Supernova || Taeyang y Hyun Seung

por **Vyka Douglas** Sáb Ago 12, 2017 3:58 pm

Supernova

"Las estrellas no explotan, se apagan."

La cucharilla impactó contra la taza de té de fina porcelana del hotel des Arenes. La vampiresa observó a las mujeres del sofá a su lado, esos mismos que funcionaban como sillas en el comedor. Las siguió con sus vestidos pomposos, peinados ridículos y perfumes dulces tomando el té entre miradas maliciosas a los que pasaban y sonrisas.

Vyka estaba convencida que nunca había tenido tanto tedio en su vida, pero de la misma forma estaba segura que todo mejoraría. La cena había terminado para todos y eso no la incluía. Meneó la copa de vino con suavidad pero velocidad constante para crear un remolino, angosto en el fondo y de brazos abiertos en la orilla de la copa sin derramarse y ojos avellanas reflejaron la maravilla de aquella gracia de niña. Era una anciana con él don de ser siempre una mujer con rostro de niña. Ya tenía experiencia y sabiduría por los años y lo vivido, pero no era solo su físico lo que no había envejecido, también algunas partes de su mente.

Terminó de una vez el vino y se quedó mirando el franco pálido, ¿qué haría?, ¿Esperaría a que algo pasara o tomaría la decisión de lo que pasaría ? Tomó la moneda de la mesa y la observó brillar bajo la luz de los candelabros.
Nada que perder, hoy todo a la suerte.
Lanzó la moneda al aire y al caer entre su palma fue consiente del sello como razón de que la moneda había acertado en su real deseo, el que tenía desde antes de aquel juego.

Se levantó y caminó derecha entre mesas, se sentía extrañamente radiante mientras que el comedor se llenaba de murmullos a su paso. Iría al cabaret a visitar a su víctima. Hombre o mujer, todo dependía de lo que le gustara, de sus caprichosos antojos en el momento. El comedor le olió por última vez, antes de marcharse a vejez, a té verde y a soledad en algunas mesas, ella hacía suya la última algunas veces, como hoy y sonrió mientras le colocaban el abrigo para salir del lugar donde se hospedaba desde hace días. -Gracias.- agradeció al mozo, jamás olvidaba ser educada.

Se apartó del tedio y salió al París nocturno. Leones y cebras, cocodrilos y gatas, lobos y brujos, monjes y nobles libidinosas. El viento le dio de lleno en el rostro y aspiró profundo su frialdad. Dos transeúntes se quedaron mirándole y Vyka no evadió el cortejo de los caballeros de rostros juveniles y apuestos bajo aquellos sombreros de copa alta, los contempló alternando sus miradas de uno a otro. Pero pasaría de ellos por ahora, desviándose con sus botines color bronce sobre el asfalto.

Iba hermosa, con sus labios borgoña de siempre y sus cortos cabellos negros atados en una media cola en la parte de atrás con bronce traído de Escocia, sobre su frente caía un delicado flequillo que guiaba a sus grandes ojos que desde bebé habían parecido delineados de negro, su vestido de dos piezas era sugestivamente insinuante, sobretodo en la parte superior, lo que se escondía de forma momentánea de la París mojigata con el abrigo.

La música anticipó su llegada a la entrada del hogar de la seda, de las divas y del terciopelo rojo.

por **Hyun Seung** Vie Ago 18, 2017 4:23 am

¿Semanas, quizás, desde que no era halagado con la presencia de los suyos? La presencia de la gitana los distanciaba cada vez más, reabriendo un abismo que temía estuviera entre ambos desde el nacimiento del mayor. Las noches en París le hacían, de formas aun no era capaz de explicar, añorar el cielo coreano.
Aquel país extranjero que gentilmente hospedaba a sus presas le conducía a rememorar noches en las que el demonio tomaba el control y el hombre, si es que alguna vez existió, disfrutaba la sangre derramada; pensándolo bien, quizás era tiempo de insistir en la existencia de hombre que avalara el por qué sus pies recorrían la tierra a sus anchas. Después de todo, nunca ha sido bueno para ciertos tipos de apariencias. No encaja con su estilo.

—Siquiera podrías fingir que te alegra su presencia —dijo a Taeyang observando a su vieja camarada al otro lado de la calle.
—Oh, lo estoy —sereno llevó ambas manos a sus bolsillos y retomó camino sin decir palabra.

Si tan solo fuera un poco más fácil.

