En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

por **Helida Darsian** Sáb Jun 07, 2014 4:59 am

¿De fiar? En esa ciudad ni las ratas eran de fiar. Las palomas te robaban el pan, los vampiros la sangre, los brujos te pisoteaban y la realeza te escupía al pasar. La inquisición no se quedaba atrás. Hipocresía era a lo que jugaban los condenados. Los vampiros a las ordenes de la iglesia no actuaban bien por necesidad de hacerlo, sino porque era lo “correcto”. Helida no podía encontrar aquel hecho más divertido. Debía de ser horrible tener que vivir eternamente empujando sus impulsos a lo más profundo de sus seres. Sin embargo no todos lo podían soportar, y ella estaba allí para encargarse de aquello pequeños deslices.

Como bien sabía, ni los mendigos eran de fiar, por eso mismo, aquella noche no iba con las manos desnudas. ¿Quién sabía cuándo aquel colmillitos perdería el control? Con suerte, sería aquella noche.

Una pequeña sonrisa decoró su endulzado rostro. No se había molestado en ponerse vestiditos. No tenía que fingir ser un hombre por el día, ni una mujer delicada y suave en medio de la noche. No, aquella noche podía ser lo que en realidad era; una cazadora rápida y letal.

El circo por las noches, era más escalofriante que el cementerio. Los trabajadores y las fieras dormían. Helida se deslizó tras la jaula de los tigres, en el punto exacto en el que había quedado con el condenado, y le esperó allí. La muchacha había llegado tarde y él o bien no la había esperado, o todavía no había llegado.

—¡Eh! ¡Pequeña sanguijuela! ¿Dónde estás? —inquirió entre susurros.

Chascó la lengua molesta. Aquella noche no se podía ir a casa con las manos limpias, necesitaba paraderos de neófitos, y los necesitaba esa noche. Como bien había dicho más de una vez, tenía tanta sed por la cazar como los vampiros por la sangre.

por **Burke Eichmann** Lun Jun 09, 2014 10:29 pm

-Pueden dormirse antes de que llegue, no importa, no necesitaré nada para mi regreso...- Mencionó tomando su abrigo mientras salía de la casa que le había comprado la Iglesia, siempre había obtenido lo que quería de ellos, pues tenía a varios de los clérigos bajo sus pies con aquello de la sangre, les dejaba beber por cuestiones de "arrepentimiento", motivos que todos se tragaban.

Sintió como el viento le cortaba la piel, pero esa sensación desapareció tan pronto había llegado, era como sí sólo fuera un efecto que se empeña en aparecer para hacerlo sentir humano pero que desaparece por el miedo que su simple presencia causa.

Llegó a su destino de forma rápida mientras miraba a los animales a través de las rejas, no le daba miedo acercarse demasiado, así podía ver a las fieras a los ojos y no le intimidaban en lo más mínimo. Pronto escuchó las pisadas y el aroma femenino pronto invadió sus sentidos, haciendo que se acomodara el abrigo, comenzó a andar, escuchando la blasfemia. -Te van a lavar la boca con jabón donde vuelvas a decir eso...- Dijo apareciendo atrás de ella, avanzando poco a poco por su costado. -Pero ya veo que educación no tienes, tampoco sentido de responsabilidad... ¿En verdad crees que así te diré en donde están los que tanto andas buscando? No sé si puedas hacer el trabajo y mi pellejo va en riesgo... ¿Por qué has llegado tarde?- Preguntó colando la mano entre las barandas, terminando por acariciar al tigre que yacía ahí.

por **Helida Darsian** Mar Jun 10, 2014 11:31 am

Sintió un cosquilleo helado ascender por su nuca, como si tuviera los dientes de una de aquellas fieras a centímetros de distancia. Se dio la vuelta y ahí estaba él. Tan solo un ligero parpadeo pudo sugerir que la muchacha se había visto sorprendida.
Le pasaba al menos una cabeza y media, y su complexión era el doble que la de ella, pero todos los sentidos de la cazadora le indicaban hacia un mismo objetivo; matarlo.
Trató de relajar los hombros. Cerró y abrió los puños hasta que consiguió estabilizarse. A pesar de ello, sentía la alarma recorrer cada músculo de su cuerpo, predispuesta a cumplir su función como cazadora.

— ¿Y quién será el osado que trate de lavarme la boca? ¿Usted? Creo yo que su boca está más llena de pecado que la mía, resultaría bastante irónico...

Cruzó los brazos sobre su pecho siguiendo los movimientos del condenado con su mirada acuosa. El tigre ronroneó ante las caricias de él. Ella evitó verse sorprendida. Al parecer no tenía miedo de perder un brazo. Por el contrario la cazadora prefería vérselas con vampiros y licantropos que con tigres. Eran animales bellos, pero al contrario que los monstruos con los que trataba ella, no podían verse manipulados ni persuadidos, se guiaban por puro instinto de supervivencia, como un vampiro sediento en estado puro.

