Cuando la oscuridad te envuelve (privado)

por **Seth Kana** Dom Mayo 28, 2017 9:56 am

Había pasado una semana desde que me despedí de la nipona en el hospital, una semana complicada pues el cerco que se cernía sobre nosotros cada vez era mas estrecho.
Aunque Leonidas me avisó de que lo mejor seria que me quedara aquel día en la mansión, tenia la necesidad de ir a verla, era como un instinto de protección que me llamaba con fuerza.
Tras hablarlo con Agarwaen este me permitió marchas siempre y cuando regresara antes del anochecer, sabíamos que Nessanie, Cronos y alguno mas de su ejercito habían sobrevivido a aquel ataque en el puerto.
Por nuestra parte también habíamos sufrido bajas dispares, entre ellas la de Gatto y Zorro que siempre quedarían en nuestro recuerdo, guerreros que lo dieron todo por proteger un futuro para los nuestros.
Si Grecia caía en manso de esa bruja..nuestro destino seria incierto.

A lomos del caballo bayo llegué frente a la mansión de Asura, como siempre la calma reinaba en ella y en su jardín ese aroma a flores e incienso me recordaba el tiempo que pasé entre los suyos ignorando quien era realmente.
Por mi culpa esa mujer sufrió un daño que casi le cuesta la vida, ese fue el motivo por el que me alejé en el hospital, sabia que aquel que se uniera a mi vida correría mi suerte, un peligro que esa joven no merecía.
Lo sensato permitirle que se casara, tuviera hijos y fuera feliz entre los suyos.
Mi mundo era demasiado oscuro como para meter luz en el. Ella era una vela que fácilmente consumiría con mis alas negras, mejor mantenerla lejos de estas.

La ama de llaves anuncio mi visita, así que no tardé en presentarme en su habitación, contemplando aquellos rasgados ojos que brillaban contemplándome.
-Hola, el “fiero lobo” ha llegado -reí porque ese apodo no era precisamente el impuesto por la dama pero sonaba mejor que “peluche blandito”

Me acerqué a ella, lucia realmente bella con el sol del atardecer acariciando su espalda.
-¿ya has aprendido a ser mi geisha? -pregunté apartando un mechón rebelde de pelo de su rostro antes de depositar un casto beso en su mejilla.
Miso jos bajaron a sus labios antes de continuar hablando ahora para interesarme por su estado.

Conversamos entre risas durante horas, me gustaba estar con ella, de echo, me motivaba como sus mejillas ardían con cada burrada que decía.
La paz pronto se vio manchada cuando mis sentidos lobunos se pusieron alerta, lo reconocería en mil lugares distintos.
-Cronos -rugí alzándome de la silla donde ambos tomábamos te.
Mis ojos ámbar como la miel se hundieron en la puerta, aquella pelea no iba a ser sencilla, no conocía un depredador peor que el que pronto por la puerta aparecería.

Mis colmillos rozaron la lengua, las uñas crecieron, estaba dispuesto a entablar batalla, claro que sin la madre luna acariciando mi piel, mi fuerza estaba mermada a diferencia de la de él.
-Escóndete Asura, y reza a tus dioses porque gané este combate o estas perdida.
Muchos de los mios cayeron a sus manos, era un demonio y su guía era la diosa del averno.

por **Nessanië** Vie Jun 09, 2017 10:32 pm

La noche anterior visité al príncipe Agarwaen en sus sueños utilizando la conexión que el hechizo sobre la herida que le había infringido me permitía tener. Alto y orgulloso lo encontré de pie en una habitación, dispuesta a seducirlo. Podía resistirse, alegando que me consideraba demente. Hoy en día se consideraba demencia tomar como mío lo que siempre debió serlo, a él y al resto de Mykonos. Poco me importaba, todos se tragarían sus palabras y llorarían sangre cuando me convirtiese en ama y soberana absoluta de toda Grecia.

Mi mirada había observado con sumo interés esa habitación, buscando alguna pista de que en qué lugar podría encontrarse, no encontré ninguna pero si a él. El príncipe era un hombre y como tal se asemejaba a otros en lo mismo, tenía deseos carnales. Hasta hoy en día nadie se había negado al tener frente a si mismo la oportunidad de yacer conmigo, así que era cuestión de utilizar el arma más antigua del mundo y mostrarme persuasiva. Me acerqué a él mostrándole mi cuerpo desnudo, incitándolo a copular conmigo, susurrándole una y otra vez todo lo que podríamos lograr juntos. Su mente era fuerte y con ella continuaba resistiéndome, pero todo hombre tiene su parte oscura anidando en algún lado, aún los más honorables y virtuosos, aún esos que te retan y se auto engañan pretendiendo que esa parte no existe, al final, siempre lograba que saliera a la superficie, siempre.

La noche dio paso al día y con este mis expectativas crecieron. La localización del príncipe de los cazadores había quedado reducida a una zona específica de la ciudad gracias al hechizo de localización en el cual me asistió Lucio así que salí al alba a emprender la búsqueda. Cronos me acompañó como siempre lo hacía, como rastreador era perfectamente capaz, pero en mi mente aún se repetía la anarquía con la que se dirigió a mi el otro día. La única razón por la que era mi segundo al mando se basaba en la confianza que siempre tuve en él, yo le hice quien era hoy en día, incluso por momentos llegué a considerar que fuese él y no Agarwaen quien reinase al lado mio. Sin mi él no hubiera sido más que carne de buitres y ahora se había atrevido a desafiarme. Mi confianza en él tambaleaba, si otro me hubiera hablado de esa forma hubiera acabado con su cabeza adornando la punta de una lanza. Por primera vez desdé que se convirtió en mi mano derecha me cuestionaba el haberle elegido como tal, ahora mucho dependería de como se comportara.

-¿Qué tan difícil puede ser encontrar a un hombre griego que sobresale por su pinta de cazador?- Exploté, deteniéndome. Usualmente Cronos hubiera tomado forma de oso y yo habría montado sobre él para movilizarnos pero esta vez no le indiqué que lo hiciésemos así. Mi pecho subía y bajaba presa de la ira que me recorría. Un hombre de unos treinta años caminaba cerca y se detuvo a mirarme. -¡Acércate!- Le ordené como hacía al utilizar mi don de dominación y en cuanto lo hizo sonreí al ordenarle que se quedara quieto y que no emitiera ni un solo sonido. -¿Así que te gusta mirar?- Me acerqué a él para apretar sus sienes y destriparle los ojos al presionarlos con fuerza con mis pulgares, la sangre los nubló y el hombre cayó sobre el suelo muerto del dolor y el terror, ni siquiera pudo gritar.

Escuché entonces el sonido de cascos de un caballo y mi mirada siguió a un jinete que cabalgaba a lo lejos y se perdía en la distancia. Aún así reconocí su aura en seguida.-Vamos Cronos, no tenemos tiempo que perder.- Tironeé de mi falda para zafarla de las manos del hombre que sobre el suelo me aferraba y se retorcía. -Ah si, mátalo.- Indiqué con hastío, refiriéndome al susodicho.

Cronos repentinamente se tornó útil, despachó al sujeto con su hacha y luego se dedicó a rastrear al licántropo. Dimos con él unas horas después, en el interior de una casa cuya puerta abrí con el azote de mi magia, esta se estrelló contra la pared mientras ambos irrumpíamos en el lugar. -Vaya, el perro faldero de Agarwaen.- Mi sonrisa se amplió al ver como sus uñas y sus colmillos habían crecido. -¿Te excita verme?- Me carcajeé al notar su deseo de oponer resistencia y a continuación mi expresión se endureció. -Impleatur omnis inferi output.- Repetí las palabras del conjuro invocando el poder de los demonios a mi favor y de inmediato puertas y ventanas quedaron selladas para impedir cualquier intento de fuga. -Nadie sale vivo de aquí hasta que me hayas revelado la localización de tu señor.-

por **Cronos** Sáb Jun 10, 2017 10:52 am

Mi señora había perdido la cabeza por un simple mortal que no tenia mayor arte que el de ostentar una corona sobre su maldita cabeza y la de mover las gemelas como si fuera alguien importante.
Él y su séquito de mequetrefes me sacaban de mis casillas, lo único que quería era arrancarles la cabeza, sacarles las tripas y darme un gran festín con sus entrañas mientras Nessanie lo veía.

