Lost Mind (Maggie Craig. Jezabel Falivene , Zeniba )

Desperté de una larga y reconfortante siesta vespertina cuando los últimos rayos de sol alumbraban la habitación que Kalen y yo llevabámos compartiendo de un tiempo a esta parte. Con una sonrisa de lado, me giré despacio con la intención de depertarle cuando para mi sorpresa el brujo ya no se encontraba allí. Me resultó de lo más extraño, puesto que acotumbrábamos a cenar algo juntos antes de que yo saliese de caza y el se dedicase a lo que fuese que hacen los hechiceros en su tiempo libre.

Todavía con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido por la confusión, me incorporé en la cama tratando de recordar si horas antes mi amor me había comentado el por qué de su ausencia, más sin encontrar nada entre mis recuerdos que me fuese de utilidad, me encogí de hombros dispuesta a salir de caza como cada noche, eso sí, con una extraña palpitación en el pecho por no saber nada de mi elocuente brujo. El ataque que sufrimos en el mercado semanas atrás me había dejado la  preocupante sensación de que no todo había terminado ahí, así que el hecho de que Kalen no estuviese a mi lado solo me hizo pensar lo peor.

Fue al levantarme de la cama, cuando una nota doblada por la mitad cayó al suelo junto a mis pies. Sonreí como una tonta al reconocer su letra desde esa distancia, y sin demora la cogí para comprobar su contenido, que para que engañarnos, no podía ser más extraño. A grandes rasgos, lo que quería Kalen es que me reuniese con él en cierta zona del bosque perdida de la mano de Dios para realizar no sé qué ritual. Refunfuñé ligeramente al leer esta parte puesto que, a pesar de haberme enamorado de él, detestaba a los hechiceros además de que no me fiaba de ellos; pero me bastó leer sus palabras en las que me decía que me necesitaba a su lado allí, como para dar un salto de la cama y estar lista en menos de cinco minutos, eso sí, armada hasta los dientes.

No tardé en dar con el emplazamiento marcado por Kalen, o al menos eso creía, puesto que tras bajar de mi montura toda la piel se me erizó cuando ni un solo sonido se escuchaba por el lugar. Tensa y alerta por lo que aquello podía significar, no dudé en sacar una de mis dagas de plata del cinturón para mantenerla oculta pegada a mi muñeca. Si los otros hechiceros habían vuelto, les iba a enseñar a no tocar lo que era mío.

Esa mañana la rubia se había levantado con un semblante preocupado debido a que su tío estaba tomando actitudes muy extrañas pues últimamente provocaba que Antuan estuviera cerca de ella y lo involucraba demaciado en las "negociaciones",no dudaba ni un poco que su tío lo quisiera como sucesor y la mejor manera de lograrlo sería que su protegido la tomará como esposa.Se obligó a despejar su mente pues el día anterior su mentor le indico que requería respaldo previniendo que algo saliera mal en el ritual que pretendía llevar acabó;tomo aire con fuerza pues le esperaba un día pesado y si tenía la intención de avanzar con lo de su padre debía darse prisa.

La doncella que estaba al servicio de la joven Falivene entro como todas las mañanas para ayudarle a vestir y de esa manera agilizar el proceso;no tardo en bajar a desayunar encontrándose con la familia,le resultaba tan difícil fingir que no pasaba nada cuando lo único que deseaba era no volverles a ver sobre todo a su Tío. Vaya farsante,lo peor es que era el mejor en el arte del engaño pues se había creído todas las buenas intenciones para con ella y su madre,de no ser por que el entrañable amigo de su padre le había puesto al tanto ella jamás hubiese visto la verdad y quizás sí lo hubiese hecho más adelante sería demaciado tarde.Se mantuvo con la mejor de las sonrisas interactuando con Edward que parecía insistente en que Antuan le acompañara,apenas pudo ingeniárselas para que no fuese así,escudándose en que iría a la iglesia y estaría ahí toda la tarde.
Por supuesto que la idea de mentir nunca era de su agrado pero si quería salir de todo aquello debía convertirse en la embustera perfecta para proteger a su madre de aquel nido de radicales cazadores.Por fortuna ese teatro del desayuno familiar termino pronto y despidiéndose de todos con una reverencia salió casi corriendo por su caballo,pero para su sorpresa no fue la única en abandonar el comedor.

