AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A slave for a slave // Privado - Khalel
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A slave for a slave // Privado - Khalel
Si Pride tenía un don que resaltar por encima de los demás, era que siempre conseguía lo que quería, costara lo que costara, el tiempo que tardara no importaba, pero si deseaba algo, lo obtendría, caería en sus redes tarde o temprano. Y fue por eso mismo que aquel día Envidia la llevó al puerto, allí donde atracaban los barcos cargados de esclavos, porque le había prometido comprarle uno si se portaba bien, y bueno, lo había hecho a su manera, al estilo soberbia, como era de esperar en un pecado capital como lo era ella.
El bullicio de la gente la incomodaba, sólo le gustaba escuchar a tantas personas hablar cuando lo hacían sobre ella y, obviamente, siempre lo hacían bien. A no ser, claro, que le tuvieran envidia, algo muy común y que su madre adoptiva solía incitar entre juegos, algo que ambas disfrutaban con gusto. Pero allí estaban las miradas puestas en la mercancía, aunque, como era de esperar, más de una vez le preguntaron a la pelirroja si su mascota estaba en venta. -¿Mascota? Cuidado no te encadene a una alcantarilla y te fustigue hasta que te sangre el trasero.- Espetó Pride, ofendida por tal aberración. Ella podía llevar el “cargo” de esclava cuando viajaban, sólo para evitar problemas, pero era dueña de sí misma y eso su supuesta propietaria jamás lo ponía en duda. La mujer romana posó una mano sobre el hombro desnudo de la muchacha para calmarla, sabiendo que si iniciaban una trifulca, deberían posponer la adquisición para que se habían tomado la molestia de desplazarse hasta un lugar tal como el puerto.
Se pasearon observando a los animales y humanos a la venta, aquellos cuyos cuerpos pasarían a disposición de quien tuviera suficientes monedas. Ese era un dato que no preocupaba a los pecados, dinero les sobraba para vivir muchas vidas, así que gastarlo en caprichos era uno de sus pasatiempos más comunes. La chica se detuvo frente a un hombre que la ganaba en edad, su apariencia era dura, sus facciones marcadas a pesar de la barba espesa que las ocultaba. El aspecto desaliñado le otorgaba un aspecto más fiero y aquello a soberbia le gustaba. No había nada como doblegar un alma ruda, salvaje, agresiva. La satisfacción obtenida de tal hazaña no hacía sino acrecentar el orgullo y nada llenaba de placer a Pride como una merecida y difícil victoria. -Quiero este.- Le señaló sin pudor, sin preocuparse por la educación. Él era un trozo de carne expuesto al mejor postor y ella iba a vencer cualquier puja. Sonrió de medio lado al sujetarle por la barba y obligarle a alzar la cabeza, pues estaba el objeto de su atención agachado en el suelo. No tuvo cuidado, el tirón fue brusco y demandante, quería mirarle a los ojos, asegurarse que había elegido bien. -¿Cuántos amos has tenido antes? ¿Hubo alguna mujer?- Quería medir sus supuestos contrincantes, aunque sabía perfectamente que ella era mejor que ellos, que cualquiera. Observarle desde arriba le otorgaba poder, le tenía sometido, de rodillas y pronto lograría que suplicara.
El bullicio de la gente la incomodaba, sólo le gustaba escuchar a tantas personas hablar cuando lo hacían sobre ella y, obviamente, siempre lo hacían bien. A no ser, claro, que le tuvieran envidia, algo muy común y que su madre adoptiva solía incitar entre juegos, algo que ambas disfrutaban con gusto. Pero allí estaban las miradas puestas en la mercancía, aunque, como era de esperar, más de una vez le preguntaron a la pelirroja si su mascota estaba en venta. -¿Mascota? Cuidado no te encadene a una alcantarilla y te fustigue hasta que te sangre el trasero.- Espetó Pride, ofendida por tal aberración. Ella podía llevar el “cargo” de esclava cuando viajaban, sólo para evitar problemas, pero era dueña de sí misma y eso su supuesta propietaria jamás lo ponía en duda. La mujer romana posó una mano sobre el hombro desnudo de la muchacha para calmarla, sabiendo que si iniciaban una trifulca, deberían posponer la adquisición para que se habían tomado la molestia de desplazarse hasta un lugar tal como el puerto.
Se pasearon observando a los animales y humanos a la venta, aquellos cuyos cuerpos pasarían a disposición de quien tuviera suficientes monedas. Ese era un dato que no preocupaba a los pecados, dinero les sobraba para vivir muchas vidas, así que gastarlo en caprichos era uno de sus pasatiempos más comunes. La chica se detuvo frente a un hombre que la ganaba en edad, su apariencia era dura, sus facciones marcadas a pesar de la barba espesa que las ocultaba. El aspecto desaliñado le otorgaba un aspecto más fiero y aquello a soberbia le gustaba. No había nada como doblegar un alma ruda, salvaje, agresiva. La satisfacción obtenida de tal hazaña no hacía sino acrecentar el orgullo y nada llenaba de placer a Pride como una merecida y difícil victoria. -Quiero este.- Le señaló sin pudor, sin preocuparse por la educación. Él era un trozo de carne expuesto al mejor postor y ella iba a vencer cualquier puja. Sonrió de medio lado al sujetarle por la barba y obligarle a alzar la cabeza, pues estaba el objeto de su atención agachado en el suelo. No tuvo cuidado, el tirón fue brusco y demandante, quería mirarle a los ojos, asegurarse que había elegido bien. -¿Cuántos amos has tenido antes? ¿Hubo alguna mujer?- Quería medir sus supuestos contrincantes, aunque sabía perfectamente que ella era mejor que ellos, que cualquiera. Observarle desde arriba le otorgaba poder, le tenía sometido, de rodillas y pronto lograría que suplicara.
Última edición por Pride el Lun Dic 18, 2017 8:47 am, editado 1 vez
Pride- Esclavo
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
El barco se detuvo en puerto, había vivido esta situación tantas veces a lo largo de mi existencia que casi ya conocía las palabras que los comerciantes utilizarían para sacar por nosotros la mayor cantidad de pasta posible.
Nos bajaron del barco encadenados, perder la mercancía era algo que no podían permitirse. Nos separaron por mujeres, que serian usadas en burdeles o como sirvientas en alguna casa. Niños que aprenderían las tareas del campo, con suerte podrían ser mayordomos cuando crecieran si daban con un buen amo y como no, nosotros, los hombres encargados de trabajar de sol a sol.
En mi caso era un gran rastreador, siempre me usaban como mercenario, protector...sacarían una buena suma de dinero y yo volvería a hacer lo de siempre con la única diferencia de que en esta ocasión estaba decidido a escapar ¿que podía salir mal?
A golpes nos hicieron caer de rodillas, rugí desafiante, no me gustaba ese trato, podía ser un esclavo, pero no consentiría que nadie me doblegara jamas.
Muchos pasaron frente a nosotros, ya varios me habían echado el ojo y querían pagar un precio justo, regatear como siempre en la subasta que no tardaría en producirse.
Fue entonces cuando en vez de unas botas vi dos zapatos de mujer detenerse ante mi, lo mas curioso es que cuando esta me alzo el rostro choqué con unos pardos y una mujer de piel oscura, no muy diferente de las que había al otro lado de la calle también de rodillas.