Ademas desde mi sublevación la noche anterior, esta estaba fría y distante, como si ahora evaluara cada uno de mis movimientos.
Sabia que mis intenciones distaban de cazar a Agarwaen para ser testigo de como ambos se convertían en los reyes de Mykonos, mi intención era aniquilarlo, yo y no otro merecía reinar con ella, pero la bruja estaba ciega.

Lucio nos dio una ubicación, una que por desgracia no nos llevo a ninguna parte mas que a un extenso bosque donde no pasaba nadie, rodeado de aldeas próximas, ese maldito humano podía estar en cualquier parte, ademas su olor se camuflaba a la perfección por la cantidad de pantanos que había cerca.
Nessanie se desesperaba como la niña caprichosa que era y ahora un humano pagaba su desdicha mientras yo miraba la escena como el perro faldero que era.

Acabé destripando a la presa con facilidad, mi hacha arrancó sus extremidades y disfruté con los ríos escarlata que bañaron aquel bosque en nombre de una misión absurda.
Claro que la bruja nunca erraba y ahora sin perder tiempo se apresuró a seguir le rastro de ese “cazador-licantropo” podía ser mas absurda la corte que Agarwaen ostentaba en sus filas.
Mas le hubiera valido a ese tipo unirse a los nuestros, a fin de cuentas era una bestia.

El rastro nos llevo frente a una bonita mansión decorada de un modo un tanto cursi, con flores por todas partes, enarque una ceja mientras recorría unos pasos atrás de Nessanie el jardín y pronto llegamos a la habitación donde la fuerte aura del licantropo resplandecía plagada de felicidad.
Pobre incauto, pobre chica a la que pretendía.
Mi sonrisa ladina se hundió en los ámbar del lobo que pretendía hacerme frente. No dudaba de sus capacidades, pero...quizás tuviera que recordarle que pasó en nuestro ultimo encuentro, creo recordar que bajo el acero de mi hacha cayeron gran cantidad de sus amigos.

Nessanie bloqueó puertas y ventanas, nadie saldría de allí con vida.
-Habla Seth, te daré una muerte rápida y prometo no jugar con la comida después -aseguré hundiendo mis ojos en su acompañante mientras me relamía.
Los iris del lobo rugían, sus afilados colmillos eran la clara muestra de que no se iría sin luchar de este mundo, mas reconozco que si algo admiraba de todos esos tipos era su valor.
De poco les servia, peor..hacia la partida infinitamente mas interesante.
-¿donde se esconde la rata de tu príncipe? Solo lo preguntaré una vez -aseguré girando el mango de mi hacha en la mano.

por **Asura Nanami** Dom Jun 18, 2017 10:45 am

Había pasado ya una semana desde que había salido del hospital y aún tendría que esperar una semana más para que estuviera curada del todo, que era cuando tenía que ir de nuevo al hospital y era cuando tenía la siguiente cita. Suspiré mirando por la ventana ya que prácticamente aquella semana había sido tremendamente aburrido, la señora Haruka no me dejaba hacer casi nada y me ayudaba en todo, sobre todo a la hora de bañarme para que no hiciera esfuerzos con el brazo… y lo de entrenar, claramente, no había podido hacerlo por mucho en que le insistí en que no movería el brazo. Para mi suerte menos mal que no había sido herida en el derecho que era el que más utilizaba, sino que había sido en el izquierdo y al menos el brazo “bueno” podía utilizarlo con normalidad. Los rayos del sol todavía estaban en el cielo y aún quedaba algo más de rato hasta que la noche finalmente llegara y la luna reinara sobre el firmamento, cuando la señora Haruka anunció que tenía visita. ¿Visita?

Mi pregunta tomó respuesta cuando tras la puerta Seth entró en mi habitación anunciando, según él, que el fiero lobo había llegado cuando no le había puesto aquel mote, por lo que me reía mientras me levantaba contenta por recibir visita, una que dudaba que fuera a producirse porque no se había pasado en todos aquellos días y ya comenzaba a dudar que lo hiciera. Me acerqué a él dándole un abrazo alegrada realmente por verlo, antes de que preguntara si ya había aprendido a ser una geisha para él a lo que me reí divertida por ello, al separarme apartó un mechón de mí pelo del rostro y dejó un casto e inocente beso en mi mejilla, como de costumbre mis mejilla sonrojadas salieron a relucir, a lo que yo sonreía.

-Creo que aún tengo mucho por aprender, pero si quieres puedo hacer el intento como buenamente pueda –hice una seña al hombro donde tenía la herida y le invité a que se sentara en la mesa que tenía donde la señora Haruka nos trajo algo de té y avisó que partiría para hacer algunas compras ahora que estaba él para ayudarme en cualquier cosa que necesitara- ¿Has pasado a ser un fiero lobo de un peluche blandito? –Reí sin poder evitarlo sirviendo una taza de té y entregándosela- no te olvides de hacer ruido en el último sorbo, sino se considera mala educación –le dije en tono bajo con una sonrisa, pero era algo realmente cierto sobre mi cultura, y me senté enfrente sirviendo otra taza de té para mí- Estoy bien, la señora Haruka no me deja hacer mucho y evidentemente me he olvidado de entrenar todos estos días… así que estoy deseando que pase esta semana que queda para poder volver a hacer vida normal, será una tontería pero acostumbrad a entrenar a diario ahora siento que es como si me faltara algo –me mordí el labio- ¿y tú qué, cómo te ha ido estos días? –Hablamos casi prácticamente de todo haciéndome reír con alguna que otra tontería, sonrojándome por las cosas que decía de vez en cuando y que creía que lo hacía a posta solamente para ver cómo me sonrojaba. Me alegré mucho de su visita y de ver que estaba bien, pero en un momento dado de aquella velada su rostro cambió, se puso serio y tenso y de pronto la puerta principal se abrió de golpe y escuché sus palabras. ¿Esconderme? ¿Perdida por qué? Pero no me dio tiempo a moverme, aunque yo no era de las que huían, y una mujer seguida de un hombre entraron en la habitación a lo que Seth se puso tenso, ella dijo que nadie saldría vivo hasta saber el paradero de alguien y él le preguntó dónde estaba su príncipe. ¿Príncipe? ¿De qué estarían hablando? Claramente la “comida” era yo por sus ojos puestos en mí cuando lo dijo, maldición, como odiaba estar en esos momentos herida porque parecía que se iba a producir una pelea en cualquier momento- Creo que la educación la perdisteis por el camino al presentaros de esta forma en mi casa –tenía unas costumbres donde la educación iba por delante, y ellos parecían que carecían realmente de esta- No sé qué es lo que queréis pero habéis venido al lugar equivocado –me pregunté si el lobo llevaría algún arma encima, aunque justo en el armario había una katana que siempre guardaba por si pasaba algo y no me daba tiempo a ir donde guardaba el resto de las armas.

por **Seth Kana** Mar Jun 20, 2017 10:16 am

La puerta se abrió, aquellos diablos no respetaban nada, ahí estaba la bestia del su perro fiel y como no la bruja desequilibrada que reinaba en Mykonos.
Sus palabras bastaron para que puertas y ventanas quedaran selladas, de nada sirvieron mis esfuerzos porque la humana se pusiera a salvo, pues de allí no saldríamos intactos.
-Vaya Nessanie, tu por aquí, te hacia dándole vueltas a un caldero cocinando algo para ver si mi príncipe de una vez cedía a tus encantos.