-A donde iros con tanta prisa Jez-

-En primera,no me llameis Jez como si fuésemos los mejor amigos.Segunda no me habléis de tu y Tercera no preciso daros explicaciones de mi itinerario joven Hilton.-La Rubia fue directa y un tanto seca,ese joven jamás le había generado confianza algo en el no le terminaba por convencer,sin contar que pareciese siempre estar al pendiente de sus pasos.Una vez que el capataz le ensillo su caballo no espero réplica por parte del hombre y sin despedirse subió a su caballo y con total gracia tiro de las riendas provocando que Athos saliera con toda velocidad galopando cual alma que lleva el diablo pues ya iba con un poco de atraso.El trayecto al bosque fue rápido pues debido a que en el se llevaban las prácticas aprendió los caminos más rápidos y por fortuna no batallo en encontrar aquella cabaña de la que su peculiar mentor le había hablado ya que podía sentir la fuerte magia del hechicero.Diviso a unos metros una silueta femenina por lo cual calmando el paso de su caballo se terminó por acercar.

-Bonjour...soy la alumna de Monsieur Gremory-Sabía que no sólo ella asistiría y que estaría en compañía de dos cazadoras,cosa que le tensaba un poco por la situación que estaba pasando pero debía confiar pues una de ellas era la razón de ser de su mentor.-Jezabel Falivene...-se presentó bajando sin dificultad del caballo pues tenía las ropas adecuadas para la montura y como era propio se inclino un poco saludándole.

No se acercó pues se veía que la castaña delante de si estaba a la defensiva y armada.Giro su vista y sintió la magia concentrándose,sonrió para sus adentros pues sin duda las clases estaban dando frutos.

-Si me lo permite,creo debemos entrar.-dijo dándole el paso pero al ver que no avanzaba lo hizo ella,cosa que no le extraño pues era normal que desconfiara después de todo era una bruja y una desconocida para ella;que quisiera cuidar de Kalen era normal.Abrio la puerta con cuidado y pudo ver al brujo en esa habitación noto la mirada de el pero no en ella si no en la mujer castaña que estaba detras,por eso supo de quién se trataba aquella cazadora,debía ser su prometida,conocía esa mirada de propia mano pues la rubia tenía esa reacción al ver a cierto hombre que servía leal a la corona.Era cuestión de segundos para que por esa misma puerta entrara la persona faltante.[/color]

Me he citado a las once de la noche con el hombre que puede ayudarme a desbloquear los recuerdos que tengo ocultos en mi mente, quizás él puede arrojar algo de luz a toda la oscuridad que encierro en mi interior que es como una neblina oscura y espesa que no deja que pueda acceder a mis recuerdos. Él ya me ha dicho que con el colgante y con algo más de magia puede realizar un hechizo que me ayude, espero que haya podido encontrar el hechizo que necesite porque como ya le he dicho salir de París no es una opción ahora mismo para mí. Me busca una orden de asesinos que han sido enviados para matarme, desconozco el motivo pero cada vez empiezo a pensar más y más que tiene que ver con el hecho de que no puedo recordar nada desde antes de los ocho años. Mis recuerdos empiezan con esa pareja de ancianos que me tenían en su casa, estuve con ellos dos años hasta que estos murieron y pasé a un orfanato donde en cuestión de seis meses me compraron. Desde entonces he sido entrenada para ser una asesina sin escrúpulos y sin sentimientos para poder acabar con mis presas, no pregunto un por qué, ellos me dan un nombre y yo tengo que eliminarlo o la que puede ser eliminada soy yo. Ahora vienen a por mí y es la última esperanza que tengo para saber quién soy, si descubro lo que está bloqueado en mi mente pueda averiguar por qué quieren mi cabeza en una bandeja de plata.

