The darker hour [ Privado Kenner Clapton][+18]

Una densa y fría niebla  nocturna cubría cada uno de los callejones de aquella hermosa ciudad que había visitado en contadas ocasiones, siempre tras la pista  de ese ser de las tinieblas al que llevaba persiguiendo durante milenios con un solo objetivo, darle caza de la forma más dolorosa posible. Apenas quedaban varias noches para que alcanzásemos la primavera, pero por la extraña razón que fuese, aquella velada el frío era muy superior a lo que venían siendo las últimas noches de invierno. Ni un alma perdida deambulaba por sus calles esta noche, hecho que podía resultar beneficioso, puesto que si encontraba al inmortal, lo que menos deseaba es que pudiesen haber posibles inocentes con los que éste podría tratar de negociar convirtiéndolos en rehenes.

Como bien había dicho antes, quería que sufriese una muerte lenta y dolorosa para darme por satisfrecha y concluir así mi vendetta, pero ¿por qué? Era muy sencillo, ese monstruo no solo me había arrebatado a todos mis seres queridos, sino que para más inri me había convertido a mí, una experimentada cazadora, en un ser tan despreciable como él. Además, no conforme con matar a todos mis familiares y amigos el día de mi boda, jugó con mi sed de sangre, ofreciéndome como primer alimento tras convertirme en inmortal, el cuello de mi marido, también cazador.
Desde aquella noche había estado clamando al cielo venganza, llorando y siguiendo pistas que o bien eran falsas o siempre llegaban tarde de modo que mi caza se había prolongado demasiado tiempo para mi gusto.

Pero presentía que esa noche iba a ser distinta; que esa noche donde ni la luna ni las estrellas hacían acto de presencia, mi suerte iba a cambiar, ya que había obtenido cierta información que, si bien no era el punto exacto de localización del inmortal, los datos parecían ser mucho más precisos que otras ocasiones. Así que allí estaba yo, armada de estacas y dagas de plata (a pesar de haberme convertido en un demonio de la noche, seguía dándoles caza cada anochecer); expectante ante la clientela que entraba y salía de un cuanto menos curioso y extraño local, donde me habían indicado que si buscaba a un ser de tales características, era un lugar que de seguro frecuentaría. Atenta a todo aquel que entraba o salía del mesón, solo o acompañado…eso daba igual, apoyé mi hombro derecho en la pared del callejón, manteniéndome oculta entre las sombras. Mi mente estaba al acecho de encontrarse con un solo rostro, con el que me gustaría encontrarme de nuevo después de tantos años.

Me removí incómoda por un extraño y oscuro carruaje que se había interpuesto ya hacía demasiado rato entre mi posición y la entrada del local que vigilaba con tanto ahinco. Lo curioso es que nadie había salido de éste, así que imaginé que se encontraría a la espera de recoger al dueño y señor del mismo que llegaba con unos minutos de retraso.Me incorporé dispuesta a cambiar de lugar desde donde controlar esa puerta que ahora me era imposible vislumbrar, tanteando incluso la probabilidad de terminar cuanto antes con el asunto y cruzar la calle para yo misma adentrarme en el lugar en cuestión en su búsqueda.

La razón por la que no lo había hecho antes era porque conocía a ese demonio de la noche, y el simple hecho de que hubiesen humanos delante no era motivo para él como para no sembrar el caos si lo que deseaba era escapar; que ese era otro problema con el que temía encontrarme cuando nuestros caminos se cruzasen. El señor Clapton no era precisamente de los que huían, sino más bien de los que preferían quedarse para ver como sufrías cualquiera de sus torturas inimaginables. Todo había que decirlo, para hacer el mal, era todo un erudito.

Una voces femeninas por fin ocuparon el silencio de la noche, y suspiré aliviada a sabiendas de que la calle volvería a quedarse desierta y mi puesto de vigilancia seguiría siendo perfecto. Pero fue entonces, cuando el carruaje que estaba entorpeciendo mi visión de aquella maldita puerta se puso en marcha, cuando nuestras miradas se cruzaron. Si hubiese estado viva me hubiese quedado sin respiración en ese momento por la impresión de tenerlo a escasos metros de mí, mirándome fijamente con esa macabra sonrisa que no auguraba nada bueno. Pude sentir como todos mis músculos se tensaron al tiempo que mi iris se ponía de un rojo fuego. Notaba como mis colmillos se estremecían, saboreando con atelación su férrea vitae, cuando de pronto un carruaje pasó entre nosotros y toda conexión visual entre nosotros desapareció.

Di un respingo cuando al desaparecer de la calle y esperar encontrar de nuevo al vampiro frente a mí, éste había desaparecido. Fruncí el cejo confusa, planteándome incluso si mi obsesión por darle caza me estarían provocando visiones, pero entonces encontré un casi inapreciable rastro que él mismo se había encargado de dejar. Quería jugar, y tal vez eso debería haber sido un razón de peso como para desaparecer e intentar pillarlo por sorpresa en otro momento. Pero llevaba mucho tiempo tras él, así que ignorando lo que me decía mi instinto de supervivencia, seguí sus pasos hasta un tejado próximo donde de nuevo nuestras miradas enrojecidas se cruzaron.

