Jeg sikkerhets for deg -Privado

Todo a mi alrededor es tan extraño como conocido al mismo tiempo. Si estoy aquí, es para acabar de una maldita vez con esto. ¿En qué demonios estaban pensando todos? Los únicos Cannif que podían encontrarse en ese tiempo eran sus padres, el antepasado Cannif y nadie más. El portal seguía abierto a las afueras, inteligente que solo los que tuviesen lazo familiar podían verlo y traspasarlo.

Lilie hacía semanas abandonó el futuro, persiguiendo un imposible. Las cosas del pasado era mejor no tocarlas, menos relacionarse con esas personas que te conocen en el futuro. En cierto modo, la comprendía pues el amor te ciega de tal modo que nada más importa…si consigues mantenerlo a tu lado y no renunciar a éste. Nunca me he enamorado pero tenía buenas referencia de ello, a mis padres que a día de hoy se amaban y odiaban al mismo tiempo. Un amor verdadero, la suerte estaba de sus manos.

Mi amor era la batalla, no necesité más que luchar con los míos, mi familia. Para mí, el amor hacia mi hermana era infinito, siempre juntas incluso antes de nacer. Quería salvarla, alejarla de todo mal pero como solo a mí me dijo, su don era su condena pues no podría ser jamás una mujer normal. Creo que aunque no lo tuviera, sería peculiar. Su belleza y determinación, ese carácter tan parecido a madre llevaría a más de una persona de cabeza.

Y Ubbe arrastró a mis primos a un punto en el tiempo en donde no solo no deberían encontrarse, estaban jugando con un futuro que no había que cambiar, estaba perfecto como estaba. Y luego estaba Niels, mi hermano pequeño al que no le tenía miedo a nada… ni siquiera a la muerta y justo a ésta era a la que perseguía , salvar su vida antes de nacer. Y allí me encontraba, en medio del bosque, en busca de un apellido…apenas me llevaría tiempo a encontrarlos. Los dos se encontraban en Paris, si no ¿por qué Lilie eligió justo ese momento? En el que llegaron.

Apenas faltaban un par de horas para que amaneciese. Los vampiros, se alojaban en uno de las posadas de la ciudad, como no , al lado de burdeles y tabernas. Entorné los ojos al apreciar el lugar que conocía perfectamente pero que se veía diferente al mismo tiempo. Sonreí de medio lado, no me llevaría más de unos minutos. Fui forjada por ellos, mi padre me había enseñado todo lo que sabe y ese instante iba a demostrar de lo que era capaz. Pagué una habitación para no despertar sospechas , tras interrogar a un par de prostitutas… me dieron con su paradero, solo el de uno de ellos.

Conocía a Uthred, un vampiro mercenario que se había enfrentado a mi padre, a mi familia. El otro era el que más me interesaba, si lo encontraba, encontraría a mi hermana. Suspiré pesadamente, deseaba que de una vez todo acabase de una maldita vez. Volver con todos y seguir nuestras vidas como debía ser y ¿por qué no? ayudar a mi hermano Niels , daría mi vida por él y por cada uno de mis familiares.

Aceché la puerta hasta que la prostituta a la que mandé saliese, sería el momento perfecto para entrar. Descansaba en la cama, desnudo, totalmente ajeno a lo que iba a ocurrir. Podría matarlo pero eso afectaría al futuro. Mascullé por lo bajo, abrí la cortina de golpe a la vez que la hoja de mi bastarda presionaba su garganta, haciéndole corte, ¿qué sería el futuro sin vampiro menos? no cambiaría mucho, realmente me replanteaba acabar con él.

El sol quemó su piel, yo sonreí maliciosa, presionando sobre su gaznate, no cerré del todo la cortina. Sonreí, mi silueta la dibujaba la claridad, cabello largo cayendo rebelde como una cascada por uno de mis hombros. Labios carmesí, sello de mi madre infundado.

-¿dónde está tu hermano, Ludvig? Es una pregunta fácil. Y yo que tú no me movía, no querrás tostarte y ser mi desayuno. Me gusta la carne asada…¿serás de mi gusto? -rugí rabiosa, esos dos vampiros habían sembrado el caos entre mi hermana y yo pero él qué iba a imaginarse -Tu hermano por tu vida -

La noche en el lugar donde me envió Valeska para dar con el mortal era erróneo, ni había rastro de ese muchacho, ni siquiera les sonaban las características que ostentaba.
No entendía porque me había mentido deliberadamente pero lo descubriría.
Al menos la noche no cayó en saco roto, una prostituta apareció en mi puerta susurrando en mi oído que era un regalo.
Intuí que de mi hermano y su mujer, ya que los había dejado bebiendo en le burdel. A ver si arreglaban de una vez sus diferencias y empezábamos a trabajar en equipo porque a mi esto de dar vueltas no me iba en absoluto.
No tenia tiempo que desperdiciar y con estas gilipolleces lo hacia.

Me adentré en el caserón con la ramera, la ropa calló al suelo con rapidez, era lo bueno de estas mujeres no necesitabas adularles el oído para que se bajaran las bragas.
Algo de alcohol y nuestros cuerpos sobre el lecho hizo el resto.
El día dio paso a la noche, noté como el cuerpo de la mujer se deslizaba sobre el propio y así abandonaba mi casa tras vestirse en silencio.

Estaba completamente dormido cuando un quemazón rasgo mi piel, aullé de dolor sintiendo el frio acero en mi cuello, al otro extremo una mujer de oscuros cabellos y penetrante mirada parda que me retaba con cada una de sus palabras.
-¿No te han enseñado a llamar a la puerta? -pregunté vacilandola.

Me dijo que si se me ocurría moverme seria el asado que degustaría para la comida, algo que me hizo cierta gracia pues no tenia pinta de ser canival.
-ya que vos conocéis mi apellido no debería por ende saber yo el vuestro.
Deslicé la yema de mi dedo por el filo del acero, una gota carmesí se escurrió por este.
-Hagamos un trato -apunté con una lasciva sonrisa -y si...te quitas la ropa, dejas la espada y pruebas mi sangre..si sales viva de este asalto...te diré donde esta mi hermano.

Mis mares se hundieron en sus pardos, parecía meditar por un momento la respuesta, imagino que lo de desnudarse y probar mi sangre no era su plan del día, pero necesitaba ganar tiempo y aun sabiendo que rechazaría la propuesta enfrentarnos en un duelo dialéctico me valía.
Ademas el día me tenia atontado, los vampiros dormimos cuando el sol esta fuera y en este momento no me sentía todo lo lucido que podía estar dada la amenazante situación.
-¿de que me conoce señorita...? -pregunté sin dejar de mirarla -o es a mi hermano quizás.

