Un extraño trago (Faith)

por **Branco Cafiero** Sáb Nov 18, 2017 6:29 pm

Los últimos rayos de sol desaparecían tras el horizonte con la llegada del ocaso, quedándose las húmedas calles de París inundadas por una leve oscuridad, mientras yo continuaba recorriendo éstas sobre mi caballo. En apenas dos noches la luna llena coronaría el firmamento, y la misión que me ha sido encomendada de dar con mi alfa en aquel laberinto de callejuelas, tenía sin duda que haber sido resuelta antes de que esto sucediese.
No me desagradaba la idea de que mi transformación sucediese en el bosque, otorgándome la libertad de correr por éste durante dos noches, más no saber si podía encontrarme por accidente con algún incauto humano al que atacar durante esta fase lunar, me obligaba a apresurarme en la búsqueda de mi alfa.

Horas después de haber hecho los registros en el hotel donde me alojaría hasta que el hallazgo de éste, y tras la infructuosa batida llevada a cabo por el centro de la ciudad a últimas horas de la tarde, decidí tomarme un pequeño descanso con la mejor compañía, una botella de vodka en una mesa tranquila de la taberna más tosca de la ciudad. No tardé mucho en encontrar una que cumpliese todas mis expectativas, un lugar tranquilo donde ningún cazador osase con interrumpir mi momento de paz. Y tal vez, con un poco de suerte, encontraría información sobre mi alfa; al fin y al cabo, era costumbre en nuestra manada terminar el día con una buena cerveza negra entre las manos.

Pude sentir al entrar en ésta alguna que otra aura de un inmortal, más no era la única de seres sobrenaturales. Aquel antro parecía una especie de "taberna neutral" donde otros especímenes como yo solo buscaban su momento de tranquilidad, evitando los problemas y dejando a un lado nuestras diferencias. Un lugar donde no tener que fingir ser humanos corrientes, hecho que me pareció insólito por encontrarse en una localización tan céntrica.

Estaba demasiado cansado como para que me importase tener que compartir el mismo local con mis enemigos naturales, así que sin intención de buscar más problemas de los que sin duda irían surgiendo por sí solos, me acerqué hasta la barra para pedir una botella de vodka y un vaso bajo. Eché un vistazo al local, y tras encontrar lo que sin duda se convertiría en un buen asiento pues desde allí podía controlar la entrada y salida de la taberna, pagué al tabernero y cogiendo mi comanda me dirigí hasta la mesa para tomar asiento. Podía paladear por fin el merecido descanso después de semanas de viaje.

por **Faith Blackthorn** Sáb Nov 18, 2017 7:59 pm

Siendo quien era ahora, en quien se había convertido, le hacia gracia salir de noche a las tabernas o antros para conseguir víctimas mas que dispuestas (o dispuestas gracias a su queridisima habilidad de persuasión) a darle su sangre a una bella rubia que sabia hacer uso del "don" que ahora poseía. Su piel pálida relucía a la luz de la bella Luna en el cielo nocturno, ahora era su única salvadora y protectora delante del peligro constante de sus enemigos naturales.

Salió de su turno en el Jardín más tarde de lo usual, y sintió la familiar necesidad de beber. Y no precisamente beber sangre, sino algo diez veces mas delicioso si eras humano, aunque poco comparable a la sangre, si podia ser sincera. Asi que, Faith se dirigia a un lugar al que pensó no acudir a menos que necesitase alimentarse.

Siempre había sido discreta, disimulada pero decidida en sus acciones. Y eso siempre lo había dejado ver, pese a su clase o su trabajo. Quería algo y no tardaba en emplear todo su poder en conseguirlo, pero siempre a su manera sutil y femenina.

