AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Fresh start [Privado]
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Fresh start [Privado]
Dentro de la armería, observando agotada y suplicante al muchacho que se encontraba del otro lado del mostrador, Lionetta se mantenía inmóvil. Si aquel trabajador la sacaba de la armería seguramente terminaría siendo atrapada por Boyd y sus compañeros para en esta ocasión, no poder escapar, pues entre sus ropas se encontraba el motivo de la persecución que la llevó a hasta aquel lugar.
Esa tarde, la gitana creyó que robar a los ebrios que salían de la taberna era una buena manera de conseguir dinero rápido y fácil, después de todo, no había nada más sencillo que robar a quienes no sabían ya ni siquiera como es que se llamaban. La joven gitana había llegado entonces a las afueras de la taberna a la hora que creía los hombres ya llevaban un buen rato bebiendo y necesitaban de algo de aire fresco. Si bien ella no estaba dispuesta a entrar en la taberna, sabía que algunos hombres, apenas salieran, se abalanzarían sobre ella, alegando ser capaces de brindarle la compañía que ella necesitaba y tal cual lo imagino, fue como sucedió.
Cuando los hombres ebrios comenzaron a salir de la taberna, ella coqueteaba con ellos, robándoles todo cuanto sus manos podían alcanzar solo para después apartarse de ellos y decirles que esperaba a alguien más, un hombre a quien le leería las cartas. Algunas de sus victimas se alejaron tras soltar algunas maldiciones, mientras que otros insistieron demasiado, provocando que ella tuviera que ponerse firme y en algunos casos hasta un tanto agresiva. Lionetta se exponía obteniendo dinero de esa forma, pero como el sol aún no desaparecía del cielo sabía que nada malo le sucedería, o al menos eso pensó.
Permanecía a las afueras de la taberna cuando uno de los ebrios a quien robara antes apareció por un callejón, señalándola y siendo ese el momento en que los ojos de la gitana dieron con Boyd y sus compañeros. Sin pensar nada, la gitana giro sobre sus talones para echarse a correr entre las calles, tratando de alejarse de aquellos hombres que si la atrapaban la llevarían hasta los calabozos de los que no volvería a salir nunca.
Corriendo a todo lo que sus piernas daban, la italiana buscaba un lugar donde ocultarse, siendo la armería donde ahora se ocultaba el único sitio que le pareció más prudente.
– ¿Alguien vio por dónde se fue? – escuchó preguntar a uno de los oficiales que estaba fuera de la armería, del otro lado de la puerta en la que ella se mantenía recargada. Temiendo que aquel trabajador pudiera delatarla, Lionetta se llevó el dedo índice a los labios en una petición de que guardara silencio pues él, era el único que podía condenarla o salvarla.
Esa tarde, la gitana creyó que robar a los ebrios que salían de la taberna era una buena manera de conseguir dinero rápido y fácil, después de todo, no había nada más sencillo que robar a quienes no sabían ya ni siquiera como es que se llamaban. La joven gitana había llegado entonces a las afueras de la taberna a la hora que creía los hombres ya llevaban un buen rato bebiendo y necesitaban de algo de aire fresco. Si bien ella no estaba dispuesta a entrar en la taberna, sabía que algunos hombres, apenas salieran, se abalanzarían sobre ella, alegando ser capaces de brindarle la compañía que ella necesitaba y tal cual lo imagino, fue como sucedió.
Cuando los hombres ebrios comenzaron a salir de la taberna, ella coqueteaba con ellos, robándoles todo cuanto sus manos podían alcanzar solo para después apartarse de ellos y decirles que esperaba a alguien más, un hombre a quien le leería las cartas. Algunas de sus victimas se alejaron tras soltar algunas maldiciones, mientras que otros insistieron demasiado, provocando que ella tuviera que ponerse firme y en algunos casos hasta un tanto agresiva. Lionetta se exponía obteniendo dinero de esa forma, pero como el sol aún no desaparecía del cielo sabía que nada malo le sucedería, o al menos eso pensó.
Permanecía a las afueras de la taberna cuando uno de los ebrios a quien robara antes apareció por un callejón, señalándola y siendo ese el momento en que los ojos de la gitana dieron con Boyd y sus compañeros. Sin pensar nada, la gitana giro sobre sus talones para echarse a correr entre las calles, tratando de alejarse de aquellos hombres que si la atrapaban la llevarían hasta los calabozos de los que no volvería a salir nunca.
Corriendo a todo lo que sus piernas daban, la italiana buscaba un lugar donde ocultarse, siendo la armería donde ahora se ocultaba el único sitio que le pareció más prudente.
– ¿Alguien vio por dónde se fue? – escuchó preguntar a uno de los oficiales que estaba fuera de la armería, del otro lado de la puerta en la que ella se mantenía recargada. Temiendo que aquel trabajador pudiera delatarla, Lionetta se llevó el dedo índice a los labios en una petición de que guardara silencio pues él, era el único que podía condenarla o salvarla.
Lionetta Giordano- Gitano
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Re: Fresh start [Privado]
Le había tocado estar en la armería todo el día y en verdad ya estaba cansado. la monotonía no era lo suyo, tal vez porque de pequeño siempre lo mantenían quiero en algún rincón, en el orfanato donde creciera. Cada vez que cometía alguna pillería, los bedeles solían tomarlo de la oreja y arrastrarlo hasta algún lugar apartado de la construcción, en donde no tuviera compañía, ni nada en lo que divertirse, pensando que así, lograrían volverlo un niño tranquilo, o hasta apático. Pero Dalton, poseía un mundo interno, una imaginación voraz, que podía crear un montón de diversión, solo clavando su mirada en la pared vacía, o con manchas de humedad.
Por ese don que la vida le había dado, consiguió ser la persona que era, creativo, imaginativo, al que le encantaba improvisar y que con solo una o dos palabras podía crearte una historia de lo más divertida, o aterradora, según le convenía. Fue así, que al comprobar que aquella tarde sería una de esas en la que el tiempo, parecía dispuesto a correr lentamente, se dispuso a limpiar el escaparate, en donde se exhibían las armas mas nuevas, de la mejor tecnología y las que casi siempre eran adquiridas por los soldados asesinos, como él solía llamar a los inquisidores, puesto mas parecían seer lo segundo, que un grupo de soldados enviados a proteger al pueblo. Cuando terminó con su tarea, giró en redondo, observando el lugar, sintiendo orgullo por mantener el establecimiento tan pulcro, que parecía la oficina de algún alto funcionario militar. Con sus brazos cruzados, sonriendo, se felicitó, - vaya que lo has hecho bien, ahora, podrían darte permiso para salir una hora antes y con suerte llegar a ver las trampas que has colocado en el bosque - caviló, preguntándose cuantos lobos habrían caído en ellas y cual sería el precio por las pieles, no era que necesitara el dinero, o que se sintiera feliz por eliminar tan bellos animales, pero la verdad era, que desde unos meses a ésta parte, una manada de lobos estaba asolando los caminos, asesinando a viajeros imprudentes, especialmente a fieles que se dirigían a Santiago de Compostela. Entrecerró los ojos, llevó su mano a la barbilla, y una mueca se formó en su boca - lo verdaderamente raro, es que no se encontraran las pertenencias, en especial las que podrían ser vendidas en el mercado negro, un lobo mata, no roba - caviló, fijando su mirada en la puerta de la tienda.
Ensimismado en sus cavilaciones, no escuchó que la puerta se abría y cerraba de forma intempestiva, fue recién la voz imperiosa que en la calle preguntaba por el paradero de una mujer. Frente a él, mirándolo de manera suplicante una joven que le imploraba ayuda.con un suave movimiento Daltón, asintió con su cabeza, mientras le indicaba que pasara a la trastienda de la armería, - Busca una trampilla, allí está la puerta que dará a un sótano, si no tienes miedo a la oscuridad, puedes refugiarte allí - dijo casi en un susurro, al momento en que sentía que la puerta comenzaba a abrirse.
