Sangre de vampiro (Alarick)

por **Gedeón Meinhart** Lun Dic 04, 2017 2:27 pm

Era mediodía y la taberna se encontraba bastante vacía, únicamente algunos parroquianos con con evidentes problemas de alcoholismo se aferraban a una barra carcomida por el moho y manchada de múltiples brebajes. Mi intención no era ninguno de esos borrachos, estaba aquí por un ingrediente muy concreto para una nueva poción. La sangre de vampiro era un ingrediente poco usado pero muy poderoso, razón por lo que era muy caro y muy difícil de conseguir, además no podía buscarlo con cualquier herbolario o "tienda especializada" por decirlo de alguna manera, ni evidentemente era factible ir uno mismo a conseguirlo.

Hace algunos días había contactado con un joven brujo que decía que podía conseguir cualquier cosa, aunque no fue fructífero, no solo no tenía el ingrediente que quería, sino que además intentó acusarlo ante la Inquisición, pues según él eramos los brujos como yo los responsables de toda la persecución a la que estábamos sometidos. No es algo de lo que me enorgullezca pero ahora ese hombre descansaba su cuerpo internado en el manicomio de París, asolado por toda la tristeza y el desasosiego que podía llegar a sentir un ser humano.

No volví a cometer el mismo error, había decidido ir al proveedor de mi proveedor y finalmente al proveedor de éste. Y justo por ese mismo individuo estaba aquí. El proveedor del proveedor de mi proveedor era un tal Alarick, aparentemente era uno de los suministradores más importantes de París, no conocía su aspecto ni mucho sobre él, solo sabía que aquí era donde mi confidente solía realizar transacciones con su suministrador, algo que debía ocurrir hoy.

- Un whisky irlandés con hielo.- dije al gigantesco tabernero que me miraba con cara de pocos amigos mientras limpiaba un vaso con un paño más sucio que el mismo recipiente que intentaba adecentar.- Solo tenemos vino caliente y cerveza.- me dijo sin variar su rostro lo más mínimo.- Joder, pues una cerveza.- terminé diciendo mientras permanecía atento a la entrada de la taberna.

por **Alarick** Lun Dic 11, 2017 12:32 pm

Aquel día Alarick tenía otra reunión con su proveedor tradicional. Pero la sorpresa fue, cuando la noche anterior había recibido una carta de éste:

“El cliente decidió ir por sí mismo a buscarlo, no he podido decirle que no, ya que me sentí algo amenazado. Es por eso que te aviso que mañana no verás mi rostro sino que el de él. Ya sabes qué hacer con esta falta e improperio, estoy listo para mi sentencia. Pero prefiero morir a manos tuyas, que a manos de Gedeón. Disculpa mi insolencia e irresponsabilidad”

A Alarick esto le tomó por sorpresa y realmente se sintió decepcionado pues no le gustaba tener que hacer reuniones del comercio, con su propia presencia. Si su comercialización daba frutos, era justamente porque no involucraba su presencia y todo se hacía a través de otras personas. El ojo de la inquisición estaba sobre él, pero por lo menos, había podido permanecer a bajo perfil con su estilo y su sistema de vida. Pensó en el proveedor y su carta, pero se dio cuenta que éste había exagerado demasiado la falta, así que por esta vez, le perdonaría la vida.

Sin embargo, tenía que mantener los ojos bien abiertos ante ese tal “Gedeón”, porque si el proveedor le temía era por algo importante. Y así, al día siguiente todo estaba preparado para la reunión con aquel cliente. Se vistió lo más normal posible, para lucir como cualquier otro ciudadano, pues se verían en la taberna de París, la taberna tradicional en dónde todas las gentes se reunían y parecía que todos viniesen del mismo mundo. Cuando en la realidad, esto no era así.

Al entrar al lugar, habían bastantes personas riendo, bebiendo, conversando, y contándose anécdotas entre sí. “-Todos tan normales…-“pensaba Alarick. -”Pero la mayoría de éstos no sabe lo que se encuentra detrás de todo el velo”-. Pensaba en su mente; cuando de pronto un aura similar a la suya fue percibida en el momento.

Pues, allí estaba y Alarick no se esperaba que el cliente fuera también un servidor de la magia. Esbozó una ladina sonrisa al entrar y divisarlo a lo lejos, una señal para aquel que lo esperaba con un vaso a su lado y con la vista fija en su entrada. La conexión fue automática, el hombre también lucía completamente normal ante los demás, esto fue agradecido por Alarick ya que las apariencias lo eran todo, en especial en comercios como éstos.

Alarick simuló observar a su alrededor, buscando un lugar para sentarse cuando llegó a paso lento hasta el lado del hechicero. Era todo un arte su actuar. Luego pidió un trago al hombre encargado: -Deme una cerveza, por favor- dijo esto con naturalidad. Nadie sabía que Alarick conocía al dueño de la taberna quién era el mismo, que servía los brebajes. Pero en aquel momento, él y Alarick se saludaron como cualquier cliente que llegaba a su bar.

-¿Disfrutando la tarde, estimado?- dijo entonando su voz en "estimado" para darle a entender al hechicero, que él sabía de quién se trataba y por qué estaba aquí.
–Bienvenido- dijo Alarick alzando levemente su jarra de cerveza, esbozando una media sonrisa.

Simulando ser un bebedor, simulando ser alguien normal, simulando no ser ni un hechicero ni tampoco un borracho. Todo en su justa medida. Nuevamente, las apariencias lo eran todo en aquel negocio y en aquella sociedad.

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