AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
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Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Pryenne estaba leyendo un libro en su habitación cuando su hermano la llamo desde el pie de la escalera. Pryenne entonces después de un rato bajaba lentamente, vigilando la mirada a su hermano desde arriba.
- ¿Qué haces hermano? – Preguntándose qué hacia su hermano, llamándola a altas horas de la tarde – Es tarde, pero no de noche hermano, ¿Qué ocurre? – Pregunto de nuevo solamente preguntaba porque no le respondió la primera pregunta que le hizo a su hermano. - ¿Qué quiereeeees? – Su hermano seguía sin responderle pero luego la llamo desde su espalda - ¿Cómo te has movido hasta ahí? – Pregunto de nuevo y vio que su hermano ahora se multiplicaba por todos lados, apresándola sin dejarle apenas sitio que acabo gritando en la soledad de la noche.
Pryenne se despertó en mitad de la noche tras un mal sueño.
La muchacha miraba a los alrededores y estaba sola. Comenzó a gritar por toda la casa en busca de su hermano pero nadie la escuchaba y su hermano parecía no estar en casa. Lo único que paso es que llamaron esa noche a la puerta, estaba lloviendo afuera y a ella no le gustaba la lluvia.
- Hola mayordomo – dijo cuando vio al mayordomo – están llamando a la puerta ve a abrir – dijo con miedo pero volviéndose a meter en la habitación para después salir detrás del mayordomo con un poste de la chimenea en la mano. El mayordomo que estaba hasta el gorro de Pryenne, cuando abrió la puerta vio a su hermano entrar empapado de agua de la lluvia, pero estaba acompañado de otra persona que parecía pedir ayuda con alguna dolencia.
- hermano es un extraño échalo de aquí – dijo Pryenne sin darse cuenta de que estaba desvariando. Su hermano la mando a su habitación y está entre remilgos y quejas subió las escaleras para encerrarse en su habitación y destrozarlo todo de la rabia que sentía en ese instante y entre piezas de objetos rotos se quedó durmiendo, lejos de la comodidad de su cama ella se quedó ahí en el suelo lleno de trozos rotos y feliz como una perdiz.
- ¿Qué haces hermano? – Preguntándose qué hacia su hermano, llamándola a altas horas de la tarde – Es tarde, pero no de noche hermano, ¿Qué ocurre? – Pregunto de nuevo solamente preguntaba porque no le respondió la primera pregunta que le hizo a su hermano. - ¿Qué quiereeeees? – Su hermano seguía sin responderle pero luego la llamo desde su espalda - ¿Cómo te has movido hasta ahí? – Pregunto de nuevo y vio que su hermano ahora se multiplicaba por todos lados, apresándola sin dejarle apenas sitio que acabo gritando en la soledad de la noche.
Pryenne se despertó en mitad de la noche tras un mal sueño.
La muchacha miraba a los alrededores y estaba sola. Comenzó a gritar por toda la casa en busca de su hermano pero nadie la escuchaba y su hermano parecía no estar en casa. Lo único que paso es que llamaron esa noche a la puerta, estaba lloviendo afuera y a ella no le gustaba la lluvia.
- Hola mayordomo – dijo cuando vio al mayordomo – están llamando a la puerta ve a abrir – dijo con miedo pero volviéndose a meter en la habitación para después salir detrás del mayordomo con un poste de la chimenea en la mano. El mayordomo que estaba hasta el gorro de Pryenne, cuando abrió la puerta vio a su hermano entrar empapado de agua de la lluvia, pero estaba acompañado de otra persona que parecía pedir ayuda con alguna dolencia.
- hermano es un extraño échalo de aquí – dijo Pryenne sin darse cuenta de que estaba desvariando. Su hermano la mando a su habitación y está entre remilgos y quejas subió las escaleras para encerrarse en su habitación y destrozarlo todo de la rabia que sentía en ese instante y entre piezas de objetos rotos se quedó durmiendo, lejos de la comodidad de su cama ella se quedó ahí en el suelo lleno de trozos rotos y feliz como una perdiz.
Pryenne Carter- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/05/2017
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Esa mañana mi padre me había llamado a presentarme en su estudio con una imposición, tendría que dejar de trabajar para mi pequeña hermana e irme a otra familia, todo por la razón de que a su esposo mi presencia le molestaba. No tuve opción que acatar la orden de mi padre, que aún me ve con desprecio y odio.
Regresé a Paris, solo. El viaje se convirtió en molestia por órdenes de mi padre que no debían tener consideración alguna conmigo, aludiendo que era un bastardo quien no merece consideración alguna. No tardamos en llegar aunque ya era de noche y con la lluvia el camino comenzó a ser peligroso para los viajeros, para nosotros. Pero, a ellos pareció no importarles siguiendo el camino que tarde o temprano más bien demasiado pronto se convirtió en su muerte y casi la mía.
Bajo la lluvia con una herida en el costado y hombro así como en las manos temía a la espera de lo peor, de una silenciosa muerte —Esto es lo que querías padre— murmuré al sentir o escuchar la voz de alguien que gritaba si había alguno con vida pero mis ojos se cerraron. Al abrirlos estaba en una habitación de hospital y a aquel hombre que me había dado la mano —Casi que no la cuentas hombre, no deberías moverte mucho— aquel buen hombre parecía muy preocupado, enseguida pregunto por mis familiares enmudecí ante ello pensando si sería acorde decir la verdad pero solo callé negando con la cabeza a la espera de no tener a ningún familiar, en parte era cierta la historia.
Agradecí tomando mis pertenencias para seguir mi viaje, o quizás encontrar otro porque las noticias eran de esperarse sobre la muerte de los viajeros de aquella misiva, así que al final todo había sido planeado por mi padre. En vista de la libertad que tenía ahora debía seguir mi camino buscar uno solo, el hombre tomó mi maleta invitándome a su casa para cuidar las heridas pues él había firmado mis seguros médicos, en parte estaba en deuda así que trabajaría para él.