Reía a carcajadas en una astuta interpretación teatral.
-Ya veo eres una de esas miles de mujeres que le han abierto las piernas a Viggo y ahora vienes despechada a decirle que te ha dejado embarazada.
Enarqué una ceja pensativo, bueno fingiendo estarlo.
-No, embarazada es difícil -bromeé dado el hecho de que eramos vampiros.
-Ya se, te has enterado de su boda y quieres pedirle explicaciones.

Arrugué la nariz al oír tal vacilación. No tenía ni idea de a quién se estaba dirigiendo, ya no era una niña y la verdad, jamás le tuve miedo. No sabía ni hablar cuando comencé a forjarme en la batalla con el mejor, mi padre y los míos. Mi apellido era conocido en el Norte , él nos conocería pero no iba a dárselo. Mi identidad debía quedar en anónimo, solo vine a por mi hermana para que no cometiese una estupidez y nos condenase a todos con sus caprichos de niña rica.


Rugí, mirándole a los ojos, enfrentando su mirada. Él no era nada para mí, solo un insecto al que aplastar con la suela de mi bota. Presioné mi bastarda en su cuello, el hilo de sangre que emanaba de la herida era el comienzo de una tortura, tenía todo el tiempo del mundo. Su misión tenía nombre y apellidos aunque él solo la conociese como Valeska. No culpaba a su hermana, cuando te enamorabas terminas haciendo cosas impensables pero lo suyo…


Bajé la mirada un instante, meditando la respuesta, una que ambos ya sabíamos. No iba a embaucarme con palabras y promesas, para mí él y su hermano no eran nada en absoluto, solo dos seres a los que exterminar…el mundo estaría mejor sin ellos dos. Lo solucionaban todo con tirarse a toda mujer que se le pusiesen por delante, sexo y sangre. Enarqué una ceja, puede que ese truco le hubiese funcionado con muchas pero conmigo la llevaba clara. Y como si no le hubiese escuchado, siseé para que se callase.


-No hago tratos con vampiros, menos conmigo. Y por cierto, yo que tú no jugaría con el filo de la espada, está impregnado en algo que te debilitará más aún que la claridad, cariño -reí por lo bajo, estaba disfrutando tanto el momento. En un movimiento rápido, rasgué la piel de su pecho, se desangraba con rapidez, un corte profundo… si me lo cargaba no sabría dónde estaba mi hermana. Su rastro lo ocultaba, solo ellos dos conocía su paradero.


El vampiro podía sentir como sus ojos se nublaban, no era cualquier cazadora. A medias, dejé la cortina, de cintura para abajo comenzaba aquella hermosa imagen…su ropa comenzaba a quemarse y su razón poco a poco le abandonaba. Mi espada volvió a su cuello, mis piernas presionaron con fuerza sus piernas, al debilitarse le sería imposible moverse como debería.


-No soy tan fácil, soy mucho más inteligente que follarme a un muerto ¡oh! ¿he herido tus sentimientos? -presioné con fuerza, el corte se iba profundizando y mi paciencia se iba agotando -¿Qué boda? -rugí como una fiera, mi mano libre le tomó del mentón para que me mirase a los ojos. Mi cabello rebelde caía sobre su rostro acariciando éste a medida que mis bruscos movimientos me acercaban a él, le retaba a cada instante.


-No ha podido pasar -mi ira iba aumentando, no pudo ser tan necia de…¿casarse? Pero no tenía porqué ser con ella… me adelantaba a los acontecimientos -Tu hermano…casado. Quien iba a decirlo. Os conozco a los dos, sois unos canallas de cuidado, el mal personificado pero como ya te dije una vez. No te tengo miedo… claro que no lo recuerdas. -apreté la empuñadura de mi espada, podía cargármelo pero sería demasiado fácil y además…sí, el futuro -¿Qué boda? Como me estés mintiendo te juro que no vuelves a ver el sol en tu vida… ah, no puedes. Lo verás entonces. ¿Lo sientes? Apenas te quedan fuerzas de mantener los ojos abiertos -

La morena parecía decidida a jugar duro, altiva, aseguraba con sus palabras que lo tenia todo perdido.
La hoja de la bastarda untada en no se que liquido era un potente paralizante y pronto con el, rasgo mi pecho decidida a imponer su voluntad sobre la propia.
Me costaba mantener los ojos abiertos, aun así la enfrente, palabras afiladas que escupió por sus labios.
-¿Tanto odias a los de mi especie o es algo en contra de los Ludwing? -pregunté consciente de que todo apuntaba mas a lo segundo que a lo primero.

No acababa de ubicara y a una mujer así no la hubiera olivado jamas. Claro que quizás le habíamos arrebatado a sus padres a una edad temprana y ahora convertida en mujer clamaba venganza, fuere como fuere, nos conocía, y saber ¿de que? tampoco es que fuera lo mas importante del día.

Su cuerpo contra el mio, allí estaba de nuevo, volviendo a la carga con su pelo acariciando mi piel.
-si, me has ofendido muchísimo, no se cuantas veces he escuchado un chiste tan fácil, deberías mejorar tu repertorio preciosa, llevas unos cuantos siglos de desventaja, ya se que estoy muerto -ladeé la sonrisa hundiendo en ella mis mares.

Alzó mi mentón para que no osara dejar de mirarla, la siguiente pregunta era la que realmente parecía importarle, lo que me dio a entender que mi hermano le importaba significativamente mas que yo.
-La boda de mi hermano con una oráculo, la misma que no tardará en descubrir que estas aquí y que vendrá a patear tu precioso culo.

Hice una reverencia cuando dijo que ambos eramos unos canallas, pues si, parecía que nos conocía la dama.
-¿Tanto te importa esa boda? Pues ve y pide cuentas a su esposa, estaba muy entregada a mi hermano...vete a saber tu lo que puede estar pasando en estos momentos.

Algo me decía por como hablaba que su interés mas que en nosotros, residía en esa mujer, algo que iba a descubrir en este preciso instante.
-Ya conoces a mi hermano, siempre necesita un lugar donde meterla en caliente..por lo de estar muertos -dije con una ladeada sonrisa usando su propio chiste -así que aprovechando que Valeska iba muy borracha...bueno, ya sabes 2 mas 2 son...4.

Apretó mas el filo de su bastarda, su aliento impactaba salvaje contra mi rostro, respiración errática fruto de la misma rabia y mi sonrisa desafiaba a esas tempestades de las que hacia gala.
Cuando la sentí lo suficientemente cerca, anclé con mis dedos su nuca y alcé mi torso hundiendo sin delicadeza los dientes en su cuello.
Así ambos quedamos anclados en aquel lecho, ella removiéndose contra mi, yo sujetándola con fuerza sintiendo la espada rasgar mi cuello.
Una pelea sobre sabanas blancas que se tiñeron de carmesí, los dos eramos unas bestias luchando por su vida y no veía acuerdo alguno sobre la mesa que hiciera que aflojara mi abrazo en ese momento.
Decisión suya era acordar un trato, uno de esos que no hacia con los de mi especie.
Por Odin que ella no vería un nuevo ocaso si no se le ocurría algo.