Mi sonrisa se ladeó desafiante cuando dijo que me quería.
-¿de donde te has escapado preciosa? -pregunté con sorna dejandole claro que era tan esclava como yo.
Su siguiente pregunta me hizo sacudir la cabeza para que soltara mi mentón.
-¿y a ti que cojones te importa mujer? -pregunté desafiante.
Si por algo me caracterizaba es por la dificultad que tenían de doblegarme y no consentiría servir de diversión a esa cría que me pedía a su ama como si yo fuera un perro.
A veces ocurría, compraban a una niña negra y las mujeres blancas incapaces de parir las adoptaban como suyas, este debía ser sin duda ese ejemplo, una esclava que ahora quería ser dueña de un esclavo, me resultaba todo tan irónico que me daba asco.
-Lárgate, no soy a quien buscas – espeté
La morena lata y blanca miraba la escena, fue a ella a la que me dirigí.
-Créame, antes de que salga el sol estaré montando a su preciosa hija de piel azabache, así que le aconsejo que se compre un perro mas manso, yo muerdo.
Nos bajaron del barco encadenados, perder la mercancía era algo que no podían permitirse. Nos separaron por mujeres, que serian usadas en burdeles o como sirvientas en alguna casa. Niños que aprenderían las tareas del campo, con suerte podrían ser mayordomos cuando crecieran si daban con un buen amo y como no, nosotros, los hombres encargados de trabajar de sol a sol.
En mi caso era un gran rastreador, siempre me usaban como mercenario, protector...sacarían una buena suma de dinero y yo volvería a hacer lo de siempre con la única diferencia de que en esta ocasión estaba decidido a escapar ¿que podía salir mal?
A golpes nos hicieron caer de rodillas, rugí desafiante, no me gustaba ese trato, podía ser un esclavo, pero no consentiría que nadie me doblegara jamas.
Muchos pasaron frente a nosotros, ya varios me habían echado el ojo y querían pagar un precio justo, regatear como siempre en la subasta que no tardaría en producirse.
Fue entonces cuando en vez de unas botas vi dos zapatos de mujer detenerse ante mi, lo mas curioso es que cuando esta me alzo el rostro choqué con unos pardos y una mujer de piel oscura, no muy diferente de las que había al otro lado de la calle también de rodillas.
Mi sonrisa se ladeó desafiante cuando dijo que me quería.
-¿de donde te has escapado preciosa? -pregunté con sorna dejandole claro que era tan esclava como yo.
Su siguiente pregunta me hizo sacudir la cabeza para que soltara mi mentón.
-¿y a ti que cojones te importa mujer? -pregunté desafiante.
Si por algo me caracterizaba es por la dificultad que tenían de doblegarme y no consentiría servir de diversión a esa cría que me pedía a su ama como si yo fuera un perro.
A veces ocurría, compraban a una niña negra y las mujeres blancas incapaces de parir las adoptaban como suyas, este debía ser sin duda ese ejemplo, una esclava que ahora quería ser dueña de un esclavo, me resultaba todo tan irónico que me daba asco.
-Lárgate, no soy a quien buscas – espeté
La morena lata y blanca miraba la escena, fue a ella a la que me dirigí.
-Créame, antes de que salga el sol estaré montando a su preciosa hija de piel azabache, así que le aconsejo que se compre un perro mas manso, yo muerdo.
Khalel- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
La sonrisa de la muchacha se ensanchó al ver la actitud desafiante del esclavo. Se le veía salvaje, orgulloso, con un carácter fuerte y testarudo al máximo. Era perfecto para Pride, alguien que, tal vez, llegara a ser digno de medirse con ella y no sólo un enclenque más. Había conocido a muchas personas a lo largo de su vida y enseguida se aburría de todas ellas. Aunque debía reconocer que junto al resto de pecados se divertía, siempre había algo interesante y entretenido que hacer, alguien a quien malograr, vidas que observar y ridiculizar. Rio con total descaro ante aquella contestación que parecía pretender ofenderla, era imposible lograrlo aún debía nacer el ser vivo capaz de doblegar el ego de Soberbia. -El que parece tener cojones eres tú, pero ya veremos si lo tienes donde corresponde o acabas llevándolos por pajarita.- Dio un paso atrás para dejar que se revolviera a sus anchas y giró a mirar de nuevo a Envidia para con un leve asentimiento de cabeza confirmarle que se había decidido. Ese rudo perro iba a ser su mascota.
La pelirroja sacó un saco con monedas y se lo lanzó al vendedor. Mientras éste contaba las monedas con asombro y buscaba a tientas la llave que correspondía a los grilletes concretos de aquel hombre, el esclavo se dirigió a la romana con una frase que no melló su coraza, ni siquiera la hizo cambiar su semblante sereno y animado, a fin de cuentas estaba cumpliendo un de los caprichos de su pequeña. -Buena suerte con eso, caballero.- No hubo tono de burla cuando se refirió a él con aquel término, pues a pesar de su condición Envidia era una mujer sumamente educada y elegante, hasta que se sumía en una de sus locas bacanales y allí se desataba la locura. La joven le quitó la llave al mercante para soltar la cadena que agarraba al cachorro por el grillete del cuello y la sustituyó por una de eslabones más pequeños, pero resistentes, de plata alquímica, unida a un collar del mismo material, menos pesado y horrendo que el que ahora portaba el desconocido. A fin de cuentas, su madre era una vampiresa y sabía de la existencia de muchas razas sobrenaturales como ella, y precavida había intuido que el gusto de su hija iría a por algún cambiante o licántropo, acertando con la segunda opción. Así que otorgarle cierta ventaja en un terreno abierto era lo mejor y había venido preparada para la ocasión.
Dio un tirón de la cadena, obligándole a agacharse para quedar a su altura ya que ahora que él estaba de pie, le sacaba algo más de media cabeza. -Nos lo vamos a pasar muy bien. Al menos yo.- Y con aquella última declaración frente a curiosas y sorprendidas miradas que les observaban aún sin comprender como una negra llevaba de la correa a un esclavo, se fueron del lugar, dejaron atrás el puerto y se subieron a un carruaje que les llevaría a su mansión en las afueras, una en la que convivía con sus cinco hermanos y hermanas y pronto empezaría la diversión.
La pelirroja sacó un saco con monedas y se lo lanzó al vendedor. Mientras éste contaba las monedas con asombro y buscaba a tientas la llave que correspondía a los grilletes concretos de aquel hombre, el esclavo se dirigió a la romana con una frase que no melló su coraza, ni siquiera la hizo cambiar su semblante sereno y animado, a fin de cuentas estaba cumpliendo un de los caprichos de su pequeña. -Buena suerte con eso, caballero.- No hubo tono de burla cuando se refirió a él con aquel término, pues a pesar de su condición Envidia era una mujer sumamente educada y elegante, hasta que se sumía en una de sus locas bacanales y allí se desataba la locura. La joven le quitó la llave al mercante para soltar la cadena que agarraba al cachorro por el grillete del cuello y la sustituyó por una de eslabones más pequeños, pero resistentes, de plata alquímica, unida a un collar del mismo material, menos pesado y horrendo que el que ahora portaba el desconocido. A fin de cuentas, su madre era una vampiresa y sabía de la existencia de muchas razas sobrenaturales como ella, y precavida había intuido que el gusto de su hija iría a por algún cambiante o licántropo, acertando con la segunda opción. Así que otorgarle cierta ventaja en un terreno abierto era lo mejor y había venido preparada para la ocasión.
