AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dame de tu fuerza para protegerte... [Privado]
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Dame de tu fuerza para protegerte... [Privado]
-Ásjbörn tardaba y se solía demorar demasiado…quizás para mi protección…pero fue a por pan, para poder comer ambos…-Repitió estando sentada sobre un banco de madera, abrazada a su única piel de suave terciopelo, a su manta de terciopelo que al menos fue lo único que se pudieron llevar del reino del Sacro imperio Romano, aquella noche, cuando ambos escaparon sin dejar de mirar hacia delante, sin mirar hacia atrás, pero, ¿Qué fatal noche les deparo semejante huida?
Fue la noche de su salvación de una muerte segura, de una muerte que podría haber sido desde las manos de su malvado tío que ansiaba el poder por encima de todas las cosas. No había más que hablar. El telón había dado su señal de que la función había terminado en aquella tierra de sus antepasados, ahora le tocaba a ambos comenzar de nuevo. Buscar una solución o algo que les pudiera llevar a su hogar de nuevo y que su hermano, Ásjbörn, reinara en el lugar que le correspondiera.
Era de noche y el silencio reinaba por las calles de Paris.
Parecía que era uno de esos relatos antiguos, en los que empezaban con líneas escalofriantes para la calidez humana, en los que te metían lentamente en la historia. Grisellia miraba a los lados sin mucha atención en lo que veía, su hermano le dijo de esperar y así lo haría, sentada en ese banco de madera con una manta de terciopelo sobre sus hombros. Pensaba en que dirían padre y madre si se enterasen de lo que había pasado en su tierra natal. Se moría de hambre más de lo que estaba acostumbrada a comer cuando estaba atendida por sus doncellas en el palacio. ¿Dónde estaría ahora el cazador? ¿Dónde estaría caperucita? Ambos en el bosque.
El cansancio se reflejó a modo de un bostezo lento y suave, en donde su mano fue llevada con elegancia hacia sus labios, ocultando el ver una boca abierta y descortés para alguna persona. Miraba después hacia un callejón por el que salían una multitud bastante alegre, jovial y que disfrutaba entre risas y copas de vino, enseguida su cuerpo se sintió inflamado de júbilo, su pecho se inflo de aire al sentir empatía por la alegría de esos jóvenes, junto sus piernas, como si un escalofrío hubiera caminado por todo el cuerpo, cosquillas sintió por su cuello, cerró los ojos cuando aquello pasó, se dejaría llevar por esa sensación tan dulce, la brisa entonces le acaricio su pálida piel a lo que tuvo que soltar un jadeo.
Dolor, dolor y más dolor fue lo que sintió después, sintió como algo se hincaba en su cuello, gimió de dolor e inmediatamente vio a Ásjbörn corriendo hacia Grisellia, se paró a una distancia y comenzó a tirar fruta hacia la criatura que abusaba del cuello de su hermana. Comenzó a tirar y a tirar fruta, llamo enseguida la atención de dicho monstruo, se abalanzo sobre Ásjbörn pero el humano fue más rápido, se agacho e inmediatamente tomo un trozo de madera sobresaliente de una caja rota, lo rompió del todo y se lo clavo al bicho en el corazón- …Si...iba para inquisidor maldito vampiro…-burlo en el oído del vampiro, sabiendo de la existencia de estos, lo separo inmediatamente y con una caja de cerillas de su bolsillo, su mano había encendido una cerilla y la lanzo al dichoso mutante para dar pasos agiles hacia su hermana, mas pálida por el mordisco que no había sido perfecto. Un pañuelo que tenía en el otro bolsillo, lo saco y le intentaba parar la hemorragia-…Grisellia…todo irá bien…-su hermana le sonrió con dulzura.
-Claro que si…-puso su mano sobre la mejilla de su hermano, lentamente le acariciaba y detrás de su hermano vio como el vampiro se quemaba. Un principiante seguramente, pero después, ella miro a su derecha como pudo. ¿Quién era ese hombre a quien ella observaba con firmeza? Era apuesto. -Ayuda…por favor…-pidió la ayuda que necesitarían, alzando un brazo hacia ese hombre.
Fue la noche de su salvación de una muerte segura, de una muerte que podría haber sido desde las manos de su malvado tío que ansiaba el poder por encima de todas las cosas. No había más que hablar. El telón había dado su señal de que la función había terminado en aquella tierra de sus antepasados, ahora le tocaba a ambos comenzar de nuevo. Buscar una solución o algo que les pudiera llevar a su hogar de nuevo y que su hermano, Ásjbörn, reinara en el lugar que le correspondiera.