-Señor Clapton.-pronuncié con un entusiasmo fingido, al igual que mi tono de sorpresa. Di un par de pasos hacia un lado, tanteando la distancia que nos separaba, mientras mi miraba se detuvo varias veces sobre ese bastón que por experiencia sabía que era mucho más de lo que parecía.- Que curioso que nuestros caminos se crucen de nuevo, ¿no cree?- sonreí ladina, desabrochando el abrigo que no tenía otro fin que ocultar las armas que llevaba sujetas a mi cintura y espalda, continuando tanteándolo cual cazador a su presa.-Me ofende, monsieur. ¿Por qué piensa que malgastaría mi tiempo en vengarme de este regalo inmortal?- pronuncié apretando la mandíbula hasta tal punto que pude sentir como mis colmillos se clavaban en mis labios y una gota de sangre brotó de éstos.

Ya estaba bien de juegos, ambos sabíamos para que estaba yo allí, y no era para rememorar viejos recuerdos, sino para terminar con su existencia. Me detuve enfrentando su mirada fijamente, concentrándome para tratar de infligirle un dolor tan atroz que lo hiciese doblarse de rodillas frente a mí, mientras mi mano se dirigía con cautela hasta la parte posterior de mi cintura. Cogí con firmeza la empuñadura de una estaca con la que pondría punto y final a aquella historia, esperando que aquella habilidad que me había sido otorgada con la maldición hiciese su efecto y poder saltar sobre él.

El no dejaba de mirarla y divertirse con aquella situación viendo como intento causarle dolor a través de su mente, aquel poder era muy practico pero usado en humanos ya que los inmortales tenían mayor resistencia que los humanos comunes sumado al hecho de que el era milenario por lo tanto su sangre era mucho mas poderosa de lo que jamas seria la joven aquel poder era como un leve hormigueo en su cuerpo que se podría volver molesto con el tiempo en cambio, este espero unos instantes mas para luego mencionar con total soberbia.

-Me toca a mi ahora...

Dijo usando el mismo poder que ella uso en el pero esta ves el lo hizo de otra forma su conocimiento sobre el mismo generaba que tuviera un mayor control del poder enfocando su vista sobre los senos de la joven, fijando su poder mental en estos para causar un fuerte dolor en sus senos, mucho mas fuerte de lo que ella hubiera sentido, ya que el mismo estaba centrado en una parte de su cuerpo y no en todo el como ella lo había hecho, hecho aquello no demoro en desenfundar su sable que estaba escondido en el bastón y pasando de un lado al otro de la joven, realizo varios cortes en su cuerpo, lastimando su costado y dejando su piel expuesta por varias partes de su pierna y cintura los cortes fueron profundos como si buscara desgarrar una humana y al girarse causo dolor en su espalda para que se arqueara.

-Sabéis desde siempre que no has tenido chance contra mi...

Menciona cuando su cuerpo se pego al de ella su pecho esta pegado a la espalda de la joven y su voz suena de forma bastante hipnótica en su oído, una de sus manos esta en la cintura de ella y la otra se encuentra sobre su mano que sujetaba la estaca, por mas que hiciera fuerza Kenner era mas fuerte que ella y se lo dejaría claro no cediendo su agarre, manteniendo la pegada a su cuerpo.

Fruncí el ceño denotando preocupación al observar que la habilidad de infligir dolor en los demás  y que me había resultado tan práctica en otras ocasiones, era inútil contra aquel inmortal que parecía no inmutarse ni siquiera un poco. Debía haber previsto que al ser un vampiro más antiguo su fuerza y sus habilidades serían también más poderosas. Apreté con fuerza la empuñadura de la estaca al escucharle advertirme que era su turno, esperando su ataque para poder clavarle la misma hasta lo más profundo de su frío corazón. Posiblemente podía aguantar el dolor que yo le infligía si era más antiguo que yo, pero lo que no sabía es que era brillantemente rápida en mis movimientos.

Un profundo alarido de angustia  desgarró mi garganta cuando súbitamente sentí un fuerte dolor en los pechos que apenas me permitía mantenerme en pie. Curiosamente Kenner poseía la misma facultad que yo de infligir dolor, solo que éste era mucho más poderoso. Clavé mis ojos color sangre en los suyos, apretando la mandíbula con tanta fuerza para tratar de soportar el dolor que hasta pude sentir el férreo sabor de la sangre cuando mis colmillos rozaron mis labios sajando estos levemente.

- ¿Eso es todo lo que sabéis hacer? Esperaba mucho más de vos.- murmuré entre dientes, sintiéndome incapaz de aguantar aquel dolor más tiempo. Y entonces en respuesta a mi invitación de mostrarme sus habilidades más oscuras, y con una pasmosa rapidez cruzó por mi lado posicionándose tras de mí, dejando a su paso gruñidos y gruñidos de dolor que no podía controlar cuando sentí como mi cuerpo era lacerado por su sable en diferentes lugares, dejándome todavía más aturdida por el ataque sufrido segundos antes. Podía notar como mis piernas comenzaban a flaquear por las profundas heridas que el vampiro me había infligido, y como el dolor continuaba manteniéndome inmóvil cuando otro nuevo foco de tortura  arqueó por completo mi espalda, pudiéndose escuchar hasta el crepitar de mis costillas al moverme hacia atrás.


