Breath of life [Burke]

por **Sol Bosch** Dom Jun 29, 2014 11:24 pm

¨La vida es como un cuento relatado por un idiota;
un cuento lleno de palabrería y frenesí,
que no tiene ningún sentido.¨

William Shakespeare

¿Y que debía tener sentidos en estos momentos? Era lo que últimamente se preguntaba la gitana ante cada eventualidad que le acercaba más a conocer la verdad, aunque era una verdad sin rumbos, una que no tenía lógica teniendo en cuenta los vacíos incipientes en su memoria, tenía ciertos flashes de claridad, momentos de vivida lucidez donde las imágenes llegaban a su cabeza sin motivo alguno, y otras simplemente aparecían ante el contacto con algo o alguien… y debía estar relacionado, ¿De qué otra manera aparecían si no? Lo complejo de la situación era la diferencia abismal entre ellos, en unos todo era felicidad, al lado de rostros que hasta el momento no le parecían conocidos, pero que el solo hecho de recordar el sonido de sus risas, las intenciones de las miradas, la familiaridad de los actos y la cotidianidad que parecían tener, le llenaban de una sorpresiva paz, le hacían creer que en medio de toda la niebla que cubría sus pensamientos había luz al final. Pero estaban aquellos…en los cuales el panorama se ensombrecía, aquellos donde el dolor y el miedo estaban siempre presentes y la poca paz que había conseguido se esfumaban, como dos caras de una moneda… como si hubiese vivido dos vidas.

A abrió los ojos a un día más, dando inicio a la rutina que había empezado hacia dos semanas, desde el día en que el doctor de apellido impronunciable la encontró en aquel mercado famélica y enferma, el le había llevado a su consultorio, le cuido, curo y como si fuese poco le tomo bajo su protección. ¿Cómo Podía agradecer ella aquel desinteresado gesto, si no ayudándole en todo lo que necesitara en su casa o en el hospital con los enfermos y heridos? Así lo hacía y daba de paso un nuevo propósito a su vida a partir de que su pasado siempre sería un misterio para ella. Afortunadamente aquella mañana no se había levantado con lágrimas empando sus mejillas tras otra ¨pesadilla¨ de hecho, se podía decir que estuvo en blanco toda la noche, y eso le tranquilizaba. Se levantó de la cama y tras lavarse la cara se colocó los ropajes apropiados para las tareas del día, tomaría los alimentos, e iría al hospital, sabía que el doctor ya estaría allí puesto el siempre madrugaba los lunes, sin embargo ella tomaría su tiempo para llegar, la noche anterior le había pedido permiso para ir la iglesia, iba por un promedio de tres días a la semana, últimamente allí se sentía seguro, y estaba convencida que aunque no sabía de donde provenía, ni por que hablaba tres lenguas ese era su Dios y aquellos sus santos.

Los sencillos y pulcros ropajes blancos le daban la apariencia de una verdadera enfermara cuando ella solo era alguien con conocimientos empíricos sobre como vendar, curar y cocer heridas, tomo el sombrero de tela y lo guardo en su bolsillo junto con un par de monedas para comprar una manzana en el camino o dar de ofrenda en las exequias, salió de la casa prácticamente sin ser vista, los empleados seguramente estaban en sus labores, la mañana estaba tranquila, los cálidos rayos del sol tocaban su cara, eran tenue en aquellos momentos y la fresca brisa soplaba moviendo sus faldas, eso auguraba que sería otro hermoso día de primavera y eso le alegraba, odiaba cuando llovía y odiaba los truenos que traían consigo las tormentas. Pocas personas se veían en aquel momento cruzando el puente hacia la isla donde se encontraba nuestra señora de parís, o como bien era conocida ¨ Cathédrale Notre Dame¨, las campanas habían empezado a sonar 15 minutos antes, y las dos últimas campanadas indicaban el comienzo de la eucaristía. Sol apresuro el paso, quería llegar a tiempo y ya estaba cerca, cruzo la plazoleta y se persigno al entrar, la catedral era impresionante, hermosa y nunca dejaba de sorprenderse por su belleza cada vez que entraba. Se sentó en el puesto de la esquina de una de las ultimas bancas y observo con discreción el desfile de mujeres con traes opulentos que se dirigían a las primeras filas, como siempre, mirando sobre las narices e ignorando al resto del mundo en la casa del señor, era algo bastante contradictorio, pero así somos los humanos. Poco a poco esta fue llenando y a los veinte minutos la eucaristía empezó. Todo trascurrió como debía ser naturalmente, y al termino de aquello espero que la mayoría, si no todos, abandonaran la iglesia para poder estar en completa intimidad con Dios. De cierta manera tenía la convicción de que en aquel lugar Dios le daba la paz que tanto le faltaba; se arrodillo frente al altar y elevo una plegaria para opacar su desesperación, y calmar sus ansias, así mismo para que protegiera a aquellas personas que le habían tendido la mano y aquellas que veía en las imágenes que se le venían a la cabeza, aunque no las conociera. Después de aquello se levantó y se dirigió al confesionario, se colocó su modesto chal y se arrodillo.

