forma provocadora, lamiendo el contorno de esta y dejando un beso justo en la nuca- Tú sigue mi voz vikingo y olvídate de lo demás –le hice un gesto a Synnove para que me acompañara para coger las jarras que les íbamos a dar de beber antes de comenzar a jugar, y en tono bajo para que solo me oyera ella le sonreí con malicia- que no te extrañe si oriento mal a tú hermano, antes me intentó enseñar a lanzar con el arco y el muy maldito se rió más que otra cosa que enseñarme… creo que se la voy a devolver. Sé que no le gusta perder, así que haré como que ha sido cosa suya por el alcohol para que vea lo que se siente… –reí entre dientes, divertida con lo que tenía pensado llevar en mente y cogí la jarra que dejé en sus manos- Muy bien, a la de tres bebéis el contenido de la jarra, os giramos y entonces empieza el juego –miré a Synnove con una sonrisa divertida en mis labios y al llegar a tres contando juntas los dos bebieron de sus jarras deprisa, los giramos y entonces empezamos a guiarlos para que dispararan. Mi intención era que no diera en el centro de la diana como seguramente haría Synnove guiando a Hakon, sino que más bien fallara a la hora de apuntar y se quedara por fuera. Me tuve que morder la labio varias veces para no reír y controlar el tono de mi voz para que no notara que lo hacía aposta pero fue realmente divertido hacer que fallara y me cobré esa magnífica venganza que me habían puesto en bandeja, bebiendo de la jarra comenzando a pillar ya el puntillo, y no pude evita estallar en carcajadas cuando al finalizar claramente su hermano le había ganado y el vikingo me miraba como pidiendo explicaciones, a lo que me encogí de hombros- Yo te he dirigido bien. Felicidades Hakon, has ganado esta ronda –apunté con una sonrisilla divertida.
Me reí de la respuesta de Synnove y miré al vikingo enarcando una ceja por sus palabras negando levemente con la cabeza para ver, con diversión, como le lanzaban el pan haciendo que me riera por ello. Pero las risas quedaron en un segundo plano cuando él terminó de relatar lo que había pensado, entendía por qué no les dio más detalles de quién se había llevado la reliquia y no hice comentario alguno, sintiendo ahora que mordía mi hombro y dejaba una caricia con su lengua que me hizo mirarlo con una sonrisa ladeada. Les contó lo poco que habíamos averiguado sobre la Orden de la que nos había hablado mi madre y pude ver las caras tanto de Synnove como de Hakon, sobre todo la de Synnove que parecía algo más desanimada al saber que no teníamos la reliquia que podría ayudar a Niels.
Dejé que tirara de mi cintura para sentarme sobre su regazo y rodeé su cuello con mi brazo bebiendo de la jarra que tenía y que dejé sobre la mesa, mis dedos se enredaron en su pelo mientras escuchaba el plan a seguir, yo no sabía sobre estrategias ni cosas de guerra, yo solo podría ofrecerles algo de ayuda si encontraba información sobre la Orden, quizás no era tan mala idea bajar a los archivos que tenía la biblioteca y ver si encontrábamos algo. Sonreí de lado dándome cuenta de lo diferentes que eran cada uno, aunque los mellizos por ser tales se parecían bastante en la forma de ser, sin embargo daba la sensación de que Hakon era mucho más tranquilo como si fuera la voz de la razón. Lo miré cuando consoló al vikingo sobre la pérdida de la reliquia.
-Hakon, me da la sensación de que de los tres tú eres el más tranquilo y el que ha sido un poco la voz de la razón de estos dos, ¿me equivoco? No sé por qué, pero te veo lidiando con ellos dos para intentar hacerles entrar en razón en varias ocasiones –Pregunté fijándome en él con una leve sonrisa, notando el leve azote que me dio el vikingo y que me hizo reírme para mirarlo a los ojos con diversión- ¿Qué? No se puede decir que tú seas la voz de la razón precisamente, pero no te preocupes… que para eso ya estoy yo –le di unos golpecitos en la cabeza, como si quisiera darle ánimos, y me reí ante su mirada antes de bajar mi rostro y buscar sus labios con los míos, notando el sabor a hidromiel en ellos. Me separé mientras ahora explicaba sobre la Orden y con la daga dibujaba en la mesa el símbolo que habíamos estado buscando por horas, apoyando mi rostro en su cabeza deslizando mis dedos por su nuca. Podía notar la mirada de Synnove sobre nosotros mientras él dibujaba y mis ojos fueron hacia ella, quizás la extrañaba vernos de esa forma y no me sorprendía que lo hiciera de ser ella yo también estaría igual. Fue entonces cuando ambos hermanos se fijaron en el símbolo dibujado, desde donde estaba era como si por un momento me hubiera quedado en un segundo plano dejándoles que miraran el símbolo. Hubo algo que no me pasó desapercibido, y fue la manera en la que su hermano miraba el emblema y la manera en que su hermana miraba a su hermano, algo que me hizo enarcar una ceja pero que no hice mención alguna en absoluto. Cuando dijeron que se unían a la búsqueda y que debíamos de separarnos por equipos reí entre dientes al mencionar su hermana que formábamos buen equipo- Sí, yo aporto la inteligencia y él aporta la fuerza. Un tándem perfecto –reí divertida por ello para luego ver como el ambiente se iba amenizando, las jarras de hidromiel iban y venían sobre todo por parte de ellos, porque yo bebía mucho más lenta y si tenía que beber a su ritmo ya habría caído.
Ahora que los tenía allí a los dos no pude evitar preguntarles sobre que me contaran algunas anécdotas de su infancia, ya que el vikingo no me había contado muchas, y contaron algunas bastante graciosas para saciar mi curiosidad y que me hicieron reír divertida... habría que haber visto a esos tres de pequeños y la guerra que le darían a su madre. Dejé la jarra vacía para llenarla de nuevo y debía de controlarme un poco, ya estaba a punto de pasar mí límite y seguramente pronto tuviera ese puntillo que solía pillar cuando bebía. Mientras seguíamos hablando y riendo sentí que el vikingo llevaba su rostro a mi cuello y dejaba un mordisco que me hizo morder los labios, para luego notar como una de sus manos se colaba por el vestido y su mano subía en una caricia ardiente por mi pierna, pude disimular sonriendo con lo que sus hermanos me contaban mientras volvían a rellenarse la jarra, momento que aproveché para mirar al vikingo en modo de advertencia, con el ceño fruncido levemente notando que no paraba de subir ahora por el muslo, por suerte ellos no podían ver nada que fuera más bajo de mi cintura… pero tampoco era plan de dejarlo seguir, sabiendo sus intenciones.
-Ubbe… -pedí en tono bajo para que solo él me oyera, con esa sonrisa ladeada que portaba en sus labios sabiendo perfectamente lo que me provocaba, me mordí el labio con fuerza y fui salvada cuando Hakon retó al vikingo a jugar a la diana, me bajó de su regazo y se levantó para dirigirse con él hacia donde estaban. Synnove me tendió un pañuelo para tapar los ojos del vikingo y… vi mi oportunidad perfecta. Tapé los ojos con el trozo de tela al vikingo y mordí su oreja de forma provocadora, lamiendo el contorno de esta y dejando un beso justo en la nuca- Tú sigue mi voz vikingo y olvídate de lo demás –le hice un gesto a Synnove para que me acompañara para coger las jarras que les íbamos a dar de beber antes de comenzar a jugar, y en tono bajo para que solo me oyera ella le sonreí con malicia- que no te extrañe si oriento mal a tú hermano, antes me intentó enseñar a lanzar con el arco y el muy maldito se rió más que otra cosa que enseñarme… creo que se la voy a devolver. Sé que no le gusta perder, así que haré como que ha sido cosa suya por el alcohol para que vea lo que se siente… –reí entre dientes, divertida con lo que tenía pensado llevar en mente y cogí la jarra que dejé en sus manos- Muy bien, a la de tres bebéis el contenido de la jarra, os giramos y entonces empieza el juego –miré a Synnove con una sonrisa divertida en mis labios y al llegar a tres contando juntas los dos bebieron de sus jarras deprisa, los giramos y entonces empezamos a guiarlos para que dispararan. Mi intención era que no diera en el centro de la diana como seguramente haría Synnove guiando a Hakon, sino que más bien fallara a la hora de apuntar y se quedara por fuera. Me tuve que morder la labio varias veces para no reír y controlar el tono de mi voz para que no notara que lo hacía aposta pero fue realmente divertido hacer que fallara y me cobré esa magnífica venganza que me habían puesto en bandeja, bebiendo de la jarra comenzando a pillar ya el puntillo, y no pude evita estallar en carcajadas cuando al finalizar claramente su hermano le había ganado y el vikingo me miraba como pidiendo explicaciones, a lo que me encogí de hombros- Yo te he dirigido bien. Felicidades Hakon, has ganado esta ronda –apunté con una sonrisilla divertida.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Nai y yo jugábamos hambrientos, nuestros labios se encontraban, reíamos completamente animados mordiéndonos la boca, sus dedos en mi nuca, se deslizaban suavemente haciéndome cosquillas.
Mi nariz acarició la suya, nos mirábamos como cíclopes y por un momento olvide la reliquia, el norte, aquel encuentro me había dado alas y ahora mis manos sobrevolaban sus muslos por debajo de su falda.
Nai fruncía el ceño mientras mis dedos ascendían menos acostumbrada a mostrar este tipo de gestos en compañía, se avergonzaba del descaro que yo presentaba.
Mi nombre escapó de sus labios regañandome por mis actos, lo que disparó en mi una sonora carcajada que acabó en un mordisco suave.
Hakon me retó y por ahí se salvo la egipcia, pues dándole un par de azotes la bajé de mi para alzando ya los brazos de forma engreída y en señal de victoria aceptaba el reto de mi hermano.
Todos reíamos, aquel instante me llevó al norte, a las miles de veces que todos salíamos juntos a divertirnos y aunque me faltaba Niels y Violette tenia que admitir que esto renovaba mis fuerzas. Ver a Nai, hablando con mi hermana, verlas reír juntas me hacia confirmar lo que ya sabia, que ella era la mujer de mi vida.
De echo creo que le hacia sentir bien sentirse parte de esta familia, porque era cierto, cuando nos desposáramos, para Synnobe y Hakon seria como una hermana.
Aun no había dicho nada de que estábamos prometidos, no sabia como hacerlo pues de cierto modo eso suponía que el presente seria mi mundo
Pronto ambas estuvieron frente a nosotros, un trozó de tela cubrió mis ojos, su lengua se paseó sensual por mi oreja haciéndome jadear, lancé mi mano para atrapar su cintura, a ciegas entreabrí los labios tratando de encontrar su boca, ella reía mientras yo hacia el pez dando bocanadas.
Sus dedos acabaron de apretar la cinta hasta que quedé completamente a oscuras.
Susurró contra mis labios que siguiera su voz, su boca acalló mis ganas con un húmedo beso antes de alejarse de nuevo para acercarme un jarra que rauda coloqué en mis labios para beber de un trago hasta apurarla.
La dejé caer al suelo, esta se hizo añicos, me relamí en plan competitivo y tomando los dardos en la mano deje que Nai me girara varias veces sobre mi mismo.
Sacudí antes la cabeza, beber así de rápido subía y dar vueltas no ayudaba en demasía.
La voz de Nai me guiaba, las risas de los que había en la taberna observado nuestro juego se sucedían, lo que me hizo enarcar una ceja antes de lanzar el dardo y quitarme rápido el pañuelo confiado de haber dado en el clavo, yo no fallaba nunca.
-¡Por Odin! -gruñí observando que la había clavado en una maldita esquina, mis ojos fueron a la diana de mi hermano que había dado justo en el centro.
Me acerqué a la egipcia alzándola como un saco, mis dientes mordieron su vientre mientras esta reía.
-Me has hecho trampas, ¿estas borracha? ¿ves doble? -reí lamiendo después los mordiscos.
Ella pataleaba dándome palmadas en el culo.
Hakon se subía a una mesa para celebrar su victoria con Synnobe colgada de su cuello.
-Quiero la revancha -rugí mirando a Hakon.
A mi que no me gustaba perder ni jugando a las tabas, esto era una ofensa.
Baje a Nai, el alcohol ya hacia de las suyas en nosotros y cogiendo a mi hermano del cuello le revolví el pelo. Se me ocurrió una brillante idea.
-Y si vemos quien de los dos de verdad tiene mas huevos.
Mi hermano enarcó una ceja, como si ya esperara una de mis típicas desfachateces, de normal era mi primo Niels el que aceptaba esos retos, Hakon el que ponía la razón, pero en esta ocasión el alcohol hablaba por los dos.
-¿Te acuerdas del precipicio que hay en la escarpada montaña que da al mar, donde a veces íbamos a entrenar con Lakme? Vamos a saltar ¿que me dices hermano? -dije con una sonrisa ladeada dándole una palmada en el vientre para animarlo.
Mi nariz acarició la suya, nos mirábamos como cíclopes y por un momento olvide la reliquia, el norte, aquel encuentro me había dado alas y ahora mis manos sobrevolaban sus muslos por debajo de su falda.
Nai fruncía el ceño mientras mis dedos ascendían menos acostumbrada a mostrar este tipo de gestos en compañía, se avergonzaba del descaro que yo presentaba.
Mi nombre escapó de sus labios regañandome por mis actos, lo que disparó en mi una sonora carcajada que acabó en un mordisco suave.
Hakon me retó y por ahí se salvo la egipcia, pues dándole un par de azotes la bajé de mi para alzando ya los brazos de forma engreída y en señal de victoria aceptaba el reto de mi hermano.
Todos reíamos, aquel instante me llevó al norte, a las miles de veces que todos salíamos juntos a divertirnos y aunque me faltaba Niels y Violette tenia que admitir que esto renovaba mis fuerzas. Ver a Nai, hablando con mi hermana, verlas reír juntas me hacia confirmar lo que ya sabia, que ella era la mujer de mi vida.
De echo creo que le hacia sentir bien sentirse parte de esta familia, porque era cierto, cuando nos desposáramos, para Synnobe y Hakon seria como una hermana.
Aun no había dicho nada de que estábamos prometidos, no sabia como hacerlo pues de cierto modo eso suponía que el presente seria mi mundo
Pronto ambas estuvieron frente a nosotros, un trozó de tela cubrió mis ojos, su lengua se paseó sensual por mi oreja haciéndome jadear, lancé mi mano para atrapar su cintura, a ciegas entreabrí los labios tratando de encontrar su boca, ella reía mientras yo hacia el pez dando bocanadas.
Sus dedos acabaron de apretar la cinta hasta que quedé completamente a oscuras.
Susurró contra mis labios que siguiera su voz, su boca acalló mis ganas con un húmedo beso antes de alejarse de nuevo para acercarme un jarra que rauda coloqué en mis labios para beber de un trago hasta apurarla.
La dejé caer al suelo, esta se hizo añicos, me relamí en plan competitivo y tomando los dardos en la mano deje que Nai me girara varias veces sobre mi mismo.
Sacudí antes la cabeza, beber así de rápido subía y dar vueltas no ayudaba en demasía.
La voz de Nai me guiaba, las risas de los que había en la taberna observado nuestro juego se sucedían, lo que me hizo enarcar una ceja antes de lanzar el dardo y quitarme rápido el pañuelo confiado de haber dado en el clavo, yo no fallaba nunca.
-¡Por Odin! -gruñí observando que la había clavado en una maldita esquina, mis ojos fueron a la diana de mi hermano que había dado justo en el centro.
Me acerqué a la egipcia alzándola como un saco, mis dientes mordieron su vientre mientras esta reía.
-Me has hecho trampas, ¿estas borracha? ¿ves doble? -reí lamiendo después los mordiscos.
Ella pataleaba dándome palmadas en el culo.
Hakon se subía a una mesa para celebrar su victoria con Synnobe colgada de su cuello.
-Quiero la revancha -rugí mirando a Hakon.
A mi que no me gustaba perder ni jugando a las tabas, esto era una ofensa.
Baje a Nai, el alcohol ya hacia de las suyas en nosotros y cogiendo a mi hermano del cuello le revolví el pelo. Se me ocurrió una brillante idea.
-Y si vemos quien de los dos de verdad tiene mas huevos.
Mi hermano enarcó una ceja, como si ya esperara una de mis típicas desfachateces, de normal era mi primo Niels el que aceptaba esos retos, Hakon el que ponía la razón, pero en esta ocasión el alcohol hablaba por los dos.
-¿Te acuerdas del precipicio que hay en la escarpada montaña que da al mar, donde a veces íbamos a entrenar con Lakme? Vamos a saltar ¿que me dices hermano? -dije con una sonrisa ladeada dándole una palmada en el vientre para animarlo.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
-¡Más rondaaas!- Esa era yo de pie, gritando a voz en cuello en dirección al cantinero cuando tomé la última gota de hidromiel que se encontraba en el fondo de mi jarra. A medida que íbamos vaciando una tras otra nuestros cuerpos se iban caldeando, el buen humor prevalecía y los vikingos decidían que íbamos a dejar a un lado los temas más serios para en su lugar distraernos alegremente esta noche, siempre podíamos retomar la búsqueda de la reliquia a la mañana siguiente. Y luego decían a menudo que yo era la menos responsable de todos cuando a leguas notaba que era la única que ahora seguía pensando en temas serios.
Sin embargo tras un par de jarras más me fui olvidando del asunto y alcé los brazos en el aire cuando Hakon propuso competir en equipos. -¡Ubbe ve preparándote para la derrota!- Tomé un largo trago de hidromiel antes de depositarlo con un golpe en la mesa. Demonios, y yo que estaba decidida a portarme bien y no mirar a Hakon. Le di un puntapié desde debajo de la mesa porque me cambiaba los planes de improviso, observándolo con la mirada brillante e intensa, antes de saltar animadamente de la silla para buscar los trozos de tela. -Lamento el equipo que te ha tocado Nai.- reí al dirigirme a ella y entregarle uno de los pañuelos antes de dejarla con Ubbe para que le cubriera los ojos.
Por mi parte me detuve frente a Hakon que me observaba con una sonrisa de medio lado, con lo cual lograba que me costara conservar la expresión seria que traía encima. Él me volteaba la vida de cabeza, ponía todo patas arriba y desde que confesamos lo que sentíamos el uno por el otro me sentía diferente, de una forma difícil de explicar. Me sentía completa con él, más viva que nunca.
Ahora al mirarlo me perdía en sus tormentas color miel mientras el fuego de mi mirada se encendía. Le propiné una palmada severa en el pecho a manera de regaño. -No me mires así.- Volteé a ver hacia los otros dos, afortunadamente estaban completamente distraídos intercambiando palabras y regalándose muestras de afecto. Coloqué la venda sobre sus ojos sin escatimar la cercanía, logrando que mi tibio aliento se estrellara contra su oído. -Antes de que finalice la noche…- dije con la voz ronca, dándole a entender que en algún momento buscaría quedarme a solas con él, porque por más que debiéramos disimular no aguantaría una noche completa sin buscar su cercanía, de eso estaba segura mientras amarraba el nudo detrás de su cabeza.
A continuación fui a buscar las jarras con Naitiri que me sorprendió con el plan que se traía entre manos. Me eché a reir alegremente al escucharla mientras vertíamos hidromiel en las jarras. La egipcia me caía mejor minuto a minuto. -No me extraña nada que Ubbe te haya hecho eso y me parece bien que te vengues de él, a ver si se le bajan un poco las ínfulas de vikingo imbatible que a menudo se le sube a la cabeza más rápido que la hidromiel.- Desvié mis esmeraldas hacia esos dos unos segundos antes de mirarla a ella. -Pero ten cuidado que como odia perder a la mejor se huele la estrategia, tú niégalo todo en todo momento, pícale el orgullo.-
Rei entre dientes por la conspiración que se llevaría a cabo y regresé al lado de Hakon a quien pasé la jarra para que bebiera antes de hacerlo girar dándole vueltas. Mis indicaciones llovieron para que en medio de su mareo aún lograra atinar y salté de júbilo cuando al quitarse la venda su dardo había dado directamente en el centro de la diana. Tironeé de él para que subiéramos a la mesa a celebrar la victoria, riendo de lo lindo al ver la expresión de mi mellizo al descubrir sus ojos. Le guiñé un ojo a Naitiri y me colgué del cuello de Hakon. Olía tan bien, me desconcentraba por momentos al percatarme de que lograba tocarlo y estar cerca de él.
