Noche de estreno en el teatro - libre

por **Leire Mallarme** Jue Jun 15, 2017 8:15 pm

Sonrió, apenas despertar, aquel parecía ser una jornada especial, ya que se estaban dando los últimos toques para que la nueva obra que presentaría el teatro hiciera su inauguración. Aunque las entradas eran poco accesibles para los empleados de la compañía, solían hacer un sorteo de entradas entre los empleados y ella había ganado uno de aquellos codiciados boletos. Su mirada brillo de emoción, no era que se trataba d una entrada de primera, o de palcos, no, era una simple entrada para la zona del patio, pro para la joven, quien desde que era niña, había deseado poder disfrutar de una función, simplemente era un sueño hecho realidad.

Contempló la funda que cubría su vestido, uno que había diseñado y creado, utilizando noches en las que debía dormir, pero su deseo de vestirse para una ocasión tan especial, la habían llevado a decidir entre un sueño reparador, o un vestido encantador. Una sonrisa ilumino su rostro, mientras acariciaba con suma ternura, aquel traje. Antes de dejar su pequeño cuarto, que alquilaba en un edificio antiguo,- el que en tiempos no muy lejanos aún había sido una coqueta y hermosa mansión - que habías sido reformada para ser alquilada, se preguntó, si tanto esfuerzo valdría la pena. Si podría encontrar a los parientes de su padre y así, entender, porque le tenía tanto odio a su madre y por ende a ella.

Caminó a paso vivo, las pocas calles que la separaban de su trabajo, mientras tarareaba una canción, de las que serian parte de la velada en el teatro. Su rostro se iluminaba de una tonalidad pura, luminosa, como si fuera una estrella. Saludó a todos los compañeros que la cruzaron al entrar por la puerta de servicio. Guardó en uno de los camerinos aquel traje y dedicó el resto del día a confeccionar los demás atuendos que aun le faltaban arreglar para la importante velada.

A las cinco de la tarde, su cuerpo mostraban la fatiga del que era victima, tal vez por compasión, por amabilidad, o por un posible trabajo de confección o diseño, una de las actrices principales, le permitió bañarse y arreglarse en el camerino, así poder estar esplendida para la hora del estreno. Tras arreglarse, se dirigió a las puertas que unían la parte de los camerinos con la entrada del publico y se mezcló entre los asistente. El corazón le saltaba en el pecho, segura de que algo importante pasaría aquella noche.

por **Tarja & Stephen Hauks** Vie Jun 16, 2017 11:38 pm

Nathaniel había salido de su jornada de trabajo en el hospital y en su consultorio privado, era hora de partir a su hogar pero el no sentía ese deseo de llegar más que nada por aquello que lo atosigaba en las noches, aquellos terrores que evitaban que su sueño sea largo y placentero. Cansado y algo aburrido optó por encontrar una mejor forma de pasar las tardes y noches sin tener que desgastar su cuerpo y mente y sin preocupar a su hermana.

Había comprado una entrada en ese momento pero no estaba del todo seguro, las artes nunca habían sido de su comprensión por aquella mente científica y médica que poseía, por lo tanto muy pocas ocasiones había disfrutado de una obra pero lo hacía por el hecho de relajarse y poder tener algo de tranquila como si fuera un sueño. Lástima que no lo sea. Ingresó como cualquier otra persona al lugar, al principio los nervios de no estar acompañado de su hermana lo atacaron no es alguien que socialice o se acostumbre al trato con las demás personas pese a ser médico, es más pocas veces suele tratar con los pacientes de manera personal; pero ahora estaba solo rodeado de tantas personas de las que a algunas había atendido en el consultorio y a otros en el hospital incluso a algunos pacientes de su hermana.