Entró al local y miró a todos lados y cerró apenas los ojos por la luz, aunque estaba acostumbrada, era sensible, irónicamente. Se dirigió a la barra y pidió un trago, algo no muy fuerte, pero lo suficiente para calentar su garganta un poco. Divisó en su campo de vision muchas auras de seres sobrenaturales, vampiros, lobos, cazadores y demás. Les restó importancia pero uno llamó su atención, uno que no estaba muy lejos de su ubicación actual.

por **Branco Cafiero** Mar Dic 19, 2017 12:27 pm

El nivel del licor de mi botella de vodka iba descendiendo de forma considerable conforme iban pasando los minutos en aquella taberna que parecía cada vez albergar más cantidad de clientela variopinta. Podía apreciarse por sus ropas que muchos de los recién llegados habían terminado su jornada laboral hacia escasamente poco tiempo, y que probablemente acudían a tomarse una pinta en el local antes de retirarse a sus casas y reunirse con sus familiares.

Suspiré contrariado al pensar lo extraña que había sido la desaparición de mi alfa, y que debido a la misión que me había sido encomendada de dar con su paradero en aquella lejana ciudad, esta vez sería yo quien pasaría muchas noches solo, alejado de mis familiares y amigos. Echaría de menos a mis hermanos y hermanas; echaría de menos corretear bajo la luna llena por la Toscana...en fin, debía resignarme a que ese era mi sino en esos momentos. Llené de nuevo el vaso y de un solo trago vacié su contenido en mi boca, sintiendo como el calor del alcohol iba abrasando mi garganta a su paso. Y fue entonces, al bajar el vidrio para llenarlo de nuevo, cuando mis ojos se cruzaron con los de una bella muchacha que me observaba desde la barra.

Una sonrisa ladina se dibujó en mi rosto cuando me percaté de su aura, esperando que la razón por la que parecía tener su atención puesta en mí no fuese la de empezar una lucha en la que probablemente ella saldría perdiendo. Con calma, dejé el vaso en la mesa y tomé la botella haciéndole en su dirección una pequeña inclinación a modo de invitación. Tenía que reconocer que hasta que nuestras miradas se cruzaron había pensado que aquella noche sería una noche más, pero con su presencia cabía la posibilidad de que mereciese la pena haber ido a beber a aquel lugar. Solo esperaba que aceptase mi invitación de terminarnos la botella juntos, y tal vez charlar un rato como dos desconocidos que deciden alegrar una noche sin luna.

por **Faith Blackthorn** Dom Ene 14, 2018 7:05 pm

Los ojos de Faith centellearon cómo dos orbes brillantes similares a alguna piedra preciosa. La idea de inmiscuirse con un licántropo le atraía un poco, pero, también traía memorias que era mejor dejar enterradas tal y como estaban.

Mejorno recordar, mejor no sentir.

Esoera lo que Faith se recordaba noche tras noche para evitar caer en el mismo agujero negro una y otra vez, aunque la idea de volver a caer no le sonaba tan mal como lo habría hecho años antes. Y mientras oía un leve rumor de una melodía en el bar, la presencia del lobo se hizo cada vez más notoria para ella, incluso más cuando él logró captar su mirada y aquella sonrisa dirigida hacía ella, acompañada por una botella a medio tomar, hicieron que una sonrisa de lado se formará en los labios de la vampírica fémina.

Se acomodó el cabello rubio detrás de su oreja, pues había algunos cabellos que se habían escapado de su lugar, en un movimiento rápido, se levantó de su lugar y se dirigió donde aquél licántropo se encontraba. Debía admitir que aquel hombre tenía una apariencia atractiva a la vista, unos ojos brillantes con un toque pícaro que no tardó en reconocer, una estructura ósea digna de una estatua de aquellas que se encuentran adornando la cátedra de la ciudad, vale que quizás exageraba pero, nunca estaba de más parafrasear con hipérboles exageradamente exageradas.

Así que, no estaría de más decir que se notaba que no era de París. Quizáseso era bueno, quizás... Los forasteros eran más normales de lo que parecía, y eso ella lo apreciaba, porque entre tanta gente era difícil distinguir quién era quien cuando llegaba el momento indicado.

Luego de estarle examinando de forma disimulada durante unos minutos, sus ojos se centraron en todo su ser, y en la botella a su lado.