Era de noche y el silencio reinaba por las calles de Paris.
Parecía que era uno de esos relatos antiguos, en los que empezaban con líneas escalofriantes para la calidez humana, en los que te metían lentamente en la historia. Grisellia miraba a los lados sin mucha atención en lo que veía, su hermano le dijo de esperar y así lo haría, sentada en ese banco de madera con una manta de terciopelo sobre sus hombros. Pensaba en que dirían padre y madre si se enterasen de lo que había pasado en su tierra natal. Se moría de hambre más de lo que estaba acostumbrada a comer cuando estaba atendida por sus doncellas en el palacio. ¿Dónde estaría ahora el cazador? ¿Dónde estaría caperucita? Ambos en el bosque.
El cansancio se reflejó a modo de un bostezo lento y suave, en donde su mano fue llevada con elegancia hacia sus labios, ocultando el ver una boca abierta y descortés para alguna persona. Miraba después hacia un callejón por el que salían una multitud bastante alegre, jovial y que disfrutaba entre risas y copas de vino, enseguida su cuerpo se sintió inflamado de júbilo, su pecho se inflo de aire al sentir empatía por la alegría de esos jóvenes, junto sus piernas, como si un escalofrío hubiera caminado por todo el cuerpo, cosquillas sintió por su cuello, cerró los ojos cuando aquello pasó, se dejaría llevar por esa sensación tan dulce, la brisa entonces le acaricio su pálida piel a lo que tuvo que soltar un jadeo.
Dolor, dolor y más dolor fue lo que sintió después, sintió como algo se hincaba en su cuello, gimió de dolor e inmediatamente vio a Ásjbörn corriendo hacia Grisellia, se paró a una distancia y comenzó a tirar fruta hacia la criatura que abusaba del cuello de su hermana. Comenzó a tirar y a tirar fruta, llamo enseguida la atención de dicho monstruo, se abalanzo sobre Ásjbörn pero el humano fue más rápido, se agacho e inmediatamente tomo un trozo de madera sobresaliente de una caja rota, lo rompió del todo y se lo clavo al bicho en el corazón- …Si...iba para inquisidor maldito vampiro…-burlo en el oído del vampiro, sabiendo de la existencia de estos, lo separo inmediatamente y con una caja de cerillas de su bolsillo, su mano había encendido una cerilla y la lanzo al dichoso mutante para dar pasos agiles hacia su hermana, mas pálida por el mordisco que no había sido perfecto. Un pañuelo que tenía en el otro bolsillo, lo saco y le intentaba parar la hemorragia-…Grisellia…todo irá bien…-su hermana le sonrió con dulzura.
-Claro que si…-puso su mano sobre la mejilla de su hermano, lentamente le acariciaba y detrás de su hermano vio como el vampiro se quemaba. Un principiante seguramente, pero después, ella miro a su derecha como pudo. ¿Quién era ese hombre a quien ella observaba con firmeza? Era apuesto. -Ayuda…por favor…-pidió la ayuda que necesitarían, alzando un brazo hacia ese hombre.
Última edición por Ásbjörn y Grisellia Dogli el Mar Ene 07, 2014 9:01 am, editado 1 vez
Ásbjörn y Sylmeria Dogli- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 03/10/2013
Re: Dame de tu fuerza para protegerte... [Privado]
Abrió con pesadez sus parpados, lentamente alzo sus manos como queriendo tocar el techo con las palmas de estas, la pesadez que tenía en su cuerpo era mayor que cualquier cosa, era tarde ya, después de irse de la panadería solo quería ir a descansar, afortunadamente era su descanso en el hospital, sí, en estos precisos momentos estuviera allá haciendo sus quehaceres como un enfermero, no le pagaba, era voluntario nada más, era algo que el pido, era de clase media el joven cambiaforma pero honrado, no ganaba mucho en la panadería pero se conformaba con tener una pequeña morada. Entrecerró los ojos para volver a dormirse pero algo le dijo que no, que saliera, una corazonada, de ese modo se levantó, de igual con pereza.
