AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
Habían pasado varias semanas desde que habíamos tomado la decisión de casarnos en París antes de que volviéramos al norte, quería hacer una ceremonia algo sencilla y privada con las personas que me importaban y que residían precisamente en la capital francesa y todas habían sido invitadas, me había alegrado muchísimo de que pudieran ir todas a la boda porque para mí eran como parte de mi familia, aquella que me había acogido de alguna forma en aquellos años que llevaba y con la que mejor me sentía. Todos habían ayudado a colaborar en la medida de lo posible para que aquella boda se llevara a cabo, evidentemente la ceremonia iba a ser por la noche porque de lo contrario mis padres no podrían asistir e iba a ser en aquel lugar al aire libre un poco apartado de la ciudad, más que en cualquier capilla o cualquier iglesia como debería de ser lo tradicional pero teniendo en cuenta que ni Ubbe ni yo éramos de dicha religión preferíamos hacerlo al aire libre, en un lugar apartado donde estuviéramos completamente a solas parte de su familia y la mía. Habían sido dos semanas tremendamente agotadoras, largas y extenuantes, yo no había dado casi abasto para preparar los detalles de la boda compaginándolo con el trabajo que tenía en el museo, un trabajo que no iba a eludir porque había sido uno de mis sueños y lo llevé como buenamente pude, así que agradecí la ayuda que tuve por parte de todos, en verdad su ayuda fue la que hizo posible que todo estuviera listo para aquel día, todo ya estaba dispuesto como debía de ser.
Los hombres se habían encargado de montar una pequeña carpa y de llevar lo necesario para poder sentarnos, dejar la comida y demás, también se encargaron de cazar lo necesario para aquella cena y por la tarde ya lo teníamos todo preparado, solo faltaba que nos cambiáramos y nos encontráramos allí por la noche, me despedí de él en aquel lugar dejando un beso en sus labios y lo dejé allí junto a su hermano y su primo mientras yo volvía a casa para comenzar a prepararme, seguramente yo tardaría mucho más que él en estar lista así que cuanto antes comenzara antes terminaría. Alessia ese día se había llevado el vestido que se pondría para la boda y se quedó conmigo el resto de la tarde ayudándome a prepararme con todo lo necesario, no sabía quién de las dos estaba más nerviosa en esos momentos si ella o yo, lo cierto es que me tranquilizó bastante su compañía mientras esperaba a que las demás llegaran, les había dicho a Synnove y a Devon que si querían podían ir directamente al lugar donde se haría la ceremonia en vez de llegar conmigo, eso fue algo que dejé a su elección. A quien sí esperaba era a mis padres, ya que mi padre se había pasado las últimas semanas confeccionando el vestido de boda tal y como siempre me había prometido desde que era pequeña, no tenía mucha idea de cómo sería pero sabía que en sus manos haría un trabajo maravilloso.
También sabía que mi madre junto a Alessia había encargado algo de flores para ponerme por el pelo pero cuando me ayudó a vestirme no me puso nada y se rió como si supiera algo que yo no sabía y aunque le pregunté no me dijo nada en absoluto. A quien también esperaba en casa era a Astrid, me hacía muchísima ilusión que pudiera venir a la ceremonia, lo cierto es que ella para mí era casi como una hermana aunque no tuviéramos la misma madre, habíamos pasado por mucho juntas y nuestra amistad se había ido haciendo más sólida con el paso del tiempo. Sabía que muchas de las noches salía a cazar pero había dejado esa noche libre para poder acudir a la ceremonia, me preguntaba si iría sola o acompañada y lo cierto es que no me había dicho nada al respecto. Para mí era un pilar muy importante en mi vida como lo podía ser Alessia, con ella había pasado por muchas cosas y siempre nos apoyábamos la una a la otra, cuando la conocí por primera vez en aquella fiesta hacía ya unos años no pensé que realmente pudiera tener en común tanto con ella, fue una maravillosa sorpresa y en cuanto la encontré leyendo aquel libro y recité una de las frases del mismo supe que surgiría una amistad que duraría y que sería difícil de romper. No nos veíamos mucho pero cuando lo hacíamos era como si el tiempo no hubiera pasado, y de ella era algo que me encantaba, aparte de la serenidad y tranquilidad que le caracterizaba, su saber estar y esa elegancia propia que desquiciaba a su tía porque no se vestía como ella quería.
Pensar en ella me hizo sonreír y recordar todas las tardes de té que habíamos compartido, la de veces que habíamos hablado sobre nuestros sueños y como siempre le había dicho que en algún momento me gustaría casarme y formar mi propia familia... y esa misma noche iba a hacerlo, iba a dar el primer paso para formar mi propia familia, si me hubieran preguntado en aquel entonces cómo sería dicha persona no sabría qué responder exactamente, pero lo cierto es que no se me habría pasado por la cabeza que fuera un vikingo que revolucionó y puso patas arriba mi vida, sin duda alguna. Ya estaba casi lista a falta del vestido y Alessia corría de un lado para otro mientras se arreglaba por mi habitación y yo, sentada en el tocador, la miraba riéndome porque parecía que fuera a casarse más ella que yo de lo nerviosa que estaba. Tenía todo preparado, el anillo lo tenía en una cajita negra de terciopelo sobre el tocador, tan solo me faltaba el vestido y ya estaría completamente lista. Tocaron a la puerta y dejando a Alessia arriba bajé para encontrarme a mis padres tras la puerta, mi madre fue la primera que pasó abrazándome y dejando un beso en mi mejilla y la miré con aquel vestido que llevaba, uno azul que se amoldaba suavemente a su figura y que la hacía parecer más bella.
-Vas muy hermosa madre, ¿seguro que no quieres robarme protagonismo? –Pregunté con una sonrisa a lo que ella rió por mi pregunta y subió arriba en busca de Alessia que seguía cambiándose, tras ella entró mi padre quien portaba el vestido aunque no podía verlo porque donde lo llevaba era de color negro y no dejaba ver su interior, él también iba muy guapo con aquel traje de color perla que contrastaba con su tez morena pero que siempre fue un color que le había favorecido. Le sonreí rodeando su cuello con mi brazo dejando un beso en su mejilla, su brazo me pegó a su cuerpo con fuerza y dejó un beso en mi frente. Le miré a los ojos sonriéndole ilusionada, siempre habíamos fantaseado con el hecho de que me haría el traje de novia pero... ahora se había vuelto una realidad- gracias, papá –me mordí el labio de forma suave- sé que él quizás no es lo que hubieras pensado o querido para mí pero... confía en mí, esta noche no quiero ver ceños fruncidos ni malas caras, ¿podrás hacerlo por mí? –Pregunté dejando una de mis manos sobre las suyas- hoy es una noche para celebrar la felicidad y el amor –dije para luego bajar mi vista donde estaba el traje, estaba algo nerviosa pero confiaba en mi padre, era un gran sastre y todos sus vestidos eran preciosos- ¿puedo verlo? –Él simplemente sonrió y finalmente me mostró aquel precioso vestido de novia que me dejó sin palabras, era sencillamente perfecto, no era demasiado ostentoso ni demasiado simple... era perfecto incluso en los pequeños detalles que tenía, me emocioné sin poder evitarlo y acabé abrazándolo y dejando besos en su mejilla en agradecimiento- es precioso papá, es... es perfecto, me hará parecer como si fuera una princesa –sonreí porque siempre me decía eso cuando era pequeña- es muy bonito el vestido, estoy deseando probármelo para ver cómo me queda –cogí el vestido con cuidado y lo miré- ahora bajamos, voy a ponérmelo –le sonreí y subí con cuidado para mostrarles el vestido aunque mi madre ya lo habría visto seguro, solo podía pensar en la cara que se le quedaría al vikingo cuando me viera aparecer así y eso me hizo soltar una leve risa mientras me ponía aquel vestido.
Las casualidades no existen, se crean. Estábamos predestinados a encontrarnos unidos por un hilo rojo invisible que nos conecta de por vida sin poder romperse, sin importar lo lejos que estemos, ni el momento, ni el lugar. Como de dos fuerzas poderosas que se atraen sin remedio, mar y tierra que juntos forman un todo.
Naitiri & Ubbe
Code by Lucifer Morningstar
Habían pasado varias semanas desde que habíamos tomado la decisión de casarnos en París antes de que volviéramos al norte, quería hacer una ceremonia algo sencilla y privada con las personas que me importaban y que residían precisamente en la capital francesa y todas habían sido invitadas, me había alegrado muchísimo de que pudieran ir todas a la boda porque para mí eran como parte de mi familia, aquella que me había acogido de alguna forma en aquellos años que llevaba y con la que mejor me sentía. Todos habían ayudado a colaborar en la medida de lo posible para que aquella boda se llevara a cabo, evidentemente la ceremonia iba a ser por la noche porque de lo contrario mis padres no podrían asistir e iba a ser en aquel lugar al aire libre un poco apartado de la ciudad, más que en cualquier capilla o cualquier iglesia como debería de ser lo tradicional pero teniendo en cuenta que ni Ubbe ni yo éramos de dicha religión preferíamos hacerlo al aire libre, en un lugar apartado donde estuviéramos completamente a solas parte de su familia y la mía. Habían sido dos semanas tremendamente agotadoras, largas y extenuantes, yo no había dado casi abasto para preparar los detalles de la boda compaginándolo con el trabajo que tenía en el museo, un trabajo que no iba a eludir porque había sido uno de mis sueños y lo llevé como buenamente pude, así que agradecí la ayuda que tuve por parte de todos, en verdad su ayuda fue la que hizo posible que todo estuviera listo para aquel día, todo ya estaba dispuesto como debía de ser.
Los hombres se habían encargado de montar una pequeña carpa y de llevar lo necesario para poder sentarnos, dejar la comida y demás, también se encargaron de cazar lo necesario para aquella cena y por la tarde ya lo teníamos todo preparado, solo faltaba que nos cambiáramos y nos encontráramos allí por la noche, me despedí de él en aquel lugar dejando un beso en sus labios y lo dejé allí junto a su hermano y su primo mientras yo volvía a casa para comenzar a prepararme, seguramente yo tardaría mucho más que él en estar lista así que cuanto antes comenzara antes terminaría. Alessia ese día se había llevado el vestido que se pondría para la boda y se quedó conmigo el resto de la tarde ayudándome a prepararme con todo lo necesario, no sabía quién de las dos estaba más nerviosa en esos momentos si ella o yo, lo cierto es que me tranquilizó bastante su compañía mientras esperaba a que las demás llegaran, les había dicho a Synnove y a Devon que si querían podían ir directamente al lugar donde se haría la ceremonia en vez de llegar conmigo, eso fue algo que dejé a su elección. A quien sí esperaba era a mis padres, ya que mi padre se había pasado las últimas semanas confeccionando el vestido de boda tal y como siempre me había prometido desde que era pequeña, no tenía mucha idea de cómo sería pero sabía que en sus manos haría un trabajo maravilloso.
También sabía que mi madre junto a Alessia había encargado algo de flores para ponerme por el pelo pero cuando me ayudó a vestirme no me puso nada y se rió como si supiera algo que yo no sabía y aunque le pregunté no me dijo nada en absoluto. A quien también esperaba en casa era a Astrid, me hacía muchísima ilusión que pudiera venir a la ceremonia, lo cierto es que ella para mí era casi como una hermana aunque no tuviéramos la misma madre, habíamos pasado por mucho juntas y nuestra amistad se había ido haciendo más sólida con el paso del tiempo. Sabía que muchas de las noches salía a cazar pero había dejado esa noche libre para poder acudir a la ceremonia, me preguntaba si iría sola o acompañada y lo cierto es que no me había dicho nada al respecto. Para mí era un pilar muy importante en mi vida como lo podía ser Alessia, con ella había pasado por muchas cosas y siempre nos apoyábamos la una a la otra, cuando la conocí por primera vez en aquella fiesta hacía ya unos años no pensé que realmente pudiera tener en común tanto con ella, fue una maravillosa sorpresa y en cuanto la encontré leyendo aquel libro y recité una de las frases del mismo supe que surgiría una amistad que duraría y que sería difícil de romper. No nos veíamos mucho pero cuando lo hacíamos era como si el tiempo no hubiera pasado, y de ella era algo que me encantaba, aparte de la serenidad y tranquilidad que le caracterizaba, su saber estar y esa elegancia propia que desquiciaba a su tía porque no se vestía como ella quería.
Pensar en ella me hizo sonreír y recordar todas las tardes de té que habíamos compartido, la de veces que habíamos hablado sobre nuestros sueños y como siempre le había dicho que en algún momento me gustaría casarme y formar mi propia familia... y esa misma noche iba a hacerlo, iba a dar el primer paso para formar mi propia familia, si me hubieran preguntado en aquel entonces cómo sería dicha persona no sabría qué responder exactamente, pero lo cierto es que no se me habría pasado por la cabeza que fuera un vikingo que revolucionó y puso patas arriba mi vida, sin duda alguna. Ya estaba casi lista a falta del vestido y Alessia corría de un lado para otro mientras se arreglaba por mi habitación y yo, sentada en el tocador, la miraba riéndome porque parecía que fuera a casarse más ella que yo de lo nerviosa que estaba. Tenía todo preparado, el anillo lo tenía en una cajita negra de terciopelo sobre el tocador, tan solo me faltaba el vestido y ya estaría completamente lista. Tocaron a la puerta y dejando a Alessia arriba bajé para encontrarme a mis padres tras la puerta, mi madre fue la primera que pasó abrazándome y dejando un beso en mi mejilla y la miré con aquel vestido que llevaba, uno azul que se amoldaba suavemente a su figura y que la hacía parecer más bella.
-Vas muy hermosa madre, ¿seguro que no quieres robarme protagonismo? –Pregunté con una sonrisa a lo que ella rió por mi pregunta y subió arriba en busca de Alessia que seguía cambiándose, tras ella entró mi padre quien portaba el vestido aunque no podía verlo porque donde lo llevaba era de color negro y no dejaba ver su interior, él también iba muy guapo con aquel traje de color perla que contrastaba con su tez morena pero que siempre fue un color que le había favorecido. Le sonreí rodeando su cuello con mi brazo dejando un beso en su mejilla, su brazo me pegó a su cuerpo con fuerza y dejó un beso en mi frente. Le miré a los ojos sonriéndole ilusionada, siempre habíamos fantaseado con el hecho de que me haría el traje de novia pero... ahora se había vuelto una realidad- gracias, papá –me mordí el labio de forma suave- sé que él quizás no es lo que hubieras pensado o querido para mí pero... confía en mí, esta noche no quiero ver ceños fruncidos ni malas caras, ¿podrás hacerlo por mí? –Pregunté dejando una de mis manos sobre las suyas- hoy es una noche para celebrar la felicidad y el amor –dije para luego bajar mi vista donde estaba el traje, estaba algo nerviosa pero confiaba en mi padre, era un gran sastre y todos sus vestidos eran preciosos- ¿puedo verlo? –Él simplemente sonrió y finalmente me mostró aquel precioso vestido de novia que me dejó sin palabras, era sencillamente perfecto, no era demasiado ostentoso ni demasiado simple... era perfecto incluso en los pequeños detalles que tenía, me emocioné sin poder evitarlo y acabé abrazándolo y dejando besos en su mejilla en agradecimiento- es precioso papá, es... es perfecto, me hará parecer como si fuera una princesa –sonreí porque siempre me decía eso cuando era pequeña- es muy bonito el vestido, estoy deseando probármelo para ver cómo me queda –cogí el vestido con cuidado y lo miré- ahora bajamos, voy a ponérmelo –le sonreí y subí con cuidado para mostrarles el vestido aunque mi madre ya lo habría visto seguro, solo podía pensar en la cara que se le quedaría al vikingo cuando me viera aparecer así y eso me hizo soltar una leve risa mientras me ponía aquel vestido.
Última edición por Naitiri Zahir el Dom Dic 10, 2017 2:10 pm, editado 1 vez
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Synnobé enredada en mis brazos me pedía que lo gritáramos, juro que por un instante estaba dispuesto a hacerlo, a que todos se enteraran del amor que yo le procesaba, que no era un pecado y si lo era, estaba dispuesto a pagar las consecuencias.
