The silver ligning {priv.}

por **Hania Doe** Vie Jun 16, 2017 6:50 am

Recuerdo del primer mensaje :

Tras dejarle el diario y la carta a Assur, se despidió de aquella mansión, la abandonó en silencio y se marchó sin equipaje alguno. La noche estaba clara, la luna reinaba en el cielo sin llegar a ser plena, sabía que Héctor la estaría contemplando de la misma forma que ela podía contemplarla ahora, vagando por las calles, sintiéndose un poco más sola y un poco más desgraciada.

Su decisión le había costado media alma, pero no podía seguir viendo como Assur se autodestruía, tenía que dejarle evolucionar, seguir adelante, soltar el lastre y buscar su camino. Ella debía encontrar su lugar en el mundo, aprender su historia, saberlo todo sobre sus orígenes y su raza, los titanes. Y quizás así, pudiera encontrar un rayito de esperanza, un haz de luz en su vida.

No quería ver a Héctor, era su antepasado, sí, pero uno que no prestó mucha atención a los suyos y permitió que los persiguieran y cazaran, porque a ella le habían dado caza. Ni siquiera sabía si tenía más familia, igual que ella había permanecido humana y oculta de los vampiros, podrían haber más miembros perdidos de su estirpe...porque si ella era la única, con ella se extinguía su raza. Los vampiros habían ganado, pues no podía engendrar más herederos de los titanes ni podía regresar con ellos. Aún así, encaminó sus pasos hacia la mansión de Lebeau, no iba a refugiarse en las alcantarillas, ni a poner en peligro a Uryan y a Esthia. La masacre del Consejo también la salpicaba de refilón y seguramente habría muchos ojos puestos en ella. ¿Qué opinaría Drakul al respecto? él cazaba vampiros, especialmente a los que se volvían crueles y sanguinarios, pero en este caso Assur había matado a seis de los peores de ellos. Era una situación complicada. Le haría una visita una noche de estas.

Se detuvo frente a la verja de la imponente mansión, llevaba puesto el abrigo morado, pero sentía un frío terrible que venía de adentro, no de la noche primaveral de París. Reflexionó un instante de nuevo, porque las fuerzas le empezaban a flaquear y apenas había salido de su nido. Pero no, no recularía, había tomado aquella decision y era por el bien de Assur, mantendría su palabra. Mentalmente pronució las palabras que Héctor le recordó y que eran el santo y seña. "Mi padre es el cielo, mi madre es la tierra, el viento me lleva a donde le ordeno y la muerte no me toca." Y esperó que el anciano titán apareciese en la verja para darle cobijo antes del amanecer.

por **Hania Doe** Lun Ene 29, 2018 5:10 pm

Unas semanas más tarde...

Aquella "noche" no la había pasado en casa, es decir, cuando los vampiros duermen, su noche que en realidad es el día, lo había pasado en casa del señor Clyven porque todo se había precipitado de una manera muy absurda y se había visto atrapada por el sol. Tuvo que comer comida humana y las clases de Héctor le fueron muy útiles para salir del paso.

Cuando regresó a la mansión Lebeau estaba de los nervios, tenía hambre, mal cuerpo, una quemadura solar y una sensación extraña en el pecho. Le había dado un beso al capataz en la mejilla mientras dormía. Tras beber un poco de Tyler fue a cambiarse de ropa, se colocó el camisón y se coló vilmente en el cuarto de Héctor, esperando que se encontrase allí, que no fuera a salir por esa noche. Necesitaba contarle su agitación y de paso que la abrazara y que le dijera que no pasaba nada. Lo encontró contemplando la estatua de Febe y sin pensárselo se estrechó contra él. No tuvo necesidad de decirle nada, tan sólo volcó todos sus pensamientos en la mente de Ceo. Tenía ganas de correr y saltar, de gritar a los cuatro vientos que quería repetir ese beso fugaz cada vez que Clyven cerrase los ojos para descansar y contemplarlos al abrirse en el despertar. Y a la vez quería huir de él, ser viento, ser nada, para que la decepción y la renuncia no tuviera que alcanzarla en algun momento, porque sería una u otra.