La prepotencia tenía un apellido y era el del vampiro. No me achantaba, es más, apreté con más decisión la espada en su cuello. El momento perfecto para rebanarle el cuello, el sonido de su cabeza caer sería música para mis oídos. Los Ludwig solo trajeron desgracia a mi familia, un desacierto al llamarlos a nuestro ejército. Mi hermana se había condenado ella sola tan solo por visitar el pasado, conociéndola lo habría cambiado y las consecuencias serían fatales. Como siempre, me tocaba arreglar sus estropicios y sus locuras, se lo advertí pero como no… no me hizo caso.

Sonreí irónica, mirándole desafiante. Ese hombre no sabía ni se hacía una idea de quien tenía delante. Era una Cannif y no cualquiera, aunque fuese una simple humana, mi fuerza y mis artes lo terminarían devolviendo al mismo infierno del que había salido. Y deseé que no saliese de sus labios nada que tuviese que ver con las locuras de mi hermana. ¿Boda? Viggo en el futuro estaba casado con una oráculo pero no con mi hermana, ni nadie que tuviese que ver con nuestra familia y si no recordaba mal… ambos no estaban condenados a nadie.

-Una boda con una oráculo. -repetí, sonriendo ampliamente por haberle sacado información pero no me valía de nada, no dijo nada que no sabía -Os sirve más sin que os la folleis, sus poderes no conocen paragón pero eso os da igual con tal de meter vuestra polla muerta y hacer y deshacer a vuestro antojo -rabia en mi mirada, mis palabras, estaba claro que lo que sentía por ellos dos no era precisamente aprecio -No me has descubierto nada que no sepa, así que… -estaba decidida a acabar con ese infeliz, en el futuro no nos valía para nada y su hermano…para condenarnos.

Con la mano libre , sin dejar de presionar su cuello, saqué una daga de mi cinto dispuesta a hundirse en su corazón. “…aprovechando que Valeska iba muy borracha”. Abrí los ojos, se me heló la sangre. Mi hermana no solo se condenó..¿Se casó con ese malnacido? No pude reaccionar, me cogió de tal improviso que él aprovechó para hundir sus dientes en mi cuello. Un grito de dolor y rabia, la presión en su cuello se deshizo pero no la daga quedó en el aire esperando el ataque. La hundí en su costado, no sería mortal pero moverla dentro de su cuerpo, retorciéndola… me daría ventaja.

-¡Suéltame! -grité rabiosa, moviéndome como una fiera sobre él como si no hubiese mañana. Cerré los ojos, pensando rápido. -¡trato! -moví la daga, ambos nos alejamos del otro como si quemase, lo miré a los ojos… apoyando la mano en la herida, mi sangre empezó a manchar mis dedos… lo odié -¿Qué clase de trato? Y espero que me interese… porque puedo darte muerte con tal pequeño cuchillito -

Rugí contra sus labios, aún sobre él, apoyé mi frente en la suya…mirada salvaje, justo lo que era.

Aquella mujer se removía voraz sobre mi cuerpo, como una guerrera exigía aun bajo mi abrazo que la soltar,a que aflojara el mordisco pues de no hacerlo ninguno de los dos saldría de ese lecho vivo.
Ladeé la sonrisa cuando aun bajo mis fauces me pidió que hablara del trato que le proponía.
La volteé aferrando con mi mano su cuello que se desangraba entre mis dedos, nuestros alientos impactaban salvajes, la sangre goteaba de mi boca a la suya mientras las tormentas de nuestras miradas se tornaban tempestad.

Su espada en mi cuello ,mi acero entre sus piernas y así estábamos ambos decididos a terminar con nuestra existencia.
-El trato es el siguiente, vas a estarte quieta, te vas a tranquilizar, haz yoga, respira, tomate un te, l oque quieras para controlar tu ataque de locura hacia el apellido que ostento y después, cuando la noche caiga y mi reparador sueño se haya cumplido...solo entonces, contestaré tus preguntas y si lo veo oportuno te llevare frente a mi hermano y Valeska.

Enarqué una ceja esperando su respuesta, esperando que se calmara y que pudiéramos dialogar sin acero de por medio.
-No olvides que soy un vampiro pequeña humana y ya hago bastante si te permito salir con vida de mi morada..así que poco tienes que pensar sobre este trato que te ofrezco.

Algo me decía que la vida de esa joven estaba de cierto modo unida a la de Valeska, pues era ella la que le interesaba, no nosotros y necesitaba antes de poner fin a su tormento, saber algo acerca de ella y porque nos buscaba con tanto ahincó.
-¿que me dices pequeña víbora?

Esperé una respuesta, me relamía los labios aun manchados de carmesí ante su parda mirada que lejos de aparentar atemorizada me desafiaba con violencia.

-Seria una pena deshacerme de alguien como tu -susurré contra sus rosjos labios recorriendo su cuerpo con mi mirada -podríamos pasarlo bien y aquí estamos ...

Mantuve la mirada en todo momento, no iba a achantarme ¿Acaso alguna vez lo habían conseguido? Reí contra sus labios, manchados de mi propia sangre. Un monstruo sanguinario, eso era para aquellos que lo conocían ¿para mí? un ser de la noche que junto con su hermano nos había arrebatado la paz, a mi hermana. Crucé el portal por ella y sin ella no iba a marcharme de allí, me costase o no la propia vida.

-No. Me dirás dónde está ella. ¿Crees que voy a perder esta oportunidad por nada? -rugí, mi mirada amenazante junto con los labios manchados de mi sangre…una salvaje, una guerrera dispuesta a luchar por los míos, por ella -Quítate de encima si no vas a hacer algo de provecho. Dudo y mucho que sepas por donde empezar conmigo. Dime… -reí traviesa, relamiéndome…un desafío que lanzarle a aquel inmortal-¿Lo imaginas? Lo has hecho… tenerme desnuda en tu cama. La verdad es que para algo tendrás que servir

El sexo en mi tierra era algo normal, libre y él lo sabía, procedíamos del mismo norte. “Pequeña humana”. Me hizo tanta gracia que rompí en carcajadas ¿en serio me había llamado tal cosa? Mis manos, hábiles, le tomaron del cuello, con la otra le hice girar, volviendo a cambiar la posición para estar debajo y yo encima , mi fuerza superaba la de muchos hombres, era una auténtica vikinga y la rabia y el odio contribuía a que ese ser para mí fuese como una mosca a la que aplastar, estaba tan tentada a acabar con él pero si lo hacía… las consecuencias serían letales…ellos combaten con mi padre en el futuro.