Que me maldijera Hela, que me llevara a Hel, me era indiferente si a cambio podía por un instante ser su hombre y no su secreto.
Pero en ese instante mi primo subió a la mesa, me quedé con los labios entreabiertos, se me adelantó por un momento y con esa naturalidad que se gastaba, con esa forma que tenia de ser que arrasaba y acaparaba la atención de propios y extraños le pidió matrimonio a Devon olvidándose al igual que Ubbe de que eran de otros tiempos.
A la mierda todo pensé, rugí para mis adentros, no porque no me alegrara por ellos, si no porque aquí todos hacían y deshacían y yo parecía un gilipollas callado.
La mano de Synnobe enredada en la mía, caricias en mi palma para que mi cuerpo, tan tenso como las cuerdas de un arpa, se relajara.
En cámara lenta vi como todo pasaba delante de mis ojos.
Nai le lanzaba el ramo a Devon, Ubbe saltaba en la espalda de Niels y ambos reían por la buena nueva que los ataba a este tiempo y yo parecía ser meramente un espectador de la felicidad de ellos.
El silencio me invadía, cansado, hastiado de todo y sin mas, me largué de allí, necesitaba tomarme mi tiempo.
Escuché a Ubbe preguntar a nuestra hermana, que mosca me había picado, la verdad es que no se que respondió ella, pero si me quedaba iba a joderles la existencia, la fiesta y lo ultimo que yo quería era que en la boda de mi hermano el caos se desatara, al menos se merecía ese respeto.
Escuché pasos a mi espalda, intuía que seria Synnobe que me buscaba, así que me detuve para esperarla, ella era la que menos merecía mi desplante, a fin de cuentas esto era tan desagradable para ella como para mi, los dos eramos victimas de una situación que no habíamos pedido.
-Maldigo a los dioses -rugí cabreado mientras daba un puñetazo a un árbol.
Que me maldijera Hela, que me llevara a Hel, me era indiferente si a cambio podía por un instante ser su hombre y no su secreto.
Pero en ese instante mi primo subió a la mesa, me quedé con los labios entreabiertos, se me adelantó por un momento y con esa naturalidad que se gastaba, con esa forma que tenia de ser que arrasaba y acaparaba la atención de propios y extraños le pidió matrimonio a Devon olvidándose al igual que Ubbe de que eran de otros tiempos.
A la mierda todo pensé, rugí para mis adentros, no porque no me alegrara por ellos, si no porque aquí todos hacían y deshacían y yo parecía un gilipollas callado.
La mano de Synnobe enredada en la mía, caricias en mi palma para que mi cuerpo, tan tenso como las cuerdas de un arpa, se relajara.
En cámara lenta vi como todo pasaba delante de mis ojos.
Nai le lanzaba el ramo a Devon, Ubbe saltaba en la espalda de Niels y ambos reían por la buena nueva que los ataba a este tiempo y yo parecía ser meramente un espectador de la felicidad de ellos.
El silencio me invadía, cansado, hastiado de todo y sin mas, me largué de allí, necesitaba tomarme mi tiempo.
Escuché a Ubbe preguntar a nuestra hermana, que mosca me había picado, la verdad es que no se que respondió ella, pero si me quedaba iba a joderles la existencia, la fiesta y lo ultimo que yo quería era que en la boda de mi hermano el caos se desatara, al menos se merecía ese respeto.
Escuché pasos a mi espalda, intuía que seria Synnobe que me buscaba, así que me detuve para esperarla, ella era la que menos merecía mi desplante, a fin de cuentas esto era tan desagradable para ella como para mi, los dos eramos victimas de una situación que no habíamos pedido.
-Maldigo a los dioses -rugí cabreado mientras daba un puñetazo a un árbol.
Hakon Cannif- Gitano
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 02/03/2017
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Si había que describir con palabras aquel enlace era la palabra, perfección. Desde su posición, observó a los invitados, todos eran importantes de algún modo en la vida de los novios. Solo conocía a Alessia, la muchacha que compartió tanto con su hija y... como no, no podía pasar desapercibido el gesto de cariño entre las dos amigas. Sabía perfectamente que Naitiri ya no estaría sola nunca más, había encontrado la felicidad y solo podía brindar por ello.
De la mano de Tahirah, pasearon juntos por aquella felicidad ¿qué decir? En ese instante podía decir que lo tenía todo, era tan feliz como Naitiri pues ¿cómo un padre no iba a ser mas que feliz por lo radiante que lucía su hija? La mirada del que era ahora su marido, recordó las palabras que le había dedicado “gracias por aceptarlo”. Era lo que más le importaba, no incomodarla y ser partícipe del día más importante de su vida.
-No puedes ni hacerte una idea cómo me siento ahora mismo -lo tuvo que decir en voz alta aunque leyera su pensamiento, en un rápido movimiento, cazó a su esposa de la cintura alzándola por los aires y dar vueltas en el centro de la pista. En ese momento, uno de los vikingos parecía animarse a saborear los mundos del matrimonio. La risa del vampiro resonó en la sala y sus ojos oscuros, volvieron a fundirse en los de su esposa, dedicándole un dulce beso en la frente, dejando que sus piernas rodeasen su cintura.
-Estás preciosa, me gustará más...un poco más tarde cuando...-recordó que estaban en la celebración y se echó a reír de lo más divertido, esperaba que tal como comenzó, finalizase el evento, para sorpresas ya tuvieron cuando cenaron....ese pequeño infortunio que al final quedó reducido a un mal recuerdo.
-Hoy empieza una nueva etapa para todos, para ellos, nosotros... y solo nos queda disfrutarla, brindarles nuestro apoyo y total lealtad -abrazó a su esposa, hundiendo su rostro en su cuello, perdiendose en el aroma de su piel... volviendo a rememorar cada momento a su lado, esperar... todos los que estaban por venir.
De la mano de Tahirah, pasearon juntos por aquella felicidad ¿qué decir? En ese instante podía decir que lo tenía todo, era tan feliz como Naitiri pues ¿cómo un padre no iba a ser mas que feliz por lo radiante que lucía su hija? La mirada del que era ahora su marido, recordó las palabras que le había dedicado “gracias por aceptarlo”. Era lo que más le importaba, no incomodarla y ser partícipe del día más importante de su vida.
-No puedes ni hacerte una idea cómo me siento ahora mismo -lo tuvo que decir en voz alta aunque leyera su pensamiento, en un rápido movimiento, cazó a su esposa de la cintura alzándola por los aires y dar vueltas en el centro de la pista. En ese momento, uno de los vikingos parecía animarse a saborear los mundos del matrimonio. La risa del vampiro resonó en la sala y sus ojos oscuros, volvieron a fundirse en los de su esposa, dedicándole un dulce beso en la frente, dejando que sus piernas rodeasen su cintura.
-Estás preciosa, me gustará más...un poco más tarde cuando...-recordó que estaban en la celebración y se echó a reír de lo más divertido, esperaba que tal como comenzó, finalizase el evento, para sorpresas ya tuvieron cuando cenaron....ese pequeño infortunio que al final quedó reducido a un mal recuerdo.
-Hoy empieza una nueva etapa para todos, para ellos, nosotros... y solo nos queda disfrutarla, brindarles nuestro apoyo y total lealtad -abrazó a su esposa, hundiendo su rostro en su cuello, perdiendose en el aroma de su piel... volviendo a rememorar cada momento a su lado, esperar... todos los que estaban por venir.
Naeem Zahir*- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 99
Fecha de inscripción : 27/03/2016
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Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
La boda estaba resultando ser lo que yo había imaginado que sería en cuanto comenzamos a organizarla, cierto que había tenido mis dudas y mis nervios pero todo había salido a la perfección y por fin estábamos casados... oficialmente ya era mi marido y ese hecho me gustaba, ahora era completamente mío y nuestros anillos eran la viva prueba de ello, solo quedaba casarnos en el norte para que sus padres pudieran verlos y ya terminaríamos con las ceremonias oficiales, sabía que su madre me ayudaría con la boda y esa vez sí que sería totalmente una completamente vikinga y ya tenía cierta curiosidad por ver en su totalidad una boda de ese tipo. Desde luego que en esta no había faltado ni la comida ni la bebida, tras aquella improvisada propuesta de matrimonio por parte de Niels y de las felicitaciones de cada uno donde yo le tiré el ramo a Devon mientras me reía la noche siguió su curso y como era ya algo típico cada vez que ellos estaban juntos las bromas no tardaron en sucederse sobre todo por parte más de Niels y de Ubbe que eran bastante parecidos como si hubieran sido cortados por el mismo patrón, Synnove también hacía alguna broma y por supuesto que las anécdotas y las batallitas no podían faltar mientras Alessia se unía a ellos y les preguntaba cosas para que las risas se fueran sucediendo durante la cena en la que las jarras se sucedían constantemente y el ambiente se iba animando conforme pasaba el tiempo. Yo por mi parte no podía estar más feliz y no cabía más en gozo en ese momento, tenía a mi familia y a la gente que me importaba en ese momento tan importante y crucial y los veía felices, no ya por mí, sino por el ambiente general en sí mismo como si hubiéramos dejado todo lo malo aparcado a un lado por esa noche. Me fijaba en todo lo que pasaba esa noche, atenta como siempre estaba observándolo todo, mientras nuestras manos se entrelazaban y nos acariciábamos de vez en cuando, era imposible e inevitable que en ciertos momentos nos centráramos solo en nosotros y nos besáramos dejándonos llevar con las correspondientes bromas y risas de fondo que nos hacían reírnos.
Era imposible que ese hombre se estuviera quieto ni siquiera durante lo que duró la cena, tenía que apartar sus manos de vez en cuando mientras él solo ladeaba esa sonrisa pícara que se traía y me miraba con esos orbes azules que tanto me gustaban haciendo que me mordiera el labio, negando con la cabeza porque era incorregible. Ya había perdido la cuenta de las veces que le tuve que llamar por lo bajo para que parara y él me hacía un mohín divertido pero que sabía que en parte le fastidiaba porque según él solo sería “uno rapidito”, pero conociéndolo como lo conocía seguro que no era ni uno ni rápido y de eso ya tendríamos tiempo luego, lo que importaba era disfrutar del momento y de la noche. Me gustaba ver que aunque todavía les quedara camino por delante mi padre y él limaran asperezas y se fueran llevando mejor, no por nada ahora eran oficialmente familia e iba a ser así por el resto de nuestras vidas, a mí solo me quedaba conocer a sus padres oficialmente aunque Ubbe me había hablado mucho de ellos. La noche se fue sucediendo entre bebidas, juegos donde nos retábamos los unos a los otros y es que esa familia siempre se estaban picando, y muchas risas que perduró casi toda la noche. Por mi parte decir que ya iba bastante animada mientras que esos vikingos aguantaban perfectamente el alcohol y parecía que no caían nunca, Alessia y yo ya habíamos desistido hacía rato y una jarra nos duraba una eternidad por lo que habíamos decidido compartirla para que no se nos hiciera tan pesado. Yo no podía evitar dejar de mirar a mi marido con la ropa que llevaba puesta, por lo que había averiguado Hakon y Niels se habían encargado de la ropa y me habían dicho que era algo típico norteño, a mí me gustaba ese hombre fuera como fuese vestido. A esas alturas ya veía más conveniente el irnos y dejarlos a ellos si querían quedarse, pero me apetecía disfrutar a solas de mi marido y por ello fue que me despedí de Alessia para vernos en esos días y me acerqué al vikingo por la espalda rodeando su pecho apoyando mi barbilla en su hombro dejando mi nariz recorriendo su cuello.
-Mi marido –dije dejando un mordisco juguetón en su cuello mientras se me escapaba una leve risilla fruto de lo que había bebido- me apetece mucho acapararte un rato solo para mí –dije de forma sincera repasando su cuello y so oreja con mis labios de forma provocativa- ¿qué te parece si nos vamos y seguimos la fiesta de forma privada? Me gusta mucho la ropa que llevas, estás muy guapo con ella, pero... yo solo pienso en quitártela –mordí el lóbulo de su oreja recorriendo su pecho con mis manos- tu diosa egipcia quiere que la lleves a casa y la subas a la cama –reí contra su piel con tono divertido y algo achispado por el alcohol bebido- ¿nos vamos? –No hizo falta mucho más para convencerlo así que tras despedirnos de todos emprendimos camino hacia casa. No dejábamos de acariciarnos y de besarnos constantemente provocándonos, tentándonos, calentándonos como si nos hiciera falta cuando no era así porque era tocarnos y saltar chispas que encendían una hoguera- anda llévame –dije mirándole con tono de niña buena, pero medio riéndome- anda... no te he hagas el duro –mordí su hombro con nuestras manos entrelazadas mientras se lo pedía y él solo reía hasta que de tanta insistencia no le quedó de otra, me separé un poco cuando fue a cogerme y alcé un dedo- pero nada de como un saco, vikingo –dije a lo que se rió porque seguro que ya pretendía cogerme de esa forma y a pocos metros de casa fue que me tomó en brazos mientras yo rodeaba su cuello y acariciaba su rostro- ¿ves? No es tan difícil –mordí su labio inferior y luego nos besamos llegando ya a la puerta de casa en un beso bastante húmedo y apasionado, abrimos la puerta entre beso y beso y pasamos dentro entre risas cerrando la puerta en lo que él se dirigía a las escaleras- ¡espera! Antes de que se me olvide –dije mordiendo su labio y bajándome sus brazos- tengo algo para ti –aseguré con una sonrisa en mis labios, la suya de forma más pícara mientras me miraba me dio a entender que se trataba sin duda alguna lo que llevaba puesto bajo y reí divertida- esa no... otra, espera aquí –los perros ya se habían acercado a vernos y me adentré en el salón para coger aquella caja alargada para volver quedando frente a él- llevaba tiempo pensando en darte esto pero no encontraba el momento adecuado, así que pensé que esta noche era el mejor de ellos –sonreí- pensé qué podría regalarte, aparte de darte el mejor regalo de todos que soy yo –bromeé- y creo que di con lo que andaba buscando, toma –se lo entregué para que lo abriera mientras me mordía el labio y lo observaba abrirlo- ¿sabes lo bueno de trabajar en un museo? Que puedes encontrarte cosas como esta y que con algunos contactos te hagan un favor –sonreí cuando finalmente lo abrió- es muy antigua y creo que data del siglo IX, hace unos mil años –hice una pequeña pausa- es una pieza original y perteneció a un antiguo guerrero vikingo, quizás puede que algún antepasado muy lejano. No se ha retocado nada, lo único que se ha restaurado la hoja pero es la misma espada que un fue una vez en su día. Sé que le tienes aprecio a la tuya, pero quería que la tuvieras y la pudieras utilizar en tus batallas –sonreí viendo cómo la examinaba y luego me miraba cuando dije que era suya- y ahora si quieres puedes llevarme arriba y te enseño la otra sorpresa –me acerqué para morder su labio inferior- pero solo tengo una condición, sé que te gusta destrozarme los vestidos en ese arrebato tuyo tan típico pero si no es mucho pedir este me gustaría conservarlo, salvo eso no tengo nada más que añadir.