Por ese don que la vida le había dado, consiguió ser la persona que era, creativo, imaginativo, al que le encantaba improvisar y que con solo una o dos palabras podía crearte una historia de lo más divertida, o aterradora, según le convenía. Fue así, que al comprobar que aquella tarde sería una de esas en la que el tiempo, parecía dispuesto a correr lentamente, se dispuso a limpiar el escaparate, en donde se exhibían las armas mas nuevas, de la mejor tecnología y las que casi siempre eran adquiridas por los soldados asesinos, como él solía llamar a los inquisidores, puesto mas parecían seer lo segundo, que un grupo de soldados enviados a proteger al pueblo. Cuando terminó con su tarea, giró en redondo, observando el lugar, sintiendo orgullo por mantener el establecimiento tan pulcro, que parecía la oficina de algún alto funcionario militar. Con sus brazos cruzados, sonriendo, se felicitó, - vaya que lo has hecho bien, ahora, podrían darte permiso para salir una hora antes y con suerte llegar a ver las trampas que has colocado en el bosque - caviló, preguntándose cuantos lobos habrían caído en ellas y cual sería el precio por las pieles, no era que necesitara el dinero, o que se sintiera feliz por eliminar tan bellos animales, pero la verdad era, que desde unos meses a ésta parte, una manada de lobos estaba asolando los caminos, asesinando a viajeros imprudentes, especialmente a fieles que se dirigían a Santiago de Compostela. Entrecerró los ojos, llevó su mano a la barbilla, y una mueca se formó en su boca - lo verdaderamente raro, es que no se encontraran las pertenencias, en especial las que podrían ser vendidas en el mercado negro, un lobo mata, no roba - caviló, fijando su mirada en la puerta de la tienda.
Ensimismado en sus cavilaciones, no escuchó que la puerta se abría y cerraba de forma intempestiva, fue recién la voz imperiosa que en la calle preguntaba por el paradero de una mujer. Frente a él, mirándolo de manera suplicante una joven que le imploraba ayuda.con un suave movimiento Daltón, asintió con su cabeza, mientras le indicaba que pasara a la trastienda de la armería, - Busca una trampilla, allí está la puerta que dará a un sótano, si no tienes miedo a la oscuridad, puedes refugiarte allí - dijo casi en un susurro, al momento en que sentía que la puerta comenzaba a abrirse.
Nam Yoo Hae- Hechicero Clase Alta
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Re: Fresh start [Privado]
Su corazón latió apresurado en su pecho cuando los ojos del vendedor de la armería se posaron sobre los suyos. Lionetta esperaba que aquel joven no la delatará pero la verdad es que ocultar cosas a la policía era algo que no muchas personas estaban dispuestos a hacer; sin embargo, ese día parecía toparse con una persona a la que no le interesaba lo que las autoridades pensaran pues estaba dispuesto a encubrirla. El asentimiento de cabeza del joven la hizo sonreír, pero fue la manera en que la llamó para que pasara a la trastienda lo que la llevo a pensar que realmente tendría la oportunidad de vivir libre un poco más de tiempo.
Conteniendo la respiración y esperando que ninguno de los oficiales observasen por el escaparate, se apresuro a ir a la trastienda.
– Muchas gracias – susurró al joven que la dejaba pasar y quien pronto le dio indicaciones a las que ella simplemente asintió. Ya en la trastienda, moviéndose de manera sigilosa para tratar de no hacer ruido alguno, Lionetta buscó la trampilla que el vendedor de la armería le indicaba, esa que una vez que encontró no dudo en abrir, siendo el instante en que la cerraba el mismo en que la puerta de la armería se abría, para dejar escuchar la voz de Boyd, su terrible acosador.
– Estamos buscando a una gitana fugitiva, ¿Ha visto a alguien sospechoso pasar o entrar a la tienda? – pudo escuchar aquello, pero no se quedo cerca de la trampilla para escuchar más, sino que casi como si fuera un ratón, se dirigió más abajo en el oscuro sótano donde pensaba permanecer por bastante tiempo.
Lionetta buscó en el sótano un rincón donde sentarse y una vez que lo encontró, permaneció inmóvil, imaginando que era lo que estaba sucediendo en la tienda principal, preguntándose si el vendedor no sería presionado y terminaría dando su ubicación. Con el temor de la incertidumbre, la gitana se abrazó las piernas y cerro los ojos, deseando que los policías se fueran y que su confianza en el joven que la dejaba ocultarse fuera acertada.
Conteniendo la respiración y esperando que ninguno de los oficiales observasen por el escaparate, se apresuro a ir a la trastienda.
– Muchas gracias – susurró al joven que la dejaba pasar y quien pronto le dio indicaciones a las que ella simplemente asintió. Ya en la trastienda, moviéndose de manera sigilosa para tratar de no hacer ruido alguno, Lionetta buscó la trampilla que el vendedor de la armería le indicaba, esa que una vez que encontró no dudo en abrir, siendo el instante en que la cerraba el mismo en que la puerta de la armería se abría, para dejar escuchar la voz de Boyd, su terrible acosador.
– Estamos buscando a una gitana fugitiva, ¿Ha visto a alguien sospechoso pasar o entrar a la tienda? – pudo escuchar aquello, pero no se quedo cerca de la trampilla para escuchar más, sino que casi como si fuera un ratón, se dirigió más abajo en el oscuro sótano donde pensaba permanecer por bastante tiempo.
Lionetta buscó en el sótano un rincón donde sentarse y una vez que lo encontró, permaneció inmóvil, imaginando que era lo que estaba sucediendo en la tienda principal, preguntándose si el vendedor no sería presionado y terminaría dando su ubicación. Con el temor de la incertidumbre, la gitana se abrazó las piernas y cerro los ojos, deseando que los policías se fueran y que su confianza en el joven que la dejaba ocultarse fuera acertada.
Lionetta Giordano- Gitano
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Fecha de inscripción : 21/04/2017
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Re: Fresh start [Privado]
La puerta al abrir, había hecho sonar la campanilla, Dalton apareció detrás de las cortinas, al momento en que el jefe de lo que parecía una redada, le preguntaba sobre si había visto pasar o entrar a alguien en la tienda. Dalto negó con el tono de voz grave, serio, mientras enarcaba una ceja al descubrir de quien se trataba. Era un oficial, si mal no recordaba, un inquisidor o algo así, ese tipo de personas que son detestables y agresivas, que siempre le estaban molestando, o porque intentaban llevarse el crédito de sus capturas, o porque lo menospreciaban por sus rasgos extranjeros.
El hombre, al oir la voz del empleado, giró para enfrentarle, - vaya, vaya... pero a quien tenemos aquí, ¿así que es aquí donde se esconde el aprendiz de cazador? - se le rió en la cara - ¿estas seguro que no has visto a una muñeca? es una gitana de cabellos rubios, muy bonita y traicionera - caviló en voz alta el soldado, desviando la mirada de los orbes del cazador, para investigar por toda la estancia en busca de alguna señal que le indicara que le estaba mintiendo.
Dalton se impaciento, definitivamente ese tipo le caía mal, era n pedante, traicionero y despreciable, que esperaba algún día sus presas dieran cuenta de él, - una basura menos, podría mejorar el aire de París - caviló, al momento que carraspeaba para que volviera la atención sobre él. - le he dicho que no vi nada, aquí no ha entrado ni un alma, hasta que ustedes ingresaron, ensuciando el piso, con sus botas embarradas, como si fueran puercos en el corral - le espeto.