-No deberíais cantar victoria tan rápido, Sire.- pronuncié a duras penas, tratando de ganar tiempo para que las heridas causadas por el inmortal fuesen cicatrizándose poco a poco y recuperarme un poco de su primer movimiento en ese juego que casi había sido letal. Jadeé al sentir su endurecido pecho pegado a mi espalda, mientras inutilizaba esta vez la mano que portaba la estaca con una ligera presión. Tal vez estaba en lo cierto y no había sopesado que no tenía oportunidad alguna frente a él, pero me había resultado muy complicado encontrarlo como para dejarlo marchar. Aquella noche la existencia de uno de los dos llegaría a su fin, y esperaba sinceramente que fuese la suya.

- Este juego no ha hecho más que empezar, pequeño.- sonreí con malicia echando la cabeza hacia atrás con fuerza para golpearle en la cara para zafarme de su agarre por el desconcierto, y así hacerme con otra de las armas que tenía sujetas al cinturón. Tenía que aprovechar como fuese cualquier gesto inesperado si quería tener alguna posibilidad contra él.

El inmortal no perdió tiempo el acercamiento por detrás que este había realizado a su creación,no tenia solamente los motivos que se dejaron ver como era librarla del arma asesina que esta tenia en mente utilizar para intentar darle caza, aunque le causaba gracia de que la chica usara algo tan débil para intentar librarse de un vampiro, estaba bien que los pobres mortales la usaran como única herramienta pero ella tenia otros dones que podía usar para suplir la necesidad de una patética estaca.Aunque este no demoro en revelar su verdadero motivo cuando clavo sus colmillos en el cuello de la joven.No se demoraría en escuchar los gritos de dolor provocados por los colmillos afilados del milenario, ya que no tenia intención de ser gentil y ni cuidadoso sino realmente causarle dolor y temor, ya que si el se bebía toda su sangre hasta dejarla seca esta moriría por mas que fuera una vampira, aunque esa no fuera su verdadera intención, sus manos fueron a las de ella dejándola inmovilizada.

La sangre de vampiro no ofrecía alimento a otro inmortal aunque era un acto realizado por estos en la intimidad cuando desarrollaban actividades sexuales, era como un ritual rara vez se hacia si no fuera en ese momento, en realidad el vampiro estaba usando sus poderes mentales para poder buscar saber el pasado de ella, si bien el la había creado por un acto de venganza quería saber que había estado haciendo como vampira, cuanto había sufrido en silencio su nueva situación de no estar viva pero tampoco muerta, ser lo que mas odia ser aquello que intentaba matar cuando aun respiraba. Luego de obtener lo que deseaba la soltó rasgando sus ropas por detrás con sus uñas lastimando también su espalda para que se separaran y ella tuviera que girarse cuando lo hiciera el ya estaba parado a una distancia prudente y se limpiaba los labios de su sangre.

-Nada mal he sobrevivir a esta condición y odiarme tanto hasta parece morboso

Dijo lamiéndose los labios y mirándola fijamente dejando que el la miraba descubriendo su cuerpo o lo que quedaba sin descubrir con la mirada, esperando que le atacara de alguna forma.

Cada movimiento que había imaginado en mi mente y que esperaba que fuese eficaz para al menos  tener un mínima ventaja frente al inmortal, quedaron reducidos a la nada cuando éste clavó sin ninguna consideración sus colmillos en mi yugular, llevándome a exhalar un agudo grito de dolor y obligándome a  soltar la estaca que  aún mantenía firmemente sujeta en mi mano.  Podía sentir la satisfacción de éste por tenerme a su merced, mientras deslizaba sus frías manos hasta llegar a mis muñecas para inmovilizarme por completo. Y no es que en aquellos momentos precisamente tuviese la fuerza necesaria para enfrentarme a él, pero sabía que a Kenner le gustaba saber que tenía sometidas a sus víctimas hasta lo imposible. Mis intentos de revolverme de entre sus garras resultaron inútiles, puesto que aunque me disgustarse reconocerlo, aquel ser era mil veces más fuerte que yo.

Sentía como mis fuerzas iban mermando conforme el inmortal succionaba mi sangre a placer, albergando la esperanza de que tal vez esa noche me reuniría con mis seres queridos allá donde estuviesen después de que el vampiro terminase con sus vidas siglos antes. Lo único que me había mantenido con vida, por decirlo de alguna forma durante más de un milenio había sido vengar sus muertes, pero ahora frente a aquel ser demoniaco, dudaba que terminar con su existencia pudiese devolverme la sensación de vacío que albergaba en mi pecho por la ausencia de estos.
Pero de nuevo el inmortal me sorprendió, y antes de consumirme del todo, me separó de él con un ligero tirón con el que me dejó la ropa hecha jirones y una lacerante herida desgarrada por sus afiladas garras. La debilidad que sentía en aquellos momentos me impidió mantenerme en pie, y desde el suelo de rodillas volteé la cabeza para enfrentar nuestras enrojecidas miradas.

