House Of Cards | Privado

por **Olympe Sinclair** Jue Nov 16, 2017 12:37 am

Su vida entera estuvo siempre dictaminada por las acciones de quienes le rodeaban, a merced de los demás como hojarasca del otoño que tan solo cae para ser arrastrada por la ventisca. Cuando cayó en la cuenta del alcance que sus dones sobrenaturales le proporcionaba descubrió un mundo completamente diferente. Uno en el cual no era la niña infeliz a quien se le debía reprimir por sus acciones. El único episodio donde fue honesta confesó sus habilidades premonitorias aunque los resultados no resultaron del todo positivos. Después de eso, una cadena de mentiras se vino apilando, una tras otra con el mero objetivo de sobrevivir y no volver a poner un pie en esa casa donde era odiada y temida. Dianne era un animal herido que aprendió a sobrevivir en la miseria y la violencia que las calles le regalaban, junto a otros chicos igualmente de desdichados. La muerte tocó a su puerta y ese día Dianne tocó fondo, pero al mismo tiempo supo lo que era capaz de hacer, de este modo lejos de renegar sus orígenes que la habían separado de su familia, se sintió más vinculada con sus poderes haciendo uso de ellos cada vez que lo necesitaba.

Como oveja sin pastor, obró un poco más de magia negra y sintió que por primera vez podía tener el control sobre el resto. Las premoniciones eran la cuartada perfecta para huir de los problemas y las consecuencias. Así llegó a cruzarse por azares del destino con Mina Harper. El resto de la historia sobre como ambas mujeres de un parecido impresionante se toparon en la estación de trenes solo quedó como huella imborrable en la memoria de la rubia, quien no satisfecha con tomar la vida de otros más en el pasado, usurpó inmediatamente la identidad de aquella desdichada joven heredera a una vasta fortuna. Todo aquello que le había sido negado desde su nacimiento era puesto a sus pies, una mansión, servidumbre y demás acervos materiales además de un apellido de renombre dentro de la pomposa sociedad gala. ¿Qué más podía pedir? Pero este era solo el comienzo de una pila de situaciones poco claras que se irían entrelazando para crear el personaje de Mina Harper, uno muy disímil al que realmente era.

Le costaba trabajo aún fingir frente a su nueva familia. Así que la mayor parte del tiempo utilizaba sus habilidades para indagar en el pasado de cada uno a su alrededor. así obtuvo la información necesaria para enfrentar lo que sería su mayor obstáculo hasta el día de hoy: Chase Faure-Dumont.

La oscilación de las flamas que brindaba un poco de luz a la habitación que ella misma dispuso para cenar con quien se presentaba como su prometido proyectaba sombras horridas sobre las paredes. Se había ataviado ya elegante, con la cara lavada y apenas un ápice de maquillaje, pues la belleza natural que la rubia poseía y de la cual se jactaba, jamás había fallado para atraer y conseguir lo que necesitara.

Esa noche, después de mucho tiempo se reencontrarían nuevamente, era la prueba decisiva para que continuara en ese sendero de mentiras.

–Chase, cariño, no sabes cuánto te eché de menos– Y se arrojó de inmediato a sus brazos haciendo gala de un poco de su teatralidad nata.

por **Noah Faure-Dumont** Dom Feb 18, 2018 11:07 pm

Pocas cosas en el mundo podrían poner a Chase nervioso y una de ellas era estar frente a Mina, su prometida, la mujer a la que amaba y a quien no había tenido la oportunidad de ver desde que ella se accidentara en un viaje en tren, accidente que los obligo no solo a separarse por un periodo de tiempo, sino que además los orillo a posponer la boda que estaba a días de ocurrir. Los padres de su prometida le habían agradecido su comprensión y además, le pidieron de la manera más atenta que le diera espacio a Mina. En un principio aquella petición le alertó, sin embargo, los padres de su prometida le informaron que su amada no se encontraba del todo bien, que el accidente la había trastornado ligeramente y que no deseaba que él la viera de esa manera, que deseaba que su reencuentro fuera algo especial. Debido al profundo amor que el licántropo sentía por su prometida acepto a esperar y en espera transcurrieron un par de meses, esos que esa noche llegaban a su fin.