Ese tipo de corazonadas que tenía Gaspar, siempre estaba involucrado en algo interesante, por esa razones cuando acertaba le gustaba, porque le gustaba un poco de acción en su vida, aunque no sabría si iba a salir con vida o no. Él ya no tenía a sus padres, estaba solo en la vida, solo la panadería pero no era algo que de verdad le interesara, solo la maneja por petición de sus padres, hace algunos años sus padres habían muerto, quedando solo en la vida, no tenía esposa, hijos por quien velar, en realidad eso tampoco le interesaba, él quería ser libre y no preocuparse por nada más que por él.
Cuando salió de sus aposentos, fue arrastrando sus pies, en modo de flojera, rasco sin ningún decoro su nuca revolviendo más su cabellera negra, todavía tenía aquellos ojos adormilados, la boca reseca por lo tanto de igual manera la garganta, la ropa que traía puesta estaba arrugada y mal acomodada porque había dormido por varias horas, y por lo tanto le daba igual si se mira bien o mal, al cabo estaba en su casa nadie lo miraría nada más aquellas cuatro paredes. Finalmente salió de su morada, como despertó así se fue hace mucho tiempo que le dejo de importar su aspecto personal, su cabello nunca se lo arreglaba, su barba a veces se rasuraba, como en estos momentos trae una ligera capa de barba, y su cabello un poco largo y no le importa si las personas, por esa razón no va a la panadería, solo se “asea” cuando va al hospital después de ese esta como esta en estos momentos.
Ya era de noche, Gaspar se sorprendió un poco por lo tarde que era, pero ni modo, estaba muy cansando para despertarse un poco más temprano de todos modos en su panadería estaba un encargado y uno que le ayudaba hacer los panes, de todos modos. El joven metió sus manos en los bolsillos de su gastado pantalón, tenía dinero ahorrado pero lo quería juntar para cuando realmente lo necesitara, mientras no, no se daría “lujos” él está bien como esta. Sigo caminando sin un rumbo fijo, a lo mejor su “corazonada” nada más era un dolor de estómago, ante aquellos pensamientos una risa pequeña salió de sus delgados labios. Mientras sus pies lo llevan a sabrá dios donde, comenzó a oler un aroma como a muerto, no como, era un aroma a muerto, a cadáver podrido, arrugo su respingada nariz y sigo por donde el olor estaba.
En menos de un minuto había llegado a donde estaba aquel ser, que sabía que era un Vampiro, observo como alguien “asesinaba” a ese Vampiro, arqueo una ceja, entonces ya no tenía diversión, se iba a dar la vuelta para irse y regresar a su casa, para poder comer un caliente y recién hecho Dona y una taza de nata, pero sus ojos captaron a una mujer llamándolo. Fue hacia ellos. Llego mirando a la mujer en el suelo. –Que…-Fue su única respuesta, fue ronca, por no haber hablando desde que despertó.
Ese tipo de corazonadas que tenía Gaspar, siempre estaba involucrado en algo interesante, por esa razones cuando acertaba le gustaba, porque le gustaba un poco de acción en su vida, aunque no sabría si iba a salir con vida o no. Él ya no tenía a sus padres, estaba solo en la vida, solo la panadería pero no era algo que de verdad le interesara, solo la maneja por petición de sus padres, hace algunos años sus padres habían muerto, quedando solo en la vida, no tenía esposa, hijos por quien velar, en realidad eso tampoco le interesaba, él quería ser libre y no preocuparse por nada más que por él.
Cuando salió de sus aposentos, fue arrastrando sus pies, en modo de flojera, rasco sin ningún decoro su nuca revolviendo más su cabellera negra, todavía tenía aquellos ojos adormilados, la boca reseca por lo tanto de igual manera la garganta, la ropa que traía puesta estaba arrugada y mal acomodada porque había dormido por varias horas, y por lo tanto le daba igual si se mira bien o mal, al cabo estaba en su casa nadie lo miraría nada más aquellas cuatro paredes. Finalmente salió de su morada, como despertó así se fue hace mucho tiempo que le dejo de importar su aspecto personal, su cabello nunca se lo arreglaba, su barba a veces se rasuraba, como en estos momentos trae una ligera capa de barba, y su cabello un poco largo y no le importa si las personas, por esa razón no va a la panadería, solo se “asea” cuando va al hospital después de ese esta como esta en estos momentos.