Prefería no distraerse, la verdad. Era un desconocido, y como la dama que era (o más o menos) mejor no romper los estatutos que se supone alguien como ella debe cumplir, aunque claro, las reglas no aplican en ciertos aspectos.

—Su invitación con señas ha rendido frutos, la verdad. — dijo para iniciar una conversación mientras apoyaba su cabeza en una de sus manos mientras sonreía socarronamente.

por **Branco Cafiero** Mar Ene 23, 2018 12:15 pm

Toda mi atención estaba puesta en cada movimiento de la joven vampiresa, que con destreza y sensualidad contorneaba sus caderas perfectamente delineadas al tiempo que recorría la distancia que la separaba de mí. Observé entonces cada rasgo de ella, cada pequeño detalle de su rostro que la convertían en el ser más angelical que había visto en mi vida. Su penetrante mirada denotaba una experiencia milenaria que pocos sabrían apreciar por su aterciopelada y tersa piel; y es que por sí cabía alguna duda, mi mirada no era el única pendiente del caminar de la inmortal.

Miré de reojo al resto de caballeros que tenían toda su atención clavada en mi invitada, rechistando levemente al sentir cierto recelo golpeando el interior de mi pecho, propio de mi raza, pero extraño en mí. La mayoría de los licántropos, así como los lobos, éramos territoriales por naturaleza con aquello que creíamos que nos pertenecía, aunque era algo que no me había sucedido hasta ahora con nadie desconocido, y mucho menos con una mujer que no fuese de mi misma naturaleza.

Me puse en pie en cuanto la joven dama llegó a la altura de mi mesa, mostrándole una cálida y amplia sonrisa mientras me dirigía con calma la silla que estaba junto a la mía. Me demoré tal vez más de lo correcto al pasar por su lado, fiel a mi destino, para dejar que su aroma embriagase mis fosas nasales. Sin duda había algo en ella que la hacía especial, que la hacía distinta al resto de inmortales.
- Siempre me dijeron que era un buen comunicador… y un necio si tenía ante mí a una hermosa dama y no la invitaba a tomar una copa.- afirmé mirándola con picardía al tiempo que retiraba el sillón donde esperaba que tomase asiento.- Branco Cafiero para servirle.- alargué mi mano en señal de presentación, que tras concluir el saludó usé para indicarle el asiento que había escogido para ella, no muy lejos de donde yo descansaría.

Regresé a mi sitio con una infantil sonrisa sin dejar de seguir cada movimiento de la dama ni perder el contacto visual. Tras servir sendas copas, y deslizar por la mesa una de las mismas a la joven, elevé la mía y susurré de modo que solo nuestros agudizados sentidos fuesen capaces de oírnos.- Por una noche inolvidable, ¿le parece?

por **Faith Blackthorn** Miér Ene 24, 2018 12:43 am

La vampiresa no tardó en sentarse mientras correspondía aquella sonrisa que el licántropo le dedicó. No podía negar que sintió algo en el ambiente cuando se acercó al lobo, sinceramente. Mientras caminaba, sintió otras miradas sobre su persona, ¿Le importaban? Ya no lo hacían, no había mérito alguno en responder a aquellas miradas con algo más que una sonrisa ladina dirigida a nadie en específico.

En su mente pasó el momento en el que había decidido centrarse en su trabajo y dejar de frecuentar las cantinas con el objetivo de buscar víctimas dispuestas, o no, a darle el líquido que la mantenía inmortal como su sustento. Que mentira más grande se había montado a ella sola, la verdad.

También recordaba las malas pasadas que había sufrido con los licántropos, aunque no todas las experiencias habían sido malas, había habido buenos momentos de vez en cuando y ella debía admitirlo, sin rechistar.

No podía meterlos todos en la misma bolsa y lo sabía, porque no todos eran altamente idiotas o tercos, siempre había excepciones a la regla. Tanto como con las otras clases y razas, sin importar profesión, religión o lo que sea.