Al llegar a su casa había otro mayordomo, así que sería un invitado, pero no se veía muy alegre el hombre que nos abrió la puerta y al oír la voz de la otra joven entendía la razón, sonreí quedándome a la puerta mirando a la joven, ella me recordaba mucho a mi pequeña hermana, sus cabellos rubios, sus ojos claros y esa manera caprichosa. Esa fue la razón de la ternura que mostraron mis ojos al estar bajo la lluvia esperando que la damita me aceptara también, realmente ver a aquella joven solo traía el recuerdo perdido.
El hombre se adelantó hablándole a la joven —Disculpeme, señorita. He importunado a su hermano y a usted, pero tengo una deuda de gratitud y financiera para con él, así que deberé quedarme hasta que quede saldada como mi estado de salud,pero tranquila no me cruzaré con usted mi señorita por cierto mi nombre es Abelard Hadjiev, mucho gusto señorita Carte, ahora ya no somos desconocidos — el hombre me invitó a pasar y al mayordomo con un gesto de desagrado y enojo tomó mis cosas para ir a dejarlas en el área de servicio. Al menos estaría más cómodo ahí por lo que oí como susurraba el hombre que se marchó dejándonos a los tres en medio de la sala.
Regresé a Paris, solo. El viaje se convirtió en molestia por órdenes de mi padre que no debían tener consideración alguna conmigo, aludiendo que era un bastardo quien no merece consideración alguna. No tardamos en llegar aunque ya era de noche y con la lluvia el camino comenzó a ser peligroso para los viajeros, para nosotros. Pero, a ellos pareció no importarles siguiendo el camino que tarde o temprano más bien demasiado pronto se convirtió en su muerte y casi la mía.
Bajo la lluvia con una herida en el costado y hombro así como en las manos temía a la espera de lo peor, de una silenciosa muerte —Esto es lo que querías padre— murmuré al sentir o escuchar la voz de alguien que gritaba si había alguno con vida pero mis ojos se cerraron. Al abrirlos estaba en una habitación de hospital y a aquel hombre que me había dado la mano —Casi que no la cuentas hombre, no deberías moverte mucho— aquel buen hombre parecía muy preocupado, enseguida pregunto por mis familiares enmudecí ante ello pensando si sería acorde decir la verdad pero solo callé negando con la cabeza a la espera de no tener a ningún familiar, en parte era cierta la historia.
Agradecí tomando mis pertenencias para seguir mi viaje, o quizás encontrar otro porque las noticias eran de esperarse sobre la muerte de los viajeros de aquella misiva, así que al final todo había sido planeado por mi padre. En vista de la libertad que tenía ahora debía seguir mi camino buscar uno solo, el hombre tomó mi maleta invitándome a su casa para cuidar las heridas pues él había firmado mis seguros médicos, en parte estaba en deuda así que trabajaría para él.
Al llegar a su casa había otro mayordomo, así que sería un invitado, pero no se veía muy alegre el hombre que nos abrió la puerta y al oír la voz de la otra joven entendía la razón, sonreí quedándome a la puerta mirando a la joven, ella me recordaba mucho a mi pequeña hermana, sus cabellos rubios, sus ojos claros y esa manera caprichosa. Esa fue la razón de la ternura que mostraron mis ojos al estar bajo la lluvia esperando que la damita me aceptara también, realmente ver a aquella joven solo traía el recuerdo perdido.
El hombre se adelantó hablándole a la joven —Disculpeme, señorita. He importunado a su hermano y a usted, pero tengo una deuda de gratitud y financiera para con él, así que deberé quedarme hasta que quede saldada como mi estado de salud,pero tranquila no me cruzaré con usted mi señorita por cierto mi nombre es Abelard Hadjiev, mucho gusto señorita Carte, ahora ya no somos desconocidos — el hombre me invitó a pasar y al mayordomo con un gesto de desagrado y enojo tomó mis cosas para ir a dejarlas en el área de servicio. Al menos estaría más cómodo ahí por lo que oí como susurraba el hombre que se marchó dejándonos a los tres en medio de la sala.
Abelard K. Hadjiev- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/05/2016
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Los trozos en el suelo no eran ya de su agrado pues bajo y aquel extraño le dijo que ya no eran extraños. Le daba igual y su hermano la miraba para que subiera a la habitacion de nuevo pero no obedecio. Se quedo mirando al desconocido - ¿que pasa? - tengo monos en la cara o que? No me mire por ser una superviviente digo....no me haga caso, he pasado un mal temporal secuestrada para servir a personas malas en lonque se refiere a...- Pryenne calló cuando su hermano la miro para que no contase mas - ya me callo.
- Perdone a mi hermana. Puede descansar en la habitacion de invitados de la planta baja - Dorian sonrio de lado - ahi podra descansar de ciertas incomodades - y no hablaba de su hermana. Dorian se dirigio hacia donde el mayordomo llevo las cosas y las llevo a la habitacion de invitados. Mientras hacia eso, Pryenne estaba a solas con el extraño. Esta lo miraba de abajo arriba y sonreia.
- ¿Puede tener sexo conmigo? - pregunto de repente - digo asi me tiene bien vigilada - Pryenne se quito el camison quedandose como dios la trajo al mundo pero antes de lanzarse sobre el invitado misterioso su hermano la detuvo y entre el camison y los tirones que daba a su hermana para que esta subiera los escalones a la fuerza, logro llevarla de vuelta a la habitacion y la vistio para meterla en la cama de nuevo. Pryenne suspiro y se abrazo s si misma - Dorian quiero seeexoooo - su hermano pasaba de ella y cerro su habitacion con llave dejandola encerrada.
- Perdone a mi hermana. Puede descansar en la habitacion de invitados de la planta baja - Dorian sonrio de lado - ahi podra descansar de ciertas incomodades - y no hablaba de su hermana. Dorian se dirigio hacia donde el mayordomo llevo las cosas y las llevo a la habitacion de invitados. Mientras hacia eso, Pryenne estaba a solas con el extraño. Esta lo miraba de abajo arriba y sonreia.
- ¿Puede tener sexo conmigo? - pregunto de repente - digo asi me tiene bien vigilada - Pryenne se quito el camison quedandose como dios la trajo al mundo pero antes de lanzarse sobre el invitado misterioso su hermano la detuvo y entre el camison y los tirones que daba a su hermana para que esta subiera los escalones a la fuerza, logro llevarla de vuelta a la habitacion y la vistio para meterla en la cama de nuevo. Pryenne suspiro y se abrazo s si misma - Dorian quiero seeexoooo - su hermano pasaba de ella y cerro su habitacion con llave dejandola encerrada.