Ya era de noche, Gaspar se sorprendió un poco por lo tarde que era, pero ni modo, estaba muy cansando para despertarse un poco más temprano de todos modos en su panadería estaba un encargado y uno que le ayudaba hacer los panes, de todos modos. El joven metió sus manos en los bolsillos de su gastado pantalón, tenía dinero ahorrado pero lo quería juntar para cuando realmente lo necesitara, mientras no, no se daría “lujos” él está bien como esta. Sigo caminando sin un rumbo fijo, a lo mejor su “corazonada” nada más era un dolor de estómago, ante aquellos pensamientos una risa pequeña salió de sus delgados labios. Mientras sus pies lo llevan a sabrá dios donde, comenzó a oler un aroma como a muerto, no como, era un aroma a muerto, a cadáver podrido, arrugo su respingada nariz y sigo por donde el olor estaba.
En menos de un minuto había llegado a donde estaba aquel ser, que sabía que era un Vampiro, observo como alguien “asesinaba” a ese Vampiro, arqueo una ceja, entonces ya no tenía diversión, se iba a dar la vuelta para irse y regresar a su casa, para poder comer un caliente y recién hecho Dona y una taza de nata, pero sus ojos captaron a una mujer llamándolo. Fue hacia ellos. Llego mirando a la mujer en el suelo. –Que…-Fue su única respuesta, fue ronca, por no haber hablando desde que despertó.
Gaspar Krausz- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/10/2013
Re: Dame de tu fuerza para protegerte... [Privado]
Hacía tiempo que nunca recibían esa clase de ayuda, Ásjbörn sujetaba a su hermana con todo su cariño y protección, observaba con ira al hombre que se había acercado - …Largo…- murmuro con desprecio, pero ese desprecio era solamente creación de la preocupación por su hermana mientras sujetaba aquel trozo de tela sobre los dos agujeros que se habían formado en el cuello de Grisellia-
-No…Ayúdanos…-Grisellia seguía con su brazo en alto, aun en dirección al hombre que los observaba-….Por favor…
Ásjbörn miraba a su hermana como si se hubiera vuelto loca solamente por lo que llevaba en su vientre, solamente esperaba que fuera sensata, pero confiar en un extraño para ayudarles, pensó que estaría de remate…Aunque viéndolo de esta manera, estaban completamente solos, no tenían a nadie ni confiaban en nadie. Habían llegado nuevos a Paris de las tierras de Viena, de escapar de las garras de su tío- ….Discúlpame….solo…quiero que se mejore…Por favor…-con su orgullo siendo pisoteado, se disculpó ante el desconocido. Entonces tomo a su hermana – Es mi hermana…no saldrá bien si no recibimos ayuda…-mostro humildad ante el desconocido, si resultaba ser de la otra acera, si resultaba ser una persona vil y cruel, estaban perdidos, porque ahora estaban prácticamente sin escudos, estaban envueltos en una capa invisible que los ocultaba de su tío, pero indefensos estaban en tierras extranjeras.
-Ásjbörn…-Grisellia nombro el nombre de su hermano-…él es mi hermano…-señalaba hacia su hermano mayor-…él cuida de mi…pero…suplico ayuda…señor…-una lágrima se había escapado sin querer de sus ojos, esta le miraba con ojitos de cordero, pero al ver que no reaccionaba ante sus suplicas, noto como su hermano la elevaba del suelo hacia arriba, en brazos, contra su pecho y podía sentir la ira creciente y controlada de su hermano. Ella misma le pedía que se controlase, él, su hermano hacia acto de presencia a su petición, ahora solo se tenían el uno al otro – No te preocupes Grissy, lograremos cobijo…-murmuró Ásjbörn sin mirar hacia el desconocido, comenzaba a caminar lentamente por las calles, pero no se habían alejado suficiente del desconocido aun estando ahí.
Entonces, una señora de aspecto dulce, con hebras plateadas y bellos ojos plateados, llevaba una gargantilla que ponía “Selene”, se había acercado a ellos, Ásjbörn miraba a la mujer algo desconfiado, todos serian personas no aptas de su confianza por el momento, miro hacia atrás de reojo al hombre de antes, aquello había sido una prueba, pero miro a su hermana que parecía haberse quedado prendida de la presencia de esa persona. La anciana miro a los tres, quedándose mirando al joven de ojos claros, al que Grisellia miraba con insistencia – Grisellia…No…-Ásjbörn sujeto mejor a su hermana, pero esta termino por patalear un poco, consiguiendo así bajarse con ayuda de su hermano, poniéndose de pie, separándose de su hermano y comenzando una caminata hacia atrás, termino por tropezarse en el suelo –Aah..-murmuro con voz afligida, miró que tenía sangre en las rodillas solamente por ser tan torpe. Hubiera querido tener ese porte de princesa que tenía, pero estaba tan débil que solamente la torpeza era su amiga y a la vez su enemiga, haciéndola sentir humillada frente a dos desconocidos.