El brujo me ha dicho dónde quiere verme así que antes de la hora acordada monto en el corcel negro como la noche que tengo y atravieso el bosque iluminado por luz de la luna que crea haces de color plata entre las sombras oscuras que son los árboles. No estoy segura de lo que voy a encontrarme cuando llegue o lo que podemos descubrir cuando empiece el hechizo, pero necesito saberlo. Estos últimos días mi vida ha dado un vuelco por completo, París intenta hacer que mi burbuja estalle o más bien es cierto cazador quien quiere hacerlo, está empeñado en adentrarse en la organización para obtener respuestas y espero que esto lo salve de esa muerte segura a la que se está condenando, ellos no van a dejar que obtenga respuestas, sé que lo van a utilizar en mi contra y nos van a matar a los dos de ser así. No tengo el mejor humor del mundo en esa noche, llevo un día en el que puedo matar a cualquiera que se ponga en mi camino y espero que el brujo haga su cometido. En cuanto llego montada sobre el caballo me doy cuenta de que hay otro también frente a la casa, desciendo al suelo y lo ato para que no se vaya, oigo voces dentro y enarco una ceja conforme me acerco pero sin dejar de tener mi mano en el cinto donde tengo las dagas. Cuando cruzo la puerta no solo me encuentro con el brujo, sino con dos mujeres más que no espero para nada y tras lanzarles una mirada de forma fulminante mis ojos azules se centran en el brujo.


-¿Qué es esto? –Pregunto con tono fuerte en el que dejo entrever que no estoy de humor esta noche, no me ha avisado de que van a haber más personas y dado que no soy muy dada a las relaciones sociales no es algo que me haga sentir cómoda- pensé que dijiste que necesitabas tiempo para el hechizo, tiempo que te he dado, pero no dijiste nada de dos personas más... –mis ojos se pasan de una a otra, por la actitud de una y las armas que lleva estoy segura de que es una cazadora, la otra sin embargo no sé qué puede ser pero si está allí y sabe lo que se va a hacer o bien es otra cazadora o bien es alguien que pueda ser hechicera, si no sabe de ese mundo entonces no tiene sentido que esté- no me siento muy cómoda con gente que desconozco y no entiendo por qué están aquí –no soy dada a las relaciones sociales, de hecho, interactuar con la gente no es algo que hago salvo que sea para una misión, solo he confiado en una persona y he salido herida de ello, así que mi nivel de desconfianza en estos momentos es mayor que en otros momentos- ¿y bien? –Inquiero sin apartar los ojos del brujo, las sorpresas no me gustan y esta no es que sea de mi agrado, soy muy reservada y que estén presentes en algo tan íntimo no me gusta, y al brujo le dejo porque sin él no tengo opción de recobrar mis memorias.

Tras un profundo suspiro para liberar parte de la tensión que tenía acumulada por no augurar nada bueno de aquel  encuentro,  cerré los ojos despacio, centrando toda mi atención en cualquier sonido que me otorgase información del por qué un bosque que acostumbraba a estar inundado de cientos de sonidos de animales que allí habitaban, se encontraba en esos momentos sumido en un silencio sepulcral y estremecedor. No tuve que esperar mucho tiempo para escuchar los cascos de un caballo que con decisión se acercaban hacia el lugar donde me encontraba sitiada, girándome al tiempo que abría los ojos para recibir de frente a aquel jinete que desde luego sabía que no era Kalen.