Ubbe dio un par de zancadas hacia nosotros para reclamar su orgullo perdido, con ansias de revancha. Saltamos de la mesa no sin que antes me trepara sobre la espalda de Hakon para que me tuviera alzada sobre ella mientras me regodeaba en nuestra victoria. Me pregunté que se traía Ubbe entre manos, reconocía esa expresión suya de cuando estaba maquinando algo. Se le había ocurrido la idea de ir al precipicio que da al mar a saltar y retaba a Hakon. Recordé ese lugar en la montaña, de hecho yo había estado allí un par de veces aunque no con ellos. Niels me lo había enseñado hace ya tiempo, en una noche en la que llevábamos encima una buena borrachera.
-¿Y por qué ha de ser un reto únicamente entre ustedes dos?- Bajé de la espalda masculina y observé a Ubbe con la ceja enarcada. -O es que por ser mujer no puedo saltar también.- Me crucé de brazos a ver qué me rebatían, yo estaba listísima y más que dispuesta ante la expectativa. -Propongo que vayamos ahora, le enseñaremos el lugar a Naitiri y podrás recuperarte de tu mal tino con la diana.- dije con la mirada burlona. -Aquel que no salte al menos la pasará bien con el panorama.- Observé los tres rostros unos segundos y al llegar al de Hakon alcé el índice en el aire a modo de advertencia para que no me fuera a contradecir, no me iba a hacer cambiar de opinión.
-¡Yo me encargo de aprovisionarnos!- Los dejé para acercarme a la barra y ordenar unas botellas. Una vez las tuve en mis manos pasé por enfrente de ellos. -¡Vamos! ¿Qué esperan? ¿Vienen o no?- Mis piernas pasaron de largo dirigiéndome a la puerta por la cual salí para respirar el aire nocturno y detenerme a esperarlos, esperando no se acojonaran ahora.
Sin embargo tras un par de jarras más me fui olvidando del asunto y alcé los brazos en el aire cuando Hakon propuso competir en equipos. -¡Ubbe ve preparándote para la derrota!- Tomé un largo trago de hidromiel antes de depositarlo con un golpe en la mesa. Demonios, y yo que estaba decidida a portarme bien y no mirar a Hakon. Le di un puntapié desde debajo de la mesa porque me cambiaba los planes de improviso, observándolo con la mirada brillante e intensa, antes de saltar animadamente de la silla para buscar los trozos de tela. -Lamento el equipo que te ha tocado Nai.- reí al dirigirme a ella y entregarle uno de los pañuelos antes de dejarla con Ubbe para que le cubriera los ojos.
Por mi parte me detuve frente a Hakon que me observaba con una sonrisa de medio lado, con lo cual lograba que me costara conservar la expresión seria que traía encima. Él me volteaba la vida de cabeza, ponía todo patas arriba y desde que confesamos lo que sentíamos el uno por el otro me sentía diferente, de una forma difícil de explicar. Me sentía completa con él, más viva que nunca.
Ahora al mirarlo me perdía en sus tormentas color miel mientras el fuego de mi mirada se encendía. Le propiné una palmada severa en el pecho a manera de regaño. -No me mires así.- Volteé a ver hacia los otros dos, afortunadamente estaban completamente distraídos intercambiando palabras y regalándose muestras de afecto. Coloqué la venda sobre sus ojos sin escatimar la cercanía, logrando que mi tibio aliento se estrellara contra su oído. -Antes de que finalice la noche…- dije con la voz ronca, dándole a entender que en algún momento buscaría quedarme a solas con él, porque por más que debiéramos disimular no aguantaría una noche completa sin buscar su cercanía, de eso estaba segura mientras amarraba el nudo detrás de su cabeza.
A continuación fui a buscar las jarras con Naitiri que me sorprendió con el plan que se traía entre manos. Me eché a reir alegremente al escucharla mientras vertíamos hidromiel en las jarras. La egipcia me caía mejor minuto a minuto. -No me extraña nada que Ubbe te haya hecho eso y me parece bien que te vengues de él, a ver si se le bajan un poco las ínfulas de vikingo imbatible que a menudo se le sube a la cabeza más rápido que la hidromiel.- Desvié mis esmeraldas hacia esos dos unos segundos antes de mirarla a ella. -Pero ten cuidado que como odia perder a la mejor se huele la estrategia, tú niégalo todo en todo momento, pícale el orgullo.-
Rei entre dientes por la conspiración que se llevaría a cabo y regresé al lado de Hakon a quien pasé la jarra para que bebiera antes de hacerlo girar dándole vueltas. Mis indicaciones llovieron para que en medio de su mareo aún lograra atinar y salté de júbilo cuando al quitarse la venda su dardo había dado directamente en el centro de la diana. Tironeé de él para que subiéramos a la mesa a celebrar la victoria, riendo de lo lindo al ver la expresión de mi mellizo al descubrir sus ojos. Le guiñé un ojo a Naitiri y me colgué del cuello de Hakon. Olía tan bien, me desconcentraba por momentos al percatarme de que lograba tocarlo y estar cerca de él.
Ubbe dio un par de zancadas hacia nosotros para reclamar su orgullo perdido, con ansias de revancha. Saltamos de la mesa no sin que antes me trepara sobre la espalda de Hakon para que me tuviera alzada sobre ella mientras me regodeaba en nuestra victoria. Me pregunté que se traía Ubbe entre manos, reconocía esa expresión suya de cuando estaba maquinando algo. Se le había ocurrido la idea de ir al precipicio que da al mar a saltar y retaba a Hakon. Recordé ese lugar en la montaña, de hecho yo había estado allí un par de veces aunque no con ellos. Niels me lo había enseñado hace ya tiempo, en una noche en la que llevábamos encima una buena borrachera.
-¿Y por qué ha de ser un reto únicamente entre ustedes dos?- Bajé de la espalda masculina y observé a Ubbe con la ceja enarcada. -O es que por ser mujer no puedo saltar también.- Me crucé de brazos a ver qué me rebatían, yo estaba listísima y más que dispuesta ante la expectativa. -Propongo que vayamos ahora, le enseñaremos el lugar a Naitiri y podrás recuperarte de tu mal tino con la diana.- dije con la mirada burlona. -Aquel que no salte al menos la pasará bien con el panorama.- Observé los tres rostros unos segundos y al llegar al de Hakon alcé el índice en el aire a modo de advertencia para que no me fuera a contradecir, no me iba a hacer cambiar de opinión.
-¡Yo me encargo de aprovisionarnos!- Los dejé para acercarme a la barra y ordenar unas botellas. Una vez las tuve en mis manos pasé por enfrente de ellos. -¡Vamos! ¿Qué esperan? ¿Vienen o no?- Mis piernas pasaron de largo dirigiéndome a la puerta por la cual salí para respirar el aire nocturno y detenerme a esperarlos, esperando no se acojonaran ahora.
Synnove Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 103
Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Ubbe decidió dejar a un lado por esta noche las malas noticias, tenia razón, al menos hoy era tiempo de celebrar que nos habíamos reencontrado, que todos seguíamos vivos y de beber como vikingos.
Como si me leyera el pensamiento Synnove alzaba los brazos y pedía mas jarras mirando al cantinero.
Golpeé la mesa con las manos con entusiasmo cuando la tabernera nos trajo mas hidromiel.
Mi hermano seguía metiendole mano a la egipcia, y la envidia por poder hacer lo mismo con la mujer que amaba, esa que tenia que llamar hermana aunque no era eso lo que sentía, me corroía.
Synnove me dio un puntapié por debajo de la mesa, mis tempestades se hundieron en sus esmeraldas ladeando la sonrisa al tiempo que me alzaba para lanzar un reto que bien sabia seria aceptado.
Ubbe dejo de meter mano a Naitiri para entre gritos de victoria y con los brazos alzados esperando ser coreado como sucedía en nuestro hogar, se acercaba a mi y a la diana.
Un día el ego lo matara, pero asi era Ubbe Cannif.
Negé entre risas cuando las parejas se crearon y las reglas del juego quedaron marcadas, beber y tirar a ciegas guiados por nuestras mujeres.
-Ubbe trata al menos de dar en la diana -lo piqué entre risas.
Synnobe le daba el pésame a Naitiri mientras Ubbe cogía los dardos y miraba entre risas la diana lanzando una dardo que impacto justo en le centro. Me guiño el ojo mientras hacia un gesto para que me callara.
Pronto las chicas volvieron a nuestro lado, recorrí con la mirada a mi preciosa “hermana” no entendía como no se daban cuenta de como la miraba, ladeé la sonrisa al sentir sus manos acariciar mi rostro deslizando el pañuelo. Un golpe en mi pecho que me hizo reír contra sus labios.
-Si no quieres que te miré así, tápame los ojos -susurré contra su boca.
El alcohol hacia de las suyas y mucho mas inhibido me costaba guardar las apariencias.
Ademas Ubbe llevaba los ojos tapados, dudaba pudiera verme y menos oírme con todo el follón de la gente que vitoreaba nuestra hazaña.
En mi oído su promesa, antes de que acabara la noche nos encontraríamos en algún lugar, solos.
Mi aliento se perdió errático centra su pelo.
Tenia la necedad de tocarla, de acariciarla, de devorar sus labios antes de seguir con el juego y sin embargo allí estaba, plantado frente a la mujer que deseaba.
Dejé escapar el aire de forma pesada, a Synnove no le pasaría desapercibida mi reacción, mi hambruna.
Agradecí esa jarra que bebí de un trago, la dejé caer al suelo y dardo en mano seguí la lluvia de indicaciones de la vikinga que se reía mientras me indicaba y yo trataba de seguirla.
En una de las ocasiones le di un azote en el culo, se estaba burlando de mi, pero aun así, entre risas di en la diana.
Me quité el pañuelo ahora si, alzando los brazos en señal de victoria mientras miraba a mi hermano rugir enfadado pidiéndole explicaciones a la egipcia.
Synnove tiro de mi y nos subimos a la mesa mientras los hombres nos aplaudían, otra jarra que compartimos a medias nos bebimos y en ese momento Ubbe llegó a pedir la revancha.
Habíamos ido a entrenar allí con Lakme en alguna ocasión, quizás tendría que recordarle, que allí Niels casi pierde la vida por ese mismo pique, claro que él era un enano en ese entonces con aires de grandeza como Ubbe.
Con solo siete años se lanzó al vació, las rocas de abajo lo golpearon e inconsciente las aguas oscuras lo reclamaron. Si Lakme no llega a sacarlo de las gélidas aguas, nuestro primo estaría muerto ahora mismo.
Aun no había respondido, cuando como no, la melliza subida a mi espalda, apuntilló las palabras del loco de su hermano.
Ubbe alzaba el puño porque ya tenia acompañante para el juego y cuando iba a replicar la vikinga me alzó el dedo para que guardara silencio.
Gruñí mascullando entre dientes y tiré de la cintura de mi hermana bajándola para convencerla de que iba muy borracha para saltar, otro día, sobria, conmigo, podíamos hacerlo, pero hoy no.
Ubbe me dijo que dejara de hacer de padre, que era un agua fiestas.
La vikinga cargaba con mas botellas y mi hermano se fue a por Naitiri cogiéndola como un saco y trayendola con nosotros mientras ambos bromeaban, se besaban y tocaban.
Aproveché ese instante para pedir cordura a Synnobe, mi gesto ahora era serio, estaba preocupado por ella.
-Bajo hay muchas rocas, es difícil encontrar el hueco en el que caer sin impactar con ellas, por favor -supliqué en su oído acariciándolo con mis labios -hazme caso por una vez.
Como si me leyera el pensamiento Synnove alzaba los brazos y pedía mas jarras mirando al cantinero.
Golpeé la mesa con las manos con entusiasmo cuando la tabernera nos trajo mas hidromiel.
Mi hermano seguía metiendole mano a la egipcia, y la envidia por poder hacer lo mismo con la mujer que amaba, esa que tenia que llamar hermana aunque no era eso lo que sentía, me corroía.
Synnove me dio un puntapié por debajo de la mesa, mis tempestades se hundieron en sus esmeraldas ladeando la sonrisa al tiempo que me alzaba para lanzar un reto que bien sabia seria aceptado.
Ubbe dejo de meter mano a Naitiri para entre gritos de victoria y con los brazos alzados esperando ser coreado como sucedía en nuestro hogar, se acercaba a mi y a la diana.
Un día el ego lo matara, pero asi era Ubbe Cannif.
Negé entre risas cuando las parejas se crearon y las reglas del juego quedaron marcadas, beber y tirar a ciegas guiados por nuestras mujeres.
-Ubbe trata al menos de dar en la diana -lo piqué entre risas.
Synnobe le daba el pésame a Naitiri mientras Ubbe cogía los dardos y miraba entre risas la diana lanzando una dardo que impacto justo en le centro. Me guiño el ojo mientras hacia un gesto para que me callara.
Pronto las chicas volvieron a nuestro lado, recorrí con la mirada a mi preciosa “hermana” no entendía como no se daban cuenta de como la miraba, ladeé la sonrisa al sentir sus manos acariciar mi rostro deslizando el pañuelo. Un golpe en mi pecho que me hizo reír contra sus labios.
-Si no quieres que te miré así, tápame los ojos -susurré contra su boca.
El alcohol hacia de las suyas y mucho mas inhibido me costaba guardar las apariencias.
Ademas Ubbe llevaba los ojos tapados, dudaba pudiera verme y menos oírme con todo el follón de la gente que vitoreaba nuestra hazaña.
En mi oído su promesa, antes de que acabara la noche nos encontraríamos en algún lugar, solos.
Mi aliento se perdió errático centra su pelo.
Tenia la necedad de tocarla, de acariciarla, de devorar sus labios antes de seguir con el juego y sin embargo allí estaba, plantado frente a la mujer que deseaba.
Dejé escapar el aire de forma pesada, a Synnove no le pasaría desapercibida mi reacción, mi hambruna.
Agradecí esa jarra que bebí de un trago, la dejé caer al suelo y dardo en mano seguí la lluvia de indicaciones de la vikinga que se reía mientras me indicaba y yo trataba de seguirla.
En una de las ocasiones le di un azote en el culo, se estaba burlando de mi, pero aun así, entre risas di en la diana.
Me quité el pañuelo ahora si, alzando los brazos en señal de victoria mientras miraba a mi hermano rugir enfadado pidiéndole explicaciones a la egipcia.
Synnove tiro de mi y nos subimos a la mesa mientras los hombres nos aplaudían, otra jarra que compartimos a medias nos bebimos y en ese momento Ubbe llegó a pedir la revancha.
Habíamos ido a entrenar allí con Lakme en alguna ocasión, quizás tendría que recordarle, que allí Niels casi pierde la vida por ese mismo pique, claro que él era un enano en ese entonces con aires de grandeza como Ubbe.
Con solo siete años se lanzó al vació, las rocas de abajo lo golpearon e inconsciente las aguas oscuras lo reclamaron. Si Lakme no llega a sacarlo de las gélidas aguas, nuestro primo estaría muerto ahora mismo.
Aun no había respondido, cuando como no, la melliza subida a mi espalda, apuntilló las palabras del loco de su hermano.
Ubbe alzaba el puño porque ya tenia acompañante para el juego y cuando iba a replicar la vikinga me alzó el dedo para que guardara silencio.
Gruñí mascullando entre dientes y tiré de la cintura de mi hermana bajándola para convencerla de que iba muy borracha para saltar, otro día, sobria, conmigo, podíamos hacerlo, pero hoy no.
Ubbe me dijo que dejara de hacer de padre, que era un agua fiestas.
La vikinga cargaba con mas botellas y mi hermano se fue a por Naitiri cogiéndola como un saco y trayendola con nosotros mientras ambos bromeaban, se besaban y tocaban.
Aproveché ese instante para pedir cordura a Synnobe, mi gesto ahora era serio, estaba preocupado por ella.
-Bajo hay muchas rocas, es difícil encontrar el hueco en el que caer sin impactar con ellas, por favor -supliqué en su oído acariciándolo con mis labios -hazme caso por una vez.
Hakon Cannif- Gitano
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 02/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Debía de reconocer que estaba siendo una noche de lo más divertida, y me alegraba enormemente ver así al vikingo con su familia. No había sido una buena tarde en la que había podido sentir como la desesperación le embargaba cuando no habíamos hallado nada de aquel emblema, igual que se ponía cuando intentaba ayudarme en Egipto a descifrar los jeroglíficos y al no entender nada ni poder ayudarme propiamente se desquiciaba de esa manera. Habíamos ido con la intención de encontrar allí a Niels, y aunque no lo habíamos hecho estar con sus hermanos para él había sido como un soplo de aire fresco. No me lo había dicho, pero tan sólo había que ver la forma en la que estaba, lo bien que se encontraba en esos momentos en los que había borrado todo rastro de emblemas, reliquias y demás misiones en las que seguro que pondríamos nuestras vidas en juego.
Me tuve que reír cuando su hermana me animó a que le hiciera aquella al vikingo, dándome el consejo de que lo negara todo a su debido tiempo porque seguramente descubriría la trampa. La verdad es que quizás físicamente no se parecían mucho, pero me caía bien. Es más, parecía hasta alegrarse de que le bajara de alguna forma el ego así a su hermano y ya que tenía la idea en mente, ¿por qué no? Así podría probar un poco de su propia medicina, sabía que no le gustaba para nada perder pero bueno, tenía las armas necesarias para hacer que se le pasara el posible enfado que pillara conmigo y que se le pasara. Y si eso no funcionaba, cosa que dudaba enormemente, el alcohol en su cuerpo haría el resto.
Tal y como le había dicho a su hermano guíe a Ubbe pero en vez de como él pensaba para dar en el centro de la diana, conteniendo la risa todo lo posible… falló. El dardo dio en una de las esquinas y yo bebí de la jarra que llevaba entre manos mientras al quitarse la venda, y darse cuenta de que había fallado sentí el guiño de su hermana y me reí para luego poner mis ojos en sus orbes azules. Ups, se había dado cuenta de que le había hecho trampas y ahora se acercaba hacia donde estaba para, antes de que pudiera escapar riéndome por ello, me cogió alzándome como si fuera un saco de patatas, con esa maldita manía que tenía mientras sentía que dejaba unos mordiscos en mí vientre que me hicieron reír apoyando mis codos en su espalda para alzarme con mi pelo cayendo a un lado.
-No voy borracha, todavía no –aseguré con una sonrisa de diversión mientras Hakon y Synnove celebraban su victoria subidos encima de una mesa, bebiendo una cada uno y volví mi mirada al vikingo- ¿Verdad que no te ha gustado, vikingo? Ahora puedes saber lo que se siente –reí por aquello en clara venganza por lo que me había hecho con el arco. Su lengua pronto lamió la zona donde había dejado aquellos mordiscos y yo le di dos buenos azotes, con fuerza, en su trasero para que me soltara y me bajara de su hombro. Pero como no, el vikingo no podía soportar que otro le ganara y aunque era cierto que le había hecho trampa, ya se estaba acercando a su hermano para pedirle una revancha. Desde el suelo ya contemplé como rodeaba el cuello de Hakon, quien tenía a su hermana en su espalda, y le decía algo sobre un acantilado y… ¿saltar? ¿Qué? No, ni de coña dejaba que el vikingo saltara por aquel acantilado y fruncí el ceño mientras lo observaba con una ceja enarcada en ese momento. Parecía que Hakon era el más sensato de los tres por la forma en la que miraba al vikingo, como si no le pareciera buena idea… bueno, a mí tampoco me parecía.
Pero por si fuera poco su hermana se sumó a aquella idea alegando que ella también quería saltar y negué con la cabeza, ¿había heredado también su instinto suicida como su hermano? Querían enseñarme el lugar que no dudaba que estuviera bastante bien, pero una cosa era esa y otra muy diferente que saltaran conforme iban por un acantilado… Por Ra, ¿es que esos vikingos a veces carecían del sentido común? Ubbe parecía contento por tener a su hermana como acompañante a su desafío. Mientras él venía en mi dirección encontrándome con el ceño fruncido y los brazos cruzados bajo el pecho, pude ver de nuevo esa forma que tenían de mirarse ellos dos, de nuevo capté aquellas miradas que al parecer parecían desapercibidas para Ubbe, y me pregunté si era normal entre dos hermanos que se miraran de esa forma.