Ante aquellas palabras el hombre llamado Boyd, le tomó de las solapas arrastrándolo hasta el centro de la habitación - que te pasa chino desgraciado - dijo vociferando a escasos centímetros del rostro de Dalton - te crees mejor que nosotros, pero no eres mas que un sucio asiático, que nadie estima... en París no hay lugar para ti, vuelve a tu tierra y deja a los franceses con sus cazas, sus mujeres ¿o crees que la gitana que busco se fijaría en ti? - se rió mientras lo empujaba tirándolo al suelo. Todos reinan, mientras Dalton intentaba serenar su rabia y no caerle a golpes, bien sabía que si peleaba, terminaría la noche en una mazmorra, mientras que la joven en el sótano moriría de miedo, pensando que la había abandonado.
No dijo ni una sola palabra, bajó la mirada al suelo y allí se quedó, como un cobarde, todo por no perjudica a la gitana, - así me gusta chino... no intentes hacerte el inteligente, que tengo ganas de dar látigo, si no es a la gitana... puedes ser tú - sonrió con un gesto que mostraba su sadismo. Todos rieron, y tras darle unas cuantas patadas en el estomago y en la espalda a la altura de los riñones, le dejaron. Los oyó irse, esperó un par de minutos, antes de arrastrarse literalmente, hasta la puerta, levantarse con dificultad y colocar la tranca. A duras penas, cruzó a la parte trasera de la armería, destrabó la trampilla, descendió los primero cuatro escalones y cayó por las escaleras hasta impactar contra el piso y la pared.
El hombre, al oir la voz del empleado, giró para enfrentarle, - vaya, vaya... pero a quien tenemos aquí, ¿así que es aquí donde se esconde el aprendiz de cazador? - se le rió en la cara - ¿estas seguro que no has visto a una muñeca? es una gitana de cabellos rubios, muy bonita y traicionera - caviló en voz alta el soldado, desviando la mirada de los orbes del cazador, para investigar por toda la estancia en busca de alguna señal que le indicara que le estaba mintiendo.
Dalton se impaciento, definitivamente ese tipo le caía mal, era n pedante, traicionero y despreciable, que esperaba algún día sus presas dieran cuenta de él, - una basura menos, podría mejorar el aire de París - caviló, al momento que carraspeaba para que volviera la atención sobre él. - le he dicho que no vi nada, aquí no ha entrado ni un alma, hasta que ustedes ingresaron, ensuciando el piso, con sus botas embarradas, como si fueran puercos en el corral - le espeto.
Ante aquellas palabras el hombre llamado Boyd, le tomó de las solapas arrastrándolo hasta el centro de la habitación - que te pasa chino desgraciado - dijo vociferando a escasos centímetros del rostro de Dalton - te crees mejor que nosotros, pero no eres mas que un sucio asiático, que nadie estima... en París no hay lugar para ti, vuelve a tu tierra y deja a los franceses con sus cazas, sus mujeres ¿o crees que la gitana que busco se fijaría en ti? - se rió mientras lo empujaba tirándolo al suelo. Todos reinan, mientras Dalton intentaba serenar su rabia y no caerle a golpes, bien sabía que si peleaba, terminaría la noche en una mazmorra, mientras que la joven en el sótano moriría de miedo, pensando que la había abandonado.
No dijo ni una sola palabra, bajó la mirada al suelo y allí se quedó, como un cobarde, todo por no perjudica a la gitana, - así me gusta chino... no intentes hacerte el inteligente, que tengo ganas de dar látigo, si no es a la gitana... puedes ser tú - sonrió con un gesto que mostraba su sadismo. Todos rieron, y tras darle unas cuantas patadas en el estomago y en la espalda a la altura de los riñones, le dejaron. Los oyó irse, esperó un par de minutos, antes de arrastrarse literalmente, hasta la puerta, levantarse con dificultad y colocar la tranca. A duras penas, cruzó a la parte trasera de la armería, destrabó la trampilla, descendió los primero cuatro escalones y cayó por las escaleras hasta impactar contra el piso y la pared.
Nam Yoo Hae- Hechicero Clase Alta
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Re: Fresh start [Privado]
Se mantuvo en silencio con los ojos cerrados, expectante. Lionetta esperaba que su primer instinto de confiar en el joven asiático, dependiente de la tienda, no fuera a ser un error que tuviera que pagar caro aunque, ¿Qué significaba pagar caro cuando no se tenían más opciones?. Se abrazó más fuerte las piernas, mientras se decía a si misma que en aquel escondite tenía al menos una oportunidad y que de no haber entrado en esa armería, Boyd y sus compañeros le habrían atrapado antes, así que aunque no ganará ese día su libertad al menos hizo el intento y ganó un poco más de tiempo. Pensaba la joven italiana todo aquello cuando escucho un ruido fuerte proveniente de la planta superior. Temerosa, levantó la mirada a donde sabía que estaban los hombres aunque en la oscuridad de su escondite, le era imposible ver algo.
– Todo esta bien, no ha sido nada – se dijo a si misma en voz baja – probablemente Boyd esta tratando de asustar a ese chico para que le diga donde es que estas – sonrió nerviosa – y no le ha dicho, porque de haberlo hecho, Boyd ya estaría aquí – sus palabras aunque lógicas, no le convencían del todo y fue por esa falta de credibilidad en si misma que se obligo una vez más a guardar silencio y cerrar los ojos.
La italiana no podía decir cuantos minutos fueron los que pasó en aquel escondite, pero los que hayan sido, no fueron suficientes para impedir que cuando la puerta de la trampilla se abriera se llevará las manos a la boca para cubrírsela, impidiendo así que un grito saliera de ellos. Las pisadas que escuchó en los escalones, no hicieron más que elevar su nerviosismo, pero fue lo que resultó ser una caída estruendosa, así como la ausencia de más gritos o más voces lo que la hicieron, emerger de su escondite.
La luz que provenía de la parte superior de la tienda y que se colaba a través de la trampilla, permitió a la gitana dar con la figura del muchacho asiático en el suelo. De manera veloz, Lionetta se levantó de donde se hallaba y fue hasta él.
– Hey… – le llamó, sujetando su hombro e inclinándose a su lado – ¿Qué sucedió? ¿Te han hecho daño? ¿Ha sido mi culpa, verdad?– preguntó, preocupada en esta ocasión no por lo que pudiera pasarle si es que Boyd de repente ingresaba, sino preocupada por el joven que tan amablemente le ayudará.
– Todo esta bien, no ha sido nada – se dijo a si misma en voz baja – probablemente Boyd esta tratando de asustar a ese chico para que le diga donde es que estas – sonrió nerviosa – y no le ha dicho, porque de haberlo hecho, Boyd ya estaría aquí – sus palabras aunque lógicas, no le convencían del todo y fue por esa falta de credibilidad en si misma que se obligo una vez más a guardar silencio y cerrar los ojos.
La italiana no podía decir cuantos minutos fueron los que pasó en aquel escondite, pero los que hayan sido, no fueron suficientes para impedir que cuando la puerta de la trampilla se abriera se llevará las manos a la boca para cubrírsela, impidiendo así que un grito saliera de ellos. Las pisadas que escuchó en los escalones, no hicieron más que elevar su nerviosismo, pero fue lo que resultó ser una caída estruendosa, así como la ausencia de más gritos o más voces lo que la hicieron, emerger de su escondite.
La luz que provenía de la parte superior de la tienda y que se colaba a través de la trampilla, permitió a la gitana dar con la figura del muchacho asiático en el suelo. De manera veloz, Lionetta se levantó de donde se hallaba y fue hasta él.
