Llmada de fieras {Yerick Markov}

por **Paulett Kosztka** Dom Nov 12, 2017 7:33 pm

Paulett, estaba en su bañera tomando un baño muy relajante en ayuda de su ayudas una doncella de bajos recursos que se vendió a si misma con tal de tener un techo bajo su pobre cabeza, terminó siendo la mano derecha de Paulett. Su agradable baño de rosas y fragancias de flores así como de leche para mantener sedosa su piel y blanca le resultaba relajante hasta que se vio interrumpido por un descortés mensajero de la iglesia que cargaba consigo una carta muy importante que solo debía estar en manos de la Paulett.

Al leer la carta Paulett la envió a quemar con tal rabia e iras contra quien la escribió que no tuvo otro camino que salir de su relajante baño saliendo con una salida transparente que dejaba ver su cuerpo con sus atributos que haría a cualquier hombre perder la cabeza. Lo primero que Paulett cogio y puso en su dedo fue el anillo con su escudo y emblema en todo momento que sintió la respiración agitada de alguien tras su nuca – No deberíais entrar como un ladronzuelo vulgar y corriente a la habitación de una dama, Markov – susurró Paulett y se regresó a verle a la cara

La mirada de Paulett era seria cargada de odio y resentimiento contra el otro inquisidor pero también había deseo en sus ojos, no por algo su cuerpo se hincho al respirar y mostrarle así sus turgentes y apetitosos senos. Paulett se pegó a la mesita donde están sus joyas cerca a la ventana que daba directo al jardín sus manos se apoyaron contra la mesa empujando con el pie la cintura del inquisidor – Justo ahora aparecéis cuando me estaba preguntando como estaba tu prometida, que tal con los preparativos a vuestra boda, no me digas que vienes a invitarme a la fiesta de compromiso oficial o tal vez a vuestra noche de bodas, veo que sois el cerdo más asqueroso de todos, espero que la perra que has escogido sea tan buena en la cama como para os baje la dura polla – Paulett pateo el culo del inquisidor alejándolo al quitarse la salida mostrando su cuerpo para tomar un vestido de su ropero.

Iban conversando y ahí apareció la pregunta por Paulett – Venga, a que habéis venido Markov , no sois bienvenido en mi castillo si no vienes por la iglesia o por vuestra frígida prometida a que habéis cruzado la línea de la puerta te recuerdo que echar polvos de la nostalgia no está en mis planes a que estoy muy ocupada para esas burdelerias baratas de zorra inculta que buscas– Paulett se acomodó las mangas del vestido obligando al inquisidor que le cierre las tiras