Ubbe no miraba a su hermana así, claro que era su melliza de sangre y me pregunté si el hecho de que no fueran de verdad hermanos podría ser que… ¿sintieran algo? Si era así ahora que había captado aquella iba a fijarme, porque sabía que el vikingo ni siquiera podría pensar en algo como aquello y yo desde luego que no le iba a decir nada. Entendía que se habían criado como hermanos, pero en realidad ningún lazo de sangre les ligaba… Me mordí el labio viendo cómo se plantaba frente a mí y me miraba, nada contenta, con la decisión que había tomado. Iba a cogerme de nuevo como antes pero esa vez fui más rápida y di unos pasos hacia atrás para que no me pillara, sonriendo de lado divertida por aquello.
-¿De verdad, Ubbe? ¿Un acantilado? –Lo miré sonriendo de lado- ¿No se te ha ocurrido quizás enfrentaros a un león o… no sé, algo por el estilo? Ya veo que tú hermana tiene el mismo gen suicida que el tuyo –reí entre dientes por aquello con el alcohol recorriendo mi cuerpo, pero no por ello quería decir que me alegraba el hecho de que hubiera tenido esa idea- no quiero que saltes, ¿tú te has oído? –Pregunté dejando que rodeara mi cintura con uno de sus brazos y me llevara hasta donde estaban, viendo como Hakon intentaba en vano convencer a Synnove quien ya tenía todo listo y preparado, miré al vikingo y le hice una seña con el dedo para que se inclinara hacia mí y acercara su rostro al mío. Dejé un beso en sus labios y rodeé su cuello para mantenerlo cerca, así poder llevar mis labios a su oreja, dejar un mordisco en su lóbulo y no separar mis labios para que sólo él pudiera oírme- como te atrevas a saltar por ese acantilado… olvídate de tocarme en una semana –mordí de nuevo el lóbulo de su oreja y me separé dejando mis labios rozando los suyos, esa amenaza debería de ser suficiente para que desistiera. Miré a Hakon e hice un mohín- creo que somos los únicos sensatos… esos dos son unos cabezotas que no miran los riesgos, pero seguro que la convences de que no lo haga –le dije antes de salir viendo lo animada que estaba Synnove, viendo el rostro del vikingo y sonreírle de lado ante la amenaza que le había lanzado. En sus manos quedaba una decisión, u otra. Pronto partimos hacia aquel acantilado que querían enseñarme y del cual sin duda no dudaba que fuera un buen sitio, aunque sin duda alguna no podía competir con el que me había llevado esa mañana el vikingo. Sonreí por sus constantes piques entre ellos por el camino, riéndome divertida por cómo se comportaban, y estando atenta pero sin querer mostrarlo realmente de lo que pudiera ver entre esos dos. Llegamos al sitio, hacia una leve brisa pero se agradcecía por el alcohol que llevábamos en el cuerpo, y que Synnove además había cogido botellas para seguir bebiendo. Iba ya por... ¿mi tercera jarra? Y ya notaba más los efectos, pero cuando llegamos al sitio y me asomé un poco para ver la distancia y lo que había bajo... me giré al vikingo, frunciendo el ceño, y me acerqué a él- Subo a dos semanas, ¿me quieres dejar viuda antes de tiempo? -le dije contra sus labios sabiendo bien lo que le estaba diciendo, y con lo insaciable que era aquel hombre... quizás le echara para atrás.
Me tuve que reír cuando su hermana me animó a que le hiciera aquella al vikingo, dándome el consejo de que lo negara todo a su debido tiempo porque seguramente descubriría la trampa. La verdad es que quizás físicamente no se parecían mucho, pero me caía bien. Es más, parecía hasta alegrarse de que le bajara de alguna forma el ego así a su hermano y ya que tenía la idea en mente, ¿por qué no? Así podría probar un poco de su propia medicina, sabía que no le gustaba para nada perder pero bueno, tenía las armas necesarias para hacer que se le pasara el posible enfado que pillara conmigo y que se le pasara. Y si eso no funcionaba, cosa que dudaba enormemente, el alcohol en su cuerpo haría el resto.
Tal y como le había dicho a su hermano guíe a Ubbe pero en vez de como él pensaba para dar en el centro de la diana, conteniendo la risa todo lo posible… falló. El dardo dio en una de las esquinas y yo bebí de la jarra que llevaba entre manos mientras al quitarse la venda, y darse cuenta de que había fallado sentí el guiño de su hermana y me reí para luego poner mis ojos en sus orbes azules. Ups, se había dado cuenta de que le había hecho trampas y ahora se acercaba hacia donde estaba para, antes de que pudiera escapar riéndome por ello, me cogió alzándome como si fuera un saco de patatas, con esa maldita manía que tenía mientras sentía que dejaba unos mordiscos en mí vientre que me hicieron reír apoyando mis codos en su espalda para alzarme con mi pelo cayendo a un lado.
-No voy borracha, todavía no –aseguré con una sonrisa de diversión mientras Hakon y Synnove celebraban su victoria subidos encima de una mesa, bebiendo una cada uno y volví mi mirada al vikingo- ¿Verdad que no te ha gustado, vikingo? Ahora puedes saber lo que se siente –reí por aquello en clara venganza por lo que me había hecho con el arco. Su lengua pronto lamió la zona donde había dejado aquellos mordiscos y yo le di dos buenos azotes, con fuerza, en su trasero para que me soltara y me bajara de su hombro. Pero como no, el vikingo no podía soportar que otro le ganara y aunque era cierto que le había hecho trampa, ya se estaba acercando a su hermano para pedirle una revancha. Desde el suelo ya contemplé como rodeaba el cuello de Hakon, quien tenía a su hermana en su espalda, y le decía algo sobre un acantilado y… ¿saltar? ¿Qué? No, ni de coña dejaba que el vikingo saltara por aquel acantilado y fruncí el ceño mientras lo observaba con una ceja enarcada en ese momento. Parecía que Hakon era el más sensato de los tres por la forma en la que miraba al vikingo, como si no le pareciera buena idea… bueno, a mí tampoco me parecía.
Pero por si fuera poco su hermana se sumó a aquella idea alegando que ella también quería saltar y negué con la cabeza, ¿había heredado también su instinto suicida como su hermano? Querían enseñarme el lugar que no dudaba que estuviera bastante bien, pero una cosa era esa y otra muy diferente que saltaran conforme iban por un acantilado… Por Ra, ¿es que esos vikingos a veces carecían del sentido común? Ubbe parecía contento por tener a su hermana como acompañante a su desafío. Mientras él venía en mi dirección encontrándome con el ceño fruncido y los brazos cruzados bajo el pecho, pude ver de nuevo esa forma que tenían de mirarse ellos dos, de nuevo capté aquellas miradas que al parecer parecían desapercibidas para Ubbe, y me pregunté si era normal entre dos hermanos que se miraran de esa forma.
Ubbe no miraba a su hermana así, claro que era su melliza de sangre y me pregunté si el hecho de que no fueran de verdad hermanos podría ser que… ¿sintieran algo? Si era así ahora que había captado aquella iba a fijarme, porque sabía que el vikingo ni siquiera podría pensar en algo como aquello y yo desde luego que no le iba a decir nada. Entendía que se habían criado como hermanos, pero en realidad ningún lazo de sangre les ligaba… Me mordí el labio viendo cómo se plantaba frente a mí y me miraba, nada contenta, con la decisión que había tomado. Iba a cogerme de nuevo como antes pero esa vez fui más rápida y di unos pasos hacia atrás para que no me pillara, sonriendo de lado divertida por aquello.
-¿De verdad, Ubbe? ¿Un acantilado? –Lo miré sonriendo de lado- ¿No se te ha ocurrido quizás enfrentaros a un león o… no sé, algo por el estilo? Ya veo que tú hermana tiene el mismo gen suicida que el tuyo –reí entre dientes por aquello con el alcohol recorriendo mi cuerpo, pero no por ello quería decir que me alegraba el hecho de que hubiera tenido esa idea- no quiero que saltes, ¿tú te has oído? –Pregunté dejando que rodeara mi cintura con uno de sus brazos y me llevara hasta donde estaban, viendo como Hakon intentaba en vano convencer a Synnove quien ya tenía todo listo y preparado, miré al vikingo y le hice una seña con el dedo para que se inclinara hacia mí y acercara su rostro al mío. Dejé un beso en sus labios y rodeé su cuello para mantenerlo cerca, así poder llevar mis labios a su oreja, dejar un mordisco en su lóbulo y no separar mis labios para que sólo él pudiera oírme- como te atrevas a saltar por ese acantilado… olvídate de tocarme en una semana –mordí de nuevo el lóbulo de su oreja y me separé dejando mis labios rozando los suyos, esa amenaza debería de ser suficiente para que desistiera. Miré a Hakon e hice un mohín- creo que somos los únicos sensatos… esos dos son unos cabezotas que no miran los riesgos, pero seguro que la convences de que no lo haga –le dije antes de salir viendo lo animada que estaba Synnove, viendo el rostro del vikingo y sonreírle de lado ante la amenaza que le había lanzado. En sus manos quedaba una decisión, u otra. Pronto partimos hacia aquel acantilado que querían enseñarme y del cual sin duda no dudaba que fuera un buen sitio, aunque sin duda alguna no podía competir con el que me había llevado esa mañana el vikingo. Sonreí por sus constantes piques entre ellos por el camino, riéndome divertida por cómo se comportaban, y estando atenta pero sin querer mostrarlo realmente de lo que pudiera ver entre esos dos. Llegamos al sitio, hacia una leve brisa pero se agradcecía por el alcohol que llevábamos en el cuerpo, y que Synnove además había cogido botellas para seguir bebiendo. Iba ya por... ¿mi tercera jarra? Y ya notaba más los efectos, pero cuando llegamos al sitio y me asomé un poco para ver la distancia y lo que había bajo... me giré al vikingo, frunciendo el ceño, y me acerqué a él- Subo a dos semanas, ¿me quieres dejar viuda antes de tiempo? -le dije contra sus labios sabiendo bien lo que le estaba diciendo, y con lo insaciable que era aquel hombre... quizás le echara para atrás.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Nai se zafó de mi agarre mientras reía observándome, si creía que no me vengaría por la broma de la diana estaba muy equivocada yo era de esos a los que no le gustaba perder ni jugando a las tabas y que Hakon me hubiera derrotado para mi era un agravio.
A ver, que de normal, ninguno de los dos fallaba, mas que nada porque ambos habíamos aprendido del mismo maestro y a decir verdad eramos grandes tiradores...aunque la mejor con el arco era Synnove.
Mi hermano era un gran lanzador de cuchillos y hachas, por no decir que su destreza con armas ligeras en combate era épica. Por el contrario yo utilizaba mas la fuerza que él, usaba la bastarda como arma predilecta, supongo que mi estilo de combate se asemejaba mas al de padre.
Tomé la cintura de Nai mientras nuestros labios volvían a colisionar, reíamos contra nuestras bocas, atrás había quedado la reliquia, las batallas, todo lo malo, solo eramos dos jóvenes que se divierten, que se desean y que irremediablemente se encontraban.
Sus labios en mi oído, acarició con ellos el lóbulo de mi oreja regalándome un mordisco y como no una clara amenaza.
-¡Oh vamos nena! -gruñí sin perder la sonrisa mientras la atraia de las nalgas para golpear mi martillo contra su yunque -no aguanto sin ti ni esta noche -confesé dejándolo claro por mi abultada entrepierna.
Caminamos hasta donde estaba el plasta de Hakon borracho intentando hacer entrar en razón a mi hermana borracha, no tenia nada que hacer...Synnove y yo nos parecíamos mucho...
-Quizás lo del acantilado no sea tan buena idea -apunte sin dejar de reírme.
Mi hermana casi me sepulta bajo sus esmeraldas, pero yo seguía descojonandome sin soltar la cintura de mi prometida.
-A ver ella propone ir a enfrentarnos a un león -dije entre carcajadas.
Nai golpeó mi pecho, mi hermano me pegó con la mano abierta en el cuello y mi hermana se reia de la escena colgada del cuello de Hakon que aun seguía dándole la brasa.
Así acabamos en el acantilado, durante todo el camino el pique entre los dos era evidente y Nai lejos de sentirse excluida conversaba y reía con mi hermana con la que había hecho muy buenas migas.
Me gustaba mucho verlas así, porque para mi mi familia era realmente importante, lo era todo a decir verdad y pronto tendría que abandonarlos porque mi camino se quedaba en este tiempo, junto a Nai.
La egipcia se asomó por le precipicio, duplicó la amenaza mientras yo me limitaba a enarcar una ceja asintiendo.
No iba a aguantar tampoco ella ese castigo impuesto, menos con lo borrachos que íbamos todos.
Claro que eso no hizo que pasara desapercibido un comentario en el que yo ni había reparado pero que marcó el silencio de mis hermanos.
Vi como se miraban el uno al otro, Hakon clavo la vista en el dedo de Naitiri y en la alianza que en este portaba.
Mi hermana buscó con desesperación la cadena en mi pecho, y yo negué porque no estaba allí.
-Os lo quería haber dicho en otro momento..pero..si, me caso -dije ensanchando la sonrisa.
Sabia que se alegrarían por que sentara la cabeza, pero también que ahora mismo la misma pregunta pasaba por sus cabezas, una que Hakon no tardo en decir en voz alta.
-¿Nai se viene al futuro? -preguntó serio.
Creo que mi gesto lo dijo todo.
-No me jodas Ubbe ¿en que diablos estas pensando? ¿no tienes dos dedos de frente? -un empujón contra mi pecho fue la respuesta a la rabia que le invadía -¿quieres matar a madre de la pena? ¿nos dejas sumidos en una guerra?
Otro empujon que me hizo retroceder un par de pasos mientras endurecía el gesto y tensaba el cuerpo.
-Pensaba que no serias tan egoísta como para no alegrarte por tu hermano -rugí encolerizado quedando nuestros desafiantes rostros a un centímetro de distancia.
A ver, que de normal, ninguno de los dos fallaba, mas que nada porque ambos habíamos aprendido del mismo maestro y a decir verdad eramos grandes tiradores...aunque la mejor con el arco era Synnove.
Mi hermano era un gran lanzador de cuchillos y hachas, por no decir que su destreza con armas ligeras en combate era épica. Por el contrario yo utilizaba mas la fuerza que él, usaba la bastarda como arma predilecta, supongo que mi estilo de combate se asemejaba mas al de padre.
Tomé la cintura de Nai mientras nuestros labios volvían a colisionar, reíamos contra nuestras bocas, atrás había quedado la reliquia, las batallas, todo lo malo, solo eramos dos jóvenes que se divierten, que se desean y que irremediablemente se encontraban.
Sus labios en mi oído, acarició con ellos el lóbulo de mi oreja regalándome un mordisco y como no una clara amenaza.
-¡Oh vamos nena! -gruñí sin perder la sonrisa mientras la atraia de las nalgas para golpear mi martillo contra su yunque -no aguanto sin ti ni esta noche -confesé dejándolo claro por mi abultada entrepierna.
Caminamos hasta donde estaba el plasta de Hakon borracho intentando hacer entrar en razón a mi hermana borracha, no tenia nada que hacer...Synnove y yo nos parecíamos mucho...
-Quizás lo del acantilado no sea tan buena idea -apunte sin dejar de reírme.
Mi hermana casi me sepulta bajo sus esmeraldas, pero yo seguía descojonandome sin soltar la cintura de mi prometida.
-A ver ella propone ir a enfrentarnos a un león -dije entre carcajadas.
Nai golpeó mi pecho, mi hermano me pegó con la mano abierta en el cuello y mi hermana se reia de la escena colgada del cuello de Hakon que aun seguía dándole la brasa.
Así acabamos en el acantilado, durante todo el camino el pique entre los dos era evidente y Nai lejos de sentirse excluida conversaba y reía con mi hermana con la que había hecho muy buenas migas.
Me gustaba mucho verlas así, porque para mi mi familia era realmente importante, lo era todo a decir verdad y pronto tendría que abandonarlos porque mi camino se quedaba en este tiempo, junto a Nai.
La egipcia se asomó por le precipicio, duplicó la amenaza mientras yo me limitaba a enarcar una ceja asintiendo.
No iba a aguantar tampoco ella ese castigo impuesto, menos con lo borrachos que íbamos todos.
Claro que eso no hizo que pasara desapercibido un comentario en el que yo ni había reparado pero que marcó el silencio de mis hermanos.
Vi como se miraban el uno al otro, Hakon clavo la vista en el dedo de Naitiri y en la alianza que en este portaba.
Mi hermana buscó con desesperación la cadena en mi pecho, y yo negué porque no estaba allí.
-Os lo quería haber dicho en otro momento..pero..si, me caso -dije ensanchando la sonrisa.
Sabia que se alegrarían por que sentara la cabeza, pero también que ahora mismo la misma pregunta pasaba por sus cabezas, una que Hakon no tardo en decir en voz alta.
-¿Nai se viene al futuro? -preguntó serio.
Creo que mi gesto lo dijo todo.
-No me jodas Ubbe ¿en que diablos estas pensando? ¿no tienes dos dedos de frente? -un empujón contra mi pecho fue la respuesta a la rabia que le invadía -¿quieres matar a madre de la pena? ¿nos dejas sumidos en una guerra?
Otro empujon que me hizo retroceder un par de pasos mientras endurecía el gesto y tensaba el cuerpo.
-Pensaba que no serias tan egoísta como para no alegrarte por tu hermano -rugí encolerizado quedando nuestros desafiantes rostros a un centímetro de distancia.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Me encontraba lista y completamente aprovisionada con las botellas para iniciar nuestra aventura en el acantilado. A mi parecer la idea de Ubbe era excelente, saltar hacia las aguas del océano iba a ser un subidón de adrenalina maravilloso, y yo era pro hagamos algo excitante que nos de un colocón más álgido que cualquier opiáceo. Eso, sumado a la oportunidad de poder vencer a mi mellizo en una competencia. Sin embargo ya notaba que íbamos a tener problemas, Naitiri se había cruzado de brazos y observaba ceñuda a Ubbe cuando este regresaba hacia ella. Mucho no vi de la escena, sin embargo, mis esmeraldas se desviaron hacia un lado al escuchar a Hakon y sonreí ligeramente. Bien, si había algo más excitante que cualquier salto de un acantilado, o más bien alguien, estaba de pie al lado mio, su cálido aliento me producía cosquillas en la oreja, y sus labios rozándola en un esfuerzo por disuadirme de mi intención de lanzarme a las aguas se tornaba en una expectativa que superaba cien veces a cualquier acantilado.
Me crucé de brazos y giré mi rostro ligeramente hacia él, reemplazando con ese movimiento a mi oído con mis labios. Estábamos tan cerca que ahora era el vaho de mi boca el que acariciaba la suya al hablar, apenas nos separaban milímetros, un solo paso entre nosotros y hubiéramos acortado rotundamente la distancia tal y como nuestros cuerpos exigían a pesar de tener que resignarse ante la razón que nos impedía hacer algo semejante frente a mi mellizo. -Supongamos que te hago caso.- Observé con cierta diversión su mirada incrédula, si, lo sé, era difícil de creer que Synnove Cannif estuviera dispuesta a dejar pasar por alto un reto para hacerle caso. Su expresión me hizo sonreir mientras mis esmeraldas se desviaban unos segundos para asegurarme de que Ubbe y Naitiri siguieran completamente distraídos.
Regresando de nuevo a sus tormentas, mi mano aferró la pechera de su camisa. -Pido a cambio algo que sea igualmente excitante, que me cause el mismo efecto. Un ardor intenso aquí.- Coloqué mi mano libre en mi vientre. -Y un vuelco violento acá.- Mi mano dejó la pechera para posarse en su pecho, sobre el área de su corazón. -Ese es mi contrapropuesta, ¿la tomas? – Podía sentir la manera en que sus latidos se aceleraban bajo mi palma y percatarme me aceleraba la respiración y disparaba la excitación que me provocaba la idea de que aceptara.