Sentía que no podía más queriéndolo desde las sombras, pero tampoco podía aventurarse a quererlo a la luz, porque se encontraría de frente con el sinsentido de aquello. Héctor sabría qué hacer...o quizás lo más sensato sería no hacer nada, simplemente tratar de olvidarlo, evitar su contacto...pero eso pondría tristes a los niños y a ella misma.

— ¿por qué es tan difícil?...— murmuró contra la chaqueta del titán, impoluta como siempre.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Jue Feb 22, 2018 4:29 pm

Iba a salir. Se había vestido para ello, pulcramente, bien peinado, con esa elegancia natural que le caracterizaba. Pero antes de abandonar su alcoba se quedó observando la estatua de Febe. No se cansaba de mirarla, del mismo modo que no se cansaba de desear tenerla a su lado.

Podía encontrar placer en otros cuerpos, compañía en otras almas. Incluso podia enamorarse y tener fuertes sentimientos por otros seres. Lo había hecho antes, lo haría en el futuro. Pero Febe era su mitad, su esposa, su hermana, su confidente, su compañera para toda la eternidad. Los mortales no podián entender que su unión estaba por encima de todo y que el hecho de que amaran a otras personas no minaba en absoluto lo que habia entre ellos. Suponía que eran cosas de dioses y por eso era incomprensible para los humanos.

Sintió, más que escuchó, la puerta abrirse. Los pensamientos de Hania inundaron la habitación como un vendaval y le hicieron despegar los ojos de la fría piedra bañada por la luz de la luna. Abrió los brazos lo justo para darle cabida entre ellos y la envolvió contra su cuerpo, apoyando los labios en su pelo. No eran necesarias las palabras, porque su unión era tan profunda que podia sentir lo que ella habia sentido, como si estuviera allí, mirándolo todo.

-Lo has hecho muy bien, mi niña -la animó, con orgullo. El ser capaz de superar una comida sola, sin sangre a mano y con los nervios de que fuera Clyven quien se la ofreciera, había sido una enorme demostración de autocontrol-. Si no fuera difícil, no merecería la pena.

Se separó un poco de ella para poder mirarla, levantándole la cara con la mano.
-Puedes hacer que sea fácil. Yo puedo enseñarte cómo. Puedes hacer que ese hombre bese el suelo por donde pisas, que esos niños cumplan el menor de tus deseos. Está todo aquí, a tu alcance -sugirió, tocándole la sien, sin romper el contacto visual. Sonrió-. Pero sé que no lo deseas de ese modo, así que tendrás que tomar el camino largo y colarte bajo su piel como te colaste bajo la mía. Siente algo por ti, no hay más que verlo. Quizás no es amor, posiblemente sólo sea deseo. Pero no le eres indiferente, mi niña. Sedúcelo y lo tendrás comiendo en tu mano.

por **Hania Doe** Lun Mayo 07, 2018 3:41 am

— No quiero seducirlo, ni siquiera sé cómo se hace eso...él ha cuidado de mi de una forma muy amable y considerada y no creo que fuera buscando nada más allá de eso. La gente no solía ser considerada conmigo cuando se daban cuenta que no era del todo... hum... normal.

Había superado aquella noche en casa de Clyven y sentía que algo estaba cambiando, aunque no podía precisar el qué. Era obvio que a ella le gustaba mucho el capataz, pero de una forma muy profunda, no sólo como aperitivo ni merienda. Y a él la rubia le despertaba cosas que iban más allá del siemple deseo. Héctor era el titán del conocimiento, sabía mucho de muchas cosas pero a veces se le escapaba la parte emocional en la que Hania era más exsperta sin saberlo.