-Ave Maria purisima…- dijo la voz masculina tras el velo.
-Sin pecado concebida padre…-respondió ella con tono suave y calmado.

por **Burke Eichmann** Jue Jul 03, 2014 10:54 pm

La misa estaba por comenzar. Burke daba una vuelta y otra mientras escuchaba los previos al sermón, cada uno tomando el lugar que le era conferido, él por su parte se suponía que iba a presenciarla nada más, era de aquellas penas que tenía que pasar para poder purificar el alma que ya no existía, una forma de demostrar aquél arrepentimiento que estaba mucho más nulo que todo lo demás, pero las apariencias siempre habían servido para engañar y él se había vuelto experto en las manipulaciones de estas para crear ilusiones sin saber absolutamente nada de magia. Una sonrisa torcida se dibujó en sus labios terminando por arreglar su corbata antes de salir a la sala principal. El olor a copal comienza a inundar el recinto, dejando el humo a su paso. Se acomoda en los asientos de atrás cruzando las manos delante de él, guardando todo el respeto posible, haciendo que él mismo se cause gracia ante aquellas situaciones, pero eso era lo que tocaba, al menos por ese día.

Una señorita se coloca al lado y basta una sonrisa para que ella se sonroje, él por su lado no vuelve a dirigir la mirada por un buen rato, manteniendo los labios curvados, un segundo más y una invitación explícita queda marcada cuando él comienza a caminar hacia uno de los costados, aprovechando la distracción de todos, las cortinas se mueven apenas un poco dejando a la vista los confesionarios que serán testigos mudos de como se profana la Iglesia, de una forma más sincera que la que están haciendo todas aquellas mujeres que se creen superiores por tener un par de monedas más, que ni siquiera ellas han trabajado, seguido de él entra la chica que mantiene las mejillas color carmín y la diversión comienza. Las caricias se deslizan por la piel dejando la calidez necesaria para hacer que la temperatura aumente, al menos de forma metafórica, los labios de Burke se apropian de los otros sin dejar espacio, moviendo las telas dejando espacios suficientes para el disfrute de ambos y apenas en un movimiento rápido todo comienza, una entrega de parte de la fémina que parece que terminará por deshacerse. Él por su parte descarga las ganas que se habían comenzado a acumular en su vientre. La mano masculina tapa la boca contraria, evitando así que los sonidos pecadores brotaran haciendo que todos los demás supieran en donde estaban.

A pesar del acto en sí mismo, Burke estaba al pendiente de lo que ocurría a fuera, los movimientos pélvicos eran acompasados, el sudor que perla la frente de la muchacha le hace sonreír, que apenas si hace leves movimientos que indican el final que habían estado preparando, le acomoda las faldas y una palmada en el trasero, sin permitir que deje un beso como despedida, se voltea apenas lo necesario el inquisidor, dejando que ella salga, mientras acomoda sus ropas, fajando la camisa de nuevo. Pasa sus dedos por sus labios intentando quitar el colorete que le pudo haber quedado cuando una voz le interrumpe. Se queda estático por un par de segundos y termina por sentarse en el banquillo mientras comienza a maldecir. -Ave María Purísima...- Tras decir aquella frase la sonrisa cobra vida en su rostro, esta vez hará una maldad mayor. -Y dime, hija, ¿Qué te trae aquí?- Pregunta con la voz suave, mientras termina de abrochar los últimos botones de la camisa.

por **Sol Bosch** Mar Jul 15, 2014 10:05 pm

¨La fe puede ser sucintamente definida
como una creencia ilógica en que
lo improbable sucederá.¨

Henry-Louis Mencken

¿Que se busca en los brazos del señor si no ese amor y esa luz que tanto hace falta a nuestras vidas? Era una de las razones por las cuales a pesar de las desgracias, sus principios religiosos habían prevalecido. Su madre, de la cual no había mucho que recordar debido a lo joven que ella era cuando murió en ese incendio, le dejo unas bases bastante fuertes en cuanto a su Dios. Ser gitano no significaba ser pagano, podían ser catalogados de brujos, tal vez podían creer en la suerte, usar artimañas para embaucar o realmente podían adivinar el futuro, nadie sabía a ciencia cierta que generaba aquellas habilidades en ellos. Pero eso sí, eran una comunidad de muchas tradiciones, y aunque en aquel momento la gitana no pudiese recordarlo, su inconsciente y su naturaleza la llevaban a eso. Por eso en el momento que su vida tomo el rumbo de deambular por el mundo como una mugrosa alma en pena, a ser alguien útil para la comunidad, busco la ayuda divina para guiar sus días. Arrodillarse y suplicar misericordia y paz para su atormentada alma por fantasmas invisibles, se había convertido en un habito diario, si no era en la intimidad de su habitación, lo era en la iglesia.