-¿Pasarlo bien dices, vampiro? -mi mirada, oscura como la noche, le recorrió sin ningún tipo de pudor. Era atractivo pero ¿y qué? -Te gusta lo que ves….vaya, no había ni tan siquiera pensado en ello, que te fijases en una niña -esas fueron sus palabras, apenas era una mocosa cuando me enfrenté a él en el patio de armas, puro entrenamiento y ahora…estábamos allí, sin saber muy bien qué estaba ocurriendo -¿Desde cuándo no te follas a una mujer de verdad, Ludwig? -con determinación, le tomé del cuello, apretando los dientes, mirándole a los ojos, mi cuerpo se inclinó al suyo y me relamí contra su boca -Recuerda que tenemos un trato, eres hombre de palabra, lo que pase aquí no tiene nada que ver con que te odie con toda mi alma

Pasé la lengua por su boca, despacio , dejando sentir mi húmeda lengua, caliente como mi cuerpo atrapando el ajeno. Moví las caderas de forma sutil, lo que provocaba en él me arrancó una sonrisa, labios carmesí apoyados contra los suyo, mordiéndole el inferior hasta hacerlo sangrar…beber de él lo que me permitía.

-Una pena , nos lo habíamos pasado bien…duerme, nos vemos en la taberna…te esperaré, no podrás salir por ningún sitio ¿o quieres que me quede velándote? Prefiero pasar la velada de otra forma… pero dudo que puedas con una auténtica vikinga. -susurré contra sus labios, acabamos de firmar la guerra.

Volvimos a voltearnos sobre el lecho, aquello era un duelo de egos, admito que la niña tenia fuerza, era toda na vikinga, su acento norteño la delataba al igual que el de Valeska y el nuestro.
Ademas sus ojos eran de fuego, esa mujer como nosotros había sido forjada en nuestras fraguas.
-¿hace cuanto no me acuesto con una mujer de verdad? -pregunté ladeando la sonrisa con cierta picardia.
Mis manso en sus nalgas la hacían danzar sobre mi abultada entrepierna mientras nuestros alientos chocaban como los aceros en le campo de batalla.
-Hace apenas una hora pequeña -aseguré lamiendo su boca con mi lengua para incitarla a dar un paso mas en este peligroso encuentro.

Ladeé la sonrisa cuando me recordó que me odiaba, pero a si vez me dejaba claro que el sexo era solo eso y si el lecho nos acogía nada importaba.
-Soy un vikingo, el sexo forma parte de mi vida.

Su lengua selló mis labios los entreabrí para darle paso cubiertos por la oscura cascada de su cabello.
-¿Me vas a decir de que linaje procedes? -pregunte aferrando sus nalgas con mis manos para que no se moviera de mi lado -¿vas a velar mi sueño? -pregunté con una sonrisa divertida, mis labios colisionaron contra los ajenos, mi drakkar navegó violento en su mar embravecido, los dos eramos una tempestad que arreciaba con fuerza moviendo nuestros cuerpos.
Eramos vikingos, nada quedaría en pie si sucumbíamos, el Valhalla nos esperaba, Thor lanzaba sus truenos logrando que nuestros cuerpos se encontraran, se amoldaran y se buscaran.

Mi mano ascendió zigzagueando por su espalda, su nuca fue mi destino, la atraje con mas fuerza, perdiéndome en su boca hambriento.
La volteé de golpe alce sus manos con violencia sujetando ambas muñecas con mi mano. Jadeé contra sus labios, mi lengua entro nuevamente con rudeza en su boca mientras mi mano se colaba por debajo de su falda alzándola.

Mis dedos se hundían en su piel, mordí su labio inferior, alzando sus nalgas para que nuestros sexos rugieran y se encontraran.
-¿tu linaje? -pregunté con la voz ronca.
Era importante conocerlo para mi, pues pocos linajes de vikingos a estas alturas de la historia quedaban en pie.

La guerra en aquel lecho, nos hacía invencible a ambos. Puede que fuese una pequeña humana, como me llamó…pero solo yo podía acabar con él con la facilidad que cae un rayo y fulmina todo a su paso. Batalla de miradas, egos que se enfrentaban y como no, sonrisas que lo prometían nada y todo al mismo tiempo. sonreí contra sus labios, podía significar que era partícipe de ese juego en el que sin duda, nos lo pasaríamos bien.

Su tacto sobre mi piel, su cuerpo me buscaba con desesperación pues al parecer  no  hacía otra cosa que crecer y crecer, una pasión desmedida creada por el mismo odio. Odio que no ocultaba, para mí los Ludvig eran el enemigo. Viggo Ludvig me arrebató a mi hermana, cometiendo la peor de sus decisiones ¿cómo fue capaz de viajar en el tiempo sin importarle lo que pasase en el futuro? ¿acaso había pensado en cómo arreglarlo? Pero yo sí porque me la llevaría de allí a rastras, dejando todo como debía estar.

-No es importante ¿es importante a quien te follas, vampiro? -no era como cualquier mujer y él lo sabía, por eso insistía tanto. Mi acero le había marcado la piel y solo era cuestión de que se le cerrase la herida para que el veneno impregnado en la hoja hiciese efecto. Una vez cerrada, era imposible sacarlo del cuerpo, recorrería cada parte de su ser como creería que él lo haría conmigo ¿acostarme con ese vampiro? Un polvo no hacía daño a nadie pero no me encontraba allí para eso.

Jadeamos al unísono, he de admitir que el dolor que experimentaría ahora fuese más excitante que bailar sobre su cuerpo, cabalgarlo como solo una vikinga haría. Reí contra su boca, mis manos a la altura de mi cabeza, mis piernas enredadas en su cintura, haciendo presión contra mi cuerpo. Gemí de pura excitación, la verdad no me hubiese importado pasar ese rato de placer pero lo que iban a ver mis ojos ahora sería aún más excitante.

Él, pudo notar como por dentro , en sus venas… como si la sangre se volviese fuego, quemase a su paso. Reí por como reaccionaba, apartándole de encima, dejándole caer al suelo entre seguros gritos de dolor. Recuperé mi espada, apuntándole …mi hoja en su cuello, mi risa haciendo eco en la habitación. Le había engañado, solo gané tiempo…seduciéndolo y cayendo en mi juego. Era un hombre ¿acaso iba a no hacerlo?

-Te dije que no soy como cualquier mujer a la que te follas, Ludvig. -sin fuerzas y en el suelo, le tomé del pelo para que me mirase a los ojos, mi sonrisa victoriosa, mis orbes fijas en él como si nada más existiese -Soy una Cannif y espero que mi apellido lo tengas en cuenta para el futuro ¿me oyes? Bien… -lo esquivé poniéndome en pie, mi oferta seguía en el aire, le dejé claro que jugaba con fuego..y nunca mejor dicho.

-Te espero abajo cuando dejes de quejarte como una niña. Conmigo no se juega y ya dejé claro… que huir no te servirá de nada porque…te encontraría allá donde fueses -cerré la puerta y sonreí….