– Hey… – le llamó, sujetando su hombro e inclinándose a su lado – ¿Qué sucedió? ¿Te han hecho daño? ¿Ha sido mi culpa, verdad?– preguntó, preocupada en esta ocasión no por lo que pudiera pasarle si es que Boyd de repente ingresaba, sino preocupada por el joven que tan amablemente le ayudará.
Lionetta Giordano- Gitano
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Re: Fresh start [Privado]
Dalton había llegado al tope de la escalera, con las pocas fueras que le quedaban luego de la tremenda golpiza que recibiera de parte de los inquisidores. y aunque en esos momentos pareciera todo un valiente caballero, él era de esas personas que pensaba muy bien sus luchas, y aquella, parecía ser una de la que estaba dispuesto a dar lo mejor de si. Tal vez fuera la angustia en la voz de la joven, o el hecho de ver que aquellos hombres que la buscaban, eran unos genuinos bribones. Fuera cual fuera el motivo, algo en el corazón del cazador, le llevó a ponerse del lado de la joven y soportar estoicamente cualquier paliza, con tal de mantenerla a salvo.
Tras quedar solos, Dalton,fue arrastrándose hasta llegar a la entrada del subsuelo y abrir la trampilla para poder descender, pero su cuerpo se encontraba muy magullado. Así, tras caer por las escaleras, con un estrepitoso ruido, terminó a los pies de la joven, perdiendo así toda la galantería que podría haber desplegado de bajar al sótano. Tras permanecer inmóvil durante varios segundos ue parecieron horas, el joven cazador, logró incorporarse con dificultad y aun sentado en el suelo, explicarle a la joven que ya no la molestarían, por lo menos por un tiempo hasta que decidieran que con la palabra de un encargado de cocina, no alcanzaba. Como era de esperar, el joven, se fue recuperando rápidamente, lo que les permitió, tomar un pequeño equipo de seguridad, algunas armas, municiones y primeros auxilio. Debían abandonar el lugar y buscar un nuevo escondite en donde estar a salvo de aquellos infelices soldados.
- No se preocupe, me encuentro bien, solo debemos abandonar éste lugar lo antes posible, venga, deberemos cruzar los túneles que unen parte de los edificios mas antiguos de la ciudad, y así llegar a donde se encuentran sus familiares... porque tiene familiares ¿verdad? dijo cayendo en la cuenta de que poco y nada le conocía.
Tras quedar solos, Dalton,fue arrastrándose hasta llegar a la entrada del subsuelo y abrir la trampilla para poder descender, pero su cuerpo se encontraba muy magullado. Así, tras caer por las escaleras, con un estrepitoso ruido, terminó a los pies de la joven, perdiendo así toda la galantería que podría haber desplegado de bajar al sótano. Tras permanecer inmóvil durante varios segundos ue parecieron horas, el joven cazador, logró incorporarse con dificultad y aun sentado en el suelo, explicarle a la joven que ya no la molestarían, por lo menos por un tiempo hasta que decidieran que con la palabra de un encargado de cocina, no alcanzaba. Como era de esperar, el joven, se fue recuperando rápidamente, lo que les permitió, tomar un pequeño equipo de seguridad, algunas armas, municiones y primeros auxilio. Debían abandonar el lugar y buscar un nuevo escondite en donde estar a salvo de aquellos infelices soldados.
- No se preocupe, me encuentro bien, solo debemos abandonar éste lugar lo antes posible, venga, deberemos cruzar los túneles que unen parte de los edificios mas antiguos de la ciudad, y así llegar a donde se encuentran sus familiares... porque tiene familiares ¿verdad? dijo cayendo en la cuenta de que poco y nada le conocía.
Nam Yoo Hae- Hechicero Clase Alta
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Re: Fresh start [Privado]
Arrodillada al lado del joven que le brindara un lugar donde ocultarse de Boyd y su sequito, Lionetta comenzaba a creer que su escape había sido mala idea pues aunque ella no deseaba para nada pasar tiempo cerca del oficial y mucho menos en los calabozos, quería mucho menos que otros salieran lastimados por su culpa.
– Gracias por tu ayuda, me has salvado en serio de ello – suspiró – pero no tengo forma alguna de compensar tu bondad y mucho menos de pagarte por lo que has tenido que pasar al defenderme – El muchacho se levantaba aunque se notaba dolorido y el que se hiciera el valiente, preocupaba mucho más a la gitana quien sabía que en muchas ocasiones el hacerse fuerte, solo llevaba a cosas malas – Si ya se han ido deberías descansar, ya que me has dicho que no me molestaran puedo salir de aquí e ir al campamento – sonrió – ellos nunca se acercan ahí porque temen ser atacados por una turba de enfurecidos gitanos además, corro rápido y sé que podre llegar antes de que se den cuenta que no he ido por esta calle – la italiana estaba segura de que podría escapar y la verdad era que también sentía muchos deseos de salir de aquel sótano, así como de la vista del muchacho herido. Él no tenía que seguir soportando nada por ella.
Decidida pues a dejar aquella trastienda, la gitana se levantó y estaba por despedirse del muchacho cuando este paso a su lado presuroso, adentrándose más en aquel almacén para tomar algunas armas y trampas. Por un momento, Lionetta creyó que el golpe que se llevará el joven al caer había afectado sus pensamientos, así que confundida le observo hasta que él termino de tomar cosas y se giro a ella.
– ¿Irnos? ¿Juntos? – se señalo a si misma y después al dependiente de la tienda – ¿Estás seguro? Si esos hombres se dan cuenta de que es verdad que me has ayudado a esconderme y que aparte, me has sacado de aquí – negó – jamás te dejaran en paz – No irse sola y encima de todo, irse por los pasadizos secretos de las construcciones le garantizaría lograr llegar a salvo a prácticamente cualquier lugar, sin embargo, tenía un verdadero conflicto consigo misma. Lionetta sabía que ella nunca se libraría de Boyd, que aquel oficial la seguiría para siempre como una sombra, entonces, ¿Quería que aquel muchacho fuera igual de acosado? Claro que no… y aún así, deseaba que se fuera con ella, que le ayudara una vez más y la llevará hasta su hermana.
Su hermana, ella era la única familia que la italiana tenía y tristemente, no tenía idea de donde es que la mayor de las Giordano se encontraba. Su hermana había salido un día para trabajar y no volvió. Lionetta le había buscado por toda la ciudad sin dar siquiera con alguna pista de su paradero y aunque los que la conocían le dijeron que la mayor no volvería, ella se negaba a creerles. Tanta era su negativa a aceptar que su hermana estaba muerta (porque no se explicaba entonces el porque de su ausencia) que hasta decidió hacer de París su hogar hasta que encontrara a su hermana. Traer a su mente la imagen de la mayor de las gitanas provoco que los ojos de Lionetta se llenaran de lágrimas, mismas que se enjuago rápidamente antes de responder a la pregunta del joven asiático.
– Mis padre murieron, no tengo a nadie más que a mi hermana pero ella ahora esta perdida – la voz le salió casi en un susurró – Por favor… sácame de aquí – y fue la soledad que se albergaba en su corazón la que llevó a la gitana a hacer aquella petición tan egoísta, pero igual, ¿Quién decía que no podría salir algo bueno de su egoísmo momentáneo?.