Enarqué una ceja un tanto desconcertada, puesto que no me esperaba que la joven resultase tan resuelta en su presentación mientras bajaba de su montura; especialmente si era consciente de lo tensa que me encontraba en esos momentos ante su llegada. Con el dedo índice introduje con disimulo la daga hacia el interior de la manga de mi abrigo, puesto que  aunque era cierto que el nombre de la muchacha me resultaba familiar, no me fiaba de nadie. Y si además ese nadie era una mujer, mucho menos.  Sabía que mi amado tenía una pupila, aunque tratábamos de no hablar demasiado sobre el tema. Él sabía que me molestaba, y yo prefería no preguntar y acabar convirtiéndola en otra de mis vendettas personales. Con las que tenía estaría más que ocupada el resto de mi existencia.

Una suave inclinación de cabeza fue todo mi saludo, sin nombres, sin información. Todavía no sabía la razón por la que estábamos ambas allí, y aquello me enervaba sobre manera.- Adelante.- susurré ante su afirmación, dejando que fuese ella quien entrase primero en aquella cabaña que señalaba como la indicada del encuentro.

Sonreí con picardía, mordiéndome el labio inferior al ver a mi amor por encima del hombro de la joven. Aunque era cierto que después tendríamos una conversación sobre aquella extraña citación, cada vez que lo volvía a ver después de separarnos unas horas era como si volviese a la vida. Avancé hasta que nuestros pasos se encontraron antes que nuestros labios, cerrando los ojos durante unos segundos al sentir la calidez de sus besos y su mano sujetando la mía.

-A ver si lo entendido.- apunté perpleja mirando el engendro de la naturaleza que señalaba Kalen, para después volver a mirar a los ojos del brujo, llevando la mano al puente de mi nariz para presionarlo ligeramente incrédula con mi misión.- ¿Me haces venir a una casucha abandonada de la mano de Dios, mientras haces tus hechizos para que cace ratas feas?.- puse los ojos en blanco al comprender que en efecto eso era lo que tenía que hacer allí. Así que sin oponer más resistencia,  lancé al tiempo que resoplaba la daga que tenía oculta en la manga, dejando al pobre animalito clavado contra la pared con mi arma atravesándole el corazón.

Giré la cabeza cuando tras darle instrucciones a su pupila, otra mujer entró con fiereza en la cabaña, quejándose de nuestra presencia allí. Enarqué una ceja al tiempo que la observaba, intentando no explicarle a mi manera que a mí su presencia tampoco me gustaba.- Vaya, llegó la prepotencia convertida en persona..- murmuré para mí tras escucharla, sabiendo que Kalen me había entendido por su cercanía. Sonreí ladina, y soltándome de su mano caminé hacia uno de los lados de la cabaña donde me senté en el ribete de una gran ventana, por la que apenas se veía el exterior por la suciedad de sus cristales. Algo me decía que aquello duraría más de lo que me hubiese gustado, y que mi labor solo sería matar bichos feos. Si no fuese por lo mucho que lo quería, me hubiese largado de allí con mis dagas nada más entrar.

Ok. Lo que le había indicado su mentor no sonaba muy bien, sobre todo aquello de los seres oscuros, porque vamos, la rubia se estaba adaptando apenas a lo que resultaba ser parte de su entorno y la idea de fallar le generaba más nerviosismo, no quería ser la responsable de que aquello se volviera una lucha contra rapiñas de magia. Así que tratando de mostrarse lo más segura posible asintió, repitiéndose una y otra vez que la tarea encomendada seria sencilla, solo tenía que mantener la defensa si estos cambiaban de color...

Dándoles un poco de privacidad camino hasta el lugar donde aquellos talismanes reposaban sobre la mesita sintiendo el crujir de la madera bajo la suela de sus botas sin poder evitar escuchar el descontento en la voz de la castaña al confirma si aquella en verdad era su tarea; por su parte una vez frente a su propósito extendió una mano sobre ellos con curiosidad y efectivamente sintió ese poder emanar de ellos, era extraordinario. Iba a tocar uno de ellos cuando el chillido de esa cosa con forma de rata mutada la sobre salto un poco, casi se le salía un grito de no ser porque tapo su boca, bueno al menos eso sirvió para que no tocara nada de lo que había en la mesa.