--¿Qué te trae por aquí, hija?—Dijo la voz del siervo de Dios. Un suspiro escapo de sus labios, ¿Qué la traía? Todo y nada a la vez. Todo, porque así lo sentía, nada porque no sabría explicarlo sin parecer una loca, ¿cómo decir que veía cosas? ¿Cómo decir que veía colores alrededor de las personas? O auras le decían a aquello. ¿Cómo decir que podía saber que iba a pasar en algunas situaciones? ¿Que soñaba con cosas terribles en ciertas noches? Y que en algunas otras era presa de un deseo incontrolable que quemaba su cuerpo, como explicar que tienes sueños, donde deseas ser tomado, te levantas hiperventilando, sudorosa y lo único que puede calmarte es rezar. ¿Cómo decirle eso a un santo siervo de Dios sin que te viera como un pecador que merece ser quemado vivo? La gitana alzo la vista hacia arriba pidiendo fuerza a los cielos, ¿pero de eso se trataba, no? De purificar su alma, y para eso estaban aquellos guías en la tierra. Más si es bajo secreto de confesión.

--Necesitaba confesarme, padre…-- Respondió con voz suave, más tranquila después de haberse hecho aquel planteamiento--Necesito aliviar un poco la carga que tengo, y necesito…--respiro profundamente haciendo una pequeña pausa.--…tener la confianza de que, aunque sea bajo secreto de confesión, tenga usted la amabilidad de no juzgarme. –-concluyo finalmente le preludio de aquella confesión. –-Puedo confiar en que, pese a lo que pueda decir, tendré su sabio concejo y no solo me mandara a arrodillarme frente al altar, hacer dos rosarios, dar diezmo y encender una vela por la expiación de mis pecados? –- inquirió la castaña, pues ya que se había animado lo suficiente para hablar por primera vez de aquello, lo mínimo que esperaba eran respuestas, o concejos que le ayudaran si bien no podía solucionar nada, por lo menos encontrar una explicación que le permitiera sobre lleva las cosas.Pero ella no sabía que estaba buscando respuestas en el lugar equivocado, y se pueden ver las caras mas no las almas. En ese caso ¿Como saber si le vendes el alma al diablo?

por **Burke Eichmann** Sáb Ago 02, 2014 8:36 pm

Se acomoda el cabello con las manos observando que su ropa se encuentre perfectamente alineada con él, no le gustaban para nada las arrugas en la camisa o en el saco, pero aquella mujer que acababa de salir de ahí se había desbocado quitando más de lo necesario para lo que iban a hacer. Tomó asiento en el banquillo y observó por el calado de la madera que existía en el confesionario, pudiendo notar algunos de los rasgos de la mujer, a simple vista parecía joven, aunque con un aura extraña, que le hizo enarcar una ceja inquiriendo sobre aquello. Escuchó cada una de las peticiones que ella le hacía y simplemente una sonrisa se mostró en sus labios. Pudo desviar un poco la mirada, las ropas de ella no parecían tener grandes telas ni tampoco demasiado elaboradas, era alguien de escasos recursos por lo que se podía notar en lo poco que se lograba ver a través de las rendijas y usando sus propias habilidades.

-¿Juzgarte? ¡Por Dios! Hija, ¿Qué dices? Yo estoy aquí para escucharte, para ayudarte con esa carga que llevas e intentar guiarte por el buen camino para que ya no lo vuelvas a hacer.- Las risas quedaban ahogadas en su garganta, no podía ni quería arruinar aquello, podía traerle más diversión que lo que ahora comenzaba. -No haré que reces por penitencia, tú sola confirmarás que eso es lo que necesitas, que debes hacerlo, pero sólo si así lo crees necesario, es la forma en la que podrás acercarte al Señor y que te sientas mucho más tranquila, que sepas que en verdad te has arrepentido.- Respiró profundo y se recargó por completo en el respaldo para acomodarse a escuchar lo que aquella señorita tenía por decirle.

-Veremos la manera en que pueda ayudarte, que sea la más sana para ti, por lo pronto puedes comenzar a contarme que es aquello que te atormenta, que es lo que te acongoja y ya veré como puede hacer para que te sientas más liviana, seguramente no hay nada que en verdad sea tan malo, después de todo Dios perdona todo, sólo necesitas acercarte a su seno para que él te cobije y pueda redimirte.- No sabía de donde sacaba tantas palabras, pero creía que en realidad no iban tan mal las cosas, así que podía continuar. Al parecer aquél día todo iba de maravilla, además no podía salir a la calle, aunque el cansancio podía hacerse un poco presente en su cuerpo, sabía que soportaba un día completo, ya al otro descansaría sin problema alguno.