Cronos rugió como de costumbre, amenazante, aseguró que poco era el tiempo que me daba para hablar sobre la ubicación de Agarwaen, a cambio una muerte rápida y no torturar a la nipona.
-Tu ama a soltado la cadena, no sea que te vayas a estrangular -añadí con cierto aire mordaz.
Trataba de ganar tiempo y de paso todo sea dicho cabrearlos, una buena técnica para que cometieran algún error que pudiéramos aprovechar a nuestro favor.

El hacha daba vueltas en la mano del oso, con esa misma arma había descuartizado a Gatto, lo había enviado la fondo del mar.
-Cuidado Cronos, te aseguro que no me iré de este mundo sin pelear.
Mis ambarinos ojos se clavaron en sus pardos.
Este ladeo la sonrisa relamiéndose, sabia lo mucho que le gustaba un buen combate y conmigo iba a tenerlo de seguro.
Saqué sendas dagas de mi cinto agachando el cuerpo ligeramente para empezar aquel periplo.

Nessanie miraba la escena divertida, algo me decía que muchos eran los ases que esa arpía guardaba bajo su manga.
-¿que no tienes sapos a los que besar bruja? -mis afiladas palabras sonaron por toda la habitación -le daré recuerdos a mi príncipe de su parte zorra engreída.

La reacción de Cronso no se hizo de esperar hacha en mano embistió contra mi cuerpo, lo esquivé como pude haciéndome a un lado mientras lanzaba mi afilada hoja hacia su costado.
Apunto de morder su carne, el oso viró con rapidez interponiendo uno de sus brazos que saje.
Su fuerza era brutal y como si nada hubiera abierto su carne atrapó mi cuello lanzándome por los aires hasta estamparme contra la pared.
Mi espalda crujió, a cualquier humano le hubiera partido en dos, por suerte mi cuerpo se regeneraba deprisa y endolorido volví a ponerme en pie lanzándome al ataque nuevamente.

Justo cuando iba a llegar a su altura, salté apoyando mi pie en una de las paredes y alzándome en el aire rompí la acristalada ventana con mi antebrazo.
Cristales se clavaron en el, pero era el único modo de salir de esa cárcel.
-¡Vamos Asura! -gruñí preso del dolor.
Era un primer piso pero el toldo del porche estaba extendido, mejor esa caída que enfrentarla a Cronso y a esa bruja maldita.

-Confía en mi -le pedí tirando de su cintura.

por **Nessanië** Jue Jul 06, 2017 10:28 pm

No pude evitar soltar la carcajada ante cada nueva idiotez que el cazador-licántropo pronunciaba. Ya estaba harta de la falta de respeto por parte de todo el inútil sequito de cazadores.

-Dime una cosa chucho… ¿qué tal estuvo el funeral de Zorro y Gatto?- Llevé una mano a mi mentón con expresión pensativa. -Ignoro el procedimiento que hay que seguir en Francia para enterrar animales, especialmente los que son similares a los puercos. Aún recuerdo los chillidos que emitió Gatto cuando Cronos lo rebanó con el hacha. Si mal no recuerdo se orinó encima.- Me eché a reir de lo lindo al recordar aquello.

-No, espera, dime que le habéis sacado provecho llevándole con el carnicero para que os proveyera algo decente de comer, que sirviera de algo al menos después de demostrar ser un perfecto desperdicio.- El gato había chillado como un cerdo, como lo que eran todos ellos, una bola de animales que tras armarse con un par de cuchillos se creían más de lo que no dejaban de ser.

De repente me percaté de que había alguien más en la habitación, una mujer en la que no había reparado a pesar de encontrarse al lado suyo. Mi mirada se detuvo en ella, ignorando las absurdas palabras que salieron de su boca. -Vaya así que tienes un pequeño juguete. ¿Qué tal si guardas las zarpas, me dices donde se encuentra Agarwaen y te dejo conservarla en una sola pieza? Sería una lástima arrancarle parte tras parte frente a tus ojos.- Mi mirada se oscureció, no amenazaba en balde.

Cronos se lanzó sobre el licántropo que estaba dispuesto a presentar resistencia, sacó un par de cuchillos y le produjo un tajo que bien podría haberle hecho cosquillas al oso. Me crucé de brazos observando, había que admitir que los cazadores tenían pasión, pero este en especial me parecía una completa abominación. Era un chucho que bien podría haber estado con los nuestros, con su especie, en su lugar escogía traicionar a su propia carne. Torturarlo me produciría un especial deleite.

El licántropo voló por los aires demostrando que era algo más avispado que el resto de alimañas y recomponiéndose del golpe que acababa de propinarle Cronos rompió la ventana. pero mi mirada estaba puesta en la chica. En cuestión de segundos me encontraba detrás de ella, con un un trozo de vidrio apuntando su garganta mientras mi brazo rodeaba su cuello. -Suéltala o te juro que antes de que llegues al techo, le habré atravesado su nívea garganta.- Mi mano ejercía presión con el vidrio contra su yugular, si el licántropo me desafiaba y se movía un centímetro, un mar rojo teñiría el suelo. Sabía como ser precisa, había matado a muchos de esta manera.

por **Cronos** Vie Jul 07, 2017 2:19 am

El arrogante licantropo tuvo la desfachatez de abrir sus fauces para increpar a Nessanie, el muy inútil no entendía al parecer todavía que no volvería a ver salir la luna llena y que su destino no se alejaría demasiado de la suerte que ya corrieron los dos animalillos esos a los que desmembré con sumo cuidado.

Les hubiera mandado recuerdos, peor no hizo falta, como si la bruja y yo estuviéramos unidos en pensamiento y alma las mordaces palabras se clavaron afiladas en el lobo haciéndole gruñir sin pausa.
Hablar del funeral de esos dos idiotas fue un acierto, me gustaba ver esos ámbar en sus ojos, era el modo de decirme que por fin en esa panda de inútiles tenia un adversario en condiciones.

Un tajo que no me molesto fue su saludo de bienvenida, mas bien una mera distracción que uso para salir despedido por los aires y quebrar el ventanal para darle huida a su dulce amiga la china, japonesa o lo que fuera.

Pero de nuevo Nessanié estuvo mas rápida cazando a la nipona y colocándole en el cuello uno de los pedazos de cristal que desafiaban su inmaculada tez.
-Seth, has perdido, te diría que bajes el arma, pero por Ares que prefiero que no lo hagas.
No termine esas palabras cuando hacha en mano me lancé contra el lobo que con destreza esquivaba mis golpes mortales.
Tan salvaje silbaba mi hacha en aquella cámara que cada vez que rozaba el suelo se prendían chispas llevándome con la inercia gran parte del mobiliario por delante.

Tenia que reconocerle al lobo que sabia bailar este baile, pues otro ya estaría con sus sexos incrustados en mi acero, pero no todo dura eternamente y finalmente mi hacha mordió su costado forzándole a aullar pidiendo clemencia a la luna que lloraba sangre por su hijo lastimado.
Mis sonrisa sibilina lo decia todo, pensaba darle muerte, estaba cansado de esa panda de cazadores que aun reconociendo su intensidad y valor nada tenían que hacer contra un ser como yo.
-No sufras por Leonidas, pronto lo visitaré y te lo enviaré al Tártaro para que te haga compañía -rugí alzando el hacha dispuesto a darle el golpe de gracia.

El lobo rodó por le suelo, el hacha se estampó contra el embaldosado dejando allí una enorme grieta, rugí malhumorado sacando el hacha de nuevo dispuesto a no fallar contra ese lobo que aun herido sujetaba su acero y con la otra mano empujaba sus órganos hacia dentro para que no se le salieran en cualquier momento.
-No te recuerda esta situación a algo ¿Nessanie? -pregunté sin vehemencia recordando como a Gatto se le salieron las tripas antes de ser lanzado al agua para convertirse en pasto de los tiburones.