Era imposible que ese hombre se estuviera quieto ni siquiera durante lo que duró la cena, tenía que apartar sus manos de vez en cuando mientras él solo ladeaba esa sonrisa pícara que se traía y me miraba con esos orbes azules que tanto me gustaban haciendo que me mordiera el labio, negando con la cabeza porque era incorregible. Ya había perdido la cuenta de las veces que le tuve que llamar por lo bajo para que parara y él me hacía un mohín divertido pero que sabía que en parte le fastidiaba porque según él solo sería “uno rapidito”, pero conociéndolo como lo conocía seguro que no era ni uno ni rápido y de eso ya tendríamos tiempo luego, lo que importaba era disfrutar del momento y de la noche. Me gustaba ver que aunque todavía les quedara camino por delante mi padre y él limaran asperezas y se fueran llevando mejor, no por nada ahora eran oficialmente familia e iba a ser así por el resto de nuestras vidas, a mí solo me quedaba conocer a sus padres oficialmente aunque Ubbe me había hablado mucho de ellos. La noche se fue sucediendo entre bebidas, juegos donde nos retábamos los unos a los otros y es que esa familia siempre se estaban picando, y muchas risas que perduró casi toda la noche. Por mi parte decir que ya iba bastante animada mientras que esos vikingos aguantaban perfectamente el alcohol y parecía que no caían nunca, Alessia y yo ya habíamos desistido hacía rato y una jarra nos duraba una eternidad por lo que habíamos decidido compartirla para que no se nos hiciera tan pesado. Yo no podía evitar dejar de mirar a mi marido con la ropa que llevaba puesta, por lo que había averiguado Hakon y Niels se habían encargado de la ropa y me habían dicho que era algo típico norteño, a mí me gustaba ese hombre fuera como fuese vestido. A esas alturas ya veía más conveniente el irnos y dejarlos a ellos si querían quedarse, pero me apetecía disfrutar a solas de mi marido y por ello fue que me despedí de Alessia para vernos en esos días y me acerqué al vikingo por la espalda rodeando su pecho apoyando mi barbilla en su hombro dejando mi nariz recorriendo su cuello.
-Mi marido –dije dejando un mordisco juguetón en su cuello mientras se me escapaba una leve risilla fruto de lo que había bebido- me apetece mucho acapararte un rato solo para mí –dije de forma sincera repasando su cuello y so oreja con mis labios de forma provocativa- ¿qué te parece si nos vamos y seguimos la fiesta de forma privada? Me gusta mucho la ropa que llevas, estás muy guapo con ella, pero... yo solo pienso en quitártela –mordí el lóbulo de su oreja recorriendo su pecho con mis manos- tu diosa egipcia quiere que la lleves a casa y la subas a la cama –reí contra su piel con tono divertido y algo achispado por el alcohol bebido- ¿nos vamos? –No hizo falta mucho más para convencerlo así que tras despedirnos de todos emprendimos camino hacia casa. No dejábamos de acariciarnos y de besarnos constantemente provocándonos, tentándonos, calentándonos como si nos hiciera falta cuando no era así porque era tocarnos y saltar chispas que encendían una hoguera- anda llévame –dije mirándole con tono de niña buena, pero medio riéndome- anda... no te he hagas el duro –mordí su hombro con nuestras manos entrelazadas mientras se lo pedía y él solo reía hasta que de tanta insistencia no le quedó de otra, me separé un poco cuando fue a cogerme y alcé un dedo- pero nada de como un saco, vikingo –dije a lo que se rió porque seguro que ya pretendía cogerme de esa forma y a pocos metros de casa fue que me tomó en brazos mientras yo rodeaba su cuello y acariciaba su rostro- ¿ves? No es tan difícil –mordí su labio inferior y luego nos besamos llegando ya a la puerta de casa en un beso bastante húmedo y apasionado, abrimos la puerta entre beso y beso y pasamos dentro entre risas cerrando la puerta en lo que él se dirigía a las escaleras- ¡espera! Antes de que se me olvide –dije mordiendo su labio y bajándome sus brazos- tengo algo para ti –aseguré con una sonrisa en mis labios, la suya de forma más pícara mientras me miraba me dio a entender que se trataba sin duda alguna lo que llevaba puesto bajo y reí divertida- esa no... otra, espera aquí –los perros ya se habían acercado a vernos y me adentré en el salón para coger aquella caja alargada para volver quedando frente a él- llevaba tiempo pensando en darte esto pero no encontraba el momento adecuado, así que pensé que esta noche era el mejor de ellos –sonreí- pensé qué podría regalarte, aparte de darte el mejor regalo de todos que soy yo –bromeé- y creo que di con lo que andaba buscando, toma –se lo entregué para que lo abriera mientras me mordía el labio y lo observaba abrirlo- ¿sabes lo bueno de trabajar en un museo? Que puedes encontrarte cosas como esta y que con algunos contactos te hagan un favor –sonreí cuando finalmente lo abrió- es muy antigua y creo que data del siglo IX, hace unos mil años –hice una pequeña pausa- es una pieza original y perteneció a un antiguo guerrero vikingo, quizás puede que algún antepasado muy lejano. No se ha retocado nada, lo único que se ha restaurado la hoja pero es la misma espada que un fue una vez en su día. Sé que le tienes aprecio a la tuya, pero quería que la tuvieras y la pudieras utilizar en tus batallas –sonreí viendo cómo la examinaba y luego me miraba cuando dije que era suya- y ahora si quieres puedes llevarme arriba y te enseño la otra sorpresa –me acerqué para morder su labio inferior- pero solo tengo una condición, sé que te gusta destrozarme los vestidos en ese arrebato tuyo tan típico pero si no es mucho pedir este me gustaría conservarlo, salvo eso no tengo nada más que añadir.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Mi preciosa mujer iba achispada por el alcohol, así que cuando me abrazó por la espalda para pedirme un instante para los dos, mi boca la buscó por encima del hombro.
Ambos sabíamos a alcohol, llevábamos toda la noche bebiendo , bailando,ella reía sin parar y al girarme también lo hice yo.
Paladeé ese beso mojado, rudo y necesitado, mis manos se perdían por debajo de su vestido blanco, estaba excitado, ese era el efecto que ella producía en mi con tan solo un roce de sus labios.
-¡Aquí no! -susurró casi con un jadeo.
-Vale egipcia -le dije con la voz ronca por el deseo -espérame un segundo preciosa
Alce el dedo en su direccion.
-No te me vayas, que estoy muy cachondo.
Me acerqué a mis hermanos y los abracé despidiéndome de ellos, después a mi primo y a su preciosa recién prometida.
-mi mujer quiere que le de un poco de mi verga, así que...nos vemos -dije despidiéndome de ellos.
Mis brazos rodearon la cintura de mi mujer, mi pecho contra su espalda, mis labios surcaron su cuello despacio.
-Vamos señora Cannif, creo que mi verga tiene ganas de colarse en tu vaina -susurré arrastrando las palabras en su oído.
Por el camino nos devoramos hambrientos, besos, caricias, jadeé en mas de una ocasión contra su oído.
Ella me estaba volviendo loco, la deseaba, nunca en mi vida había experimentado la pasión a la que esa mujer me arrastraba.
-Aun no me creo que seas mía -confesé con la lengua suelta por el alcohol – creo que te he querido desde siempre -susurré alzándola en brazos como me habia pedido -que cuente que es mucho mas sexy cuando puedo darte cachetadas en tu culo perfecto -¡Por Odin como me excita tu culo! -aseguré riéndome.
Su boca contra la mía, nos mordíamos, mi camisa arrugada entre sus dedos antes de entrar en la casa sin acertar bien donde metía la llave.
Sonreí cuando dijo que tenia una sorpresa para mi, mi dedo fue a su escoté y tiré de el para verle ese sujetador que se gastaba para mi, quería verla, verla desnuda, joder como estaba hoy.
Ella negó y yo sonreí de medio lado.
-¿y que es egipcia?
Nai regresó con un paquee alargado, incrédulo observé aquello que contenía, mis ojos centellearon, mientras comprobaba la calidad del acero, deslizando mi dedo por el filo.
-Madre mía -dije besando sus labios -joder, gracias...yo...yo no tengo nada y aunque lo tuviera esto no es inigualable -aseguré.
Ella reía feliz, de nuevo nuestros cuerpos chocaron, colisionaron ávidos del otro.
Los perros ladraban a nuestro alrededor.
Gruñí alzándola de las nalgas para subir las escaleras enredados en un pasional beso húmedo plagado de lascivia.
-Quítate el vestido tu, estoy tan cachondo Nai que te la arrancaría -aseguré mientras empezaba a quitarme la chaqueta para dejara apoyada en la silla sin perder de vista a mi esposa.
-Estas preciosa.
Ambos sabíamos a alcohol, llevábamos toda la noche bebiendo , bailando,ella reía sin parar y al girarme también lo hice yo.
Paladeé ese beso mojado, rudo y necesitado, mis manos se perdían por debajo de su vestido blanco, estaba excitado, ese era el efecto que ella producía en mi con tan solo un roce de sus labios.
-¡Aquí no! -susurró casi con un jadeo.
-Vale egipcia -le dije con la voz ronca por el deseo -espérame un segundo preciosa
Alce el dedo en su direccion.
-No te me vayas, que estoy muy cachondo.
Me acerqué a mis hermanos y los abracé despidiéndome de ellos, después a mi primo y a su preciosa recién prometida.
-mi mujer quiere que le de un poco de mi verga, así que...nos vemos -dije despidiéndome de ellos.
Mis brazos rodearon la cintura de mi mujer, mi pecho contra su espalda, mis labios surcaron su cuello despacio.
-Vamos señora Cannif, creo que mi verga tiene ganas de colarse en tu vaina -susurré arrastrando las palabras en su oído.
Por el camino nos devoramos hambrientos, besos, caricias, jadeé en mas de una ocasión contra su oído.
Ella me estaba volviendo loco, la deseaba, nunca en mi vida había experimentado la pasión a la que esa mujer me arrastraba.
-Aun no me creo que seas mía -confesé con la lengua suelta por el alcohol – creo que te he querido desde siempre -susurré alzándola en brazos como me habia pedido -que cuente que es mucho mas sexy cuando puedo darte cachetadas en tu culo perfecto -¡Por Odin como me excita tu culo! -aseguré riéndome.
Su boca contra la mía, nos mordíamos, mi camisa arrugada entre sus dedos antes de entrar en la casa sin acertar bien donde metía la llave.
Sonreí cuando dijo que tenia una sorpresa para mi, mi dedo fue a su escoté y tiré de el para verle ese sujetador que se gastaba para mi, quería verla, verla desnuda, joder como estaba hoy.
Ella negó y yo sonreí de medio lado.
-¿y que es egipcia?
Nai regresó con un paquee alargado, incrédulo observé aquello que contenía, mis ojos centellearon, mientras comprobaba la calidad del acero, deslizando mi dedo por el filo.
-Madre mía -dije besando sus labios -joder, gracias...yo...yo no tengo nada y aunque lo tuviera esto no es inigualable -aseguré.
Ella reía feliz, de nuevo nuestros cuerpos chocaron, colisionaron ávidos del otro.
Los perros ladraban a nuestro alrededor.
Gruñí alzándola de las nalgas para subir las escaleras enredados en un pasional beso húmedo plagado de lascivia.
-Quítate el vestido tu, estoy tan cachondo Nai que te la arrancaría -aseguré mientras empezaba a quitarme la chaqueta para dejara apoyada en la silla sin perder de vista a mi esposa.
-Estas preciosa.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Ese hombre era en todas las maneras rudo, sobre todo a la hora de hablar porque no es que se cortara un pelo y mucho menos lo hacía frente a sus hermanos, a su primo y a Devon que de todos parecía que era la que más se escandalizaba de todo porque sus mejillas a veces enrojecían dando a entender que no estaba acostumbrada. Negué con la cabeza por las palabras de mi marido, tan rudo y basto en sus formas, mientras lo esperaba mordiéndome el labio preguntándome a dónde quería que me fuera el vikingo si ya estaba en el mejor sitio de todos. Su pecho en mi espalda mientras me animaba a comenzar a volver a casa y reí por sus palabras enredando mis dedos en los suyos ladeando el rostro para que sus labios se pasearan por mi cuello. A mí no me molestaba en absoluto que fuera así de rudo a la hora de hablar, aunque había que decir que en algunas ocasiones sí que prefería que lo dijera de otra forma pero no me molestaba, era su forma de ser y si cambiara ya no sería totalmente él, a mí me gustaba por entero ese hombre aunque a veces por hacerlo rabiar un poco le pedía que cambiara su forma de hablar y me lo pidiera de otra forma que fuera más... bonita, sabía que le costaba hacer eso pero solo le faltaba práctica. El camino para variar fue lleno plagado de besos, de caricias y de miradas que lo decían todo sin abrir tan siquiera la boca, no hacía falta cuando nuestros ojos hablaban por sí solos. Lo miré mordiéndome el labio cuando dijo que me había querido desde siempre, alto bastante relativo, pero que me hizo sonreír y morder su labio inferior mientras me cogía en brazos como si fuera una princesa, o en este caso su diosa egipcia. Me tuve que reír a carcajadas cuando me dijo que le parecía más sexy la otra forma, cargándome como un saco, porque así podía dejar palmadas en mis nalgas y de nuevo haciendo alusión a lo mucho que le excitaba esa parte de mi cuerpo, algo que ya sabía porque a veces parecía que echaba más de menos mis nalgas que a mí. Para mí después de haber pasado con él todo aquel tiempo se me hacía extraño, de alguna forma, mi vida pasada y cuando echaba un vistazo hacia atrás me parecía una vida insulsa y vacía como si siempre me hubiera faltado algo, ahora entendía que lo que me faltaba era ese vikingo que me llevaba en brazos y me cargaba hacia casa mientras nos besábamos.
Por una parte me daba cierta rabia que tuviera que estar lejos de su familia para estar conmigo y quedarse aquí, sabía lo familiar que era él y haría lo posible por que pasara el mayor tiempo con ellos, haríamos visitas frecuentes al norte para que no perdiera el contacto porque yo había pasado por eso y no quería que él lo dejara todo por mí, no podía permitirlo así que estaríamos entre París y el norte constantemente, también pretendía llevarlo de nuevo a Egipto para poder disfrutar y enseñarle bien todo sin estar en una carrera a contra reloj y sin que nadie intentara matarnos, pasar unos días tranquilos y mostrarle la magia que tenía mi tierra y mi cultura. Antes de empezar con la noche de bodas le saqué aquella espada que había estado guardado celosamente para que no me pillara la sorpresa, esperaba que le gustara y aunque sabía que él tenía la suya no había podido evitar tirar de hilos y de favores para que pudiera llevármela. Observé su rostro mientras examinaba la hoja y el filo, había sido restaurada pero seguía siendo la espada que fue hacía mil años. Podía ver como sus ojos brillaban mientras la contemplaba y sonreí porque entendía que para él era una parte más de sí, lo había visto siempre pegado a su espada y quería que tuviera esa con todos los detalles y batallas que tenía tras todo aquel tiempo. Reí entre dientes cuando besó mis labios y me dijo que no tenía ningún regalo para mí, y que de tenerlo, nada igualaría a eso.