– Gracias por tu ayuda, me has salvado en serio de ello – suspiró – pero no tengo forma alguna de compensar tu bondad y mucho menos de pagarte por lo que has tenido que pasar al defenderme – El muchacho se levantaba aunque se notaba dolorido y el que se hiciera el valiente, preocupaba mucho más a la gitana quien sabía que en muchas ocasiones el hacerse fuerte, solo llevaba a cosas malas – Si ya se han ido deberías descansar, ya que me has dicho que no me molestaran puedo salir de aquí e ir al campamento – sonrió – ellos nunca se acercan ahí porque temen ser atacados por una turba de enfurecidos gitanos además, corro rápido y sé que podre llegar antes de que se den cuenta que no he ido por esta calle – la italiana estaba segura de que podría escapar y la verdad era que también sentía muchos deseos de salir de aquel sótano, así como de la vista del muchacho herido. Él no tenía que seguir soportando nada por ella.
Decidida pues a dejar aquella trastienda, la gitana se levantó y estaba por despedirse del muchacho cuando este paso a su lado presuroso, adentrándose más en aquel almacén para tomar algunas armas y trampas. Por un momento, Lionetta creyó que el golpe que se llevará el joven al caer había afectado sus pensamientos, así que confundida le observo hasta que él termino de tomar cosas y se giro a ella.
– ¿Irnos? ¿Juntos? – se señalo a si misma y después al dependiente de la tienda – ¿Estás seguro? Si esos hombres se dan cuenta de que es verdad que me has ayudado a esconderme y que aparte, me has sacado de aquí – negó – jamás te dejaran en paz – No irse sola y encima de todo, irse por los pasadizos secretos de las construcciones le garantizaría lograr llegar a salvo a prácticamente cualquier lugar, sin embargo, tenía un verdadero conflicto consigo misma. Lionetta sabía que ella nunca se libraría de Boyd, que aquel oficial la seguiría para siempre como una sombra, entonces, ¿Quería que aquel muchacho fuera igual de acosado? Claro que no… y aún así, deseaba que se fuera con ella, que le ayudara una vez más y la llevará hasta su hermana.
Su hermana, ella era la única familia que la italiana tenía y tristemente, no tenía idea de donde es que la mayor de las Giordano se encontraba. Su hermana había salido un día para trabajar y no volvió. Lionetta le había buscado por toda la ciudad sin dar siquiera con alguna pista de su paradero y aunque los que la conocían le dijeron que la mayor no volvería, ella se negaba a creerles. Tanta era su negativa a aceptar que su hermana estaba muerta (porque no se explicaba entonces el porque de su ausencia) que hasta decidió hacer de París su hogar hasta que encontrara a su hermana. Traer a su mente la imagen de la mayor de las gitanas provoco que los ojos de Lionetta se llenaran de lágrimas, mismas que se enjuago rápidamente antes de responder a la pregunta del joven asiático.
– Mis padre murieron, no tengo a nadie más que a mi hermana pero ella ahora esta perdida – la voz le salió casi en un susurró – Por favor… sácame de aquí – y fue la soledad que se albergaba en su corazón la que llevó a la gitana a hacer aquella petición tan egoísta, pero igual, ¿Quién decía que no podría salir algo bueno de su egoísmo momentáneo?.
Lionetta Giordano- Gitano
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Re: Fresh start [Privado]
La oyó dudar, tal vez se había equivocado, tal vez la manera en que se comportaba, podía hacer que la joven sacara conclusiones erróneas sobre el motivo por el cual le estaba ayudando. Con el pequeño armamento listo y cargado en su cuerpo, fue girando lentamente, mientras continuaba escuchando a la joven. - ¿En verdad cree que no se han dado cuenta que os he escondido? ¿cree sinceramente que aquel patán, se irá tan campante y no ha de volver a la armería, en cuanto se cerciore de que no me han encontrado muerto, o por lo menos, otro cliente no ha llegado al local? - sonrió de costado, - creo en verdad, y sin intención de ofenderle, que usted no comprende lo que siente un cazador, cuando a encontrado una presa a la que se ha fascinado - Se fue acercando a la joven, con un arma blanca en la mano. Tomó la delicada mano de la muchacha, y depositó con cuidado la daga, - tome, nunca se sabe por que lugar puede aparecer el enemigo - Se quedó mirando aquellos bellos ojos, - ¿era así de bonita, hacía unos minutos atrás? - caviló, atrapado en sus pensamientos y en la belleza pura e ingenua de la joven.
- Lo lamento mucho, aunque comprendo lo que se siente, cuando no tienes a nadie en el mundo, mas que a ti misma -, dijo bajando lentamente la mirada, desde los bellos orbes de la joven, a la daga que aún permanecía en la mano de la joven, - pero, siempre el cielo, o el destino, nos ayuda a encontrar a esas personas con las que estamos predestinados a ayudar, y que nos ayuden - suspiró, inclinando su rostro, antes de volver su mirada a los orbes de la joven. - Pareciera, que ése momento en nuestras vidas, ha llegado... - extendió su mano, - soy Dalton, y desde este momento, seré tu apoyo, tu defensa, tu abrigo... y si me lo permites... tu amigo - Sintió el cálido contacto con la mano femenina, y asintió con un movimiento de cabeza, - si, no te preocupes, pronto saldremos de aquí... mas debes saber que te he de llevar al lugar que para mí, es el edificio mas seguro, y en donde no te encontraran...- dudó un instante, ¿aceptaría la joven, refugiarse en el hogar de un desconocido? - iremos al hogar de mi maestro, allí, no podrán atraparnos -.
- Lo lamento mucho, aunque comprendo lo que se siente, cuando no tienes a nadie en el mundo, mas que a ti misma -, dijo bajando lentamente la mirada, desde los bellos orbes de la joven, a la daga que aún permanecía en la mano de la joven, - pero, siempre el cielo, o el destino, nos ayuda a encontrar a esas personas con las que estamos predestinados a ayudar, y que nos ayuden - suspiró, inclinando su rostro, antes de volver su mirada a los orbes de la joven. - Pareciera, que ése momento en nuestras vidas, ha llegado... - extendió su mano, - soy Dalton, y desde este momento, seré tu apoyo, tu defensa, tu abrigo... y si me lo permites... tu amigo - Sintió el cálido contacto con la mano femenina, y asintió con un movimiento de cabeza, - si, no te preocupes, pronto saldremos de aquí... mas debes saber que te he de llevar al lugar que para mí, es el edificio mas seguro, y en donde no te encontraran...- dudó un instante, ¿aceptaría la joven, refugiarse en el hogar de un desconocido? - iremos al hogar de mi maestro, allí, no podrán atraparnos -.
Nam Yoo Hae- Hechicero Clase Alta
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Re: Fresh start [Privado]
Por algunos minutos se sintió verdaderamente segura y por sobre todo confiada de que podría salir de aquella armería y volver al campamento sin correr peligro alguno, más fueron las palabras que el joven que le salvaba le dijera las que la llevaron nuevamente a temer.
Lionetta podía estar segura de que nunca se libraría de Boyd, sin embargo algo en la manera que se lo decía aquel joven volvía el imaginarse aquel hecho una completa pesadilla, como si por primera vez desde que se viera con el oficial descubriera que él la veía como su presa, una que no estaba dispuesta a soltar ni aunque se fuera de aquel país. Un escalofrío recorrió la espalda de la gitana, quien sin despegar la mirada de la del muchacho aquel asintió a sus palabras.
– Sé que ese oficial no es tonto, me ha estado siguiendo ya por demasiado tiempo y sé de lo que es capaz – porque ella más que nadie había sido testigo de hasta donde era él capaz de llegar – pero es que tampoco creo prudente o conveniente exponerlo a usted, creo firmemente que él no sabe que usted me ayudo así que si nos vamos juntos, Boyd lo comprobara y si es así – lo miro con temor – entonces tampoco podrá escaparse de él y de su ira – pero no parecía importar todo lo que decía, pues el joven estiro su mano para tomar la de la gitana y entregarle así, una daga – no sé como voy a agradecerle todo esto que esta haciendo por mi – respondió sujetando la daga y finalmente convenciéndose de que la ayuda de aquel muchacho era lo mejor.