Dio un tirón de la cadena, obligándole a agacharse para quedar a su altura ya que ahora que él estaba de pie, le sacaba algo más de media cabeza. -Nos lo vamos a pasar muy bien. Al menos yo.- Y con aquella última declaración frente a curiosas y sorprendidas miradas que les observaban aún sin comprender como una negra llevaba de la correa a un esclavo, se fueron del lugar, dejaron atrás el puerto y se subieron a un carruaje que les llevaría a su mansión en las afueras, una en la que convivía con sus cinco hermanos y hermanas y pronto empezaría la diversión.
Pride- Esclavo
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
La madre dejó caer una bolsa de monedas en manos del esclavista. Al parecer mis palabras lejos de amedrentarlas las habían incitado a comprarme. Como no, las mujeres siempre pensaban que el látigo arreglaba los problemas con los rebeldes. En mi caso se equivocaban, podían intentar doblegarme hasta cansarse, yo jamas pediría clemencia, ni obedecería las estúpidas ordenes de una esclava convertida en señora.
Tiró de la correa para bajar mi rostro a su altura, mis ojos centellearon de ámbar frente a sus palabras, la morenita la llevaba clara y pronto se lo demostraría.
Aferraba esa cadena como si le fuera la vida en ello, tiraba de mi creyéndome un perro, mas lejos de eso era un lobo, y los lobos mordemos sin gruñir necesariamente primero.
Caminó moviendo su trasero por el puerto creyéndose la diosa del universo, su madre, una inmortal cerraba la comitiva, lo que me produjo cierta risa.
El ego de la negra no conocía parangón, pero mi rebeldía tampoco. Mis ojos se centraron en sus nalgas redondas y prietas.
-Un buen culo -aseguré antes de dar un tirón de la cadena que hizo escurrir los eslabones entre sus dedos.
Pude ver su cara de sorpresa chocar con mi ladeada sonrisa y sin que lo esperara, aun atado de las manos, me lancé por el muelle directo hacia a la salada agua.
Mi cuerpo se hundió, forcejé para romper las cadenas, mas ciertamente la aleación de la que estaban hechas era resistente, lo que me hizo gruñir porque mi plan empezaba a hacer nunca mejor dicho aguas.
Me impulsé con los pies para avanzar buceando por debajo de las gélidas aguas marítimas, con suerte podría alcanzar la otra orilla y correr. Ya me encargaría mas tarde de romper esas cadenas en alguna puta herrería.
Escuchaba los gritos en el muelle, imaginar a la tonta esa gritando con cara de fastidio que se le había escapado la mascota me causó cierto placer.
Me impulsé con mas fuerza con los pies avanzando hacia la orilla del otro lado.
Tiró de la correa para bajar mi rostro a su altura, mis ojos centellearon de ámbar frente a sus palabras, la morenita la llevaba clara y pronto se lo demostraría.
Aferraba esa cadena como si le fuera la vida en ello, tiraba de mi creyéndome un perro, mas lejos de eso era un lobo, y los lobos mordemos sin gruñir necesariamente primero.
Caminó moviendo su trasero por el puerto creyéndose la diosa del universo, su madre, una inmortal cerraba la comitiva, lo que me produjo cierta risa.
El ego de la negra no conocía parangón, pero mi rebeldía tampoco. Mis ojos se centraron en sus nalgas redondas y prietas.
-Un buen culo -aseguré antes de dar un tirón de la cadena que hizo escurrir los eslabones entre sus dedos.
Pude ver su cara de sorpresa chocar con mi ladeada sonrisa y sin que lo esperara, aun atado de las manos, me lancé por el muelle directo hacia a la salada agua.
Mi cuerpo se hundió, forcejé para romper las cadenas, mas ciertamente la aleación de la que estaban hechas era resistente, lo que me hizo gruñir porque mi plan empezaba a hacer nunca mejor dicho aguas.
Me impulsé con los pies para avanzar buceando por debajo de las gélidas aguas marítimas, con suerte podría alcanzar la otra orilla y correr. Ya me encargaría mas tarde de romper esas cadenas en alguna puta herrería.
Escuchaba los gritos en el muelle, imaginar a la tonta esa gritando con cara de fastidio que se le había escapado la mascota me causó cierto placer.
Me impulsé con mas fuerza con los pies avanzando hacia la orilla del otro lado.
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
Podía sentir el odio con el que el esclavo la miraba, igual que la lujuria que teñía aquellos orbes oscuros que no dejaban de mirarle el trasero. Más era imposible ofender a Soberbia, acostumbrada a ser objeto de deseo de tantos a lo largo de su vida y, sin embargo, aún debía nacer el hombre que le pusiera un dedo encima. Así que cuando escuchó el comentario sobre su culo, lejos de molestarse sonrió, al menos hasta que la cadena se escurrió de entre sus dedos y la obligó a fruncir su perfecto ceño. Giró rápidamente para toparse con un hombre que la observaba con una sobrada sonrisa y antes de que, alargando el brazo, pudiera agarrar de nuevo los eslabones que tenían amarrada a su mascota, ésta saltó al agua helada y embravecida que chocaba con el empedrado saliente del puerto. Los ojos de la joven se abrieron con sorpresa. -¡Estás loco!-
Fue a asomarse para intentar encontrarle, pero Envidia detuvo a la muchacha, sujetándola de los hombros. -No llegará lejos.- Y con un gesto de cabeza, la griega señaló una barca con cuatro hombres que lanzaban una red con la que atraparon al hombre. Era una red metálica, no de tela, así que escapar, maniatado como estaba y con aquellos hilos de hierro que cortaban como navajas, le resultaría imposible. La chica se cruzó de brazos con cara de desagrado, más porque le estropearan el juguete antes de poder meterle ella mano que porque el perro intentara escaparse de su amo. Aguardó con impaciencia, haciendo repicar los dedos sobre uno de sus antebrazos, con sus oscuras orbes fijas en el agua que se revolvía como si un remolino ascendiera, y es que el dichoso hombre no se daba por vencido y aún en aquellas gélidas y turbias aguas, se revolvía como si no hubiera un mañana. Lo sacaron al final y tiraron la red junto a ellas, salpicándolas de agua, cosa que a Pride no le gustó demasiado, pero ya lo pagaría con el esclavo más tarde. Se acercó al bulto enredado entre cordeles espinados y le dio un puntapié a la altura del estómago. -Así te lo pensarás dos veces antes de huir de nuevo.- La pelirroja pagó a dos mercenarios para que arrastraran la carga hasta el carruaje, visto que no podía ir a pie porque se creía un hombre libre, le enseñarían pronto cuál era su lugar y de una manera especial, al estilo de los pecados.
Tras una hora de camino en el que el baúl en el que iba su mercancía había sonado como si dentro se celebrara un concierto de pigmeos tocando los bongos, al fin llegaron a la mansión propiedad de la vampiresa, donde sin miramiento alguno y con un sencillo empujón del pie de la morena de piel, la caja de madera se estrepitó contra el suelo, rompiéndose, liberando su contenido, un lobo en forma humana y lleno de heridas que sangraban, pero que ya sanarían solas antes de recibir nuevas y expresas, perpetradas por su nueva dueña.