-No te he hecho el regalo para recibir otro a cambio, llevaba tiempo pensándolo desde que la vi de casualidad en el museo –dije contra sus labios- tú prométeme que volverás siempre después de cada batalla y te aseguro que cuando te vea entrar por la puerta estaré recibiendo mi regalo al verte –mordí su labio inferior mientras él me alzaba de las nalgas y mis piernas enseguida rodeaban su cintura, se notaba las ganas del vikingo por los gruñidos que soltaba en el beso y la forma de apretarme contra su cuerpo, mis dedos arrugaban su camisa mientras subíamos devorándonos en ese beso húmedo y caliente, mordiéndonos, lamiendo nuestros labios para volver a besarnos en una batalla entre nuestras lenguas que parecía no tener fin. Nos deseábamos y nos consumíamos por tenernos porque nuestros cuerpos se rozaban pidiéndonos por más, llegamos a la habitación y me dejó en el suelo, me reí por sus palabras cuando me dijo que estaba muy cachondo y que de quitarme él el vestido me lo arrancaría como al parecer le gustaba hacer- ¿esa es tú sutil manera de pedirme que me desnude para ti? –Pregunté con diversión quitándome la corona de flores que me habían hecho dejándola sobre el tocador, había que reconocer que mi padre había hecho un vestido precioso y por eso mismo no quería que me lo rompiera, era como mi regalo de bodas y quería conservarlo por su valor sentimental y como recuerdo de aquella noche. Lo observé quitarse la chaqueta que llevaba y me mordí el labio recorriéndolo, subí de nuevo mis ojos a esos mares que él tenía sonriendo cuando me dijo que estaba preciosa- pues tú estás muy guapo y así eres muy violable... ¡vaya! Qué suerte que tengo de que seas mío –dije riéndome divertida- ¿sabes? Me gusta mucho el hecho de ser tuya, me alegro que hayas irrumpido en mi vida dándole un vuelco y la hayas puesto patas arriba, que me despertaras sacándome de esa burbuja en la que estaba y me devolvieras a la vida, demostrarme que después de todo lo malo pasado merece la pena seguir adelante porque tiene su recompensa... que puede tardar pero lo bueno siempre acaba llegando. Te quiero mucho Ubbe, mucho –aclaré con una sonrisa para acercarme a él y besarlo, me giré dándole la espalda y aparté mi pelo a un lado- ¿me bajas la cremallera? –Dije mirándolo de reojo porque yo no podía y de lo contrario no podría quitarme el vestido. Sentí como la bajaba despacio como si de alguna forma temiera ser demasiado brusco y romperla, la bajó hasta el final y el vestido se abrió un poco pero sin dejar ver nada, sus labios recorrieron mi hombro y mi cuello dejando besos, mordiscos, sus manos ascendieron por mi vientre dirección a mi pecho y los apresó sobre la tela haciendo que jadeara, quería ver lo que le tenía preparado así que sonreí y me alejé un poco cogiendo el vestido para finalmente dejar que cayera por mi cuerpo y dejarlo sobre la bancada del tocador, me giré para que el vikingo me viera con aquel conjunto de lencería de encaje blanco que resaltaba con mi tono de piel, las medias de rejilla con los ligueros y los tacones, me recorrió varias veces de arriba abajo soltando su típico y tan conocido “uuffff” que me hizo reír, su descaro no tenía parangón y se atrevió a pedirme con el dedo que girara para que me viera bien a lo que enarqué una ceja pero igualmente lo hice solo para verle la cara y que soltara otra exclamación cuando le di la espalda sabiendo que su atención fijo que iba a mis nalgas. Me giré para acortar la distancia moviendo mis caderas de forma provocativa en cada paso mordiéndome el labio hasta que acabé frente a él con mi cuerpo rozando el suyo, su rostro se agachó y yo elevé el mío para que nuestros alientos se encontraran, calientes, subí mis manos a su pecho para comenzar a desabotonar su camisa dejando su pecho al descubierto, colé mis manos por sus hombros y dejé la camisa en la silla junto a la chaqueta recorriendo sus brazos mientras nuestras respiraciones chocaban y nuestros labios se rozaban- te deseo tanto... –dije subiendo mis manos a su rostro para buscar sus labios y besarlo de forma necesitada, hambrienta de él. Me impulsé para que me cogiera y lo hizo dejando sus manos en mis nalgas, mis piernas entorno a su cintura y así nos llevó hasta la cama donde me dejó sobre el colchón para luego subir su cuerpo sobre el mío, sus labios comenzaron a descender por mi cuello dejando mordiscos, lamiendo mi piel mientras mis manos lo acariciaban y se perdían por su cuerpo.
Por una parte me daba cierta rabia que tuviera que estar lejos de su familia para estar conmigo y quedarse aquí, sabía lo familiar que era él y haría lo posible por que pasara el mayor tiempo con ellos, haríamos visitas frecuentes al norte para que no perdiera el contacto porque yo había pasado por eso y no quería que él lo dejara todo por mí, no podía permitirlo así que estaríamos entre París y el norte constantemente, también pretendía llevarlo de nuevo a Egipto para poder disfrutar y enseñarle bien todo sin estar en una carrera a contra reloj y sin que nadie intentara matarnos, pasar unos días tranquilos y mostrarle la magia que tenía mi tierra y mi cultura. Antes de empezar con la noche de bodas le saqué aquella espada que había estado guardado celosamente para que no me pillara la sorpresa, esperaba que le gustara y aunque sabía que él tenía la suya no había podido evitar tirar de hilos y de favores para que pudiera llevármela. Observé su rostro mientras examinaba la hoja y el filo, había sido restaurada pero seguía siendo la espada que fue hacía mil años. Podía ver como sus ojos brillaban mientras la contemplaba y sonreí porque entendía que para él era una parte más de sí, lo había visto siempre pegado a su espada y quería que tuviera esa con todos los detalles y batallas que tenía tras todo aquel tiempo. Reí entre dientes cuando besó mis labios y me dijo que no tenía ningún regalo para mí, y que de tenerlo, nada igualaría a eso.
-No te he hecho el regalo para recibir otro a cambio, llevaba tiempo pensándolo desde que la vi de casualidad en el museo –dije contra sus labios- tú prométeme que volverás siempre después de cada batalla y te aseguro que cuando te vea entrar por la puerta estaré recibiendo mi regalo al verte –mordí su labio inferior mientras él me alzaba de las nalgas y mis piernas enseguida rodeaban su cintura, se notaba las ganas del vikingo por los gruñidos que soltaba en el beso y la forma de apretarme contra su cuerpo, mis dedos arrugaban su camisa mientras subíamos devorándonos en ese beso húmedo y caliente, mordiéndonos, lamiendo nuestros labios para volver a besarnos en una batalla entre nuestras lenguas que parecía no tener fin. Nos deseábamos y nos consumíamos por tenernos porque nuestros cuerpos se rozaban pidiéndonos por más, llegamos a la habitación y me dejó en el suelo, me reí por sus palabras cuando me dijo que estaba muy cachondo y que de quitarme él el vestido me lo arrancaría como al parecer le gustaba hacer- ¿esa es tú sutil manera de pedirme que me desnude para ti? –Pregunté con diversión quitándome la corona de flores que me habían hecho dejándola sobre el tocador, había que reconocer que mi padre había hecho un vestido precioso y por eso mismo no quería que me lo rompiera, era como mi regalo de bodas y quería conservarlo por su valor sentimental y como recuerdo de aquella noche. Lo observé quitarse la chaqueta que llevaba y me mordí el labio recorriéndolo, subí de nuevo mis ojos a esos mares que él tenía sonriendo cuando me dijo que estaba preciosa- pues tú estás muy guapo y así eres muy violable... ¡vaya! Qué suerte que tengo de que seas mío –dije riéndome divertida- ¿sabes? Me gusta mucho el hecho de ser tuya, me alegro que hayas irrumpido en mi vida dándole un vuelco y la hayas puesto patas arriba, que me despertaras sacándome de esa burbuja en la que estaba y me devolvieras a la vida, demostrarme que después de todo lo malo pasado merece la pena seguir adelante porque tiene su recompensa... que puede tardar pero lo bueno siempre acaba llegando. Te quiero mucho Ubbe, mucho –aclaré con una sonrisa para acercarme a él y besarlo, me giré dándole la espalda y aparté mi pelo a un lado- ¿me bajas la cremallera? –Dije mirándolo de reojo porque yo no podía y de lo contrario no podría quitarme el vestido. Sentí como la bajaba despacio como si de alguna forma temiera ser demasiado brusco y romperla, la bajó hasta el final y el vestido se abrió un poco pero sin dejar ver nada, sus labios recorrieron mi hombro y mi cuello dejando besos, mordiscos, sus manos ascendieron por mi vientre dirección a mi pecho y los apresó sobre la tela haciendo que jadeara, quería ver lo que le tenía preparado así que sonreí y me alejé un poco cogiendo el vestido para finalmente dejar que cayera por mi cuerpo y dejarlo sobre la bancada del tocador, me giré para que el vikingo me viera con aquel conjunto de lencería de encaje blanco que resaltaba con mi tono de piel, las medias de rejilla con los ligueros y los tacones, me recorrió varias veces de arriba abajo soltando su típico y tan conocido “uuffff” que me hizo reír, su descaro no tenía parangón y se atrevió a pedirme con el dedo que girara para que me viera bien a lo que enarqué una ceja pero igualmente lo hice solo para verle la cara y que soltara otra exclamación cuando le di la espalda sabiendo que su atención fijo que iba a mis nalgas. Me giré para acortar la distancia moviendo mis caderas de forma provocativa en cada paso mordiéndome el labio hasta que acabé frente a él con mi cuerpo rozando el suyo, su rostro se agachó y yo elevé el mío para que nuestros alientos se encontraran, calientes, subí mis manos a su pecho para comenzar a desabotonar su camisa dejando su pecho al descubierto, colé mis manos por sus hombros y dejé la camisa en la silla junto a la chaqueta recorriendo sus brazos mientras nuestras respiraciones chocaban y nuestros labios se rozaban- te deseo tanto... –dije subiendo mis manos a su rostro para buscar sus labios y besarlo de forma necesitada, hambrienta de él. Me impulsé para que me cogiera y lo hizo dejando sus manos en mis nalgas, mis piernas entorno a su cintura y así nos llevó hasta la cama donde me dejó sobre el colchón para luego subir su cuerpo sobre el mío, sus labios comenzaron a descender por mi cuello dejando mordiscos, lamiendo mi piel mientras mis manos lo acariciaban y se perdían por su cuerpo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Mis ojos recorrían su cuerpo, aquella mujer tenia el don de volverme completamente loco, en pie contemplaba a esa mujer de piel caramelo, su pelo sobre su hombro derecho, la sonrisa iluminaba su rostro y cuando se orilló contra mis labios para susurra ese te quiero, mi piel se erizó por completo.
-Te necesitó -confesé deslizando mis dedos por sus labios, dibujando aquella boca perfecta donde ahora quedaban posados mis ojos.
Me relamí imaginando su sabor, su olor, de normal acababa tomándola como un bárbaro, eso era y en ningún momento la había engañado. Mis palabras siempre eran la viva imagen de eso, de mi rudeza y muchas eran las veces que ella me había pedido algo distinto.
En un instante hice un repaso mental de todo, le había pedido que se casara conmigo como si no me importara cuando en el fondo, para mi, esta noche había significado todo.
-Lo siento -susurré mientras mis dedos bajaban despacio la cremallera -siento ser tan burdo, siento que no siempre he estado a la altura.
Quizás iba demasiado borracho, mas quizás por eso era capaz de ser tan sincero como lo estaba siendo ahora.
-Siento haberte dicho que te casaras conmigo dejando caer mi anillo en tu regazo, me daba vergüenza, tenia miedo a que me dijeras que no..yo llegué con sentimientos por ti, para mi siempre has sido la mujer de mi vida y ...tenia miedo de que me abandonaras, de no ser lo que querías..creo que te lo pedí así porque era el modo de poner un escudo que no me rompiera tu negativa.
Ella se giró, el vestido cayó dejando ante mis ojos un cuerpo cincelado por el fuego de Egipto, por sus dioses y posiblemente también por los míos.
-eres la mujer mas bella que jamas he conocido, estoy enamorado de ti -confesé besando su labio inferior -y quiero hacerte el amor -ladeé la sonrisa -vale, también follarte, pero supongo que la noche es joven y es nuestra noche de bodas -susurré contra su boca entreabierta mientras deslizaba la camisa por mis hombros para que abandonara mi pecho.
La alcé del trasero cuando esta se elevó en el aire. Mis manos en sus nalga, apreté la carne prieta que las conformaban, redondas, alzadas.
-Uffffff que culo tienes egipcia -dije resoplando sin parar mientras ella reía contra mi boca.
Así llegamos al lecho, mi boca se deslizaba por sus labios, baile de lenguas balado en alcohol, eramos fuego, brasas encendidas y el roce de nuestros cuerpos nos prendió.
Gruñí desesperado, preso del sabor de unos húmedos besos que me volvieron completamente loco.
La tumbé en el lecho, mi cuerpo gateó por le ajeno, mi lengua trepó por la media luna de su ombligo, gruñí entre jadeos, mordí sus dos tetas enormes, presas en ese corseé de encaje.
-Uffff ¡Por Odin Nai eres la mujer mas guapa que he conocido! ¡estas tan buenorra!
Le arranqué las bragas, jadeaba sin parar contra su piel, tomé el tronco con la diestra, guié mi verga hacia su entrada, mi glande se deslizó por aquel centro empapado.
-Uffffff -me estaba volviendo loco -aun no me creo que seas mi mujer, quiero tomarte a todas horas, es que tienes un cuerpo que uffff -no era ni capaz de articular palabra.
-Te necesitó -confesé deslizando mis dedos por sus labios, dibujando aquella boca perfecta donde ahora quedaban posados mis ojos.
Me relamí imaginando su sabor, su olor, de normal acababa tomándola como un bárbaro, eso era y en ningún momento la había engañado. Mis palabras siempre eran la viva imagen de eso, de mi rudeza y muchas eran las veces que ella me había pedido algo distinto.
En un instante hice un repaso mental de todo, le había pedido que se casara conmigo como si no me importara cuando en el fondo, para mi, esta noche había significado todo.
-Lo siento -susurré mientras mis dedos bajaban despacio la cremallera -siento ser tan burdo, siento que no siempre he estado a la altura.
Quizás iba demasiado borracho, mas quizás por eso era capaz de ser tan sincero como lo estaba siendo ahora.
-Siento haberte dicho que te casaras conmigo dejando caer mi anillo en tu regazo, me daba vergüenza, tenia miedo a que me dijeras que no..yo llegué con sentimientos por ti, para mi siempre has sido la mujer de mi vida y ...tenia miedo de que me abandonaras, de no ser lo que querías..creo que te lo pedí así porque era el modo de poner un escudo que no me rompiera tu negativa.
Ella se giró, el vestido cayó dejando ante mis ojos un cuerpo cincelado por el fuego de Egipto, por sus dioses y posiblemente también por los míos.
-eres la mujer mas bella que jamas he conocido, estoy enamorado de ti -confesé besando su labio inferior -y quiero hacerte el amor -ladeé la sonrisa -vale, también follarte, pero supongo que la noche es joven y es nuestra noche de bodas -susurré contra su boca entreabierta mientras deslizaba la camisa por mis hombros para que abandonara mi pecho.
La alcé del trasero cuando esta se elevó en el aire. Mis manos en sus nalga, apreté la carne prieta que las conformaban, redondas, alzadas.
-Uffffff que culo tienes egipcia -dije resoplando sin parar mientras ella reía contra mi boca.
Así llegamos al lecho, mi boca se deslizaba por sus labios, baile de lenguas balado en alcohol, eramos fuego, brasas encendidas y el roce de nuestros cuerpos nos prendió.
Gruñí desesperado, preso del sabor de unos húmedos besos que me volvieron completamente loco.
La tumbé en el lecho, mi cuerpo gateó por le ajeno, mi lengua trepó por la media luna de su ombligo, gruñí entre jadeos, mordí sus dos tetas enormes, presas en ese corseé de encaje.
-Uffff ¡Por Odin Nai eres la mujer mas guapa que he conocido! ¡estas tan buenorra!
Le arranqué las bragas, jadeaba sin parar contra su piel, tomé el tronco con la diestra, guié mi verga hacia su entrada, mi glande se deslizó por aquel centro empapado.
-Uffffff -me estaba volviendo loco -aun no me creo que seas mi mujer, quiero tomarte a todas horas, es que tienes un cuerpo que uffff -no era ni capaz de articular palabra.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Si había algo que no había escuchado con demasiada frecuencia salir de los labios del vikingo era, sin duda, la palabra “lo siento” o “perdón”. Me había dicho en incontables veces lo que me deseaba, incluso también lo que me quería y en un par de ocasiones que estaba enamorado de mí, sin embargo escucharle pedir perdón o disculpándose de algo no eran palabras que el vikingo dijera con demasiada frecuencia. Conocía de su carácter y su forma de ser y aunque se arrepintiera de las cosas que hacía y que decía dar su brazo a torcer le costaba, podía entenderlo porque a mí también me pasaba lo mismo muchas veces... como él tenía un carácter y un orgullo que muchas veces acababa siendo mi perdición y que me había llevado a peleas y a broncas sin sentido por el maldito orgullo. Yo daba mi brazo a torcer cuando sentía que así debía de hacerlo, también cuando no podía estar más tiempo enfadada con él porque eso me podía y la última vez que estuvimos peleados fue una auténtica tortura y no algo que me gustara precisamente. Pero pedir perdón no era algo que él hiciera, tampoco se lo echaba en cara porque sabía que su orgullo era igual de fuerte que el mío y él no estaba acostumbrado a hacerlo, pero sí entendía cuando me pedía perdón con su forma de ser, con la forma en la que luego me trataba como si quisiera redimirse por su comportamiento y no haberme dicho que lo sentía. Así que, que esa noche justo en ese momento, me dijera que lo sentía era algo que me hizo girar la cabeza para mirarlo mientras sus manos bajaban la cremallera del vestido, y además me hacía preguntarme por qué lo sentía exactamente ya que no había hecho nada para que me tuviera que pedir perdón ni disculpas. Lejos de despejarme las dudas que tenía sus palabras hicieron que me mordiera el labio observándolo ya con la cremallera bajada y el vestido ligeramente abierto, sin embargo no me moví dejando que su pecho se pegara a mi espalda y sus manos subieran por mi cintura con su aliento impactando en mi hombro y en mi cuello. Tenía la sensación de que si me giraba o por el contrario si le hablaba él dejaría de hacerlo y ya que se había envalentonado, por el alcohol sin lugar a dudas, decidí que lo mejor sería que terminara lo que tenía que decir para saber por qué decía que lo sentía.