Pryenne Carter- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/05/2017
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Escuché atento a las palabras de la joven dama, en ningún momento alguna de las que lanzó contra i me importunó, estaba más que acostumbrado a oír ese tipo de conversaciones tanto como el ser testigo de la boda y consumación de matrimonio de mi hermana traté de hablar con la pequeña damita que se había desnudado frente a mí, pero antes de acercarme a tomar sus ropas y ayudarla a vestir su hermano se adelantó, no vio de buen agrado el que yo haya visto el cuerpo de su pequeña hermana desnuda, no lo culpaba.
Me mantuve de pie en la entrada de la residencia, el mayordomo me miraba de pies a cabeza tal como lo hizo su señora, conocía bien el sistema de servicio, yo era un simple mayordomo también. El hombre se retiró dejándome solo a la espera, cuando vi bajar al joven que me tendió la mano este me invitó a tomar asiento en la sala cuando llamó a una de las doncellas que trajera algo de beber para los dos, café.
Estuvimos en silencio por unos momentos, hasta que el joven con un suspiro cortó el silencio —Disculpe a mi hermana menor, no está en sus cabales, así que me disculpo por su comportamiento de esta noche— antes que prosiguiera con las disculpas levanté la mano y negué ante sus palabras de disculpas —No tiene nada de que disculparse, y no estoy avergonzado ni horrorizado, la joven dama solo deseaba que ver si podía ser útil para ella, ser su ayuda cama, eso era todo. Lo sé porque sirvo a otra joven dama a quien visto y atiendo como su mayordomo estoy junto a ella y mantengo su hogar funcionando al máximo, eso lo que su joven y pequeña hermana quería ver en mi— el joven se sintió calmado.
Conversamos, un momento sobre la vida de cada uno, pero para no es cómodo estar en casa ajena sin hacer nada, cuando el café se terminó me levanté para servirle otra taza a él y a mí, el despliegue de mis modales y educación logró que el joven me propusiera trabajar ahí —Como ve tenemos poco personal porque nadie soporta a mi hermana y sus caprichos— negué lento de nuevo —No se preocupe, joven amo. No pensaba quedarme en su casa sin hacer nada, pensaba trabajar en la cocina mientras me recuperaba, así que gustoso trabajaré como su empleado, quizás un asistente de cocina— el hombre negó de inmediato —Lo que necesito es un mayordomo, el que tengo quiere renunciar, mañana se irá de casa y no tengo a nadie que pueda con mi hermana, así que ¿cree que podría usted tomar ese puesto? Claro que lo hará lento hasta que se recupere— era cierto, el hombre no conocía mi condición.
Sonreí y asentí, el hombre me guió hasta mi habitación para que me acomode. En aquella sola habitación no podía dejar de pensar en mi pequeña hermana, aquella niña que corría a mi como su mayordomo para que le contara cuentos, aquella pequeña, que no quería casarse a tan temprana edad, aquella que suplicó aferrándose a mí que no la dejara en la noche de su bodas y fui obligado a presenciar todo eso para luego ser echado fuera porque no era del
agrado de su nuevo esposo. Suspiré y desempaque cada una de mis pertenencias dejando sobre el pequeño escritorio una foto de ella de pequeña, de mi pequeña hermana.
Me mantuve de pie en la entrada de la residencia, el mayordomo me miraba de pies a cabeza tal como lo hizo su señora, conocía bien el sistema de servicio, yo era un simple mayordomo también. El hombre se retiró dejándome solo a la espera, cuando vi bajar al joven que me tendió la mano este me invitó a tomar asiento en la sala cuando llamó a una de las doncellas que trajera algo de beber para los dos, café.
Estuvimos en silencio por unos momentos, hasta que el joven con un suspiro cortó el silencio —Disculpe a mi hermana menor, no está en sus cabales, así que me disculpo por su comportamiento de esta noche— antes que prosiguiera con las disculpas levanté la mano y negué ante sus palabras de disculpas —No tiene nada de que disculparse, y no estoy avergonzado ni horrorizado, la joven dama solo deseaba que ver si podía ser útil para ella, ser su ayuda cama, eso era todo. Lo sé porque sirvo a otra joven dama a quien visto y atiendo como su mayordomo estoy junto a ella y mantengo su hogar funcionando al máximo, eso lo que su joven y pequeña hermana quería ver en mi— el joven se sintió calmado.
Conversamos, un momento sobre la vida de cada uno, pero para no es cómodo estar en casa ajena sin hacer nada, cuando el café se terminó me levanté para servirle otra taza a él y a mí, el despliegue de mis modales y educación logró que el joven me propusiera trabajar ahí —Como ve tenemos poco personal porque nadie soporta a mi hermana y sus caprichos— negué lento de nuevo —No se preocupe, joven amo. No pensaba quedarme en su casa sin hacer nada, pensaba trabajar en la cocina mientras me recuperaba, así que gustoso trabajaré como su empleado, quizás un asistente de cocina— el hombre negó de inmediato —Lo que necesito es un mayordomo, el que tengo quiere renunciar, mañana se irá de casa y no tengo a nadie que pueda con mi hermana, así que ¿cree que podría usted tomar ese puesto? Claro que lo hará lento hasta que se recupere— era cierto, el hombre no conocía mi condición.
Sonreí y asentí, el hombre me guió hasta mi habitación para que me acomode. En aquella sola habitación no podía dejar de pensar en mi pequeña hermana, aquella niña que corría a mi como su mayordomo para que le contara cuentos, aquella pequeña, que no quería casarse a tan temprana edad, aquella que suplicó aferrándose a mí que no la dejara en la noche de su bodas y fui obligado a presenciar todo eso para luego ser echado fuera porque no era del
agrado de su nuevo esposo. Suspiré y desempaque cada una de mis pertenencias dejando sobre el pequeño escritorio una foto de ella de pequeña, de mi pequeña hermana.
