Viento a la sombra de un árbol

por **Cosette Yashikov** Vie Nov 19, 2010 10:11 pm

El agua mecía melodiosamente el agua del lago. Atrás, adelante, atrás, adelante... todo era parte de un maravilloso baile natural que hechizaba a Cosette con su grácil movimiento.
El crujir de las piedras bajo sus pies intentaba romper su contacto mental con la laguna, inútilmente. Sentada y abrazando sus rodillas sin espectacular fuerza, el aire avanzaba dando vueltas por el lugar, rozando su rostro, moviendo los cabellos de las niñas cerca del lago, se le antojó anormal el ver a tan pequeñas niñas solas en el lago, de noche, solas... Un latigazo de deseo recorrió a Cosette al divisar a una niña demasiado cerca, su cabello negro, su vestido azul... todo parecía ser una invitación abierta a la rubia para saciar cualquier sed o deseo interior que poseyera, sin embargo desistió al ver un rayo de sol y apartó su pie de la luz antes de cualquier posible accidente no deseado, los botines que llevaba no debían ser suficientes para cubrirla, y el ligero traje de lino tampoco lo sería.
Le gustaba llevar ropa de hombre, solamente porque la de mujer no le gustaba en absoluto, vestidos exhibicionistas, vulgares, cuyo único propósito era el de atraer a un inútil hombre que buscaría sexo con animosidad. La sociedad se había vuelto menos machista que las antiguas que Cosette conocía, pero también había vuelto más libres a los hombres, les había dado la libertad de tener el tabáco, nuevos alcoholes... todo con tal de mantenerlos satisfechos. La rubia resopló, vestida de hombre estaba se encontraba mejor.
Antes de que el aire pudiera mover las hojas el árbol que la cubría, la vampira se puso de pie, recargando su cabeza en el tronco del árbol.
La textura rugosa del tronco no le incomodó en absoluto, comenzó a acariciarlo de arriba a abajo al tiempo que observaba barcos de pescadores arribar a la costa y desembarcar, le resultaba interesante un viaje por el mar, le resultaba odioso el olor a pez.
Se giró pegando su espalda al árbol mientras daba un suspiro, era otro de ésos días aburridos y grises en los que ni la caza ni la sangre le satisfacían la sed de diversión, escuchó ruidos cerca, hizo caso omiso de ellos y dirigió su mirada a la copa del árbol.

por **Ashelle L´Aurelianne** Sáb Nov 20, 2010 6:03 am

Jopé... que sueño... Había terminado por irme de las calles de París para llegar a un tranquilo y hermoso lugar. Una laguna, mucho mas grande que el pequeño estanque que teníamos tras mi casa sin duda alguna, y mas peligroso, pero seguía teniendo el mismo efecto hipnótico que el agua ejercía sobre mi . Aquello me recordaba tiempos pasados cuando era aun mas pequeña y tenía que bañarme con mi madre.

Pero en aquel momento era de noche, y la luna rielaba en el agua pareciendo un auténtico queso gigante, con la diferencia de que este no se podía comer, lo cual me hizo pensar en el hambre que tenía. Era absolutamente incomprensible, al menos para mi ¿Porqué me habían abandonado en París? ¿Porque mis padres habían muerto? ¿O porque les daba miedo?

Sin entenderlo bostecé sonoramente y decidí subirme a un árbol, no fuera a ser el demonio que apareciera por alli algún animal que me quisiera comer, y mi magia dudaba que hiciera mucho efecto, teniendo en cuenta de que no tenía ni la menor idea de que poderes poseía ni de como utilizarlos.

Con bastante trabajo me fui encaramando de rama en rama, hasta llegar a una altura en la que ningún hombre de 2 metros me alcanzaría. Satisfecha con ese punto, comencé a buscar una rama que pareciera cómda o al menos medianamente apetecible para dormir un ratito.

Y asi lo hice, fue un descanso tranquilo, sin mayores sobresaltos que un buho ululando por alli cerca. Me desperté, tras una noche sin sueños, en ese momento tan hermoso de transición entre la noche y el día, cuando hacía mas frio y la luz era fantasmagórica. Miré hacia abajo y vi a una chica, pero vestida de chico, que extraño. En el mmento en que miró hacia arriba, con despreocupación le sonreí y le saludé:

-Hola, soy Ashelle ¿y tú?

por **Cosette Yashikov** Sáb Nov 20, 2010 11:42 pm

Divisó las ramas moverse en lo alto del árbol, entonces un aroma floral que se había mantenido constante en el ambiente se hizo más presente, Cosette movió su nariz intentando hacerlo a un lado, demaisado dulce.

La voz de una niña resonó entre las ramas, de pronto su rostro también se hizo presente, la rubia ladeó la cabea para observarla mejor. Su piel era blanca, una piel muy bonita, y sus ojos también lo eran, penetrantes pero expresivos y sus rasgos tenían aún el aspecto celestial de la inocencia. Cosette amntuvo ladeada su cabeza unos minutos después de las palabras de la niña. Se había dedicado solamente a observarla, generalmente no hablaba con niños, y mucho menos con niñas.

Se quitó el sombrero de copa que llevaba dejando caer sus rubios rizo por todas partes, estaban desordenados y enredados, volvió su mirada a la niña, esta vez entornando los ojos para mirarla más a fondo.