Nuestras miradas oscurecidas acompañaban la excitación que mostraban nuestros cuerpos con cada roce de estos, ella danzaba con sus caderas alzando mas si cabía mi entrepierna, su boca exhalaba sobre mis húmedos labios su aliento, las palabras chocaban rabiosas como un mar embravecido.
Fue entonces cuando me di cuenta de mi error.
Mi visión se nublo, incapaz de mantener mis azules en sus pardos, me costaba centrar la mirada en nada.

Lancé los brazos como intentando aferrarme a la cama, estaba tumbado pero no sabia en ese momento ni donde estaba.
Sacudí la cabeza, sintiendo como el peso de su cuerpo me abandonaba, un dolor intenso se abrio paso por todo mi cuerpo, la carne abierta por su espada había cerrado pero un veneno intenso recorría mi cuerpo.

Gruñí de dolor retorciéndome hasta acabar cayendo de la cama, apretaba los ojos para volver a abrirlos, tenia que llegar hasta mi espada.
Por dentro la lava de un volcán recorría mis venas, jadeaba gateando por el suelo en busca del acero.
Una patada en mi estomago me tumbó, aquella insignificante humana había logrado tumbarme, me retorcí de la rabia, de la ira, la frustración ,mis ojos enrojecieron mientras gritaba maldiciendo su apellido.
-No quedará un Cannif sobre la faz de la tierra, tu linaje esta maldito desde hoy.

Corrió un poco la cortina como respuesta, aullé al sentir el quemazón, mientras mi cuerpo se sacudía y las ampollas despendian un humo y un olor a carne quemada.
Por suerte volvió a correr las tupidas ventanas salvando mi no vida, lo que no sabia es que eso supondría la peor de sus condenas.

Así abandono la habitación diciéndome que me esperaba en el salón, incapaz de seguir despierto por mas tiempo mis ojos se cerraron cayendo inconsciente en el acto, el dolor era tan abismal que era difícil de soportar.
Me sumí en un mundo de caos, la fiebre perlaba mi cuerpo mi frente, respiración errática, una humana casi me habia llevado a la muerte.
Cannif, ese apellido lo repetí una y otra vez entre alaridos.

no me importaba crear una guerra entre dos bandos vikingos, menos si eran ellos. Los Ludvig. Odiaba a esos dos hermanos con toda mi alma, la rabia e ira que me provocaba solo oír su apellido, no era nada comparado con lo que acababa de hacerle a ese vampiro sin escrúpulos. No era una simple humana, ni una mera cazadora. Sabía cómo torturarlos, llevarlos al mismo infierno y devolverlo de nuevo a las sombras pero sin que olvidasen mi nombre. ¿Realmente pensó que deseaba tener ese rato con él?

mi odio no conocía paragón, mi único objetivo era volver con todos mis familiares. Primos y hermanos. el mundo se había vuelto loco en el futuro, solo quedé allí… sin entender porqué tanta urgencia en cambiarlo todo. Lilie tuvo más que sobrepasar el límite, seguía siendo esa niña que se encaprichó de un hombre que jamás la amaría como ella deseaba y menos con su historial pasado. ¿Qué pretendía con casarse? No podían procrear , ella…pues él podría hacerlo perfectamente pero sin mi hermana. Amaba a ese hombre tanto como para abandonarlo todo…a mí.

no se lo perdonaría jamás, no entendía como era capaz de dejarme a mi suerte cuando más la necesitaba. Quería a Lilie pero su terquería en más de una ocasión nos llevó al caos más profundo. Saber que en este tiempo, se había casado con Viggo Ludvig… era algo que no me podía quitar de la cabeza. Maldita inconsciente, yo era la pequeña y siempre tenía que cuidar sus espaldas para borrar todas sus tonterías y restablecer el orden. Y volvería a hacerlo mil veces con tal de que no sufriera. El futuro no era como el presente, el destino de Viggo es uno muy diferente que a su lado.

Solo fuimos unas niñas que presenciaron el fin más terrible y sé que desde aquel día, solo quiso ser mejor y regresar para evitar lo que tengo claro… será imposible. Pensaba en todo, frente a una jarra de hidromiel, me sabía a rayos encendidos ¿eso era hidromiel? Estaba tan mala que incluso vomité a un lado, el tabernero me miró con cara de pocos amigos y yo exigí whisky, una botella entera o dos. Podía beber tanto alcohol como quisiera, era inmune a ese brebaje color oro.

Podía olerlo, la noche acababa de hacer aparición, de espaldas… mi larga cabellera morena llegaba hasta el final de mi espalda. Sonreí contra la copa, mis rojos labios dieron un largo trago y mis armas, a punto de ser utilizadas en el caso de ser necesario. Me giré despacio, dejando ambos codos apoyados en la barra, mis piernas cruzadas y una media sonrisa…que se asemejaba mucho a la de mi padre, éramos igual de necios valientes…según mi madre.

-Tu copa te espera, Ludvig. Ah y siento la escandalera, tenía sed y tu sueño. Vamos, no ha sido para tanto, podía haberte rematado con mi bastarda pero… aquí estamos. No quiero una guerra, te he demostrado que no soy como cualquier mujercita a la que te follas…así que, hablemos. Invito, por las molestias y el daño causado aunque mírate…estás aún más atractivo -me relamí , sonriendo desafiante. Volvimos a mirarnos a los ojos a la tenue luz, ojos que brillaban de rabia y esa tensión no resuelta, sé que quería matarme y yo estaba esperándole con los brazos abiertos. Digno rival.

Cuando abrí los ojos la luna había sustituido al sol en el firmamento, rugí aun atontado recordando lo que esa vikinga me había hecho.
Humillado, derrotado así me sentía ante una mujer que bien podía haberme arrebatado la vida pero que no lo había hecho solo porque poseía la información que quería.

Puede que Cannif fuera su apellido, pero podía estar segura que su linaje quedaría extinto, yo era un vampiro y ella solo una humana que había jugado sucio aprovechando que el día cubría su camino, no cometería ese error dos veces.
Me vestí con rapidez y montado en mi espectro ataje las amplias calles de París rumbo a al taberna que la dama había dispuesto.

No me costó en absoluto dar con ella, sentada en la barra, bebiendo como si hoy no fuera su ultima noche sobre la faz de la tierra.
Me acerqué a ella toando asiento en el taburete de la lado, con un movimiento de mano y mi mirada en la del camarero le pedí lo mismo que ella estaba bebiendo.
No se cortó un pelo en dirigirse a mi, menos en restregarme lo que durante el día en mi mansión había ocurrido.
-Vaya vikinga, no te daba por un bufón, pero veo que aparte de hacer bromas y usar veneno, para poco mas vales en este momento -apunte señalando su espada.

Intuía que sabría usarla, pero por Odin yo era un vampiro milenario, me la comería literalmente con el manejo del acero.
-Y bien ,ademas de invitarme a beber ¿tienes lago mas que proponer? Y que no sea un polvo matutino, la ultima que hablo de eso, salio corriendo -susurré con un deje divertido en mi voz y una media sonrisa que se curvo en mis labios antes de llevar la copa recién servida a ellos.