Suspiro con fuerza cuando la voz de una mujer le llamo la atención hacia la entrada de la cabaña y no fue por lo que dijo que se incomodó, si no por la hostil mirada que sentía sobre ella, aunque no se lo podía tomar a mal pues también a la prometida de su mentor la miraba así, seguro debía ser cazadora, su aura era parecida a la otra mujer castaña... si, esto se ponía muy incómodo...tanto que saludar a la recién llegada no parecía una buena opción, pero su educación podía más así que se giró y haciendo lo debido musito un leve ``Bonjour Madame´´ retomando otra vez su tarea desvió la mirada de los presentes para enfocarla sobre los talismanes, mientras se concentraba en escuchar solo su respiración entrando en ese letargo que le permitiría enfocarse de verdad y por fortuna lo logro antes de que Kalen llamara a la recién llegada para que se uniese con el en el diagrama. No tenía idea que tipo de magia se convocaría, pero sin duda debía estar alerta y poner énfasis en lo que su mentor hacía, verlo como la lección del día era lo mejor para calmar su inquietud, eso y que los talismanes permanecieran bien le quitaría un poco de peso a la joven hechicera.

-La magia en este lugar es muy fuerte...antigua...- murmuro para si mientras recorría brevemente el lugar con la mirada. Era inevitable no sentir un escalofrió viajar por su espina dorsal junto con el extraño hormigueo en sus manos. Hecho un último recorrido con sus orbes esmeraldas a esos puntos destellantes en la cabaña que podía identificar como la barrera que debía asegurarse estuviera en función correcta y asi lo estaba,al menos por el momento. Tras las palabras del hechicero se mantuvo en silencio observando como este levitaba y de pronto una luz cegadora emanaba del punto donde se encontraba con la cazadora, magia muy fuerte sin duda llenó la habitación en un abrir y cerrar de ojos provocando un leve tintineo en los talismanes que duro segundos.

No estoy contenta con el hecho de que hayan dos personas más en ese lugar y que no me ha avisado de su presencia y es algo que se nota por el ceño fruncido de mi rostro, se supone que solo íbamos a realizar aquel ritual él y yo porque no me fio de nadie, soy demasiado desconfiada como para dejar algo tan personal en manos de cualquiera y que no me lo haya dicho antes me cabrea. Una de ellas puedo ver que es una cazadora, sus ropas y las armas que porta me lo dejan más que claro, la otra no tiene pinta de serlo pero la veo con unos talismanes así que tiene que ser otra hechicera. Mis pasos resuenan sobre el suelo de madera mientras me acerco al hechicero para pedir explicaciones, el comentario de la cazadora es algo que paso por alto porque no iba ni a molestarme ni en mirarla ni en mucho menos responderle, ya que no me interesa para nada lo que pueda decir aunque sea de mí. Mi preocupación en esos momentos van sobre lo que vamos a hacer ahí y en que por fin voy a poder ver con mis propios ojos lo que pasó hace ya tanto tiempo aunque una parte de mí no quiere verlo realmente. Hay algo que no le he dicho al brujo y que he descubierto recientemente en esos días que no nos hemos visto, pero sin embargo no voy a decirle nada porque quiero confirmar mis sospechas y saber la verdad y ese es el mejor método que tengo ya que no puedo recordar nada anterior a los ocho años y a esa pareja mayor que me había cuidado hasta que murieron. Todo lo anterior a ellos para mí es un misterio y aunque tengo una sospecha sobre ello necesito verlo por mí misma para poder actuar en consecuencia, es una información de la cual todavía dudo y si lo veo con mis propios ojos me lo voy a creer mejor. Le pido explicaciones al hechicero pero este está en mitad de un círculo y está levitando, ni siquiera responde a mis palabras cuando finalmente tras unos minutos se gira ya que me está dando la espalda y me mira para decirme que me meta en el círculo con él, antes no he podido hacerlo porque había un campo que lo rodeaba. Lo miro de forma fija y hago lo que me dice porque he acudido a saber la verdad y verla con mis propios ojos, sé que no va a gustarme para nada pero es lo que tengo que hacer si quiero saber quien soy realmente, y no la que creen que soy.