-Grisellia…-Ásjbörn hubiera querido acercarse a su hermana, pero alguien se le había adelantado.
-No…Ayúdanos…-Grisellia seguía con su brazo en alto, aun en dirección al hombre que los observaba-….Por favor…
Ásjbörn miraba a su hermana como si se hubiera vuelto loca solamente por lo que llevaba en su vientre, solamente esperaba que fuera sensata, pero confiar en un extraño para ayudarles, pensó que estaría de remate…Aunque viéndolo de esta manera, estaban completamente solos, no tenían a nadie ni confiaban en nadie. Habían llegado nuevos a Paris de las tierras de Viena, de escapar de las garras de su tío- ….Discúlpame….solo…quiero que se mejore…Por favor…-con su orgullo siendo pisoteado, se disculpó ante el desconocido. Entonces tomo a su hermana – Es mi hermana…no saldrá bien si no recibimos ayuda…-mostro humildad ante el desconocido, si resultaba ser de la otra acera, si resultaba ser una persona vil y cruel, estaban perdidos, porque ahora estaban prácticamente sin escudos, estaban envueltos en una capa invisible que los ocultaba de su tío, pero indefensos estaban en tierras extranjeras.
-Ásjbörn…-Grisellia nombro el nombre de su hermano-…él es mi hermano…-señalaba hacia su hermano mayor-…él cuida de mi…pero…suplico ayuda…señor…-una lágrima se había escapado sin querer de sus ojos, esta le miraba con ojitos de cordero, pero al ver que no reaccionaba ante sus suplicas, noto como su hermano la elevaba del suelo hacia arriba, en brazos, contra su pecho y podía sentir la ira creciente y controlada de su hermano. Ella misma le pedía que se controlase, él, su hermano hacia acto de presencia a su petición, ahora solo se tenían el uno al otro – No te preocupes Grissy, lograremos cobijo…-murmuró Ásjbörn sin mirar hacia el desconocido, comenzaba a caminar lentamente por las calles, pero no se habían alejado suficiente del desconocido aun estando ahí.
Entonces, una señora de aspecto dulce, con hebras plateadas y bellos ojos plateados, llevaba una gargantilla que ponía “Selene”, se había acercado a ellos, Ásjbörn miraba a la mujer algo desconfiado, todos serian personas no aptas de su confianza por el momento, miro hacia atrás de reojo al hombre de antes, aquello había sido una prueba, pero miro a su hermana que parecía haberse quedado prendida de la presencia de esa persona. La anciana miro a los tres, quedándose mirando al joven de ojos claros, al que Grisellia miraba con insistencia – Grisellia…No…-Ásjbörn sujeto mejor a su hermana, pero esta termino por patalear un poco, consiguiendo así bajarse con ayuda de su hermano, poniéndose de pie, separándose de su hermano y comenzando una caminata hacia atrás, termino por tropezarse en el suelo –Aah..-murmuro con voz afligida, miró que tenía sangre en las rodillas solamente por ser tan torpe. Hubiera querido tener ese porte de princesa que tenía, pero estaba tan débil que solamente la torpeza era su amiga y a la vez su enemiga, haciéndola sentir humillada frente a dos desconocidos.
-Grisellia…-Ásjbörn hubiera querido acercarse a su hermana, pero alguien se le había adelantado.
Última edición por Ásbjörn y Grisellia Dogli el Mar Ene 07, 2014 9:01 am, editado 1 vez
Ásbjörn y Sylmeria Dogli- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 03/10/2013
Re: Dame de tu fuerza para protegerte... [Privado]
El cambiaforma los miraba determinadamente, sus pupilas estabas bien puestas sobre cada uno de aquellas personas, un hombre, una mujer que se encontraban prácticamente en el suelo, el sujeto ayudaba a la pobre fémina, Gaspar arqueo un poco su ceja izquierda, no sonrió, no iba hacerlo en una situación de esa magnitud, la pobre fue mordida por un vampiro o eso suponía el joven, él no estaba en el hecho, simplemente miró cuando el vampiro fue ejecutado por aquel individuo que ahora estaba refugiando en sus brazos.- … - Había abierto su boca para articular palabra pero de esta, solo salió un suspiro, para volverla a cerrar, pero su mirada en ningún momento movió.