-Le odio más de lo que haya podido adivinar mientras succionaba mi vitae. Pero no se preocupe, en breve pondré solución a ese insignificante sentimiento en cuanto acabe con su existencia y vea cumplida por fin mi venganza.- murmuré con cierto tono sarcástico,  mientras con disimulo deslizaba mi mano derecha hacia la bota de caña alta, para sacar una daga de plata. Puede que ésta no matase al vampiro, pero lo entretendría el suficiente tiempo como para que pudiese albergar algo de esperanza en mi siguiente ataque.

Escondiendo la daga tras mi muñeca y ocultándola bajo lo poco que quedaba de mi camisa, conseguí a duras penas ponerme en pie, esperando ir recuperando fuerzas poco a poco; aunque sabía que para ello tendría que alimentarme primero. Observé con rapidez como tras los ataques del inmortal mis ropajes había quedado prácticamente reducidos a la nada, y con sorna volví a buscar su mirada.- Espero que sea capaz de recompensarme lo que le ha hecho a mi vestimenta. Si quería verme desnuda hay mejores formas de hacerlo.- apunté con una sonrisa ladina antes de lanzarle la daga con fuerza  y rapidez hacia su frío y muerto corazón.

Sonrio levemente de lado viendo como ella habia quedado de rodillas frentea el mirandola viendo como estaba derrotada, aunque seguramente como antigua cazadora algun truco trataria de sacar de debajo de la manga, tantos milenios acabando con los mortales como para no saber que estos siempre tenian esperanzas hasta perder el ultimo aliento de vida, suspiro levemente dejando que se pusiera de pie mientras se mantenia firme observando lo que ella estaba preparada para hacer, sus milenios por encima de ella le dejaban en una posicion ventajosa, aunque fuera orgulloso el estaba bien alerta de lo que ella pudiera llegar a intentar en ese preciso momento.

Enserio intentaras atacarme con ese objeto corto punzante me apuñalas el corazon con ese pensamiento tan mortal sobre el hecho de que me haras algo con ello.

Los reflejos del inmortal eran mucho mas amplios y ademas el era bastante astuto como un zorro bastante viejo que podia predecir los intentos mas futiles de los demas para intentar impresionarlo o ponerse a la misma altura de condiciones que el algo que para ella era imposible este esquivo de lado el ataque o el intento de ataque de la chica, para luego sonreir de lado levemente mientras caminaba hacia ella escuchando su propuesta y la jalo del pelo mencionando a su pelo.

-Te tomo la palabra puedo quizas encontrar otras formas de verte desnuda mas apetecibles que luchando por un futil intento de asesinato samara...

Menciono eso para robarle un beso de los labios, pero era un beso agresivo un beso que fue acompañado por una mordida de su parte buscando hacerla sangrar, sabia que ella tampoco se quedaria de brazos cruzado, pero el gustaba ese combate entre deseo y placer contra la repugnancia y el deseo de mantener la compostura aunque es ofuera bastante dificil en ese momento, el no tenia que hacer mucho para librarse de los restos de la ropa de ella y comenzar a acariciar sus intimidades esas intimidades que serian entregadas a su futuro marido, en aquel casamiento en el que el vampiro decidio irrumpir solamente por le hecho de que los cazadores se habian metido con un vampiro con el cual Kenner tenia ciertos intereses.

Tendría que haber supuesto que mi intento de sorprender a ese maldito demonio de la noche con una simple daga de plata resultaría fallido; y es que a pesar de que mis habilidades habían mejorado con el paso de los siglos, debía ser consciente de que los poderes del inmortal no se habían quedado atrás. Al contrario que sucedía con los humanos, un inmortal era mucho más poderoso cuantos más milenios portase a su espalda, y en esta ocasión Kenner era de los vampiros más antiguos con los que había coincidido durante mi larga existencia.

Gruñí levemente mostrándole mis afilados colmillos cuando antes de que pudiese reaccionar y apartarme de su camino tras demostrarme cuan desarrollados estaban sus reflejos, llegó hasta mí sujetando con una sola mano y con firmeza mi larga cabellera, que llevaba recogida en una coleta. Con tan solo un movimiento de muñeca consiguió someter mi cabeza a su voluntad, obligándome a la fuerza a voltear el rostro hacia él.

-Antes de permitir que disfrutéis de mi desnudez, prefiero que me clavéis sin compasión una estaca  en el corazón.- susurré con rabia contenida en la voz, tratando de zafarme de su sujeción. Pero a pesar de todos mis esfuerzos por recuperar la posición con la que elaborar mi próximo ataque, éste no se movió ni un ápice.
Sin embargo algo muy distinto sucedió.

Contra todo pronóstico, ya que el inmortal era consciente de la sed de venganza que me había llevado hasta él, aproximó sus labios a los míos, dejándome sentir como nuestros labios chocaban  en un beso tan arrebatador que si fuese capaz de respirar me habría dejado sin oxígeno. Notaba como su lengua jugaba incesante  entrelazándose con la mía en una experiencia única que no había llegado a tener milenios atrás el día de mi boda. Gruñí en el interior de su boca, me revolví entre sus brazos tratando de escapar de un beso que no había sido concedido por voluntad propia, más cuando sentí como sus colmillos rasgaron mi labio inferior y el férreo líquido carmesí se entremezcló con nuestros sabores, mis ojos centellearon de un rojo vivaz y las tornas cambiaron. Una extraña excitación brotó en mi interior como el fuego de un volcán que se abre paso para salir al exterior arrasando todo lo que encuentre a su alrededor.