Doy un par de pasos y me coloco en el centro del círculo tal y como me ha pedido, también me pide que me arrodille y yo enarco una ceja ante eso pero al final acabo haciéndolo solo porque quiero seguir adelante. Lo hago y comienzo a pensar en lo que quiero recordar, en esos ocho años perdidos de los cuales no sé nada mientras entre mis dedos sujeto el colgante que siempre llevo conmigo, ese que no he sido nunca capaz de quitármelo porque algo en mi interior me decía que lo dejara puesto. El hechicero desciende hasta quedar frente a mí, posa dos dedos en mi frente y él resplandece mientras el suelo se ilumina, siento un remolino de imágenes que no puedo llegar a analizar por completo, siento que de alguna forma es como si dejásemos aquella casa pero no lo hacemos al mismo tiempo, ahonda en lo más profundo de mi mente buscando esos recuerdos perdidos y pronto como si todo se iluminara nos topamos con un recuerdo que yo, evidentemente, no recordaba y no me era para nada familiar. Es como si, de alguna forma, nos ha llevado a ambos de una manera que no comprendo al interior de mi mente y de esos recuerdos y ahora somos meros espectadores de aquello que he llevado siempre oculto en mi mente. En ese recuerdo es de día y estamos en una sala donde entra la luz del sol, la gente va vestida con tonos claros aunque solamente hay varias personas que lleven el color blanco y portan no solo joyas, sino que uno de ellos porta una corona. Es entonces que se oye la risa de una niña, una niña que entra corriendo en la estancia vestida de blanco con tonos azules claros, su pelo largo y oscuro ondea al viento mientras corre, me fijo en ella que mira atrás siendo perseguida por un niño algo más grande que ella hasta que al final la atrapa y la eleva entre sus brazos, la niña puede tener unos tres años y ríe mientras piden que la bajen. Me fijo en que en su cuello, igual que como llevo yo, porta el mismo collar con el mismo colgante.


-Soy yo... –digo mientras me fijo en la escena, tan irreal pero al mismo tiempo verdadera... no me puedo creer que yo sea esa niña que ríe alegre entre los brazos del que parece su ¿hermano? Me fijo bien en el lugar donde estamos y lo reconozco, no por mis recuerdos, sino porque todos en Persia conocen ese lugar- sé dónde estamos –digo para mirar al hechicero que se encuentra a mi lado mientras seguimos a esos dos niños que, vigilados por una persona corren por un enorme y ancho pasillo de ventanales amplios, decorado en las paredes, con jarrones y demás adornos hasta llegar a una sala mucho más grande y amplia con columnas, al final de la sala y tras unos escalones hay dos enormes sillas que hacen de trono, sentado en un trono se encuentra un hombre mayor de tez morena, viste con ropas blancas pero con grabados que parecen hechos de oro, su pelo oscuro como la noche y al acercarnos nos damos cuenta de que tiene los ojos azules. En su cabeza porta una corona de oro- estamos en palacio –afirmo segura porque no puede ser otro lugar en el que nos encontramos en esos momentos.

Observaba de reojo los diferentes movimientos de aquella mujer tan hostil que parecía ser la que había  solicitado los servicios de mi prometido. Ésta, obedeciendo a las indicaciones realizadas por Kalen tras dejar claro que no le hacia ninguna gracia nuestra presencia allí, entró en ese circulo dibujado en el suelo que debía encerrar algún tipo de hechizo de protección o Dios sabía qué.