por **Sol Bosch** Vie Ago 08, 2014 11:43 pm

¨Para investigar la verdad es preciso dudar,
en cuanto sea posible,
de todas las cosas...¨

René Descartes

Sol recargo sus codos en el descansadero arrodillada frente a la ventanilla, todo era oscuro detrás de esta, ella sabia que el pecador no debía ver a su confesor, eso le daría mas confianza a la hora de hablar, pues estando frente a frente,observando al otro ser, las personas solían cohibirse y no tenían la libertad de expresarse y ser totalmente sinceros, sin restricciones en los detalles o palabras, una completa expiación de aquellos secretos,dolores, vergonzosas mentiras y demás situaciones que no daban descanso a la conciencia humana. Aquella quien a través de la absolución le hacían sentir un poco mas ligera la carga a ese que cometía faltas. Y aunque todos no iban por lo mismo a un confesonario, en el caso de ella que solo quería un consejo o una palabra de aliento, de guía para continuar pese al abismo nebuloso que era su memoria.

Un suspiro de alivio escapo de sus labios al escuchar las palabras de aquel piadoso ciervo de Dios - o eso pensaba- tampoco era que creyera le iba a juzgar, a lo mucho la trataría de loca si empezaba a hablar de las cosas que recordaba o de las cosas que veía, ¿Que podía esperar? estaba desorientada, en si ni su propio nombre recordaba, tanto que fue llamada Marien por su protector por que jamas pudo recordar siquiera un indicio de aquello. Para ella el tenia razón, el solo la escucharía y ayudaría, luego ella decidirá que penitencia deseaba, si era que llegaba querer alguna, tomo un poco de aire tratando de organizar sus ideas. Se quito el modesto chal de la cabeza y lo deja caer sobre sus hombros como si de repente aquel le pesara y se acomodo un rebelde mechón de cabello que había caído en su frente tras su oído. Luego guardas unos instantes silencio y de organizar un poco el mar de ideas pudo mirar hacia el frente de nuevo, pero no observando nada en particular. Su mirada estaba perdida en aquel mar de pensamientos, al igual que siempre que trataba de recordar.

-Vera padre...puedo decir con total certeza que vivo confundida...que no se quien soy, ni por que estoy aquí. -hizo una pausa y se relamió los labios sintiendo de repente su boca muy seca , se aclararon la garganta y prosiguió con calma- Hay demasiadas cosas que veo y no entiendo y dudo que sean normales... - suspiro y bajo el rostro -Todo eso ha sido a causa de episodios poco agradables en mi vida, eso lo se no tengo duda, mas no se diferenciar entre las dos realidades en que vivo, cual de ellos fue un sueño y cual fue la realidad, por que son demasiado distintivos...- frunció los labios, ¿Lo estaría haciendo bien? ¿No le estaría enredando? ¿podría tener algo lógica o simplemente estaba quedando como una demente? quien sabe... pero una vez te empiezas a abrir no puedes parar...- Soy una persona perdida entre su realidad y sus sueños, son cosas tan vividas... unas terribles y otras tan distintas... - suspira nuevamente- tengo marcas en mi cuerpo que no tienen explicación, que no encuentro, que no recuerdo, y en especial algunas que...- lleva dos dedos a su cuello rozando las dos marcas circulares con suavidad a la vez que observa en su muñeca la que se asoma entre la manga, se las queda observando por un tiempo-No parecen hechas por objetos... quizás por animales... pero no estoy segura de eso...- que al tocarlas veía imágenes dolorosas, terribles y escalofriantes, ¿le diría eso también? No.. quizás allí si la tildaría de demente, ¿ver imágenes al tocar heridas? seguramente pensarían que era bruja y la mandarían a quemar viva.

por **Burke Eichmann** Dom Ago 17, 2014 11:52 pm

Apoyó la cabeza contra la pared y cerró los ojos, esperando que la mujer comenzara a hablar, pero parecía que en verdad meditaba mucho si él era la persona correcta para poder desahogarse, la iba a convencer que sí, a como diera lugar ella sería el juguete de esa ocasión, ya después se buscaría otra cosa con qué entretenerse. Pero no iba a desperdiciar a alguien que había llegado de la nada. Escuchó con atención cada una de las palabras que tenía para decirle y sonrió de lado, sus ojos se abrieron cuando dijo aquello de las marcas y se acercó un poco, para ver a través de los dibujos que estaban labrados en la madera, apenas si alcanzó a identificar en donde ponía ella sus dedos y una de sus cejas se enarcó ¿Sería el juguete de algún otro vampiro que tuviera tan poco corazón como él? Tal vez sí, pero ¿Qué le había hecho? Tal vez el nombre estaría apuntado en las listas negras o puede que estuviera siendo seguido para ser eliminado, pero eso en realidad todavía no lo sabía, tendría que averiguar un poco más de aquella historia que para nada le parecía falsa o inventada, cualquier otro así la habría visto, pero él sabía que existen ese tipo de cosas.