No imaginé que fuera por eso bajo ningún concepto, me esperaba algo referente a la guerra, algo sobre ser vikingo y todo lo que conllevaba.... cualquier cosa menos que se disculpara por la forma en la que me había pedido matrimonio. Tampoco entendí por qué decía que no había estado a la altura, ¿de qué, exactamente? Sus palabras hicieron que mis manos fueran a las suyas para dejarlas encima mientras lo escuchaba, él no era muy propenso a expresar lo que sentía y era algo que yo sabía, pero a veces a mí se me olvidaba que él ya venía con sentimientos por mí y no me paraba a pensar lo que tuvo que ser para él todo aquel tiempo en el que para mí solo era un desconocido mientras que él me quería. Debió de ser duro y si me hubiera pasado a mí en una situación a la inversa ¿qué no habría hecho? Probablemente habría hecho todo lo que él hizo exactamente igual, yo a él no lo conocía pero lo que sentí fue creciendo con el tiempo hasta convertirse en un sentimiento tan grande que era difícil de explicar. Yo no sabía mucho sobre la otra “relación” que llevaron, pero entendía su miedo a que lo rechazara y no podía culparlo en absoluto. Otra cosa diferente era si me hubiera gustado o no que me lo pidiera de otra forma más que dejando caer un anillo en mi regazo, lo cierto es que sí me habría gustado, pero aunque siempre me acordaría de ese momento para mí era más importante el momento en el que nos habíamos casado que cualquier otro momento. Sus palabras, la forma en la que me miró... decía mucho más y siempre ganaría ese recuerdo frente a todos los demás.
-No tienes que disculparte por nada, aunque me alegro que te sinceres conmigo –ladeé la cabeza para dejar mis labios por su mandíbula- vale, cierto que no fue la mejor pedida de matrimonio del mundo pero ¿sabes una cosa? Siempre me quedo con lo que me dijiste en el altar y eso para mí es lo más importante –dejé un mordisco en el lugar y me giré para mirarlo- sé cómo eres Ubbe, sé lo que te gusta y lo que más odias, lo que te frustra, lo que anhelas y temes, la forma en la que te rascas la nuca cuando estás nervioso, lo que te cuesta decirme ciertas cosas o lo que odias que te mande hacer cosas, cuando te enfadas y me miras con esos orbes azules que tanto me gustan... sé cómo eres y te quiero así, pero ¿no se trata de eso? De querer y amar no solo las virtudes sino también los defectos, pues bien, porque a mí me gustas en todos los sentidos... incluso cuando te enfadas con ese carácter que tienes –sonreí cuando su dedo se paseó por mis labios hasta que dejó un beso en mi inferior antes de decirme que estaba enamorado, me había gustado cuando me dijo que era la mujer de su vida y mordí su labio por eso mientras me contemplaba y mis manos retiraban su camisa dejando su pecho desnudo. Reí cuando me dijo que quería hacerme el amor pero, con esa boca que tenía, enseguida dijo que también follarme porque la noche era muy larga, era temprano, y además nuestra noche de bodas. Salté para que me cogiera y rodeé su cuello con mis brazos dejando mis labios sobre los suyos besándonos de forma húmeda, necesitada- ¿no podías haberte quedado en “hacerte el amor”? Habría quedado mucho mejor –dije con una sonrisa mordiendo su labio mientras sus manos apretaban mis nalgas y reiteraba lo que le gustaban a lo que yo me reía mientras se encaminaba hacia la cama sin dejar de besarnos de forma necesitada, desesperada, húmeda y prolongada. Me dejó sobre la cama y no tardó en cubrir mi cuerpo con el suyo, su lengua lamió mi cuerpo en un camino desde mi ombligo hasta mis pechos en lo que mi cuerpo se arqueaba hacia él, mordió mis pechos y lo miré mordiéndome el labio asegurándome lo buena que estaba, me tuve que reír por sus palabras negando con la cabeza porque no tenía filtro alguno en esos momentos. Cada vez lo notaba más ansioso, más desesperado y necesitado, sus labios en mi piel jadeando sin parar como si le costara resistirse y no pudiera aguantar más, como de costumbre mis bragas de encaje quedaron rasgadas por esa impaciencia que le caracterizaba, tomó su miembro dejando su punta recorriendo mi centro provocándome un jadeo y lo miré cuando me dijo que no se creía que fuera suya mientras jadeaba necesitado- Ubbe –lo llamé de forma que elevara su rostro para mirarme, sus ojos azules brillaban con intensidad y su respiración era rápida, mis manos tomaron su rostro y lo besé de forma algo más calmada para ver si así se calmaba él un poco, mi boca tomó el control de la suya y mi lengua se abrió paso hasta dar con la suya para empezar otra batalla entre ambas, jadeos y gruñidos escapaban de nuestros labios moviendo nuestros cuerpos contra el otro. Acabé separándome pero no solté su rostro dejando mis ojos puestos de forma fija en los suyos, llevé mi dedo a sus labios y lo puse para que no dijera nada- Ssssh –di un pequeño beso y un mordisco en su labio inferior- ¿dónde queda eso de que ibas a hacerme el amor? –Pregunté con una sonrisa pero sabía que había estado toda la noche aguantándose, y yo sabía lo que él necesitaba en esos momentos para calmarse, luego tendríamos tiempo para disfrutar de él por completo y tomarlo por entero.
Giré dejándolo a él contra el colchón quedándome arriba rozando nuestros sexos, lo besé de nuevo y me erguí mirándolo mientras me movía despacio notando como se adentraba cada vez más de forma lenta en mi interior, un gemido escapó de mis labios al tenerlo dentro por completo y cerré los ojos arqueando mi cuerpo dándome un par de segundos antes de comenzar a moverme sobre él, lo miré desde esa postura con mi pelo cayendo por uno de mis hombros moviéndome sobre él, jadeando por el placer que aquello nos provocaba. Nos mirábamos en todo momento con mis manos en su pecho mientras iba adquiriendo más ritmo y él movía sus caderas incitándome a ir cada vez a más, no dudaba que pronto tomara él el control como solía hacer. Una de sus manos la dejó en mi cintura y la otra subió a mi rostro acariciándolo, su dedo gordo lo deslizó por mis labios y yo no dudé en lamerlo y en chuparlo dejando un mordisco, deslizó su mano bajando por mi cuerpo dejando un reguero con su dedo que había lamido hasta llegar al centro de mis pechos que todavía eran tapados por el corsé. Gemí mirándolo arqueando mi cuerpo y moviendo mis caderas en círculo cuando sin decirle nada subí sus manos a mis pechos para que me quitara el corsé, no tardó demasiado en saber lo que le pedía y pronto este cayó sobre la cama dejándome desnuda frente a él, se alzó en ese momento y su boca fue a mis pechos para morderlos, lamerlos y succionarlos ayudándome a moverme con sus manos en mis caderas, gemí enredando mis dedos en su pelo notando que el orgasmo se acercaba, los dos lo necesitábamos para calmarnos un poco ante la necesidad que sentíamos, solo cuando sentí que estaba a punto de llegar tiré de su pelo para alzar su rostro recorriendo su espalda con mi otra mano y besar sus labios entre jadeos y gemidos.
-Ubbe –gemí cuando me corrí aferrándome a su cuerpo con el mío temblando, mirándonos de frente con las respiraciones agitadas, cerré los ojos y apoyé mi frente en la suya reponiéndome de aquello por unos segundos para abrirlos de nuevo y mirarlo con una sonrisa- te quiero –se lo podría decir en mil idiomas pero no se lo podía decir más claro- eres el hombre de mi vida y me alegro de que me hayas encontrado –no había rastro de mentira en mis palabras mientras mis dedos se enredaban en el pelo de su nuca- y ahora me gustaría disfrutar de mi marido con tranquilidad, pienso tomármelo con mucha calma al fin y al cabo tengo toda la noche por delante, quiero disfrutar de esta noche pero sobre todo quiero disfrutar de ti –habíamos llevado unas semanas de lo más locas, quería calma y tranquilidad por una noche y esa me la iba a tomar.
No imaginé que fuera por eso bajo ningún concepto, me esperaba algo referente a la guerra, algo sobre ser vikingo y todo lo que conllevaba.... cualquier cosa menos que se disculpara por la forma en la que me había pedido matrimonio. Tampoco entendí por qué decía que no había estado a la altura, ¿de qué, exactamente? Sus palabras hicieron que mis manos fueran a las suyas para dejarlas encima mientras lo escuchaba, él no era muy propenso a expresar lo que sentía y era algo que yo sabía, pero a veces a mí se me olvidaba que él ya venía con sentimientos por mí y no me paraba a pensar lo que tuvo que ser para él todo aquel tiempo en el que para mí solo era un desconocido mientras que él me quería. Debió de ser duro y si me hubiera pasado a mí en una situación a la inversa ¿qué no habría hecho? Probablemente habría hecho todo lo que él hizo exactamente igual, yo a él no lo conocía pero lo que sentí fue creciendo con el tiempo hasta convertirse en un sentimiento tan grande que era difícil de explicar. Yo no sabía mucho sobre la otra “relación” que llevaron, pero entendía su miedo a que lo rechazara y no podía culparlo en absoluto. Otra cosa diferente era si me hubiera gustado o no que me lo pidiera de otra forma más que dejando caer un anillo en mi regazo, lo cierto es que sí me habría gustado, pero aunque siempre me acordaría de ese momento para mí era más importante el momento en el que nos habíamos casado que cualquier otro momento. Sus palabras, la forma en la que me miró... decía mucho más y siempre ganaría ese recuerdo frente a todos los demás.
-No tienes que disculparte por nada, aunque me alegro que te sinceres conmigo –ladeé la cabeza para dejar mis labios por su mandíbula- vale, cierto que no fue la mejor pedida de matrimonio del mundo pero ¿sabes una cosa? Siempre me quedo con lo que me dijiste en el altar y eso para mí es lo más importante –dejé un mordisco en el lugar y me giré para mirarlo- sé cómo eres Ubbe, sé lo que te gusta y lo que más odias, lo que te frustra, lo que anhelas y temes, la forma en la que te rascas la nuca cuando estás nervioso, lo que te cuesta decirme ciertas cosas o lo que odias que te mande hacer cosas, cuando te enfadas y me miras con esos orbes azules que tanto me gustan... sé cómo eres y te quiero así, pero ¿no se trata de eso? De querer y amar no solo las virtudes sino también los defectos, pues bien, porque a mí me gustas en todos los sentidos... incluso cuando te enfadas con ese carácter que tienes –sonreí cuando su dedo se paseó por mis labios hasta que dejó un beso en mi inferior antes de decirme que estaba enamorado, me había gustado cuando me dijo que era la mujer de su vida y mordí su labio por eso mientras me contemplaba y mis manos retiraban su camisa dejando su pecho desnudo. Reí cuando me dijo que quería hacerme el amor pero, con esa boca que tenía, enseguida dijo que también follarme porque la noche era muy larga, era temprano, y además nuestra noche de bodas. Salté para que me cogiera y rodeé su cuello con mis brazos dejando mis labios sobre los suyos besándonos de forma húmeda, necesitada- ¿no podías haberte quedado en “hacerte el amor”? Habría quedado mucho mejor –dije con una sonrisa mordiendo su labio mientras sus manos apretaban mis nalgas y reiteraba lo que le gustaban a lo que yo me reía mientras se encaminaba hacia la cama sin dejar de besarnos de forma necesitada, desesperada, húmeda y prolongada. Me dejó sobre la cama y no tardó en cubrir mi cuerpo con el suyo, su lengua lamió mi cuerpo en un camino desde mi ombligo hasta mis pechos en lo que mi cuerpo se arqueaba hacia él, mordió mis pechos y lo miré mordiéndome el labio asegurándome lo buena que estaba, me tuve que reír por sus palabras negando con la cabeza porque no tenía filtro alguno en esos momentos. Cada vez lo notaba más ansioso, más desesperado y necesitado, sus labios en mi piel jadeando sin parar como si le costara resistirse y no pudiera aguantar más, como de costumbre mis bragas de encaje quedaron rasgadas por esa impaciencia que le caracterizaba, tomó su miembro dejando su punta recorriendo mi centro provocándome un jadeo y lo miré cuando me dijo que no se creía que fuera suya mientras jadeaba necesitado- Ubbe –lo llamé de forma que elevara su rostro para mirarme, sus ojos azules brillaban con intensidad y su respiración era rápida, mis manos tomaron su rostro y lo besé de forma algo más calmada para ver si así se calmaba él un poco, mi boca tomó el control de la suya y mi lengua se abrió paso hasta dar con la suya para empezar otra batalla entre ambas, jadeos y gruñidos escapaban de nuestros labios moviendo nuestros cuerpos contra el otro. Acabé separándome pero no solté su rostro dejando mis ojos puestos de forma fija en los suyos, llevé mi dedo a sus labios y lo puse para que no dijera nada- Ssssh –di un pequeño beso y un mordisco en su labio inferior- ¿dónde queda eso de que ibas a hacerme el amor? –Pregunté con una sonrisa pero sabía que había estado toda la noche aguantándose, y yo sabía lo que él necesitaba en esos momentos para calmarse, luego tendríamos tiempo para disfrutar de él por completo y tomarlo por entero.
Giré dejándolo a él contra el colchón quedándome arriba rozando nuestros sexos, lo besé de nuevo y me erguí mirándolo mientras me movía despacio notando como se adentraba cada vez más de forma lenta en mi interior, un gemido escapó de mis labios al tenerlo dentro por completo y cerré los ojos arqueando mi cuerpo dándome un par de segundos antes de comenzar a moverme sobre él, lo miré desde esa postura con mi pelo cayendo por uno de mis hombros moviéndome sobre él, jadeando por el placer que aquello nos provocaba. Nos mirábamos en todo momento con mis manos en su pecho mientras iba adquiriendo más ritmo y él movía sus caderas incitándome a ir cada vez a más, no dudaba que pronto tomara él el control como solía hacer. Una de sus manos la dejó en mi cintura y la otra subió a mi rostro acariciándolo, su dedo gordo lo deslizó por mis labios y yo no dudé en lamerlo y en chuparlo dejando un mordisco, deslizó su mano bajando por mi cuerpo dejando un reguero con su dedo que había lamido hasta llegar al centro de mis pechos que todavía eran tapados por el corsé. Gemí mirándolo arqueando mi cuerpo y moviendo mis caderas en círculo cuando sin decirle nada subí sus manos a mis pechos para que me quitara el corsé, no tardó demasiado en saber lo que le pedía y pronto este cayó sobre la cama dejándome desnuda frente a él, se alzó en ese momento y su boca fue a mis pechos para morderlos, lamerlos y succionarlos ayudándome a moverme con sus manos en mis caderas, gemí enredando mis dedos en su pelo notando que el orgasmo se acercaba, los dos lo necesitábamos para calmarnos un poco ante la necesidad que sentíamos, solo cuando sentí que estaba a punto de llegar tiré de su pelo para alzar su rostro recorriendo su espalda con mi otra mano y besar sus labios entre jadeos y gemidos.