Por otro lado, siempre debía estar pendiente de su alrededor, ella no sabía quien era el la observaba usualmente, y eso la incomodaba. Pues nadie sabía realmente quien era, pues lo que más circulaba eran de rumores baratos y sin sentido que se habían inventado los mortales. Que poca clase, pensaba con pesadumbre la mujer mientras recordaba aquello.

Pero la voz de aquel hombre la sacó de sus pensamientos y hablaba hacía ella. Su voz era como una tonada en la noche, dulce y embriagadora, aunque claro, esos pensamientos se los guardaría para ella. Y cuando él se acercó lo suficiente como para levantar las alarmas de cualquier dama normal y mortal, sintió algo que no había tenido la oportunidad de experimentar con anterioridad, era bastante extraño, la verdad.

—El que le haya dicho tales cosas era sabio, la verdad. A mi me han dicho que jamás debo rechazar una bebida de alguien, nunca sabes a donde puede llevarte la vida. Mejor experimentar lo más posible. —indicó con una sonrisa mientras se sentaba acomodando su vestido correspondiendo la sonrisa pícara de él con una propia— Faith Blackthorn, un placer, Branco. Y, también, debo admitir que tienes un nombre hermoso, la verdad. —dijo presentándose mientras estrechaba su mano en un gesto amigable.

Volvió a admirar las facciones de Branco una vez más. No había podido evitarlo, de nuevo. Su sonrisa tenía ese toque pícaro que a cualquiera daba vuelta, pero ella no era de aquellas sencillas, pero no podía evitar sonreír también.

Y al oír eso que solo ambos podían oír, soltó una suave risa tomando aquella copa que él le tendía, haciendo un leve brindis casi sin producir sonido.

—Me parece bien. Por una inolvidable. —respondió.

por **Branco Cafiero** Lun Ene 29, 2018 4:54 pm

Pude acariciar el aterciopelado y frío tacto de la inmortal cuando ésta posó su mano sobre la mía al revelarme su nombre, gesto que correspondí elevando ésta con suavidad hasta mi boca para dejar a continuación un caballeroso beso sobre el dorso de su mano, apenas rozando su piel con mis cálidos labios. El contraste era estremecedor, y una especie de agradable escalofrío recorrió toda mi espalda.

-Somos afortunados pues en tener tan buenos consejeros, madame, puesto que sin duda alguna quien le advirtió a vos de eso también le indicó con sabiduría.- apunté con un ligero movimiento de cabeza, observando como la dama tomaba asiento, ahuecando elegantemente su vestido. Había conocido a muchos inmortales a lo largo de mi corta existencia comparada con la de ellos, con algunos de los cuales hasta había tenido una relación cortés. Pero tenía que confesar, que en ninguna de estas ocasiones anteriores me había sentido tan desconcertado como hasta ahora. Había algo en ella que la hacía distinta a los demás seres con la misma tonalidad de aura, algo que hacía que la suya brillase con más fuerza.

-Estoy de acuerdo en que la vida solo se vive una vez; y ya sea más o menos corta…- guiñé con rapidez el ojo, puesto que ambos sabíamos que nuestro paso por la tierra no era de la misma magnitud que el de cualquier humano que se encontrase por allí-... merece la pena vivirla intensamente, puesto que nuestras vivencias y recuerdos será lo que nos llevemos al otro lado.

Un pequeño tintineo de nuestras copas dio paso a una cálida sonrisa y una mirada cargada de increíbles propósitos en la que pensaba cumplir ese consejo que yo mismo le acababa de dar, y aprovechar cada segundo que el destino nos regalase esa noche, tratando como bien había dicho, de hacerla inolvidable para ambos. Humedecí lentamente mis labios con el licor sin desviar la vista de ese cruce cómplice de miradas mientras la vampiresa hacia lo propio con la suya. Tenía un delicada sonrisa que me hacía sentirme embobado cada vez que la lucía, capaz de derretir la mismísima Antártida con tan solo un esbozo de ésta.