Abelard K. Hadjiev- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/05/2016
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Tras encontrarse de nuevo con su hermano dentro de su habitación y apoyado sobre las grandes puertas de roble oscuro, le echo una reprimenda severa que consiguió hacer llorar un poco a Pryenne. Sin embargo, su hermano Dorian se retractó de sus palabras pero le dejo claro a su hermana que no quería más desvaríos como quitarse la ropa frente a gente desconocida o frente al personal. En ello no dejo acabar las palabras de su hermano, se vistió con un escotado vestido color crema y adornos turquesas, se recogió el cabello en una coleta alta y apartando a su hermano abrió las puertas, abriendo los brazos de par en par como si diera paso a algún tipo de bienvenida extra glamurosa entre muchos tipos de gente, sintiéndose completamente una diva, con cabeza alta, saltando por el camino que llevaba hacia las escaleras para dirigirse hacia donde estaba la habitación del nuevo mayordomo, pero no sabía cuál era - ¿mayordomo? ¿Dónde estás? – Preguntándose donde estaría, comenzó a correr de vuelta por donde vino, veía que su hermano se acercaba ya refunfuñando por ello se dejó caer sobre su hermano, ambos cayendo al suelo y está encima le miraba alocadamente sonriente.
- Dime hermano, ¿Dónde está la habitación del mayordomo? Quiero jugar con él – El rintintin estaba matando a su hermano, lo estaba volviendo loco – Vaaamosss…dime donde estaaaa – Pesada como una vaca, Pryenne se puso a horcadas sobre su hermano, comenzando a pegarle suavemente en el pecho – Vamos! Dime, dime, dime!!! – Pryenne insistía en que su hermano se lo dijera de una vez hasta que finalmente este le señalara hacia el interior del pasillo detrás de ella - ¡Bien! –Levantándose de aquella posición, Pryenne va hacia donde se encontraba dicha habitación, moviendo los brazos cual mariposa libre por un campo de amapolas – Me he vestido bien glamurosa para nuestro invitado – con esto dicho, Pryenne se quedó en seco. Todo aquella alocada alegría se esfumó dejándola quieta en el sitio, sus cuerpo no se movía y su olfato intentaba captar el aroma que estaba percibiendo.
Miró hacia abajo y pudo ver dos cucarachas revoloteando entre si alrededor de una silla.
-¡AAAAAAAAAAAAAGH!!! ¡CUCARACHAAAAAAAAAAAAAS!! – Pryenne salió corriendo por donde vino cruzándose con su hermano.
- ¡PRYENNE! ¡¿Tú visita al mayordomo?! ¡No seas descortés! – Dorian estaba riéndose a carcajada mientras veía a su hermana subir las escaleras como si la vida le costase ello.
- ¡Ya le saludo mañanaaaa!! ¡AAAAAAHH! – Y con ese último grito se escuchó el ¡BUM! De las inmensas puertas de roble oscuro de la habitación de Pryenne que se cerraban junto con el pestillo de la puerta.
- Dime hermano, ¿Dónde está la habitación del mayordomo? Quiero jugar con él – El rintintin estaba matando a su hermano, lo estaba volviendo loco – Vaaamosss…dime donde estaaaa – Pesada como una vaca, Pryenne se puso a horcadas sobre su hermano, comenzando a pegarle suavemente en el pecho – Vamos! Dime, dime, dime!!! – Pryenne insistía en que su hermano se lo dijera de una vez hasta que finalmente este le señalara hacia el interior del pasillo detrás de ella - ¡Bien! –Levantándose de aquella posición, Pryenne va hacia donde se encontraba dicha habitación, moviendo los brazos cual mariposa libre por un campo de amapolas – Me he vestido bien glamurosa para nuestro invitado – con esto dicho, Pryenne se quedó en seco. Todo aquella alocada alegría se esfumó dejándola quieta en el sitio, sus cuerpo no se movía y su olfato intentaba captar el aroma que estaba percibiendo.
Miró hacia abajo y pudo ver dos cucarachas revoloteando entre si alrededor de una silla.
-¡AAAAAAAAAAAAAGH!!! ¡CUCARACHAAAAAAAAAAAAAS!! – Pryenne salió corriendo por donde vino cruzándose con su hermano.
- ¡PRYENNE! ¡¿Tú visita al mayordomo?! ¡No seas descortés! – Dorian estaba riéndose a carcajada mientras veía a su hermana subir las escaleras como si la vida le costase ello.
- ¡Ya le saludo mañanaaaa!! ¡AAAAAAHH! – Y con ese último grito se escuchó el ¡BUM! De las inmensas puertas de roble oscuro de la habitación de Pryenne que se cerraban junto con el pestillo de la puerta.
Pryenne Carter- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/05/2017
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Al estar desempacando mis cosas lentamente las acomodaba en el lugar, entre los armarios y cajones. Pero me di cuenta que dentro del armaria ya había ropa de mayordomo en tonos grises y negros, sonríe proque me recordaba a mi pequeña hermanita cuando quería hacerme vestir de todo color para encontrar el de su agrado, algo que no era del gusto de nuestro padre. Negué y cerré la puerta suspirando, cada una de mis cosas ya estaban en su lugar, la habitación paracia ahora mia. Cerca a la mesita de cama estaban fotos mías y de mi hermana una como hermanos de pequeños y otra como su mayordomo. Cuanta ironía había en esas imagenes.
Escuché gritos provenientes de fuera, me había quitado el chaleco y estaba solo con la camisa y el pantalón, al abrir la puerta miré por el pasillo y lo que vi fue un par de insectos que huían de la casa por la ventana abierta hasta el jardín, sali por el pasillo y vi al señor que reía ante algo. El señor reparó en mi presencia disculpandose —Esa ha sido mi hermana dispuesta a disculparse con usted— hice una inclinación hacia el joven y negué —No se preocupe señor, habrá algún momento tal vez mañana en que la señorita y yo nos veamos, además de ahora en adelante seré su mayordomo por lo que tiempo es lo que tenemos, señor— una inclinación más y me retiré directo a la habitación mirando la foto de mi única tranquilidad. Aquella niña que adoraba tanto como si fuera mi propia hija. Suspiré y guardé la maleta con aquella pañoleta de seda verde jade que era de mi pequeña hermana y que había sido un regalo de mi parte hacia ella.
