Llueve sobre mojado -Libre

por **Mattia Antonelli** Sáb Oct 14, 2017 8:31 pm

La moneda daba giros en el aire, destellando en cada movimiento por esos rayos de sol que se negaban a morir. Al momento en que la moneda debía ser atrapada, escuché un fuerte ruido debajo del puente. Esto me sacó de concentración y estuve a nada de perder la moneda. Había tenido que estirar el brazo para no dejar caer mi preciado tesoro en las aguas del río.

Para mi sorpresa, había una figura allá abajo luchando por salir y enseguida un par de niños corriendo hacia sus espaldas, burlándose de la desgracia ajena. No se necesitaba ser demasiado inteligente para darse cuenta de lo ocurrido, había críos mal educados por todas partes, el mismo había sido "victima" de ellos, sobre todo por los de buena posición económica, que se creían con todo el derecho de pisotear a las personas menos favorecidas, alentados por los padres. Parïs era una ciudad enmarcada por muchos contrastes.

Guardé la moneda e instintivamente corrí hacia la parte baja del puente de piedra, le rodeé y enseguida observé que la mujer con ese pesado vestido, iba ya saliendo sin ayuda de nadie, tiritando de frío. Las tardes y noches eran muy frías debido a la época del año. No pude dejar de preocuparme, así era yo...

-¿Te encuentras bien? -le ofrecí mi mano, para que pudiera dar ese pequeño salto, hacia la parte plana del camino. Las orillas del río, estaban plagadas de basura y lodo pestilente que se estancaba desprendiendo un desagradable olor. Esa chica iba a necesitar un buen baño, luego de su involuntario chapuzón y... No es que quisiera notarlo, pero la ropa mojada, dejaba ver un poco mas allá de su anatomía en la parte superior. -Toma, creo que puedes tener frío -Le ofrecí mi abrigo de lana, esperando no se sintiera ofendida o invadida en su espacio.

por **Charlie Grandpré** Dom Oct 15, 2017 12:49 pm

Charlie ese día había ido había ido a dar una vuelta en por París, junto con su guardaespaldas iba paseando por París justo cuando Charlie vio la oportunidad de poder acercarse a un gato que estaba allí, un cachorro de gato que dormía junto a la orilla del puente y Charlie no pudo hacer otra cosa más que bajar corriendo hasta la orilla del río y coger en brazos al gatito, y para su sorpresa este se dejo coger y le pegó un lametón a Charlie. Lo tenía decidido, Charlie se haría cargo de ese gatito, y rápidamente le dio ordenes a su guardaespaldas de que fuera a llevar al gatito al carruaje mientras Charlie se quedaba observando el río.

El sombrero de Charlie rápidamente voló hasta caer en el río y está al intentar recuperarlo cayó y la corriente empezó a arrastrarla, Charlie no podía hacer otra cosa más que gritar, gritar pues no era lo suficientemente fuerte para escapar de ese río que tanto le estaba costando hacer que pudiera mantenerse con vida, y para colmo unos niños se estaba riendo de ella, si ellos supieran que su guardaespaldas estaría allí... pero este no volvía, tal vez le había pasado algo.

Charlie logró salir con ayuda de un chico, este le había ayudado a escapar de allí y le estaba ofreciendo su chaqueta, y Charlie lo único que podía hacer era llorar como una niña pequeña, pues no sabía que hacer, simplemente acepto su chaqueta sin decir nada más y llorar.

Charlie no solía estar apunto de morir todos los días, y por ende eso le había marcado muy fuertemente, además se estaba helando y lo único que podía hacer era tiritar y llorar, por lo menos sus lágrimas salían calientes y eso aliviaba el frío que Charlie sentía que le calaba los hueso.

—Me has salvado... muchas gracias.— Charlie se limpió las lágrimas con las mangas de su vestido maldiciéndose por oler así de mal.—Maldita sea... huelo fatal... mi padre si me ve así me va a matar.— Farfullaba Charlie nerviosa.

por **Mattia Antonelli** Dom Dic 03, 2017 9:08 am

Observar el dolor ajeno en los demás, era algo que simplemente no soportaba. Pero al menos y gracias al destino, la mujer estaba viva y aunque tiritando, era una gracia el verla sana y salva.

-Necesita ir a casa y cambiarse el ropaje inmediatamente, porque puede resfriarse. ¿Alguien le espera? -disimuladamente, observé hacia a un lado y al otro, pero no parecía haber alguien acompañándole. - Yo...tengo mi caravana (carreta) a unos pocos metros de aquí, si usted no se ofende y acepta mi ayuda, puedo llevarle a la dirección que usted me indique, incluso creo que tengo un poco de ropa -aunque no es de mujer, para que pueda calentarse.

Ella parecía ser una mujer de cierta posición económica y por experiencias en el pasado (algunas de ellas se habían ofendido, propinándole un par de bofetones por “atrevido”) y a recientes fechas, prefería no acercarse demasiado. Aún así, su espíritu altruista, nunca había cambiado y seguía intacto. Además, ésta sutuación, prácticamente era de vida o muerte.

-Esperaría que no se ofendiera, pero créame que en verdad necesita mi ayuda y empieza a oscurecer...

Lo decía también por él, porque desde que se había hecho de su medio de transporte, había sido blanco de bándalos sin oficio ni beneficio, que habían querido arrebatarle lo que con tanto trabajo consiguió. A nada estuvo de ser atravesado por sendos puñales o perforado por balas. Si, había tenido muchísima suerte en ambas ocasiones, y la verdad es que no deseaba una tercera. Esperaba que la dama fuera entendida y se dejara auxiliar o su padre mataría a ambos.

Éste último pensamiento me hizo sonreír, aunque fuera una broma muy ácida.

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