Tras un ligero jadeo fruto de la agitación que podía percibir en todo mi ser, mis manos se deslizaron por su torso hasta llegar a la nuca, donde sujeté con fuerza los mechones de pelo que estaban a mi alcance. Un inexperto aunque apasionado beso fue mi respuesta, donde con cautela acaricié con la lengua sus afilados colmillos, al tiempo que mi cuerpo se acercaba al suyo, quedándose nuestras caderas rozándose sinuosamente. Con una pícara sonrisa dibujada en mis labios, y una mirada hambrienta, esta vez fui yo quien jaló su pelo hacia un lado, dejando al descubierto aquella blanquecina piel donde la yugular quedaba a mi alcance.

Sonrio levemente y le dejo aproximarse hasta que mostro los colmillos en ese instante la sujeto de la yugular sin dejarle aproximarse a su cuerpo mas de lo que ya lo habia hecho era demasiado fuerte para que ella pudiera hacer lafuerza suficiente para derrotarlo y nego con la cabeza mientras posaba su otra mano en su trasero y se lo acariciaba con ganas para luego hacerla caer de espaldas contra el suelo, si fuera una humana estaba dolorida pero ella no era una comun sino una vampira aquello no habia causadole ni un efecto, pero ahora la tenia en el suelo abierta de piernas para el y este se arrodillo levemente mirandole destellando sus ojos.

-Aun no te has ganado el derecho de morderme, mi sangre es demasiado preciada para que bebas de ella asi nomas deberas a vertela ganado querida.

Menciona acariciando suavemente sus piernas haciendo que estas se separen sin usar la fuerza para ver si ella aceptaba aquello, hacia tiempo que no tenia sexo de forma agresiva con una vampira, normalmente todas eran muy sumisas en este ambito ya que temian enojar al inmortal, pero el hecho de que ella quisiera matarlo seguramente hacia que el deseo fuera mas fuerte. El se movio rapio para ponerse sobre ella y besar ahora su ssenos mientras su dedos jugaban con su clitoris con bastante violencia mas de lo normal, pero sabia que ella lo soportaria en ese estado de inmortaldiad al igual que el.

Una extraña y apasionante mezcla entre odio y lujuria descontrolada hacían eco en cada resquicio de mi ser, donde las bruscas acciones del inmortal no provocaban en mí más que un aumento de la excitación que ya de por sí me abrasaba por dentro.
Un gruñido gutural emergió de mi garganta cuando mi cuerpo golpeó contra el suelo con fuerza, consiguiendo que mis ojos brillasen durante unos segundos con un color más vivo de lo normal. No estaba acostumbrada a ese tipo de juegos tan intensos, pero mentiría si dijese que no me estaba resultando de lo más atrayente.
Me relamí los labios, limpiando la sangre que todavía quedaba de su particular beso, quedándome tumbada a su merced. Era consciente de que mis piernas se habían quedado entre abiertas, y que no era casualidad que pareciese una invitación.

-Tampoco vos os habéis ganado todavía el privilegio para acceder a acariciar esas zonas de mi piel donde ni siquiera la luz de la luna ha tenido acceso.- susurré entre jadeos con una malévola sonrisa, deteniendo con mi mano la muñeca del inmortal que por la intensidad de sus caricias parecía querer colonizar una zona de mi anatomía que jamás había sido descubierta anteriormente por ningún hombre. Era consciente de que mi negativa no sería acogida de buen gusto, pero yo no era ninguna humana desvalida que no supiese hacerle frente. Mi intención no era otra que matarlo, y tarde o temprano lo conseguiría.

Lo odiaba con todas mis fuerzas, deseaba poder clavarle una estaca en esos momentos en los que parecía haber bajado la guardia, pero sin embargo mis caderas empujaban contra su mano, buscando una necesidad que nunca antes había sido satisfecha. Jalé su pelo con fuerza, haciéndole girar el rostro hacía mí para tomar sus labios con fiereza. Mi mano se deslizó por su abdomen, arañando de forma superficial su piel hasta llegar a su endurecida entrepierna, que tomé con fuerza en mi mano.

- En este juego los dos deberíamos tener las mismas condiciones, ¿no cree?- pregunté con cierta picardía frente a sus labios, soltando su pelo durante unos segundos para rasgar su camisa y dejar su torso desnudo.- Mucho mejor.- sonreí haciendo prisioneros a sus pezones con mis afilados dientes, pero sin llegar a dañarlos.

Las incesantes e intensas caricias lascivas del inmortal estaban consiguiendo hacerme rozar la más absoluta locura. Una mezcla de sensaciones entre placer y odio se apoderaban de todo mi ser, siendo incapaz de oponerme a que de forma automática y brusca sus dedos penetrasen mi sexo con gran intensidad, pudiendo notar como mi cuerpo respondía a la maestría de sus movimientos, lubricando el centro de mi deseo y preparándolo para él. Y es que había llegado un punto que era absurdo negar lo evidente, mi mayor anhelo en esos momentos de terminar con su existencia se había visto relegado a un segundo plano y lo único que me interesaba de mi mayor enemigo desde hacía milenios, era que su experimentado miembro se abriese camino en mi interior.