Lo escuché nuevamente aullar, arma en mano se lanzó al ataque, pero no me fue muy difícil pararlo y de un empujón estamparlo contra la pared del fondo de la habitación.
Sangraba menos, su poder de regeneración empezaba a hacer su función, bueno, mejor, nunca me gustaron los combates fáciles de ganar, me aburría soberanamente si no encontraba resistencia en mi oponente.

por **Asura Nanami** Miér Jul 12, 2017 11:31 am

Aquella mujer seguida de aquel hombre alto y corpulento irrumpieron como si fuera aquella su casa no importándoles nada los modales que pudieran tener, como si para ellos los modales no existieran y se creyeran dueños de todo… algo que me cabreó bastante dado sobre todo que venía de una cultura donde la educación y los valores y modales estaban muy arraigados, y era como nuestro pan de cada día. Me molestó que entraran así y que vinieran de esas formas, unas en las que Seth sin duda me pidió que me largara antes de que intercambiara palabras mordaces con la joven, y luego el hombre corpulento le respondiera y pronto comenzaran a pelear en aquella habitación como alma que les llevaba el diablo. Además de eso el hombre portaba un hacha con la que destrozaba todo lo que había a su alcance sin importarle nada lo que fuera, obcecado en poder darle a Seth quien se movía esquivando sus golpes.

Lo alcanzó uno finalmente por el costado pero no se paró ahí, se fue hacia la ventana rompiéndola para pedirme que me fuera, que saltara y que lo dejara… ¿pero cuándo había yo huido? La verdad es que nunca, así que no lo hice. Eso hizo que la mujer reparara en mi presencia como si no lo hubiera hecho antes, y de un movimiento me apresó para poner en mi cuello un trozo de vidrio para que no me moviera y me estuviera quita bajo aquella amenaza. Siguió hablándole al lobo provocándole, algo sobre dos personas que él debía de conocer y que habían matado por lo que dijo sobre un funeral, lo estaba provocando pero parecía que él no se dejaba provocar por sus palabras por la contestación que le dio.

Decir que no entendía nada ni sabía lo que estaba pasando era decir poco, no entendía quiénes eran esos dos y por qué habían irrumpido así, querían la ubicación de alguien y al parecer querían que el lobo se la dijera o acabarían por matarlo, y ya de paso, torturarme a mí para que él les dijera que lo querían. Todo me sonaba extraño y raro pero en esos momentos no podía hacer mucho mientras la mujer me tenía agarrada, di un grito cuando vi que el hacha volvía de nuevo a hacerle un corte algo más profundo y que lo estampaba contra la pared mientras la mujer que me tenía presa disfrutaba con lo que presenciaba… si salíamos de esta el lobo iba a tener que responderme a unas cuantas preguntas y a decirme exactamente qué era lo que pasaba, por qué lo buscaban y por qué querían a la persona que habían nombrado, la misma que él cuando había perdido la memoria creía que era.

La herida que tenía parecía que se iba cerrando poco a poco porque sangraba menos pero eso no me dejaba tranquila en absoluto, odié en ese momento tener el brazo como tenía para no poder ayudarle aunque seguramente no me dejara hacerlo, pero en mí no estaba quedarme de brazos cruzados viendo cómo iban a por él, como aquella mole parecía divertido con lo que estaba pasando y disfrutando de herir al lobo, algo me decía que jugaría con él antes de darle muerte y que entre esas pensaban utilizarme a mí como medida para que les dijeran lo que querían… pero si se pensaban que yo era una mujer indefensa, como las demás jóvenes de las ciudad, estaban muy pero que muy equivocados. No por nada mi padre me había estado enseñando a defenderme desde que era pequeña, sus duros entrenamientos iban a servir de algo y aunque tuviera un hombro herido a medio curar por la herida de bala… eso no significaba que me rindiera sin pelear.

Ahora que la mujer creía tener el control de lo que hacía y tenerme a mí sin poder hacer nada, disfrutando del espectáculo de la pelea, mi mano fue rauda hacia la mano que sostenía el trozo de vidrio contra mi cuello, de un golpe seco la giré, mi codo fue hacia su costado en un golpe seco justo en sus costillas y mi pie fue hacia atrás como si mi pierna le pusiera la zancadilla a la suya, sin soltar la muñeca que había girado impulsé todo su cuerpo hacia delante inclinándome yo para hacer fuerza y que perdiera el equilibrio, de forma que por los movimientos rápidos que hice y que estaba acostumbrada a practicar para desarmar enemigos la lancé al suelo haciendo que su espalda chocara contra el suelo, me dolió el hombro pero no me importó en absoluto. Le quité el trozo de vidrio y le hice una llave rápida así como darle un golpe en la cabeza dejándola medio aturdida para ganar tiempo, al oír los golpes el hombre se giró en mí dirección, lo bueno de estar en mi habitación es que allí siempre guardaba algún arma por lo que pudiera pasar, así que había cogido un par de estrellas de un cajón de la mesita que tenía cerca y se los había lanzado impactando uno en su brazo, el otro en su cuello.

-¡Vamos! –Le dije mientras me dirigía hacia la ventana ya que era la forma más rápida de escapar y él ya la había abierto, me lancé por ella para caer en el toldo que había y rodar hasta caer finalmente al suelo donde rodé por el mismo hasta pararme y abrir los ojos, el hombro me dolía bastante y seguro que algún punto se había abierto por la caída- Shimatta (maldición) –dije levantándome para incorporarme y mirar a Seth- ¿Estás bien? -hice una pausa- seguro que están cabreados, vamos no perdamos tiempo –teníamos que irnos de allí y alejarnos, no podía permitir que hirieran a nadie de los que allí trabajaban para mí, debíamos de poner distancia.

por **Seth Kana** Miér Jul 12, 2017 12:03 pm

La hechicera rápida como la mas mortal de las víboras se adelantó a la nipona que herida tenia el movimiento mucho mas mermado.
Así un cristal del ventanal rozo su piel haciéndome aullar, maldije el haberla puesto en peligro uno del que no sabia si seria capaz de sacarla.
Ante mis ojos había visto caer a dos de los míos destripados por la maldita moles y por la sádica hechicera.
No pensaba rendirme, yo no sabia lo que era eso, mis afiladas palabras salían enérgicas de mis labios tratando de contrarrestar las de esos dos que no se puede decir que dispararan con balas de fogueo.

El oso no dudó en lanzar contra mi su hacha, esa que viraba entre sus manso como un barco en la mar cuando los cañones lo asolan por ambos lados.
Danza de movimientos que no duró eternamente, pues aunque era mucho mas ágil que él, el espacio era reducido, su arma abarcaba mucho espacio y su ferocidad hacia que el arma mordiera sin parar.

Sentí como se incrustaba en mi costado, aullé de dolor antes de que me alzara tirándome contra la pared, de nada sirvieron mis malditos intentos de dañar su gruesa piel, ambos rugíamos feroces, como las bestias que eramos mas con la diferencia que la luna llena hoy no estaba a mi favor, de estarlo otra suerte hubiera corrido aquel cabrón.

No se como pasó, pero de un golpe seco, la hechicera calló al suelo, mi cara de sorpresa lo dijo todo, no porque no conociera las facultades de la nipona, si no porque pocas veces a la hechicera alguien la tomaba por sorpresa, sin duda la había confundido con una humana mas, error que pago al recibir el golpe que la aturdió.

Vi al oso salir corriendo hacia nosotros, proteger a su obsesión era todo cuanto quería hacer, dos estrellas fueron lanzadas por Asura, pero eso no detuvo el avance de la bestia, aunque si nos dio el tiempo suficiente como para saltar por la ventana.
Ella cayó rodando, yo hundí mis pies en el suelo flexionando ligeramente las rodillas.
Mi vientre sangraba todavía en demasía, pero no dude en pasar mi brazo por la cintura de la dama y tirar de ella para emprender la huida, si algo sabia de esos dos es que jamas soltaban presa y sin duda Cronso era al igual que yo, un gran rastreador.
-Hay que meternos en le bosque y buscar el modo de que pierdan nuestro rastro, te lo explicaré todo, te lo prometo, pero este no es el momento.