— No quiero que coma de mi mano. Seguramente sería todo más fácil y cómodo. Assur hacía lo mismo que tú, tenerlo todo bajo control para no sufrir más, pero yo no entiendo la vida así. Si lo dominase...¿cómo sabría si lo que siente por mi es real? Quizás tú no tengas esa necesidad pero yo si, yo quiero sentir que me quieres por cómo soy, por lo que aporto a tu vida, no porque me domines y no te dé problemas. Seguramente con el paso de los siglos ya no piense igual, quizás haga lo mismo que Assur y tú, pero por el momento quiero hacer las cosas a mi manera aunque eso me reporte sufrimiento o decepciones.

Ya hacía días que le había dicho a Hector que quería conocer a su discípulo Hastur, pero no se había dado el caso aún.

— Oye...¿por qué no me presentas a Hastur? sé que os veis continuamente, pero no hemos coincidido y creo que ya va siendo hora. ¿O es que hay algo que no quieres que sepa?.— lo miró sonriendo con un gesto pícaro.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Mar Mayo 29, 2018 4:20 pm

Por supuesto, Héctor estuvo molestando a Hania durante días, con la visita de Clyven. Le echaba esas miradas de "yo tenía razón" que hacían que se le subieran los colores a la rubia. Y solia preguntarle si ya le habia hincado el diente sólo por ver la forma en que se alteraba. Aunque no era especialmente insidioso o cruel, se alegraba mucho por ella. Era su niña consentida y si ese hombre era el que la iba a hacer feliz, le daria la bienvenida a la familia. Aunque si la hacia sufrir tenía una larga lista de castigos posibles, a cada cual más interesante.

Por otra parte, la rubia tenía razón y era tiempo que conociera formalmente a Hastur. Primero porque iban a trabajar juntos en el orfanato, segundo porque él era tan importante como ella a ojos del titán, tercero, porque preferia decirle cuál era la situación que tenerlos un dia mirándose muertos de vergüenza en su alcoba mientras él intentaba explicarle a uno de los dos por qué el otro estaba en su cama.

Así pues, aprovechando una noche tranquila, antes de que Hania fuera a echar horas en su recién estrenada institución, dando los últimos retoques antes de recibir a los niños y seguramente aprovechando para perderse entre los brazos del capataz, la llamó a la biblioteca y se sentó a su lado frente al fuego.

-Mi niña, hace unos dias me preguntaste por Hastur. No consideraba que un encuentro entre vosotros fuera apropiado antes de tiempo, pero creo que ha llegado el momento de que os conozcais más a fondo. Vais a trabajar juntos y la confianza es algo fundamental. Quiero que te sientas cómoda con él, quiero que le cuentes cualquier cosa que necesites o que se te ocurra. Además... era una mujer muy lista e intuyo que ya lo sabes, pero quiero decírtelo yo directamente. Hastur es el único lobo con acceso a mi casa. Es la única excepción, porque para mí es más importante que sea Hastur que que sea un licántropo. Imagino que eso te da una idea de lo importante que es para mí. Tú quieres a Clyven en tu vida, yo quiero a Hastur. Así que no te asustes si, además de en la biblioteca, te lo encuentras alguna noche en mi cama.

por **Hania Doe** Vie Jun 01, 2018 4:16 pm

Miró al titán enarcando una ceja. ¿Encontrarlo en su cama? Bueno, tratándose de Héctor cualquier cosa era posible, así que se encogió de hombros y esbozó media sonrisa. Si para Ceo era importante, para ella también lo sería.

— Pues si va a trabajar en el Orfanato seguro que conseguimos llevarnos bien, y si no, lo trocearé y haré galletas con él, pero no te preocupes que si necesitas un peluche para dormir te conseguiré uno.— Lo dijo con ese rostro angelical que se gastaba, con su dulce tono de voz como si estuviera hablando de hacer la compra. Sonrió ampliamente, estaba de broma y desde que las cosas con Clyven parecían fluir, hasta se reservaba el lujo de gastarlas, era una Hania mucho más feliz, más acorde a la vitalidad y alegría que se le debería notar a una muchacha de su edad.