Hyun no era caracterizado por ser una bestia de muchos hábitos, casi tanto como la inexistente paciencia con la que jamás fue agraciado mas disfruta de conocer a sus enemigos y los tontos que se atreven a sostener algún tipo de lazo con él. Vyka Douglas era de las pocas que se ganaba las sonrisas diabólicas del mayor de los Seung. Relación que se basaba en el mero deseo de la sangre, pero, a ninguno de los comensales le disgustaba tal hecho. Vyka se las arreglaba para dar con ellos, sonreía con esos labios rojos carmesí que traía sino muerte consigo.

—Un poco de entretenimiento en esta insulsa ciudad era ya necesario—dice bajo aquel letal par de ojos que hacía juego perfectamente con la vil sonrisa torcida que nacía de sus finos labios.
Días atrás, la inmortal les dio a conocer su concurrencia en la ciudad que albergaba a las bestias; no les tomó mucho dar con los pasos de la vampira. Viejos hábitos son difíciles de cambiar, dijo Taeyang cuando Hyun le comentó sobre las noticias.

Anticipando el destino de la vampiresa se dirigieron al Cabaret ¿A dónde podría ir en una noche como esta y un apetito insaciable?
—Taeyang estaba en lo correcto —ambos hermanos yacían en la entrada del establecimiento, uno de ellos desinteresadamente recostado sobre la decoración, para su gusto barata, de la pared y el mayor al otro costado, mano tendida hacia la dama— , ciertos hábitos no mueren.Vyka —saludó.

por **Vyka Douglas** Mar Ago 22, 2017 12:49 pm

Supernova

"Dos mitades."

Vyka hace tiempo que se había dado cuenta que ellos estaban cerca, su habilidad de rastreo no le daba para extenderse a los lugares donde las personas que deseaba encontrar estaban, pero si cuando respiraban o existían cerca de ella.
Ya conocía esos dos olores exóticos teñidos de atrevida sangre. - Así. - pensó mientras se acercaban a la entrada del cabaret y ella seguía observando la hilera de árboles en la calle contraria pretendiendo que no conocía, que no distinguía a nadie como la extranjera que era, que solo volaba entre las vueltas de su moneda en el aire.

Antes de cruzar la calle miró al menor de los hermanos, al que sabía más prudente de ambos sin comprometerse con nadie a asegurar que tan pasivo siempre sería.
Y es que con esa hermosa sonrisa y brillantes ojos oscuros de vampiro oriental que tenía Hyun, se escondía un dictador y asesino en potencia.
Eso no le disgustaba a Vyka, que atravesó la avenida, para ella era una delicia tenerlos ambos, encontrarse con ellos en la ciudad del amor.

Había sido una buena decisión después de todo dejarlo a la suerte, quizás su poder hubiera elegido que esa fuera, ¿pero cómo podría haberlo hecho? Leía personas, no objetos, menos lograba utilizarlos a su antojo con la mente. Rió por su tontería llegando a ellos.

-Nunca.- respondió con la más hermosa sonrisa que tenía para ambos. Pero no fue la inocente, porqué de esas también sus labios poseían, no fue de ternura, ni de ambigüedad. Tampoco la que daba a sus víctimas, una que estaba llena de dos mitades que hoy un mortal vería. Extendió la mano derecha al mayor de los Seung, habían ciertas normas que en la ciudad se mantenían por los extranjeros.

Como escocesa en tierras ajenas se había dado cuenta de eso, luego de varios viajes a París y a otros lugares del mundo, al entregar su mano para ser saludada de manera tan dulce e íntima, sutilmente provocador el roce de piel y del beso. ¿Qué hacía una Douglas en Egipto o la India? No tenía ni idea, pero hasta allí había tenido que ir.

-Mientras haya un humano vivo y con sangre en sus venas, mientras nos sintamos sin corazón y dos hermanos Seung más una escocesa del clan Douglas pisen la tierra... Nada cambia.- lo de nada cambia intentaba creerlo, pero mantenía una actitud firme ante lo anterior.
No era cierto que todo siguiera igual, sabía que todos allí afuera lo sabían. - Por lo menos lo más divertido no muta.- sonrió sin formalismos, apretujándose dentro de su abrigo.

Ella tenía bien cumplidos 104 años y había cambiado algunas cosas importantes, otras de igual prioridad seguían intactas. Miró fijo y complice a sus dos amigos, ¿y ellos con más de 3.000 años qué habrían cambiado?¿Cuánto habían dejado atrás?
Aghhhhh...era imposible querer leerlos, poseían la misma habilidad de bloquear su mente para que ningún extraño entrometido hurgara en ella.