-Dime hija, ¿Qué es lo que te ha pasado? ¿Desde cuándo es que tienes este tipo de sueños en donde tu imaginación te juega malas pasadas?- La curiosidad se había apoderado un poco del vampiro pero eso en realidad ahora no era lo más importante. -Si empezamos a desenredar todo podremos saber que es verdad, que es mentira, que es lo que ocasiona todo esto y quizá comiences a recordar poco a poco que es lo que sucedió para que empezaras con estos episodios tan desagradables para ti.- Entrecerró los ojos levemente y meditó un poco como proseguir con aquello. -¿Te has acercado a alguien de la Iglesia antes? ¿Has ido con algún médico? ¿Alguien más sabe todo esto que me estás contando?- Eran demasiadas preguntas, pero eran cosas que necesitaba saber, si alguien más tenía conocimiento de esto tal vez podría estar dudando o buscando todo podía pasar, así que tenía que tener todos los cabos cuidando que ninguno se quedara suelto, por su bien... Y de rebote por el de ella.

-Si alguna de mis preguntas te incomoda o piensas que no puedes responderla, no te preocupes, sólo quiero que sepas como fue que todo esto comenzó, para que desde ahí podamos partir para solucionarlo, tal vez sea una treta que te han jugado y sólo en Dios podrás encontrar la paz.- Cada que pronunciaba aquél nombre sentía como si su pecho ardiera en el mismo infierno, pero se tendría que acostumbrar a ello, al menos por ese rato que esperaba le dejara un buen sabor de boca.

por **Sol Bosch** Lun Sep 08, 2014 11:25 pm

¨Nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí mismo.¨

Lope de Vega

De repente el hombre le daba confianza, no sabia por que, quizás el instinto le fallaba, ultimamente todo estaba mal con ella, no daba una. O quizás fue el tono de voz preocupado que este uso lo que la hizo creer que de verdad le importaba lo que a ella le había pasado, había que admitirlo, muy pocas personas se preocupaba por la suerte de la gitana, y quizás se debía a aquello. Por esa razón se aferraba a tanto a Dios, ella sentía que jamas había sido tan devota como en aquellos momentos, O mas bien desde el día en que renació gracias a su protectora, quien la encontró casi moribunda en aquel lugar, sin probar comida alguna al menos en una semana y al borde de la desnutrición, casi con la fe perdida en la vida, las persona incluso en Dios.

Las palabras del siervo de Dios la sacaron nuevamente de sus cavilaciones haciendo que dejara de mirarse las marcas que tenia en las muñecas, carraspeo un poco pensando que decir o como contar una historia que no tenia ni cabeza ni pies, que no sabia ni siquiera como había comenzado y solo había recordado pocos detalles del fin, ya que siempre que trataba de recordar algo todo era muy doloroso, tanto física como mentalmente, pero sabia que ya no podía desviar la atención que este había puesto en aquellos momentos en lo que ella decía, de cierta forma pensó que no le daría mucha atención por lo confusa que tendía a ser, sin embrago se vio sorprendida por el tono insistente que este uso al final.

-Bueno...- titubeo por unos instantes antes de responder la preguntas de la forma mas correcta y creíble.-Los sueños vienen apareciendo hace un par de meses... Padre. -Bajo la mirada tratando de hacer un poco de memoria sin que aquello llegara a doler -No parecen sueños...parecen mas bien recuerdos...- susurra al final entrecerrando los ojos como si ella misma lo pusiese en duda.-Hay mucha oscuridad en ellos... mucha crueldad, mucho dolor...- se mordisquea el labio inferior - Me veo allí, como una esclava, mientras otro me golpea y se aprovecha de mi, de mi cuerpo...- instintivamente se acomoda el cuello del vestido, comos si aquello le diera vergüenza y quiera cubrirse mas- incluso de mi sangre...- suspira y cierra los ojos por un momento- Después aquellos cambian a imágenes vividas de personas que no se si he visto pero las siento muy cercanas...- sonríe a medias ante aquellos tranquilizadores recuerdos -Una chica en particular...de cabellos castaños, cejas prominentes y bonita sonrisa, una bonita y cálida sonrisa que puedo sentir familiar. Luego...- su cejo se va contrayendo de forma lenta y su semblante cambia a preocupado.

- Puedo recordar ...mi cuerpo encadenado, siendo golpeada y torturada, y violada una y otra y otra vez...- La voz de la gitana empieza a cambiar a un tono que se torna medio agresivo, cargado de rabia y desdén conforme en sus ojos aparece la humedad- Y la risa... esa risa... como si l maldito disfrutara mi desgracia...- cierra los ojos y un par de lagrimas se desliza por su mejilla. Toma un largo suspiro -Me succionaba la vida hasta que yo pierdo el conociemiento. Nunca vas volver... era todo lo que aquella oscura voz decía...Nunca vas a volver.- Niega con la cabeza presa de la ironía de aquel momento. Ella aun estaba presa allí, en los recuerdos.

