Huye antes de que la bruja te encuentre

por **Lizaveta** Sáb Sep 23, 2017 4:09 pm

Una de las pocas cosas que más amaba Lizaveta era la tranquilidad y paz del pueblo en el que vivía, o aquel cerca de donde vivía, era una chica que vivía a los límites del bosque, pero no lo suficiente alejada del pueblo como para considerarse una ermitaña.. Dos veces a la semana, jueves y viernes, llevaba frascos con miel, ungüentos y pequeños frascos de vidrio adornados de forma femenina que contenían plantas y hierbas para tés, a vender al pueblo, la mayoría de veces ni siquiera eran necesarias las monedas, Lizaveta había heredado el don de hacer buenos trueques de su abuelo. –Aquí tiene Sra. Champfleury– Lizaveta ofreció el tarro de miel y agrego un pequeño panque de red velvet –Un pequeño obsequio, espero que le guste– la mujer agradeció un par de veces, insistió en pagar por el pero la bruja de cabellos rojos no lo permitió. La mujer de cabellos blancos agradeció una ves mas y se alejo sonriendo ala joven.

Lizaveta se estiro un poco, su canasta estaba casi vacía, así que decidió cubrirla e ir a comprar el resto de las provisiones que necesitaba, sobretodo para la cena de esta noche. Camino por lo que quedaba del mercado aquella tarde. Compro unos cuantos hongos, un trozo de carne para el estofado. –Hola Delphine – saludo a la joven que ayudaba en la tienda, esta devolvió el saludo y pregunto que deseaba –Quisiera queso y una botella de leche por favor– la joven afirmo y sonrió atendiendo hasta que algo llamo la atención fuera del establecimiento –Mira Liza– exclamo señalando un grupo de hombres que montaban a caballo, parecía que acababan de llegar al pueblo –Tranquila, seguro que solo están de paso– afirmo la bruja sonriendo al poner su mano en el hombro de Delphine dándole un poco de tranquilidad.

Y más les valía que aquellos hombres no comenzaran a hacer estragos en su amado pueblo porque aquella bruja del bosque no se tentaba el corazón al defender su tranquilidad, su rutina y eso incluía a todos los que la confirmaban, es decir, todos los habitantes de pueblo, sin excepciones… por un momento sus pensamientos quedaros suspendidos en el viento…

…Valkyria.

Seguro que la repentina llegada de la minibruja y esos hombres tenían algo que ver.

por **Lizaveta** Sáb Nov 04, 2017 6:16 pm

Los ojos de la obscura bruja del bosque admiran el intercambio y poco después la escena de la mujer, los hombres que están cerca miran algunos dotándose la entrepierna, algunos otros asqueados y algunos otros no apartan la vista de la mini bruja que esta haciendo enfadar a la mayor. No necesita demasiado, Lizaveta puede parecer la mujer mas indefensa y sosegada sobre todo con aquel físico que despistaría a cualquiera, pero nada está más alejado de la realidad pues solo requiere un mínimo empujón para encenderse y arder como el caldero de cualquier bruja. La mirada seria se desliza hasta posarse en el pajarraco que siempre acompaña a la mini-bruja.

Al salir de la tienda, una enorme tarántula asoma las patas delanteras en el cuello de su señora, acariciando la delicada piel en un acto de aminorar la furia contenida. Su alma acompañante presiente la tormenta que esta a punto de desatarse en el interior de la bruja al ser amenazada su tranquilidad monotonía pero mucho mas importante, su amado bosque, ante la presencia de una de sus hermanas brujas y por mucho que sean sus hermanas ella misma no las soporta.

–Valkirya– llama sin alzar demasiado la voz pero la niña continua caminando como si no le hubiera escuchado derramando el borde de la mínima paciencia de su hermana mayor. No cambia ni apresura su paso, al contrario parece que cada pisada la da mas y mas lenta rodeándose de una aura mucho mas obscura, mas amenazante. En cuanto la bruja piza el bosque los labios de Lizaveta se mueven susurrando palabras inteligibles a cualquiera que no posea sangre magia, haciendo que las raíces y ramas le envuelvan el cuerpo dejando pequeños rasguños en el cuerpo donde la ropa no le cubre. Al estar frente a la mini-bruja le toma del cabello arrancándole un mechón mirando atentamente los cabellos en su mano –Buenas tardes Valkirya, tan maleducada como siempre– cuestiona en un dejo de obscuridad y frialdad moviendo su dedo jaciendo que las ramas se aflojen, guarda el mechon y en movimiento rápido le toma de los cabellos a la altura de la nuca jalándola hasta arrastrar sus pasos hacia su cabaña –Dime pequeña hermana ¿Qué te trae a mi humilde aldea sin haber sido invitada?– cuestiona dando un ultomo jalon lo suficientemente fuerte como para tambalearla haciendo que caiga –Sabes que no soy mujer paciente asi que mas vale que te deshagas de esos cazadores antes de que me hagas enfadar y me desquite contigo– su semblante cambia a cada palabra mirando a la niña derramando lo que ha comprado en el mercado–Dile al pajarraco que se sosiegue porque no tiene la mínima idea de lo que soy capas– amenaza al cuervo que siempre acompaña a la pequeña sin siquiera dignarse a mirarle.

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