Era notorio que aquellas personas se ponían nervioso al verlo, quizás por temor a que divulgaran sus secretos médicos, pero ¿Quién no tenía secretos?, rodó los ojos algo molesto con las personas por no conocerlo y aun así juzgarlo. Optó por mezclarse entre las últimas personas, pero antes de dar un paso su cuerpo chocó abruptamente y con fuerza contra alguien, sus manos fueron directo a evitar que el otro cuerpo cayera lastimándose, su pensamiento de médico fluyó al rodear con su mano la cabeza de aquella persona, pasaron unos segundos hasta que se percató de que tipo de persona había lastimado, una mujer. Inmediatamente la soltó dando dos pasos hacia atrás, manteniendo la distancia de la dama –Discúlpeme, no la vi y lo que hice fue para evitar que tuviera un traumatismo en su cabeza que luego le podría ocasionar algún dolor de cabeza o la muerte– nuevamente su acervo médico fue el primero en hacer presencia.

por **Leire Mallarme** Mar Jul 04, 2017 3:37 pm

Parpadeo varias veces, ¿como había terminado en aquella situación? tan solo había cruzado la puerta que daba al lobby, unos cuantos pasos, gente entrando y saliendo, riendo, charlando entre ellos y de pronto, de la nada, un golpe que logró desestabilizarla, haciendo que su cuerpo cayera, casi sin remedio, pero en ese instante, sintió una mano que la aferraba y tiraba hacia atrás, hasta que chocó contra un cuerpo firme pero suave, al girar, buscando el rostro de quien la había salvado, se encontró con la mirada de un caballero, que al fijar sus orbes en los suyos, pareció darse cuenta de un error imperdonable. El caballero, como si pareciera que el simple contacto de su mano en el brazo femenino, le provocara la misma reacción que el hierro ardiendo, la soltó de forma inmediata, alejándose de ella, con el rostro casi desencajado, como quien viera un espectro, para posteriormente, intentar dar una excusa que le resultaron a la joven, por demás extrañas - ¿traumatismo en mi cabeza? - repitió en voz baja, llevando su mirada al rostro masculino.

No pudo dejar de sentir curiosidad, ¿tanta repulsión sentía por sus facciones orientales? inclinó levemente su rostro hacia un costado, luego al otro, mientras le contemplaba, -¿se encuentra bien? - fue lo primero que salió de sus labios, quiso acercarse, pero al recordar la reacción cargada de pavor, al darse cuenta de que se trataba de una mujer o de una mujer asiática, Emeline, simplemente se quedó estática, jamás había tenido que vivir una experiencia así.

Aun clavando su mirada en la ajena, suspiró, negando con la cabeza, - no se preocupe, no me he lastimado, y disculpe si lo asusté... es que jamás me pasó algo así - dijo enarcando una ceja y llevando su mano a la nuca, - vaya... no pensé que mis rasgos pudieran causar una reacción así - caviló, antes de hacer una corta reverencia al estilo oriental y dar vuelta para retirarse, camino al interior del teatro. Su rostro se había vuelto tan rojo, como las rosas en el jarrón que decoraban una mesa de la entrada. Por un lado, deseaba huir, dejar el teatro y correr calles abajo, hasta llegar a su hogar y no volver a salir por varias semanas, pero por otro lado, no era ella quien debía pedir disculpas, o dar explicaciones.

Caminó varios metros, mientras los espectadores que habían contemplado el incidente, se hacían a un lado para que la mujer se alejara, mas de pronto, Emeline se detuvo en seco, dio media vueltas volviendo hasta donde el desconocido se encontraba, con su rostro aun enrojecido, la mirada turbia por las lagrimas que pugnaban salir. Inspiró profundamente, no se pondría a llorar, aunque la situación desagradable la había sobrepasado, - no soy un bicho, soy solo una mujer con rasgos orientales... ni mejor, ni peor que usted - dijo en vez lo suficientemente audible para el caballero y golpeando el pecho del extraño, levemente con su dedo indice, ¡claro que no era de buena educación hacer algo así! pero tampoco él se había comportado correctamente.

por **Tarja & Stephen Hauks** Dom Jul 16, 2017 11:21 pm

Pasmado quedó ante el comentario de la joven, no supo que decir al punto de quedarse sin palabras en un silencio incómodo y ante la mirada de las demás personas que seguían juzgándolo y otros evitándolo nerviosos, no supo que hacer, realmente era malo en esas situaciones y quien mejor las resolvía era su hermana, pero ella no estaba y se lamentaba bastante ese hecho. Trató de disculparse pero las miradas ajenas sobre él se volvían más acusatorias.