-Dudo que el odio que os tengo y la intención de atravesar vuestro corazón con una estaca desaparezcan, de modo que siempre serán interesantes nuestros encuentros hasta que dé con la forma de llevar mi venganza a cabo.- afirmé entre profundos gemidos que acompasaban a sus embestidas, mientras en esta ocasión eran sus firmes manos las que se habían hecho dueñas de mis pechos, los cuales eran moldeados y manoseados a su libre albedrío.

Mi respiración entre cortada no era más que una de las señales que demostraban que estaba más que preparada para él, mientras mi espalda se arqueaba cada vez que su mano chocaba contra mi clítoris cuando sus dedos me penetraban por completo. Jadeos cargados de lujuria desmedida hacía vibrar el suelo de ese tejado de pizarra donde estaba teniendo lugar aquel acto tan irracional que jamás habría imaginado que pudiese suceder. Era como pensar que una gota de aceite podría diluirse en agua; hechos insólitos ambos en mi mente, al menos hasta hacía unos minutos.

Mis ojos tomaron un tono rojo burdeos cuando su erecto miembro tomó presencia frente a mí cuando Kenner se deshizo de los pantalones que todavía le cubrían esa parte de su anatomía que haría mía esa noche. Mostrando levemente los colmillos, pero sin la intención de hacerle daño, volví a coger su pene entre mis manos para acariciarlo con suavidad. Era la primera vez que mis manos tocaban el sexo de un hombre, aunque no por ello desconocía la forma de darle placer a un hombre.

Con relativa suavidad introduje la punta de su glande en mi boca, lamiendo y jugando con la lengua sobre éste, mientras buscaba la mirada del inmortal. Finalmente me metí su humedecido miembro por completo en la boca y empecé a succionar con ganas, buscando el placer de ambos al tiempo que el continuaba con sus caricias.

El sabor del miembro del inmortal era algo nuevo para mí, puesto que la misma noche en que contraje nupcias y que hubiese sido mi noche de bodas, fue cuando aquel demonio de la noche terminó con la vida de mi prometido y todas nuestras familias. Desde entonces mi único sino había sido darle caza y acabar con su existencia así como él había hecho con la vida de mis seres queridos, pero por alguna extraña razón algo había cambiado esa velada. Mi lengua recorría con avidez su erecto pene, saboreando cada centímetro de éste, excitándome sobremanera por el intenso sabor a sexo que conseguía humedecer mi cuerpo preparándolo para ser poseído cuando él lo decidiese.

Tal vez debería decirle que sería mi primera vez, que mi vendetta me había cegado de tal forma que jamás había consentido conocer varón, pero conociendo a Kenner lo único que conseguiría es que utilizase esta información en mi contra, de modo que me mantuve en silencio mientras continuaba lamiendo y succionando con una lujuria desmedida su henchido miembro.

La nueva posición que éste decidió practicar conmigo me sorprendió desprevenida, más puedo asegurar que mis jadeos y pequeños gritos de placer mostraban la excitación que sentía cuando el inmortal comenzó a hacerme suya con la lengua; lamiendo con maestría mi húmedo sexo que impregnaba su boca de mí, de mi sabor. Con cada movimiento de su lengua que conseguía hacerme gemir de placer, mis labios succionaban con necesidad su miembro, descuidando en varias ocasiones en cubrirme los colmillos para no lastimarle en sus continuas y experimentadas caricias orales que me estaban haciendo tocar el cielo (o el infierno tratándose de él) con ambas manos.

Con la respiración entrecortada, y anhelando que me hiciese suya, busqué con necesidad su mirada cuando decidió de nuevo cambiar la posición para llevarme con una rapidez sobre humana contra uno de los muros de aquella azotea que estaba siendo, junto a la luna, de testigo del encuentro carnal entre dos enemigos acérrimos.- Kenner…con cuidado.- susurré sin poder evitarlo, temerosa de que el comienzo del acto fuese demasiado intenso, cuando finalmente y sin dilación, introdujo su henchido miembro en mi sexo empujando con fuerza hasta que pude sentirlo totalmente dentro en constantes y decididas embestidas que me llenaban por completo.

- Hazme tuya esta noche.- afirmé antes de morderle el labio con lujuria, sintiendo el férreo sabor de su sangre. Estaba dispuesta a lo que fuese aquella noche en la que parecía que el odio y el rencor me había concedido una tregua; estaba dispuesta a que mi mayor enemigo me hiciese gozar como ninguno había hecho con anterioridad; estaba dispuesta a que Kenner descubriese lugares de mi anatomía que nadie antes había conseguido conquistar.

El vampiro estaba decidido a disfrutar de aquel placer y de la vampira que había deseado poseer desde el momento en que la transformo, había mas que simple venganza en sus acciones cuando su familia había sido destruida, el capricho de desear a la novia para si y solo para si, aunque pasaran milenios el lograría reducir el odio de la joven para lograr este momento en el que tan sublime mente la penetraba con ganas y no solamente eso sino que el interior de ella estaba deseando que lo hiciera este correspondió aquel beso que ella le dio dejando que la lastimara en ese momento, para luego llevar sus manos a su cadera y empezar a embestir a una velocidad sobre humana, era uno de los placeres de los inmortales era poder resistir a un sexo salvaje utilizando fuerza y velocidades que superaban al entendimiento humano.