- Y dígame, mademoiselle, sin querer sonar tópico ¿qué hace una mujer como vos en un antro como este?- pregunté dejando el vidrio sobre la mesa, acomodándome en mi asiento consciente de unas extrañas miradas que me pusieron sobre alerta, aunque todavía no podía apuntar a ciencia cierta su localización.

por **Faith Blackthorn** Lun Ene 29, 2018 10:37 pm

Si había cualquier cosa en la mente de Faith previa a la acción que el licántropo realizó, se esfumó al contacto de sus labios sobre el dorso de su mano. No sabía que un gesto tan simple podía gacer estremecer hasta la más mínima fibra de su cuerpo. O bueno, si lo sabía, pero iban demasiados años de que sentía algo así, y eso que lo que había sentido antes no se comparaba a toda esa revolución qie sintió en su interior con ese mínimo gesto.

Su mirada sobre ella la hizo estremecer hasta el último hueso, pero ocultó todo. Ocultó cada sensación posible, todo lo encerró para si misma. No quería sentir, era mejor no sentir, para no perder. Esa era su filosofía, dolorosa pero cierta. Era necesaria si quería seguir en pie, si quería seguir como estaba. Era mejor no sentir y esconder si lo hacías. Era lo único bueno que había aprendido a hacer.

—Digamos que sí.—respondió riendo suavemente.

Ella había conocido a otros seres inmortales anteriormente, había entablado alianzas y relacionea con la mayoría, también con brujos y licántropos, así que experiencia para lidiar con cualquier cosa no le faltaba. Pero había algo con aquel hombre frente a ella que la dejaba desconcertada, ¿Por qué? No lo sabía, pero... ese sentimiento era algo que quería averiguar porque estaba ahi y que puñetas era lo que sentía por su culpa.

Su mirada se topó varias veces con la lobuna frente a ella, lo que había considerado en un principio como una simple coincidencia, resultó ser un especie de juego de miradas entre ambos que parecía no tener un final próximo. Eso le había gustado, así que no había porque terminar aquello, al menos de su parte.

—Bueno, es lo único que realmente importa en nuestro paso por este mundo.—indicó sonriendo como solo ella podía hacerlo. No iba a adivinar sus pensamientos, no porque no pudiera. Porque poder, oh Dios, vaya que podía pero, le pareció que no valía la pena. La presencia de Branco le era tan agradable que le era imposible hacerle tal cosa. Así que, en cambio, decidió entablar conversación como cualquier dama haría con un caballero propiamente dicho.

Cuando el tintineo correspondiente al choque suave de ambas copas se hizo presente, ella le dio un sorbo a su respectiva copa con delicadeza. O bueno, bebía como cualquier mujer debería, tampoco había mucha ciencia al respecto. Así que tampoco había que hacer demasiado. Al beber y compartir miradas con él una vez más, se le escapó una sonrisa, una sonrisa tan sincera y dulce que ni ella lo habia notado hasta ser demasiado tarde.

—Bueno, vine a beber algo. Hace un tiempo que no salgo de mi residencia y, necesitaba un cambio de aire. Además, este es uno de los pocos lugares que me agradan. Hace unos meses solía reunirme con unos amigos, pero ellos volvieron a su tierra y a mi heme aquí. —dijo ella sonriendo. No mentía, pues era la verdad. Aunque ya pasado un rato, decidió preguntarle algo concreto.

—¿Que te trajó a París, Branco? Si es que puedo preguntar. —dijo poniendo su cabeza en una de sus manos mie tras le miraba.

por **Branco Cafiero** Vie Feb 02, 2018 5:37 am

Cada grácil gesto de la preciosa inmortal era analizado con atención por mi inquisitiva mirada, que se negaba a perder detalle alguno de aquella velada regalo del destino. Todos mis sentidos se sentían embotados por sus delicados movimientos, que me hacían sucumbir poco a poco a un extraño estado de encandilamiento. Llegué incluso a pensar si la vampiresa estaría lanzando algún tipo de hechizo contra mí, sonriendo ligeramente de lado al percatarme de que era simplemente su bello rostro lo que me tenía anonadado.