Fue a asomarse para intentar encontrarle, pero Envidia detuvo a la muchacha, sujetándola de los hombros. -No llegará lejos.- Y con un gesto de cabeza, la griega señaló una barca con cuatro hombres que lanzaban una red con la que atraparon al hombre. Era una red metálica, no de tela, así que escapar, maniatado como estaba y con aquellos hilos de hierro que cortaban como navajas, le resultaría imposible. La chica se cruzó de brazos con cara de desagrado, más porque le estropearan el juguete antes de poder meterle ella mano que porque el perro intentara escaparse de su amo. Aguardó con impaciencia, haciendo repicar los dedos sobre uno de sus antebrazos, con sus oscuras orbes fijas en el agua que se revolvía como si un remolino ascendiera, y es que el dichoso hombre no se daba por vencido y aún en aquellas gélidas y turbias aguas, se revolvía como si no hubiera un mañana. Lo sacaron al final y tiraron la red junto a ellas, salpicándolas de agua, cosa que a Pride no le gustó demasiado, pero ya lo pagaría con el esclavo más tarde. Se acercó al bulto enredado entre cordeles espinados y le dio un puntapié a la altura del estómago. -Así te lo pensarás dos veces antes de huir de nuevo.- La pelirroja pagó a dos mercenarios para que arrastraran la carga hasta el carruaje, visto que no podía ir a pie porque se creía un hombre libre, le enseñarían pronto cuál era su lugar y de una manera especial, al estilo de los pecados.
***
Tras una hora de camino en el que el baúl en el que iba su mercancía había sonado como si dentro se celebrara un concierto de pigmeos tocando los bongos, al fin llegaron a la mansión propiedad de la vampiresa, donde sin miramiento alguno y con un sencillo empujón del pie de la morena de piel, la caja de madera se estrepitó contra el suelo, rompiéndose, liberando su contenido, un lobo en forma humana y lleno de heridas que sangraban, pero que ya sanarían solas antes de recibir nuevas y expresas, perpetradas por su nueva dueña.
Pride- Esclavo
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Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
Nadaba hacia mi libertad cuando vi una sombra sobre el agua, enarqué una ceja, mas tarde logre reaccionar pues unas redes me dieron caza.
Gruñí intentando quitarme aquello de encima, pero los hilos eran metálicos, afilados sajaban mi piel con cada uno de mis movimientos, claro que eso no me llevó a no luchar por la libertad. Yo era un animal salvaje, un licantropo, no nací para ser esclavo y menos de esa zorra de sonrisa socarrona.
Los marineros me subieron al barco, intenté sacar una mano y darles un zarpazo pero las redes no eran lo suficientemente grandes y cada vez me sentía mas y mas furibundo lo que me llevaba a gruñir alzando mi labio superior desafiando a todo aquel que osaba tocarme.
La barca llegó nuevamente a puerto, mi libertad a la mierda por una bolsa de oro y ahora si, en vez de pasearme como un perro fueron los mismos marineros los que me llevaron hasta el carruaje metiéndome en una caja de madera que me encargué de golpear sin piedad hasta que el carro se detuvo tras una larga hora de camino.
De una patada la cajá calló rodando hasta que se rompió dejándome maltrecho en el suelo lleno de heridas, mas eso no me contuvo.
Me alcé con los ojos ámbar reactivo y lancé un bocado a la morena que le hubiera arrancado su precioso cuello de no ser porque su madre tiró de los eslabones de la correa que aun llevaba sujetando mi cuello.
Tosí por el tirón, gruñendo, mordiendo el aire desafiante.
Con la respiración agitada presa de la rabia y la furia contemplé los pardos de esa mujer que se creía una diosa y yo bajaría del Olimpo poniéndole sus pies en la tierra.
-T e mataré -mi amenaza no cayó en saco roto pues la furcia ladeó su sonrisa como si acabara de encontrar su juguete preferido y no estuviera dispuesta a soltarlo al menos de momento.
Observé la mansión que esa familia se gastaba, desde luego su poder adquisitivo era grande. Caballerizas, granero, un buen jardín y unos muros lo suficientemente altos y vigilados como para no ponerme las cosas fáciles
Claro que madre luna aun no brillaba en el cielo, cuando lo hiciera le mostraría a la morena lo que era tener un lobo entre sus piernas.
De un tirón me llevaron hacia el interior, enarqué una ceja, pensaba que me llevarían a las caballerizas o al granero ¿pero a la casa?
Gruñí intentando quitarme aquello de encima, pero los hilos eran metálicos, afilados sajaban mi piel con cada uno de mis movimientos, claro que eso no me llevó a no luchar por la libertad. Yo era un animal salvaje, un licantropo, no nací para ser esclavo y menos de esa zorra de sonrisa socarrona.
Los marineros me subieron al barco, intenté sacar una mano y darles un zarpazo pero las redes no eran lo suficientemente grandes y cada vez me sentía mas y mas furibundo lo que me llevaba a gruñir alzando mi labio superior desafiando a todo aquel que osaba tocarme.
La barca llegó nuevamente a puerto, mi libertad a la mierda por una bolsa de oro y ahora si, en vez de pasearme como un perro fueron los mismos marineros los que me llevaron hasta el carruaje metiéndome en una caja de madera que me encargué de golpear sin piedad hasta que el carro se detuvo tras una larga hora de camino.
De una patada la cajá calló rodando hasta que se rompió dejándome maltrecho en el suelo lleno de heridas, mas eso no me contuvo.
Me alcé con los ojos ámbar reactivo y lancé un bocado a la morena que le hubiera arrancado su precioso cuello de no ser porque su madre tiró de los eslabones de la correa que aun llevaba sujetando mi cuello.
Tosí por el tirón, gruñendo, mordiendo el aire desafiante.
Con la respiración agitada presa de la rabia y la furia contemplé los pardos de esa mujer que se creía una diosa y yo bajaría del Olimpo poniéndole sus pies en la tierra.
-T e mataré -mi amenaza no cayó en saco roto pues la furcia ladeó su sonrisa como si acabara de encontrar su juguete preferido y no estuviera dispuesta a soltarlo al menos de momento.
Observé la mansión que esa familia se gastaba, desde luego su poder adquisitivo era grande. Caballerizas, granero, un buen jardín y unos muros lo suficientemente altos y vigilados como para no ponerme las cosas fáciles
Claro que madre luna aun no brillaba en el cielo, cuando lo hiciera le mostraría a la morena lo que era tener un lobo entre sus piernas.
De un tirón me llevaron hacia el interior, enarqué una ceja, pensaba que me llevarían a las caballerizas o al granero ¿pero a la casa?
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
El perro intentó morder a su dueña, más la griega fue más rápida y con su fuerza sobrehumana, tiró de la cadena que aún sujetaba el cuello de la bestia. La morena sonrió con suficiencia, se sentía poderosa, dueña de un animal salvaje e indomable, o al menos eso era lo que él creía, pero pronto conocería la verdad y sabría que Soberbia siempre conseguía lo que quería. Costara lo que costara, aquel lobo suplicaría y no que le liberara, precisamente. Pero aquello estaba aún por llegar y antes habría mucha diversión por parte de los pecados, aunque Pride no era de compartir.