Al igual que había hecho yo, la aprendiz de Kalen se había hecho a un lado y se hallaba ensimismada inspeccionando con dedicación unas cuantas piedras que, por lo que les había escuchado decir a ambos brujos, debían ser poderosas. Para mí solo eran unas simples piedras de colores.

Cuando comenzó lo que parecía ser el ritual esperado, desvié mi vista al frente, topándome con la madera del poyete interior de la ventana. Aventurándome a que la sesión brujeril iba a ser larga y tediosa, y mi paciencia seguiría haciendo gala por su ausencia, saqué una de mis dagas del cinturón y comencé a arañar con suavidad la envejecida y enterquecida madera; al menos así estaría entretenida el tiempo suficiente para no meterme en problemas.

Pasaron unos minutos en los que yo me sumergí en mi mundo, aislándome de toda conversación ajena y me centré en seguir tallando en la madera un precioso lobo que parecía salirse de ésta. Fue entonces cuando pude sentir a lo largo de toda mi columna vertebral una extraña sensación que provocó que mi piel se erizase por completo, al tiempo que un pequeño temblor sacudió levemente la cabaña.

Elevé desconcertada la mirada hacia donde estaban Kalen y la cazadora, donde parecía que el primero trataba de darle nuevas indicaciones a ésta. Y fue entonces, cuando por el rabillo del ojo percibí una veloz sombra que trataba de ocultarse. Sin más dilación lancé con fuerza la daga, que quedó clavada contra la pared ante la atónita mirada de los presentes.- Juro que allí había alguien.- apunté tratando de justificar mi tan radical acción.

Frío.

El cálido cuerpo de la bruja comenzaba a sentir el descenso en la temperatura, sus manos fueron directo a acariciarse los hombros por encima de su capa, intentando guardar el calor por unos segundos, casi como si necesitara comprobarlo exhalo un poco de aire percatandose con el vapor que de su boca emano que efectivamente hacia frío en la cabaña, uno particularmente extraño. Pero no fue eso lo que le puso en alerta, si no el temblor que sacudió levemente la infraestructura provocando que se cimbraran las ventanas; uno de los amuletos comenzó a vibrar a la par que aquella daga atravesara la estancia ante los ojos atónitos de la rubia quien no pudo hacer más que pestañear a modo de reacción. No dudo ni un segundo que la cazadora hubiera visto algo, ella podia sentirlo, incluso la madera del techo comenzó a crujir como si les dieran el anuncio de unas pisadas, alzó la vista siguiendo aquel rechinido; la casa era muy vieja quizás los ruidos eran por la madera hinchada cierto?.

El azote de una de las puertas la hizo dar un pequeño salto en su lugar, giró el rostro tratando de identificar de dónde provino aquel portazo, porque ya eran un hecho... habia algo mas en aquel lugar, si no, porque los talismanes comenzaban a cambiar de color?. Rápido extendió las manos sobre los talismanes concentrándose realmente en mantener la barrera mágica, de sus yemas se podia percibir cierta energía que conectaba con las piedras, fue de esa manera que pudo sentir aquellos golpes que estaba sufriendo dicha protección.

-Algo está intentando abrirse camino. No hay manera que sus intenciones sean buenas.-

No perdió de vista ninguno de los talismanes, era completamente desagradable el frío que comenzaba a sentir, ese que es capaz de atravesar tus huesos, pero aun así debía concentrar toda su energía en los talismanes que aseguraban por lo menos que ningún ser espectral o de otra dimensión entrara en la cabaña. Quizás tanto fue su empeño por no perderle la vista a ningún cambio que sufriera dichos talismanes que no pudo notar como una especie de enredadera negra surgió del piso moviéndose por este con sigilo y rapidez buscando capturar a los presentes.

Habían encontrado una pequeña abertura.