—Técnicamente, usted ha sido el que ha llegado más tarde—dijo con una pequeña sonrisa. No era asunto de ningún vampiro el porqué de su tardanza— Este es el punto exacto en el que habíamos quedado, y usted..., no estaba en dicho punto. Pero basta de parloteo, ¿Qué tienes para mí? Estoy segura de que puedo cumplir el trabajo.

Evito hacer referencia a lo poco que le importaba si su pellejo estaba en riesgo o no. A veces su afilada lengua le causaba más estragos de los necesarios.

por **Burke Eichmann** Sáb Jun 14, 2014 8:59 pm

El orgullo de la mujer era algo que le causaba risa, pero a la vez un poco de curiosidad, le daban ganas de picarla para ver a donde iba a llegar, pero tal vez esperaría un poco más, tal vez cuando la guardia de ella estuviera más distraída, por el momento parecía que ninguno de los dos confiaban, sólo estaban ahí porque las circunstancias los habían llevado a estar en aquella situación. Él quería librarse de un par de idiotas que le habían causado problemas, pero no podía hacerlo porque era la misión de otro, así que meterse haría que una discusión existiera entre los inquisidores, por lo tanto tendría que mover los hilos de cualquier marioneta para lograr lo que tanto anhelaba, verlos aniquilados y demostrar que los otros no podían hacer el trabajo que Burke sí, eran dos pájaros de un tiro.

-Puede ser, pero eso no me quita las ganas de hacerlo, pero no, no me ensucio las manos, como verás, siempre encuentro quien haga el trabajo sucio por mí, así que no, la dicha de que mis manos te toquen no la tendrás.- Un guiño de su ojo, fue el gesto que terminó con aquellas palabras que había pronunciado sin ningún gesto de caballerosidad, a veces la perdía por gusto propio, en esta ocasión así pasaba, ¿Por qué? Porque no le daba la gana portarse diferente, así de sencillo, no había demasiadas explicaciones.

-Como tú lo dices, ya estuvo bueno de tanto hablar, parece que es lo único que sabes hacer.- De nuevo aquél tono de su voz que cortaba el aire que pasaba a su paso, se le quedó viendo y sonrió de lado. -¿En verdad crees que soy tan idiota? No, niña, primero tengo que ver que puedo confiar en ti.- Sacó la mano de la jaula, dejando que el tigre ronroneara un poco, restregando el cuerpo contra los barrotes. -Aquí quédate...- Murmuró y antes de que ella pudiera siquiera contestar comenzó a ver el lugar, lo recorrió con la ayuda de aquella velocidad que había adquirido desde que le tocó caminar por las noches. Una vez que el sitio estuvo inspeccionado regresó y se acomodó el saco. -Parece que has venido sola...- Sonrió de lado y sacó uno de sus puros, mientras buscaba la cerilla entre su pantalón. -Son dos... Siempre, siempre andan juntos ¿Crees que sea mucho para ti?- Encendió su puro y lo llevó hasta sus labios dando una honda calada que invadieron rápidamente sus pulmones, lo bueno es que eso no le afectaba en lo más mínimo, la respiración ya era por costumbre.

Disculpas:

por **Helida Darsian** Mar Jun 17, 2014 5:09 pm

Helida dejó escapar una risa burlona sin poder contenerse.

-¿Confiar en mi...? Vamos vampiro...eso es absurdo, claro que no podeis confiar en mi-alzó las cejas con una sonrisa sugerente-,al fin y al cabo...soy una cazadora. Y los cazadores...nos movemos en grupo pocas veces-advirtió al reparar en lo que estaba haciendo.

Sus ojos claros contemplaron como el tipo extraía un puro y lo encendía. Nunca le habían gustado esas cosas. Aún así, se lo retiró de los labios con arrojo y se lo llevó a los propios. Dio una larga calada y sintió la intoxicación en sus pulmones. En vez de devolvérselo, lo tipo al suelo y lo apago con el pie.

-Tan repugnante como recordaba.

Le dedico una de sus más inocentes miradas, ayudándose de su seráfico rostro. No esperaba que la maltratara por aquella pequeña travesura. Al fin y al cabo era un condenado, y ella no era nada a lo que uno de los de su clase tuvieran que fustigar.

-Así que decidme...¿Qué queréis a cambio? Porque...no os bastará con que los mate, ¿o sí? Es decir...eso lo podríais hacer vos. ¿Por qué llamar a una cazadora impertinente para hacerlo?

Había un hecho que el condenado ignoraba, y es que Helida estaba de caza desde el momento exacto en el que había aparecido él. Un pequeño desliz, y podría ponerse en acción con no solo dos, sino con tres vampiros.

por **Burke Eichmann** Mar Jun 17, 2014 11:20 pm

-Tienes razón, no tengo motivos para confiar en ti, así que debes convencerme, eres tú quien está sedienta de información.- Sacó un sobre de su abrigo mostrándolo a la mujer, mientras jugaba con él entre sus dedos. -Dime, ¿qué ofreces por darte el placer de terminar con alguien que podría chupar tu sangre en menos de lo que tú parpadeas.- Se veía el aplomo que ella tenía, pero a Burke le daba exactamente lo mismo, el tiempo que ella llevara entrenando él lo duplicaba o más sin ningún tipo de problema, pero así pasaba con los humanos, el poder se les subía tan rápido a la cabeza, que bueno ¿Qué hacer? Absolutamente nada, sólo reírse de su ingenuidad.