Le dedicó una vanidosa sonrisa al escuchar la amenaza de muerte que con ira brotó de los labios de su esclavo, lo que él no sabía era que ella vivía con Wrath, la ira personificada, y que en comparación con él, cualquier intento del licántropo sería puramente vano. -Claro, puedes intentarlo.- Respondió, antes de agarrar los eslabones de manos de Envidia, aquella vez con fuerza, sin confiarse demasiado. Aunque allí no había mar al que saltar y estaban en su terreno, uno que la muchacha se conocía como la palma de su mano, era consciente de que trataba con un monstruo acorralado.
Le llevó hacia la casa, porque quería tenerlo cerca, gozar al máximo del poder que ella poseía sobre aquel medio humano. Por dentro, la mansión era aún más espectacular que por fuera. A su madre le gustaba coleccionar rarezas, cosa que venía con su pecado, pues reliquia que veía, reliquia que quería, que deseaba tener en su casa, para admirarla por un tiempo y, al final, olvidarla. Subieron por una escalinata que se iba curvando a medida que ascendían, viéndose obligada a dar más de un tirón para que le siguiera el paso y no se embobara con los objetos o las estancias. Se detuvo frente a una de las puertas y al abrirla, lo primero que se vio fue una suntuosa cama con dosel que ocupaba casi todo lo que abarcaba la vista antes de cruzar el umbral. Ya dentro se podían observar otras cosas como un tocador, una puerta que daba a un exageradamente amplio aseo con bañera y, al otro lado, un espacio grande y vació que daba a una pared de la que colgaban más cadenas como las que mantenían ahora a ralla al perro, de plata alquímica, eslabones más gruesos y grilletes regulables. Desde el principio, la griega había estado segura de que su hija elegiría a un licántropo o un cambiante y su prisión debía ser acorde a sus condiciones de tamaño y fuerza. La morena giró sobre los talones y con un gesto de la mano, enseñó el lugar. -Bienvenido a tu nuevo hogar.- La sonrisa que portaba se ensanchó y ladeó, empezaba la diversión.
Le dedicó una vanidosa sonrisa al escuchar la amenaza de muerte que con ira brotó de los labios de su esclavo, lo que él no sabía era que ella vivía con Wrath, la ira personificada, y que en comparación con él, cualquier intento del licántropo sería puramente vano. -Claro, puedes intentarlo.- Respondió, antes de agarrar los eslabones de manos de Envidia, aquella vez con fuerza, sin confiarse demasiado. Aunque allí no había mar al que saltar y estaban en su terreno, uno que la muchacha se conocía como la palma de su mano, era consciente de que trataba con un monstruo acorralado.
Le llevó hacia la casa, porque quería tenerlo cerca, gozar al máximo del poder que ella poseía sobre aquel medio humano. Por dentro, la mansión era aún más espectacular que por fuera. A su madre le gustaba coleccionar rarezas, cosa que venía con su pecado, pues reliquia que veía, reliquia que quería, que deseaba tener en su casa, para admirarla por un tiempo y, al final, olvidarla. Subieron por una escalinata que se iba curvando a medida que ascendían, viéndose obligada a dar más de un tirón para que le siguiera el paso y no se embobara con los objetos o las estancias. Se detuvo frente a una de las puertas y al abrirla, lo primero que se vio fue una suntuosa cama con dosel que ocupaba casi todo lo que abarcaba la vista antes de cruzar el umbral. Ya dentro se podían observar otras cosas como un tocador, una puerta que daba a un exageradamente amplio aseo con bañera y, al otro lado, un espacio grande y vació que daba a una pared de la que colgaban más cadenas como las que mantenían ahora a ralla al perro, de plata alquímica, eslabones más gruesos y grilletes regulables. Desde el principio, la griega había estado segura de que su hija elegiría a un licántropo o un cambiante y su prisión debía ser acorde a sus condiciones de tamaño y fuerza. La morena giró sobre los talones y con un gesto de la mano, enseñó el lugar. -Bienvenido a tu nuevo hogar.- La sonrisa que portaba se ensanchó y ladeó, empezaba la diversión.
Pride- Esclavo
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Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
La negra con aires de grandeza tiraba de los eslabones de mi cadena con esa media sonrisa que delataba lo divertida que le estaba resultando toda esta situación.
Por contra, mis ojos ámbar centelleaban plagados de ira, no era su perro y se lo demsotraria, llegaría le momento en el que esa vampiresa que parecía su perro fiel no la protegiera y su carne humana me serviría como carnaza.
Ascendía mirando los distintos objetos antiguos que esas mujeres tenían en la mansión donde vivían, ladeé la sonrisa cuando la pasar frente a un jarrón que parecía ostentar un valor incalculable, una de esas piezas únicas que costaba adquirir lo empujé con toda la mala intención dejándolo caer y hacerse añicos en el suelo.
Mi sonrisa desafiante se pintó en mis labios ante la lúgubre mirada de la morena a la que no parecía cansarle aun mi juego.
Escaleras arriba dando giros sobre el suelo de maderos llegamos a una cámara plagada de lujos
Cama con dosel, todo recargado y como no, en la pared frontal haciendo esquina un juego de cadenas preparado para mi.
-¡Que amable! Has pensado en hacerme un hueco entre tus armarios de ropas caras -dije ocn sarcasmo.
La mujer me miraba con cara de pensar romper la vajilla entera conmigo, no disimuló en parecer buena y yo no disimulé en mostrar mis desagrado.
-¿y esclavo de que exactamente voy a ser? -pregunté acercándome al lecho. Mis garras se hundieron en su dosel y pronto desgarré la tela ante sus ojos.
-¿quizás un esclavo sexual? -dije ladeando la sonrisa de forma engreída -¿que no encuentras hombre que quiera perderse entre tus piernas? -pregunté con tono burlón.
Me extraña eres de esas que abres fácil, que te follas con rudeza pero que cuando abren la boca, no soportas.
Me acerqué a las cadenas del rincón alzando los brazos para facilitar las cosas a la morena.
-Me escaparé, da igual cuan encadenado creas tenerme, no será por mucho tiempo, nunca lo es.
Desafiantes mis ámbar centellearon, me relamí los labios contemplándola.
-¿sabes? Los lobos no ladramos antes de morder.
Por contra, mis ojos ámbar centelleaban plagados de ira, no era su perro y se lo demsotraria, llegaría le momento en el que esa vampiresa que parecía su perro fiel no la protegiera y su carne humana me serviría como carnaza.
Ascendía mirando los distintos objetos antiguos que esas mujeres tenían en la mansión donde vivían, ladeé la sonrisa cuando la pasar frente a un jarrón que parecía ostentar un valor incalculable, una de esas piezas únicas que costaba adquirir lo empujé con toda la mala intención dejándolo caer y hacerse añicos en el suelo.
Mi sonrisa desafiante se pintó en mis labios ante la lúgubre mirada de la morena a la que no parecía cansarle aun mi juego.
Escaleras arriba dando giros sobre el suelo de maderos llegamos a una cámara plagada de lujos
Cama con dosel, todo recargado y como no, en la pared frontal haciendo esquina un juego de cadenas preparado para mi.
-¡Que amable! Has pensado en hacerme un hueco entre tus armarios de ropas caras -dije ocn sarcasmo.
La mujer me miraba con cara de pensar romper la vajilla entera conmigo, no disimuló en parecer buena y yo no disimulé en mostrar mis desagrado.