Carraspeo y tosió un poco para aclarar la voz, dio un paso hacia adelante con ojos cerrados y cuando los abrió mostró una seriedad en su mirada, dio una gesto de saludo cortés a la dama como la de disculpa con su reverencia o venia, como médico se cercioró a simple vista de que la muchacha realmente estuviera bien, pero los nervios de sentir las miradas ajenas, y su mala praxis con las demás personas le ponían de un nervio como estado de ánimo alterado –Ese no es el caso señorita, a mi jamás me molestaría sea quien sea la persona sus rasgos, como médico no puedo hacerlo y menos como un caballero– se alejó de la dama dándole la privacidad

Regresó la mirada seria a los demás entre sus conocidos pacientes y de los de su hermana –Si le he dado esa impresión, disculpe. Mi actos fueron para evitar que estuviera cargada de la mirada de las demás personas, así como el hecho de que le he tocado sin su permiso. Un médico no puede hacer eso, un caballero menos. El tocar a una dama sin su consentimiento es algo inaceptable por eso he dado un paso hacia atrás dándole su espacio, pero veo que no ha funcionado como esperaba, no sé qué hacer, no soy bueno en esto pero si hay algo que pueda hacer dígamelo y lo haré–se disculpó con completa sinceridad, tomó su pañuelo entregándoselo a la joven viendo como murmuraban por la escena entre los dos extraños murmurando.

Él no sabía que más hacer, realmente era pésimo con el trato a los demás siempre ha sido catártico y frío manteniendo el perfil de médico sin más. Y ahora se encontraba nervioso ante la dama extraña, que en ese momento reparó recién en los rasgos que menciono, y aunque él también era extranjero sabía lo que era para recién llegados a esa tierra, conocía bien la sensación pues él con su hermana pasaron por lo mismo.

por **Leire Mallarme** Sáb Sep 23, 2017 5:39 pm

¿porque siempre estaba a la defensiva? tal vez porque desde que se convirtiera en una huerfana, no solo tenía que lidiar con su soledad, o la lástima de los que la rodeaban, sino, que también con la siempre presente intolerancia por parte de los lugareños. Si había nacido en París, su patria natal era Francia, pero no dejaba, ni un segundo, de sentirse una extranjera, a la que podrían deportar en un abrir y cerrar de parpados, o como dijera su madre, un un chasquido.

Su mirada primero aireada, se volvió insegura y posteriormente avergonzada. Era una insensible, había prejuzgado al caballero, de la misma forma como cientos de veces la habían prejuzgado a ella. Le observó tomar distancia de ella, permitiendo así que no se sintiera invadida, ademas, exigiendo con la mirada, a los chismosos, que dejaran de observarles y se ocuparan de sus cosas. Pudo comprobar que las personas que los rodeaban, habían captado la idea en la mirada del medico y algunos bajando la mirada, otros carraspeando y apresurando el paso, pronto se quedaron solos en el lobby del teatro.

Avergonzada, bajó su mirada al suelo, observando las puntas de los zapatos del caballero. Tragó saliva y buscó coraje en su interior, debía dar una disculpa y no estaba muy segura que el señor, quisiera recibirla, luego de la manera grosera en que se había comportado. - Lo... Lo lamento - dijo aún con la mirada en el suelo, - al final, la que a prejuzgado, he sido yo - concluyó, al momento en que levantaba la mirada y buscaba los orbes del caballero, - disculpe, en verdad... disculpe mi comportamiento - dijo, mientras se inclinaba a la usanza de las costumbre ancestrales de su familia materna.

por **Tarja & Stephen Hauks** Lun Oct 16, 2017 11:27 pm

Apenas y mostró una sonrisa con aquella disculpa, que para él era algo nuevo como llamativo, y de la cual respondió como lo haría un caballero con una reverencia a la dama de lo más elegante posible; negó con la cabeza en ese momento cuando la joven se disculpaba por su exabrupto, no le era la primera ni la última vez que le ocurriría eso con las pacientes femeninas, siempre pasaba y ya estaba más que acostumbrado y para lo cual para evitar problemas era su hermana la que se encargaba de atenderlas, pero lastimosamente su hermana no estaba ahí para tratar con la joven así que tuvo que hacerlo él.