Regresando de nuevo a sus tormentas, mi mano aferró la pechera de su camisa. -Pido a cambio algo que sea igualmente excitante, que me cause el mismo efecto. Un ardor intenso aquí.- Coloqué mi mano libre en mi vientre. -Y un vuelco violento acá.- Mi mano dejó la pechera para posarse en su pecho, sobre el área de su corazón. -Ese es mi contrapropuesta, ¿la tomas? – Podía sentir la manera en que sus latidos se aceleraban bajo mi palma y percatarme me aceleraba la respiración y disparaba la excitación que me provocaba la idea de que aceptara.
Me separé de él con rapidez al ver con el rabillo del ojo como Ubbe y Nai cambiaban de posición y me crucé nuevamente de brazos como si estuviera terca en mi posición. Ubbe se acercó para decirme que quizás la idea no era tan buena después de todo, con lo cual rodé mis ojos e hice un esfuerzo por contener la sonrisa divertida que pugnaba por mostrarse en mis labios. Seguramente también él prefería otro tipo de adrenalina. Me eché a reir cuando dijo lo del león, aunque en realidad reir liberaba la tensión que me causaba tener a Hakon cerca y reprimir todo lo que me provocaba. -No es mala idea tampoco. A la mejor en el camino encontramos uno.-
Emprendimos el camino hacia el acantilado, yo iba a la par de Naitiri, Ubbe a su derecha y Hakon a mi izquierda, por el trayecto íbamos riendo y le contaba anécdotas a la egipcia de cuando Ubbe era un pequeño vikingo con ínfulas demasiado grandes para su tamaño y como eso provocaba que se metiera en lios a cada rato. -Por eso siempre me han necesitado estos dos, para ponerlos en su lugar y centrarlos un poco, de lo contrario sus desvaríos ya habrían acabado con ellos.- Reía con ganas, y por momentos al caminar aprovechaba para rozar disimuladamente con mis dedos los de Hakon, cada vez que lo lograba un fuego especial iluminaba mis esmeraldas y una mezcla de expectativa y expectación me recorrían de los pies a la cabeza.
-Voy a decirte algo aprovechando que se nos ha adelantado unos pasos. Ubbe podrá ser atarantado, cabeza dura y desquiciante, pero tiene un corazón enorme, aunque lo esconda a menudo entre gruñidos y bufidos de vikingo.- Supongo que lo decía tanto para la Naitiri de este tiempo como para la futura, porque imaginaba al mirar su interacción que en nuestro tiempo estarían más unidos que nunca.
Al cabo de un rato llegamos al acantilado, allí me detuve para respirar la brisa nocturna al lado de los demás, observando a Hakon de reojo mientras me estiraba alzando los brazos por encima de mi cabeza. Era una lástima que no fuéramos a saltar. Precisamente Naitiri regañaba a Ubbe al respecto cuando sus últimas palabras dispararon una alarma en mi interior. Mi mirada se posó sobre ellos con rapidez, un vistazo a la expresión de Ubbe, y otra a su pecho en el cual no había cadena alguna, luego a la mano de la egipcia y no sabía ni como no había reparado en ello desde un principio. Me quedé helada ante mi descubrimiento, incapaz de que la sangre continuara bombeándose en mi cuerpo.
Hakon preguntó lo que ya habíamos deducido y en mi rostro se reflejaron el dolor y la rabia. ¡Ubbe nos dejaba! ¿Cómo era posible que fuera tan atolondrado, tan atarantado? ¿Qué no tuviera dos dedos de frente? Lo hubiera golpeado de no estarlo haciendo ya Hakon, así de violentos eran los sentimientos que me embargaban en ese momento. -¡Ubbe! Dinos que no es cierto, que no estás planeando casarte en esta realidad y abandonarnos a nuestra suerte!-
Él respondió poniéndose a la defensiva, intentando defender lo indefendible al quejarse de que no nos alegráramos por él. ¿Alegrarnos? ¡Iba a abandonar su maldita vida, a todos nosotros! -¿Qué has hecho Ubbe?- Hakon y él estaban a punto de darse de golpes pero fui yo quien se lanzó contra él y comenzó a lanzarle puñetazos en el cuerpo. -Maldito vikingo ¡no piensas en lo que haces! ¿Y qué hay de las reglas del espacio temporal! ¿Piensas que pueden haber dos Ubbe correteando por acá? ¿Qué pasará si un día te das de bruces con madre y tu otro yo? ¿Qué tal si causas que exploten o algo así?- ¡Por Odín! Una cosa era romper las reglas al no poder luchar contra sus sentimientos por Naitiri y otra distinta que realmente creyera que era buena idea dejarnos y vivir una vida en el pasado. No le importábamos un ápice, iba a abandonarnos.
Mi pecho se agitaba con la intensidad de las tempestades y mirada voló hacia Naitiri. -¿Tú estás de acuerdo con esto?- La observé, esperando encontrar en ella algo de raciocinio, pero su expresión me lo reveló todo. Me separé de ambos, a la mierda, si Ubbe quería quedarse que lo hiciera. -¡Felicidades a los dos!- No me quedé a escuchar más desvaríos, giré sobre mis talones y me alejé para dirigirme a unas rocas adonde pudiera sentarme a rumiar la desatinada noticia. No sé ni por qué me asombraba de lo que acabábamos de descubrir, pero joder, odié a Ubbe con toda mi alma.
Synnove Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 103
Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
La terca vikinga ladeaba la sonrisa mientras mis labios se batían con su pelo acariciando su oído con mi aliento, suplicaba que me escuchara, era consciente de que nunca lo hacia, pero era peligroso, solo una de las miles de tonterías que a mi hermano se le ocurrían.
Giró su rostro para enfrentar mis pardos, ínfima fue la distancia que separó nuestros labios.
Entreabrí los propios acogiendo su vaho, mi respiración se aceleró por la cercanía, no necesitaba un acantilado para sentir como caía en picado.
-Por favor -supliqué, aunque ya no se bien si para que me besara, se apartara y no ser descubiertos, o para que no se lanzara a las gélidas aguas, esa mujer nublaba mi razón mas incluso que el alcohol.
“Supongamos que te hago caso” Enarqué una ceja con cara de sorpresa ¿ella hacerme caso?
Seguí escuchándola incrédulo, eso era nuevo.
Ladeé la sonrisa cuando sus manos tomaron mi pechera, mis tempestades chocaron contra sus verdes mares cuando la mano acompaño a sus palabras en un duelo que por supuesto aceptaba.
Jadeé contra su boca.
-Lo prometo, lo sentirás ahí, dentro -apunté cuando toco su bajo vientre.
Me relamí los labios en un signo de clara tortura, deseaba colisionar con su boca casi del mismo modo que Ubbe saltar a las rocas.
-Tu corazón sera un tambor, fuerte, el que anuncia la gesta que después avivaremos en la habitación.
Synnove debió ver que esos dos venían, pues rápida cambio de posición, puso de nuevo distancia y se cruzó de brazos como si de nada hubieran servido mis palabras.
Ubbe parecía haber cambiado de idea, algo que me hizo esbozar una sonrisa contemplando a la Egipcia, algo me decía que le había dado donde mas dolía, su entrepierna.
El camino fue divertido, mi preciosa “hermana” contaba anécdotas del cabeza hueca del que tenia por hermano, yo me reía recordando cada una de ellas y mas lo hice cuando Synnove aseguró que ella era la única que ponía algo de cordura entre los dos.
La vikinga me daba palmadas en el vientre porque yo y ubbe eramos incapaces de contener la risa, verla ir de madura era algo que sonaba a utopía.
Francia el ceño y por Odin que estaba preciosa con ese gesto, me contuve, porque de estar solos la hierba verde hubiera acogido nuestros cuerpos.
Su mano rozaba la mía en tibias caricias que a mi me calcinaba, no sabia aun como se lo diria a Ubbe, pero si que no iba a entenderlo y algo me decía que lo perdería como hermano, una vez descubriera la traición que cometía.
Así alcanzamos el acantilado, Synnobe descorchaba una de las botellas cuando las palabras de Nai nos dejaron petrificados.
Me giré con el ceño fruncido, no daba crédito a la estupidez de mi hermano ¿que parte del no toques nada no había entendido? Pensé que había sido sincero, pero que ambos sabían que esto duraría lo que durara nuestra misión, que Ubbe regresaría a su tiempo y que posiblemente acabaría con la Nai vampiro. Así tenia que ser.
No me pude contener, acabé empujando a mi hermano reprochandole la locura que pensaba cometer, reprochandole que nos iba a abandonar a ambos, a padre, a madre, estábamos en guerra y él era nuestro maldito general.
Rugí cabreado cuando este aseguró que no merecía nuestra reacción.
Iba a responderlo cuando Synnobé se lanzó contra él, le golpeó el pecho rabiosa, recordandole al irresponsable de mi hermano para lo que había venido, le escupió verdades a la cara mientras Ubbe se limitaba a contenerla.
Cuando se cansó se alejo de todos con el fuego en sus labios, la ira en el cuerpo y la tristeza en su mirada.
Negué con la cabeza caminando hacia la vikinga, me dejé caer a su lado, pase mi brazo por su cuello atrayendola contra mi pecho, mis labios se posaron en su pelo.
Sabia lo que Ubbe representaba para ella, era su mellizo, su vinculo era fuerte. Joder, lo iba a echar de menos, iba a echar de menos a ese maldito cabezota.
Giró su rostro para enfrentar mis pardos, ínfima fue la distancia que separó nuestros labios.
Entreabrí los propios acogiendo su vaho, mi respiración se aceleró por la cercanía, no necesitaba un acantilado para sentir como caía en picado.
-Por favor -supliqué, aunque ya no se bien si para que me besara, se apartara y no ser descubiertos, o para que no se lanzara a las gélidas aguas, esa mujer nublaba mi razón mas incluso que el alcohol.
“Supongamos que te hago caso” Enarqué una ceja con cara de sorpresa ¿ella hacerme caso?
Seguí escuchándola incrédulo, eso era nuevo.
Ladeé la sonrisa cuando sus manos tomaron mi pechera, mis tempestades chocaron contra sus verdes mares cuando la mano acompaño a sus palabras en un duelo que por supuesto aceptaba.
Jadeé contra su boca.
-Lo prometo, lo sentirás ahí, dentro -apunté cuando toco su bajo vientre.
Me relamí los labios en un signo de clara tortura, deseaba colisionar con su boca casi del mismo modo que Ubbe saltar a las rocas.
-Tu corazón sera un tambor, fuerte, el que anuncia la gesta que después avivaremos en la habitación.
Synnove debió ver que esos dos venían, pues rápida cambio de posición, puso de nuevo distancia y se cruzó de brazos como si de nada hubieran servido mis palabras.
Ubbe parecía haber cambiado de idea, algo que me hizo esbozar una sonrisa contemplando a la Egipcia, algo me decía que le había dado donde mas dolía, su entrepierna.
El camino fue divertido, mi preciosa “hermana” contaba anécdotas del cabeza hueca del que tenia por hermano, yo me reía recordando cada una de ellas y mas lo hice cuando Synnove aseguró que ella era la única que ponía algo de cordura entre los dos.
La vikinga me daba palmadas en el vientre porque yo y ubbe eramos incapaces de contener la risa, verla ir de madura era algo que sonaba a utopía.
Francia el ceño y por Odin que estaba preciosa con ese gesto, me contuve, porque de estar solos la hierba verde hubiera acogido nuestros cuerpos.
Su mano rozaba la mía en tibias caricias que a mi me calcinaba, no sabia aun como se lo diria a Ubbe, pero si que no iba a entenderlo y algo me decía que lo perdería como hermano, una vez descubriera la traición que cometía.
Así alcanzamos el acantilado, Synnobe descorchaba una de las botellas cuando las palabras de Nai nos dejaron petrificados.
Me giré con el ceño fruncido, no daba crédito a la estupidez de mi hermano ¿que parte del no toques nada no había entendido? Pensé que había sido sincero, pero que ambos sabían que esto duraría lo que durara nuestra misión, que Ubbe regresaría a su tiempo y que posiblemente acabaría con la Nai vampiro. Así tenia que ser.
No me pude contener, acabé empujando a mi hermano reprochandole la locura que pensaba cometer, reprochandole que nos iba a abandonar a ambos, a padre, a madre, estábamos en guerra y él era nuestro maldito general.
Rugí cabreado cuando este aseguró que no merecía nuestra reacción.
Iba a responderlo cuando Synnobé se lanzó contra él, le golpeó el pecho rabiosa, recordandole al irresponsable de mi hermano para lo que había venido, le escupió verdades a la cara mientras Ubbe se limitaba a contenerla.
Cuando se cansó se alejo de todos con el fuego en sus labios, la ira en el cuerpo y la tristeza en su mirada.
Negué con la cabeza caminando hacia la vikinga, me dejé caer a su lado, pase mi brazo por su cuello atrayendola contra mi pecho, mis labios se posaron en su pelo.
Sabia lo que Ubbe representaba para ella, era su mellizo, su vinculo era fuerte. Joder, lo iba a echar de menos, iba a echar de menos a ese maldito cabezota.
Hakon Cannif- Gitano
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Fecha de inscripción : 02/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Mi atención en esos momentos estaba puesta en las palabras de Synnove, mientras íbamos de camino al acantilado donde podría jurar que el vikingo no saltaría bajo la amenaza que le había hecho y que bien pondría en práctica como lo hiciera, aunque pensaba que iba a desistir porque ese hombre era tan insaciable que seguramente no saltara, porque le había dado donde más le dolía. Ella me contaba anécdotas sobre su hermano cuando eran pequeños mientras notaba al vikingo a mí lado que se mordía el labio conteniendo la risa, por no decir de Hakon y me pregunté qué sería lo que les hacía tanta gracia. Me reía mientras me contaba cosas de cuando eran niños y negaba con la cabeza, de verdad que habían sido unos traviesos todos, porque algo me decía que Synnove era exactamente igual que su hermano. Él y Hakon se adelantaron unos pasos y nos quedamos nosotras atrás, momento que la vikinga aprovechó para dedicarme unas palabras sobre su mellizo, unas que me hizo sonreír de lado.
-Ya veo porqué te necesitaban esos dos –comenté con una sonrisa, y luego fijé mi mirada en la espalda del vikingo para luego mirar a su melliza tras sus palabras- no tengo ninguna duda sobre el enorme corazón que guarda bajo sus escudos, sus gruñidos y sus bufidos de vikingo –comenté con cierta diversión por esa frase- es justamente como dices, pero he conseguido traspasar sus escudos que no ha sido tarea fácil, y sé exactamente como es –lo había visto y vivido, una imagen que no olvidaría nunca- pero aprecio tus palabras y tú consejo. Tú lo conoces mejor que nadie, eres su melliza y os une un vínculo fuerte… me tienes que decir alguna que otra cosilla que pueda utilizar en mí favor –sonreí de lado justo cuando llegamos al acantilado, un vistazo al asomarme bastó para fulminar al vikingo con la mirada y acercarme a él mientras Synnove sacaba las botellas, y pronunciar contra sus labios el doble castigo así como esas palabras que salieron sin siquiera pensarlas realmente… las que desató todo. Uno que marcó un silencio en el lugar y en el que me di cuenta, ya tarde, de lo que había dicho viendo sus miradas, viendo como su melliza buscaba un anillo en su pecho que ya no estaba y su hermano miraba directamente a mi dedo, donde estaba aquel anillo. Mierda, no quería que fuera en ese momento cuando se enteraran de aquello porque… sabía de sobra lo que iba a pasar, ellos también sabían lo que significaba y sus reacciones no se hicieron de esperar.
Synnove buscaba el anillo en el pecho de su hermano de forma desesperada, Hakon le recriminaba lo irresponsable que era por aquello al saber que yo no me iba con ellos sino que él se quedaba, encarándose el uno con el otro y cuando quise separarlos Synnove fue más rápida que yo, se puso entre medias de los dos y comenzó a asestar golpes en el pecho del vikingo que estoicamente aguantó el huracán que era su hermana ahora mismo, diciendo verdades como puños, verdades que se clavaron en lo más hondo de mí ser porque era algo que yo también había pensado varias veces, algo a lo que no conseguía darle una solución.
¿De verdad íbamos a poder sacar aquello adelante? ¿Solventar los años que en realidad nos separaban el uno del otro, salvar esa distancia? Por Ra, él en mí tiempo ni siquiera había nacido, ¿realmente era bueno que él se quedara? Pero, por otra parte –la más egoísta de todas, en realidad- mis sentimientos estaban claros hacia él, amaba a ese maldito vikingo y la sola idea de pensar que no pertenecía a mí mismo lugar y época me destrozaba por dentro, pensar que podría estar lejos me desgarraba… era difícil asumir que no pertenecía a ese lugar, y era algo que me mataba. La mirada de su hermana se puso en la mía haciéndome aquella pregunta, y yo, no supe realmente qué responderle. ¿Qué si yo estaba de acuerdo? No tenía respuesta para esa pregunta. Yo misma me debatía entre lo moral y lo correcto, entre lo que estaba bien y lo que estaba mal… y no sabía cuál era cuál.
Nos felicitó de aquella manera viendo cómo se alejaba y yo me mordía el labio, Hakon la siguió dejándonos solos y con la sensación de que sin quererlo había jodido la noche con mis palabras, unas que no había pensado realmente y que habían desencadenado en aquello. Me sentí mal, por todo en general, pero sin embargo por él más que por nadie porque sabía lo que los había echado de menos, la forma en la que había hablado y sus ojos se iluminaban cuando me contaba algo sobre su familia… esto era como un soplo de aire fresco y yo me había cargado la noche. Acorté la distancia con el vikingo y rodeé su espalda con mis brazos dejando mi rostro contra esta, apretándolo con fuerza y cerrando los ojos.
-Lo siento –dije aferrando su camisa entre mis manos- lo siento mucho, Ubbe… sé que no querías que se enteraran de esta forma… –realmente me dolía que las cosas estuvieran de esa manera, que se hubiera truncado la noche por mi culpa- ha sido todo por culpa mía –levanté mi rostro para dejar un beso en su espalda- pero lo voy a arreglar –me separé del vikingo y me encaminé hacia donde estaban los dos, agachándome para quedar a su altura y poniendo una mano en una de sus piernas- me gustaría que me escucharais, por favor –pedí observando sus miradas puestas en mí, la de ella sin duda la que más enfadada estaba en esos momentos y no le restaba culpa- sé que lo estaréis pensando; que debería de olvidarse de mí, volver con vosotros y seguir la relación que pudiera tener con mí yo futura… es algo que puedo entender y lo comprendo desde vuestro punto de vista pero, ¿y el mío, os habéis parado a pensar por un solo segundo como me puedo sentir yo? –Claramente no, para ellos yo no era nadie en aquella época, solo la “proyección” pasada de alguien que conocían en su futuro de una forma diferente, para ellos yo no tenía mayor importancia o significado que el que les ayudara con la reliquia, porque para ellos yo no era nada ni nadie- Te he escuchado y tienes razón, en cada una de tus palabras, que debería de volver con vosotros porque así es como debería de ser pero… lo amo –atajé mirando los ojos de su hermana- amo a ese maldito vikingo, ninguno lo buscó, ninguno lo propició y así es como se dieron las cosas… no puedo borrar de un plumazo lo que siento por él, y tampoco quiero hacerlo –hice una leve pausa, los miré a los dos de forma alternativa- decidme, si amarais a alguien sabiendo que es casi un imposible, ¿no lo intentaríais? Porque yo soy así, aunque sepa que nos separa ese tiempo voy a intentarlo cueste lo que cueste… pero eso no significa que os vaya a dejar de lado, o que os abandone. Soy consciente de que pertenecemos a dos momentos diferentes, que él tiene allí toda su vida y a toda su familia, a vosotros… ¿creéis que podría ser capaz de dejar que os abandonara en mitad de la guerra? Por Ra, ¡os estoy ayudando a buscar una reliquia que para mí no tiene importancia ni relevancia alguna!, para salvar vuestro país, para parar una guerra que no es mía ni me concierne… no podría ser hipócrita y no dejar que vaya a ayudaros, porque sé que aunque le diga “no vayas” él es tan sumamente cabezota, terco y suicida como para no hacerme caso e ir –lancé un suspiro- solo… solo hemos expresado que queremos estar juntos, no hemos decidido nada todavía. Sé lo que es perder a tú familia, el dolor y el vacío que eso te deja y no quiero que él lo sufra, lo pase, ¿crees que no he pensado mil veces en una solución para ambos, que quiero que os deje de lado? –Negué con la cabeza- no podría hacerlo, él os necesita allí más de lo que a mí me pueden necesitar aquí… -notaba al vikingo tras mi espalda, era cierto que no habíamos hablado sobre más allá de cuando todo terminara, era un tema complicado y ya tendríamos tiempo- si es el sacrificio que tengo que hacer para estar con él… que así sea –me levanté para girarme y encararlo- no quiero que pases por lo que yo tuve que pasar Ubbe, no si puedo evitarlo –me mordí el labio con fuerza, mirando sus orbes azules de forma fija sabiendo que él sabía qué era lo que estaba diciendo con mis palabras- ¿Podemos dejar el tema para más adelante, cuando todo acabe? No querría que la noche se truncara por mi culpa –pero de alguna forma sabía que mis palabras, para él, no iban a pasar por alto como me gustara… pero ya habría tiempo, no quería empañar más la noche.