Y aun estoy allí... aun estoy atrapada en aquellos muros... viendo una tortura diaria. -Concluye - y eso no es todo padre, es solo que no siento que quiera recordar algo mas... - toma un largo suspiro- Lo que si puedo decir con plena seguridad, es que despierto en mi cama, casi todas las noches con el sudor escurrirse por mi cuerpo, con el temor que pueda aparecer entre la sombras, tal cual lo hizo la primera vez... y esta vez me lleve por siempre.-No era consiente de lo mucho que había hablado, quizás se le había pasado la mano y habría dicho mas de lo que estaba dispuesta. Rapidamente reacciono y miro hacia la ventanilla -No piensa que estoy loca verdad? dígame que no por favor. - Dijo temerosa de que saliendo de allí la estuvieran esperando de un manicomio o algo.

por **Burke Eichmann** Lun Oct 06, 2014 9:34 pm

Cada una de las confesiones de la mujer iba poco a poco cobrando forma en la imaginación del vampiro, a través de las rendijas se podía hacer una idea del cuerpo ajeno, era menuda, así que sería fácil de manipular aquél cuerpo, así como mancillarlo, todo lo que podía observar en sus pensamientos no le sorprendía para nada, de hecho la verdadera sorpresa es que ella siguiera viva, pues después de tanto tiempo y de haber sido un juguete de algún vampiro, lo más coherente era deshacerse de ella, pero a ciencia cierta no sabía a qué había jugado aquél, ni siquiera sabía quien era pero ahora no importaba, ya habría tiempo de averiguar las cosas con calma. Sonrió de lado ante las múltiples quejas de ella, la realidad era que no le importaban en lo más mínimo, pero las escucharía por simple morbo, por querer saber más, por él mismo, por su ánimo de llegar al fondo de aquello, pero sin el interés mismo de ayudar a que ella recordara por su bien, tal vez lo haría pero sólo para crear un mayor tormento en aquél ennegrecido camino que ya se había forjado la mujer, en donde no sabía bien quién era y mucho menos a donde iba.

El deleite se hacía cada vez más profundo y cuando aquella gota se derramó sobre su mejilla la sonrisa se marcó más en los labios del inquisidor, era un cuadro perfecto, la desgracia ajena era el disfrute perfecto de seres como él. Se quedó en silencio dejando que ella hablara, cada cosa iba teniendo más coherencia a cada una de sus palabras, aunque la confusión en el tono ajeno era notorio, para Burke todo era cada vez más nítido. Las elucubraciones se iban haciendo cada vez más densas en su mente mientras ella pronunciaba palabras que parecían inconexas, ahora sólo faltaba saber quién era aquél que había hecho tan perfecto trabajo, tal vez alguien de la misma Iglesia, a veces se hacían las peores atrocidades en nombre de aquél se supone había dado la vida por el mundo, pero así eran las cosas, no había más que quedarse callado, viendo aquello o en el mejor de los casos... Cooperar.

-No, no creo que estés loca.- Contestó casi de inmediato cuando la mujer terminó de hablar y se asomó por las rendijas, observando el rostro de la mujer, había tanto dolor que podía ser paladeado por sus sentidos. -Puedo ayudarte a quitarte ese miedo, hija, pero... Tendrás que ser discreta, si "él" se entera donde estás podrá encontrarte... No le podrás decir a nadie, hasta que estemos seguros de que no te buscará más.- Mencionó con toda la convicción que podía, siempre había sido así, siempre había podido engañar mirando a los ojos y se jactaba de aquello, pues la consciencia del vampiro se había muerto con aquella parte humana que alguna vez tuvo y que en ese momento realmente no extrañaba en lo más mínimo. -La Iglesia tiene lugares para personas que necesitan ayuda, yo puedo hacer que te acepten en uno de ellos y ahí te cuidarán hasta que hayan captado a quien te hizo aquello...- Su voz era tranquila, bastante amable en realidad haciendo un contraste completo con lo que en verdad pasaba en su cabeza, pero afortunadamente para él, podía controlar quien sabía lo que pensaba o no. -¿Estás dispuesta a confiar en mí?- Cuestionó mirando los ojos de la mujer a través de aquellas rendijas, sin parpadear siquiera.