-¿y esclavo de que exactamente voy a ser? -pregunté acercándome al lecho. Mis garras se hundieron en su dosel y pronto desgarré la tela ante sus ojos.
-¿quizás un esclavo sexual? -dije ladeando la sonrisa de forma engreída -¿que no encuentras hombre que quiera perderse entre tus piernas? -pregunté con tono burlón.
Me extraña eres de esas que abres fácil, que te follas con rudeza pero que cuando abren la boca, no soportas.
Me acerqué a las cadenas del rincón alzando los brazos para facilitar las cosas a la morena.
-Me escaparé, da igual cuan encadenado creas tenerme, no será por mucho tiempo, nunca lo es.
Desafiantes mis ámbar centellearon, me relamí los labios contemplándola.
-¿sabes? Los lobos no ladramos antes de morder.
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
El que rompiera un jarrón no le podría haber importado menos y Envidia ya no estaba con ellos, se había retirado a descansa en el salón, junto a la chimenea, aquella que le recordaba el calor que su cuerpo había perdido y una vez tuvo.
Dejó que el lobo mirara la estancia, sonriendo ante el comentario sarcástico, pareciéndole adorable que lo intentara siquiera. Estaba claro que buscaba sacarla de sus casillas, hacerla rabiar, pero no lo conseguiría, no con tretas absurdas e infantiles como aquellas. Alzó una de sus cejas al verle rasgar la tela del dosel y chasqueó la lengua, antes de reír al escuchar la siguiente pregunta. -Eso te encantaría, ¿verdad?- Asomó de nuevo su naturaleza soberbia, ensalzada, presumida, vanidosa. Podía ver más que odio en los orbes dorados de aquel esclavo, por mucho que pintara su carácter de salvaje, la deseaba como todos los otros hombres del planeta. Y la perorata de tonterías que el preso soltó a continuación, no hizo sino hacer sentir aún más orgullosa al pecado. Y no se calló en cantar sus propios logros y cantar al moreno las alabanzas de las que era merecedora. -No te equivoques, cachorrito. Aún no ha nacido ser vivo que merezca tocarme, menos aún del modo en que dices.- Pride estaba impoluta, seguía siendo, a pesar del ego que cargaba consigo, virgen en el aspecto regio de la palabra. Con su carácter, nunca la quiso ningún hombre en la tribu y cuando sus padres fallecieron y el resto de la aldea la vendió a los esclavistas, les dijeron de su pureza para subir el precio. Así mismo, en el mercado donde la pusieron a la venta, el hecho de su virginidad no pasó desapercibido, pero al cruzarse la griega en su camino, ningún viejo le puso la mano encima a la morena e intacta seguía al día de hoy, protegida bajo la custodia del resto de pecados, aunque alejada siempre de lujuria, pues ella era demasiada tentación para un hombre como él.
Aprovechó que su perro estaba sumiso para colocarle los grilletes especiales, mas al escuchar el comentario, dio dos pasos hacia atrás. Era engreída, pero no tonta. Bien sabía que si la mordía un licántropo, podía ser convertida y ella no deseaba eso. ¿Convertirse en un horrendo chucho sarnoso tres noches al mes? De eso nada, Dios la librase. Esperaría al apogeo de su belleza y, entonces y no antes, le pediría a Envidia que la inmortalizase para siempre.
-¿Qué cosas puedes o sabes hacer?- Si la iba a entretener, quería saber con qué y, también buscaba averiguar sus debilidades, pues cuanto más difícil se lo pusiera, más se divertiría ella. Se acercó un momento a la puerta e hizo sonar una campanita, por lo que a los pocos segundos tenía a alguien del servicio frente a ella. Le dio una orden en un susurro y cerró de nuevo, regresando la atención a su juguete. -Espero que te guste la carne poco hecha.- Le dedicó una radiante sonrisa que, contrastando sus perlados dientes con el tono oscuro de su piel, aún a hacían resaltar y ver más hermosa.
Dejó que el lobo mirara la estancia, sonriendo ante el comentario sarcástico, pareciéndole adorable que lo intentara siquiera. Estaba claro que buscaba sacarla de sus casillas, hacerla rabiar, pero no lo conseguiría, no con tretas absurdas e infantiles como aquellas. Alzó una de sus cejas al verle rasgar la tela del dosel y chasqueó la lengua, antes de reír al escuchar la siguiente pregunta. -Eso te encantaría, ¿verdad?- Asomó de nuevo su naturaleza soberbia, ensalzada, presumida, vanidosa. Podía ver más que odio en los orbes dorados de aquel esclavo, por mucho que pintara su carácter de salvaje, la deseaba como todos los otros hombres del planeta. Y la perorata de tonterías que el preso soltó a continuación, no hizo sino hacer sentir aún más orgullosa al pecado. Y no se calló en cantar sus propios logros y cantar al moreno las alabanzas de las que era merecedora. -No te equivoques, cachorrito. Aún no ha nacido ser vivo que merezca tocarme, menos aún del modo en que dices.- Pride estaba impoluta, seguía siendo, a pesar del ego que cargaba consigo, virgen en el aspecto regio de la palabra. Con su carácter, nunca la quiso ningún hombre en la tribu y cuando sus padres fallecieron y el resto de la aldea la vendió a los esclavistas, les dijeron de su pureza para subir el precio. Así mismo, en el mercado donde la pusieron a la venta, el hecho de su virginidad no pasó desapercibido, pero al cruzarse la griega en su camino, ningún viejo le puso la mano encima a la morena e intacta seguía al día de hoy, protegida bajo la custodia del resto de pecados, aunque alejada siempre de lujuria, pues ella era demasiada tentación para un hombre como él.
Aprovechó que su perro estaba sumiso para colocarle los grilletes especiales, mas al escuchar el comentario, dio dos pasos hacia atrás. Era engreída, pero no tonta. Bien sabía que si la mordía un licántropo, podía ser convertida y ella no deseaba eso. ¿Convertirse en un horrendo chucho sarnoso tres noches al mes? De eso nada, Dios la librase. Esperaría al apogeo de su belleza y, entonces y no antes, le pediría a Envidia que la inmortalizase para siempre.
-¿Qué cosas puedes o sabes hacer?- Si la iba a entretener, quería saber con qué y, también buscaba averiguar sus debilidades, pues cuanto más difícil se lo pusiera, más se divertiría ella. Se acercó un momento a la puerta e hizo sonar una campanita, por lo que a los pocos segundos tenía a alguien del servicio frente a ella. Le dio una orden en un susurro y cerró de nuevo, regresando la atención a su juguete. -Espero que te guste la carne poco hecha.- Le dedicó una radiante sonrisa que, contrastando sus perlados dientes con el tono oscuro de su piel, aún a hacían resaltar y ver más hermosa.
Pride- Esclavo
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Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
¿Que se hacer? Ladeé la sonrisa contemplando a esa mujer que aseguraba ser pura.
-¿para que me has comprado? - Pregunté sin despegar mis ambar de sus pardos.
En esta ocasión estaba bastante desorientado, francamente cada vez que había sido comprado, cada vez que me habían puesto un collar a manos de distinto dueño, siempre habían tenido una finalidad. Usarme como guerrero en peleas clandestinas, ser un rastreador o acompañar a un cazador como apoyo, pero esto se salia de toda razón.