Observaba con atención sus carnosos labios mientras mencionaba las razones por las que había escogido aquel local en particular para tomar una copa antes de marcharse a su hogar, aunque probablemente y teniendo en cuenta las costumbres vampíricas, aquella sería su primera parada de la noche.- Es complicado cuando uno se encuentra de repente solo en un lugar, alejado de familiares y amigos.- apunté mostrando que comprendía ese posible desazón que sentiría con la marcha de sus amistades.

Y deduciendo por su delicado acento y esa breve información, supuse que tal preciosa inmortal no era de la ciudad.-¿ Infiero por lo que habéis mencionado que vuestro hogar está lejos de estas tierras?-pregunté con curiosidad, depositando el vaso vacío sobre la mesa, para llenarlo de nuevo.-Si le apetece y no lo ve descortés, hay muchos lugares en París que le serían de su agrado y que a mí no me importaría mostrarle si usted lo desea.- propuse con una amplia sonrisa y una noble mirada que demostraba mi anhelo de pasar más tiempo con ella.

Cogí la copa de nuevo, llevándola a mis labios mientras sopesaba que respuesta darle a la joven. Era cierto que mis razones para llegar hasta París habían sido claras, sin embargo no sabía porqué tras mi rotundo fracaso había decidido quedarme.- Hace unas semanas vine con una misión que me fue encomendada, la búsqueda y localización del alfa de mi manada. Sus últimas misivas me trajeron hasta aquí, pero desgraciadamente perdí su rastro. Es como si se lo hubiese tragado la tierra.- expliqué endureciendo levemente la voz. No haberlo encontrado suponía para mí la derrota más total. Deposité de nuevo el vaso en la mesa, quedándome jugueteando con los dedos en el filo de éste.- Y siendo sincero, imagino que la razón de quedarme aquí en lugar de volver a mi hogar es porque esta ciudad me ha hechizado.- concluí clavando mi mirada en la suya, mientras mis ojos refulgían ámbar durante unos segundos. La ciudad no era lo único mágico en aquella taberna, y ella ahora lo sabía.

por **Faith Blackthorn** Mar Feb 06, 2018 9:58 pm

Los ojos de Faith refulgieron con un brillo inusual, y más que nada debido a como ese licántropo la miraba. Dios, esa mirada la estaba encantando. Debía admitir que eso le encantaba. Pero... también, le recordaba a algo, ¿A quién? Quizás a aquél licántropo que había conseguido enamorarla, quererla como pocos habían hecho. Pero ahora no estaba, y había dejado un frío hueco y un corazón tan duro como el hierro.

Quería sentir, quería amar... quería amar tanto hasta morir, quería arriesgarse por pero, ¿Era eso posible? Quizás no era completamente posible arriesgar tanto... porque podrían arrebatarle eso de la nada. Pero recordar le dolía, le dolía tanto... tanto que quemaba. Quemaba de una manera que no había dolido nunca. Porque ella se reprimia de tal manera que no quería siquiera saber como se llamaba, no quería recordar siquiera con quien
se acostaba cada mes. Eso era lo de menos, era lo de menos... Sí, eso era.

—La verdad es que sí. Y, soy de Gales, Reino Unido. —dijo suavemente mientras bebía lo que quedaba. Su mirada parecía conectada con la masculina, una conexión extraña... diferente. Le gustaba eso.

Le encantaba.

Y así como oía al hombre hablar, su cabeza andaba a toda máquina pensando, recalcandose que ya había caído por un licántropo... ya lo había amado, ya lo había pérdido... no tenía pensado arriesgarse. Pero por otro lado, era bueno arriesgarse, de eso se trataba la vida.

—Entonces, ¿Qué lugares recomiendas para visitar? He estado aquí una buena cantidad de años pero... no he tenido la oportunidad de conocer todo París. —dijo jugando con la servilleta junto a su vaso. Ella le observaba mientras retorcia y giraba aquél trozo de papel.