– Es difícil estar sola, pero tengo la esperanza de que pronto me encuentre con mi hermana y entonces – sonrió – ya no habrá nada que me asuste – porque con su hermana a su lado Lionetta se sentía invencible. La gitana escucho entonces la reflexión del muchacho y la sensación de ser invencible que atribuía siempre a la presencia de su hermana, pudo detectarla nuevamente en ella gracias a lo que él decía y como si conociera a Dalton de toda la vida se aferró a su mano – Pues nuestras vidas han decidido juntarnos y ponernos contra un enemigo bastante peculiar – soltó antes de reírse un poco nerviosa – Y mi nombre es Lionetta pero puedes llamarme Lio, ya que así lo hacen mis amigos – no existía ya otra forma en que pudiera nombrar a Dalton, pues desde ese momento los dos compartirían enemigo y tendrían que estar juntos para sobrevivir – Creí que el único lugar seguro ya que Boyd no entra era el campamento gitano – se rio – es que él no tiene buena reputación ahí, todos lo odian y si lo ven cerca seguro lo matan – hizo una pausa – En casa de tu maestro… ¿No lo meteremos a él en problemas? – preguntó ingenua.
Lionetta podía estar segura de que nunca se libraría de Boyd, sin embargo algo en la manera que se lo decía aquel joven volvía el imaginarse aquel hecho una completa pesadilla, como si por primera vez desde que se viera con el oficial descubriera que él la veía como su presa, una que no estaba dispuesta a soltar ni aunque se fuera de aquel país. Un escalofrío recorrió la espalda de la gitana, quien sin despegar la mirada de la del muchacho aquel asintió a sus palabras.
– Sé que ese oficial no es tonto, me ha estado siguiendo ya por demasiado tiempo y sé de lo que es capaz – porque ella más que nadie había sido testigo de hasta donde era él capaz de llegar – pero es que tampoco creo prudente o conveniente exponerlo a usted, creo firmemente que él no sabe que usted me ayudo así que si nos vamos juntos, Boyd lo comprobara y si es así – lo miro con temor – entonces tampoco podrá escaparse de él y de su ira – pero no parecía importar todo lo que decía, pues el joven estiro su mano para tomar la de la gitana y entregarle así, una daga – no sé como voy a agradecerle todo esto que esta haciendo por mi – respondió sujetando la daga y finalmente convenciéndose de que la ayuda de aquel muchacho era lo mejor.
– Es difícil estar sola, pero tengo la esperanza de que pronto me encuentre con mi hermana y entonces – sonrió – ya no habrá nada que me asuste – porque con su hermana a su lado Lionetta se sentía invencible. La gitana escucho entonces la reflexión del muchacho y la sensación de ser invencible que atribuía siempre a la presencia de su hermana, pudo detectarla nuevamente en ella gracias a lo que él decía y como si conociera a Dalton de toda la vida se aferró a su mano – Pues nuestras vidas han decidido juntarnos y ponernos contra un enemigo bastante peculiar – soltó antes de reírse un poco nerviosa – Y mi nombre es Lionetta pero puedes llamarme Lio, ya que así lo hacen mis amigos – no existía ya otra forma en que pudiera nombrar a Dalton, pues desde ese momento los dos compartirían enemigo y tendrían que estar juntos para sobrevivir – Creí que el único lugar seguro ya que Boyd no entra era el campamento gitano – se rio – es que él no tiene buena reputación ahí, todos lo odian y si lo ven cerca seguro lo matan – hizo una pausa – En casa de tu maestro… ¿No lo meteremos a él en problemas? – preguntó ingenua.
Lionetta Giordano- Gitano
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Re: Fresh start [Privado]
Aquel joven, que se creía tan seguro de si mismo, dispuesto a dar la vida por quien lo necesitara, se encontraba en mitad de un tunel, buscando la forma de llevar a una gitana, un lugar seguro, a un sitio tan especial para él, que muy pocos o mejor dicho nadie conocía. Aquel lugar, era la residencia de su maestro, un cazador que lo había acogido cuando solo era un chiquillo de casi diez años, ahora con mas de veinte años acuesta, podía decir que era un hombre hecho y derecho, gracias a las valiosas lecciones de aquel anciano. Jang hubiera querido presentar a Lio, pero la verdad era que hacía muchos meses, casi un año, que el anciano había partido, a un supuesto viaje, mas jamás regresó.
Pensar en ello, en el destino incierto de su benefactor, le hizo fruncir su entrecejo. ¿acaso había hecho lo humanamente posible para dar con el paradero del anciano? ¿no debería haber dejado todo y acompañarlo? muchas noches, sufrió de insomnio pensando en la posibilidad de que aquel hombre hubiera muerto por el crudo frío del norte, por las heladas estepas siberianas, mas no había manera de saciar sus dudas, pues parecía que nadie le recordaba, solo él. Tal era así, que los sirvientes de aquella mansión le llamaban amo, cuando él solo era un ayudante del cazador, el verdadero amo y señor de aquellos territorios.
Pensando en ello, y en las palabras de la joven gitana, cuando aseguraba que si pudiera dar con el paradero de su hermana, ella estaría segura, ya que parecía que aquella otra mujer era lo suficientemente poderosa como para no tener enemigos que la intentaran sojuzgar, aunque bien sabía él, que aún el mismísimo emperador de Roma, fue asesinado por sus parientes, quienes en el fondo eran sus enemigos mas peligrosos, ¿pero de que valía romper la esperanza que la joven poseía? no, mejor sería apoyarla, en todo lo que necesitara.
Continuaron recorriendo el túnel, que por momentos se ensanchaba y en otros se angostaba, así, caminaron iluminados por la antorcha que Jang había guardado para ocasiones como ésta, él giraba su cabeza y se aseguraba que la gitana estuviera bien, temía que sufriera ese extraño trastorno que algunas personas poseían, que les aterraban los lugares obscuros pequeños y demasiado cerrados, pero para su tranquilidad parecía que estaba bien. Sonrió satisfecho, mientras escuchaba como ella le animaba a llamarla Lio, - Pues desde ahora te llamaré Lio... aunque yo no tengo un apodo o nombre que puedas usar, solo Jang ... y ese fue el nombre que me dio mi maestro, pues antes solo me decían e tú, o... quítate rata inmunda - rió, como siempre lo hacía cuando algo le dolía, como una manera de defensa, cada vez que la tristeza o el miedo se apoderaban de él.
Pensar en ello, en el destino incierto de su benefactor, le hizo fruncir su entrecejo. ¿acaso había hecho lo humanamente posible para dar con el paradero del anciano? ¿no debería haber dejado todo y acompañarlo? muchas noches, sufrió de insomnio pensando en la posibilidad de que aquel hombre hubiera muerto por el crudo frío del norte, por las heladas estepas siberianas, mas no había manera de saciar sus dudas, pues parecía que nadie le recordaba, solo él. Tal era así, que los sirvientes de aquella mansión le llamaban amo, cuando él solo era un ayudante del cazador, el verdadero amo y señor de aquellos territorios.
Pensando en ello, y en las palabras de la joven gitana, cuando aseguraba que si pudiera dar con el paradero de su hermana, ella estaría segura, ya que parecía que aquella otra mujer era lo suficientemente poderosa como para no tener enemigos que la intentaran sojuzgar, aunque bien sabía él, que aún el mismísimo emperador de Roma, fue asesinado por sus parientes, quienes en el fondo eran sus enemigos mas peligrosos, ¿pero de que valía romper la esperanza que la joven poseía? no, mejor sería apoyarla, en todo lo que necesitara.