La voz de cronos rugiendo por la ventana era motivo suficiente como para saber que teníamos que emprender la marcha.
-¿tu criada o lo que sea? ¿esta dentro? Pregunté preocupado.
Estos dos no hacían rehenes, sin duda la matarían al servicio entero si nos largábamos de allí sin enfrentarlos.

por **Nessanië** Dom Ago 06, 2017 2:39 am

Tomarme por sorpresa no era una hazaña que cualquiera pudiera realizar, pero aquella insulsa mujer parecía tener la impresión de que podía hacer algo en contra mia. Supongo que me distraje al no prestarle suficiente atención, después de todo ¿qué era ella? No había reparado en la mujer porque ante mis ojos no era nada y a lo que es nada solo se le usa como comodín para luego despacharlo. En este caso, para hacer sufrir al chucho y atizarle las pulgas.

Sin embargo en el momento en que osó tocarme un pelo la cólera me recorrió de la cabeza a los pies. No estaba para zandeces, mi paciencia se había agotado ya, pensaba enterarme hoy mismo del paradero del príncipe de una forma u otra. Ya era hora de que él me diese la cara y que comprendiera de una vez que desde el momento en que le marqué pasó a ser mio, y yo venía por lo mio, quisiéralo él o no.

-La parejita quiere jugar vamos a enseñarles un juego diferente al que tienen en mente.- Mi mirada se cruzó con la de Cronos mientras las palabras salían calmadas de mi boca, cuando la cólera fría se apropiaba de mi los incendios caían sobre mis enemigos, no escatimaba en invocar a los demonios con los que había hecho un trato hace ya tanto tiempo. -Vamos a darles una opción a esos dos.-

-¡Chucho!- grité al salir por la puerta con Cronos a mi lado. -¡Más te vale regresar ahora con tu mujercita si en algo aprecian a los trabajadores de este lugar!- En la propiedad habían varios sirvientes, percibía las auras de las criaturas inferiores y estas iban a servirme para mis propósitos. Caminé por las instalaciones encontrándolos y usé mi poder de dominación con ellos.

Sorprendidos ni siquiera me esperaban y sus mentes débiles no pudieron resistirse a mis órdenes. -Cada uno de ustedes, tomad el primer objeto punzante que encontreís y seguidme ahora. No pareís mientras me seguís el paso.- De inmediato me obedecieron, agarrando cuchillos de cocina, rastrillos, y cualquier otra cosa que encontraron cerca.

Avanzamos en pos de los fugitivos, mi rabia iba creciendo por momentos, y hoy alguien iba a pagar por hacerme hervir la sangre. Cronos se movilizaba ya sobre el terreno siguiéndoles el rastro.

Nos dirigimos hacia el bosque que era el destino hacia el cual el par huía. -¡Chucho! Será mejor que te detengas de forma voluntaria o la sangre de los trabajadores recaerá sobre ti!- Miré a mi alrededor las copas de los árboles y tomando a una de las mujeres del brazo, le corté la garganta, la sangre brotó a borbollones de esta mientras ella caía exánime a mis pies. La observé con deleite, el resto de los trabajadores seguía con nosotros. El perro a servicio de Agarwaen seguramente olería la sangre que acababa de derramar y que lentamente se expandía sobre la tierra a mis pies.

-¿Qué te parece Cronos? ¿Crees que el chucho pseudo cazador y su mujercita seguirán teniendo ganas de jugar?- Mi mirada se fijó en la de él y una sonrisa pérfida afloró en mi rostro, a los dos nos excitaba la sangre sobremanera.

por **Cronos** Dom Ago 06, 2017 3:59 am

Escaparon, ese chucho pulgoso y la nipona escaparon como ratas por la ventana buscando el bosque como único abrigo.
Podía rastrearlos, eso era que el lobo sabia tan bien como yo que él sabia ocultar el rastro.
Iba a ser divertido , ese lobo se había empeñado en sacar mi instinto depredador, algo que ese desgraciado de Gatto no logro porque lo desmembré sin tan siquiera pensarlo.

Nessanie estaba rabiosa, sus verdes centelleaban, veía el odio en cada rasgo de su mirada, tenia que reconocer que una simple humana de tres al cuarto se le había escapado y ese era un golpe duro para su imponente orgullo.
-Ya van dos humanos que se te escapan de las garras -dije con cierto tono mordaz.

La mirada de la bruja me atravesó por mis palabras, ella siempre me recordaba mis fracasos y al verdad es que este suyo había sido estrepitoso.
No le faltaba verdad a mis palabras pues al príncipe lo marcó y seguía apañandoselas bien para mantenerse lejos del influjo de la hechicera, a este ritmo ni yo tendría que matarlo, él solo lo haría cuando la marca se extendiera y eso era algo que la hechicera quería evitar, de ahí su urgencia en dar con él para que la trasformación se produjera.

Nessanie bajó las escaleras no sin antes gritarle al lobo que si no se detenían y regresaban iría cargándose uno a uno a toda la plantilla de la chinita. Me excitaba la mente retorcida de mi preciosa bruja.
Las mentes débiles de la servidumbre pronto cayeron en su influjo y a la orden de “sígueme” lo hicieron como corderitos caminando alegres tras su pastor desconociendo que tras la piel de este se encontraba el lobo feroz.

Caminamos por el mismo sendero por donde habían huido esos dos, me agaché para palpar la humedad de la tierra, las huellas quedaban marcadas en el arcillosos suelo pero pensaba asegurarme de que el lobo no hacia de las suyas.
Mucho mas rápido que la humana no le costaría en demasía trazar un falso rastro.

Nessanie no se nadó con contemplaciones, degolló a la primera victima dejándola caer inerte a sus pies mientras esta emitía un leve gorgoteo al ahogarse con su propia sangre.
Mi instinto de depredador emergía ante los ríos carmesí, sabia que también el lobo podía olerlo, iba intrínseco en nuestra forma salvaje ser presos de la voracidad de la carne y la sangre.

Me acerqué a la bruja arrancándole un beso que puede no merecía pero si necesitaba, excitado no pude contener mis ganas y aunque Nessanie me dejó claro que no era el momento y que siguiera con mi trabajo, algo me decía que Seth no permitiría que arrebataran mas vidas.
El y su estúpido juramente por proteger a los humanos, sin duda en nuestro bando hubiera podido llegar lejos, pero ahora, siendo el títere del príncipe, su destino era la muerte.

por **Seth Kana** Dom Ago 06, 2017 3:29 pm

Escuché los gritos de la bruja, bien sabia que era capaz de cumplir la amenaza y ese juramento que pronuncie un día para proteger las vidas humanas no poda ser quebrantado ni siquiera por beneficio propio.
Me aseguré de que Asura siguiera corriendo, sabia que ella nada tenia que ver en esto, con capturarme a mi con vida seria mas que suficiente, claro que mi desconfianza en la bruja y en la palabra dada me hizo tomar medidas.
-Asura, has de ir y avisar a Leonidas de que Nessanié me ha hecho preso, dile que nunca daré la ubicación de mi príncipe, pero la magia de esta es poderosa, que se pongan en sobre alerta.
Dile a mi hermano que ha sido un honor luchar a su lado y que ponga a nuestro príncipe a salvo, es nuestra obligación, hasta la muerte y que los dioses del Olimpo lo acompañen.

Me acerqué a ella, mis verdes se hundieron en sus pardos y con una tibia caricia, una sonrisa de despedida y una ligera presión de mis labios sobre los ajenos que me supo a poco emprendí el camino hacia mi condena y la salvación de otros.
Cuando llegué frente a ellos pero con una distancia lo suficinetemente prudencial como para que ni la bruja con su magia, ni Cronso con su hacha me alcanzaran coloqué en mi cuello la daga.
-Si me quieres libera a esa gente, ordenales que vuelvan a sus vidas, que sena libres .. de no ser asíel bosque volverá a acoger mis pasos y tendréis que dar caza al lobo con otros medios mas rudimentarios.