Me relamí dejando escapar el aire pesado sobre el ambarino liquido, a fin de cuentas tenia mucho que hacer para perder mi tiempo con una niña que jugaba a ser vikinga aunque tenia que reconocer que en mis mil años nunca había visto la parca tan de cerca.
-Por donde íbamos ¿viggo? ¿de que lo conoces? ¿es mas..por que buscas a su mujer? -enarqué una ceja con una divertida mueca, acababa de dar con el punto álgido del tema, no es mi hermano a quien quería si no a la oráculo.
-¿que pasa se os ha escapado la brujita y ahora tu rey te manda a por ella? -reí negando con la cabeza- pues vuelve al norte y dile a tu rey, que si la quiere venga el mismo a por ella, ahora no le pertenece, es la mujer de mi hermano.
Por cierto mandale saludos, dile que he oído rumores de una revuelta de los suyos, algo que pasa cuando oprimes al norte para sacarle su jugo, deseale suerte. Tiene peores problemas como para llevar sus tentáculos hasta París por una pobre chica, ademas, mi hermano se la ha follado ya, no tiene poder ninguno, que la deje en paz o lo lamentará – Apuré la copa de un trago dejando el vaso sobre la barra. El mensaje estaba dado, nada mas teníamos que hablar.
Me despedí de espaldas moviendo la mano en un mítico adiós que estaba seguro la sacaría de quicio por la indiferencia que mostraba.

Me arrepentiría toda mi vida de haber dejado pasar la posibilidad de matar a Uthred Ludvig. Necia, patán... me decía mentalmente, todo eso y más. Maldición, si me hubiese dado tan solo una pista de dónde se encontraba Valeska... otro gallo hubiese cantado pero no. ese hombre sabía lo que hacía, creyó tenerme a su merced y la verdad, no me hubiese importado danzar como una verdadera vikinga sobre él y no me olvidase. Porque estaba segura que no lo haría...ese mequetrefe terminaría sucumbiendo a mis encantos.

-Espera un momento -dije alertada, mirando mi copa, haciéndome la sorprendida, mis ojos se clavaron en él de forma desafiante [color=white]-Eso que suena es...¿despecho? Oh vamos, ni que fuese la primera que te rechaza...¡soy la primera! Qué honor [/colo]-murmuré con ironía, con asco... estaba cansada de su soberbia -La verdad sea dicha, no me hubiese importado montarte y viceversa, un rato es un rato pero me urge más lo de mi hermana... -sonreí de medio lado, inclinándome un tanto hacia él...mi boca se entreabrió golosa , relamiéndome, mirándole a los ojos -No te enfades, siempre podemos arreglarlo ¡bebiendo! ¡otra ronda! -

me separé de él, con una gran sonrisa en los labios. No iba a proponerle nada, me iba a decir donde estaba mi hermana, no había más que hablar, estaba cansada de darle tantas vueltas al asunto. Me llevé la jarra a los labios y escupí el contenido, sin importarme si lo manchaba o no.

-Joder ¿Es que aquí no sirven alcohol en condiciones? Y mi propuesta es simple, dime donde está mi hermana y dejo de joderte la existencia -me hirvió la sangre cuando alegó eso de “su mujer” no podía haber sido tan estúpida de casarse con él...no casaban en el mismo tiempo pero eso le daba igual ¿por qué no me extrañaba? Yo siempre tenía que resolverlo todo.

Siseé para que guardase silencio, era mucho más peligroso pues jugó con el tiempo... terminaría por cambiarlo todo y estaba jugando con su propia vida. Mi mirada se ensombreció con su orgullo subidito y mordí mi labio inferior para controlarme, cosa que no ocurrió pues antes de que diera un paso más, mis manos hábiles lanzaron una de las dagas de mi cinturón muy cerca de su cabeza, clavándose en la pared. Algunas miradas fueron apartadas...no querían correr la suerte de que mi ira se cerniese sobre ellos.

-¡LUDVIG! No seas un cobarde y ven aquí ¿te crees que he venido a por una simple bruja? -me acerqué por la espalda, me dio igual que cambiase las tornas... mi mano se enredó en su cuello con ansia, dejando su espalda en la pared, mi cuerpo lo apresó, haciendo presion. Fuerza y destreza, él me apartaria...así que antes de que lo hiciese, lo besé con fiereza, apretando mi mano en su cuello, separando sus piernas con las mías y quedar en medio, mordiéndole el labio inferior -Jugamos con el tiempo, tu existencia...y la mía. Si dices que tu hermano ya se la ha follado...yo no estaría aquí pero ¿por qué ibas a creerme? Y no te necesitaba débil... si no de esta guisa si pretendías follarme como es debido -

me separé, sonriendo de medio lado, que fuese mi enemigo no quería decir que no pudiese ocurrir nada... solo era eso , sexo.

Su hermana, mis pasos se detuvieron, ladeé la sonrisa sin que fuera capaz de verla. Acababa de darme una información muy valiosa, ella buscaba a su hermana..y ella me había dicho que era Cannif, lo que implicaba que también lo era Valeska y a su vez ese muchacho que buscábamos Niels Cannif.
Vaya, vaya este mundo era un pañuelo y Valeska nos había traicionado dándonos una dirección errónea para proteger a su hermano.

Fio me pidió seguir bebiendo, empezaba a pensar que estaba loca de atar, se plantaba en mi casa, me heria, me citaba después y ahora no solo me invitaba a otra ronda si no que me pedía que la llevara hasta Valeska.
-Estoy seguro vikinga que tienes tus propios medios para dar con ella.

Empecé a caminar hacia la puerta, peor en ese momento la morena atrapó mi brazo, me giro y su cuerpo se abalanzó rudo contra el mio.
Mi espalda choco contra la pared, su boca busco la mía sedienta, rugí deslizando mi lengua por el precipicio de sus labios.
Mordí su inferior, mis maso surcaron su mar bravo, acariciado cada ola que buscaba hacer naufragar mi drakkar.

La gente nos miraba, pero en ese momento eramos dos vikingos salvajes buscándose con deseo, pasión y violencia.
La espalda de ella golpeó ahora la pared, mis manso alzaban sin pausa su falda, mientras sus dedos no se cortaban un ápice en desabrochar mis pantalones y liberar mi espada.

La volteé de golpe cuando sus nalgas quedaron descubiertas me agaché dándole un bocado en una de ellas, la oí gemir contra la pared, su pecho se lazaba violento contra esta mientras sus caderas me buscaban hambrientas, acariciando mi glande con al abertura de su vaina mojada y caliente.

La embestí adentrándome en su interior de una estocada, su cuerpo se arqueo buscándome desesperada, mis dedos repasaban su cintura se lazaban para apretar sus tetas mientras sus caderas acogían todas y cada una de mis rudas embestidas.