-…Como voy ayudar a unas personas que me dicen que me vaya…-Él no era persona de esas, que miraba, que disfrutaba el dolor ajeno y después se reía en su cara para finalmente irse, dejarlos, claro que los iba ayudar, aunque el hombre digiera que se fuera al infierno. Bajo un poco su mirada, para observa el sucio suelo donde se encontraba la mujer, llevo una mano a su propia caballera para sacudirla, entrecerró los ojos y dejo escapar un suspiro.-Perdóneme a mí, soy un mal educado, una dama como usted no debería de estar en el suelo…-Después de decir esas palabras volvió a mirar al hombre.-Pero creo que el caballero se le olvido ese protocolo…-Refiriéndose a él-Y que espera, a que su hermana muera a manos de usted…-Suspiro un poco acercándose a ella.-Mi nombre es Gaspar, solamente Gaspar y soy enfermero del hospital General….dígame, que le paso….-Gaspar no pudo continuar por la sencilla razón que cuatro personas habían llegado, se levantó rápidamente y miro a los cuatro, eran humanos comunes y normales.
-Que tenemos aquí….-Unos de ellos se acercó al cambiaformas, él no era capaz de pelear de ese modo, como un humano, se sentía un poco raro.-Dos críos y una mujerzuela…-La risa de los tres restantes se escucharon como un fuerte ruido, Gaspar, simplemente sonrió.-Vaya, burlándose del prójimos, que interesante…-Mordió su labio inferior, acercándose rápidamente a uno de ellos y tomándolo del cuello.-No les da vergüenza burlándose del prójimo….-Y sin decir más le quebró el cuello viendo como caer al suelo, inerte, muerto completamente con sus ojos abiertos.-Pueden insultarme tanto como quieran pero a ellos, a ellos no…-Gruño, de sus labios salieron un par de colmillos, y de repente sin decir nada golpeo a los dos, y solamente quedaba el “líder”-¡Eres un monstruo!-Exclamo el sujeto corriendo hacia ellos, pero antes de que llegara una cosa peluda y blanca había llegado y mordiendo al hombre, y él, sin decir nada más salió corriendo, y aquella cosa que los salvo era nada menos que Gaspar transformado en un canino, mirando ambos
-…Como voy ayudar a unas personas que me dicen que me vaya…-Él no era persona de esas, que miraba, que disfrutaba el dolor ajeno y después se reía en su cara para finalmente irse, dejarlos, claro que los iba ayudar, aunque el hombre digiera que se fuera al infierno. Bajo un poco su mirada, para observa el sucio suelo donde se encontraba la mujer, llevo una mano a su propia caballera para sacudirla, entrecerró los ojos y dejo escapar un suspiro.-Perdóneme a mí, soy un mal educado, una dama como usted no debería de estar en el suelo…-Después de decir esas palabras volvió a mirar al hombre.-Pero creo que el caballero se le olvido ese protocolo…-Refiriéndose a él-Y que espera, a que su hermana muera a manos de usted…-Suspiro un poco acercándose a ella.-Mi nombre es Gaspar, solamente Gaspar y soy enfermero del hospital General….dígame, que le paso….-Gaspar no pudo continuar por la sencilla razón que cuatro personas habían llegado, se levantó rápidamente y miro a los cuatro, eran humanos comunes y normales.
-Que tenemos aquí….-Unos de ellos se acercó al cambiaformas, él no era capaz de pelear de ese modo, como un humano, se sentía un poco raro.-Dos críos y una mujerzuela…-La risa de los tres restantes se escucharon como un fuerte ruido, Gaspar, simplemente sonrió.-Vaya, burlándose del prójimos, que interesante…-Mordió su labio inferior, acercándose rápidamente a uno de ellos y tomándolo del cuello.-No les da vergüenza burlándose del prójimo….-Y sin decir más le quebró el cuello viendo como caer al suelo, inerte, muerto completamente con sus ojos abiertos.-Pueden insultarme tanto como quieran pero a ellos, a ellos no…-Gruño, de sus labios salieron un par de colmillos, y de repente sin decir nada golpeo a los dos, y solamente quedaba el “líder”-¡Eres un monstruo!-Exclamo el sujeto corriendo hacia ellos, pero antes de que llegara una cosa peluda y blanca había llegado y mordiendo al hombre, y él, sin decir nada más salió corriendo, y aquella cosa que los salvo era nada menos que Gaspar transformado en un canino, mirando ambos
Gaspar Krausz- Cambiante Clase Media
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Re: Dame de tu fuerza para protegerte... [Privado]
En el momento en que aquella persona tan solo dejo su forma humana para protegerlos, Ásbjörn se acercó rápidamente a su hermana para levantarla del suelo, que se quedaran en pie para observar al canino. Ásbjörn no pensó en que existieran los cambia formas pues había escuchado de ellos, pero que no fueran a ser verdaderos o que pudieran existir. Sujeto a su hermana estando de pie, vio la herida de su cuello y vio que ya no sangraba. Menos mal pero aun así su hermana estaba débil. No había pasado ni unas horas desde que bajaron del tren y entraban en tierras parisinas. Con el dinero tenían, lo gastaron en comida, pero les era muy poco.