Sonreí metido en los recuerdos hasta que la puerta sonó y apareció el joven y dueño de la casa, quien vio las fotos y aquella pañoleta. Cerró la puerta tras de si y conversamos durante toda la noche hasta que la vela se consumió y el sol estuvo a punto de salir y el joven se retiraba de mi habitación sin decir palabra alguna directo a descansar mientras yo tenía que alistarme para comenzar las labores del día de un mayordomo en la cocina.
Escuché gritos provenientes de fuera, me había quitado el chaleco y estaba solo con la camisa y el pantalón, al abrir la puerta miré por el pasillo y lo que vi fue un par de insectos que huían de la casa por la ventana abierta hasta el jardín, sali por el pasillo y vi al señor que reía ante algo. El señor reparó en mi presencia disculpandose —Esa ha sido mi hermana dispuesta a disculparse con usted— hice una inclinación hacia el joven y negué —No se preocupe señor, habrá algún momento tal vez mañana en que la señorita y yo nos veamos, además de ahora en adelante seré su mayordomo por lo que tiempo es lo que tenemos, señor— una inclinación más y me retiré directo a la habitación mirando la foto de mi única tranquilidad. Aquella niña que adoraba tanto como si fuera mi propia hija. Suspiré y guardé la maleta con aquella pañoleta de seda verde jade que era de mi pequeña hermana y que había sido un regalo de mi parte hacia ella.
Sonreí metido en los recuerdos hasta que la puerta sonó y apareció el joven y dueño de la casa, quien vio las fotos y aquella pañoleta. Cerró la puerta tras de si y conversamos durante toda la noche hasta que la vela se consumió y el sol estuvo a punto de salir y el joven se retiraba de mi habitación sin decir palabra alguna directo a descansar mientras yo tenía que alistarme para comenzar las labores del día de un mayordomo en la cocina.
Abelard K. Hadjiev- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 05/05/2016
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Al día siguiente….
la joven de los Carter estaba despierta en su alcoba, observando a la nada y preguntándose a sí misma que porque era tal y como se comportaba. Sabía que estuvo un tiempo secuestrada y aquella experiencia hizo que perdiera un poco sus cabales pero quería volver a ser normal.
- Es mi modo de defensa – Dijo con temor en su voz.
Sus cabellos platinados estaban extendidos en la plenitud de su propio lecho, ella jugueteaba con las mangas del camisón que vestía esa noche tras haberse quitado todos los artilugios y el pesado vestido de una sola vez que abrió un cajón y encontró un camisón de encaje que sujetaba bien o disimulaba la caída de sus senos. Escucho como alguien llamaba a la puerta, vio como una doncella abría la puerta y llevaba consigo artilugios de aseo para el día. Pryenne sin querer decir nada más, se mantuvo callada durante todo el día. No dijo nada ni siquiera cuando se había vestido y cuando había bajado a desayunar aquella mañana. Paso todo el día dando órdenes típicas a Abelard pero en la mayor parte estaba callada sin decir siquiera ni una palabra al respecto. No queriendo faltar al respeto también se la paso de esquina en esquina dormitando o a veces desaparecía su presencia de donde estaba.
Hasta la noche se comportó de esa manera, pero cuando la tarde cayó no cenó y estaba arropada pensando en sus cosas, pensando en la pesadilla de la noche anterior, pensando en que pasaría en el futuro, que si alguien la querrá pese a su deficiencia mental por haber sido atrapada para ser tratada de manera sexual e indebida. No lograba superar su tortura de pensar que podrían volver a ser secuestrada por gente de mal ver o con malos pensamientos de querer hacerla sufrir. Aquella noche hacia luna llena, estaba llena y preciosa, brillaba con intensidad lo suficiente como para alumbrar demasiado su alcoba a través de la ventana de su habitación.
Ahora que estaba en el alfeizar de su habitación, estando en camisón Pryenne sentía sus cabellos platinos bailar con el son de la suave brisa que corría con suavidad, moviendo sutilmente sus cabellos y con gracia. En el exterior podía ver las pequeñas luces de Paris, el bosque que era iluminado poco por la luz de la luna. A veces pensaba cuando estaba sola como ahora que la luna era una vigilante que protegía a los más sensibles o a veces la luna esclavizaba a algunas personas que sufrían su maldición. A esos se le llamaba hijos de la luna. Hijos de la luna y la noche que se convertían en sensibles fieras de grandes metros de pelo y ojos ámbar. Un escalofrió le recorrió el cuerpo de arriba abajo. Pensando en irse de nuevo a su cama, escucho golpes en la puerta.
- ¿Si? ¿Quién es?
la joven de los Carter estaba despierta en su alcoba, observando a la nada y preguntándose a sí misma que porque era tal y como se comportaba. Sabía que estuvo un tiempo secuestrada y aquella experiencia hizo que perdiera un poco sus cabales pero quería volver a ser normal.
- Es mi modo de defensa – Dijo con temor en su voz.
Sus cabellos platinados estaban extendidos en la plenitud de su propio lecho, ella jugueteaba con las mangas del camisón que vestía esa noche tras haberse quitado todos los artilugios y el pesado vestido de una sola vez que abrió un cajón y encontró un camisón de encaje que sujetaba bien o disimulaba la caída de sus senos. Escucho como alguien llamaba a la puerta, vio como una doncella abría la puerta y llevaba consigo artilugios de aseo para el día. Pryenne sin querer decir nada más, se mantuvo callada durante todo el día. No dijo nada ni siquiera cuando se había vestido y cuando había bajado a desayunar aquella mañana. Paso todo el día dando órdenes típicas a Abelard pero en la mayor parte estaba callada sin decir siquiera ni una palabra al respecto. No queriendo faltar al respeto también se la paso de esquina en esquina dormitando o a veces desaparecía su presencia de donde estaba.
Hasta la noche se comportó de esa manera, pero cuando la tarde cayó no cenó y estaba arropada pensando en sus cosas, pensando en la pesadilla de la noche anterior, pensando en que pasaría en el futuro, que si alguien la querrá pese a su deficiencia mental por haber sido atrapada para ser tratada de manera sexual e indebida. No lograba superar su tortura de pensar que podrían volver a ser secuestrada por gente de mal ver o con malos pensamientos de querer hacerla sufrir. Aquella noche hacia luna llena, estaba llena y preciosa, brillaba con intensidad lo suficiente como para alumbrar demasiado su alcoba a través de la ventana de su habitación.