Su boca por encima del hombro buscó la mía, gruñidos, jadeos y bufidos que uno y otro fuimos acallando, necesitados de ese momento tan nuestro, tan autentico y tan vikingo.
Tiré de su pelo enredándolo entre mis dedos, su cabeza en mi hombro, entregada, dispuesta para darme y recibir aquel placer que parecía guiado por el mismo Loqui, dios del caos.

Contra la pared sentí como sus piernas cedían, sus paredes vibraban violentas, mi glande exploto , me esparcí en su interior mientras sujetaba su cintura con mi brazo para que no cayera.
-Creo que ahora puedo aceptar esa ronda -susurré con la voz ronca preso del placer y la explosión que aun sentía metido en su interior.

Aplausos, eso recibimos de una colección de hombres que vitoreaban nuestro acto.
Yo no era precisamente un hombre pudoroso, para los vikingos el sexo era tan normal como el comer o beber...así que...

No vine a jugar si no a por mi hermana. Y ese maldito hombre, me buscó desde el primer segundo. No era una niña, lo sería cuando me conociese en un futuro y ahora...podíamos luchar por igual. Lo que surgió de la nada, acababa de condenarnos a los dos. La excitación dio paso a una necesidad enfermiza, en cuanto nuestros labios se encontraron...unidos a muerte. Un beso apasionado, loco..esa cordura que nos faltaba pero poco importaba.

Reí contra su boca antes de que me girase, no esperaba menos. Rugí, clavando las yemas de los dedos en la pared y mis caderas se amoldaron a los rudos movimientos. Me arqueé en busca de más, moviendo las caderas al igual... peleando en un terreno que daba igual quien saliese vencedor. Lo miré con los labios entreabiertos, totalmente fuera de sí. El placer que estábamos experimentando fue muy distinto hasta ahora...al menos por mi parte.

Ambos rudos, sin importarnos otra cosa que acabar con esa cordura. Estallé rugiendo , mirándole desafiante, intentando recuperar esa respiración que apenas me dejaba hablar. No dije nada, me relamí los labios...aún podía notar ese frío de su boca , su sabor a menta y canela. Maldito y mil veces maldito, odiaba a ese hombre hasta tal punto que nos habiamos vuelto locos enredándonos y darnos aquello que nadie había sido capaz.

-Bien. Tú pagas la siguiente -me adecenté, sonriendo de medio lado. Aún la piel empapada de sudor por aquel encuentro que no podía describir. Aparté la mirada, volviendo a la barra y a mi asiento, dije demasiado...no debió pasar y sin embargo fui yo quien lo busqué para que acabasemos así.


-No debería estar aquí, ni ella tampoco. Es peligroso, más que cualquier gesta. -di un trago a mi whisky y suspiré, peinando mi cabello largo y oscuro con los dedos -Si ocurre, si de verdad tienes razón y se han acostado...podría traer graves consecuencias. Valeska no...pertenece a este tiempo. Tengo que devolverla a donde debe estar y...puedes creerme o no ¿para que iba a mentirte? Es un matrimonio por conveniencia ¿no? No ha sido consumado ...no es válido, fin de la historia . Iremos a donde están y asunto resuelto. Fiolett Cannif siempre reparando los desastres de su hermana -desde luego... no esperaba su ayuda, sería más rápido encontrarla y la verdad, necesitaba ese momento íntimo , uno que no volvería a ocurrir jamás -Y que bien, me tirado a un muerto -sonreí de medio lado terminando mi whisky, mis ojos oscuros se clavaron en él como si nada más existiese, volvía a pasa...esa extraña atracción y ganas de clavarle una estaca.

Nos sentamos en la barra una botella de whisky, dos vasos con peces, una buena compañía y saciado por completo ¿se podía pedir mas?
Ladeé la sonrisa cuando me dijo que no debería estar allí, ni tampoco su hermana.
-No estoy descuerdo pequeña guerrera, creo que estáis exactamente donde debéis estar.
Al menos hace una rato, abierta de piernas estabas perfecta -bromeé mientras la veía peinarse los bucles de cuervo.

Deslicé mi mano por su mentón para que me mirara mientas le mostraba una picara sonrisa.
-A mi hermano le atrae mucho la tuya, pero puedes estar tranquila, al parecer Valeska valora mas su poder que la polla de mi hermano entre sus piernas, así que si, es solo eso, un matrimonio de conveniencia.
Una lastima que este no pueda encontrar placer, pero eso no quita que nosotros podamos divertirnos como acabamos de hacer.

Apuré mi copa de un trago relamiendome después los labios y rellené de nuevo los vasos.
-vamos a buscarlos y hagamos una reunión familiar, creo que nos tenéis que explicar muchas cosas pues si el encuentro no es tan casual como creíamos nosotros al encontrar a la bruja es porque algo queréis de nosotros ¿cierto? -indagué volviendo a apurar de un trago el vaso.
-Vamos morena, no te cortes, tu odio hacia mi ha de venir de algún lugar..la pasión ya se de donde viene -dije con picardia deslizando mis ojos hasta su vientre.

Tiré del taburete pegándola a mi, dejándola entre mis piernas.
-Ya sabes podemos montar una reunión familiar, con alcohol y mucho sexo -bromeé -también podéis invitar a ese tal Niels, nuestra presa, al parecer todos los Cannif tenéis el don de meteros en líos.
Tu hermano es buscado por los mercenarios de medio París, te aconsejo que lo saques de aquí, o lo aplastaran como a una colilla.

Rellené las copas de los dos centrándome en sus pardos, han hecho vuestros padres un buen trabajo con vosotras, no se cual de las dos esta mas buena, aunque yo soy de morenas -dije de forma engreída deslizando su bucle por mi dedo de forma lenta.
Tiré cuando el mechón se termino para acercarla contra mi boca.
-¿que me dices? ¿Los buscamos? ¿y seguimos la fiesta todos juntos en casa?

Hablaba demasiado, menos mal que algo se le daba mejor. Sonreí como si aquellas palabras me hubiesen agradado, sonrisa que desapareció en cuanto le di un trago a mi copa. Solo fue sexo, un desahogo que podía haber sido quien me diese la gana pero él había avivado algo que tenía que apagar así que... ocurrió y ya está.

Suspiré largamente ante su afirmación “atraerle mucho tu hermana”, para Valeska no fue eso. Lilie no se encaprichó de su hermano, simplemente no lo olvidaba y no le creí cuando me prometió que volvería a por él...para salvarle. Cerré los ojos unos segundos para pensar con claridad, aquella situación me estaba sobrepasando, estaba cansada de recoger los restos de platos rotos de mi hermana pero tampoco la culpaba por haberse enamorado de quien no debía.

-Matrimonio de conveniencia...ya -reí, me hizo gracia...Lilie no se casó con él por eso pero tampoco iba a contárselo aquel estúpido vampiro. No dije más hasta acabar con mi trago, más relajada podía pensar mejor... hilaba un plan en mi cabeza. Y él se volvía a equivocar, yo no quería nada con ellos, quería evitar que Lilie se alejase de su hermano...se centrase en lo que era, una oráculo las cuales solo servían a los guerreros y a su dios, fin de la historia. Para Lilie el amor estaba completamente prohibido.