Normalmente era Héctor el que le gastaba las bromas y la ponía contra las cuerdas un ratito para echarse unas risas, Hania no solía molestarse por eso, pero esta vez la cara del titán no tenía precio.

—¡Oh! esa cara...jajajaja... Si llego a saber que pondrías esa cara hubiera intentado hacerte la broma antes!!!.— Su risa se escuchó por el caserón como un viento primaveral cargado de aromas florales. Por fin la tristeza abandonaba su brutal agarre, por fin la chica con los ojos más tristes de la ciudad tenía cierta armonía en su caótica vida. Reir con Héctor, sentir que formaba parte de esa pequeña "familia", saber que al otro lado de la puerta le esperaba Clyven con su gesto grave; ese gesto que había observado en silencio tantas veces deseando que al girarse no viese a esa criatura que era, sino a ella, su corazón y su alma.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Dom Jul 22, 2018 4:29 pm

Frunció el ceño. No estaba enfadado, pero esa punzada de vergüenza que le asaltó era extraña. Tal vez se debiera a que hacía demasiado tiempo que estaba solo en el mundo y no le importaba lo que otros pudieran pensar de él.
Hania era un regalo, una lucecita entre sus sombras, su rayito de luna. Y lo que ella pensara sí tenía importancia. Por supuesto, su voluntad y su criterio estaban por encima, pero la diferencia era que sí le importaba cómo pudiera afectar a la rubia.
-Estudia muchas veces en la biblioteca, pero como tú sueles pasar las noches en el orfanato o con tu recién estrenado pretendiente… Si quieres, podemos organizar una cena, todos juntos. Tú, yo, Hastur, tu capataz y ¿Tyler? ¿Johana? No sé, el que esté más fuerte en esa fecha.
La despidió para que fuera a divertirse un rato con Clyven. Las intenciones de ese hombre parecían honestas, pero intuía que cuando supiera la verdad de la condición de Hania, quizás no reaccionara de buena manera. No obstante, para eso estaba él allí, para controlar las mentes ajenas y amoldarlas a sus deseos. O, en este caso, a los deseos de su preciosa “sobrina”.

por **Hania Doe** Dom Sep 02, 2018 4:31 am

Un tiempo después...

La relación de Hania y Clyven iba avanzando despacio, cociéndose a fuego lento, pues ella era tímida y delicada y el estaba aún intentando hacer el hueco en su vida con dos niños pequeños y un trabajo muy exigente para poder cortejar a la joven rubia. El orfanato tenía ya veintitrés niños menores de diez años y media docena de adolescentes, lo cual había obligado a Hania a acelerar el proceso de enseñanza para los jovencitos, quería que aprendiesen un oficio y no podían cubrir esa necesidad aún en La Dama de Plata. Trabajó a destajo para que artesanos y empresarios aceptasen a los niños mayores como aprendices enseñándoles un oficio con el cual valerse en un futuro próximo.

Los más pequeños recibirían una educación completa en la escuela que tenía el orfanato, y si no conseguía que fueran adoptados, buscaría la forma de costearles estudios superiores, no iba a dejar tirados a esos niños, que eran su familia, por una cuestión de dinero, el talento no debía desperdiciarse.

Las cosas podían decirse que iban bien, tranquilas, pero entonces se desató el caos. Hania fue convocada a una reunión con los Black, decidió no tomar partido en aquella causa, Roque no quería ver ningún tipo de destrucción, guerra o ajuste de cuentas que acabase causando dolor, muerte, ausencias y llantos.

