Tocando algo mas que tierra - libre

Una noche sin luna, oscura y fría...que mejor recepción para su arribo a la escandalosa París. Su rostro inexpresivo ocultaba el creciente furor que amenazaba con dominarle en cualquier momento, que ganas de correr a buscarle para tocar esa piel tersa, se preguntaba con que se encontraría esta vez. Quizás su adoración ya estuviera comprometida o un miserable mundano ya le pretendía, o podía estar consagrada nuevamente al señor. Fantaseaba tanto con ese aroma y lo que pudiese estar haciendo, desde el día que zarpo con rumbo a su encuentro no podía pensar en otra cosa

Una vez que el Maestre fuera a informarle que ya habían anclado, en total silencio bajo al puerto, se podía ver al final del muelle su carruaje esperándole a lado de ese mal oliente tugurio. Se giro levemente viendo a su fiel ayudante Abelardo clavando sus ojos oscuros en el antes de comenzar su andar airado, el aludido solo asintió de manera callada pues este supo interpretar su mirar y es que el vampiro anciaba retirase de ese navío.

Vaya que el lugar no había cambiado mucho, camino con bastón en mano y la mirada fija odiaba tener que actuar como un humano pudiendo estar en este momento a la puerta de su motivo para no terminar de enloquecer. De mala gana decidió dejar de pensar mas en ello pues le nublaba el juicio de manera imprudente, por el momento tenia que arreglar los negocios he informar de su llegada aunque eso se lo podía delegar a su mano derecha...

Cerro sus ojos, oh que dulce aroma percibía, sonrió sin mostrar sus colmillos. La verdad un poco de juego no le vendría mal siendo que aquella chiquilla que capto su atención estaba en una situación peculiar seria fácil interceptarle con el afán de ofrecerle ayuda.  

-Os Parece acaso que la Dama esta deseosa de iros con usted, por que a mi persona no le da esa impresión o me equivoco mi lady - Aquella voz salio imponente y fría sin un ápice de titubeo mientras que en un acto firme se posicionaba de lado de la bella joven con olor dulzón, esperando la respuesta de la mujer ya que de eso dependía su proceder.

“La información cuesta… Vaya que cuesta” y el vahó saliendo de mi boca acompañado del pequeño tintineo de mi cuerpo a causa del frío lo dejaban aún más claro. Por supuesto aquello debía ser algo semejante a un juego para niños, después de todo el haber vivido tanto tiempo en Irlanda me había dado resistencia a esta clase de climas, el problema radicaba en que estaba algo empapada a cusa de una lluvia pasajera que no preví durante las últimas horas de la tarde y a mi atuendo poco abrigado que no hacía más que adornar cuerpo y dejar en claro mi estatus social ¡¿Por qué no era una simple chica de pueblo?! Quizás sus atuendos más rústicos y abrigados me hubiesen protegido mejor de la lluvia y este frío pero bueno, ya tendría tiempo de calentare en casa con leche y galletas.

El muelle se sentía realmente solitario, a aquellas horas eran pocos los barcos que llegaban a puerto y menos aún las personas que desembarcaban de ellos. Unos cuentos navíos privados con gente pudiente en espera de sus carruajes y ya, era raro no mirar el lugar lleno de marineros coquetos y comerciantes, ambos buscando engañar a los turistas (e incluso a los locales) con sus excentricidades.

-¿Y este soquete donde estará?- el reloj de bolsillo de papá me indicaba que ya tenía media hora de retraso, pero claro ¿Qué podía esperar de un vampiro desesperado? Seguramente estaba haciendo tratos con algún otro cazador o hechicero que necesitaba información de los de su clase, después de todo no todo el tiempo te encontrabas con un chupa sangre que por algo de dinero es capaz de contar hasta los más oscuros secretos de los de su especie, y eso era justamente lo que yo necesitaba.

-¡Lady Abbey! ¿Es usted veeeerdaaad? Él dijo rubia, enana y tiernaaaaa- no tuve que girarme para saber que no era el vampiro que esperaba, su presencia humana lo dejaba más que claro -¡Buenas noches, señor! Ser o no ser la señorita Abbey dependerá de quién lo pregunte- la molestia podía sentirse en voz ¿Quién demonio era él? -Soy eeeel… El… ¿El qué?- Rodé mis ojos al instante -¡Ah! El mandadero de Emet!-  “Y el borracho de turno también” pensé mientras ladeaba mi cabeza a un lado anonadada, atravesaría a ese bastardo con una estaca a penas pudiera, solo él se atrevería a enviar un tipo ebrio en su lugar -¡Vaya! Es bueno saberlo señor mandadero- di un par de pasos hacía él mientras me abrazaba a mí misma, cuanto más rápido hablara con él más rápido me iría a casa.

