Caja sorpresa (Libre)

por **Bishop** Dom Oct 01, 2017 7:31 pm

Bishop había decidido dar una vuelta mientras sabía que Nyra tendría una misión. Bishop estaba momentáneamente retirado por descanso y por lo que había pasado anteriormente. Ahora mismo estaba completamente soltero. Extrañamente, de la noche al día, quien había sido su esposa ahora es su ex – esposa, estará divorciado en una semana en cuanto ambos firmen los papeles pero todo le resultaba demasiado extraño. El caso es que no podía resolver el problema.

Aquella que un día fue su esposa no quiere hablar con él ni si quiera le dice buenos días estos días que va a la inquisición tan solo para coger algo de ligera lectura. Ni sabe si es un problema de extorsión de parte de alguien aunque no ha escuchado nada de nadie que estuviera haciendo sufrir aquella con la que se divorciaría dentro de una semana.

Mientras tanto, Bishop había sido convocado a una íntima reunión con uno de los jefes de la inquisición, en los enormes rincones del palacio royal y no, no era para bailar un vals. Bishop se acicaló aquella mañana con una camisa blanca, chaleco negro y traje de chaqueta marrón oscuro. Su pelo fue peinado hacia atrás y la vaselina le sostenía el pelo engominado demasiado bien aunque después esta le dejara el cabello grasiento que tenía que lavárselo de nuevo.

El caso que esa mañana esperaba que tuviera que durar pronto en el palacio. No quería estar demasiado tiempo en el exterior o lejos de la seguridad de la residencia Slamdog por mucho tiempo. Iría y averiguaría cuales eran las intenciones de aquella persona que requiere de sus conocimientos. Como pudo, tomo en mano unos libros que podrían servirle de algo. Eran pequeños, alargados y de tapa dura lo que resultaba más fácil el cuidado de los libros dentro de su bolsa de viaje ajustable.

Salía por las escaleras y rápidamente encontró un carruaje en el cual pudo ir finalmente hasta el palacio royal, donde le esperaría su superior. Pasó si no estaba en lo erróneo media hora de camino desde la residencia Slamdog hasta el palacio royal. Para él se le había hecho eterno la distancia entre ambos lugares que simplemente pensó que se quedaría ahí todo el rato. Con cuidado de que sus heridas no se abrieran, Bishop bajaba lentamente por las escalerillas del carruaje hasta ser guiado por uno de los sirvientes del palacio. Poco después pudo ver a una mujer estirada, ojos oscuros y mirada fría cosa que a Bishop no le agrado en demasía.