-Te haré mía que desearas serlo todos los días del resto de tu inmortalidad...

Menciono desplazándose ambos hacia otro punto del edificio volviendo a chocar ahora el contra la pared mientras acariciaba sus piernas y buscaba mover mas su sexo con ganas dentro de la joven y este luego le clavaba sus colmillos a ella en el cuello, bebiendo un poco de su sangre y sanando su herida, sentía como la joven hacia fuerza en apretarlo y eso le encantaba el placer que recibía con la joven le dio varias nalgadas con una de sus manos mientas la otra arañaba su piel con sus afiladas garras.

Continuos y acompasados jadeos impregnados de lujuria, y el sonido seco de nuestras caderas al golpear la una con la otra en cada arremetida, se convirtieron en la melodía de fondo que nos acompañaría durante aquella velada en la que ambos nos habíamos dejado llevar por nuestras necesidades más mundanas, olvidando por unas horas el odio que nos profesábamos. Las incesantes embestidas a las que el inmortal me sometía, provocaban en mí una especie de frenesí que ni siquiera había conseguido alcanzar cuando calmaba mi sed con la sangre de algún mortal. Era tal la excitación que Kenner conseguía hacerme sentir con cada uno de sus movimientos dentro de mi ser, que lo que en un principio fue temor por el daño que pudiese sentir al ser desvirgada de aquella forma tan poco delicada, se transformó en un irracional deseo de que mi Sire me hiciese suya aquella noches de todas las formas posibles.

Gruñidos de puro placer emergían desde mi garganta, muriendo en los labios del vampiro que de forma incesante me penetraba una y otra vez, besándome con intensidad mientras nuestras lenguas bailaban al compás de sus profundas arremetidas. De un ligero salto me subí sobre su cintura, permitiendo de esta forma que su miembro entrase por completo en mi interior; sintiendo como las paredes de mi vagina lo aceptaban gustosas al presionar con fuerza la dureza de su considerable pene. La humedad de nuestros sexos se hacía notoria por la facilidad con la que Kenner conseguía entrar y salir de mi interior, cada vez a mayor velocidad, la misma en la que iban aumentando mis gemidos. Sin más dilación, mis uñas se clavaron sin compasión en su musculosa espalda cuando comencé a sentir como el primero de los clímax que esperaba alcanzar esa noche aparecía poco a poco provocando que mi espalda se arquease entre los brazos de mi Sire. Aquella sensación era magnífica, incomparable con lo que había imaginado que sería realizar el acto en sí.

-Mucho tendréis que demostrar esta noche para que desee ser tuya durante tanto tiempo.- sentencié con una sonrisa de medio lado, retándolo con una picaresca que solo nosotros entendíamos. Tanto tiempo siendo el objeto de mi venganza me había llevado a que el inmortal se convirtiese en el ser que mejor conocía, en mi mayor obsesión; llevándome a plantearme de nuevo si esa fina línea que estaba sobrepasando no se pondría en mi contra cuando las noches venideras saliese a las húmedas calles parisinas para darle caza al hombre que me estaba haciendo tocar el cielo con las dos manos en una velada cargada de entrega y sentimientos encontrados por mi parte. Y es que aunque no lo reconociese jamás, no me importaría que aquello que me estaba haciendo sentir con su palpable experiencia en ese campo, se repitiese cada noche durante el resto de mi inmortalidad.

Inconscientemente, y cuando podía predecir que el máximo umbral del orgasmo estaba a punto de ser alcanzado, ladeé la cabeza dejando que mis colmillos arañasen el cuello de Kenner. Deseaba morderle, deseaba marcarle aquella noche como él me había marcado a mí, más sabía que incluso entre los no muertos había cierto código con los seres más antiguos, y mi Sire lo era. Así que permanecí a la espera de un gesto que me indicase que me permitía beber de él llegado el momento, mientras que mis caderas comenzaban a moverse de forma inhumanamente rápida para alcanzar ese deseado momento.

Las penetraciones se habían vuelto cada vez mas salvaje, el inmortal aprovecho el lugar donde estaban para volver a empotrar a la joven vampira contra una de las paredes de aquel tejado dejando su cuerpo entre esta y el del inmortal que constantemente la penetraba, aquello le servia para tener un punto de apoyo y empezar a mover su miembro a una velocidad sobre humana, ya que empezaba a penetrarla a una rapidez que daba la impresión que había entrado una vez, pero en realidad ya llevaba su cuarta estocada dentro de la joven que lo sentía con fuerza y de forma incesante era constante aquellas penetraciones, el sabia usar sus poderes inmortales para dar placer y era mas sencillo cuando se trataba de una de la misma especie, ya que no debía tener tanto cuidado con su mover sin temer a lastimaría o causar daños irreversibles en su ser.

-Recuerda que puedo leer tus pensamientos se lo que piensas y lo que deseas a mi no me engañaras.

