Sacrifice souls

por **Ignatius M. Vasíliev** Vie Sep 01, 2017 11:29 pm

La noche llegó y con eso ha llamado a sus hijos a levantarse nuevamente, justo así aparece entre la niebla el hijo de la noche con una apariencia sangrienta sobre él arrastrando el cadáver de una mujer por el bosque hasta lo más profundo de este llevándose consigo un hacha en la otra mano apenas silbando al caminar por la senda que conduce a adentrase a las entrañas del entrañable bosque oscuro y tenebroso, apenas sin mirar el cuerpo de aquella que aun se mueve entre espasmos y lleva en su cuello marcas profundas donde su sangre fue drenada hasta manchar sus ropajes finos y elegantes

El sonido del filo cortando y lacerando carne hasta que se queda todo en silencio, al cabo de unas horas aparece el hombre limpiando la sangre que tenía en su rostro y manos, su camisa se ha manchado pero solo es fruto de trabajo. Al bajar caminando con si no hubiera ocurrido nada aparece en la casa de una mujer al encender el cigarro.

—Me he encargado de otra de las amantes de tu esposo, ahora si me disculpas quiero disfrutar de la herencia que esa perra maldita me ha dejado—

Sonrió dejándole la cabeza de la mujer sobre la mesa como si de un florero se tratase. Al salir tras la puerta siguió su camino por la noche en busca de alguna victima que fuera para él y no por el simple capricho de un demonio como aquella mujer. Los cigarros disminuyen rápidamente sin tener el sabor ni el deseo en si, solo en la pura apariencia al caminar por las calles.

Puede ver a una joven dama que se parece a las concubinas de todos los esbirros del mal. Se acerca a ella apenas y tocándola con una sonrisa engañosa de amabilidad y buena voluntad al ayudarle con su dilema de haber tropezado cayéndose de bruces contra el suelo chocando contra él.

por **Ignatius M. Vasíliev** Miér Nov 01, 2017 9:26 pm

Después de los numerosos viajes y sesiones de entrenamiento, por fin obtenía lo que había buscado desde que era un niño, si, por fin tenía la oportunidad de mostrarse como un miembro activo de la manada y lo mejor, es que sería parte del equipo que estaba por formar, la mujer cuya fortaleza lo había cautivado de manera especial, pues además de admirarla tiene la necesidad de probar su fuerza, de saber que tanta diferencia existe entre los dos…

Una y otra vez pensaba en ello, quizá su padre no debió decirle tan repentinamente la noticia, pero él, al igual que tenía emoción y no podía esconderla, pues ahora es cuando su línea de sangre podía recuperar la vieja tradición de poderosos guerreros, un deseo que nunca se cansó de repetirle mientras crecía, quizá lo más normal es sentir nerviosismo, pero él más que eso tenía una tremenda emoción de por fin dar el siguiente paso en su crecimiento. Con ese aire de ímpeto que siempre lo ha caracterizado y que por momentos lo hace infantil, pero que también suele ser parte de su encanto. Partió tan rápido como pudo.

Más tarde.

Al fin, ya faltaba poco tiempo para conocerla y conocer el futuro inmediato que le esperaba, así que al llegar habló y tras un intercambio de diálogos simplemente se dirigió a una habitación en la que tenía que permanecer en espera, por lo menos hasta que terminara la sesión de los ancianos que regularmente discutían todo, pero en ese momento no le importaba demasiado, pues podía sentir que nada tendría que salir mal, quizá esa intuición bien desarrollada le ayudaba a mantenerse con cierta calma, al menos durante algún tiempo….

por **Ignatius M. Vasíliev** Vie Dic 01, 2017 11:29 pm

El teatro estaba lleno, la obra era muy recomendada desde los periódicos hasta por las más grandes expertas en espectáculos artísticos. Desde la víspera, la joven deseó obtener boletos para su estreno y para su desgracia, no obtuvo el menor de los éxitos. Era imposible que se hubieran agotado así las entradas y por más intentos que hizo para no perderse la premiere fue en vano. Terminó enfurruñada en su saloncito, abrazada de un cojín con su gato a su lado acompañándola en su autoreproche por no haber sido más astuta y lograr su objetivo. ¿Qué hizo mal? Y ni siquiera la presencia de su prometido le borró del todo el gesto adusto y gruñón por la situación. Ni el saber que iba a llevarla a una cena especial la hizo cambiar de ánimos la noche en que la obra iba a tener su presentación en París. No le dijo nada a su amado, se lo guardó todo, pero miraba con reproche todos los cartelones anunciando la puesta en escena.

Aunque por unos instantes se olvidó de ello y fue cuando él le cubrió los ojos con uno de sus pañuelos y le prometió una velada perfecta. Se sonrió dejándose conducir por sus brazos, riendo con él cuando se equivocaba en sus indicaciones, primero con inocencia y luego con toda la intención. Él decía "derecha" y ella volteaba a la izquierda robándole reclamos juguetones e incluso, entrando al juego, abrazos que la conducían por el camino correcto. Sus oídos estaban cubiertos por la magia de su amor, lo que hacía todo más enigmático y la provocaba una risa divertida a cada paso dado. Hasta que fue sentada en lo que ella creía el restaurant y al caer la prenda de sus ojos, no pudo más que abrirlos enormes y voltear a verlo para reír y abrazarle. Sí, estaba en el estreno de la obra más afamada de todas. Y no sólo eso, si no que en un palco perfecto, uno preferencial.

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