-Pequeña Ashelle, es un gusto conocerte -se puso de pie sin dejar de mirar a la niña, a Ashelle, ladeó la cabeza un a vez más-. Te encuentras ante Cosette Yashikov.

El aire golpeó una vez más, y a Cosette se le pasó por la mente la idea de ver caer a la niña, un aperitivo rápido y fácil, su sangre no olía tan mal después de todo, y podía obligarla a tirarse del árbol... Pero la pequeña Ashelle parecía diferente a todas las demás niñas estúpidas en vestidos rosas, la rubia se rió bajando la mirada, el hecho de decidir el perdonarle la vida a una niña insignificante... era gracioso y raro en ella.

-Cuéntame, mi tierna Ashelle, ¿qué es lo que haces allí arriba a estas horas del día? -sorió a la niña.con malévola amabilidad

por **Ashelle L´Aurelianne** Dom Nov 21, 2010 7:05 am

La chica me miró como si fuera la primera vez que miraba a una niña... O mas bien como si en lugar de tener yo cara poseyera un bistec apetitoso y bien preparado. Sin duda alguna no esperaba encontrarse a una niña encima de un árbol, lo cual entendía, yo tampoco me lo hubiera esperado.

Retiró el sombrero de su cabeza, dejando caer un pelo rubio realmente hermoso, como hebras de oro. Igual que el de mi madre. Aquello me hizo sonreir, todo lo que había en París me recordaba a aspectos de mi vida pasada. Y aquella chica no parecía mala despues de todo, aunque la envolvía un aura de pelirgosidad que no había sentido antes.

La chica rubia, se llamaba Cosette Yashikov, un nombre muy bonito, como ella misma. Con la agilidad bajé del árbol hasta llegar a su lado, donde le hice la debida reverencia que cualquier señorita debía hacer:

-Un placer conocerla, señorita Yashikov.-mi pelo cayó delante de la cara con suavidad, como si de una cortina se tratase. Tras esto me alcé y decidí contestarle:

-Pues... mi tía me trajo ayer a París, y me dejó alli. Estuve recorriendo sus calles y terminé llegando aquí, donde decidí echarme un sueñecito ya que estaba muy cansada y ahora me he despertado y te he encontrado bajo el árbol. Esa es la historia de porqué estoy aquí...-miré sus ropas de hombre y ladeé la cabeza, como minutos antes había hecho ella misma.- ¿Y tu que haces aquí? ¿Y porqué vas vestida como un chico? Mi madre me mataría si me viera asi vestida.... aunque en cualquier caso seguro que es mas cómodo que estos vestiditos cursis-dije poniendo cara de resignación y encongiendo al mismo tiempo los hombros.

por **Cosette Yashikov** Dom Nov 21, 2010 5:53 pm

Al bajar del árbol el cabello de la niña se sacudía liberando su esencia aún más, Cosette cerró los ojos mientras aspiraba más del olor, pero ya había tomado una decisión, la niña viviría. Parecía un animalito astuto bajando por el árbol, era en extremo graciosa y tierna, la rubia recordó a las ardillas ue con agilidad bajan y subían de los árboles con facilidad.
Cuando llegó al final y tocó el suelo, la pequeña hizo una reverencia demasiado decorosa como para una niña cualquiera, Cosette le agradeció inclinando levemente la cabeza sin dejar de sonreír, sintió unas ganas inmensas de acariciar el cabello de la niña, parecía suave al tacto, y había demostrado ser sedoso por la forma en que había caído, obedeciendo su impulso lo tocó y metió sus dedos entre las hebras, aún cuando la pequeña se enderezó, sonrió excusandose para retirar su mano.

-Lo lamento pequeña... -la miró de nuevo-. También es un gusto conocerte, eres de las primeras personas que conozco en este lugar -escuchó la historia que había llevado a Ashelle a Paris-. Fue muy cruel de parte de tu tía dejarte en este lugar, ¿sabes que millones de cosas podrían sucederte? Aquí hay decenas de creaturas sádicas y sangriemtas -Cosette se sonrió de lado sintiéndose orgullosa de su raza-. Yo estoy aquí porque hacía un rato que no paseaba por Francia -acercó su rostro un poco más al de Ashelle- ¿Sabes? me recuarda a mi madre, y no supe nunca si quizo que me vistiera así o no, no la conocí, murió antes de que yo respirara -ladeó la cabeza, lo decía como si le explicara a Ashelle su mayor victoria en al vida, incluso aunque no fuese así, su sonrisa le daba un toque muy macabro-. Tu madre debe ser muy ingenua al creer que los vestido son mejores -miró de reojo el vestido de la pequeña, necesitaba unas confecciones y también una lavada, pero Cosette sonrió, si el vestido estaba gastado era porque la niña era activa, eso se apreciaba-. ¿No tienes frío, pequeña?[code]

Antes de preguntar sobre su estado a Ashelle Cosette sintió una brisa potente de frío aire, sus rizos se sacudieran mientras sentada (antes de que Ashelle pudiera responder) sostenía su barbilla sobre sus manos recargadas en sus rodillas, sonreía a Ashelle como si fuera un regalo mágico. El sol se metió por completo en el horizonte dando a Cosete señal de que podía moverse libremente.

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