Continuaron recorriendo el túnel, que por momentos se ensanchaba y en otros se angostaba, así, caminaron iluminados por la antorcha que Jang había guardado para ocasiones como ésta, él giraba su cabeza y se aseguraba que la gitana estuviera bien, temía que sufriera ese extraño trastorno que algunas personas poseían, que les aterraban los lugares obscuros pequeños y demasiado cerrados, pero para su tranquilidad parecía que estaba bien. Sonrió satisfecho, mientras escuchaba como ella le animaba a llamarla Lio, - Pues desde ahora te llamaré Lio... aunque yo no tengo un apodo o nombre que puedas usar, solo Jang ... y ese fue el nombre que me dio mi maestro, pues antes solo me decían e tú, o... quítate rata inmunda - rió, como siempre lo hacía cuando algo le dolía, como una manera de defensa, cada vez que la tristeza o el miedo se apoderaban de él.
Nam Yoo Hae- Hechicero Clase Alta
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Re: Fresh start [Privado]
Caminaba cerca de Jang para que la luz de la antorcha que el cargaba, fuera capaz de alumbrar también su camino, ese que a ratos se volvía un tanto complicado de transitar y obligaba a Lionetta, a sujetarse disimuladamente de las ropas del muchacho. En una de las ocasiones que la gitana sujeto las ropas del cazador, percibió algo. Ante sus ojos, aparecía un lugar desolado, tan blanco que los ojos dolían de mirarlo. Asustada por la visión, Lio acabó por soltar a Jang y cuestionarse sobre si de verdad debía meter al muchacho en aquella situación. Para la gitana, tener visiones no era nada nuevo, sin embargo, era la falta de exactitud de muchas de ellas lo que la llevaba siempre a tener miedo del futuro. ¿Significaba su visión que Jang se encontraría alguna vez en un lugar nevado? De ser así, ¿estaría en peligro? Y de no ser, ¿Significaría que alguien cercano a él se encontraba perdido?. La italiana se mordió el labio. Quería preguntarle al cazador si el lugar de su visión significaba algo para él, pero temía estarse metiendo en lo que no le importaba, en especial después de considerar que ya lo estaba metiendo ella en algo que no le concernía al muchacho.
Pensativa y en silencio, Lionetta siguió de cerca los pasos de Jang pero no volvió a tocarlo. No quería indagar más en el futuro o en el presente del muchacho y aún así, escucho de los labios del cazador algo que provenía del pasado, uno que pintaba para ser tan complicado como el de Lionetta.
– Jang es un buen nombre, me gusta mucho como suena – admitió observando a los ojos al joven antes de desviar la mirada – Que terrible debió ser que no te llamaran por un nombre y te tratasen solo como si fueras una cosa en lugar de una persona – suspiró – ¿Por qué te llamaban así? ¿Vivías en las calles? – y de manera inesperada, el preguntar aquello hizo que si corazón se apretujara en su pecho.
Pensativa y en silencio, Lionetta siguió de cerca los pasos de Jang pero no volvió a tocarlo. No quería indagar más en el futuro o en el presente del muchacho y aún así, escucho de los labios del cazador algo que provenía del pasado, uno que pintaba para ser tan complicado como el de Lionetta.
– Jang es un buen nombre, me gusta mucho como suena – admitió observando a los ojos al joven antes de desviar la mirada – Que terrible debió ser que no te llamaran por un nombre y te tratasen solo como si fueras una cosa en lugar de una persona – suspiró – ¿Por qué te llamaban así? ¿Vivías en las calles? – y de manera inesperada, el preguntar aquello hizo que si corazón se apretujara en su pecho.
Lionetta Giordano- Gitano
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Re: Fresh start [Privado]
Jang, deseaba salir pronto de aquel túnel, poder llegar a la salida que daba a pocos pasos del bosque y de allí recorrer el camino que lo llevaría a la mansión de su maestro. Volvió a sonreír pensando en el bello nombre de la joven y un resquemor le hizo arrepentirse de haberle dicho a su compañera que le solían llamar Rata, pues no eran recuerdos agradables y menos aún algo que le hiciera sentirse orgulloso.
Cuando Lio, afirmó que Jang era un buen nombre, él asintió con un movimiento de cabeza, - es verdad, yo también lo pensé en su momento -, hizo un pequeño silencio, al reflexionar que en ese momento no se había dado cuenta, pero su maestro había estado muy seguro al momento de nombrarle de esa manera, como si en verdad ese hubiera sido el nombre que sus verdaderos padres habían elegido para él. Pensar así, le hizo volver a sentirse bien, seguro de si mismo, de la misma manera como lo hiciera cuando conoció a su maestro.
Ante la apreciación de la joven gitana, de lo terrible que habría sido para él, que nadie le llamara por un nombre, Jang suspiró, elevando los hombros, - No había mas, o era eso o que simplemente te molieran a golpes - aseveró, restando importancia a la dura vida que le había tocado vivir. La pregunta que siguió no le molestó, se lo habían preguntado infinidad de veces, gente que lo conocía, - no, en las calles no - giró su rostro buscando los ojos de Lio, - fue en el orfanato, y no por los otros niños, sino, por los adultos que se suponían cuidaban de nosotros - giró su rostro para concentrarse en el camino, pues pronto desembocarían en el bosque, - la calle, me trató mucho mejor, que el orfanato, allí, los pobres y algunas almas caritativas, te dan por lo menos una hogaza de pan, una fruta, y hasta un plato de comida caliente en las noches de invierno -aseguró.
Un par de pasos mas, unas ramas que movió, y por fin salieron al exterior, la noche ya estaba legando y el anochecer se mostraba un tanto tenebroso, Jang esperó que Lio no tuviera miedo, por lo que al salir y comprobar que nadie los había seguido, ni que había posibles enemigos, tendió su mano a la salida del túnel y sonrió, - vamos, no hay peligro -.
Cuando Lio, afirmó que Jang era un buen nombre, él asintió con un movimiento de cabeza, - es verdad, yo también lo pensé en su momento -, hizo un pequeño silencio, al reflexionar que en ese momento no se había dado cuenta, pero su maestro había estado muy seguro al momento de nombrarle de esa manera, como si en verdad ese hubiera sido el nombre que sus verdaderos padres habían elegido para él. Pensar así, le hizo volver a sentirse bien, seguro de si mismo, de la misma manera como lo hiciera cuando conoció a su maestro.
Ante la apreciación de la joven gitana, de lo terrible que habría sido para él, que nadie le llamara por un nombre, Jang suspiró, elevando los hombros, - No había mas, o era eso o que simplemente te molieran a golpes - aseveró, restando importancia a la dura vida que le había tocado vivir. La pregunta que siguió no le molestó, se lo habían preguntado infinidad de veces, gente que lo conocía, - no, en las calles no - giró su rostro buscando los ojos de Lio, - fue en el orfanato, y no por los otros niños, sino, por los adultos que se suponían cuidaban de nosotros - giró su rostro para concentrarse en el camino, pues pronto desembocarían en el bosque, - la calle, me trató mucho mejor, que el orfanato, allí, los pobres y algunas almas caritativas, te dan por lo menos una hogaza de pan, una fruta, y hasta un plato de comida caliente en las noches de invierno -aseguró.
Un par de pasos mas, unas ramas que movió, y por fin salieron al exterior, la noche ya estaba legando y el anochecer se mostraba un tanto tenebroso, Jang esperó que Lio no tuviera miedo, por lo que al salir y comprobar que nadie los había seguido, ni que había posibles enemigos, tendió su mano a la salida del túnel y sonrió, - vamos, no hay peligro -.