Grisellia entonces se quedó observando al animal sorprendida aun, con los ojos abiertos, mirándolo de par en par-… ¿Es mago? – Murmuro mirando a su hermano, después de vuelta a quien se había transformado delante de ella. Le era increíble la manera en lo que lo hizo y cuando su hermano la dejo libre, ella comenzó a aplaudir – Ah! Que truco tan bueno!... –Era tan bueno el truco que no se había dado cuenta de que era esa misma persona que se había transformado en el animal. Ásbjörn sujeto a su hermana nuevamente y le beso en la frente – Siéntate en el banco…-Dijo con su talante tajante de siempre. Grisellia hizo lo que le dijo, sonriendo un poco más tranquilo sin quitar ojo del canino.
Ásbjörn tomo aire para poder acercarse al canino de forma pacífica, con las manos en alto para que viera que no iba con ninguna ofensa - …Espero que pueda perdonarme…-murmuro con buen talante-…Estamos perdidos y hemos escapado de nuestra tierra natal ya que tenemos alguien que nos persigue…-suspiro, se rasco los ojos-…-se agacho para estar a la altura del animal-…Sé que sois, he recibido nociones de que existen criaturas como vosotros, pero mi hermana ha estado tan protegida que desconoce que hay algo afuera de los muros de un palacio…-murmuró-….Soy el heredero de una gran dinastía derrocada por la avaricia de mi tío, ahora estamos en búsqueda de solamente poder sobrevivir…- Mientras Ásbjörn intentaba dar un voto de confianza a aquel hombre transformado en animal, Grisellia observaba a su hermano hablar con el canino, ella solamente no aguanto la espera y se acercó a ambos para poder abrazar a aquel perro.
-Gris…- Ásbjörn fue interrumpido por la muestra de afecto que su hermana dio a aquel animal, término por levantarse del suelo, quedándose mirando a ambos – Tengo unas monedas….Iré a por algo de pan para ti Grisellia….-dijo antes de darse la vuelta- …Otra vez…-termino de murmurar en voz baja para volver a la tienda, encontró la bolsa y había dos o tres manzanas en buen estado. Menos mal, algo podría comer ella.
Grisellia se quedó al lado del perro, acariciándole su pelaje dorado que ahora estaba algo apagado por la temperatura de color que ofrecía la noche. Grisellia adoraba los animales, sobre todo a los perros, pero en su palacio tenía un Yorkshire, un caniche de pelaje oscuro y un caballo andaluz llamado Romeo. A Grisellia le encantaba situarse bajo la lluvia y correr a lomos de su caballo, pero todos esos lujos apenas podían saborearse en un futuro. No querría que fuera así - ¿Sabes? – Susurraba al animal - …Yo también tengo perros, un Yorkshire de raza pura y un caniche….-le acariciaba ambas orejas con ambas manos - ¿Dónde está tu amo? –Murmuro preguntándose el lugar de Gaspar.
-Es él Grissy…-Murmuro su hermano al volver al lado de ellos – Se ha transformado en animal….-murmuro con suavidad, sabía que esto era nuevo para ella, porque la cara que vio de su hermana al mirarle acertó de pleno.
-¿Cómo que es él? –Grisellia se levantó del suelo, quedándose cerca del animal.
-…..- Ásbjörn no dijo nada, haciendo lo evidente más aun evidente.
Grisellia se sorprendió, dio un brinco, se movió hacia atrás quedándose detrás de su hermano que permanecía en el sitio, estaba por reír a carcajadas al ver a su hermana. Era tan inocente y tan pura que se había creído que el amo del perro había desaparecido. Grisellia se sorprendió, dio un brinco, se movió hacia atrás quedándose detrás de su hermano que permanecía en el sitio, estaba por reír a carcajadas al ver a su hermana. Era tan inocente y tan pura que se había creído que el amo del perro había desaparecido.