-Ubbe –gemí cuando me corrí aferrándome a su cuerpo con el mío temblando, mirándonos de frente con las respiraciones agitadas, cerré los ojos y apoyé mi frente en la suya reponiéndome de aquello por unos segundos para abrirlos de nuevo y mirarlo con una sonrisa- te quiero –se lo podría decir en mil idiomas pero no se lo podía decir más claro- eres el hombre de mi vida y me alegro de que me hayas encontrado –no había rastro de mentira en mis palabras mientras mis dedos se enredaban en el pelo de su nuca- y ahora me gustaría disfrutar de mi marido con tranquilidad, pienso tomármelo con mucha calma al fin y al cabo tengo toda la noche por delante, quiero disfrutar de esta noche pero sobre todo quiero disfrutar de ti –habíamos llevado unas semanas de lo más locas, quería calma y tranquilidad por una noche y esa me la iba a tomar.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Nai sabia lo que necesitaba, me conocía, lejos de molestarle mis modos, mi rudeza ella se dejaba hacer perdida en el fuego que yo sentía.
Por eso nuestros labios se encontraban hambrientos, necesitados, mis gruñidos sentenciaban mis ganas, mi necesidad de perderme en cada centímetro de su piel,.
Sabia deliciosa, mi lengua surcó su cuello, rugí de nuevo erizando con mi aliento sus poros mientras la atraía violento por las nalgas apretándolas entre mis dedos.
Se que ella necesitaba hacer el amor, pero estaba toda la noche conteniendome y yo necesitaba follar tan duro que mis manos marcaban su piel enrojeciendola tal y como ascendían por su cintura rumbo a sus petas cubiertas.
Me empujo para que cayera a la cama, sus desiertos brillaban, sonrió ascendiendo sobre mi hasta montarme como una autentica amazonas.
-Me vuelves loco, nunca he disfrutado mas de tomar a una mujer -aseguré alzando mi torso para chocar con su boca entreabierta.
Deslicé mi lengua por su boca, enredándola con la sierpe ajena pasando de una cueva a otra. Nuestro aliento embriagado en alcohol nos calcinaba, no podíamos dejar de jadear contra la boca ajena.
Mi falo alzado se perdía entre sus piernas mojando sus muslos con mi simiente ,ella reía por mi impaciencia, por notarme tan desesperado por montarla.
Mis dedos se deslizaron por su boca mojada, mis ojos siguieron ese sendero, lamió mi indice, jadeé deslizándolo por su cuerpo, el sendero de la perdición escrito en su piel dorada a fuego.
El corseé abandono su torso, mi boca cubrió sus senos torturándolos entre mordiscos lamidas y gruñidos.
Rugí al sentir como su mano tomaba mi tronco, lo sacudió contra su vagina, masturbandonos a ambos.
Estaba tan mojada que con el primer empujón entro hasta el fondo.
Me follo con fuerza, subiendo y bajando sin dejar de mirarme, ella hoy era mi diosa y mis caderas bailaban encontrándose con ella.
Nos corrimos con violencia, nuestros cuerpos perlados en sudor cayeron sobre el lecho, aun isa yo seguía moviéndome, me había excitado demasiado y sus dedos acariciaron mi pelo pidiéndome que le hiciera el amor con cuidado.
-Te quiero -susurré girándola para quedar encima.
No salí de su interior, solo la miré jadeando hasta que poco poco la respiración de ambos se fue calmando.
-¿quieres una copa? -pregunté ladeando la sonrisa -porque no hemos terminado egipcia, tengo mas ganas de ti.
Desnudo caminé hacia el mueble bar, ladee la sonrisa alzando las cejas al ver como mi mujer deslizaba su mirada por mi culo.
-¿quieres mas? -apunté moviendo la verga con un movimiento sexy que la hizo reír y lanzarme una almohada a la cabeza.
Cogí la botella fría de champan y volví con ella al lecho, mi boca la buscó antes enfrascarme con el corcho que como si fuera un disparo impactó contra el techo por la boquilla salia el espumoso que acaparé raudo con mis labios bebiendo mientras mi mujer se reía.
-Y ahora egipcia, le toca dije pasandole la botella mientras me dejaba caer de rodillas y abría sus peras mirándola con mis azules.
-¿que quieres que te haga? Quiero que me pidas, quiero complacerte mientras voy animándome.
Por eso nuestros labios se encontraban hambrientos, necesitados, mis gruñidos sentenciaban mis ganas, mi necesidad de perderme en cada centímetro de su piel,.
Sabia deliciosa, mi lengua surcó su cuello, rugí de nuevo erizando con mi aliento sus poros mientras la atraía violento por las nalgas apretándolas entre mis dedos.
Se que ella necesitaba hacer el amor, pero estaba toda la noche conteniendome y yo necesitaba follar tan duro que mis manos marcaban su piel enrojeciendola tal y como ascendían por su cintura rumbo a sus petas cubiertas.
Me empujo para que cayera a la cama, sus desiertos brillaban, sonrió ascendiendo sobre mi hasta montarme como una autentica amazonas.
-Me vuelves loco, nunca he disfrutado mas de tomar a una mujer -aseguré alzando mi torso para chocar con su boca entreabierta.
Deslicé mi lengua por su boca, enredándola con la sierpe ajena pasando de una cueva a otra. Nuestro aliento embriagado en alcohol nos calcinaba, no podíamos dejar de jadear contra la boca ajena.
Mi falo alzado se perdía entre sus piernas mojando sus muslos con mi simiente ,ella reía por mi impaciencia, por notarme tan desesperado por montarla.
Mis dedos se deslizaron por su boca mojada, mis ojos siguieron ese sendero, lamió mi indice, jadeé deslizándolo por su cuerpo, el sendero de la perdición escrito en su piel dorada a fuego.
El corseé abandono su torso, mi boca cubrió sus senos torturándolos entre mordiscos lamidas y gruñidos.
Rugí al sentir como su mano tomaba mi tronco, lo sacudió contra su vagina, masturbandonos a ambos.
Estaba tan mojada que con el primer empujón entro hasta el fondo.
Me follo con fuerza, subiendo y bajando sin dejar de mirarme, ella hoy era mi diosa y mis caderas bailaban encontrándose con ella.
Nos corrimos con violencia, nuestros cuerpos perlados en sudor cayeron sobre el lecho, aun isa yo seguía moviéndome, me había excitado demasiado y sus dedos acariciaron mi pelo pidiéndome que le hiciera el amor con cuidado.
-Te quiero -susurré girándola para quedar encima.
No salí de su interior, solo la miré jadeando hasta que poco poco la respiración de ambos se fue calmando.
-¿quieres una copa? -pregunté ladeando la sonrisa -porque no hemos terminado egipcia, tengo mas ganas de ti.
Desnudo caminé hacia el mueble bar, ladee la sonrisa alzando las cejas al ver como mi mujer deslizaba su mirada por mi culo.
-¿quieres mas? -apunté moviendo la verga con un movimiento sexy que la hizo reír y lanzarme una almohada a la cabeza.
Cogí la botella fría de champan y volví con ella al lecho, mi boca la buscó antes enfrascarme con el corcho que como si fuera un disparo impactó contra el techo por la boquilla salia el espumoso que acaparé raudo con mis labios bebiendo mientras mi mujer se reía.
-Y ahora egipcia, le toca dije pasandole la botella mientras me dejaba caer de rodillas y abría sus peras mirándola con mis azules.
-¿que quieres que te haga? Quiero que me pidas, quiero complacerte mientras voy animándome.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Ubbe era rudo en todos los aspectos posibles y así era su forma de ser, una forma que a mí no me molestaba en absoluto lejos de lo que los demás pudieran pensar, sabía cómo era ese hombre y supe al instante lo que necesitaba sin que me dijera lo que le pasaba en esos momentos, yo era consciente de la necesidad que tenía ese hombre porque de alguna forma que nunca me lograba explicar siempre hacía que su necesidad y su deseo se convirtieran también en el mío propio. Quizás es porque de alguna forma estábamos conectados, en muchos más sentidos de los que los dos siquiera pudiéramos llegar a imaginar, y porque también éramos tan iguales que lo que sentía el uno también lo sentía el otro... así habíamos funcionado desde el principio y ya no me extrañaba, pero me seguía fascinando la facilidad que tenía ese hombre para encenderme ya que con poco le bastaba. Cualquier otra mujer en mi situación podría haberse quejado por ello, se suponía que era una noche especial pero yo no me enfadaba, no porque lo conocía bien y bastante es que había aguantado hasta llegar a casa sin hacer nada con lo que él era. Por eso hice lo que hice, además de que yo también lo deseaba, y era una forma de quemar un poco las ganas para poder disfrutar más adelante ya que la noche era joven y aún ni habíamos empezado. Lo había oído decirme, muchas veces, la facilidad que tenía para encenderlo, lo mucho que lo provocaba, a los límites que lo llevaba y lo loco que lo volvía... pero es que eso mismo también podía decir que él provocaba en mí, me gustaba absolutamente todo de ese hombre y siempre me dejaba con ganas de más aunque no lo pareciera, pero así era. No importara cómo me tomara, la forma que tenía de tocarme, de mirarme, de moverse contra mi cuerpo me encantaba y me volvía loca... yo muchas veces bromeaba con que era su droga más pura, pero también él era la mía. Por esa noche hasta me sorprendió que en ese momento, con lo encendido y necesitado que él estaba me dejaba llevarlo y tomar el control, aunque movió sus caderas me dejó llevar el ritmo y simplemente disfrutó de lo que tuve para darle hasta acabar los dos en un orgasmo que nos dejó exhaustos y sin alientos, sin movernos, subida sobre él todavía notándolo dentro ya tumbados sobre la cama para reponer fuerzas.
Sonreí cuando me dijo que me quería y luego me dejó de nuevo sobre el colchón quedando él arriba, había estado moviéndose hasta que nuestras respiraciones fueron normales y nuestros cuerpos se calmaron, mis dedos no dejaron de acariciar su cuerpo, su rostro o simplemente enredarse en su pelo mientras nos mirábamos con una sonrisa y nos besábamos incapaces de quedarnos quietos. Quería disfrutar de esa noche porque también nos la merecíamos, habíamos pasado unas semanas algo caóticas en las que apenas habíamos tenido de disfrutar realmente los dos solos y esa noche me la iba a tomar completamente para mí, al día siguiente empezaríamos esa semana que nos quedaba y no pensaba dejar que se separara demasiado de mí, además de que había hablado con el museo para que me concedieran unas semanas libres tras la boda por lo que prisa no teníamos. Sonreí al ver esa sonrisa que se traía en los labios, y que ya intuía que estaba pensando en algo, y mordí su labio inferior cuando me preguntó si quería una copa... lo quería todo, empezando y acabando por él por supuesto. Reí divertida cuando me aseguró que no habíamos terminado y que aún tenía más ganas de mí, genial entonces, porque yo aún tenía muchas más ganas de él. Lo miré levantarse aunque le hice un leve mohín por separarse y me tumbé quedando recostada de lado para observarlo de manera detenida, apoyé el codo en la cama y recosté mi cabeza en mi mano mientras lo repasaba con la mirada de forma descarada. Era todo un espectáculo ver a ese hombre desnudo paseándose por mi habitación, lo recorrí por entero y cuando se giró me pilló de pleno mirándole el trasero a lo que reí sin importar que me hubiera pillado mientras él ladeaba la sonrisa y alzaba las cejas.
-¿Qué? ¿No puedo disfrutar, como tú haces conmigo, de las vistas que me da mi marido? Sería un verdadero pecado apartar la mirada –subí a sus ojos y me mordí el labio- además, no soy la única de los dos que tiene un buen trasero –apunté con todo el descaro del mundo para luego sonreírle, los dos éramos iguales y el grado de complicidad estaba ya por las nubes. Descarado como él solo me preguntó si quería más haciendo un movimiento sexy que me hizo reír para lanzarle una almohada que ni se molestó en apartarla y que le dio en su cabeza- pero qué idiota eres –dije medio riéndome observando que cogía el champán y enarcando esa vez yo una ceja mientras volvía a mí lado y le di un azote en una de sus nalgas, su boca buscó la mía y mi brazo rodeó su cuello para hacer el beso más largo hasta que me aparté para que él abriera la botella y bebiera de la espuma que salía mientras yo me reía- me gusta que nos sigamos llamando “egipcia” y “vikingo”, me recuerda a todo lo que hemos pasado hasta llegar a este momento –sonreí cogiendo la botella que me tendía para dar un trago dejando que el líquido bajara por mi garganta, refrescante, solo para ver cómo se movía, separaba mis piernas y me miraba con esos ojazos azules que tanto me gustaban. Lo contemplé con la botella en la mano un par de segundos y me mordí el labio tras sus preguntas, oh por Ra, se había propuesto volverme loca y yo no es que me fuera a negar en absoluto. Lo miré de forma fija sin perder la sonrisa y lamí mi labio inferior pensando en qué le iba a pedir, aunque lo quería todo- ¿vas a dejarte guiar? –Pregunté porque el que le dijeran lo que tenía que hacer no le gustaba demasiado, salvo al parecer en cuestiones de cama- entonces, ¿por qué no empiezas por besarme de esa forma que tanto me gusta? –Le hice una seña con el dedo para que se acercara para besarme como le había pedido, como un buen vikingo arrasando con todo a su paso y haciéndose el dueño indiscutible y absoluto de mis labios, mordí su inferior y le señalé que me pasara la copa que tenía él cerca, cuando lo hizo la llené con el champán y dejé la botella sobre la mesita, di un trago a la copa y luego tomé su mano mientras él quedaba a la espera de lo que quería pedirle, pero yo lo tenía muy claro. Cogí su dedo índice y lo metí en la copa haciendo que se mojara por entero, lo saqué y lo llevé a mi boca para limpiar todo rastro de champán de su dedo ante el jadeo que emitió de sus labios, sonreí y volví a hacer lo mismo manchando su dedo pero esa vez creando un reguero por mi cuerpo de champán con su dedo; bajé por mi garganta hasta el centro de mi pecho, otro reguero bajando por mi cuello y que siguió hasta llegar a mi pecho creando figuras, haciendo un círculo entorno al pezón, repetí el proceso con mi otro pecho y luego creé un camino que descendía hasta mi ombligo dejando un par de gotas en el lugar, subí mis ojos a los suyos y volví a crear otro camino que bajaba hasta justo mi sexo, para luego mojar otra vez su dedo y deslizarlo por completo por todo mi sexo de forma que mi cadera se movió en respuesta, lamí su dedo dejando un mordisco en su dedo y solté su mano siendo más que evidente lo que quería en esos momentos- quiero que empieces por quitar el rastro de champán de mi cuerpo, quiero que marques mi piel y mi cuerpo a fuego con tus manos y con tu boca. Que beses, que lamas, que muerdas y acaricies todo mi cuerpo hasta volverme loca, lo quiero todo de ti Ubbe.
Sonreí cuando me dijo que me quería y luego me dejó de nuevo sobre el colchón quedando él arriba, había estado moviéndose hasta que nuestras respiraciones fueron normales y nuestros cuerpos se calmaron, mis dedos no dejaron de acariciar su cuerpo, su rostro o simplemente enredarse en su pelo mientras nos mirábamos con una sonrisa y nos besábamos incapaces de quedarnos quietos. Quería disfrutar de esa noche porque también nos la merecíamos, habíamos pasado unas semanas algo caóticas en las que apenas habíamos tenido de disfrutar realmente los dos solos y esa noche me la iba a tomar completamente para mí, al día siguiente empezaríamos esa semana que nos quedaba y no pensaba dejar que se separara demasiado de mí, además de que había hablado con el museo para que me concedieran unas semanas libres tras la boda por lo que prisa no teníamos. Sonreí al ver esa sonrisa que se traía en los labios, y que ya intuía que estaba pensando en algo, y mordí su labio inferior cuando me preguntó si quería una copa... lo quería todo, empezando y acabando por él por supuesto. Reí divertida cuando me aseguró que no habíamos terminado y que aún tenía más ganas de mí, genial entonces, porque yo aún tenía muchas más ganas de él. Lo miré levantarse aunque le hice un leve mohín por separarse y me tumbé quedando recostada de lado para observarlo de manera detenida, apoyé el codo en la cama y recosté mi cabeza en mi mano mientras lo repasaba con la mirada de forma descarada. Era todo un espectáculo ver a ese hombre desnudo paseándose por mi habitación, lo recorrí por entero y cuando se giró me pilló de pleno mirándole el trasero a lo que reí sin importar que me hubiera pillado mientras él ladeaba la sonrisa y alzaba las cejas.