por **Sol Bosch** Mar Oct 21, 2014 10:37 pm

¨Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado.¨

Samuel Johnson

¿Quizás habría hecho mal e confesar todo aquello? ¿Si? Tal vez… si aquello tendría buen fin o no era algo que ignoraba, pero su consuelo era que lo había dicho bajo secreto de confesión y ningún siervo de Dios podía romper ese juramento, si no ¿Qué tipo de pastor seria para el descarriado rebaño? No… él no lo diría, o por lo menos eso esperaba porque de no estaría perdida…claro esta, debía admitir que después de haber sacado aquella verdad que hasta a su protectora le había ocultado, se sentía un poco más liviana, siempre compartir tus miedos y tus cargas con alguien te hace sentir así, o por lo menos en su caso, ese nudo imaginario que constante mente tenía en su garganta se aflojo un poco. Para ella era muy difícil hablar de aquello, y el hecho de que no lo hubiese hecho antes radicaba en que sentía tanto miedo y tanta vergüenza al revivir aquello, que no quería ser señalada, juzgada o en el peor de los casos que el volviera por ella, porque aunque no sabe cómo paso, estaba segura que él estaría allá fuera, usando otra jovencita, resquebrajándole las ganas de vivir, sus sueños y tratando de domar su carácter como si de un animal salvaje.

¿Con que fin? Claro está, el mismo de siempre… el mismo de todos aquellos que como él. Hacen lo mismo: Disfrutan del terror….de someter y de humillar, de aprovecharse de la natural debilidad humana, aquello que nos hace vulnerable y no solo físicamente. Joder… como estaba odiando en aquellos momentos, siempre pasaba cuando se concentraba mucho en el tema, saca lo peor, mas angustia y más dolor. Un suspiro de alivio –podría decirse- broto de sus labios cuando le escucho decir con ese tono calmo que sabía no estaba loca, ahí por lo menos pudo deducir que no había sido la única humana sometida de esa forma, pero igual le parecía doloroso y cruel. Sol fue tan inocente en aquellos momentos que confió ciegamente en lo que aquel decía, solo asentía y escuchaba con atención, sintiéndose más calmada.

-¿De verdad podrá ayudarme, padre? – pregunto entre sorprendida y esperanzada, el hecho de alguien estuviera dispuesto a correr el riesgo de ayudarle le parecía algo loable, solo había conocido a una persona amable con ella hasta ahora, una santa a su manera de ver, el único ser que le había dado la mano sin esperar nada a cambio, quien la curo de su enfermedad, y le brindo techo, comida y la oportunidad de ser útil…y esa era su protectora. Pensando en aquello una media sonrisa se dibujó en su rostro, pensó que aún quedaban personas buenas en aquel mundo cruel y egoísta, mas su mirada se ensombreció tomando un tinte ligeramente temeroso cuando este nombro que ¨El¨ pudiese volver por ella. –No…no, el no volverá por mi…- se llevó suavemente la mano al pecho empuñando su rosario- No puede… no… - alza la mirada nuevamente para mirar hacia delante, aun no le había visto el rostro al siervo de Dios, pero miraba en dirección del lugar donde su voz se hacía escuchar.

–Está bien... yo confió…quiero que me ayude pero, hay que decirle a mi protectora, ella tiene que saber que pasa y que me va a ayudar…- baja la mirada un tanto – Aun no le he dicho a ella por vergüenza… pero es una mujer muy buena y comprenderá, incluso también nos podría ayudar. –Dice con un tinte algo más esperanzado y entusiasta.

por **Burke Eichmann** Lun Nov 17, 2014 5:10 pm

Se estaba divirtiendo, no podía negarlo, era algo que le llenaba, poder conseguir juguetes y ella había venido de una forma tan fácil a entregar todos sus secretos de esa manera que no podía ser mejor, sin embargo sabía que tenía que salir de ahí, antes de que el párroco apareciera, rompiendo el encanto de las palabras de la mujer y la farsa que Burke había creado para ella, tenía que conocer al hijo de puta que había hecho aquello, si lo entregaba quizá se calmarían las aguas para él, sin embargo antes tenía que hacerla recordar que había pasado con él, su nombre o algo, tenía que estar guardado en su memoria y él la manipularía tan fácilmente que esperaba tuviera frutos pronto porque tampoco era de soportar mucho a visitantes en su casa, le daría quince días o terminaría por matarla, por mientras vería que tan útil podría ser como una fuente de buena información, tal vez el bastardo ya se encontraba en lista de espera, pero ahora Burke le buscaba, necesitaba pretextos para hacer que no le buscaran a él y ahora tenía el adecuado.

-No, no te buscara si estás en el lugar adecuado, ese tipo de seres nunca busca a Dios, así que entre más cerca estés de él, tu tormento estará cada vez más lejos.- Sus palabras le seguían causando bastante risa, pero las mantenía completamente reprimidas en su garganta, mientras observaba atento a un lado esperando que el párroco siguiera ocupado con las guacamayas que domingo tras domingo iban a la Iglesia a contar los pecados ajenos y nunca los propios, tendría para un buen rato. -No, no le puedes decir a tu protectora, tendrás que seguirme de una vez, si sales de aquí yo no podré protegerte y menos ayudarte, la Iglesia nunca cuenta lo que hace y no permite que gente externa sepa de sus trabajos, no todos están destinados para servir al señor, así que tendrás que venir conmigo de una vez, tienes que confiar en que voy a ayudarte, de otra forma no puedo hacer nada, Dios necesita un voto de confianza, yo trabajo para él, si tu señora es tan buena como dices entonces no habrá conflicto con que te vayas y después le expliques lo que pasó, cuando en verdad te crean... Porque ¿Crees que te crea esa historia que has contado cuando hasta a ti te parece irreal?- A veces podía llegar a decir cosas que en verdad hasta a él mismo le sorprendían.