Sí, los cambios y sus subjetividades. Un día querías otro no. Un día podías, otro no.
- Entremos, tengo tanta hambre. - hizo un puchero infantil y coqueto luego de un profundo suspiro. - ¿Ustedes no?- besó la mejilla de cada uno con ternura y los tomó del brazo. - Que gran orgullo entrar junto a tan preciosas bestias. - caminó incitándolos a seguirla, mientras miraba al más joven.

- Taeyang. ¿Cómo has estado?- le indagó tomando de la mano al mayor sin ninguna alarma de compromiso. La puerta del cabaret se abrió de par en par y los recibió el encanto y varias coristas de brillante lencería cantaban amenazas que Vyka estaba segura, ella y los dos Seung, cumplirían con las puertas cerradas a todos allí dentro..."¡Te volveremos!¡Te volveremos!¡Te volveremos! LOCO."

Una musa cortó el aire con voz ronca, mientras aparecía con dos grandes plumas blancas cubriendo su cuerpo desnudo, delante y atrás..."Rooooxanne...No tienes que encender la luz roja, caminar las calles por dinero. A ti no te importa si está mal o si está bien..." Vyka pensó que a ella no le importaría tampoco siempre que se divirtiera.

Todo era radiante y rojo. -Miren...¡qué color más bello! - señaló con la vista el terciopelo, aunque no fuera una tela de su infinito agrado. El truco estaba en color y el tono, escarlata.

-¿Mesa para tres?- preguntó una bella mujer de ojos almendrados y azules como el agua de sus tierras. - Para cuatro. Pero queremos algo cómodo con vista al escenario, una mesa atrás de la primera hilera, podría ser. - dijo mirando el vacío que quedaba en medio de los dos cómodos sofás de madera dorada y terciopelo obviamente rojo, la redonda mesa de centro con una sencilla y luminosa vela escarlata. - Tenemos una. Síganme.- Le sonrió la de cabello castaño y asintió la vampiresa con una sonrisa. Mitad gratitud. Mitad hambre.

por **Taeyang Seung** Vie Sep 22, 2017 4:59 pm

De cuando en vez Taeyang se sentía lo bastante ligero para dejarse llevar por las peculiares ideas que su hermano define como divertidas, otras tantas noches se topaban con viejos amigos como Vyka cuyo ingenio podría llegar a ser tan torcido como el de Hyun o al menos lo bastante para hacerle competencia y personalidad, aunque de cuando vez se ganaba furtivas miradas de reproche, conseguía poner media sonrisa craqueada en los labios carmesí del menor de los Seung.

Entró al lugar del brazo de Hyun como ama y señora, llena de vida y ansias de una buena cena; interactuaba con las mujeres que servían como si aquel fuese su hogar. Taeyang jamás aprobó los métodos de su hermano mayor, en ocasiones prefería no ser partícipe de los planes que ambos personajes elaboraban, pero esta noche en particular, solo por esta noche estaba dispuesto a concederle crédito a las ocurrencias de la vampira; incluso podría estar lo bastante sumido en el delirio para aceptar que lo necesitaba. Se encontraba hastiado de tantos intrincamientos y perturbaciones, anhelaba un respiro junto a una o dos venas que devolviesen vida a su difunta existencia. Por primera vez en años aceptó que aquel lugar de mala muerte bien no podía estar tan mal, dejándose contagiar del ánimo de su nueva acompañante. Claro, que es Taeyang de quien hablamos, el demonio más paciente de los dos hermanos, callado y calculador. La única verdad es que, el color que denotaba a cada rincón que observaba no hacía más que despertar los impulsos de su verdadera naturaleza, recordarle que depende del rojo intenso; que lo necesitaba.

Aquella noche decidió olvidar por breves momentos las perturbaciones que aguardaban por ellos y concentrarse en el ahora. Por lo que aceptó la mano de su amiga, sonrió un tanto fuera de lugar, otro poco tentador y dijo: —Al parecer jamás tan bien como tú, Vyka—. La siguió junto con su hermano mayor hasta la mesa.
—Tal veo no has cambiado en lo absoluto —dijo al tomar asiento frente a ella. De cierta forma complacido con la presencia de la vampira mas consciente del caos que podría desatarse en presencia de los tres.

La noche recién comenzaba para los tres inmortales brindándoles tiempo suficiente para degustar bocado, ponerse a día con algunas funestas historias además de, por lo que se puede saber, traer al presente una de las tantas peculiares formas que puedan entretejer para entretener la mente.