Como le dijo a Assur, se alejaría de las decisiones tomadas por los Black, porque además no quería que Hector leyese en su mente lo que los hijos de Caín querían hacer, no quería ser un arma arrojadiza entre ambos y lo mejor para eso era alejarse de ese asunto. Igualmente a Hector y al Consejo no les hizo falta averiguar nada a través de Hania porque los Black decapitaron a varios consejeros clavando sus cabezas en picas, como respuesta a la misiva que les enviaron avisándoles de que debían cesar en sus actividades anarquistas que tenían por objetivo mostrarle al mundo la supremacia de los cainitas rompiendo así la mascarada.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Sáb Sep 29, 2018 5:31 am

No estaba para nada satisfecho con las acciones de los Black. Pero sí estuvo de acuerdo con mantener a Hania al margen. Hania era su princesita, su niña, su tesoro. Y nada ni nadie la iba a poner en una situación peligrosa si él podía evitarlo.

Por suerte, en eso coincidía con Assur, así que estaba tranquilo en lo que a Hania se refería. Aunque, sólo por si acaso, había reforzado la seguridad del orfanato. Entre el incidente de los cazadores y ahora esto, no estaba de más tomar precauciones.

Hector mantenía buenos términos con Kane Black y ambos buscaban la forma de acabar con aquella estupidez de los hijos del segundo. ¿En qué momento les había parecido buena idea descubrir la mascarada? Si precisamente su supervivencia se servía de ella. Si los humanos supieran lo que eran en realidad, estarían en peligro, porque podría ir en tropel durante las horas de luz.

Él, que era un hombre poderoso y temido, con posición económica y política, podría pasar a ser un puñado de cenizas si aquellos que ahora le respetaban y le temían supieran que acabar con él era tan sencillo como ponerle al sol.

Lo habían intentado por las buenas, pero habían recibido una respuesta violenta. Así que tendría que ser por las malas. Y por las malas, no había que olvidar que Hector había sido un titán.

por **Hania Doe** Lun Oct 15, 2018 3:20 am

Los cazadores de la Orden de Hellsing también estaban al tanto de aquella revolución anarquista y de que los Black habían cercenado cabezas del Consejo como pistoletazo de salida. Se había montado una buena, habían exterminado un nido de neófitos, la Inquisición y la Orden de Set también andaban aniquilando objetivos concretos y la respuesta de los vampiros supremacistas no se haría de esperar.

Hasta cierto punto, Hania se sentía tranquila, tenía la promesa de Assur de que nada le pasaría, también de Héctor, pero el resto del mundo estaba a merced de ese Juego de Tronos en el que matas o mueres.

En el Orfanato tenían sus propios problemas, habían descubierto quién era Phoebe en realidad, quiénes eran sus protectores, los lobos blancos, y parecía que los problemas crecían y se multiplicaban al ritmo de aquella locura de guerra de sangre.

Por otro lado, su relación con Clyven se consolidaba y empezaba a tener auténtico terror de cometer un fallo y que él descubriese lo que era. Pero por otro lado estaba muy preocupada por Elba y Stan, por el propio Clyven, que pudieran verse afectados por aquella masacre sin sentido. Llamó a la puerta del despacho de Héctor.

— Ya sé que estás muy ocupado con todo lo que estápasando pero..¿puedo hablar contigo?.— le sabía mal molestarlo pero necesitaba hablar con alguien del asunto.— ¿debería decirle a Clyven lo que soy? las cosas están poniendo feas, y puede que...Pero sé que si lo hago lo perderé.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Jue Nov 08, 2018 5:09 am

-Jamás estoy demasiado ocupado para ti, mi niña.
Le hizo un gesto para invitarla a sentarse en sus piernas, como si se tratara de una chiquilla pequeña y necesitara consuelo porque se le había roto una muñeca. Acarició su pelo y sus mejillas y dejó un beso en su frente, escuchando su dilema.