Primero quiso decir algo pero se quedó callado pensando la mejor manera sin sonar muy serio o cortante pero volvía a callarse –No creo que esas disculpas sean necesarias– mantenía la distancia con la joven apenas y mirándola para no avergonzarla más, pero, sabiendo que eso podría ofenderla más regresó sus ojos sobre los de ella sonriéndole –Usted no me ha prejuzgado, señorita, una dama jamás lo hace, solo ha tenido una idea equivocada de mi impertinencia, y soy yo quien se disculpa– se inclinó hacia la joven con la más sinceras disculpas.

Al regresar a su postura habitual, pudo notar que poca gente ya era la que los observaba y volvía el flujo a ser normal para lo que entonces con un movimiento de su mano y un gesto facial pidió permiso a la dama para acercarse un poco extendiendo la mano a la joven –Si es verdad que usted está bien, y que no ha sufrido daño mayor alguno, ¿por qué no me acompaña al teatro? Si en el transcurso de la obra veo algún cambio en usted que sea desfavorable para la condición estable e idónea de una persona, la llevaré a mi consultorio inmediatamente para ser atendida, aunque quizás se sienta más cómoda si es una mujer quien realiza el chequeo, en ese caso será mi hermana la que le asista, ¿está de acuerdo?, al menos así también pago por mi torpeza y haberle dado un mal concepto– dejó la mano extendida esperando que la dama aceptara, sus ojos estaban fijos en donde se habían golpeado, al menos trataba de mantener la zona vigilada, no quería pasar por alguna sorpresa más adelante.

por **Leire Mallarme** Miér Ene 31, 2018 4:43 pm

- No se preocupe, no creo que sea para tanto, en verdad me he dado mayores golpes en mi vida y jamás me ha pasado nada - dijo apresuradamente y riendo, tratando de que aquella situación se relajara. -¿Acompañarlo? pero ¿No le acompaña alguien? digo, no es que esté mal venir solo al teatro, pero, en verdad es mas común que un caballero como usted, venga acompañado de una bella señorita - dijo con un suave tinte en sus mejilla, - yo soy solo una costurera del teatro, una empleada de éste edificio, que ha logrado un premio - se sinceró, - le agradezco, pero, creo que le podré ocasionar molestias y esa no es mi intención- dijo llevando su mirada de los ojos del caballero, a los de una mujer que pasaba a su lado y la miraba de arriba a bajo, indicando con ese gesto que era una intrusa en un mundo que estaba vedado para las personas de su categoría o estatus social.

Jugó con el movimiento de su tobillo, debajo de su vestido, él no podía verlo, pero su postura, un tanto infantil, su mirada en el suelo y sus hombros levemente caídos, mostraban lo abatida que se sentía. De pronto, elevó su mirada, buscando la ajena, - se que no me sentiría cómoda en un palco, pero... que le parece si le invito a un lugar muy particular, desde donde podremos ver la obra, sin ser vistos, ni por los espectadores, ni por los actores - sonrió divertida, pensando en el camino que tendría que tomar, para subir a la zona de el palomar, un sitio algo peligroso, pero desde el que se podía observar el teatro en su totalidad, y hasta escuchar a los actores, como si estuvieran allí, pues la acústica era espectacular. Con su mirada brillando de emoción, le observó, tomando la mano del caballero, sin siquiera darse cuenta, pero con la ingenuidad de un niño que desea que le acompañen en su travesura, - ¿Vamos? -.

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