Faniahh/Lala

por **Vyka Douglas** Jue Sep 28, 2017 7:39 pm

Supernova

"El respeto a los vampiros mayores"

El más joven de los Seung también le tomó la mano y los dedos de Vyka juguetearon con aquella realidad, con su fina piel y la forma en que la frialdad de ambos se convertía en solo una en sus palmas. Era un placer que aceptara tal cariño por parte de la vampiresa, además él era el culpable al igual que su hermano de ser tan encantadores, tan exóticos ante sus ojos. Los Seung... era tener un pedazo del pasado y la vida del otro lado del mundo ante ella, con ella, un privilegio.

Le parecía que ambos gemelos hacían un dueto perfecto. Desde fuera se podía ver que esos dos vampiros se amaban...¿cuántos años tenían?...A parte de que se sentía como una adolescente a su lado, en su cabeza no hallaría coherente, para nada, verlos lejos uno del otro, o a solo uno. Sería una asimetría y la ley de la Gestalt se encargaría de colocar al otro de inmediato para completar, quizás era por el hecho de que siempre que se cruzaban sus caminos los encontraba juntos.
Siempre como hermanos Seung, nunca como solo Taeyang o solo Hyun.

Pero nunca se sabía, quizás se odiaban a morir y no se le debería hacer raro que un día no volviese a encontrarse con ellos, rectificaba que no lo parecía... pero imposible leer la mente de alguno de los orientales, tenían en su poder el precioso don de evitar que conocieran sus pensamientos como ella lo tenía, cerrar su mente como una caja fuerte, como las mandíbulas de un fiel perro o un tiburón, como ella deseaba sellar sus labios sobre la carne de alguna de esas hermosas bailarinas que batían sus caderas sin reparo alguno o un hombre...nunca se sabía.

A pesar de por fin hacer su entrada en el cabaret, de la compañía y de su sonrisa, no se le había olvidado que tenía mucha hambre.
La Douglas había visto envejecer a sus hermanos y ahora a sus sobrinos, los había amado hasta sus lechos de muerte y aún amaba su recuerdo, ninguno quiso aceptar el abrazo que ella les ofreció y no creía que alguno de los predecesores Douglas deseara hacerlo, aunque no perdía la fe.

También tenía aún a sus hermanos de abrazo, a quienes amaba también como a familia desde el día en que fueron a ese bosque a morir buscando un milagro. Aunque todos eran diferentes, eso los unía.
Para Vyka no pasaba desapercibido que su personalidad era mucho más parecida a la de Hyun, pero la vampiresa era receptiva a la diferencia. Disfrutaba de los silencios de Taeyang, le gustaba ese carácter tranquilo, sabía que algo escondía y que era muy astuto, sin embargo...

- Recuerda que hoy es día para divertirse, las Tierras Bajas quedan muy lejos de aquí y habremos de volver a separarnos.- le susurró sonriendo mientras caminaban a la mesa, mirando de reojo a Hyun - le entendería- y dejó un beso en su mejilla, hubiese faltado el puchero para convencerlo de entregarse a su naturaleza vampírica con la misma facilidad que ellos.

Siguiendo a la mesera hasta la mesa se detuvo al esta detenerse. -Bienvenidos, traeré vuestro pedido.- sonrió y se alejó, mientras Vyka tomaba asiento, mirando a los gemelos y alrededor, no era el mejor cabaret del mundo, pero no estaba mal, la escocesa se complacía con las luces brillantes y el vistoso rojo, acompañando la suave música. Y sin duda todos los clientes agradecían al tonada a la mujer fácil que cantaba la estrella, porque su movimiento en la tarima principal erizó pieles y endureció lo que hay en las entrepiernas.

Le miró sonriendo. - He tenido días mejores, pero gracias, encanto...- regresó sus ojos a la tarima, era cierto, no eran los peores, pero no relucían por completo encanto...no lejos de casa. -¿Sabes cuánto viviremos?- le preguntó a Taeyang, dejando a la bailarina para esta vez contemplarlo. - Es mejor no cambiar por un cierto tiempo si eres un vampiro, te hastiarías de la eternidad muy pronto.- dijo su punto de vista con esa sonrisa fina.- aunque...¿Qué puede saber una niña como yo?- fingió inocencia, como cuando era frágil y pura, humana.

- ¿Cuántos años adornan esas bonitas cabezas?- los señaló tomando la copa de vino que ya servían para los tres. - Pero antes...¿Quieren jugar mientras intentamos emborracharnos?- obviamente era una táctica para que su tranquilo amigo dijese lo que necesitaba saber, para al final dar un empujoncito chiquitito al rebelde y bestia desatada que sabía podía llegar a ser, casi como su hermano...¿y si lo era más?...
Eso sería simplemente fascinante, los ojos avellana de Vyka brillaron emocionados esperando sus respuestas.

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