Negué mirando a la bruja de forma desafiante, la conocía, ella y sus maniobras.
-Sin trucos bruja o me rebanaré el cuello, a fin de cunetas si caigo en tus zarpas me doy por muerto o peor aun.
Cronos como un perro de presa parecía impaciente por aniquilarme, hacerme callar como fuera, posiblemente porque sus ganas de dar con Agarwaen eran nulas, cuanto mas tiempo tardara su bruja en dar con mi príncipe mas gozaría de ese “amor envenenado” que lo consumía como a una vela encendida.
-¿Que dices bruja? No tengo toda la noche para satisfacer tus absurdos caprichos. Déjalos ir, nada tiene esa pobre gente que ver con esto.

por **Asura Nanami** Miér Ago 23, 2017 8:59 am

Habíamos podido de las garras de aquel hombre y de las artes de la hechicera quienes al parecer habían perseguido a Seth para que les revelara la ubicación de alguien, no entendía nada en absoluto de lo que allí estaba pasando en esos momentos, no entendía qué quería esa mujer ni por qué parecía estar dispuesta a desatar el infierno para conseguir lo que quería, solo podía pensar en alejarnos lo más posible del lugar para poner distancia y que no pudieran seguirnos, pero algo me decía que nada iba a ser tan fácil como pensábamos. Pese a que estaba medio herida todavía por lo del hombro, faltando unos cuantos días para que me quitaran las suturas y me dieran el visto bueno de que podía ir ejercitando el hombro y el brazo, eso no quitó para que de alguna forma me librara de la hechicera que me había tenido presa, gané unos momentos para poder escapar y salir por la ventana que Seth había roto para que pudiéramos huir. Esa palabra no estaba en mi vocabulario, huir era de cobardes y mi padre no había entrenado a ninguna cobarde para que saliera huyendo de aquel lugar... pero yo no podía ser de mucha ayuda en esos momentos por el problema que tenía en el hombro y que me impedía luchar con libertad, como hubiera hecho de estar en plenas facultades.

La caída me había provocado algo de dolor pero mi mente pensaba solo en alejarme de allí, en llevarme a Seth conmigo y poner distancia entre los que nos perseguían. Poco sabía de lo que pasaba pero seguramente él me lo explicara a su debido tiempo todo lo que estaba pasando y respondería a todas las dudas que tenía sobre lo que allí pasaba, mientras nos alejábamos no podía pensar en demasiado y seguramente no diera con lo que realmente sucedía, así que preferí una vez estar a salvo los dos que me explicara con tranquilidad porque parecía algo bastante serio. Mientras corríamos alejándonos la voz de la bruja llegó hasta nuestros oídos, sus palabras fueron más que claras y fue entonces que los dos nos paramos ante ellas. Decía que había cogido a algunos sirvientes de la casa y fruncí el ceño por ello pensando en cómo podía ser, cómo es que podía ser que hubiera alguien cuando sabía que los únicos que siempre estaban eran el señor y la señora Haruka, y ellos se habían tomado el resto del día libres sabiendo que Seth estaba conmigo... ¿habría alguien más de verdad, o solo sería un truco? La señora Haruka no me había comentado nada al respecto y supuse que no había nadie más en la casa dado que yo no podía salir. Miré sus ojos y siquiera antes de que dijera nada, de alguna forma, supe por lo que estaba pensando.

-No puedes ir –dije mientras él me miraba y aunque sabía que si volvía sería su condena, también lo sería la de los demás que estaban en la casa si él no volvía, veía a ese hechicera capaz de matarlos para que él volviera y le dijera lo que quería, pero sería su condena y ambos lo sabíamos. Me pedía que siguiera y que buscara a un tal Leonidas, nombre que no me sonaba de nada y que él jamás había pronunciado, que le avisara sobre que le habían capturado y que los pusiera sobre aviso, que protegiera a su príncipe ya que era su obligación... sonaba como una despedida, o al menos sentía que era una despedida. Y es que yo misma me debatía internamente entre lo que debía y lo que tenía que hacer, no podía irme y dejar allí a las personas que trabajaban para mí pero, por otro lado, yo no era de mucha ayuda herida como estaba y solo entorpecería más que otra cosa. Me mordí el labio viendo cómo se acercaba acortando la distancia, sus ojos verdes estaban fijos en los míos, alzó su mano para acariciar mi mejilla de forma suave y me sonrió de forma que supe que se estaba despidiendo de mí- no puedo huir yo también, no puedo dejar a los míos... –murmuré sintiéndome frustrada, impotente sin hacer nada por ayudarlos, por salvarlos... estaban a mi cargo ¿qué clase de guerrera sería si los dejaba atrás?- Yo no... –me callé sin saber bien que decir y ante su cercanía cerré los ojos sintiendo ese beso suave que me dio en los labios, bastante casto posando ligeramente los suyos sobre los míos, y al igual que se había acercado se alejó enfrentando aquella condena mientras lo veía alejarse sin poder hacer nada. Apreté mi mano en un puño, quizás si me diera prisa podría llegar hasta donde estaba Leonidas, avisarlo y que viniera para salvarlo... quería ir con él pero yo de nada le serviría y ayudaría estando herida, sería un lastre para él. Con una presión en el pecho me giré y comencé a correr en dirección hacia el lugar que me había dicho donde encontraría seguramente a Agarwaen y a Leonidas, debía de encontrarlos. Corrí todo lo rápido que pude y no paré hasta que llegué al lugar que me había dicho, la respiración la tenía entrecortada y me costaba recobrar el aliento, me tropecé subiendo las escaleras que daban a la puerta y no supe muy bien quién fue el que se asomó pero sentí una presencia tras abrirse la puerta, estaba cansada a causa de que hacía tiempo que no entrenaba y los medicamentos también me jugaban una mala pasada restándome parte de mis fuerzas- Seth... Nessanië... –fue lo que dije llevando una mano a mi pecho con los ojos cerrados, quizás eso bastara para que lo ayudaran.

por **Nessanië** Dom Sep 03, 2017 3:25 am

De repente el cambiante cedía a sus impulsos y me besaba. No podía decir que no siguiera molesta con él, o que no siguiera observando cual era su conducta, pero en ese breve lapso pareció que volvía a ser el mismo a quien había elegido como mi mano derecha. A los dos nos excitaba el olor de la sangre, la manera en que esta se derramaba, como rendía tributo a los demonios que alimentaban mi poder.

Yo no tenía escrúpulos ni una conciencia que me achacara lo que debía o no hacer, veía a los débiles caer y me parecía lo apropiado, el mundo no estaba hecho para los pusilánimes ni los débiles serían los que llevarían las riendas de un reino. En sus inicios, cuando se tornó mi segundo al mando él lo había comprendido como pocos, algo que le diferenciaba de otros ante mis ojos, hasta que la otra noche decidió sublevarse. Ahora no podía evitar deslizar mi mirada sobre su persona para cerciorarme de si seguía o no siendo el mismo Cronos, o de si sería capaz de traicionarme.

-Ya que previamente me hablabas de fallos, a ti se te ha escapado el chucho de la manera más absurda, así que ¿qué tal si te reivindicas y logras hacer que de una vez suelte la lengua antes de que se la corte?-

A todo esto, el pulgoso salía de entre los arbustos, finalmente revelando su posición. Por supuesto sabía que no podía haberse encontrado demasiado lejos y ahora se revelaba al escuchar como otros se encontraban en peligro. El sentimentalismo de la bandada de cazadores aparte de predecible y risible, sería siempre la perdición de todos ellos.