Acompañado de sus palabras vinieron un par de azotes a sus senos que mas una vez rebotaron a los lados, por el golpe que este le dio y luego los tomo en sus manos para empezar a jugar con ellos y aumentar el morbo del momento, el era conocedor del hecho de que su sangre causaba un éxtasis tremendo en vampiros mas jóvenes el nada mas desearlo se hacia notar en la joven, pero eso seria su recompensa en esa noche y aun tenia que ganársela, detuvo sus penetraciones saliendo del interior de ella y sonrió levemente había sentido como se había corrido y le hablo al oído.

-Tranquila el nectar de mi sangre sera tu premio final mi pequeña flor ahora te seguiré haciendo mía.

Fueron sus palabras cuando la giro y la puso contra aquella pared pegando sus senos a esta y sonrió levemente acariciando su espalda, empezando por su nuca jugando con esta y recorriendo su dorso, como si pudiera arrancárselo en cualquier instante y dejarla sin vertebra, hasta llegar a su trasero el cual dio dos par de nalgadas y penetro esta con un dedo, sonriendo a su oído.

-Esta noche te haré disfrutar de todos los placeres de los cuales no habías sentido y luego hablaremos.

Dijo mientras estimulaba su culo suavemente y mordía su oreja de forma lenta aun teniéndola pegada a aquella pared, empezando de a poco acelerar sus penetraciones en su trasero.

Una pequeña sonrisa de medio lado se dibujó en mi rostro cuando de nuevo la capacidad de mi Sire por hacerme sentir placer volvió a mí en forma de un suave azote en mis senos, los cuales quedaron cubiertos de mil y una atenciones por parte del inmortal. En esos momentos, estaba prácticamente segura de que solo Kenner me conocía lo suficiente como para ser capaz de suplir cada una de mis necesidades más mundanas con sus expertas caricias.

Era consciente de las habilidades de Kenner, de su facilidad para leer las mentes humanas e incluso de sobrenaturales. Sabía que ningún pensamiento estaba a salvo de él, y sin embargo no me avergonzaba que supiese lo que estaba pensando en cada momento de ese íntimo encuentro que había tenido lugar en el momento menos pensado. – Y sabiendo que lo que deseo es vuestra muerte, ¿continuáis aquí?- apunté medio en broma, medio en serio mientras mi mano se deslizaba por su nuca hasta la base de su pelo, para sujetarle de este y besarlo en profundidad.

Pude sentir como mis ojos refulgían en un rojo intenso cuando Kenner detuvo sus embestidas, devolviéndole una mirada cargada de interrogantes. ¿Por qué se detenía justo tras el momento cumbre? Pasé la lengua por mis afilados colmillos, sintiendo como se arañaba levemente en contacto con éstos. El solo pensamiento de poder probar la vitae de mi Sire aumentaba mi sed de sangre y mi excitación, hecho que parecía aprovechar el inmortal cuando decidido cambió mi posición a otra que sinceramente no esperaba.

De espaldas al vampiro, y sintiendo como el frío muro azoraba mis endurecidos pezones, podía sentir como mi sexo se humedecía con cada caricia con la que el inmortal me obsequiaba, de tal forma que cuando sus manos llegaron hasta mi trasero y uno de sus dedos se introdujo en mi interior por el culo, no pude más que exhalar un gemido de pura excitación.- Estoy impaciente por degustar esos placeres, mi señor.- pronuncié completamente excitada mientras mi lengua recorrió con lujuria los labios de Kenner, antes de que arquease la espalda para darle un mejor acceso a mi trasero, que comenzaba a ser estimulado por sus dedos, preparándose sin duda para algo infinitamente más placentero; mientras que sin dudarlo ni un momento, mis dedos se deslizaron hasta mi clítoris, presionándolo en círculos para conseguir mayor excitación.

EL vampiro sonrió levemente escuchando las palabras de la mujer, para luego pegar el rostro de este contra la pared en la que la había recostado previamente, este pego su rostro con fuera mientras la sujetaba de los cabellos y los apretaba asegurando que quedara con el rostro contra aquella estructura, mientras que con su mano libre el ser colocaba su miembro en la entrada de su culo rozando este y lamiendo la espalda de la joven con su lengua, dejando que sintiera sus colmillos pasando por su piel, llegando a su cuello clavo su miembro sin piedad en el interior de ella llevando su otra mano ahora a la cintura de la mujer, para empezar a penetrar su culo de forma constante y rápidamente demasiado realmente.

Este era capaz de sentir como el trasero de la joven lo apretado que era ella y sonríe levemente empezando a acelerar aun mas las penetraciones con ganas y deseo, usando algo de fuerza algo que ninguna humana seria capaz de soportar por la velocidad en la que lo hacia y el continuo roce de sus pieles, hacia que fuera imposible para una mortal soportarlo, en cambio con la vampira podía disfrutar de esos placeres jadeos en el oído de la joven, mientras tiraba con fuerza su cabellera, le susurro al oído finalmente.

-Esto no es mas que el inicio querida...

Dijo el joven mientras empezaba a clavársela lentamente hasta el fondo y la retiraba para meter una estocada dura nuevamente sin piedad, dejando su miembro en su interior unos instantes, volviendo a retirarla y clavando la de nuevo con ganas.