-¿Qué? ¿No puedo disfrutar, como tú haces conmigo, de las vistas que me da mi marido? Sería un verdadero pecado apartar la mirada –subí a sus ojos y me mordí el labio- además, no soy la única de los dos que tiene un buen trasero –apunté con todo el descaro del mundo para luego sonreírle, los dos éramos iguales y el grado de complicidad estaba ya por las nubes. Descarado como él solo me preguntó si quería más haciendo un movimiento sexy que me hizo reír para lanzarle una almohada que ni se molestó en apartarla y que le dio en su cabeza- pero qué idiota eres –dije medio riéndome observando que cogía el champán y enarcando esa vez yo una ceja mientras volvía a mí lado y le di un azote en una de sus nalgas, su boca buscó la mía y mi brazo rodeó su cuello para hacer el beso más largo hasta que me aparté para que él abriera la botella y bebiera de la espuma que salía mientras yo me reía- me gusta que nos sigamos llamando “egipcia” y “vikingo”, me recuerda a todo lo que hemos pasado hasta llegar a este momento –sonreí cogiendo la botella que me tendía para dar un trago dejando que el líquido bajara por mi garganta, refrescante, solo para ver cómo se movía, separaba mis piernas y me miraba con esos ojazos azules que tanto me gustaban. Lo contemplé con la botella en la mano un par de segundos y me mordí el labio tras sus preguntas, oh por Ra, se había propuesto volverme loca y yo no es que me fuera a negar en absoluto. Lo miré de forma fija sin perder la sonrisa y lamí mi labio inferior pensando en qué le iba a pedir, aunque lo quería todo- ¿vas a dejarte guiar? –Pregunté porque el que le dijeran lo que tenía que hacer no le gustaba demasiado, salvo al parecer en cuestiones de cama- entonces, ¿por qué no empiezas por besarme de esa forma que tanto me gusta? –Le hice una seña con el dedo para que se acercara para besarme como le había pedido, como un buen vikingo arrasando con todo a su paso y haciéndose el dueño indiscutible y absoluto de mis labios, mordí su inferior y le señalé que me pasara la copa que tenía él cerca, cuando lo hizo la llené con el champán y dejé la botella sobre la mesita, di un trago a la copa y luego tomé su mano mientras él quedaba a la espera de lo que quería pedirle, pero yo lo tenía muy claro. Cogí su dedo índice y lo metí en la copa haciendo que se mojara por entero, lo saqué y lo llevé a mi boca para limpiar todo rastro de champán de su dedo ante el jadeo que emitió de sus labios, sonreí y volví a hacer lo mismo manchando su dedo pero esa vez creando un reguero por mi cuerpo de champán con su dedo; bajé por mi garganta hasta el centro de mi pecho, otro reguero bajando por mi cuello y que siguió hasta llegar a mi pecho creando figuras, haciendo un círculo entorno al pezón, repetí el proceso con mi otro pecho y luego creé un camino que descendía hasta mi ombligo dejando un par de gotas en el lugar, subí mis ojos a los suyos y volví a crear otro camino que bajaba hasta justo mi sexo, para luego mojar otra vez su dedo y deslizarlo por completo por todo mi sexo de forma que mi cadera se movió en respuesta, lamí su dedo dejando un mordisco en su dedo y solté su mano siendo más que evidente lo que quería en esos momentos- quiero que empieces por quitar el rastro de champán de mi cuerpo, quiero que marques mi piel y mi cuerpo a fuego con tus manos y con tu boca. Que beses, que lamas, que muerdas y acaricies todo mi cuerpo hasta volverme loca, lo quiero todo de ti Ubbe.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Observé a mi mujer posar la boquilla en su boca dejando que el liquido ámbar bañara sus labios, me relamí deseándolos, ella tenia la capacidad de hacerme enloquecer con tan poco que en ocasiones me planteaba esto seria un hechizo en el que unas valquirias me usaban como semental teniéndome con la imagen de Nai todo el día empalmado.
Me reí porque estaba desvariando y ella clavo en mis azules sus desiertos con picarda, pues le gustaba darle ordenes a este general y a mi muy poco recibirlas, aunque algo me decía que en esta ocasión me iban a gustar.
Su primera petición fue un beso, uno hambriento, desesperado con el que arrasé con su cordura y saqueé su cueva llevándome la humedad de sus tesoros.
Ese beso que pasó de cueva a cueva se torno tórrido, me arrancó un jadeo que hizo sonreír a mi mujer pues acababa de correrme y me estaba excitando de nuevo.
-Ufffff -dejé escapar el aire contra su boca -me vuelves loco de deseo egipcia.
Mojé mis dedos en el liquido ambarino que Nai vertió en la copa, nuestros ojos fijos en los del otro, provocandonos, mi sonrisa ladeada reflejaba lo mucho que me ponía. Deslizó mis dedos marcando un sendero de alcohol sobre su piel, mis dedos observaban como el caramelo de su tez brillaba al quedar mojado.
-Ufffff -repetí cuando bordeé su pezón -joder Nai.
Mi voz sonaba oscura, ronca y su boca se entreabrió dejando escapar el aire cada vez mas pesado.
Descendió por su vientre, abandonando en en la media luna de su ombligo unas gotas de alcohol.
A estas alturas yo estaba mas que preparado para embestirla de nuevo, pero ella quería jugar, y yo beber...
Volvió a mojar mis dedos, esta vez descendiendo por el monte de venus, mis dedos bañaron su trinchera, alcé la mirada su petición era muy clara.
Estaba arrodillado frente a ella, me erguí ligeramente atrapando su labios inferior, lo lamí dejando después un mordisco, mi lengua acarició su piel, jadeé chupando saboreando el alcohol en mis labios.
-Ufffff -me estaba poniendo malo y mi mano atrapó mi dura verga que palpitaba violenta.
Atrapé con mis dientes su pezón, tiré endureciéndolo, ella rugió completamente excitada . Succioné su pecho mientras me la sacudía, lo mordía fuera de mi, lamiendo las astas.
-nunca he bebido de unas tetas así...
Ella se reía por como me veía.
-Quiero follarte..quiero decir hacerte el amor -corregí con picardia siguiendo con aquel camino que me llevó al valle de su ombligo, bebí de el metiendo mi lengua ella se reclino arqueando su espalda impaciente, mi boca bajó.
Me hundí ebrio entre sus piernas, lamí de arriba a bajo su trinchera, sabia a sexo ambos habíamos follado, estaba muy mojada y eso me excito mas todavía.
-Mas alcohol, quiero mas -susurre con mi boca hundida entre sus labios bajos follándomela con la lengua – me estas ponido muy burro egipcia.
Sus caderas bailaban contra mis labios , le metí un dedo, luego otro, sus paredes se dilataban, estaba muy cachonda y el tercero entro suave.
-Ufffff
Me reí porque estaba desvariando y ella clavo en mis azules sus desiertos con picarda, pues le gustaba darle ordenes a este general y a mi muy poco recibirlas, aunque algo me decía que en esta ocasión me iban a gustar.
Su primera petición fue un beso, uno hambriento, desesperado con el que arrasé con su cordura y saqueé su cueva llevándome la humedad de sus tesoros.
Ese beso que pasó de cueva a cueva se torno tórrido, me arrancó un jadeo que hizo sonreír a mi mujer pues acababa de correrme y me estaba excitando de nuevo.
-Ufffff -dejé escapar el aire contra su boca -me vuelves loco de deseo egipcia.
Mojé mis dedos en el liquido ambarino que Nai vertió en la copa, nuestros ojos fijos en los del otro, provocandonos, mi sonrisa ladeada reflejaba lo mucho que me ponía. Deslizó mis dedos marcando un sendero de alcohol sobre su piel, mis dedos observaban como el caramelo de su tez brillaba al quedar mojado.
-Ufffff -repetí cuando bordeé su pezón -joder Nai.
Mi voz sonaba oscura, ronca y su boca se entreabrió dejando escapar el aire cada vez mas pesado.
Descendió por su vientre, abandonando en en la media luna de su ombligo unas gotas de alcohol.
A estas alturas yo estaba mas que preparado para embestirla de nuevo, pero ella quería jugar, y yo beber...
Volvió a mojar mis dedos, esta vez descendiendo por el monte de venus, mis dedos bañaron su trinchera, alcé la mirada su petición era muy clara.
Estaba arrodillado frente a ella, me erguí ligeramente atrapando su labios inferior, lo lamí dejando después un mordisco, mi lengua acarició su piel, jadeé chupando saboreando el alcohol en mis labios.
-Ufffff -me estaba poniendo malo y mi mano atrapó mi dura verga que palpitaba violenta.
Atrapé con mis dientes su pezón, tiré endureciéndolo, ella rugió completamente excitada . Succioné su pecho mientras me la sacudía, lo mordía fuera de mi, lamiendo las astas.
-nunca he bebido de unas tetas así...
Ella se reía por como me veía.
-Quiero follarte..quiero decir hacerte el amor -corregí con picardia siguiendo con aquel camino que me llevó al valle de su ombligo, bebí de el metiendo mi lengua ella se reclino arqueando su espalda impaciente, mi boca bajó.
Me hundí ebrio entre sus piernas, lamí de arriba a bajo su trinchera, sabia a sexo ambos habíamos follado, estaba muy mojada y eso me excito mas todavía.
-Mas alcohol, quiero mas -susurre con mi boca hundida entre sus labios bajos follándomela con la lengua – me estas ponido muy burro egipcia.
Sus caderas bailaban contra mis labios , le metí un dedo, luego otro, sus paredes se dilataban, estaba muy cachonda y el tercero entro suave.
-Ufffff
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Ubbe no tardó demasiado en concederme la primera de las peticiones que le había hecho, la primera de todas en esa noche, y ascendió por mi cuerpo mientras nos observábamos de manera fija, lamí mis labios y mordí mi inferior en lo que él tardó escasos segundos es subir hasta mi rostro y besarme adueñándose de mi boca arrasando con toda cordura en esos momentos, haciendo gala al vikingo que era y con esa política que tenían de arrasar y conquistar todo a su paso, eso es lo que hacía conmigo cada vez que me besaba, su lengua marcaba el territorio apoderándose de toda mi boca y yo aunque me gustaba también hacer lo mismo con él me dejaba hacer gustosa, su beso me arrancó un jadeo profundo enredando mis dedos en su pelo y arqueando mi cuerpo hacia él. Me gustaba demasiado cuando ese hombre tenía el poder de que mi cuerpo ardiera con tan solo un beso, no nos hacía falta demasiado para prender nuestros cuerpos e incluso después de aquel orgasmo volvimos a calentarnos enseguida y de nuevo quería mucho más de él, lo único que habíamos hecho había sido calmar un poco las ganas y esa noche lo deseaba muchísimo. Quizás fuera también el alcohol que llevábamos en el cuerpo lo que nos ayudaba a estar así, quizás el hecho de que finalmente era mi marido y eso me gustaba demasiado... quería disfrutar de esa noche porque nos lo merecíamos tras las semanas locas que habíamos tenido. Yo no era la única que se había encendido con ese beso que me había dado sino que él también estaba en las mismas condiciones que yo, jadeó cuando nos separamos tirando de mi labio inferior de forma lasciva que me hizo sonreír acariciando su rostro, solté una pequeña risa cuando soltó su tan típico “ufffff” que sabía perfectamente lo que indicaba y me aseguraba que lo volvía loco de deseo, esperaba que se diera cuenta de que me pasaba exactamente lo mismo con él y que no era el único que le pasaba. Con él me pasaba lo que nunca en mi vida me había pasado, sabía que él era un hombre bastante sexual así como yo lo era también, pero con él era totalmente diferente y distinto a todas las situaciones anteriores... tenía la capacidad de hacer que su deseo fuera mi deseo, me arrastraba y me empujaba y yo lo seguía porque me volvía loca y era incapaz de alejarme, era mi total perdición y me gustaba perderme en él.
Contemplé con una sonrisa ladeada la forma en la que el vikingo se iba excitando conforme iba dibujando el camino de champán por mi cuerpo, sus preciosos orbes azules seguían la estela que dejaba su dedo en mi cuerpo conforme lo iba guiando, su respiración se aceleraba por momentos igual que la mía se hacía pesada también por las caricias, sonreí cuando volvió a repetir esa expresión haciéndome saber lo muy excitado que estaba por lo que hacía. Mis labios buscaron los suyos para dejar otro beso tras mojar mis pechos haciendo una pequeña pausa, me gustaba ver cómo se encendía y excitaba con solo tocar mi cuerpo y la forma en la que tenía de recorrerme como si pretendiera devorarme, aunque suponía que no andaba muy desencaminada con ese pensamiento. Cuando terminé y le pedí lo que quería que hiciera, sabiendo que no le gustaba que le mandaran pero que eso sí le iba a gustar, sus ojos me contemplaron y volvió a acercarse a mi rostro besándome de nuevo, lamió mi labio inferior dejando un mordisco y comenzó a lamer el sendero que había creado sobre mi cuerpo con el champán, mis dedos seguían enredados en su pelo y disfruté de sus caricias, tiré hacia atrás mi cabeza para darle mejor acceso y me dejé hacer sintiendo su lengua lamer y chupar mi piel limpiándola del champán que había vertido sobre ella. Sonreí de lado entre jadeos cuando volvió a exclamar de nuevo, abrí mis ojos bajando mi cabeza para ver como se dirigía a mis pechos cuando vi que su mano acariciaba su miembro totalmente excitado, mi mano bajó por su costado al tiempo que él ahora se encargaba de uno de mis pechos y mis dedos envolvieron su tronco sintiéndolo duro y caliente, un gruñido ronco salió de sus labios por ello, su boca fue hacia mi pezón que había manchado también y lo lamió bordeándolo con su lengua, lo succionó y lo apresó entre sus dientes arrancándome un ronco gemido.
