Primera Entrevista || Privado

por **Santhiago Morel** Jue Ago 10, 2017 8:03 pm

La noche tan oscura como misteriosa, con la luna llena que se asoma desde lo alto tan poderosa con su tono amarillento hace enervar las furias de sus hijos que aúllan sin cesar entre las enmohecidas mazmorras de la enorme mansión gótica cuya estructura se asemeja más a un castillo antiguo y de terror. Entre los infinitos corredores en uno de los salones de aquella imponente estructura cual figura de poder, ambición y posición social y económica. Entre esos pulidos pasillos resuena los pasos del futuro predecesor y dueño de aquellas anchas tierras del infierno.

Subiendo desde la planta inferior aparece luego de ser anunciada una visita inesperada. En medio del salón de visitas se limpia las manos con aquel sirviente que ha colocado sobre una pequeña mesa de la equina un recipiente dorado con agua aromáticas y unas toallas limpias para ser manchadas de sangre por el hombre que aparece con una sonrisa en su rostro. invita a la dama a tomar el camino del estudio en el ala opuesta de la mansión, su camino se ejecuta en completo silencio entre ambos llevados solo por el ambiente tenso que resulta.

Al cruzar la puerta y cerrarse tras de ellos con el seguro, la mujer se relaja tomando asiento en el sillón rojo frente al escritorio de caoba negra y pulido de donde resalta en enorme sillón alto en tono rojo y negro alumbrado por el fuego de la chimenea entre las sombras del ventanal que con la luz proyectada de la luna. Ambos se miran al estar Morel sentado, el tic-tac del viejo reloj que cuelga del linde de la chimenea se escucha. Es un juego de ajedrez en el que las miradas son los peones, hasta que la mujer agacha la mirada –Entonces debo suponer, que esto significa que tu eres la mujer que va a servirme ciegamente y en silencio por el resto de su vida ¿verdad? Puedo saber tu nombre, o será que no lo tienes– enarcó la ceja con una sonrisa y las manos cruzadas frente a su rostro, cerca a sus labios castigando a la mujer con el peso de la mirada y algo de su habilidad de hacer sentir dolor a otros, pero en un grado débil al menos en la parte de su corazón al que lo estrujó como si fuera su mano quien tomara el corazón de la mujer y jugara con el.

Solo sus ojos se destellaban el brillo del mal.

por **Heather Giùgovaz** Vie Oct 13, 2017 11:42 pm

Miraba por la ventana del carruaje hasta que se detuvo al pie de la mansion en italia no habia podido ver y apreciar bien el resto del paisaje porque solo podia en pensar lo que me habian dicho al salir de casa: "a toda costa debia lograr que me aceptar sin importar lo que tenga que hacer decir o usar para lograrlo" debia llevar honor y gloria que siempre le pertenecio a la familia Giùgovaz y que le fue arrebatado en aquella guerra por eso habia sido elegida para respresentar el papel del soldado caido, del cuervo emisario de los cuatros jinetes

Miraba realmente teniendo en mente cada detalle que me habian dado de cada uno de ellos nombres rasgos gestos y hasta sus mas pequeños detalles como gustos y disgustos pero no sabia que lo que encontraria seria todo lo contrario a las palabras que me habian alesionado por durante años al llegar la mansion estaba en silencio solo el reloj de la gran sala se oia y con haber dado un paso dentro de la mansion las luces se encendieron todas las puertas cerradas y las campanas del gran reloj sonando ante la hora que anunciaba y era muy temprano
segui de pie sin moverme hasta que dos hombres aparecieron uno con unas velas en la mano y llevando una bandeja con aguas y el otro limpiando sus manos de la sangre que tenia pude oler el agua sangre y la sonrisa de el que me indicaba el camino hasta el salon mas adecuado para nuestra charla
todo esta mas que tenso entre los dos

Sentada en el sillon apenas iluminada por la luna y por la chimenea escuche como la puerta se cerraba nuestras miradas se cruzaron no la baje ni el la movia ni un centimetro nos quedamos viendonos y sus ojos estallaban en fuego peligro que te consumia ysu sonrisa solo tiene que no puedes cerrar los ojos y confiar o esperar que no te asesine porque el lo hara con esa sonrisa sus palabras eran fuertes como para dominar a quien quisiera me puse de pie inclinandome como lo haria mi difunta abuela - lo servire señor Morel pero no ciegamente ni en silencio soy aquella que ha sido enviado para ser la mano derecha de la familia Morel quien velara entre las sombras por ustedes y los cuidara de todo, como diria mi abuela la mascota de los jinetes pero esta mascota puede morder o picotear muy fuerte mas si llega a beber el elixir que la vuelva aun mas letal
me levante y nos enfrentamos con la mirada cara a cara en silencio

por **Santhiago Morel** Lun Oct 16, 2017 11:55 pm

La mujer era inteligente, tal como lo habían mencionado de quien venía recomendada. Era cierto que el apellido de aquella mujer le traía recuerdos gratos y no tan gratos, pero aun así el volver a escuchar entre los nobles y de la mano de su vieja amiga, Kyraa, hizo que depositara de nuevo la confianza. Miró a la mujer de arriba hacia abajo y viceversa, estudiándola, pero ella no se intimidaba, no emulaba algún signo de nervios, de futura traición. Sus ojos revelaban los de un ave rapiña dispuesta a devorarse la carroña que encuentre, pero también de ser la causante de dichas muertes. Ante ese panorama que dibuja la presencia de la mujer Morel sonrió complacido extendió su mano así como su invitación a que ella tomara asiento.

Su mano tocó una campanilla mientras en silencio se mantenían ambos, apenas y la luna los iluminaba pero el fuego creaba el perfecto matiz entre tonos de la oscuridad y las tinieblas. Pero pronto el fuego cambió se volvió más rojo, más sofocante producto de la ilusión que lazaba Morel contra la humana, como un castigo por su interesante desafío pero aun así ella no vaciló aun cuando su garganta se llenaba de un humo pesado y tóxico.

Terminó cuando la puerta se abrió e ingresó al estudio el sirviente y mano derecha de la familia Morel, aquel hombre de edad que traía en sus manos una charola de plata con dos copas una de vino y una de sangre fresca recién conseguida, del mejor tipo y pura. Morel sostuvo su copa invitando a la mujer a que tomara la suya –No sé si debo decirle que usted es inteligente o muy estúpida ¿Sabe, acaso usted, con quién está tratando? Debo suponer que lo sabe y entonces me pregunto ¿Cómo debería castigar su insolencia?, pero tal vez no me conozca, en ese caso ¿debo disculpar su atrevimiento? Que dilema en el que me encuentro y no sé qué hacer ¿Qué haría usted, sabiendo que su vida está en mis manos, no optaría por servirme ciegamente y en el mayor silencio cumpliendo siempre la voluntad de la familia Morel?– bebió de su copa mirando, retando a la mujer que lo divierta más.

Solo sus ojos se centellan con el fulgor del fuego y el color rojo de la sangre que corre por entre sus colmillos.

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