-Ya veo porqué te necesitaban esos dos –comenté con una sonrisa, y luego fijé mi mirada en la espalda del vikingo para luego mirar a su melliza tras sus palabras- no tengo ninguna duda sobre el enorme corazón que guarda bajo sus escudos, sus gruñidos y sus bufidos de vikingo –comenté con cierta diversión por esa frase- es justamente como dices, pero he conseguido traspasar sus escudos que no ha sido tarea fácil, y sé exactamente como es –lo había visto y vivido, una imagen que no olvidaría nunca- pero aprecio tus palabras y tú consejo. Tú lo conoces mejor que nadie, eres su melliza y os une un vínculo fuerte… me tienes que decir alguna que otra cosilla que pueda utilizar en mí favor –sonreí de lado justo cuando llegamos al acantilado, un vistazo al asomarme bastó para fulminar al vikingo con la mirada y acercarme a él mientras Synnove sacaba las botellas, y pronunciar contra sus labios el doble castigo así como esas palabras que salieron sin siquiera pensarlas realmente… las que desató todo. Uno que marcó un silencio en el lugar y en el que me di cuenta, ya tarde, de lo que había dicho viendo sus miradas, viendo como su melliza buscaba un anillo en su pecho que ya no estaba y su hermano miraba directamente a mi dedo, donde estaba aquel anillo. Mierda, no quería que fuera en ese momento cuando se enteraran de aquello porque… sabía de sobra lo que iba a pasar, ellos también sabían lo que significaba y sus reacciones no se hicieron de esperar.
Synnove buscaba el anillo en el pecho de su hermano de forma desesperada, Hakon le recriminaba lo irresponsable que era por aquello al saber que yo no me iba con ellos sino que él se quedaba, encarándose el uno con el otro y cuando quise separarlos Synnove fue más rápida que yo, se puso entre medias de los dos y comenzó a asestar golpes en el pecho del vikingo que estoicamente aguantó el huracán que era su hermana ahora mismo, diciendo verdades como puños, verdades que se clavaron en lo más hondo de mí ser porque era algo que yo también había pensado varias veces, algo a lo que no conseguía darle una solución.
¿De verdad íbamos a poder sacar aquello adelante? ¿Solventar los años que en realidad nos separaban el uno del otro, salvar esa distancia? Por Ra, él en mí tiempo ni siquiera había nacido, ¿realmente era bueno que él se quedara? Pero, por otra parte –la más egoísta de todas, en realidad- mis sentimientos estaban claros hacia él, amaba a ese maldito vikingo y la sola idea de pensar que no pertenecía a mí mismo lugar y época me destrozaba por dentro, pensar que podría estar lejos me desgarraba… era difícil asumir que no pertenecía a ese lugar, y era algo que me mataba. La mirada de su hermana se puso en la mía haciéndome aquella pregunta, y yo, no supe realmente qué responderle. ¿Qué si yo estaba de acuerdo? No tenía respuesta para esa pregunta. Yo misma me debatía entre lo moral y lo correcto, entre lo que estaba bien y lo que estaba mal… y no sabía cuál era cuál.
Nos felicitó de aquella manera viendo cómo se alejaba y yo me mordía el labio, Hakon la siguió dejándonos solos y con la sensación de que sin quererlo había jodido la noche con mis palabras, unas que no había pensado realmente y que habían desencadenado en aquello. Me sentí mal, por todo en general, pero sin embargo por él más que por nadie porque sabía lo que los había echado de menos, la forma en la que había hablado y sus ojos se iluminaban cuando me contaba algo sobre su familia… esto era como un soplo de aire fresco y yo me había cargado la noche. Acorté la distancia con el vikingo y rodeé su espalda con mis brazos dejando mi rostro contra esta, apretándolo con fuerza y cerrando los ojos.
-Lo siento –dije aferrando su camisa entre mis manos- lo siento mucho, Ubbe… sé que no querías que se enteraran de esta forma… –realmente me dolía que las cosas estuvieran de esa manera, que se hubiera truncado la noche por mi culpa- ha sido todo por culpa mía –levanté mi rostro para dejar un beso en su espalda- pero lo voy a arreglar –me separé del vikingo y me encaminé hacia donde estaban los dos, agachándome para quedar a su altura y poniendo una mano en una de sus piernas- me gustaría que me escucharais, por favor –pedí observando sus miradas puestas en mí, la de ella sin duda la que más enfadada estaba en esos momentos y no le restaba culpa- sé que lo estaréis pensando; que debería de olvidarse de mí, volver con vosotros y seguir la relación que pudiera tener con mí yo futura… es algo que puedo entender y lo comprendo desde vuestro punto de vista pero, ¿y el mío, os habéis parado a pensar por un solo segundo como me puedo sentir yo? –Claramente no, para ellos yo no era nadie en aquella época, solo la “proyección” pasada de alguien que conocían en su futuro de una forma diferente, para ellos yo no tenía mayor importancia o significado que el que les ayudara con la reliquia, porque para ellos yo no era nada ni nadie- Te he escuchado y tienes razón, en cada una de tus palabras, que debería de volver con vosotros porque así es como debería de ser pero… lo amo –atajé mirando los ojos de su hermana- amo a ese maldito vikingo, ninguno lo buscó, ninguno lo propició y así es como se dieron las cosas… no puedo borrar de un plumazo lo que siento por él, y tampoco quiero hacerlo –hice una leve pausa, los miré a los dos de forma alternativa- decidme, si amarais a alguien sabiendo que es casi un imposible, ¿no lo intentaríais? Porque yo soy así, aunque sepa que nos separa ese tiempo voy a intentarlo cueste lo que cueste… pero eso no significa que os vaya a dejar de lado, o que os abandone. Soy consciente de que pertenecemos a dos momentos diferentes, que él tiene allí toda su vida y a toda su familia, a vosotros… ¿creéis que podría ser capaz de dejar que os abandonara en mitad de la guerra? Por Ra, ¡os estoy ayudando a buscar una reliquia que para mí no tiene importancia ni relevancia alguna!, para salvar vuestro país, para parar una guerra que no es mía ni me concierne… no podría ser hipócrita y no dejar que vaya a ayudaros, porque sé que aunque le diga “no vayas” él es tan sumamente cabezota, terco y suicida como para no hacerme caso e ir –lancé un suspiro- solo… solo hemos expresado que queremos estar juntos, no hemos decidido nada todavía. Sé lo que es perder a tú familia, el dolor y el vacío que eso te deja y no quiero que él lo sufra, lo pase, ¿crees que no he pensado mil veces en una solución para ambos, que quiero que os deje de lado? –Negué con la cabeza- no podría hacerlo, él os necesita allí más de lo que a mí me pueden necesitar aquí… -notaba al vikingo tras mi espalda, era cierto que no habíamos hablado sobre más allá de cuando todo terminara, era un tema complicado y ya tendríamos tiempo- si es el sacrificio que tengo que hacer para estar con él… que así sea –me levanté para girarme y encararlo- no quiero que pases por lo que yo tuve que pasar Ubbe, no si puedo evitarlo –me mordí el labio con fuerza, mirando sus orbes azules de forma fija sabiendo que él sabía qué era lo que estaba diciendo con mis palabras- ¿Podemos dejar el tema para más adelante, cuando todo acabe? No querría que la noche se truncara por mi culpa –pero de alguna forma sabía que mis palabras, para él, no iban a pasar por alto como me gustara… pero ya habría tiempo, no quería empañar más la noche.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Hakon y yo nos encarábamos inamovibles en nuestras posturas, él no entendía el porque de mi decisión, yo no comprendía como no se alegraba por verme como me veía.
Entramos en un bucle de reproches que bine hubieran llegado a las manos, si mi hermana no se hubiera abierto paso entre ambos para buscar la cadena, el anillos y después golpear mi pecho como un huracán enfurecido.
La aparté sujetándola de la cintura, había entrado en modo bersheker y la verdad es que no fueron tanto sus puñetazos como palabras las que se clavaron en el fondo de mis entrañas.
Tenia razón en parte, pero ¡por Odin! ¿que hacer si amaba a una mujer de este tiempo? ¿rendirme? No pensaba abandonarlos en medio de una guerra, por eso seguía buscando la reliquia aun a riesgo de perder la maldita vida, esa que quería utilizar para hacer feliz a Nai.
Lucharía, lucharía para los míos, por el norte, regresaría y por Odin que alzaría la espada con valor aunque las valquirias me tuvieran que llevar hoy, pero después ¿no merecía volver a los brazos de la que había elegido como mujer? ¿no era acaso eso lo justo?
Mi hermana se separó de mi, por lo bajo rugí que era fácil para ellos, no habían conocido el amor abrasar sus entrañas como lo había sentido yo.
Mi hermana se sentó al borde del precipicio, Hakon acompañó su dolor y mis brazos se abrieron para acoger a una egipcia rota por aquella discursion.
Se disculpó, aunque la verdad no se exactamente por que.
-Nai, te quiero -ladeé la sonrisa iba lo suficientemente borracho como para decirlo sin esconderme tras alguno de mis escudos -no importa el momento en el que lo hubieran descubierto, esta hubiera sido su reacción de igual modo.
Lucharé, ganaré y nos casaremos, y eso es inamovible. Ellos pueden estar conmigo o contra mi, pero juro por Thor que te desposaré porque ya no imagino una vida sin ti.
Nai dijo que lo solucionaría, dejé escapar el aire viendo como se alejaba, no necesitaba que les explicara nada, ya eramos mayores para tomar nuestras propias decisiones.
¿Acaso creían que a mi no me dolía la idea de no estar con mi familia? Pero mas me dolía perderla a ella. Todos seguiríamos nuestro camino y se que de un modo u otro estos senderos se cruzarían en algún punto.
De momento era la guerra lo que nos tenia que preocupar, mantenernos unidos como siempre lo habíamos estado, después, Odin dirá el sino que nos queda marcado.
Nai volvió apenada, había escuchado sus palabras, mis orbes azules se hundieron en sus desiertos.
-No quiero que pierdas mas Nai -aseguré deslizando mi dedo por su rostro con suavidad -acabas de reencontrarte con tu madre, aquí tienes a tu padre, no voy a arrancarte de un mundo donde tienes todo cuanto amas -le aseguré acortando la distancia que separaba nuestras bocas hambrientas.
Asentí cuando dijo que el tiempo pondría cada cosa en su lugar, cierto era que a fecha de hoy esta conversación carecía de sentido, primero teníamos que luchar, ganar y salir vivos de ese encuentro.
Una vez el norte fuera libre podíamos discutir largo y tendido sobre donde y como celebrar la boda y como hacer para que ninguno de los dos lo perdiera todo.
-Hakon, Synnove, vosotros sois mis malditos hermanos, eso no lo cambiará el tiempo, ni la distancia, ni la muerte.
Estreché entre mis brazos a mi prometida, podía sentirla rota, algo que no pensaba consentir de ninguna de las maneras.
Ladeé la sonrisa y azoté su trasero mientras volvía a soltar un uffff ahora acariciando sus nalgas.
-Creo que podría correrme solo tocándotelo -bromeé tratando de cambiar el funerario habiente.
Me pegó un puñetazo en el pecho antes de que mi boca repasara su cuello con mis dientes, lamiendo cada centímetro de su piel.
-Vamos hermanos ¿creía que habíamos venido aquí para lanzarnos al vacio?
Entramos en un bucle de reproches que bine hubieran llegado a las manos, si mi hermana no se hubiera abierto paso entre ambos para buscar la cadena, el anillos y después golpear mi pecho como un huracán enfurecido.
La aparté sujetándola de la cintura, había entrado en modo bersheker y la verdad es que no fueron tanto sus puñetazos como palabras las que se clavaron en el fondo de mis entrañas.
Tenia razón en parte, pero ¡por Odin! ¿que hacer si amaba a una mujer de este tiempo? ¿rendirme? No pensaba abandonarlos en medio de una guerra, por eso seguía buscando la reliquia aun a riesgo de perder la maldita vida, esa que quería utilizar para hacer feliz a Nai.
Lucharía, lucharía para los míos, por el norte, regresaría y por Odin que alzaría la espada con valor aunque las valquirias me tuvieran que llevar hoy, pero después ¿no merecía volver a los brazos de la que había elegido como mujer? ¿no era acaso eso lo justo?
Mi hermana se separó de mi, por lo bajo rugí que era fácil para ellos, no habían conocido el amor abrasar sus entrañas como lo había sentido yo.
Mi hermana se sentó al borde del precipicio, Hakon acompañó su dolor y mis brazos se abrieron para acoger a una egipcia rota por aquella discursion.
Se disculpó, aunque la verdad no se exactamente por que.
-Nai, te quiero -ladeé la sonrisa iba lo suficientemente borracho como para decirlo sin esconderme tras alguno de mis escudos -no importa el momento en el que lo hubieran descubierto, esta hubiera sido su reacción de igual modo.
Lucharé, ganaré y nos casaremos, y eso es inamovible. Ellos pueden estar conmigo o contra mi, pero juro por Thor que te desposaré porque ya no imagino una vida sin ti.
Nai dijo que lo solucionaría, dejé escapar el aire viendo como se alejaba, no necesitaba que les explicara nada, ya eramos mayores para tomar nuestras propias decisiones.
¿Acaso creían que a mi no me dolía la idea de no estar con mi familia? Pero mas me dolía perderla a ella. Todos seguiríamos nuestro camino y se que de un modo u otro estos senderos se cruzarían en algún punto.
De momento era la guerra lo que nos tenia que preocupar, mantenernos unidos como siempre lo habíamos estado, después, Odin dirá el sino que nos queda marcado.
Nai volvió apenada, había escuchado sus palabras, mis orbes azules se hundieron en sus desiertos.
-No quiero que pierdas mas Nai -aseguré deslizando mi dedo por su rostro con suavidad -acabas de reencontrarte con tu madre, aquí tienes a tu padre, no voy a arrancarte de un mundo donde tienes todo cuanto amas -le aseguré acortando la distancia que separaba nuestras bocas hambrientas.
Asentí cuando dijo que el tiempo pondría cada cosa en su lugar, cierto era que a fecha de hoy esta conversación carecía de sentido, primero teníamos que luchar, ganar y salir vivos de ese encuentro.
Una vez el norte fuera libre podíamos discutir largo y tendido sobre donde y como celebrar la boda y como hacer para que ninguno de los dos lo perdiera todo.
-Hakon, Synnove, vosotros sois mis malditos hermanos, eso no lo cambiará el tiempo, ni la distancia, ni la muerte.
Estreché entre mis brazos a mi prometida, podía sentirla rota, algo que no pensaba consentir de ninguna de las maneras.
Ladeé la sonrisa y azoté su trasero mientras volvía a soltar un uffff ahora acariciando sus nalgas.
-Creo que podría correrme solo tocándotelo -bromeé tratando de cambiar el funerario habiente.
Me pegó un puñetazo en el pecho antes de que mi boca repasara su cuello con mis dientes, lamiendo cada centímetro de su piel.
-Vamos hermanos ¿creía que habíamos venido aquí para lanzarnos al vacio?
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Me dejé caer sobre las rocas sin ánimos de nada. Ubbe ni siquiera abrió la maldita boca cuando recibió mis golpes, ya tenía su decisión tomada, iba a iniciar algo con Naitiri en este tiempo y le valía un condenado bledo lo que Hakon y yo pudiéramos pensar al respecto. Era mi mellizo, maldita sea, nos unía un lazo que no cualquiera podría llegar a comprender, aunque ambos fuésemos unos cabezotas y no lo expresásemos bien con palabras. De todas formas no era necesario, ambos lo sabíamos, y yo di por sentado que aunque algún día se dejara de sus correrías entre las faldas de las mujeres y decidiera sentar cabeza, sería en nuestra tierra. Nos seguiríamos viendo, me convertiría en tía y vería crecer a su prole que gruñiría y bufaría como él.
Negué con la cabeza cuando sentí como Hakon se aproximaba. No quería nada, Ubbe podía hacer lo que le diera la gana, si tan poco valíamos para él. El brazo masculino me acercó y aunque estaba tensa al principio me dejé consolar de esa manera, buscando mi refugio en él al apoyar mi cabeza en su pecho. -¿Cómo pudo iniciar algo con Naitiri en esta época, comprometerse con ella y creer que sería una buena idea?- arrastré las palabras. Lo había visto con Nai en el futuro, ellos ya tenían algo, era incluso lo suficientemente significativo como para que más atarantado que de costumbre se hubiese lanzado por el portal. El cabezota ni siquiera se percataba de que él era la razón por la que Hakon y yo habíamos acabado aquí. -No debí cruzar el portal.-
Naitiri se aproximó a nosotros y se agachó para mirarnos. Di un respingo cuando lo noté, sus ojos avellana se posaban por segundos en los míos y otros en los de Hakon. Tenía su punto de vista con respecto a todo esto ¿y como no tenerlo? Si cargaba un anillo de compromiso en su dedo. La escuché en silencio, se le notaba muy enamorada de Ubbe, no esperaba que hablara así de él o que profesara sentimientos tan intensos hacia mi hermano. Habló de lo que el vikingo significaba para ella, de como se sentía al respecto, y terminó diciendo que estaba dispuesta a sacrificarse incluso para que no perdiera a su familia. Su mirada era franca y con ella tocó una cuerda en mi interior, mucho tuvo que ver con la manera en que describió un amor casi imposible. Luego se levantó y regresó al lado de mi hermano.
Mis ojos siguieron la figura de la egipcia, viéndola abrazar cariñosamente a Ubbe. No la culpaba a ella, después de todo, se había enamorado. Lo culpaba a él por jugar con el pasado de esta forma, por no esperar a regresar con la Nai de nuestro tiempo. No tocar nada. ¿Cómo es que era precisamente yo quien se preocupaba por las repercusiones que pudieran existir al alterar de esta forma el pasado?
Una sonrisa irónica se asomó a mis labios cuando habló de que ni el tiempo ni el espacio iba a impedir que fuésemos hermanos. No le respondí, si lo hacía haría mucho más que pegarle puñetazos. Me separé del pecho que me cobijaba para tomar una botella y descorcharla pero solo la mantuve entre mis dedos.
Me levanté manteniéndome al pie del acantilado. -Por los amores imposibles.- dije, alzando la botella en el aire frente a mi. En ese momento retumbó el trueno con violencia. Un trueno siguió a otro y pronto el cielo se cargó de electricidad. Thor golpeaba implacable con su martillo al ser provocado por la audacia de los vikingos. Un rayo cayó con furia a pocos metros de distancia y el suelo bajo nosotros se sacudió con frenesí. Perdí el equilibrio y antes de comprender lo que sucedía las piedras cedieron bajo mis pies provocando que cayera precipitadamente hacia las turbulentas aguas.
Synnove Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Synnove negaba con la cabeza, no quería que me acercara, la conocía, era terca, nunca reconocía necesitar un hombro en el que apoyarse, mostrase débil no era típico de esta vikinga.
Entendía su dolor, para ella Ubbe lo era todo, su mellizo, entre los dos siempre hubo una unión fuerte. Todos sabíamos que tarde o temprano haríamos sus vidas, pero nunca tuvimos la idea de no ver a nuestros sobrinos correr y a los primos criarse juntos espada en mano como habíamos hecho nosotros.
Ubbe nos privaba de él y de su linaje.
Besé su pelo cuando su cabeza se refugio con tibieza en mi pecho.