Ignoró el acto del puro, le había parecido tan infantil que una vez más dudaba acerca de si había escogido a la persona correcta, parecía dejarse llevar muy rápido por sus instintos en vez de analizar, además de que le encantaba provocar, pero no todos eran tan pacientes como Burke, cuando así le convenía. -En vez de hacer estupideces pon atención y ofrece, por a trabajar el cerebro, que para eso me vas a pagar.- Torció la sonrisa mientras el sobre se devolvía al interior de sus ropas, meditando cual sería el siguiente paso, pocos quedaban a como iba la noche, pero era jugar todas las cartas, sólo tenían que ser arrojadas en el momento exacto, aunque parecía que de aquél lado ya no quedaban muchas y las que había el inquisidor ya las conocía, además de que se le hacían sumamente aburridas.

-Los cazadores son lentos en ocasiones, además de que... Hay cuestiones que uno nunca llega a saber, menos si no te puedes meter a la mente de alguien.- De nuevo aquella sonrisa socarrona que siempre se dibujaba en sus labios dio paso a sus palabras mientras observaba sus ojos. -Ofrece o terminarás por aburrirme y debo decir que no vas muy bien, demasiado predecible.- Sentenció, dejando que sus brazos se cruzaran buscando estar más cómodo.

por **Helida Darsian** Lun Jul 28, 2014 8:41 am

La muchacha parpadeó inmutable. No había nada que pudiera ofrecer a aquel vampiro, la Inquisición lo tenía bien mimado. Sabía que eso le molestaría, pero que demonios...Que ella supiera a los condenados no les estaba permitidos herir a personas, y a pesar de que ella no era alguien normal, seguí siendo tan humana como cualquier otro mortal.

-Ofrecerte...En realidad, no creo que haya nada que yo pueda ofreceros. Siendo honesta, así es...Vine aquí por información, y ya me la habéis dado -Se encogió de hombros con aire inocente-.Probablemente no estáis contento con eso, pero que decir...dinero ya lo tenéis...en serio, no sé que podría ofreceros además de sufrimiento. Puede que os agraden esos temas, ¿quién sabe? Por otro lado, ¿sangre? ¡Puaj! Ni a cambio de diez años en el Infierno. En añadido, no creo que quisierais probarla, esta podrida.

Con indiferencia extrajo su pequeño revolver y una fina estaca de madera; la primera arma la ocultó bajo la manga de su traje.

-Y ahora...si me lo permitís...voy a encargarme de esos vampiros. ¿Queréis venir a ver? Os advierto de que me gusta utilizar trucos sucios.

por **Burke Eichmann** Dom Ago 17, 2014 9:37 pm

Se le quedó viendo a la mujer por un par de segundos, cada palabra que decía le parecía que en verdad se había aliado con una perfecta inútil, pero eso no importaba ahora, necesitaba que sus huellas estuvieran completamente ocultas y ¿Quién mejor que alguien que no hiciera exactamente lo que Burke quería? Por eso podría decirse que estaba bien, además si las cosas salían mal siempre podía limpiar las tonterías de los demás, lo había hecho demasiado tiempo por la Iglesia, así que se podía decir que era casi un experto en ese tipo de temas, eran su pan de cada día, cubrir, encubrir, limpiar y ensuciar a alguien más.

-Te diré que tengas cuidado, puedes ofrecer más de lo que crees, pero no quiero ni sangre ni dinero, igual de ti no podía esperar mucho más que tus respuestas estúpidas, no es que te destaques por tu brillante inteligencia y ¿Ver? No, no quiero ver, ¿Acaso no entiendes que nadie me puede ligar a este tipo de cosas...- Rodó los ojos un poco fastidiado con aquello. -Pero es evidente que tu cerebro sólo puede ir procesando una cosa a la vez.- Se que le quedó viendo y enarcó una ceja al notar como iba ocultando sus armas. -Los humanos siempre tan predecibles, no sé como es que sigues viva todavía.- Chasqueó la lengua restándole importancia a aquello, pues en verdad no le quitaba el sueño aquello, mientras él siguiera bien. -Estaré cerca por si necesitas ayuda, no quiero que salga nada mal, te veré en este mismo sitio en cuanto termines, si no regresas en diez minutos te olvidarás de nuevo que te diga donde puedes encontrarlos.- Sentenció y se giró encendiendo un puro, esperando que la mujer se fuera a hacer lo que tenía que hacer.

por Contenido patrocinado

En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]

Re: En la oscuridad las fieras duermen. [Burke]