Sonreía levemente para luego, comenzar a hablar— La compañía para visitar esta ciudad nunca está de más... Mucho más si esta es la de un caballero tan bien portado como usted. —contestó riendo de forma suave, melodiosa y dulce. No era como su risa típica de cazadora en busca de presas, o indiferente. Era diferente.

—Espera... has dicho que no encuentras a tu alfa, y que por eso te mandaron aquí, ¿No? Tengo un par de contactos que podrían ayudarte, licántropos y algunos brujos que saben localizar casi a la perfección. —dijo haciendo un gesto con la mano— Además, me gustaría poder serte de ayuda, si te parece bien. —concluyó pero entonces una sonrisa algo avergonzada surgió de Faith al ver la intensa mirada de Branco sobre ella una vez más, ¿Porqué se sentía así? ¡Dios, era difícil pensar con claridad!

por **Branco Cafiero** Miér Mar 21, 2018 4:54 pm

El nivel del licor de mi copa disminuía lentamente mientras escuchaba con atención la suave y melodiosa voz de la inmortal, que sin dejar de perder esa electrizante conexión visual que había surgido en desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron, iba satisfaciendo mi curiosidad sobre ella respondiendo con sinceridad a preguntas que previamente le había realizado. Sonreí levemente al recordar las veces que había visitado su ciudad de nacimiento, ya que por razones diplomáticas de mi manada había acompañado a mi alfa en más de una ocasión a clandestinas reuniones lupinas por toda Europa, donde se hacían puestas en común de enfrentamientos y situaciones que preocupaban a nuestra raza, con el fin de buscar posibles aliados vecinos. Y Gales era uno de esos lugares que había visitado años atrás, desconociendo por supuesto que tiempo después conocería a la representante más hermosa del lugar a cientos de kilómetros, y que ahora se hallaba sentada frente a mí.

-¿Ha visitado el museo del Louvre?- pregunté esbozando una amplia y pícara sonrisa, mientras mi imaginativa mente planeaba una posible visita al lugar que la inmortal jamás podría olvidar es su eterna existencia. Días atrás había recibido respuesta sobre la solicitud de empleo en el mismo con un importante cargo, de modo que si Faith aceptaba más adelante mi invitación, podría mostrarle una parte del museo que estaba restringida para los investigadores, y que sin duda, sería una experiencia única.

-El simple gesto de dejarse llevar y pasear por la ciudad es magnífico en una ciudad como París, donde cada rincón tiene algo mágico y distinto a lo que haya podido conocer en cualquier otro lugar. Y sea como sea, siempre acaba sorprendiéndonos.- apunté entusiasmado con la idea de poder pasear sin rumbo fijo con aquella diosa del Olimpo que parecía dispuesta a aceptarme como guía.

Negué con la cabeza ligeramente desesperanzado al recordar que mi alfa había desaparecido de la faz de la tierra sin dejar rastro; y aunque en realidad agradecía de corazón su ofrecimiento, no era justo enzarzar a más seres en una angosta búsqueda de la que no se obtendría ningún resultado positivo alguno.- Le agradezco su preocupación y ayuda, más créame cuando le digo que ya lo he intentado por todos los caminos posibles, incluso solicitando la participación de algunos hechiceros conocidos por mi manada.- expliqué mientras mi mano se deslizaba sobre la mesa hasta posarse sobre la suya, sintiendo como toda mi piel se erizaba con el contraste de temperaturas de nuestros cuerpos cuando finalmente cogí su mano entre la mía.

- Si le apetece, puedo explicarle todos los pasos que he seguido; igual se me ha pasado algo por alto que vos encontráis.- propuse con cierta timidez, incapaz de soltar su mano, incluso a sabiendas de que era un extraño gesto entre dos desconocidos…pero había algo en ella que la hacía diferente; era como si en realidad la conociese de mucho tiempo. Y esa sensación de tranquilidad y sosiego solo la había sentido en contadas ocasiones.

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