-Es una decisión muy importante, Hania. Tienes que entender que revelar esa verdad le arrastra a un mundo que hasta ahora desconoce. Él vive feliz, en una realidad simplemente humana, donde su mayor contacto con algo sobrenatural son los sermones del párroco los domingos. Es un hombre difícil y es probable que no se lo tome bien. Pero, si te quiere de verdad, y te aseguro que en eso no miente, acabará por aceptarlo. Yo no voy a decirte si debes o no contárselo, es tu decisión. Pero, si decides hacerlo, debes estar preparada para una mala reacción. Ese hombre tiene dos hijos y su instinto primario será protegerlos, incluso de ti. Dime, princesa, ¿crees que le hará más daño la verdad o la mentira? ¿Y a ti, te hará más daño vivir con el secreto o lo que pueda decirte en un momento de pánico y enajenación? Porque claramente no siente más que adoración por ti, pero si vas a decirle la verdad, vas a romper de golpe esa imagen de muñequita intachable que tiene de ti. No digo que sea malo que lo hagas, al contrario, sólo quiero que seas consciente.

por **Hania Doe** Mar Nov 27, 2018 1:58 pm

Las palabras de Héctor resonaban en su cerebro: Clyven estaba loco por ella. Y ella por él, hacía ya mucho tiempo que lo había convertido en el centro de su universo, en su alfa y omega, principio y fin. Sólo pensar que pudiera acabarse le atenazaba las entrañas, el dolor sería tan grande que abriría una brecha mortal en su corazón y estaba aterrada. Pero el titán la animaba a reflexionarlo, a digerirlo, a madurar la decisión.

Tenía la esperanza de que Clyven pudiera comprenderla, de que pudiera controlar su rechazo y se centrara sólo en los sentimientos que los unían, en la trayectoria de la dulce rubia, lejos de la masacre, el odio y la muerte. Pero digerir que tu novia es un vampiro, un monstruo sanguinario, podía volver loco a cualquiera.

—Odio las mentiras, al final siempre acaban haciendo daño por partida doble, una porque descubres la verdad y la otra porque te sienbtes engañado. Pero la verdad será dolorosamente injusta... yo no pensaba que acabaría sintiendo algo así... él tampoco lo esperaba y ahora...esa mentira nos puede destruir. No sé, estoy hecha un lío. ¿Puedo ir mañana contigo a esa fiesta benéfica? creo que necesito salir un poco y ver el mundo de nuevo tal y como es, lejos de la burbuja donde vivo últimamente.

por **Ceo Lebeau-Fortier** Jue Ene 10, 2019 1:41 pm

-Será un placer llevarte de mi brazo, mi niña. Ya empezaba a sentirme celoso de ese capataz tuyo. Además, sabes que en esa fiesta va a haber ojos y oídos Black y quiero asegurarme de que no tienen ninguna duda de tu imparcialidad. No voy a pedirte que te pongas de mi lado, pero tampoco voy a dejar que piensen que te han puesto en mi contra. Concédeme esa licencia -pidió con lisonjería.

Se acomodó en su asiento y se tomó unos segundos para pensar lo que iba a decirle a Hania a continuación.
-Esta trifulca con los Black... sé que no te hace sentir cómoda. Pero esos niños han meado fuera del tiesto y su padre tiene que ponerlos en su sitio. Yo sólo me mantengo en la posición que me corresponde. Si estoy al lado de Cain es porque su hijo se ha asegurado de ponerme ahí con su actitud contra mí. Tú bien sabes que yo jamás fui hostil hacia él, pero tampoco voy a permitir que intente subirseme a las barbas. Están como locos con todo el espectáculo que han montado y nos estan poniendo en peligro a todos.

Además de la guerra ya no tan encubierta con los black, Hector tenía otros problemas de los cuales no había tenido ocasión de hablar con la rubia. Tal vez no fuera un mal momento.
-¿Recuerdas las historias que te conté sobre los tiempos antiguos? ¿Sobre Perseo?

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