El tiempo de separación sirvió a Chase solamente para reafirmar que Mina era la mujer con la que deseaba pasar el resto de sus días, que era la mujer a la que deseaba ver cada mañana al despertar y que era a la única que sería capaz de esperar. De hecho, hasta su lado animal, ese que afloraba una vez al mes parecía estar convencido de lo mismo. Curioso resultaba que un sobre natural y uno tan peligroso como un licántropo contrajese matrimonio con una humana común, una a la que podría herir y hasta matar en una noche de luna llena, pero más curioso resultaba que esa humana hubiera descubierto el secreto y lo aceptara, y más que curioso, extraño y quizás hasta digno de estudio era el hecho de que en lunas llenas, Mina tenía el poder de calmar a la bestia interna de su prometido, esa que se transformaba actitudinalmente en un cachorro en presencia de ella; así pues, Chase podía confirmar del todo que ella era la mujer de su vida; más esa noche temía y no por sus sentimientos por Mina, sino de los de Mina por él, ya que existía la posibilidad de que la experiencia cercana a la muerte y la distancia, la llevaran a ver que él no era el hombre con quien deseaba pasar su vida. Así pues, ansioso y temeroso llegó al lugar de la reunión, dispuesto a terminar con la tortura mental y física que le significaba estar lejos de Mina.

– Mina – clamo su nombre al verla acercándose a toda velocidad en su dirección una vez que entro él en la habitación – también te he echado de menos, pero tus padres dijeron que necesitabas tiempo y quise dártelo; no quería apresurarte a verme o recibirme – confeso al tiempo de que sus brazos rodeaban la cintura de Mina – Dios, cuanto extrañaba abrazarte, verte y… – aspiró, buscando captar el aroma de su amada, ese que aunque dulce como siempre, resultaba extrañamente diferente – ¿Cómo te encuentras? – susurró al tiempo que se apartaba algo de ella y la miraba fijamente.

por **Olympe Sinclair** Vie Mar 09, 2018 1:54 pm

Consciente estaba que jugaba con fuego. Había logrado evadir parte de sus responsabilidades como heredera de la fortuna Harper, mostrándose fría y distante dejando ver que le molestaba de sobremanera que invadieran su espacio personal. La servidumbre hablaba y susurraba a sus espaldas que no era la misma de antes, Mina, es decir la verdadera joven seguramente distaba mucho de ser como la hechicera. Era por tal motivo que las circunstancias no siempre jugaban a su favor y aunque había logrado aplazar el reencuentro con Chase resultaba algo que llegaría tarde o temprano. Se quedó perpleja de verle tan cerca y sobre todo tan eufórico en ese abrazo, fue invadida ligeramente por el aura característica aura del hombre y esperó no tener que soportar una descarga de visiones inmediatas. Sonrió mostrando su mejor máscara una que había estado ensayando en su mente durante el transcurso de los días. Su madre no poseía dones sobrenaturales que significaran un riesgo de ser descubierta y aunque su padre la amaba, eran pocas las veces que mantenía contacto debido a sus constantes salidas de la capital. De este modo Chase era su único “obstáculo” para continuar en esa posición de comodidad que tanto trabajo le estaba costando moldear.

–Lo sé cariño, me disculpo por haberte hecho esperar durante mucho tiempo, las cosas sucedieron tan repentinamente, incluso aún tengo pesadillas sobre aquel día y el solo hecho de pensar que no nos volveríamos a ver…–

Negó con la cabeza rápidamente.

Si había algo que la joven poseía era un perfil nato en cuanto al arte del engaño se refiere. De forma natural podía adaptar su humor según la situación lo requería, pues había aprendido a manipular no solo a una persona sino a toda una familia.

–También te eché de menos, como no tienes idea mi amor–

Acarició con sutileza el rostro del hombre que no dejaba de verle por un solo segundo. Era demasiado atractivo no iba a negarlo, sin tomar en cuenta que su mirada oscura poseía una especie de magnetismo del cual pocas veces podía escapar. Características que a cualquier mujer tendría de rodillas, aunque eso no era lo que Mina buscaba. La libertad, los lujos, el poder de lo que el apellido conllevaba era realmente el mayor galardón para ella y por lo que valía la pena continuar mintiendo de forma cínica.

Su habilidad como hechicera era el arma más poderosa hasta ese entonces para tener bajo control el instinto animal de Chase, aunque desconocía por cuanto tiempo, Mina estaba segura que saldría victoriosa una vez más de dicho enfrentamiento.

–Mucho mejor, aunque los doctores me han recomendado no tener actividad física intensa, de vez en cuando me doy el tiempo de salir al Teatro o asistir a la Ópera. Pero nada se compara con pasar tiempo a tu lado como antes, como siempre lo hacíamos ¿Recuerdas?–

Avanzó hacia la antesala sujetando la mano de su prometido.

–Pedí que tuvieran la cena lista–

Giró su cuerpo ligeramente hacia la parte interna de la mansión.

–¡Marie!– Demandó con fuerza a la mujer del servicio –¿Serías tan amable de servirnos la cena por favor?–

Asintió y en un par de minutos ya se encontraba junto con el personal atendiendo la mesa de ambos.

–Dime Chase ¿Cómo has estado? ¿Qué pasa por tu mente?– susurró mientras pasaba su mano sutilmente sobre la ajena.

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