Trato maldito (Priv - Grupal)

por **Gregory Wellington** Lun Sep 18, 2017 6:25 pm

Gregory necesitaba un respiro de la torpe de su criada.

En la mañana había impedido que la pobre torpe tirase lo que faltaba por tirar de su vajilla, Gregory no dijo nada ni la castigo porque ya no sentía la mano de tantas veces que la había castigado para que tuviera más cuidado pero parece que la muchacha no seguía captando el mensaje. De todas maneras, aquella mañana tuvo que ir al banco, a hacer unos recados y por si fuera poco tenía que verse con aquellos que le estaban ayudando para que él pudiera adquirir sus poderes de brujo, quería volver a tenerlos y por lo que le hizo esa puta de su ex – esposa ahora tenía que estar así, como un simple y asquerosamente rico mortal.

Luego en la tarde este se dispuso de vuelta hacia su residencia más común, esperaba que Bastet le esperase en la mansión, esperaba poder comer un mísero plato de comida caliente si es que no se le olvido a su criada. Ains, a veces le daba unos quebraderos de cabeza que no podía soportar estar con alguien tan inservible. Sin embargo, aquella gente que intentaban ayudarlo le dijeron que había más gente que quería unirse a su causa. Este confiado se unió a esas personas bien entrada la noche.

Dejo encerrada a Bastet dentro de su propia habitación aunque lo pensó mejor y volvió para buscarla y llevársela consigo. Querría algo de diversión mientras estaban en el carruaje cuando se subieran al carruaje y una vez arriba, el carruaje puesto en marcha se fue dirigiendo hacia el área de gitanos en donde dichos “seguidores” le esperaban y que estos le iban a presentar a algunos más que querrían apoyar su carga de que él estuviera en la cima del mundo.

- Estate quieta y calladita Bastet. No tengo mano ya para castigarte, tus nalgas están demasiado rojas y no quiero pegarte en ninguna parte de tu piel que este expuesta, así que si de verdad no quieres que te marque con el dorso de mi anillo, compórtate frente a todos…..Pero si alguno osa tocarte tan solo grita. – Suspiro – Los gitanos son unos putos manazas. No respetan los límites de nadie.

El carruaje se paró de repente.

- Creo que hemos llegado.