-¿que esperas de mi? -pregunté sin dejar de observarla.
No obtuve respuesta, quisiera lo que quisiera no importaba, escaparía con la presencia de la dama blanca coronando el cielo, una parte de mi quería corromper su inmaculada piel oscura, traspasarle la maldición para que esos humos que se gastaba tuvieran una razón de ser, hoy solo era una humana caprichosa y engreída.
La puerta se abrió, una bandeja con carne medio cruda fue el previsible plato que la negra eligió como menú para mi.
Su pregunta me forzó a ladear la sonrisa tirando de las cadenas par recordarle que mis manos seguían presas.
-¿me lo vas a dar? -pregunté relamiendome los labios con cierta diversión – la esclava ¿me darás de comer?
Le recordé lo que era, un puta esclava como yo, sus aires de grandeza sobraban en aquella habitación.
-Esto va a ser muy aburrido, ya sabes, tu me atas y sonríes al verme preso, pero francamente, creo que no soy una buena decoración.
Te voy a dar una puta oportunidad, sueltame, dame la libertad y te aseguro que no correrás ningún peligro, me iré sin mas, pero si tu por contra, persistes en esta puta actitud que te gastas, te morderé, seras una perra, mi perra con suerte, no todos pasan la dura tranformacion y tu tienes pinta de ser bastante enclenque.
¿Hay trato morenita? -pegunté con una ladeada sonrisa.
La negra seguía desafiándome con el plato reposando obre sus manos.
-tengo hambre, dame de comer, se negocia mejor con el estomago lleno ¿no crees?
-¿para que me has comprado? - Pregunté sin despegar mis ambar de sus pardos.
En esta ocasión estaba bastante desorientado, francamente cada vez que había sido comprado, cada vez que me habían puesto un collar a manos de distinto dueño, siempre habían tenido una finalidad. Usarme como guerrero en peleas clandestinas, ser un rastreador o acompañar a un cazador como apoyo, pero esto se salia de toda razón.
-¿que esperas de mi? -pregunté sin dejar de observarla.
No obtuve respuesta, quisiera lo que quisiera no importaba, escaparía con la presencia de la dama blanca coronando el cielo, una parte de mi quería corromper su inmaculada piel oscura, traspasarle la maldición para que esos humos que se gastaba tuvieran una razón de ser, hoy solo era una humana caprichosa y engreída.
La puerta se abrió, una bandeja con carne medio cruda fue el previsible plato que la negra eligió como menú para mi.
Su pregunta me forzó a ladear la sonrisa tirando de las cadenas par recordarle que mis manos seguían presas.
-¿me lo vas a dar? -pregunté relamiendome los labios con cierta diversión – la esclava ¿me darás de comer?
Le recordé lo que era, un puta esclava como yo, sus aires de grandeza sobraban en aquella habitación.
-Esto va a ser muy aburrido, ya sabes, tu me atas y sonríes al verme preso, pero francamente, creo que no soy una buena decoración.
Te voy a dar una puta oportunidad, sueltame, dame la libertad y te aseguro que no correrás ningún peligro, me iré sin mas, pero si tu por contra, persistes en esta puta actitud que te gastas, te morderé, seras una perra, mi perra con suerte, no todos pasan la dura tranformacion y tu tienes pinta de ser bastante enclenque.
¿Hay trato morenita? -pegunté con una ladeada sonrisa.
La negra seguía desafiándome con el plato reposando obre sus manos.
-tengo hambre, dame de comer, se negocia mejor con el estomago lleno ¿no crees?
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
Estaba claro que el desafío corría por las venas de aquel hombre, de aquel mutante. Pride conocía bien a las razas, convivía con ellas, no le eran ajenas en lo más mínimo y era consciente de su fuerza sobrehumana, su longevidad, los poderes que poseían. Pero también sabía de sus flaquezas, debilidades y miedos. Los vampiros le temían a la luz del sol, los licántropos, por mucho que se empeñaran en negarlo, le temían a la luna. Porque cuando la mujer de blanco salía a pasear de noche, ellos perdían mucho más que su forma, se perdían a ellos mismos, su cordura.
Sonrió ante el descaro del lobo cuando entraron la bandeja con carne y la muchacha se sentó al borde de la cama. Le observó con detenimiento mientras ella se descalzaba y él se relamía, tirando de las cadenas. -No puedo leerte la mente, pero estoy segura que sé en lo que piensas.- Comentó al dejar caer el alimento al suelo y pasar por encima su pie derecho, presionando la carne que poco a poco iba liberando algo de sangre. -Quieres violarme, como muchos otros hombres lo quisieron antes. Sin embargo, sigo inmaculada, ¿no te dice eso algo?- Pellizcó uno de los filetes con el dedo gordo y el contiguo, estaba tibia, y aunque algo viscosa, la sensación era agradable. -Quieres morderme.- Afiló la mirada, sin perder su sonrisa llena de superioridad, mientras el esclavo se revolvía con los grilletes quemando sus muñecas. -Y no porque pienses que no aguantaré la transformación, el dolor... Sino porque te excita la idea de someterme. Ese “tal vez mi perra” es una fantasía que has creado enseguida en tu cabeza, me deseas postrar a tus pies, abrirme de piernas y montarme como el animal salvaje que eres.- Se levantó, dejando caer todo su peso sobre los trozos de carne cuyo reguero de plasma llegó hasta la posición actual del licántropo. -Pero eso no ocurrirá hoy, ni mañana, ni nunca.- Su sonrisa se ensanchó al bajar de un pequeño salto. Se agachó a tomar un filete con dos dedos y lo lanzó contra el hombre, dándole en el pecho con él, salpicando antes de caer al suelo, porque obviamente él se negó a cogerlo al vuelo. Le faltaba entrenamiento. -Sin embargo, la idea de que lo intentes me fascina. Tal vez así desaparezca esta aburrida monotonía.-
Señaló con su pie la comida, viéndose como una linfa color carmesí se dibujaba como un pequeño río que ramificaba desde el empeine hasta los dedos y goteaba luego en las maderas que cubrían el suelo. -Ahora llegas, así que come.-
Sonrió ante el descaro del lobo cuando entraron la bandeja con carne y la muchacha se sentó al borde de la cama. Le observó con detenimiento mientras ella se descalzaba y él se relamía, tirando de las cadenas. -No puedo leerte la mente, pero estoy segura que sé en lo que piensas.- Comentó al dejar caer el alimento al suelo y pasar por encima su pie derecho, presionando la carne que poco a poco iba liberando algo de sangre. -Quieres violarme, como muchos otros hombres lo quisieron antes. Sin embargo, sigo inmaculada, ¿no te dice eso algo?- Pellizcó uno de los filetes con el dedo gordo y el contiguo, estaba tibia, y aunque algo viscosa, la sensación era agradable. -Quieres morderme.- Afiló la mirada, sin perder su sonrisa llena de superioridad, mientras el esclavo se revolvía con los grilletes quemando sus muñecas. -Y no porque pienses que no aguantaré la transformación, el dolor... Sino porque te excita la idea de someterme. Ese “tal vez mi perra” es una fantasía que has creado enseguida en tu cabeza, me deseas postrar a tus pies, abrirme de piernas y montarme como el animal salvaje que eres.- Se levantó, dejando caer todo su peso sobre los trozos de carne cuyo reguero de plasma llegó hasta la posición actual del licántropo. -Pero eso no ocurrirá hoy, ni mañana, ni nunca.- Su sonrisa se ensanchó al bajar de un pequeño salto. Se agachó a tomar un filete con dos dedos y lo lanzó contra el hombre, dándole en el pecho con él, salpicando antes de caer al suelo, porque obviamente él se negó a cogerlo al vuelo. Le faltaba entrenamiento. -Sin embargo, la idea de que lo intentes me fascina. Tal vez así desaparezca esta aburrida monotonía.-
Señaló con su pie la comida, viéndose como una linfa color carmesí se dibujaba como un pequeño río que ramificaba desde el empeine hasta los dedos y goteaba luego en las maderas que cubrían el suelo. -Ahora llegas, así que come.-
Pride- Esclavo
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Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
Ladeé la sonrisa de forma engreída, sus palabras retumbaban en mis oídos y no podía negar que no le faltaba razón, la idea de montarla como la bestia que era me excitaba de sobremanera y no por el hecho de que fuera una mujer de curvas perfectas, si no porque yo quería someterla, quitarle ese ego que se gastaba a fuerza de embestidas.