-Te espero atrás de la Iglesia, estaré ahí diez minutos, no más, sino apareces ahí sabré que en verdad no te importa demasiado salir con vida de esto y hacer que nadie más sufra lo que tú has padecido, no te buscaré y nadie podrá saber cual es tu tormento, así que tú decides.- Salió por la puerta de atrás del confesionario y llamó a su cochero para que tuviera el carruaje detrás de la Iglesia, esperando se colocó en la puerta, encendiendo uno de sus puros, esperaba que todo saliera tal como lo había planeado o mataría a alguien, igual podría aparecerse después, ya la tenía grabada en su memoria.

por **Sol Bosch** Sáb Nov 22, 2014 10:40 pm

¨El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.¨

Voltaire

Sol daba gracias a Dios por haberse topado en los últimos tiempos con personas tan buenas y comprensivas, El señor estaba siendo tan generoso con ella en este nuevo camino que a pesar de los males que le acongojaban en aquel momento se podría decir que experimento un poco aquel ¨goce¨ que solo la fe en el creador y Jesucristo brindaban. Primero colocando en su camino a aquel hermoso ángel que la había rescatado de la miseria y del hambre, dándole un techo, comida y oficio para que se sintiera útil. Y de verdad lo hacía, por qué ser de voluntaria en el hospital le había traído a su vida un nuevo propósito, y la emoción de aprender cosas nuevas y ayudar a los demás cada día se incrementaba. Y ahora…. Había puesto en su camino a aquel siervo, aquel otro ángel, uno que no la veía como una loca o un bicho raro, alguien que hasta ahora la había escuchado con paciencia y que parecía preocupado por su suerte y dispuesto a ayudarle a llegar a la verdad.

Mas el temor se aprovechaba de la gitana sin memoria a con cada última palabra que este decía, no estaba segura que su captor estuviese vivo pero…la sola idea le hacía erizar la piel y le ponía de los nervios, no quería pensar en el suplicio que pasaría si él estuviese vivo de nuevo y la capturara…vivirá nuevamente el infierno que solo podía recordar en sus pesadillas, de aquello no quedaba la mayor duda. Mas lo que le pedía era imposible, ¿cómo podría ella hacer aquello? ¿Ocultarle cosas a su protectora? Aquello no estaba bien, ella debía conocer todo, debía decirle todo antes de tomar la decisión de ir con el, para no preocuparle, para informarle de sus pasos, no podía ser tan mal agradecida, no podía solo desaparecer de un momento a otro.

-Pero padre…- dijo ella mientras escuchaba lo que él estaba diciendo y las condiciones que traían consigo la ayuda que él le brindaba. En parte tenía razón, nadie le creería lo que ella estaba diciendo, y en el fondo nunca le conto a su protectora todo aquello por miedo a que tampoco le creyera, o pensara que estaba loca o desconfiara de ella. Pero ocultarle las cosas no hacía todo aquello mejor. ¿O sí? La gitana salió de sus cavilaciones en el momento que escucho la última propuesta y este de una vez se marchó, no dando tregua a un acuerdo ni a otra opción que no implicara irse en ese preciso instante con él. Así que era ahora o nunca, debía tomar una decisión y disponía de muy poco tiempo.

-Señor ilumíname…muéstrame cual camino debo seguir y si es lo mejor…-alzo suplica en silencio, la ansiedad y el desespero se apoderaban de su frágil cuerpo, y de esa poca voluntad que tenía. –Dame una señal, padre celestial…te lo ruego…-los minutos pasaban sin obtener más respuesta que el silencio, ese agobiante silencio. Entonces llego a la conclusión de que… antes había pedido señales y no había obtenido si no la misma respuesta todas las veces, hasta hoy…por lo cual aquella decisión que acababa de tomar, determinaría su futuro, o su fin…Pero…un fin era mejor que un incierto futuro, uno agobiante, y era lo que le depararía si no se arriesgaba.-Lo que ha de ser sera...

Faltando un minuto para cumplirse el tiempo la gitana estuvo en el callejón, el carruaje aun esperaba, el cochero le saludo con un ademan y le hizo una señal que indicaba que aún le esperaban, ella se acercó, este le brindo la mano para ayudarle a subir, ella la tomo y desapareció tras la oscura cortina.

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