Las lagrimas la igual que las palabras de dolor se sucedieron mientras mi brazo rodeaba su cintura delicadamente atrayendola mas contra mi.
En ese momento me importaba bien poco lo que los demás pudieran pensar, Ubbe quería a la egipcia, pero la que estaba destrozada era la mujer que yo amaba.
-La quiere -sentencié como respuesta a su pregunta.
Entendía en parte a Ubbe, porque mi amor por Synnove estaba prohibido desde el mismo instante en el que madre la colocó en mis brazos para decirme que esa cosa pequeña y llorona era mi hermana. En ese entonces yo tenia 4 años y esperaba unos hermanos con los que jugar, con los que hacer chocar mi espada de madera. Ellos eran tan pequeños que no les encontré mucha utilidad, pero aun así me asomaba a la cuna para mirarlos la mayor parte del tiempo dormir.
Recuerdo que Synnove aria sus ojso y los centraba en msi pardos lanzando sus brazos para atrapar mi pelo negro tirando de el si lograba cazarlo.
No se cuando descubrí que a diferencia de como veía a Ubbe a ella no la veía así, creo que fue cuando empezó a cambiar, cuando su cuerpo empezó a tomar forma y mis hormonas a revolucionarse con su cercanía.
Buscaba el contacto por tonto que fuera, desde tirarle de las trenzas, hasta enredarnos en una absurda lucha sobre la hierba.
Naitiri se acercó a nosotros para explicarnos lo que sentía por nuestro hermano entendía lo que decía, de echo valoraba la honradez que tenia al darnos las pertinentes explicaciones cuando en realidad era el cabeza hueca de mi hermano el que tendría que darlas y no ella.
Pero como no, el orgulloso del general no osó abrir la boca para excusarse, se limitó simplemente a decir que fuere como fuere siempre seriamos hermanos.
Synnove se lazo del suelo iba bastante borracha y mas que pensaba estarlo cuando tomo la botella para brindar por los amores prohibidos, la tormenta se desató como tributo a los vikingos. Thor estaba cabreado, los truenos se sucedían a nuestro alrededor acompañados de relámpagos y pronto la lluvia cayo violenta sobre nuestros cuerpos.
Todo pasó demasiado rápido, un trueno calló a nuestro lado con la mala suerte de quebrar las rocas del acantilado precipitando por el a Synnve que bebía de la botella justo en el borde.
Mi mano se lanzó rauda a cazar la ajena, pero apenas fui capaz de rozar sus dedos meintras un ahogado grito escapaba de mi garganta.
No lo pensé, tras ella me lancé desesperado, gritando su nombre con los ojos completamente fuera de mis órbitas viendo su cuerpo precipitarse al vació.
Las rocas abajo hacían a las olas chocar violentas contra ellas, burbujas blancas que ocultaban las piedras.
Rezaba a los dioses cristianos y paganos por que nada le sucediera, yo no podía perderla, la necesitaba, la amaba y estaba dispuesto a todo, condenaría mi vida si era necesario para que los dioses la salvaran.
Su cuerpo impactó bruscamente contra la blanca espuma, rugí al ver ríos carmesí antes de ser yo el que era engullido por las cristalinas y gélidas aguas que me arrastraban a trompicones hacia el fondo de ellas.
Abrí los ojos, me habia golpeado el hombro, la espalda y el costado, pero eso no me preocupaba lo mas mínimo.
Mis tempestades buscaban desesperado el cuerpo de la vikinga, hasta dar con ella atrapada por el agua, inconsciente y sangrando por la cabeza.
Me impulsé con pies y manos para llegar a ella, la corriente me arrastraba, el oxigeno me faltaba y la fe me ahogaba, no podía perderla, eso era en lo único que pensaba.
Logré finalmente aferrar su cintura con mi brazo y tire de ambos hacia el exterior, una bocanada de aire fue lo único que llenó mis pulmones.
Synnobe por el contrario no respiraba y ahí creció mi angustia y desesperación.
-Aguante maldita vikinga terca, no puedes dejarme, me escuchas, te traeré de vuelta aunque tenga que arrancarte de los brazos de u valquiria -rugí tirando de ella para llevarla hacia la orilla marítima.
Entendía su dolor, para ella Ubbe lo era todo, su mellizo, entre los dos siempre hubo una unión fuerte. Todos sabíamos que tarde o temprano haríamos sus vidas, pero nunca tuvimos la idea de no ver a nuestros sobrinos correr y a los primos criarse juntos espada en mano como habíamos hecho nosotros.
Ubbe nos privaba de él y de su linaje.
Besé su pelo cuando su cabeza se refugio con tibieza en mi pecho.
Las lagrimas la igual que las palabras de dolor se sucedieron mientras mi brazo rodeaba su cintura delicadamente atrayendola mas contra mi.
En ese momento me importaba bien poco lo que los demás pudieran pensar, Ubbe quería a la egipcia, pero la que estaba destrozada era la mujer que yo amaba.
-La quiere -sentencié como respuesta a su pregunta.
Entendía en parte a Ubbe, porque mi amor por Synnove estaba prohibido desde el mismo instante en el que madre la colocó en mis brazos para decirme que esa cosa pequeña y llorona era mi hermana. En ese entonces yo tenia 4 años y esperaba unos hermanos con los que jugar, con los que hacer chocar mi espada de madera. Ellos eran tan pequeños que no les encontré mucha utilidad, pero aun así me asomaba a la cuna para mirarlos la mayor parte del tiempo dormir.
Recuerdo que Synnove aria sus ojso y los centraba en msi pardos lanzando sus brazos para atrapar mi pelo negro tirando de el si lograba cazarlo.
No se cuando descubrí que a diferencia de como veía a Ubbe a ella no la veía así, creo que fue cuando empezó a cambiar, cuando su cuerpo empezó a tomar forma y mis hormonas a revolucionarse con su cercanía.
Buscaba el contacto por tonto que fuera, desde tirarle de las trenzas, hasta enredarnos en una absurda lucha sobre la hierba.
Naitiri se acercó a nosotros para explicarnos lo que sentía por nuestro hermano entendía lo que decía, de echo valoraba la honradez que tenia al darnos las pertinentes explicaciones cuando en realidad era el cabeza hueca de mi hermano el que tendría que darlas y no ella.
Pero como no, el orgulloso del general no osó abrir la boca para excusarse, se limitó simplemente a decir que fuere como fuere siempre seriamos hermanos.
Synnove se lazo del suelo iba bastante borracha y mas que pensaba estarlo cuando tomo la botella para brindar por los amores prohibidos, la tormenta se desató como tributo a los vikingos. Thor estaba cabreado, los truenos se sucedían a nuestro alrededor acompañados de relámpagos y pronto la lluvia cayo violenta sobre nuestros cuerpos.
Todo pasó demasiado rápido, un trueno calló a nuestro lado con la mala suerte de quebrar las rocas del acantilado precipitando por el a Synnve que bebía de la botella justo en el borde.
Mi mano se lanzó rauda a cazar la ajena, pero apenas fui capaz de rozar sus dedos meintras un ahogado grito escapaba de mi garganta.
No lo pensé, tras ella me lancé desesperado, gritando su nombre con los ojos completamente fuera de mis órbitas viendo su cuerpo precipitarse al vació.
Las rocas abajo hacían a las olas chocar violentas contra ellas, burbujas blancas que ocultaban las piedras.
Rezaba a los dioses cristianos y paganos por que nada le sucediera, yo no podía perderla, la necesitaba, la amaba y estaba dispuesto a todo, condenaría mi vida si era necesario para que los dioses la salvaran.
Su cuerpo impactó bruscamente contra la blanca espuma, rugí al ver ríos carmesí antes de ser yo el que era engullido por las cristalinas y gélidas aguas que me arrastraban a trompicones hacia el fondo de ellas.
Abrí los ojos, me habia golpeado el hombro, la espalda y el costado, pero eso no me preocupaba lo mas mínimo.
Mis tempestades buscaban desesperado el cuerpo de la vikinga, hasta dar con ella atrapada por el agua, inconsciente y sangrando por la cabeza.
Me impulsé con pies y manos para llegar a ella, la corriente me arrastraba, el oxigeno me faltaba y la fe me ahogaba, no podía perderla, eso era en lo único que pensaba.
Logré finalmente aferrar su cintura con mi brazo y tire de ambos hacia el exterior, una bocanada de aire fue lo único que llenó mis pulmones.
Synnobe por el contrario no respiraba y ahí creció mi angustia y desesperación.
-Aguante maldita vikinga terca, no puedes dejarme, me escuchas, te traeré de vuelta aunque tenga que arrancarte de los brazos de u valquiria -rugí tirando de ella para llevarla hacia la orilla marítima.
Hakon Cannif- Gitano
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Fecha de inscripción : 02/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
El ambiente había cambiado bastante desde que a mí se me había escapado accidentalmente una palabra, una sola, que había marcado los acontecimientos que ahora se desarrollaban frente a nosotros. Me sentía mal por aquel momento, pero tal y como le había dicho al vikingo lo solucionaría y fue por eso mismo que no dudé en acercarme a sus hermanos y hablar con ellos, podía sentir sus miradas fijas en mí por las palabras que había dicho, yo entendía que lo miraran todo desde su punto de vista pero ¿dónde quedaba el mío? Era su hermano, eran de otro tiempo y ellos sabían que casarse conmigo lo anclaría a este tiempo de una forma u otra, que eso los separaría y sí… lo entendía, no culpaba la forma en la que se habían puesto ninguno de los dos pero yo no podía dejar de sentirme mal por ello, no quería que el primer día que se reencontraban acabara de esa forma, seguro que le hubiera gustado decírselo él y explicarles la situación… pero las cosas habían salido así de esa forma.
Volví con el vikingo dejándolos a los dos para notar que me envolvía entre sus brazos, quizás notando como me sentía en esos momentos, diciendo que me quería con esa sonrisa ladeada que me hizo sonreír levemente. Él aseguraba que tras la guerra nos casaríamos y que nada podría cambiar eso, que no imaginaba una vida sin mí tal y como yo no imaginaba una vida sin él en esos momentos. Sus ojos se fijaron e los míos y fue cuando dijo aquellas palabras deslizando un dedo por mi rostro con suavidad, decía que no quería que perdiera nada más ahora que había encontrado a mí madre de nuevo, que tenía a mí padre y que no quería arrancarme de un mundo que amaba pero… ¿podría yo permitir que él dejara a toda su familia detrás? Sus hermanos, sus padres, sus primos… yo sabía lo que era perder a tu familia, el vacío y el dolor que te dejaba en el pecho… y eso, por mucho que él dijera, era algo que no iba a permitir que pasara.
Lancé un suspiro dejando mi frente contra su pecho para luego notar que alzaba mi rostro y sus labios buscaban los míos en un beso lento, lo necesité, no lo iba a negar. Pero ese no era el momento para hablar sobre nuestro futuro, cuando todo pasara, cuando la guerra terminara ya hablaríamos sobre dónde y cómo, ahora lo importante era centrarnos en ese día que no quería arruinarle más. Sus manos bajaron a mis nalgas, dejó un azote, y luego las acarició con su típica expresión saliendo de sus labios que me hizo sonreír y esas palabras en las que negué con la cabeza… ese hombre tenía un serio problema, comenzaba a sospecharlo en ese momento. Reí levemente y dejé un puñetazo en su pecho separándome un poco de él mientras lo fulminaba por su pregunta, y negué con la cabeza.
-Nada de saltar al vacío, al menos tú no –le dije señalándolo con el dedo apuntando la yema dando contra su pecho, cuando fue su hermana quien se levantó botella en mano brindando por los amores imposibles, algo que me hizo mirarla de forma fija cuando un trueno anunció lo que se nos avecinaba, otro le siguió al que había sonado y las gotas comenzaron a caer haciendo que mirara al cielo empezando a notar como nos mojábamos poco a poco- míralo de esta forma, así ya no tienes que saltar para darte un chapuzón –le comenté con una leve sonrisa cuando todo pasó demasiado rápido, en tan solo cuestión de un par de segundos: sonó un trueno y un rayo cayó cerca de donde estaba Synnove, tan pronto como estaba frente a nosotros desapareció al caer por el acantilado al quebrar las rocas donde estaba ella. Un grito ahogado salió de mis labios al ver como caía y pronto Hakon se lanzó sin pensarlo tras ella quedando los dos arriba, corrimos hacia el borde y sin pensarlo rodeé la cintura del vikingo para que no se lanzara convencida de que iría tras ellos pero si yo lo aferraba no se lanzaría, desde allí poco podíamos ver y la incertidumbre y la angustia nos recorría, su pecho subía y bajaba con rapidez y apoyé mi mano en el lugar para que me mirara, tranquilizarlo de alguna forma con mis palabras y hacerle ver que podíamos bajar pero no lanzándonos.
No perdimos mucho el tiempo y comenzamos a correr para bajar del acantilado hasta la orilla, él corría mucho más que yo dificultada por el vestido así que me paré y cogiendo el bajo del vestido de un tirón seco y fuerte hice una pequeña abertura facilitando mi movimiento y que pudiera correr mejor, él era más rápido y lo seguí como pude. Llegué incluso casi a tropezarme en un par de ocasiones pero no lo hice y seguí al vikingo hasta que llegamos a la orilla donde Hakon sacaba a su hermana en brazos, a él se le veía las heridas con el hombro y el torso manchado de sangre, pero estaba consciente cosa que su hermana no. La dejó sobre el suelo y fui la última en acercarme para comprobar como estaba, se le veía sangre de un golpe en la cabeza pero no respiraba para angustia de los dos hermanos, así que hice lo único que podía hacer en esos momentos.
-La herida, presiónala para pararla –me dirigí a los dos para que lo hiciera el que primero reaccionara, yo aparté un poco la camisa que llevaba y mis manos pronto comenzaron a bombear sobre su corazón para que volviera a respirar de nuevo. “Uno, dos, tres, cuatro, cinco” conté mentalmente las veces que presioné con fuerza y llevé mis labios a los de ella y vuelta a empezar otra vez, hasta cinco y volver a darle aire para que pudiera llegar a sus pulmones. Una tercera vez lo hice mientras no dejaba de pensar en que despertara y que ese milagro se produjera de nuevo como ya había hecho una vez, en que reaccionara y expulsara el agua para que respirara de nuevo. Una cuarta vez y cuando empecé a bombear de nuevo tosió, se revolvió tirando el agua que había tragado y la puse de lado apartando el pelo para que respirara y tirara todo facilitando así el paso de aire, la lluvia seguía cayendo sobre nosotros pero por suerte no había pasado la cosa a mayores, dejamos que se repusiera un poco y luego se incorporó aunque yo volví a tumbarla de nuevo sobre el suelo notando sus ojos en los míos- descansa mientras te miro esa herida que tienes –parecía que iba a replicarme algo pero la miré de forma que solo se mordió el labio mientras miraba la herida de la cabeza, por suerte no era profunda para lo que podría haber sido, pero si necesitaría algún que otro punto por la brecha que llevaba- no es grave, necesitarás algunos puntos cuando te cure y así tendrás otra marca de guerra que contar algún día –sonreí levemente y me acerqué para mirar ahora a Hakon quien parecía más preocupado en ella que en sus propias heridas- ¿me dejas echarles un vistazo? –pareció que lo saqué de sus pensamientos porque centró su mirada en la mía mientras ella se reponía del golpe y volvía a respirar con normalidad.
Volví con el vikingo dejándolos a los dos para notar que me envolvía entre sus brazos, quizás notando como me sentía en esos momentos, diciendo que me quería con esa sonrisa ladeada que me hizo sonreír levemente. Él aseguraba que tras la guerra nos casaríamos y que nada podría cambiar eso, que no imaginaba una vida sin mí tal y como yo no imaginaba una vida sin él en esos momentos. Sus ojos se fijaron e los míos y fue cuando dijo aquellas palabras deslizando un dedo por mi rostro con suavidad, decía que no quería que perdiera nada más ahora que había encontrado a mí madre de nuevo, que tenía a mí padre y que no quería arrancarme de un mundo que amaba pero… ¿podría yo permitir que él dejara a toda su familia detrás? Sus hermanos, sus padres, sus primos… yo sabía lo que era perder a tu familia, el vacío y el dolor que te dejaba en el pecho… y eso, por mucho que él dijera, era algo que no iba a permitir que pasara.
Lancé un suspiro dejando mi frente contra su pecho para luego notar que alzaba mi rostro y sus labios buscaban los míos en un beso lento, lo necesité, no lo iba a negar. Pero ese no era el momento para hablar sobre nuestro futuro, cuando todo pasara, cuando la guerra terminara ya hablaríamos sobre dónde y cómo, ahora lo importante era centrarnos en ese día que no quería arruinarle más. Sus manos bajaron a mis nalgas, dejó un azote, y luego las acarició con su típica expresión saliendo de sus labios que me hizo sonreír y esas palabras en las que negué con la cabeza… ese hombre tenía un serio problema, comenzaba a sospecharlo en ese momento. Reí levemente y dejé un puñetazo en su pecho separándome un poco de él mientras lo fulminaba por su pregunta, y negué con la cabeza.
-Nada de saltar al vacío, al menos tú no –le dije señalándolo con el dedo apuntando la yema dando contra su pecho, cuando fue su hermana quien se levantó botella en mano brindando por los amores imposibles, algo que me hizo mirarla de forma fija cuando un trueno anunció lo que se nos avecinaba, otro le siguió al que había sonado y las gotas comenzaron a caer haciendo que mirara al cielo empezando a notar como nos mojábamos poco a poco- míralo de esta forma, así ya no tienes que saltar para darte un chapuzón –le comenté con una leve sonrisa cuando todo pasó demasiado rápido, en tan solo cuestión de un par de segundos: sonó un trueno y un rayo cayó cerca de donde estaba Synnove, tan pronto como estaba frente a nosotros desapareció al caer por el acantilado al quebrar las rocas donde estaba ella. Un grito ahogado salió de mis labios al ver como caía y pronto Hakon se lanzó sin pensarlo tras ella quedando los dos arriba, corrimos hacia el borde y sin pensarlo rodeé la cintura del vikingo para que no se lanzara convencida de que iría tras ellos pero si yo lo aferraba no se lanzaría, desde allí poco podíamos ver y la incertidumbre y la angustia nos recorría, su pecho subía y bajaba con rapidez y apoyé mi mano en el lugar para que me mirara, tranquilizarlo de alguna forma con mis palabras y hacerle ver que podíamos bajar pero no lanzándonos.
No perdimos mucho el tiempo y comenzamos a correr para bajar del acantilado hasta la orilla, él corría mucho más que yo dificultada por el vestido así que me paré y cogiendo el bajo del vestido de un tirón seco y fuerte hice una pequeña abertura facilitando mi movimiento y que pudiera correr mejor, él era más rápido y lo seguí como pude. Llegué incluso casi a tropezarme en un par de ocasiones pero no lo hice y seguí al vikingo hasta que llegamos a la orilla donde Hakon sacaba a su hermana en brazos, a él se le veía las heridas con el hombro y el torso manchado de sangre, pero estaba consciente cosa que su hermana no. La dejó sobre el suelo y fui la última en acercarme para comprobar como estaba, se le veía sangre de un golpe en la cabeza pero no respiraba para angustia de los dos hermanos, así que hice lo único que podía hacer en esos momentos.
-La herida, presiónala para pararla –me dirigí a los dos para que lo hiciera el que primero reaccionara, yo aparté un poco la camisa que llevaba y mis manos pronto comenzaron a bombear sobre su corazón para que volviera a respirar de nuevo. “Uno, dos, tres, cuatro, cinco” conté mentalmente las veces que presioné con fuerza y llevé mis labios a los de ella y vuelta a empezar otra vez, hasta cinco y volver a darle aire para que pudiera llegar a sus pulmones. Una tercera vez lo hice mientras no dejaba de pensar en que despertara y que ese milagro se produjera de nuevo como ya había hecho una vez, en que reaccionara y expulsara el agua para que respirara de nuevo. Una cuarta vez y cuando empecé a bombear de nuevo tosió, se revolvió tirando el agua que había tragado y la puse de lado apartando el pelo para que respirara y tirara todo facilitando así el paso de aire, la lluvia seguía cayendo sobre nosotros pero por suerte no había pasado la cosa a mayores, dejamos que se repusiera un poco y luego se incorporó aunque yo volví a tumbarla de nuevo sobre el suelo notando sus ojos en los míos- descansa mientras te miro esa herida que tienes –parecía que iba a replicarme algo pero la miré de forma que solo se mordió el labio mientras miraba la herida de la cabeza, por suerte no era profunda para lo que podría haber sido, pero si necesitaría algún que otro punto por la brecha que llevaba- no es grave, necesitarás algunos puntos cuando te cure y así tendrás otra marca de guerra que contar algún día –sonreí levemente y me acerqué para mirar ahora a Hakon quien parecía más preocupado en ella que en sus propias heridas- ¿me dejas echarles un vistazo? –pareció que lo saqué de sus pensamientos porque centró su mirada en la mía mientras ella se reponía del golpe y volvía a respirar con normalidad.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Al menos con mis tonterías logré animar a mi prometida que ahora con una sonrisa en los labios, el dedo inquisidor en alto y el ceño fruncido me aseguraba que no seria yo el que se lanzaría la vació.