-Dígame señor mandadero ¿Qué sabe Emet sobre el vampiro qué busco?- el hombre giro sobre sí mismo y comenzó a reír -Así no funciona, niña. Tienes que pagar antes- tenía que ser una broma, de mala gana saque el pequeño saco de monedas y lo lance frente al hombre -¿Ahora si?- su aura era inestable a causa de las copas de más, lo que no me permitía saber a ciencia cierta con quién trataba -¡Nop! No así tiiiiiieeeerna lady Abeeeeyy. El dinero a mi no me importaaa ¡Naaada!- en definitiva mataría a Emet, había enviado a un idiota -¿Entonces? ¿De qué…- no había terminado mi frase cuando el hombre en cuestión estaba tocando mis mejillas con sus frías y rugosas manos -¡No me toqué!- un empujón acompañado de una bofetada fue todo lo que necesité para poner distancia -¡¿Qué le pasa?! Existe algo llamado espacio personal y hasta ahora no le he dado permiso de traspasarlo- tanto esperar para nada -¡Váyase!- grite molesta y sin más me eche andar en sentido contrario, borracho, idiota e indecente, mayor combinación me había tocado.

No había dado más de tres pasos cuando aquellas manos gruesas me jalaron por el brazo para jalarme en dirección contraria a la mia -Lady Abbey no se iraaaaaá- grito el hombre mientras apretaba más el brazo -No sin haberme pagado- me estaba preparando para soltar mi magia cuando una voz fuerte, oscura y firme apareció de la nada a intervenir a mi favor -¡No! No se equivoca- aproveche la confusión que se pintaba en el rostro del alcohólico para soltarme de su agarre -No caminaría con usted ni para la esquina- me giré para mirar al nuevo personaje en escena, un hombre de mediana edad y buen porte que hubiese sido el perfecto salvador de no haber irradiado aquella aura vampírica, de un borracho a un vampiro ¡Excelente noche Luna! Miré al cielo y sin más comencé a andar de nuevo, suficiente había tenido como para tener que lidiar con un vampiro que no fuera Emet.

Solo un comentario bastó para que nuestro encantador e inútil borracho comenzará a correr como alma que lleva el diablo asustado de aquel señor de buen porte -Menudo idiota…- susurré para mis adentros mientras seguía mi paso sereno y elegante, de igual forma en sentido contrario del recién llegado. Aunque en el fondo era un idiota, el mandadero había elegido su mejor opción, nadie en sus cincos sentidos se metería con un vampiro, mucho menos un humano común, aunque claro, siempre había la excepción que confirmaba la regla, esta vez él no había sido una de ellas, por muy borracho que estuviera aún conservaba el sexto sentido de alerta el cual lo alejó con rapidez del lugar.

Mataría a Emet, seguro que lo haría, aunque claro, eso era una simple y tanto metáfora, después de todo Emet ya no hacia parte del mundo con sangre en las venas, lo cual le quitaba algo de gracia a mi berrinche interno.

Mantuve mi pasó en busca de una calle concurrida o al menos con algo de luz cuando la voz de aquel hombre con buen porte llegó a mis oídos, era evidente que no saldría de esto con facilidad -Vaya señor, que mal que su apariencia no vaya acorde a su educación… Llamarme creatura cuando usted tiene más de eso que yo…- me giré fingiendo el mayor desinterés de todos, mientras más rápido él perdiera la curiosidad mejor para mi -Aparte, ¿No le han dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas? Etiqueta básica le llaman- mantuve mis manos detrás de mi cuerpo alerta, en espera de algún ataque de su parte, las necesitaría si quería conjurar la barrera o algún otro hechizo de distracción -En fin, gracias p…- mi comentario se vio acallado por el escándalo del borracho mandadero que ahora venía con otro hombre igual de borracho que él, definitivamente era un idiota con todas las letras bien puestas.

-¿Se quiere terminar de ir ya? No le conviene estar aquí- chillé mientras hacía una mirada rápida al vampiro. Si aquel par se las hacía de valientes terminarían muy mal y no es como si yo pudiera hacer mucho por ellos.

Los hombres me ignoraron y siguieron con rumbo hacia el vampiro, en verdad tenían intención de jugar a los valientes con él -Ellos no son de aquí, así que por ahora se deben ir- conjuré bajito en un intento por ayudarlos pero estaba tan abstraída, cansada, mojada y molesta que el hechizo solo fue una mera pérdida de tiempo y saliva -Emet, definitivamente te mataré- si aún me quedaban dudas de que lo haría esto las disipaba en su totalidad.