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Re: Fresh start [Privado]
Se decía a si misma que pronto todo aquello terminaría, que al salir de aquel túnel se encontrarían a salvo y que tal vez, después de que aquella noche pasará, ambos podrían separar sus caminos. Lionetta era precavida en extremo pero no era eso lo que la llevaba a creer que lo mejor era estar lejos de Jang, de hecho, era su preocupación por meterlo en problemas graves lo que le decía que dejarlo era lo mejor. De hecho, ese pensamiento se afianzo más en su mente una vez que ante sus ojos apareció la desolación de un campo nevado, paisaje que la llevó además a soltar al joven y no volver a tocarlo, ni siquiera cuando deseo poder consolarlo y consolarse a si misma respecto al sobrenombre que el muchacho llevará, así como su complicada vida.
La gitana había creído que la vida de su gente era de la más difícil, pues los gitanos siempre eran severamente juzgados y dejados de lado, sin embargo, Jang le abría los ojos a otra clase de sufrimiento, uno que poco tenía que ver con el origen y si mucho con el odio de la gente.
– ¿En el orfanato? – preguntó sorprendida, pues no podía creer que en un lugar donde se dedicaban a cuidar niños fueran capaces de ser tan crueles con aquellos que más necesitaban de amor y atenciones. – Eso debió ser terrible – agacho la mirada pese a que él no podía verle hacer aquello, ya que la joven gitana caminaba detrás de él – y lo único que me alivia es que fuiste capaz de encontrar a alguien que sinceramente se preocupa por ti y te cuida, ojala todos los que están solos en el mundo pudieran tener esa clase de suerte – entonces suspiro y levantó la mirada para centrarse en la espalda del joven – lamento haber traído a colación un tema tan complicado para ti, no volveré a hacerlo – y dicho eso, guardó silencio, esperando porque un tema menos escabroso saliera a flote.
El camino continuo por un par de minutos más, tras los cuales, Jang retiro un par de ramas y le abrió el paso a la libertad. Una vez que estuvieron a salvo, Jang le ofreció su mano, invitándole así a salir al exterior y aunque por breves instantes la gitana se sintió tentada a volver a sujetarse de él, se arrepintió justo antes de que su mano alcanzara la de su salvador.
- Lo lamento – se disculpó alejando su mano – pero será mejor si no te tocó, ya que será lo mejor para ti – aseguró antes de sonreír avergonzada y salir por su propia cuenta.
La gitana había creído que la vida de su gente era de la más difícil, pues los gitanos siempre eran severamente juzgados y dejados de lado, sin embargo, Jang le abría los ojos a otra clase de sufrimiento, uno que poco tenía que ver con el origen y si mucho con el odio de la gente.
– ¿En el orfanato? – preguntó sorprendida, pues no podía creer que en un lugar donde se dedicaban a cuidar niños fueran capaces de ser tan crueles con aquellos que más necesitaban de amor y atenciones. – Eso debió ser terrible – agacho la mirada pese a que él no podía verle hacer aquello, ya que la joven gitana caminaba detrás de él – y lo único que me alivia es que fuiste capaz de encontrar a alguien que sinceramente se preocupa por ti y te cuida, ojala todos los que están solos en el mundo pudieran tener esa clase de suerte – entonces suspiro y levantó la mirada para centrarse en la espalda del joven – lamento haber traído a colación un tema tan complicado para ti, no volveré a hacerlo – y dicho eso, guardó silencio, esperando porque un tema menos escabroso saliera a flote.
El camino continuo por un par de minutos más, tras los cuales, Jang retiro un par de ramas y le abrió el paso a la libertad. Una vez que estuvieron a salvo, Jang le ofreció su mano, invitándole así a salir al exterior y aunque por breves instantes la gitana se sintió tentada a volver a sujetarse de él, se arrepintió justo antes de que su mano alcanzara la de su salvador.
- Lo lamento – se disculpó alejando su mano – pero será mejor si no te tocó, ya que será lo mejor para ti – aseguró antes de sonreír avergonzada y salir por su propia cuenta.
Lionetta Giordano- Gitano
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Re: Fresh start [Privado]
La noche los protegería al salir al exterior del túnel, el aire fresco del paisaje nocturnal, le refrescó la piel, sonrió, contento de haber logrado su objetivo, poner a salvo a esa dulce joven. Por esa razón, al girar y tender su mano a Lionetta, su sonrisa mostraba una genuina sonrisa, una que en años no había mostrado a nadie. Mas su mano quedó extendida, puesto que la gitana, cuando estaba a punto de tocarlo, uniendo sus manos, para así poderse ayudar a salir del complicado túnel, le dijo que no podía tocarlo, por su bien. Aquellas palabras lo dejaron en sorprendido, - ¿por mi bien? - repitió, mirando los ojos bellos y de expresión triste, - ¿como podría ser un peligro para mi, el que me tocaras? ¿acaso tienes el toque de Midas, y has de convertirme en una estatua de oro, si tus dedos llegaran a rosar los míos? - sonrió de costado, intentando no demostrar que aquellas palabras le habían dolido.
Se hizo a un lado, inclinó levemente su cuerpo, como lo hacían los caballeros, cuando una dama les era presentada. Su mirada esquivó la ajena, de sus labios se esfumó la sonrisa, y retrajo sus pasos, alejándose de la joven. Una mueca de disgusto se asomó a la comisura de sus labios, y aunque intentó no decir alguna frase, que mostrara su real estado de frustración, le fue imposible callarse. Sus manos se cerraron en puño, detrás de su espalda, - el haber vivido en un orfanato y luego en la calle... no me hace un leproso... mis manos no te ensuciarían - dijo mordiendo las palabras,girando, su cuerpo y alejándose de ella. No podía ser, en donde estuviera y con quien hablara, siempre sería igual, un paria, una escoria humana, que molestaba la existencia de los demás, por el solo hecho de vivir. Era un hombre, pero, en el fondo, cuando le herían de esa manera, se volvía el mismo niño, que solía esconderse en el ático del orfanato a llorar. Con cuatro manotazos,secó torpemente las lagrimas que no había sido capaz de contener. Se sentía frustrado, doblemente, pues por u lado, aquellas palabras, le habían sentado fatal, y por el otro, lo que menos deseaba, era mostrar su vulnerabilidad, ante una joven, ante alguien que no entendía porque, hacía un instante tan solo, parecía estar todo bien, y al siguiente, no soportaba ni siquiera que le rosara las manos.
Se hizo a un lado, inclinó levemente su cuerpo, como lo hacían los caballeros, cuando una dama les era presentada. Su mirada esquivó la ajena, de sus labios se esfumó la sonrisa, y retrajo sus pasos, alejándose de la joven. Una mueca de disgusto se asomó a la comisura de sus labios, y aunque intentó no decir alguna frase, que mostrara su real estado de frustración, le fue imposible callarse. Sus manos se cerraron en puño, detrás de su espalda, - el haber vivido en un orfanato y luego en la calle... no me hace un leproso... mis manos no te ensuciarían - dijo mordiendo las palabras,girando, su cuerpo y alejándose de ella. No podía ser, en donde estuviera y con quien hablara, siempre sería igual, un paria, una escoria humana, que molestaba la existencia de los demás, por el solo hecho de vivir. Era un hombre, pero, en el fondo, cuando le herían de esa manera, se volvía el mismo niño, que solía esconderse en el ático del orfanato a llorar. Con cuatro manotazos,secó torpemente las lagrimas que no había sido capaz de contener. Se sentía frustrado, doblemente, pues por u lado, aquellas palabras, le habían sentado fatal, y por el otro, lo que menos deseaba, era mostrar su vulnerabilidad, ante una joven, ante alguien que no entendía porque, hacía un instante tan solo, parecía estar todo bien, y al siguiente, no soportaba ni siquiera que le rosara las manos.
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