Su dedo golpeaba mi pecho mientras yo iba a alegar en mi defensa que no me iba a pasar nada y que yo controlaba cuando mi hermana se levantó botella en mano para brindar por los amores imposibles.
Como si Thor nos oyera y quisiera acompañarnos en ese brindis descargó sobre nosotros una intempestiva tormenta que no solo caló nuestros huesos si no que plago el cielo de rayos y centellas.
Admito que las vistas de esa tormenta eléctrica eran bellas, mas no lo fue así un trueno que cayó a nuestro lado quebrando la tierra.
Los pies de mi hermana trastabillaron, mis ojos se abrieron con violencia mientras corría hacia el borde del precipicio desesperado al ver como tras ella también se lanzaba mi hermano.
No lo pensé iba a lanzarme a por ambos cuando sentí las manos de la egipcia agarrarse a mi pecho para detenerme, como si pudiera leer que era exactamente lo que se me pasaba por la mente.
Gruñí rabioso porque quería ir con ellos, pero de hacerlo me la acabaría llevando conmigo y sabia que eso era de todo menos sensato.
La escuché decirme que podíamos bajar por el lateral, así que sin pensarlo dos veces emprendí la carrera entre los ciscos saltando por las piedras a la carrera. Me giré varias veces para ver si Nai me seguía, mucho mas lenta trataba de encontrar el modo de llegar a mi, pero el vestido le impedía seguirme y aunque me paré en alguna ocasión para ayudarla con las zonas mas escarpadas para que no se dañara mi inquietud por mis hermanos me hacia ir mas rápido de lo que buenamente esa mujer podía correr y lo sabia.
Finalmente llegamos a la orilla de la playa, para mi tranquilidad Hakon la sacaba entre sus brazos con el rostro completamente desencajado, la mirada de mi hermano estaba perdida, herido por varios sitios solo se preocupo de ella y para que mentir a mi tampoco me preocupo Hakon en ese momento, no porque no lo quisiera, si no porque ella no respiraba y ahí comenzó mi angustia.
Arrodillado al otro lado de su cuerpo rugía pidiendo a Thor que me la devolviera, su cabeza sangraba en abundancia,llevé allí mi mano para apartar los mechones mojados de su rostro.
Hakon acercaba su frente a la ajena impregnándose de sangre, suplicaba en nuestro idioma que volviera.
La egipcia tomó la iniciativa, un trozo de tela me dio para presionar su herida, mientras acercaba su boca a la de mi hermana e insuflaba aire en ella para después empujar su tórax sin pausa varias veces.
Repitió la operación ante nuestra mirada frustrada hasta que mi hermana tosió escupiendo el agua de su interior.
La ladeamos entre todos para que vomitara todo lo que dentro de ella quedaba.
Nai aseguro tras revisar su herida que no tenia mayor importancia solo seria cuestión de darle un par de puntos, otra herida de guerra que contar frente a las hogueras.
Synnove se quería alzar, nos buscaba con sus esmeraldas, bueno, realmente se centraba en Hakon que estaba herido con su mano aferrada a la de ella sin dejar de mirarla.
Nai dijo de curarlo, pero este ni reacciono, parecía absorto en miradas que los dos compartían y que yo no entendida.
-Hakon joder -lo moví para que reaccionara de una vez -deja Nai que te vea la herida.
Su hombro sangraba en abundancia, eso requeriría algo mas de dos puntos y fue la propia Synnove al percatarse de ello la que se alzó de la arena orillándose al cuerpo de mi hermano para inspeccionar de cerca la herida de este.
Enarqué un ceja gruñendo cabreado, vale que no les había contado lo de mi compromiso, pero no era como para que me ignoraran en un momento como este.
-A la mierda los dos -gruñí poniéndome en pie para alejarme de ellos en busca de algo de leña para prender una hoguera y calentar el cuerpo de mi hermana que morado y con los dientes castañeteando parecía ignorar mis palabras, es mas también mi presencia.
Su dedo golpeaba mi pecho mientras yo iba a alegar en mi defensa que no me iba a pasar nada y que yo controlaba cuando mi hermana se levantó botella en mano para brindar por los amores imposibles.
Como si Thor nos oyera y quisiera acompañarnos en ese brindis descargó sobre nosotros una intempestiva tormenta que no solo caló nuestros huesos si no que plago el cielo de rayos y centellas.
Admito que las vistas de esa tormenta eléctrica eran bellas, mas no lo fue así un trueno que cayó a nuestro lado quebrando la tierra.
Los pies de mi hermana trastabillaron, mis ojos se abrieron con violencia mientras corría hacia el borde del precipicio desesperado al ver como tras ella también se lanzaba mi hermano.
No lo pensé iba a lanzarme a por ambos cuando sentí las manos de la egipcia agarrarse a mi pecho para detenerme, como si pudiera leer que era exactamente lo que se me pasaba por la mente.
Gruñí rabioso porque quería ir con ellos, pero de hacerlo me la acabaría llevando conmigo y sabia que eso era de todo menos sensato.
La escuché decirme que podíamos bajar por el lateral, así que sin pensarlo dos veces emprendí la carrera entre los ciscos saltando por las piedras a la carrera. Me giré varias veces para ver si Nai me seguía, mucho mas lenta trataba de encontrar el modo de llegar a mi, pero el vestido le impedía seguirme y aunque me paré en alguna ocasión para ayudarla con las zonas mas escarpadas para que no se dañara mi inquietud por mis hermanos me hacia ir mas rápido de lo que buenamente esa mujer podía correr y lo sabia.
Finalmente llegamos a la orilla de la playa, para mi tranquilidad Hakon la sacaba entre sus brazos con el rostro completamente desencajado, la mirada de mi hermano estaba perdida, herido por varios sitios solo se preocupo de ella y para que mentir a mi tampoco me preocupo Hakon en ese momento, no porque no lo quisiera, si no porque ella no respiraba y ahí comenzó mi angustia.
Arrodillado al otro lado de su cuerpo rugía pidiendo a Thor que me la devolviera, su cabeza sangraba en abundancia,llevé allí mi mano para apartar los mechones mojados de su rostro.
Hakon acercaba su frente a la ajena impregnándose de sangre, suplicaba en nuestro idioma que volviera.
La egipcia tomó la iniciativa, un trozo de tela me dio para presionar su herida, mientras acercaba su boca a la de mi hermana e insuflaba aire en ella para después empujar su tórax sin pausa varias veces.
Repitió la operación ante nuestra mirada frustrada hasta que mi hermana tosió escupiendo el agua de su interior.
La ladeamos entre todos para que vomitara todo lo que dentro de ella quedaba.
Nai aseguro tras revisar su herida que no tenia mayor importancia solo seria cuestión de darle un par de puntos, otra herida de guerra que contar frente a las hogueras.
Synnove se quería alzar, nos buscaba con sus esmeraldas, bueno, realmente se centraba en Hakon que estaba herido con su mano aferrada a la de ella sin dejar de mirarla.
Nai dijo de curarlo, pero este ni reacciono, parecía absorto en miradas que los dos compartían y que yo no entendida.
-Hakon joder -lo moví para que reaccionara de una vez -deja Nai que te vea la herida.
Su hombro sangraba en abundancia, eso requeriría algo mas de dos puntos y fue la propia Synnove al percatarse de ello la que se alzó de la arena orillándose al cuerpo de mi hermano para inspeccionar de cerca la herida de este.
Enarqué un ceja gruñendo cabreado, vale que no les había contado lo de mi compromiso, pero no era como para que me ignoraran en un momento como este.
-A la mierda los dos -gruñí poniéndome en pie para alejarme de ellos en busca de algo de leña para prender una hoguera y calentar el cuerpo de mi hermana que morado y con los dientes castañeteando parecía ignorar mis palabras, es mas también mi presencia.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Caí por el acantilado, precipitándome hacia las rocas que me esperaban convirtiéndose en un mortal lecho bajo las embravecidas aguas. Nunca tuve miedo a la muerte, a alcanzar el Valhalla. Acudí a todas mis batallas y le hice frente a la guerra con la espada en alto y el orgullo de los Cannif como estandarte pensando que si moría lo haría de forma digna, como una guerrera que le añadiría gloria a nuestro nombre.
Esta vez fue diferente, cuando descendí de forma violenta lo único en lo que pensé fue en él, en Hakon. En como aún no estaba ni remotamente lista para dejarlo, y a mi volvía todo, nuestras risas infantiles, las imágenes de cuando era chica y le buscaba cuando me asustaban las bravas tormentas y él me acogía a su lado y me explicaba que se trataba del dios Thor y que en realidad eso que oía era una celebración que lanzaba con su martillo y que por lo tanto no debía temer a los truenos. Veía imágenes de nuestras correrías detrás del otro, yo reclamándole por haberme robado el último pedazo de mi comida, y él que continuaba mordiéndolo frente a mi muerto de la desvergüenza. Me lanzaba sobre él para recuperarlo, luchábamos, caíamos sobre el otro, y le ocultaba que siempre me revolucionaba todo.
Esta vez fue diferente, cuando descendí de forma violenta lo único en lo que pensé fue en él, en Hakon. En como aún no estaba ni remotamente lista para dejarlo, y a mi volvía todo, nuestras risas infantiles, las imágenes de cuando era chica y le buscaba cuando me asustaban las bravas tormentas y él me acogía a su lado y me explicaba que se trataba del dios Thor y que en realidad eso que oía era una celebración que lanzaba con su martillo y que por lo tanto no debía temer a los truenos. Veía imágenes de nuestras correrías detrás del otro, yo reclamándole por haberme robado el último pedazo de mi comida, y él que continuaba mordiéndolo frente a mi muerto de la desvergüenza. Me lanzaba sobre él para recuperarlo, luchábamos, caíamos sobre el otro, y le ocultaba que siempre me revolucionaba todo.
Las imágenes pasaron frente a mi en segundos y mi corazón dio otro vuelco al ver como se había lanzado tras de mi. Alcé mi mano intentando tocarlo, incrédula al verlo caer conmigo. El mundo se había vuelto una vertiginosa caída y con mi brazo extendido tan solo quise tocar sus dedos, solo una vez más, poder aferrarme a él, pero aún intentando rozarlos la gravedad me apartó de él y me hundió en el lecho marítimo. Las rocas me recibieron golpeando mi cabeza antes de que descendiera a las profundidades quedando atrapada, a pesar de que luché por liberarme, mi respiración se ralentizó al igual que mis latidos y luego se detuvieron.
Mi alma se desprendió de mi cuerpo, me vi a mi misma inerte y vi a Hakon, que nadaba hacia mi para arrancarme de la trampa de las profundidades. Me acerqué a él, deseando tocarlo, pero el Valhalla me reclamaba, y una mano me arrebató de su lado llevándome adonde se suponía que debía ir. Era una valkiria que había venido por mi, pero yo tenía otros planes e iba a luchar por regresar, así que ante su sorpresa, le hice frente. Podía oír la voz de Hakon urgiéndome a volver con él, la valkiria sacó una espada y yo recurrí a mi agilidad de vikinga, por lo que con una sonrisa ladeada lancé la ofensiva y pronto estuvimos enfrascadas en una batalla en la que no pensaba ser vencida, yo ganaría, mi camino no era el Valhalla, era él.
Abrí mis ojos e inhalé con fuerza entre toces, antes de sentir unas manos que me volteaban sobre la arena. Su mano en la mía, enredé en ella mis dedos mientras escupía agua y cuando pude volver a respirar mis esmeraldas le buscaron con desesperación, presionando su mano con fuerza, temiendo que de no hacerlo no estuviera allí. Encontré sus tempestades, y solo pensaba en que le vi caer detrás de mi, en que se lanzó hacia las rocas por mi, en que me sacó del agua, y en que podríamos habernos separado hoy si otra hubiera sido mi suerte.
-Gracias Nai…- susurré, porque estaba revisándome la cabeza. -Estoy bien, de veras.- insistí y cuando ella habló de las heridas de Hakon me alcé de un tirón, haciendo acopio de fuerzas y me orillé a él para revisarle. La sangre empapaba su camisa en un hombro, con cuidado la saqué por su cabeza, y revisé la herida. Iba a necesitar puntos pero no teníamos ni hilo ni aguja. Usé su camisa para presionar contra su hombro y contener el sangrado. -Necesitamos una hoguera… cauterizar la herida.- No se si Ubbe me escuchó o si se le ocurrió por si mismo pero mientras mis dientes castañeteaban debido al frio que me invadía por dentro y por fuera fue a buscar leña y Naitiri lo siguió.
En cuanto estuvimos solos mi mano libre alcanzó su rostro, y mis labios presionaron los suyos, besándolo con desesperación. -Hakon, eres un tonto. ¿Cómo pudiste lanzarte así? Tonto… tonto….- Mis labios apenas se despegaban de los suyos para hablar. Necesitaba tocarlo, sentirlo, cubrirlo de besos. -¿Por qué haces esas locuras por mi? ¿No piensas en ti?- Sentía que me ahogaba al pensar en ello, en como se exponía de esa manera.
-Tu voz me trajo de vuelta… tú me trajiste de vuelta.- Acaricié sus labios con los mios, respirando con mi frente pegada a la suya, no me importaba nada ya más que él. Recorrí sus mejillas con mis pulgares hundiendo mi mirada en sus tormentas, buscándolas para encontrarlas con el fuego provocado por lo que sentía. -Odio que no lo sepa el mundo... no quiero que nos separe nada Hakon...- No despegué mi mirada de la suya al decirlo y solo la desvié cuando los pasos de Ubbe anunciaron su regreso.
Él y Nai encendieron una buena fogata, me levanté mareada y caminé hacia ella, tomando a Hakon de la mano para que me acompañara, los dos estábamos morados. Calenté el metal de la navaja que traía conmigo y me orillé de nuevo a él para presionarlo sobre la herida en su hombro. No dije nada, solo le contemplé, él siempre supo leer mis silencios, y creo que esta vez sabía todo lo que le decía sin palabras.
Synnove Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Desde que salí del agua solo podía pensar en una cosa, ella, la mujer a la que se le escapaba la vida, aferraba sus dedos rezando a mis dioses que la soltaran, empeñaba mi alma si eso les servia, que vinieran, me llevaran, no opondría resistencia alguna, pero que me la devolvieran, porque mi vida carecía de sentido si no era para vivirla con ella.
La ame desde siempre, silencios que tuve que guardar para no gritar a los cuatro vientos la única verdad, que siempre le pertenecí a ella y a nadie mas.
En este instante me daba igual que pudiera descubrir Ubbe, padre y los dioses lo que sentía, lo que me devoraba por dentro y me carcomía, era ella, el único sentido que encontraba a esto.
Tosió y con su bocanada de aire di yo la mía, como si nos alimentáramos del mismo fuego que en mi interior sentía.
La volteamos para que escupiera el agua, ahora parecía llegar mi turno, Nai observaba mi herida ¿estaba herido? Ni cuenta me había dado, eso carecia de importancia y de sentido ,ella estaba aquí, conmigo.
Synnobe se alzó para observar la herida, esa terca vikinga no estaba quieta ni siquiera cuando acabábamos de arrancarla de las manso de la valquiria.
Ladeé la sonrisa al sentir sus dedos recorrer mi piel, dulces caricias que me reconfortaron, un bálsamo que ninguna medicina en mi hubiera creado.
Ubbe con su enfado infantil se alejó para buscar algo con lo que hacer fuego, calentarnos y de paso cauterizar mi herida.
En parte entendía que sin saber nada de lo nuestro se había sentido desplazado, pero ¿acaso no nos había también el desplazado por amor hacia su egipcia?
Nos dejaba, se quedaba en este tiempo alejándose de su familia, no era venganza, pero..también yo estaba enamorado y necesitaba este momento para nosotros, que me llamara egoísta si quería pero en cuanto su figura se perdió entre la maleza, mi boca colisiono hambrienta con al de Synnove.
-Terca mujer, siempre poniéndote en peligro, tenias que saltar, a veces creo que Loqui guía tus pasos a voluntad -la regañé gruñendo y bufando contra su boca pero incapaz de dejar de saborear su sabor.
Sal, sabia a sal, a tierra y a ella, nuestra nariz se rozo plagandonos de acariciaras mientras sus manos me atraían nuevamente a ella para volver a fundirnos en un necesitado beso que ni siquiera requería de oxigeno como combustible del fuego que sentíamos prender dentro.
Me miraba fijamente, sus tempestades eran dignas de Freya. Mi voz dijo que la trajo de vuelta, la suya la que me llevo a saltar tras ella, no quería perderla, tampoco esconder lo nuestro, la quería.
Su aliento chocaba impetuosos contra mi boca que se entreabría para acogerlo, así como sus palabras hechas un ronroneo.
Solo interpusimos distancia cuando los pasos de Ubbe y de su prometida acortaban la distancia.
Aun así fui incapaz de dejar de mirarla, estaba aquí, conmigo y eso era todo cuanto me importaba.
-Gracias Nai -le dije ahora mas tranquilo -gracias por devolvérmela -dije asintiendo con la cabeza -y bienvenida a un día de fiesta con los Cannif.
Todos se echaron a reír, la verdad es que si no era por una cosa era por otra, pero no recuerdo una noche tranquila en la que los Cannif se juntaran y nada ocurriera.
-Ya no puedes decir que no has vivido una aventura caótica de las nuestras, ves preparándote para los hijos que traigas al mundo...-bromeé sin dejar de acariciar los dedos de Sinnove aun enlazados a los míos.
La ame desde siempre, silencios que tuve que guardar para no gritar a los cuatro vientos la única verdad, que siempre le pertenecí a ella y a nadie mas.
En este instante me daba igual que pudiera descubrir Ubbe, padre y los dioses lo que sentía, lo que me devoraba por dentro y me carcomía, era ella, el único sentido que encontraba a esto.
Tosió y con su bocanada de aire di yo la mía, como si nos alimentáramos del mismo fuego que en mi interior sentía.
La volteamos para que escupiera el agua, ahora parecía llegar mi turno, Nai observaba mi herida ¿estaba herido? Ni cuenta me había dado, eso carecia de importancia y de sentido ,ella estaba aquí, conmigo.
Synnobe se alzó para observar la herida, esa terca vikinga no estaba quieta ni siquiera cuando acabábamos de arrancarla de las manso de la valquiria.
Ladeé la sonrisa al sentir sus dedos recorrer mi piel, dulces caricias que me reconfortaron, un bálsamo que ninguna medicina en mi hubiera creado.
Ubbe con su enfado infantil se alejó para buscar algo con lo que hacer fuego, calentarnos y de paso cauterizar mi herida.
En parte entendía que sin saber nada de lo nuestro se había sentido desplazado, pero ¿acaso no nos había también el desplazado por amor hacia su egipcia?
Nos dejaba, se quedaba en este tiempo alejándose de su familia, no era venganza, pero..también yo estaba enamorado y necesitaba este momento para nosotros, que me llamara egoísta si quería pero en cuanto su figura se perdió entre la maleza, mi boca colisiono hambrienta con al de Synnove.
-Terca mujer, siempre poniéndote en peligro, tenias que saltar, a veces creo que Loqui guía tus pasos a voluntad -la regañé gruñendo y bufando contra su boca pero incapaz de dejar de saborear su sabor.