Ahora que estaba en el alfeizar de su habitación, estando en camisón Pryenne sentía sus cabellos platinos bailar con el son de la suave brisa que corría con suavidad, moviendo sutilmente sus cabellos y con gracia. En el exterior podía ver las pequeñas luces de Paris, el bosque que era iluminado poco por la luz de la luna. A veces pensaba cuando estaba sola como ahora que la luna era una vigilante que protegía a los más sensibles o a veces la luna esclavizaba a algunas personas que sufrían su maldición. A esos se le llamaba hijos de la luna. Hijos de la luna y la noche que se convertían en sensibles fieras de grandes metros de pelo y ojos ámbar. Un escalofrió le recorrió el cuerpo de arriba abajo. Pensando en irse de nuevo a su cama, escucho golpes en la puerta.
- ¿Si? ¿Quién es?
Pryenne Carter- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/05/2017
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Durante la mañana estoy haciendo mis obligaciones y tareas que todo mayordomo debería estar haciendo, cuidando de sus señores en todo. Envié a una de las doncellas desde temprano a alistar a la señorita de la casa, por otro lado, yo fui donde el señor a ayudar como su ayuda cama, lo alisté de manera que quede elegante y presentable informando sobre sus labores del día, cada una de ellas. Así había sido con mi pequeña hermana cuando era su mayordomo, hacer lo mismo con el señor me recordó la sonrisa que tenía mi pequeña cuando le comentaba sus planes del día, y lo mismo ocurrió con el señor, el sonrió agradecido de que le recordara todo con exactitud. Sentí un dolor y vacío en el pecho.
Luego del desayuno pase con la señorita cumpliendo sus ordenes mientras el señor pasaba trabajando fuera de casa, todo el día me mantuve ocupado hasta la tarde, cuando envié a una de las doncellas a llevar te, pero ni una deseaba ir, y sus miradas hacia mi eran de jóvenes ilusionadas por mi apariencia, si, eso pensé, es todo apariencia porque en el fondo soy una bestia. Preparé el mejor te del mundo, con las mejores hojas de calidad escogidas por mi y servido en la mejores tazas, era un te relajante que ayudaría a la joven de la mansión a descansar, subí pidiendo a la doncella que luego de unos minutos suba para ayudar a la señorita a descansar, toqué la puerta ingresando —Disculpe señorita, le he traído un poco de…— mis ojos quedaron suspendidos en la ventana al sentir el llamado de la luna.
Mi pecho se oprimía y sentía un fuerte latido de mi corazón así como el flujo de mi sangre corriendo a mil, mi cuerpo se estaba transformando, para ese momento había olvidado la fecha, casi tumbo el carrito con el te para la señorita, pero me apoye contra la puerta justo cuando la doncella ingresó —Disculpen…— Sali corriendo de la habitación y de la mansión, tenía que correr directo a los bosques, porque sentía fuerte el llamado de la luna tanto que mis ojos se tornaron ambarinos y mis colmillos caninos se mostraban, sentía mis huesos crujir ante el posible cambio que sufriría.
Luego del desayuno pase con la señorita cumpliendo sus ordenes mientras el señor pasaba trabajando fuera de casa, todo el día me mantuve ocupado hasta la tarde, cuando envié a una de las doncellas a llevar te, pero ni una deseaba ir, y sus miradas hacia mi eran de jóvenes ilusionadas por mi apariencia, si, eso pensé, es todo apariencia porque en el fondo soy una bestia. Preparé el mejor te del mundo, con las mejores hojas de calidad escogidas por mi y servido en la mejores tazas, era un te relajante que ayudaría a la joven de la mansión a descansar, subí pidiendo a la doncella que luego de unos minutos suba para ayudar a la señorita a descansar, toqué la puerta ingresando —Disculpe señorita, le he traído un poco de…— mis ojos quedaron suspendidos en la ventana al sentir el llamado de la luna.
Mi pecho se oprimía y sentía un fuerte latido de mi corazón así como el flujo de mi sangre corriendo a mil, mi cuerpo se estaba transformando, para ese momento había olvidado la fecha, casi tumbo el carrito con el te para la señorita, pero me apoye contra la puerta justo cuando la doncella ingresó —Disculpen…— Sali corriendo de la habitación y de la mansión, tenía que correr directo a los bosques, porque sentía fuerte el llamado de la luna tanto que mis ojos se tornaron ambarinos y mis colmillos caninos se mostraban, sentía mis huesos crujir ante el posible cambio que sufriría.
Abelard K. Hadjiev- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/05/2016
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Pryenne comenzó a llorar porque pensó que había hecho algo al mayordomo nuevo. La doncella que había ingresado le había dejado la bandeja de oro con el té encima de una superficie, en el tocador cerca de donde estaba su ama Pryenne. Cuando lo deposito, rápidamente la doncella se fue de inmediato queriendo no estar con la loca de su ama. Pryenne entonces, cuando vio a su doncella huir de su cercanía, se tumbó en la cama para dar vueltas y rodar por el eje vertical de la cama, de un lado a otro, queriendo pasar el tiempo de manera aburrida.
Se bajó de la cama, se tomó el té el cual le tranquilizo y volviéndose a meter en la cama, Pryenne se quedó dormida de repente. Era como si aquel te le hubiera relajado de una sola vez, era increíble.
Al día siguiente, Pryenne estaba arropada con las sabanas de su cama, estaba en pijama y ella se había acostado con las ropas del día anterior. Preguntándose quien le había desvestido y vestido en la noche, se había encontrado a su derecha el desayuno del día y estaba su favorito. Tostadas y jugo de naranja con las servilletas dobladas del revés. Entonces supo que se lo había preparado su hermano, pero en cuanto se fijó en la posición de los cubiertos, entonces se dio cuenta de que no había sido así.