-¿Y tu muñequita de ojos rasgados?- Observé a nuestro alrededor por si acaso se le veía aparecer tras su perro pero no había rastros de ella. -No me digas, hiciste lo noble, la urgiste a que huyera.- Llevé mi mano a mi pecho, fingiendo estar conmovida. -Dime héroe, ¿se negó? ¿Quiso quedarse contigo? ¿Correr tu misma suerte? ¿Cuánto tardaste en convencerla de que saliera corriendo? ¿Cuánto tiempo tardó en decidirse a dejarte?- Una sonrisa pérfida se asomó en mis labios, se notaba a leguas que al noble pseudo cazador no le había valido de nada ser un héroe, la princesa del cuento había huido para salvarse ella sola.

-Voy a hacer algo por ti. Ya que saboreas el amargo efecto de haber sido abandonado, te voy a ofrecer la oportunidad de unirte a nosotros.- Me crucé de brazos observando al animalejo. -¿Si? ¿No?- Me eché a reír al verle la cara de desprecio ante la sugerencia, no esperaba menos.

Mi mirada se ensombreció cuando lo vi dirigir el cuchillo hacia su propio cuello y pretender amenazarme de esa manera. -Creo que te has perdido, a la mejor te ha picado la sarna y se te ha subido hasta el cerebro o todos los seguidores del príncipe son así de estúpidos. ¿Quién tiene la ventaja chucho?- Hice una seña a una de las mujeres para que se acercara. -Te lo diré muy claro, si te matas, mataré a todos.-

Alcé la mano de la sirvienta y le corté un dedo con un simple movimiento. La sangre salió a borbollones mientras ella pegaba un alarido que hizo que los demás temblaran del terror de verse imposibilitados de abandonar la escena y que una bandada de pájaros negros que se había posado en los árboles circundantes al percibir mi presencia lanzara un par de graznidos. Uno de ellos voló descendiendo y comenzó a picotear el ensangrentado dedo sobre la hierba mientras mi sonrisa se ensanchaba.

-Desperdiciarás tu vida por nada. Hoy me siento generosa, te estoy dando la oportunidad de unírtenos. Ahora baja el cuchillo y dime donde esta Agarwaen. Por cada minuto de silencio cortaré otra parte. Te sorprendería cerciorarte de lo resistente que es la carnaza humana, he visto a muchos sobrevivir tras ser severamente mutilados…-

Deslicé el cuchillo por el cuerpo de la mujer acariciándole la mejilla con el filo del puñal, pasándolo por su cuello mientras ella temblaba y los ojos se le salían de las órbitas, antes de detenerlo sobre uno de sus pechos. -Sería una lástima, es joven, no es tan fea… serás el responsable de que quedé aún más marcada… claro si es que sobrevive después de que sigas titubeando. Una parte por cada minuto… o… podría mostrarme generosa y dejarles partir, tú eliges. Empieza el conteo, decide rápido.-

por **Cronos** Lun Sep 04, 2017 4:59 am

Solo tenia una palabra para ese lobo que cuchillo en mano y con complejo de héroe había vendido su alma al diablo.
Ladeé la sonrisa mirando al muy idiota ¿en que momento creyó que soltaría a esos humanos? Regla numero uno en toda tortura, si a aquel a quien quieres sacar información esta dispuesto a morir por no darla, masacra aquello que ama ante sus ojos.
En este caso, aun era mas fácil pues el muy idiota estaba tan empeñado en hacerlo correcto que no podia asumir que los daños colaterales existían en cualquier guerra.

Me eche a reír mirando a la bruja.
-¿de verdad? Empiezas a convertirte en una buena samaritana Nessanie. No esperaba que este lobo pudiera servirnos a nuestra causa, creía que nosotros nos comíamos a las ovejas, no que nos dedicábamos a pastorearlas.
La propuesta de Nessanie al lobo no solo me había sorprendido si no que me había jodido ¿acaso no veía que tanto él, como Agarwaen eran débiles, unos inútiles, me tenia a mi, un depredador voraz, uno al que le importaba una mierda la sangre derramada siempre que no fuera la de ella ¿por que se empeñaba en subestimarme.

Gruñí cuando sus ojos me impusieron silencio, desvié la mirada, ella mandaba y su obsesión por el príncipe la llevaría al final de sus días, esa era una realidad que ella no contemplaba pero que yo veía clara.

En silencio me fije como le daba opciones, opción a que se entregara a ella, a que renunciara a la muerte llevada a cabo por su propia mano y desvelara los secretos de su príncipe.
Como impulso la amenaza de matar a todas esas personas que no le tocaban en nada y sin embargo parecían ser su familia por como se tensaba.
-El cementerio esta lleno de héroes lobo -escupí con asco sin dejar de mirarlo.

Nessanié cortó un dedo a una de las mujeres, sus gritos de dolor eran épicos, algo que me complació, aquel olor a sangre era lo mejor, me ponía verla cuando se ponía así de sádica y no flaqueaba ante la idea de poseer a aquel desgraciado.

-¿que harás lobo? Parece que su tiempo se acaba, en mi opinión deberías dejarlas morir, es lo mas sensato, a fin de cunetas...¿que importan esos desgraciados? Pero claro mi alma ira directa al tártaro, quizás la tuya tenga un lugar en el Olimpo reservado -bromeé con cierto tono mordaz.

Sinceramente me importaba una mierda si se quitaba o no la vida, mas una si nos daba o no el paradero de ese desgraciado, mi único afán era darle muerte para que mi preciosa Nessanie despertara del hechizo que parecia obnubilara.
Yo y no Agarwaen era el hombre digno para ocupar el trono de Grecia, mi fidelidad había sido un ejemplo y creo que era hora de que me compensara y no precisamente con las migajas de un encuentro.

por **Seth Kana** Lun Sep 04, 2017 5:01 am

Apreté los dientes cuando la puta bruja me dijo que mataría a todas esas personas si no deponía el cuchillo de inmediato y junto al acero mi actitud.
-Eres incapaz de cumplir con tu palabra -mascullé entre dientes clavando mis ámbar en sus verdes.
Sabia que nada de lo que le dijera podría hacerle cambiar de opinión, su corazón era tan negro como el mismo carbón, era un demonio que no dudaba en aroyar con todo para conseguir su objetivo, en este instante, mi príncipe.

Ante mis ojos vi como cortaba el dedo a una mujer, como el oso se regocijaba del dolor ajeno, eran tal para cual dos bestias oscuras que merecían estar muertas.
-¡Suéltalas! Estoy aquí ¿no era eso lo que querías? -pregunté gruñendo mientras alzaba mi labios superior dejando al descubierto mis colmillos.
-que este lleno de Heroes es buena señal, quiere decir que aun hay gente capaz de sacrificarse para que sobrenaturales como vosotros no logren imponer el caos.
Al menos nosotros somos enterrados y vivimos en la memoria de aquellos a quienes hemos ayudado, somos leyenda ¿que quedará de vosotros cuando la tierra os devore y seáis pasto de gusanos? La gente como Agarwaen, como yo, somos honrados, damos esperanza cuando un nuevo enemigo entra en juego y nuestro recuerdo crea nuevos héroes...sin embargo, vosotros solo seréis recordados como el oso de mal aliento y la zorra de la bruja que lo humillaba y a los que los héroes les patearon el culo.

Ladeé la sonrisa sin bajar mi acero del cuello.
-Tenemos un problema bruja, no voy a delatar a mi príncipe, peor no puedo permitir que mates a esta gente ¿que hacemos? Pregunté justo antes de lanzar el cuchillo de forma inesperada clavandolo en el cuello de Nessanie, la sangre empezó a brotar a borbollonees.
-¡Corred! -instigué a la gente que ahora ante la herida de muerte de la bruja salían disparados en todas direcciones por el bosque.

Mi suerte fue distinta, Cronos enloquecido salto sobre mi, vi como ante mis ojos se trasformaba en un oso terrible de denso pelaje, sus zarpas se hundían en mi pecho desgarrándome la carne, de nada valieron mis intentos fieros de contrarrestar su ataque, era mas fuerte y yo no podía trasformarme por completo.