-Por Odin...cállate -mumuré rellenando mi vaso y llevarlo a mis labios. No quería oírle, pensaba en como volver...con todos los Cannif, estos malditos no hacían otra cosa que jugársela a todo y a nada . Giré el rostro hacia las esmeraldas de aquel vampiro que no se estaba enterando de la misa la mitad. Sonreí juguetona, mis dedos de la mano libre... se enredaron en su ropa del pecho para atraerle hacia mí, acariciarle los labios con los míos...a medida que hablaba...melosa y tentadora -Me gusta tu plan pero ...no me sirve para volver -clavé mi mirada oscura en sus labios, dejando un mordisco... en su inferior y tirar de éste con rudeza, mi lengua delineó su boca...dejándole sabor a alcohol.

-Niels...deja Niels donde quiera que esté, estaremos más a salvo. Todos -apunté rodeando al vampiro con una de mis manos, acercándole hacia sí por su cintura -Mi objetivo es volver con ella y los demás, no me importa otra cosa...no quita que te demuestre como monta una buena vikinga pero eso en otra ocasión...Niels sabe bien lo que hace, si no está muerto ya dice demasiado y... aléjate de mí, no das calor precisamente pero yo sí ¿cierto? Te ha gustado sentirte poderoso con alguien que casi acaba con tu misera vida

siseé para que no intentara nada, me senté sobre su regazo, moviendo las caderas sobre su hombría..dejando mi espalda apoyada en la barra. Mis ojos no se apartaban de él, podíamos ir a buscarlos pero como ya sabía donde se encontraban...prefería seguir la fiesta un poco más.

-No me gusta compartir... -mordí su barbilla, deslizando mis labios como el fuego por su mentón, dejando un fuerte mordisco en su cuello y lamer la sangre que emanaba de la herida, mi cuerpo se amoldó al suyo, las miradas puestas en los dos y la mía en él -Bebe. Calla o folla pero no digas más , no me interesa lo que tengas que contarme más de dónde está mi hermana...ahora iremos, necesito beber, llevo días con sed ...y hambre -sonreí traviesa, alejándome de él aún sentada, dejando caer mi cuerpo y apoyarlo en el borde de la barra para que me observase...

Enarqué una ceja cuando la mujer volvió a subirse a horcajadas sobre mi, mis esmeraldas se hundieron en sus pardos, parecía necesitar ser sofocada como si un incendio prendiera su cuerpo.
Estaba enfadada, cabreada conmigo principalmente porque si este era su carácter no abría hombre que soportara sus achaques.

Deslicé mi mano por su pierna con una lasciva sonrisa, pero de un empujón la bajé de mi regazo pasandole la pierna por encima mio mientras hundía con severidad mis ojos en los suyos.
-Te equivocas con este vikingo, follo cuando quiero y te lo he demostrado, pero ahora no es el momento de meterla entre tus piernas, quizás luego.

Hice una pausa mirándola con fijeza, esa mujer estaba acostumbrada a mandar como un sargento, no se el cargo que ostentaría, aunque tenia que reconocer que su estilo de combate era impecable, desconocía quien la había enseñado a luchar pero suplía su fuerza con una enorme destreza, esa mujer era perfecta para cualquier vikingo, admito que mi deseo se incrementaba por momentos y si esto seguía así poseerla seria mi obsesión y eso no pensaba consentirlo.

Apuré de un trago la copa relamiendome los labios después.
-Cannif, no olvidaré ese apellido, te lo aseguro.
Entre otras porque mi misión era dar caza a su hermano y yo era un mercenario que jamas fallaba en la caza de mi adversario.
Claro que todo para mi tenia un precio y si ella estaba dispuesta a ofrecer algo mejor por la vida de su hermano que lo que ya me habían ofrecido, no dudaría en aceptar esa opción.

Me alcé del taburete de la barra, acaricié su mejilla deslizando mi dedo por ella hasta alcanzar el mentón y alzarlo para que me mirara.
-Mira preciosa, vamos a buscar a tu hermana y a solucionar esto, supongo que no querrás que mi hermano estropeé su don ¿verdad?
En casa seguiremos bebiendo y podemos hablar de negocios con mas tranquilidad.

Le tendí la mano con galantería y una picara sonrisa.
-¿Vamos? -pregunté guiñándole un ojo -o tengo que sacarte a la fuerza y borracha de este sitio.

Un buen rato y un trago, suficiente para retomar mi búsqueda de Lilie. No dejaba de pensar en cómo estaría, no precisamente porque no se pudiese defender si no por algo muy diferente..lo que sentía. Por aquel vampiro no solo sentía atracción, lo amaba...fue instantáneo, apenas era una niña pero pude verlo en sus orbes esmeraldas, era “él”.

No la comprendía pues nunca sentí lo mismo que ella, no era de ataduras...siempre terminaba haciendo lo que quería con quien me daba la gana y antes fue un claro ejemplo de ello. Sonreí frente a la copa y asentí...era hora de buscarlos, ya hablaríamos de lo que teníamos que hablar...mi hermana era lo esencial, solo esperaba que su locura la dejase allí, en nuestro tiempo...como un vago recuerdo. Mi plan era sencillo y fácil, iría a por ella...intentaría entrar en razón a esa cabezota para que borrase los recuerdos de ambos vampiros...y volveríamos a casa.

-Vamos entonces, por fin estamos de acuerdo en algo...vampiro -la verdad, nunca disfruté tanto como esa noche. Me gustó sentirle dentro de mí, poderoso...capaz de cualquier cosa para hacerme disfrutar. Tan vikingo, tan rudo...me gustó, no lo negaba pero debía olvidarme... mi hermana era el objetivo, no podía desviarme del camino, jamás perdí una misión.

Tomé su mano, tirando de él con fuerza, nuestros rostros quedaron apenas a escasos centímetros. Lo miré a los ojos, ir a por mi hermana y que regresase a mi futuro no era tarea fácil .

-No teneis ni idea de quién es a quien llamais Valeska, no solo es una oráculo...es bruja. Sus razones, no son cualquiera para estar aquí. Vino con un objetivo y lo ha cumplido... no debería ni estar en este momento con tu hermano ni yo hablando contigo, apenas tenemos unos meses en este tiempo...sí, no somos de este presente, si no de uno muy lejano y ahora, vamos... espero que no haya sido tan estúpida de abrirse de piernas al imbécil de aquel al que la ha condenado -

rugí enrabietada, el hecho de que mi hermana amase a ese hombre... nos había condenado a todos. Niels, Hakon, Synnove, Dritt y los demás...se encontraban en este tiempo y por unos segundos no supe qué hacer...eso no iba a ser nada fácil.