El caso es que le daba igual, le daba lo mismo quien hubiera puesto el desayuno para ella. Entonces llamo a una de las doncellas, obligo a la doncella a beberse y tomarse su desayuno y no era de esperar. La doncella cayó al suelo y sin nada de pulso. Pryenne suspiró. Sabía que en la mansión no la quería nadie, solamente su hermano y…ya. No tenía amigas, las doncellas le decían que si a todo con tal de contentarla. Estaba mal de la cabeza, había sufrido un secuestro y sinceramente no estaba dispuesta a sufrir de esta manera. Había tantas locuras que hacer, había tantas cosas que quería hacer con alguien que si la quisiera.
Sabía que su hermano la quería que para cuando su hermano apareció en su habitación de manera repentina, Pryenne le miro y sonrio – han puesto matapryennes en mi desayuno. No tengo hambre.
Se bajó de la cama, se tomó el té el cual le tranquilizo y volviéndose a meter en la cama, Pryenne se quedó dormida de repente. Era como si aquel te le hubiera relajado de una sola vez, era increíble.
Al día siguiente, Pryenne estaba arropada con las sabanas de su cama, estaba en pijama y ella se había acostado con las ropas del día anterior. Preguntándose quien le había desvestido y vestido en la noche, se había encontrado a su derecha el desayuno del día y estaba su favorito. Tostadas y jugo de naranja con las servilletas dobladas del revés. Entonces supo que se lo había preparado su hermano, pero en cuanto se fijó en la posición de los cubiertos, entonces se dio cuenta de que no había sido así.
El caso es que le daba igual, le daba lo mismo quien hubiera puesto el desayuno para ella. Entonces llamo a una de las doncellas, obligo a la doncella a beberse y tomarse su desayuno y no era de esperar. La doncella cayó al suelo y sin nada de pulso. Pryenne suspiró. Sabía que en la mansión no la quería nadie, solamente su hermano y…ya. No tenía amigas, las doncellas le decían que si a todo con tal de contentarla. Estaba mal de la cabeza, había sufrido un secuestro y sinceramente no estaba dispuesta a sufrir de esta manera. Había tantas locuras que hacer, había tantas cosas que quería hacer con alguien que si la quisiera.
Sabía que su hermano la quería que para cuando su hermano apareció en su habitación de manera repentina, Pryenne le miro y sonrio – han puesto matapryennes en mi desayuno. No tengo hambre.
Pryenne Carter- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/05/2017
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
El joven llamó al mayordomo, que apareció detrás de la puerta con una reverencia a los dos jóvenes hermanos. El hermano mayor lo llamó indicándole el cuerpo de la doncella. En silencio como un buen mayordomo se acercó cargando el cuerpo en sus brazos sacándola de la vista de sus señores, pero antes de salir escuchó “no quiero que esto vuelva a ocurrir, Abelard” el solo asintió con la cabeza pasando por la puerta con el cuerpo en brazos. En silencio fue hacia el jardín y cavó una fosa para dejar aquel cuerpo. Se tardó unos momentos y luego se dirigió a la cocina preparando él mismo un desayuno decente, así como adecuado para una pequeña damita como ella.
Subió con la bandeja abriendo la puerta, se acercó y dejó la comida sobre la mesita de en medio de la habitación —Para el día de hoy tenemos como primer plato una copa de frutas recién cortadas y picadas, además de leche recién abierta y calentada con algo de chocolate y canela, un pan comprado directamente de la panadería de la esquina, con un poco de mantequilla, además he traído algunas revistas de moda para la pequeña dama así como nuevos estilos de peinados para usted— llevó una silla directo hacia la mesa invitándola a tomar asiento, sobre su brazo había una servilleta sirviendo a la joven. Para ese momento se mostró con tranquilidad como si nada malo hubiera ocurrido la noche anterior —Me disculpa, señorita, no puede dejar de comer o se pondrá mal y terminará desmayada por los pasillos— destapó la comida en aquella mesa invitándola.
Subió con la bandeja abriendo la puerta, se acercó y dejó la comida sobre la mesita de en medio de la habitación —Para el día de hoy tenemos como primer plato una copa de frutas recién cortadas y picadas, además de leche recién abierta y calentada con algo de chocolate y canela, un pan comprado directamente de la panadería de la esquina, con un poco de mantequilla, además he traído algunas revistas de moda para la pequeña dama así como nuevos estilos de peinados para usted— llevó una silla directo hacia la mesa invitándola a tomar asiento, sobre su brazo había una servilleta sirviendo a la joven. Para ese momento se mostró con tranquilidad como si nada malo hubiera ocurrido la noche anterior —Me disculpa, señorita, no puede dejar de comer o se pondrá mal y terminará desmayada por los pasillos— destapó la comida en aquella mesa invitándola.
Abelard K. Hadjiev- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 05/05/2016
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Pryenne observaba al mayordomo con poca confianza pero se puso una bata y se dispuso a sentarse en donde estaba el mayordomo esperandola. No le miró pues le daba verguenza mirarlo a la cara despues de lo ocurrido en la noche anterior, ella gritndo como una posesa y el mayordomo Abelard como si nada hubiera pasado. Eso le molestaba, al menos que dijera algo, pero ¿que iba a decir el pobretucho? Nada.
- Prueba la comida antes si no, la verdad pasaré una semana sin comer o me buscaré la manera de comer.
Pudo ver por el rabillo del ojo como su hermano volvía después de haberse ido momentos antes. Su hermano la miró y le dio un periódico en el que había en primera pagina la noticia de que "Las hadas habían invadido china" Evidentemente, ese periodico era prefabricado por un amigo de los Carter para que Pryenne pudiera obtener en completo control su lado esquizo. Hacer saber a Pryenne de que en la realidad estaban cometiendose varios secuestros aleatorios tales como le habia pasado a ella y a otras jovenes, no es que fuera una buena idea.
Si el servicio estaba completamente asustado de ella o prácticamente no querian atenderla era porque cual quier conversacion sobre algun desastre o aunque fueran solo malas noticias de poca gravedad, se ponía histérica recordando de nuevo aquellos días en los que estuvo presa pudiendo no hacer nada al respecto hasta que fue su hermano junto con otros mas cazadores que fueron que encontraron al resto. En realidad hubieron mas que cazadores; Inquisidores. Vestidos con ropas elegantes y ceñidas de cuero. Todos estaban implecables y pudo ver como uno de los inquisidores se aferraba a una joven que parecia tener relacion con dicho inquisidor. Como ella.
Sentia que ese hombre era el hermano de aquella muchacha.