Sal, sabia a sal, a tierra y a ella, nuestra nariz se rozo plagandonos de acariciaras mientras sus manos me atraían nuevamente a ella para volver a fundirnos en un necesitado beso que ni siquiera requería de oxigeno como combustible del fuego que sentíamos prender dentro.
Me miraba fijamente, sus tempestades eran dignas de Freya. Mi voz dijo que la trajo de vuelta, la suya la que me llevo a saltar tras ella, no quería perderla, tampoco esconder lo nuestro, la quería.
Su aliento chocaba impetuosos contra mi boca que se entreabría para acogerlo, así como sus palabras hechas un ronroneo.
Solo interpusimos distancia cuando los pasos de Ubbe y de su prometida acortaban la distancia.
Aun así fui incapaz de dejar de mirarla, estaba aquí, conmigo y eso era todo cuanto me importaba.
-Gracias Nai -le dije ahora mas tranquilo -gracias por devolvérmela -dije asintiendo con la cabeza -y bienvenida a un día de fiesta con los Cannif.
Todos se echaron a reír, la verdad es que si no era por una cosa era por otra, pero no recuerdo una noche tranquila en la que los Cannif se juntaran y nada ocurriera.
-Ya no puedes decir que no has vivido una aventura caótica de las nuestras, ves preparándote para los hijos que traigas al mundo...-bromeé sin dejar de acariciar los dedos de Sinnove aun enlazados a los míos.
Hakon Cannif- Gitano
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 02/03/2017
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Por suerte y para alivio de todos Synnove tiró el agua que llevaba en sus pulmones y que no le permitían respirar, así que la ladeamos y yo mientras comencé a revisar la herida que tenía en la cabeza esperando que no fuera grave. Para lo que podría haberse hecho al caer de esa forma por el acantilado no llevaba nada en comparación que lo que podría llevar, un par de puntos y una cicatriz que seguro no sería la primera que llevara en su cuerpo y que sin duda tendría como recordatorio de aquella noche. Una vez asegurada que estaba bien le sonreí y negué con la cabeza cuando me dio las gracias, no tenía por qué darlas pero me alegraba que todo hubiera salido bien, que ahora estuviera consciente. Me fijé entonces en la sangre que había en la camisa que llevaba Hakon, pero antes lo primordial había sido salvar a Synnove y traerla de vuelta. Así que me acerqué hacia él para que me dejara ver las heridas, quizás no fueran tan graves como la sangre hacía ver pero era mejor asegurarse.
Me puse a su lado y ni siquiera pareció que prestaba atención a lo que le estaba diciendo porque seguía mirando a su hermana de esa forma, mis ojos por unos breves segundos se fueron hacia Ubbe para ver si él también estaba viendo lo mismo que yo, pero al parecer ahora al vikingo lo que le preocupaba es que él me dejara verle las heridas. De hecho cuando pronunció esas palabras pareció que activó a Synnove quien conforme estaba, y no haciendo caso de que guardara descanso como le había dicho, se puso ella misma a mirar las heridas de él denotando su preocupación así que me quedé un poco al margen, para luego escuchar las palabras de Ubbe quien se alejó y yo lo miré alejándose, solo cuando estuvo lo suficientemente lejos como para no oírme miré a los dos que tenía frente a mí.
-Deberíais de decírselo, vuestro hermano es tan ciego y tan necio que ni teniéndoos delante se ha dado cuenta –los miré y supe que ellos sabían a lo que me estaba refiriendo- él no es el único que lucha por un amor imposible y dejaríais de sufrir porque se de cuenta, si no lo ha hecho en estos momentos ha sido todo un milagro –les sonreí antes de levantarme e ir detrás de mí prometido quien me llevaba bastante delantera dejándolos a ellos solos, pero de verdad que si Ubbe no se había dado cuenta de lo que ahí había pasado estaba bastante ciego, lo encontré ya camino de vuelta así que le quité un par de troncos para no volver con las manos vacías y volvimos hasta la playa donde no le costó nada hacer un fuego porque la verdad es que yo poco hice y cuando terminó me acerqué hacia donde él estaba sentado y me puse de rodillas rodeándolo con mis brazos desde atrás, rodeando su cuello de forma que mi pelo caía por todo su hombro, brazo y parte de su pecho- Ubbe, ¿estás bien? –Pregunté dejando mi rostro en su cuello acariciando este con mi nariz y dejando pequeños besos por el lugar dándoles algo de tiempo a esos dos y acabé sentándome a su lado pegando mi cuerpo al suyo rodeando su brazo con mis manos mientras lo miraba y el fuego se reflejaba en su rostro así como en sus ojos para acercar mi rostro al suyo y buscar sus labios para fundirnos en un beso lento y sentido, ahora que había un poco de calma tras todo lo que había pasado- menos mal que todo se ha quedado en un gran susto, me alegro que estén bien y no haya nada que lamentar –dije apoyando mi rostro en su hombro contemplando el fuego, entrelazando mis dedos con los suyos creando figuras con mis dedos en su mano teniéndolo a mí lado, tranquila. Solo levanté el rostro al oír que Hakon me daba las gracias a lo que yo negué con la cabeza tal y como había hecho con Synnove, no había nada que agradecer- no tienes que agradecer nada, me alegra haber ayudado –miré esta vez a ella quien parecía decidida a curarle la herida a su hermano y sonreí sin poder evitarlo por las palabras de Hakon dándome la bienvenida, haciendo que nos riéramos por ellas- la próxima vez dejar que sea yo quien os invite a un fiesta a lo Zahir, ¿vale? Creo que os gustará -le sonreí y giré el rostro para dejar un mordisco leve en el hombro de mi prometido, desde luego que mis “fiestas” no iban a tener nada que ver con acantilados ni nada por el estilo, solo comida y bebida y tranquilidad sin sobresaltos.
Volví a dejar de nuevo otro mordisco en su hombro sintiendo su mirada puesta en mí y sonreí con cierta diversión mientras Synnove ahora cauterizaba las heridas de su hermano, menos mal que le había dicho que descansara y no que no tenía nada, seguramente no me hubiera hecho caso y en eso se parecía enormemente al vikingo, bueno… por algo eran hermanos, compartían eso y sin duda el gen suicida que al parecer Hakon también tenía pero más sosegado que esos dos, al menos se le veía bastante más racional que a los mellizos y seguramente fuera más como la voz de la razón con Synnove, algo así como yo hacía con Ubbe. Me mordí el labio notando la mirada del vikingo en la mía con una sonrisa ladeada cuando de nuevo la voz de Hakon hizo que lo mirara de nuevo por sus palabras. ¿Una aventura solo? Solamente con Ubbe había perdido la cuenta de las veces que mi día se había convertido en una aventura algo peligrosa, algo que me hizo reír entre dientes mientras lo miraba.
-Creo que ya he vivido un par de aventuras caóticas al estilo Cannif –dije no haciendo alusión a mucho más para luego morderme el labio por sus palabras- oh, ya me han advertido sobre ese tema, créeme, estoy tomando nota sobre lo que no debo de hacer para ese entonces: nada de osos cerca, ni un lago helado, nada de acantilados… aunque presiento que de nada servirá. Solo espero que saquen mi sensatez y no el gen suicida de su padre –apunté con diversión sintiendo la mirada del vikingo puesta en mí, así que me giré para mirarlo- ¿qué? Si tienen que sacar alguna de las dos cosas pues que sea esa, ¿no? –Dije con una sonrisa para acercar mi rostro al suyo- morenos de ojos azules –mis labios volvieron a buscar los suyos y finalmente me giré para mirarlos- seguro que fue toda una odisea cuidar de ellos de pequeños, tú lo sabes mejor que nadie ¿no? Eras el mayor de los tres y el más sensato seguro –sonreí de lado porque por lo que me habían contado seguro que fue toda una odisea, pero para mayor odisea la de sus madres para intentar controlarlos.
Me puse a su lado y ni siquiera pareció que prestaba atención a lo que le estaba diciendo porque seguía mirando a su hermana de esa forma, mis ojos por unos breves segundos se fueron hacia Ubbe para ver si él también estaba viendo lo mismo que yo, pero al parecer ahora al vikingo lo que le preocupaba es que él me dejara verle las heridas. De hecho cuando pronunció esas palabras pareció que activó a Synnove quien conforme estaba, y no haciendo caso de que guardara descanso como le había dicho, se puso ella misma a mirar las heridas de él denotando su preocupación así que me quedé un poco al margen, para luego escuchar las palabras de Ubbe quien se alejó y yo lo miré alejándose, solo cuando estuvo lo suficientemente lejos como para no oírme miré a los dos que tenía frente a mí.
-Deberíais de decírselo, vuestro hermano es tan ciego y tan necio que ni teniéndoos delante se ha dado cuenta –los miré y supe que ellos sabían a lo que me estaba refiriendo- él no es el único que lucha por un amor imposible y dejaríais de sufrir porque se de cuenta, si no lo ha hecho en estos momentos ha sido todo un milagro –les sonreí antes de levantarme e ir detrás de mí prometido quien me llevaba bastante delantera dejándolos a ellos solos, pero de verdad que si Ubbe no se había dado cuenta de lo que ahí había pasado estaba bastante ciego, lo encontré ya camino de vuelta así que le quité un par de troncos para no volver con las manos vacías y volvimos hasta la playa donde no le costó nada hacer un fuego porque la verdad es que yo poco hice y cuando terminó me acerqué hacia donde él estaba sentado y me puse de rodillas rodeándolo con mis brazos desde atrás, rodeando su cuello de forma que mi pelo caía por todo su hombro, brazo y parte de su pecho- Ubbe, ¿estás bien? –Pregunté dejando mi rostro en su cuello acariciando este con mi nariz y dejando pequeños besos por el lugar dándoles algo de tiempo a esos dos y acabé sentándome a su lado pegando mi cuerpo al suyo rodeando su brazo con mis manos mientras lo miraba y el fuego se reflejaba en su rostro así como en sus ojos para acercar mi rostro al suyo y buscar sus labios para fundirnos en un beso lento y sentido, ahora que había un poco de calma tras todo lo que había pasado- menos mal que todo se ha quedado en un gran susto, me alegro que estén bien y no haya nada que lamentar –dije apoyando mi rostro en su hombro contemplando el fuego, entrelazando mis dedos con los suyos creando figuras con mis dedos en su mano teniéndolo a mí lado, tranquila. Solo levanté el rostro al oír que Hakon me daba las gracias a lo que yo negué con la cabeza tal y como había hecho con Synnove, no había nada que agradecer- no tienes que agradecer nada, me alegra haber ayudado –miré esta vez a ella quien parecía decidida a curarle la herida a su hermano y sonreí sin poder evitarlo por las palabras de Hakon dándome la bienvenida, haciendo que nos riéramos por ellas- la próxima vez dejar que sea yo quien os invite a un fiesta a lo Zahir, ¿vale? Creo que os gustará -le sonreí y giré el rostro para dejar un mordisco leve en el hombro de mi prometido, desde luego que mis “fiestas” no iban a tener nada que ver con acantilados ni nada por el estilo, solo comida y bebida y tranquilidad sin sobresaltos.
Volví a dejar de nuevo otro mordisco en su hombro sintiendo su mirada puesta en mí y sonreí con cierta diversión mientras Synnove ahora cauterizaba las heridas de su hermano, menos mal que le había dicho que descansara y no que no tenía nada, seguramente no me hubiera hecho caso y en eso se parecía enormemente al vikingo, bueno… por algo eran hermanos, compartían eso y sin duda el gen suicida que al parecer Hakon también tenía pero más sosegado que esos dos, al menos se le veía bastante más racional que a los mellizos y seguramente fuera más como la voz de la razón con Synnove, algo así como yo hacía con Ubbe. Me mordí el labio notando la mirada del vikingo en la mía con una sonrisa ladeada cuando de nuevo la voz de Hakon hizo que lo mirara de nuevo por sus palabras. ¿Una aventura solo? Solamente con Ubbe había perdido la cuenta de las veces que mi día se había convertido en una aventura algo peligrosa, algo que me hizo reír entre dientes mientras lo miraba.
-Creo que ya he vivido un par de aventuras caóticas al estilo Cannif –dije no haciendo alusión a mucho más para luego morderme el labio por sus palabras- oh, ya me han advertido sobre ese tema, créeme, estoy tomando nota sobre lo que no debo de hacer para ese entonces: nada de osos cerca, ni un lago helado, nada de acantilados… aunque presiento que de nada servirá. Solo espero que saquen mi sensatez y no el gen suicida de su padre –apunté con diversión sintiendo la mirada del vikingo puesta en mí, así que me giré para mirarlo- ¿qué? Si tienen que sacar alguna de las dos cosas pues que sea esa, ¿no? –Dije con una sonrisa para acercar mi rostro al suyo- morenos de ojos azules –mis labios volvieron a buscar los suyos y finalmente me giré para mirarlos- seguro que fue toda una odisea cuidar de ellos de pequeños, tú lo sabes mejor que nadie ¿no? Eras el mayor de los tres y el más sensato seguro –sonreí de lado porque por lo que me habían contado seguro que fue toda una odisea, pero para mayor odisea la de sus madres para intentar controlarlos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Borns Of Fire's Steel ~ Privado
Bufando y mascullando entre dientes palabras en mi idioma, insultos en su mayoría me alejé seguido por Nai para buscar la maldita leña.
¿Podían ser mas inmaduros, tercos y egoístas? Vale que no les había contado lo de mi compromiso, pero teniendo en cuenta que acabábamos de reencontrarnos, no encontré hueco entre jarra y jarra..¿podían culparme por ello?
Aun así se comportaban como dos egolatras, no los iba a abandonar en medio de una maldita guerra, pero...¿no harían ellos los mismo si supieran lo que es tener que lidiar con un amor prohibido?
Rugí volviendo con la suficiente leña a la playa y sin mirarlos siquiera prendí la hoguera para que mis hermanos, que por cierto seguían ignorándome se hablaran entre susurros dejándome al margen.
Por suerte Nai acortó la distancia, seguía con el ceño fruncido, ahora era yo el niño, pero sus labios surcaron mi cuello haciéndome cosquillas, su nariz emitió una colección de caricias mudas mientras la cascada de su pelo mecida por el viento parecía un dulce velo que caía sobre mi pecho.
Ladeé la sonrisa tirando de su cintura para hacerla caer sobre mi regazo, mi boca buscó hambrienta la suya, rozando nuestros labios en una lenta danza solo equiparable al crepitar de los maderos consumidos por las llamas.
-Ahora si -fue mi respuesta -y estaré mejor cuando me pierda entre tus piernas.
Nai tenia ese efecto en mi, no se bien como lo hacia, peor me clamaba, siempre padre dijo que buscaramos la vaina de nuestra espada, alguien que en momentos de guerra te de paz, que te ayude a salir de la oscuridad, pues todos nosotros tendíamos al caos.
La egipcia para mi era ese bálsamo, mi hogar, el destino al que quería llegar, era como si tras la mas cruenta de las gestas solo viera un camino, uno que por fin se alejaba del Valhalla, quería volver con ella cada noche para montarla.
-Te quiero -confesé con sinceridad perdiéndome en sus desiertos en calma, ella era mi oasis tras la tormenta.
Pronto volvió el ambiente discernido entre nosotros, la verdad es que no eramos rencorosos, solíamos explotar por un enfado, llegar incluso a las manos pero de igual forma acabábamos abrazándonos y haciendo alguna pollada para que la cosa se quedara en nada.
Hakon le decía a mi prometida que ya sabia lo que era salir de fiesta con los Cannif y que se preparara para darle sobrinos tan caóticos como nosotros.
Nai entre risas alegaba ser consciente de lo que hacia, ni por un momento separo sus dedos de los míos, nos acariciábamos, nos besábamos a cada minuto.
Así, quedamos en un reencuentro ,según ella a la próxima haríamos una fiesta a lo Zahir, algo que la verdad sonaba bastante entretenido.
Hakon dijo que nosotros nos encargaríamos de la caza y ellas dos de preparar la comida.
Como no Synnove no estaba de acuerdo y le dio un golpe a mi hermano en el hombro, este muy hábil siseó echándole cuento y a la pobre de mi melliza casi le da algo buscando la herida cauterizada por si se la había abierto.
Hakon se echó a reír, yo con él y Nai nos miraba como si fuera imposible pasar un rato tranquilo con nosotros.
Nos despedimos con el firme propósito de volver a vernos, sabia donde encontrarlos y ellos a mi, todavía tenia una conversación pendiente con Hakon sobre su reacción al ver la marca de la sierpe.
Así que cogiendo a mi mujer como un saco y con mi mano en sus nalgas alegué que me iba a tomarla a ver si le hacia niños morenos y de ojos azules, una docena a poder ser que nos ayudaran con la guerra.
Hakon y Synnove se pusieron también en marcha para seguramente ir al hotel y reposar las heridas que llevaban.
Fin.
¿Podían ser mas inmaduros, tercos y egoístas? Vale que no les había contado lo de mi compromiso, pero teniendo en cuenta que acabábamos de reencontrarnos, no encontré hueco entre jarra y jarra..¿podían culparme por ello?
Aun así se comportaban como dos egolatras, no los iba a abandonar en medio de una maldita guerra, pero...¿no harían ellos los mismo si supieran lo que es tener que lidiar con un amor prohibido?
Rugí volviendo con la suficiente leña a la playa y sin mirarlos siquiera prendí la hoguera para que mis hermanos, que por cierto seguían ignorándome se hablaran entre susurros dejándome al margen.
Por suerte Nai acortó la distancia, seguía con el ceño fruncido, ahora era yo el niño, pero sus labios surcaron mi cuello haciéndome cosquillas, su nariz emitió una colección de caricias mudas mientras la cascada de su pelo mecida por el viento parecía un dulce velo que caía sobre mi pecho.
Ladeé la sonrisa tirando de su cintura para hacerla caer sobre mi regazo, mi boca buscó hambrienta la suya, rozando nuestros labios en una lenta danza solo equiparable al crepitar de los maderos consumidos por las llamas.
-Ahora si -fue mi respuesta -y estaré mejor cuando me pierda entre tus piernas.
Nai tenia ese efecto en mi, no se bien como lo hacia, peor me clamaba, siempre padre dijo que buscaramos la vaina de nuestra espada, alguien que en momentos de guerra te de paz, que te ayude a salir de la oscuridad, pues todos nosotros tendíamos al caos.
La egipcia para mi era ese bálsamo, mi hogar, el destino al que quería llegar, era como si tras la mas cruenta de las gestas solo viera un camino, uno que por fin se alejaba del Valhalla, quería volver con ella cada noche para montarla.
-Te quiero -confesé con sinceridad perdiéndome en sus desiertos en calma, ella era mi oasis tras la tormenta.
Pronto volvió el ambiente discernido entre nosotros, la verdad es que no eramos rencorosos, solíamos explotar por un enfado, llegar incluso a las manos pero de igual forma acabábamos abrazándonos y haciendo alguna pollada para que la cosa se quedara en nada.
Hakon le decía a mi prometida que ya sabia lo que era salir de fiesta con los Cannif y que se preparara para darle sobrinos tan caóticos como nosotros.
Nai entre risas alegaba ser consciente de lo que hacia, ni por un momento separo sus dedos de los míos, nos acariciábamos, nos besábamos a cada minuto.
Así, quedamos en un reencuentro ,según ella a la próxima haríamos una fiesta a lo Zahir, algo que la verdad sonaba bastante entretenido.
Hakon dijo que nosotros nos encargaríamos de la caza y ellas dos de preparar la comida.
Como no Synnove no estaba de acuerdo y le dio un golpe a mi hermano en el hombro, este muy hábil siseó echándole cuento y a la pobre de mi melliza casi le da algo buscando la herida cauterizada por si se la había abierto.
Hakon se echó a reír, yo con él y Nai nos miraba como si fuera imposible pasar un rato tranquilo con nosotros.
Nos despedimos con el firme propósito de volver a vernos, sabia donde encontrarlos y ellos a mi, todavía tenia una conversación pendiente con Hakon sobre su reacción al ver la marca de la sierpe.
Así que cogiendo a mi mujer como un saco y con mi mano en sus nalgas alegué que me iba a tomarla a ver si le hacia niños morenos y de ojos azules, una docena a poder ser que nos ayudaran con la guerra.
Hakon y Synnove se pusieron también en marcha para seguramente ir al hotel y reposar las heridas que llevaban.
Fin.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
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