-Ubbe –arqueé mi cuerpo hacia el suyo cerrando los ojos dejándome hacer, mi mano recorría su miembro con caricias lentas que lo hacían gruñir mientras se centraba en mi pecho, mi respiración comenzó a ser más rápida a medida que él seguía con esa placentera tortura, reí como pude entre jadeos por sus palabras y bajé mis ojos para mirarlo cuando dijo que quería tomarme aunque luego lo corrigió con una sonrisa pícara en sus labios. A mí me gustaba cuando me tomaba rudo y salvaje, como él mismo era, disfrutaba y eso era algo que él sabía porque no me quejaba pero también me gustaba cuando lo hacía de forma algo más sentida, que no fuera únicamente placer y deseo sino mucho más. Siguió bajando por mi cuerpo hasta llegar a mi ombligo que lamió para quitar el alcohol que había dejado anteriormente, mi cuerpo se arqueaba y me movía contra él sabiendo a donde conducía ese sendero y deseando que siguiera bajando. Un gemido salió de mis labios cuando lamió mi sexo, mi espalda se arqueó y mis caderas lo buscaron necesitada de más y de que siguiera, mis dedos se aferraron con fuerza a su pelo mientras todo mi cuerpo lo buscaba deseosa, mis caderas se movían contra él impaciente y necesitada de mucho más. Volví a gemir de nuevo cuando siguió recorriéndome con su lengua y luego pasó a tomarme con ella, era incapaz de estarme quieta y los gemidos se sucedían sin control de mis labios por lo que me hacía, me pidió más alcohol en un pequeño receso que hizo hablando sobre mi sexo sin apartarse, la imagen demencial de su rostro entre mis piernas y sus ojos puestos en los míos era tremendamente erótica. Tomé la botella aprovechando esa pequeña pausa que hizo y di un trago teniendo la boca seca, pero no duró mucho porque pronto volvió a la carga y yo me movía contra él, bajé la botella hasta que la incliné un poco para que bajara un pequeño reguero desde mi ombligo hasta mi sexo tal y como me había pedido, no me dio tregua mientras yo me deshacía con lo que me hacía y me movía contra él buscándolo con mis caderas sin estarme quieta. Aferré la sábana de la cama con fuerza cuando ahora se centró en el clítoris y un dedo se adentraba en mi interior, mordí mis labios con fuerza y gemí ante el placer que me daba- Ubbe –lo llamé con la respiración entrecortada pero siguió, un segundo dedo siguió al primero volviéndome más loca y al poco un tercero que me hizo tensar todo el cuerpo. No los movía de forma rápida ni brusca en esos momentos sino que más bien los movía de forma lenta como si supiera que, de alguna forma, de hacerlo más rápido acabaría por culminar- por Odín Ubbe... –dije en un gemido ahora haciendo referencia a su dios de forma que sus ojos subieron a los míos observándome- no.... no puedo.... –era incapaz de controlarme abrumada por todo el placer, pero sentía que el orgasmo se acercaba y notaba como mi cuerpo se iba tensando ante ello- si sigues así voy a.... –mordí mi dedo índice arqueándome y moviéndome contra él, rió contra mi sexo como si supiera bien que iba a correrme de seguir así y no paró, siguió hasta que sentí que mi cuerpo temblaba y sucumbía ante ese abismo al que solo él era capaz de llevarme y de arrojarme, gemí su nombre y sentí que sus dedos abandonaban mi interior que se contraía por los espasmos, se separó de mi sexo y trepó por mi cuerpo hasta quedar sobre mí mirándome de forma fija, sentí que me penetraba de forma lenta en mitad del orgasmo hasta que estuvo dentro por completo, volví a gemir su nombre cuando comenzó a moverse pero no de forma ruda como siempre hacía, sino de forma más calmada y tranquila que seguro le estaba costando con lo excitado que estaba. Sus manos tomaron las mías entrelazándolas a ambos lados de mi cabeza, moviéndose sin dejar de mirarnos mientras me hacía el amor. Nos besábamos, nos mordíamos, gemidos y jadeos salían de nuestros labios y mi cuerpo lo buscaba en cada movimiento de cadera que hacía, cada vez que me embestía, mi mano subió a su rostro con nuestros labios rozándose abrasándonos con nuestro aliento- te quiero –dije en mitad de un gemido mientras nos seguíamos mirando. Nuestros cuerpos se encontraban en cada movimiento hasta que finalmente los dos alcanzamos el orgasmo entre besos, caricias y susurros que delataban lo que sentíamos el uno por el otro. Cansados con nuestros cuerpos sudando apoyó su frente en la mía y volví a besarlo de nuevo concediéndonos un respiro, volví a repetirle de nuevo lo mucho que lo quería y se tumbó a mi lado recorriendo mi rostro con sus dedos- dame un respiro vikingo –dije sobre sus labios con una sonrisa- necesito unos minutos antes de ponerme contigo –mordí su labio inferior acariciando su rostro, enredando mis dedos en el pelo de su nuca sin dejar de mirarlo con una sonrisa- eres lo mejor que me ha pasado en la vida Ubbe, sin duda alguna mi mayor y gran hallazgo –mordí su labio inferior quedándome así por unos minutos, descansando por un momento que los dos necesitábamos.
Contemplé con una sonrisa ladeada la forma en la que el vikingo se iba excitando conforme iba dibujando el camino de champán por mi cuerpo, sus preciosos orbes azules seguían la estela que dejaba su dedo en mi cuerpo conforme lo iba guiando, su respiración se aceleraba por momentos igual que la mía se hacía pesada también por las caricias, sonreí cuando volvió a repetir esa expresión haciéndome saber lo muy excitado que estaba por lo que hacía. Mis labios buscaron los suyos para dejar otro beso tras mojar mis pechos haciendo una pequeña pausa, me gustaba ver cómo se encendía y excitaba con solo tocar mi cuerpo y la forma en la que tenía de recorrerme como si pretendiera devorarme, aunque suponía que no andaba muy desencaminada con ese pensamiento. Cuando terminé y le pedí lo que quería que hiciera, sabiendo que no le gustaba que le mandaran pero que eso sí le iba a gustar, sus ojos me contemplaron y volvió a acercarse a mi rostro besándome de nuevo, lamió mi labio inferior dejando un mordisco y comenzó a lamer el sendero que había creado sobre mi cuerpo con el champán, mis dedos seguían enredados en su pelo y disfruté de sus caricias, tiré hacia atrás mi cabeza para darle mejor acceso y me dejé hacer sintiendo su lengua lamer y chupar mi piel limpiándola del champán que había vertido sobre ella. Sonreí de lado entre jadeos cuando volvió a exclamar de nuevo, abrí mis ojos bajando mi cabeza para ver como se dirigía a mis pechos cuando vi que su mano acariciaba su miembro totalmente excitado, mi mano bajó por su costado al tiempo que él ahora se encargaba de uno de mis pechos y mis dedos envolvieron su tronco sintiéndolo duro y caliente, un gruñido ronco salió de sus labios por ello, su boca fue hacia mi pezón que había manchado también y lo lamió bordeándolo con su lengua, lo succionó y lo apresó entre sus dientes arrancándome un ronco gemido.
-Ubbe –arqueé mi cuerpo hacia el suyo cerrando los ojos dejándome hacer, mi mano recorría su miembro con caricias lentas que lo hacían gruñir mientras se centraba en mi pecho, mi respiración comenzó a ser más rápida a medida que él seguía con esa placentera tortura, reí como pude entre jadeos por sus palabras y bajé mis ojos para mirarlo cuando dijo que quería tomarme aunque luego lo corrigió con una sonrisa pícara en sus labios. A mí me gustaba cuando me tomaba rudo y salvaje, como él mismo era, disfrutaba y eso era algo que él sabía porque no me quejaba pero también me gustaba cuando lo hacía de forma algo más sentida, que no fuera únicamente placer y deseo sino mucho más. Siguió bajando por mi cuerpo hasta llegar a mi ombligo que lamió para quitar el alcohol que había dejado anteriormente, mi cuerpo se arqueaba y me movía contra él sabiendo a donde conducía ese sendero y deseando que siguiera bajando. Un gemido salió de mis labios cuando lamió mi sexo, mi espalda se arqueó y mis caderas lo buscaron necesitada de más y de que siguiera, mis dedos se aferraron con fuerza a su pelo mientras todo mi cuerpo lo buscaba deseosa, mis caderas se movían contra él impaciente y necesitada de mucho más. Volví a gemir de nuevo cuando siguió recorriéndome con su lengua y luego pasó a tomarme con ella, era incapaz de estarme quieta y los gemidos se sucedían sin control de mis labios por lo que me hacía, me pidió más alcohol en un pequeño receso que hizo hablando sobre mi sexo sin apartarse, la imagen demencial de su rostro entre mis piernas y sus ojos puestos en los míos era tremendamente erótica. Tomé la botella aprovechando esa pequeña pausa que hizo y di un trago teniendo la boca seca, pero no duró mucho porque pronto volvió a la carga y yo me movía contra él, bajé la botella hasta que la incliné un poco para que bajara un pequeño reguero desde mi ombligo hasta mi sexo tal y como me había pedido, no me dio tregua mientras yo me deshacía con lo que me hacía y me movía contra él buscándolo con mis caderas sin estarme quieta. Aferré la sábana de la cama con fuerza cuando ahora se centró en el clítoris y un dedo se adentraba en mi interior, mordí mis labios con fuerza y gemí ante el placer que me daba- Ubbe –lo llamé con la respiración entrecortada pero siguió, un segundo dedo siguió al primero volviéndome más loca y al poco un tercero que me hizo tensar todo el cuerpo. No los movía de forma rápida ni brusca en esos momentos sino que más bien los movía de forma lenta como si supiera que, de alguna forma, de hacerlo más rápido acabaría por culminar- por Odín Ubbe... –dije en un gemido ahora haciendo referencia a su dios de forma que sus ojos subieron a los míos observándome- no.... no puedo.... –era incapaz de controlarme abrumada por todo el placer, pero sentía que el orgasmo se acercaba y notaba como mi cuerpo se iba tensando ante ello- si sigues así voy a.... –mordí mi dedo índice arqueándome y moviéndome contra él, rió contra mi sexo como si supiera bien que iba a correrme de seguir así y no paró, siguió hasta que sentí que mi cuerpo temblaba y sucumbía ante ese abismo al que solo él era capaz de llevarme y de arrojarme, gemí su nombre y sentí que sus dedos abandonaban mi interior que se contraía por los espasmos, se separó de mi sexo y trepó por mi cuerpo hasta quedar sobre mí mirándome de forma fija, sentí que me penetraba de forma lenta en mitad del orgasmo hasta que estuvo dentro por completo, volví a gemir su nombre cuando comenzó a moverse pero no de forma ruda como siempre hacía, sino de forma más calmada y tranquila que seguro le estaba costando con lo excitado que estaba. Sus manos tomaron las mías entrelazándolas a ambos lados de mi cabeza, moviéndose sin dejar de mirarnos mientras me hacía el amor. Nos besábamos, nos mordíamos, gemidos y jadeos salían de nuestros labios y mi cuerpo lo buscaba en cada movimiento de cadera que hacía, cada vez que me embestía, mi mano subió a su rostro con nuestros labios rozándose abrasándonos con nuestro aliento- te quiero –dije en mitad de un gemido mientras nos seguíamos mirando. Nuestros cuerpos se encontraban en cada movimiento hasta que finalmente los dos alcanzamos el orgasmo entre besos, caricias y susurros que delataban lo que sentíamos el uno por el otro. Cansados con nuestros cuerpos sudando apoyó su frente en la mía y volví a besarlo de nuevo concediéndonos un respiro, volví a repetirle de nuevo lo mucho que lo quería y se tumbó a mi lado recorriendo mi rostro con sus dedos- dame un respiro vikingo –dije sobre sus labios con una sonrisa- necesito unos minutos antes de ponerme contigo –mordí su labio inferior acariciando su rostro, enredando mis dedos en el pelo de su nuca sin dejar de mirarlo con una sonrisa- eres lo mejor que me ha pasado en la vida Ubbe, sin duda alguna mi mayor y gran hallazgo –mordí su labio inferior quedándome así por unos minutos, descansando por un momento que los dos necesitábamos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Du Er Min Skjebne ~ Privado {+18}
Mis dedos se sacudían en su interior, jadeaba arqueando su espalda, podía sentirla al borde del abismo, a punto de caer en un orgasmo brutal.
Ella gemía mi nombre, suplicaba que continuara con la mirada turbia perdida en mis azules.
Reí contra su sexo hundiendo de nuevo mi lengua en el, jugando con su clítoris, relamiendolo y mordiéndolo.
Sus caderas me buscaron, su cuerpo se arqueó, se tenso alzando su pubis contra mis labios.
Su cuerpo cayó laxo, gateé relamiendome sobre su piel, sin dejar de desafiar con mi mirada de acero esos desiertos plagados de deseo.
Aun sus paredes vibraban cuando despacio me hundí hasta el fondo, gimió de nuevo loca de deseo, nuestras manso se enlazaron, estaba tan cachondo en ese momento que ir despacio me suponía un gran esfuerzo. La deseaba, quería hacerle el amor y mi boca se perdió en la ajena navegando calma, paladeando un beso dulce, lleno de sentimientos.
Sus dedos se enredaban en mi pelo, atrayendome de forma voraz, mis caderas la buscaban choque de yunque y martillo que sonaba húmedo.
Nos amábamos sin dejar de mirarnos, ojos fijos en los del otro, sintiendo como la piel respondía a las caricias de nuestras manos. Gemidos aplacados contra la boca del otro, besos profundos.
Nos embebimos de nosotros mismos, recordando el pasado, el presente y jurándonos un futuro. Yo quería todo de ella y mi felicidad seria completa cuando me diera un hijo.
De nuevo nuestros cuerpos sucumbieron al orgasmo, gemimos sin poder evitarlo hasta que nuestros cuerpos se rindieron sobre el lecho abrazados.
-Te quiero, admito que cuando llegué a este tiempo estaba muy reacio a sucumbir a ti...no toques nada..pero joder he acabado tocándolo todo -sonreí contra sus labios -has cambiado mi vida Nai.
Deslicé mis dedos por su pelo pardo, observándola cansada, mirándonos a los ojos. No me arrepentía de haber viajado a este tiempo, es cierto que llegué con unos sentimientos muy fuertes por ella, por la Nai de mi época, la vampiresa, pero aquí es donde había acabado de enamorarme de ella.
-me vuelven loco tus nalgas -dije echándome a reír cuando me dio un manotazo seguramente esperando algo mas romántico.
Yo era así, se que no era exactamente lo que a ella mas le gustaba y no pude evitar pensar si al otro hombre que amo era mas atento que yo.
-No hay valquiria en el valhalla que pueda separarme de tu lado mujer, siempre regresare a mi hogar, ese que esta donde tu estés.
Seguimos parte de la noche hablando, riendo, confesándonos cosas bajito hasta que el cansancio nos hizo sucumbir al sueño.
Abrazados nos dejamos mecer por el velo de la noche, hoy ella se había convertido en mía, creo que yo llegué París perteneciendole.
Ella gemía mi nombre, suplicaba que continuara con la mirada turbia perdida en mis azules.
Reí contra su sexo hundiendo de nuevo mi lengua en el, jugando con su clítoris, relamiendolo y mordiéndolo.
Sus caderas me buscaron, su cuerpo se arqueó, se tenso alzando su pubis contra mis labios.
Su cuerpo cayó laxo, gateé relamiendome sobre su piel, sin dejar de desafiar con mi mirada de acero esos desiertos plagados de deseo.
Aun sus paredes vibraban cuando despacio me hundí hasta el fondo, gimió de nuevo loca de deseo, nuestras manso se enlazaron, estaba tan cachondo en ese momento que ir despacio me suponía un gran esfuerzo. La deseaba, quería hacerle el amor y mi boca se perdió en la ajena navegando calma, paladeando un beso dulce, lleno de sentimientos.
Sus dedos se enredaban en mi pelo, atrayendome de forma voraz, mis caderas la buscaban choque de yunque y martillo que sonaba húmedo.
Nos amábamos sin dejar de mirarnos, ojos fijos en los del otro, sintiendo como la piel respondía a las caricias de nuestras manos. Gemidos aplacados contra la boca del otro, besos profundos.
Nos embebimos de nosotros mismos, recordando el pasado, el presente y jurándonos un futuro. Yo quería todo de ella y mi felicidad seria completa cuando me diera un hijo.
De nuevo nuestros cuerpos sucumbieron al orgasmo, gemimos sin poder evitarlo hasta que nuestros cuerpos se rindieron sobre el lecho abrazados.
-Te quiero, admito que cuando llegué a este tiempo estaba muy reacio a sucumbir a ti...no toques nada..pero joder he acabado tocándolo todo -sonreí contra sus labios -has cambiado mi vida Nai.
Deslicé mis dedos por su pelo pardo, observándola cansada, mirándonos a los ojos. No me arrepentía de haber viajado a este tiempo, es cierto que llegué con unos sentimientos muy fuertes por ella, por la Nai de mi época, la vampiresa, pero aquí es donde había acabado de enamorarme de ella.
-me vuelven loco tus nalgas -dije echándome a reír cuando me dio un manotazo seguramente esperando algo mas romántico.
Yo era así, se que no era exactamente lo que a ella mas le gustaba y no pude evitar pensar si al otro hombre que amo era mas atento que yo.
-No hay valquiria en el valhalla que pueda separarme de tu lado mujer, siempre regresare a mi hogar, ese que esta donde tu estés.
Seguimos parte de la noche hablando, riendo, confesándonos cosas bajito hasta que el cansancio nos hizo sucumbir al sueño.
Abrazados nos dejamos mecer por el velo de la noche, hoy ella se había convertido en mía, creo que yo llegué París perteneciendole.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
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