Pero volviendo a la realidad, su mente se centraba en la invasión de las hadas en China. Avariciosas, pero al menos estarían lejos de ella pues Pryenne perjuraba que las hadas eran las principales causantes de su secuestro, que habian convencido a los que las secuestraron y las habian mantenido captivas para robarles su sangre virgen y juvenil.
- Pryenne
Pryenne levanto su mirada hacia su hermano. Seguía convencida en que el mayordomo tenia que probar la comida antes que ella.
- Comeré si él come algo de lo que a mi me toca desayunar. En serio. No lo hago por que no me fie, pero momentos antes han intentado asesinarme ¿O se te olvido? - Dijo ladeando lentamente aquel rostro de plata que por las mañanas se le ponía - Buuu, que hermano tan tontaco, Co....
- ¿Que coño hablas? Aún tienes ese acento zaragozano que se te quedo de pequeña. España te gustó demasiado. A lo mejor debería de dejarte allí.
- Sé que estás de broma hermano. - Pryenne suspira y coge un tenedor para picar un poco del desayuno mientras que Abelard y su hermano la miraban fijamente a ver como comia el desayuno.
- Prueba la comida antes si no, la verdad pasaré una semana sin comer o me buscaré la manera de comer.
Pudo ver por el rabillo del ojo como su hermano volvía después de haberse ido momentos antes. Su hermano la miró y le dio un periódico en el que había en primera pagina la noticia de que "Las hadas habían invadido china" Evidentemente, ese periodico era prefabricado por un amigo de los Carter para que Pryenne pudiera obtener en completo control su lado esquizo. Hacer saber a Pryenne de que en la realidad estaban cometiendose varios secuestros aleatorios tales como le habia pasado a ella y a otras jovenes, no es que fuera una buena idea.
Si el servicio estaba completamente asustado de ella o prácticamente no querian atenderla era porque cual quier conversacion sobre algun desastre o aunque fueran solo malas noticias de poca gravedad, se ponía histérica recordando de nuevo aquellos días en los que estuvo presa pudiendo no hacer nada al respecto hasta que fue su hermano junto con otros mas cazadores que fueron que encontraron al resto. En realidad hubieron mas que cazadores; Inquisidores. Vestidos con ropas elegantes y ceñidas de cuero. Todos estaban implecables y pudo ver como uno de los inquisidores se aferraba a una joven que parecia tener relacion con dicho inquisidor. Como ella.
Sentia que ese hombre era el hermano de aquella muchacha.
Pero volviendo a la realidad, su mente se centraba en la invasión de las hadas en China. Avariciosas, pero al menos estarían lejos de ella pues Pryenne perjuraba que las hadas eran las principales causantes de su secuestro, que habian convencido a los que las secuestraron y las habian mantenido captivas para robarles su sangre virgen y juvenil.
- Pryenne
Pryenne levanto su mirada hacia su hermano. Seguía convencida en que el mayordomo tenia que probar la comida antes que ella.
- Comeré si él come algo de lo que a mi me toca desayunar. En serio. No lo hago por que no me fie, pero momentos antes han intentado asesinarme ¿O se te olvido? - Dijo ladeando lentamente aquel rostro de plata que por las mañanas se le ponía - Buuu, que hermano tan tontaco, Co....
- ¿Que coño hablas? Aún tienes ese acento zaragozano que se te quedo de pequeña. España te gustó demasiado. A lo mejor debería de dejarte allí.
- Sé que estás de broma hermano. - Pryenne suspira y coge un tenedor para picar un poco del desayuno mientras que Abelard y su hermano la miraban fijamente a ver como comia el desayuno.
Pryenne Carter- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/05/2017
Re: Dame tu locura para poder aplastarla (Privado)
Asintió, acercándose a la bandeja de comida, por un momento miró al hermano de la joven y como discutía impidiendo que la joven pruebe bocado alguno, le cubrió con su mano los labios evitando que la comida ingrese a su boca por ese momento sonriendo a su hermano y a la joven. Tomó el plato con el cubierto troceando algo de comida dando el primero bocado devorándolo lentamente sintiendo cada parte de la fruta y, otra cucharada de frutas que probó para ese momento mientras tomaba con la cuchara un sorbo de leche y luego troceaba el pan comiéndolo.
Una vez que probó la comida sonrió a la joven devolviéndole el plato de fruta mostrando que no había veneno alguno y que la comida estaba en buen estado, extendió la servilleta sobre las piernas de la joven —Yo estoy para eso, para servir a la pequeña dama y además para darle seguridad en todo momento, y si eso implica arriesgar mi vida siendo el probador de comida de la pequeña dama, así lo seré.— se inclinó en ese momento acercándose al hermano al que le puso la mano en el hombro —No se preocupe, estas cuestiones no son algo que no haya hecho con anterioridad, y si le preocupa que algo pueda pasarme debo avisarle que soy casi inmune a todo tipo de veneno que pueda existir y por lo tanto yo no estaría en riesgo como lo estaría su adorada hermana, así que permita que ella se sienta comoda y segura de esta manera— susurró regresando a servir algo de jugo recién exprimido por él mismo, e una de las copas entregándolo a la dama a que lo beba con todo gusto y seguridad.
Una vez que probó la comida sonrió a la joven devolviéndole el plato de fruta mostrando que no había veneno alguno y que la comida estaba en buen estado, extendió la servilleta sobre las piernas de la joven —Yo estoy para eso, para servir a la pequeña dama y además para darle seguridad en todo momento, y si eso implica arriesgar mi vida siendo el probador de comida de la pequeña dama, así lo seré.— se inclinó en ese momento acercándose al hermano al que le puso la mano en el hombro —No se preocupe, estas cuestiones no son algo que no haya hecho con anterioridad, y si le preocupa que algo pueda pasarme debo avisarle que soy casi inmune a todo tipo de veneno que pueda existir y por lo tanto yo no estaría en riesgo como lo estaría su adorada hermana, así que permita que ella se sienta comoda y segura de esta manera— susurró regresando a servir algo de jugo recién exprimido por él mismo, e una de las copas entregándolo a la dama a que lo beba con todo gusto y seguridad.
Abelard K. Hadjiev- Licántropo Clase Media
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