-¡Lo siento…!-Se disculpó ante Gaspar- …Todo esto es nuevo para ambos…aunque para Ásbjörn no tanto…
Grisellia entonces se quedó observando al animal sorprendida aun, con los ojos abiertos, mirándolo de par en par-… ¿Es mago? – Murmuro mirando a su hermano, después de vuelta a quien se había transformado delante de ella. Le era increíble la manera en lo que lo hizo y cuando su hermano la dejo libre, ella comenzó a aplaudir – Ah! Que truco tan bueno!... –Era tan bueno el truco que no se había dado cuenta de que era esa misma persona que se había transformado en el animal. Ásbjörn sujeto a su hermana nuevamente y le beso en la frente – Siéntate en el banco…-Dijo con su talante tajante de siempre. Grisellia hizo lo que le dijo, sonriendo un poco más tranquilo sin quitar ojo del canino.
Ásbjörn tomo aire para poder acercarse al canino de forma pacífica, con las manos en alto para que viera que no iba con ninguna ofensa - …Espero que pueda perdonarme…-murmuro con buen talante-…Estamos perdidos y hemos escapado de nuestra tierra natal ya que tenemos alguien que nos persigue…-suspiro, se rasco los ojos-…-se agacho para estar a la altura del animal-…Sé que sois, he recibido nociones de que existen criaturas como vosotros, pero mi hermana ha estado tan protegida que desconoce que hay algo afuera de los muros de un palacio…-murmuró-….Soy el heredero de una gran dinastía derrocada por la avaricia de mi tío, ahora estamos en búsqueda de solamente poder sobrevivir…- Mientras Ásbjörn intentaba dar un voto de confianza a aquel hombre transformado en animal, Grisellia observaba a su hermano hablar con el canino, ella solamente no aguanto la espera y se acercó a ambos para poder abrazar a aquel perro.
-Gris…- Ásbjörn fue interrumpido por la muestra de afecto que su hermana dio a aquel animal, término por levantarse del suelo, quedándose mirando a ambos – Tengo unas monedas….Iré a por algo de pan para ti Grisellia….-dijo antes de darse la vuelta- …Otra vez…-termino de murmurar en voz baja para volver a la tienda, encontró la bolsa y había dos o tres manzanas en buen estado. Menos mal, algo podría comer ella.
Grisellia se quedó al lado del perro, acariciándole su pelaje dorado que ahora estaba algo apagado por la temperatura de color que ofrecía la noche. Grisellia adoraba los animales, sobre todo a los perros, pero en su palacio tenía un Yorkshire, un caniche de pelaje oscuro y un caballo andaluz llamado Romeo. A Grisellia le encantaba situarse bajo la lluvia y correr a lomos de su caballo, pero todos esos lujos apenas podían saborearse en un futuro. No querría que fuera así - ¿Sabes? – Susurraba al animal - …Yo también tengo perros, un Yorkshire de raza pura y un caniche….-le acariciaba ambas orejas con ambas manos - ¿Dónde está tu amo? –Murmuro preguntándose el lugar de Gaspar.
-Es él Grissy…-Murmuro su hermano al volver al lado de ellos – Se ha transformado en animal….-murmuro con suavidad, sabía que esto era nuevo para ella, porque la cara que vio de su hermana al mirarle acertó de pleno.
-¿Cómo que es él? –Grisellia se levantó del suelo, quedándose cerca del animal.
-…..- Ásbjörn no dijo nada, haciendo lo evidente más aun evidente.
Grisellia se sorprendió, dio un brinco, se movió hacia atrás quedándose detrás de su hermano que permanecía en el sitio, estaba por reír a carcajadas al ver a su hermana. Era tan inocente y tan pura que se había creído que el amo del perro había desaparecido. Grisellia se sorprendió, dio un brinco, se movió hacia atrás quedándose detrás de su hermano que permanecía en el sitio, estaba por reír a carcajadas al ver a su hermana. Era tan inocente y tan pura que se había creído que el amo del perro había desaparecido.
-¡Lo siento…!-Se disculpó ante Gaspar- …Todo esto es nuevo para ambos…aunque para Ásbjörn no tanto…
Ásbjörn y Sylmeria Dogli- Humano Clase Baja
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