Sus colmillos se hundieron en mi cuello, sentí como me desgarraba, si este no era mi final se acercaba.
Hundí mis zarpas en su pecho, mis colmillos buscaban sajar su carne...

por **Nessanië** Dom Oct 01, 2017 2:53 am

-Blah, blah, blah, blah.- respondí burlona al escuchar toda la retahíla con la cual el chucho hablaba del “valor” de su causa y de su alianza a Agarwaen. Por unos segundos apenas redirigí mi mirada a Cronos. Se le veía celoso por mi propuesta al pseudo cazador, al parecer era tan buena actriz que hasta él se había creído que realmente consideraba que el patético animal podía ser una adición considerable a nuestros ejércitos. -Has tomado tu decisión chucho, espero estés listo para ser la leyenda de la que hablas aunque honestamente no creo que ni siquiera las pulgas se acuerden de ti cuando todo haya terminado.- Hoy se terminaba todo, iba a extraerle la información de una forma u otra, no iba a pasar ni una sola hora más sin que supiera lo que había venido a buscar. Era hora de reclamar lo mío, ya había esperado demasiado.

Lo siguiente que sucedió fue el ataque del chucho. Lanzó su cuchillo en mi dirección, me moví en cuanto lo ví pero este alcanzó mi carne, sangre brotó de mi garganta mientras mi mano presionaba con fuerza el brazo de la mujer que aún tenía conmigo y las palabras salían de mi boca. -Se sunt petere tenebris vitae.- Absorbí la energía vital de la mujer mientras sacaba el cuchillo de mi cuello. La piel de la mujer se marchitó para convertirse en un vestigio de una fétida larva y luego ser reducida a polvo mientras mi herida se regeneraba con rapidez.

Respiré llena de furia, a mi lado Cronos se había convertido en una bestia y se lanzaba sobre el licántropo que así se enfrentaba a su certero viaje y a una leyenda que de tan corta no duraría ni siquiera el tiempo que tardarían los gusanos en comer su carne.

-¡Deteneos todos!- Rugí, al ver correr a los trabajadores, ni uno solo saldría con vida. -¡Regresad!-

Alcé las manos mientras invocaba a los demonios. -Daemones veni, da fortitudinem.- Las nubes se arremolinaron sobre nuestras cabezas, el cielo se cargó de electricidad, la tierra retumbó y las grietas se abrieron por debajo nuestro. -¡Recoged vuestras armas y quitaos la vida con ellas!- Mi sonrisa demoníaca se ensanchó, mis ojos ardieron con las flamas del averno, las venas de mi rostro se tornaron horriblemente visibles sobre mi tez, ramificándose por mis mejillas con sus tonos rojizos remarcando mis huesos al tonarse mi piel pálida y translúcida. Apenas vi como esa bola de miserables me obedecía y cometía suicidio en masa.

Me acerqué al oso que se había lanzado sobre el licántropo, mientras él estaba encima desgarrándole las entrañas tomé un par de dagas de plata y las enterré en ambas manos anclándolo al suelo. -Uri se Daemones, uri se Daemones, uri se Daemones.- recité, fundiendo la plata de las mismas con sus manos mientras estas se encendían como fuego, la plata líquida entraba ahora en sus venas, lo cual le quemaría desde adentro como nunca imaginó en toda su miserable vida. El chucho comenzó a aullar espantando con sus gritos a todo animal que nos cincundaba. -¡Destrózalo Cronos!-

El oso entre rugidos arrancó uno de sus brazos con saña. Mi mano ahora se posó en la frente del miserable que se retorcía debajo nuestro. -Aperi mihi anima tua, da ut ejus memoria. Aperi mihi anima tua, da ut ejus memoria, Aperi mihi anima tua, da ut ejus memoria.- En ese momento ya no era del todo Nessanië, ellos me habitaban regalándome su fuerza oscura. Ráfagas de su mente viajaron a la mía en medio del dolor que mi invasión le ocasionaba y de su agonía. Recuerdos suyos junto a Agarwaen, vivencias de su pasado en Mykonos, su llegada a Paris, el miserable chucho siguiendo un camino conocido y otra vez. Floté en su memoría observándolo desde arriba, viendo todo aquello que le circundaba, adonde se dirigía y como luego se encontraba en el interior de una morada reunido con los cazadores, con el príncipe en medio de ellos que rodeaba con sus brazos a una mujer de cabello oscuro en medio de risas de felicidad.

Retiré la mano de su frente, ahora me era prescindible. -Acaba con él, y hazlo de la forma más dolorosa posible.- fue lo que le indiqué a Cronos, acariciando su pelaje, mientras los ríos de sangre de los muertos se adentraban en la tierra, siendo absorbida por ella para alimentar a los demonios que reían al recibir a sus recipientes.

por **Cronos** Dom Oct 01, 2017 11:15 am

Si algo sabia de Nessanie es que no era fácil de matar, es mas, apostaría que el demonio era inmortal.
Sus palabras susurradas me dejaron claro que todo acabaría bien para ella, pues la herida cicatrizaba al mismo ritmo que la mujer que sujetaba se marchitaba hasta convertirse en una pasa.
Seth había desatado dos tormentas esa noche, una la de la bruja, mortal, voraz, sin piedad que pidió a todos los allí presentes que acabaran con sus insignificantes vidas ante los ojos ámbar de un licantropo que enganchado por mi, la segunda tormenta desatada, creo que veía su final.

Mis zarpas despedazaban sus entrañas, aullidos de dolor mientras con valor trataba de defenderse sin éxito de un ser superior.
Mis colmillos hundidos en su yugular despedazaban su carne que escupía mostrandole los dientes mientras mi hocico se plagaba de sangre.
Grande, poderosa, titanica era mi envergadura hasta que la bruja se acercó a nosotros y con un simple roce me detuvo como a un niño reduciéndome a la nada.
Ella ejercía ese control sobre mi, su poder era inmenso, no solo por la magia que poseía si no porque siempre encontraba el modo de postrarme a sus pies.

Dos dagas de plata en las manos del lobo, plata que pronto se trasformó en un liquido que teñía sus venas de gris mientras lo hacia rugir.
Aun así desafiaba, no quería decir nada de la ubicación de su príncipe, debía al menos reconocerle el valor y a su vez estupidez en la batalla.

Claro que Nessanie no era de las que se dejaban vencer por los silencios, ella siempre conseguía su fin y de un modo otro esta ocasión no seria distinta.
-Destrózalo -rugió

Le arranqué de cuajo un brazo, el dolor de ese hombre era sin duda inigualable, podía verlo debatirse en un baile etéreo con la muerte y yo seguía rugiendo frente a su rostro mostrandole que esto no había terminado.
Con su mano en la frente del muchacho, mientras el sucumbía al dolor entrando en un estado de semiinconsciencia, le desveló todo cuanto quería saber, pues la orden que me dio después fue clara, mátalo con dolor.

Mis colmillos se hundieron en su vientre, lo agujereé pegando tirones de su carne, el lobo gritaba, no suplicaba porque su orgullo no le dejaba, pero tal y como iba agujereando su piel, las tiras iba siendo devoradas y las entrañas esparcidas pude ver como dejaba esa lucha encarnizada, su cuerpo convulsionaba, la sangre emergía a borbollonees y finalmente expiró su ultimo aliento mientras mis zarpas desgarraban su cuerpo.
Nada quedaba ya de ese hombre lobo de gran orgullo que pronto seria comido por las rapaces del bosque, ahí terminaría su leyenda.

Recuperé mi forma cuando el trabajo estaba hecho, excitado me acerqué a la bruja en busca de mi recompensa, tomarla sobre esa tierra que había engullido a sus victimas y que quedaba bañada por ríos carmesí era lo único en lo que pensaba.

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