Me excitaba la idea de escucharla suplicar que me detuviera cuando mi verga dentro de ella la desgarrara, aunque la idea de darle placer y escucharla gemir pidiéndome mas era tentadora.
La vi dejar caer la carne al suelo, seguía provocandome sin dejar de mirarme con esos ojos pardos.
Descalza sonrió de medio lado antes de pisar la carne logrando que su jugo se escurriera por el suelo despacio. Contra mas la pisaba sus palabras iban tomando mas intensidad, aseguraba que por mas que deseara morderla eso no iba a pasar.
-¿Estas segura? Creo que te equivocas, me tienes miedo -aseguré desafiante cuando de una patada me lanzó el trozo de carne que impactó en mi pecho antes de caer al suelo -me temes por eso no te acercas a mi. Sabes que en el momento que tu carne, tierna y oscura se orilla contra mi cuerpo corres el riesgo de que mis colmillos se hundan en tu tez. Dolor, temblor, frio y luego calor, temblaras, gruñirás, jadearas -aseguré preso de la excitación de imaginar mis propias palabras causando estragos en su cuerpo -caerás al suelo entre gemidos, notaras como tu cuerpo se quiebra, el dolor atenazará tus músculos, se quebraran tus entrañas...y al final te romperás en pedazos para reconstruirte después.
Cuando despiertes siendo una bestia, solo podrás desear una cosa, dos quizás y una será que te tomé con tanta saña que aullaras a nuestra madre suplicante.
Le pegué una patada a la carne devolviéndosela hasta que chocó contra su pie.
-Come tu del suelo, así vas a acostumbrándote – dije lanzandole un mordisco que por supuesto no podía convertirla, mas si se acercaba le mostraría como mis palabras se convertían en la mas absoluta de las verdades.
Podía ver el fuego de la ira reflejada en sus ojos, algo me decía que no estaba acostumbrada a que la desafiaran y plantaran cara.
Las cadenas de plata quemaban mi piel, dolía con cada tirón que daba, pero mi orgullo no me permitía quejarme, solo gruñir esperando el momento en que madre luna me diera el poder necesario para morderla.
Me excitaba la idea de escucharla suplicar que me detuviera cuando mi verga dentro de ella la desgarrara, aunque la idea de darle placer y escucharla gemir pidiéndome mas era tentadora.
La vi dejar caer la carne al suelo, seguía provocandome sin dejar de mirarme con esos ojos pardos.
Descalza sonrió de medio lado antes de pisar la carne logrando que su jugo se escurriera por el suelo despacio. Contra mas la pisaba sus palabras iban tomando mas intensidad, aseguraba que por mas que deseara morderla eso no iba a pasar.
-¿Estas segura? Creo que te equivocas, me tienes miedo -aseguré desafiante cuando de una patada me lanzó el trozo de carne que impactó en mi pecho antes de caer al suelo -me temes por eso no te acercas a mi. Sabes que en el momento que tu carne, tierna y oscura se orilla contra mi cuerpo corres el riesgo de que mis colmillos se hundan en tu tez. Dolor, temblor, frio y luego calor, temblaras, gruñirás, jadearas -aseguré preso de la excitación de imaginar mis propias palabras causando estragos en su cuerpo -caerás al suelo entre gemidos, notaras como tu cuerpo se quiebra, el dolor atenazará tus músculos, se quebraran tus entrañas...y al final te romperás en pedazos para reconstruirte después.
Cuando despiertes siendo una bestia, solo podrás desear una cosa, dos quizás y una será que te tomé con tanta saña que aullaras a nuestra madre suplicante.
Le pegué una patada a la carne devolviéndosela hasta que chocó contra su pie.
-Come tu del suelo, así vas a acostumbrándote – dije lanzandole un mordisco que por supuesto no podía convertirla, mas si se acercaba le mostraría como mis palabras se convertían en la mas absoluta de las verdades.
Podía ver el fuego de la ira reflejada en sus ojos, algo me decía que no estaba acostumbrada a que la desafiaran y plantaran cara.
Las cadenas de plata quemaban mi piel, dolía con cada tirón que daba, pero mi orgullo no me permitía quejarme, solo gruñir esperando el momento en que madre luna me diera el poder necesario para morderla.
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
El descaro con el que el perro le respondía era algo que a Pride le encantaba. Ella se alimentaba de reacciones así, no sólo era Soberbia por sí misma, sino por provocarla en los demás, por enaltecer egos que luego quebraba. Inspiró profundamente, como si tragara el orgullo que había en el ambiente y con él se recargara de energía. Sonrió ladina con cada palabra, cada mirada desafiante y con los tirones de cadenas que, claramente, abrasaban la piel del lobo.
Vio el recorrido del filete antes de topar con su pie, el cual alzó y sacudió, haciendo que la sangre salpicara hacia delante, al hombre que tenía en frente. -No te tengo miedo.- En forma humana no tenía peligro de ser convertida, sólo en su forma lycana podía morderla y traspasarle la maldición. Y a pesar de su aspecto, había doblegado cientos de humanos a su voluntad con anterioridad. La fuerza sobrehumana era su única ventaja y amarrado como estaba, poco podría hacerle. Se aproximó a él hasta que sólo con extender el brazo, pudiera tocarle. -¿Lo ves?- Amplió la sonrisa, llena vanidad, mostrando sus perlados dientes, perfectos, como todo en ella, desde los bucles formados por sus cabellos hasta la silueta que dibujaban sus tobillos. Era consciente de la avaricia que levantaba, de la lujuria que acrecentaba, del odio que hacía sentir, del hambre que despertaba y de la envidia que creaba. Excepto por la pereza, todos los pecados la adoraban, la rodeaban, la hacían ser mejor.
Él estaba amarrado y, en realidad, sólo podría alcanzarla con las piernas, pues el resto de su cuerpo, preso de los grilletes, no podía estirarse tanto como para rozarla siquiera. Aguardó unos segundos, convencida de que el cachorro soltaría alguna otra tontería, algo indebido, un motivo para reclamarle respeto, educación. Y así lo hizo, en cuanto el moreno abrió la boca para decir una de sus barbaridades, sin pensárselo dos veces, le cruzó la cara con el dorso de la mano, sin importarle cortar la mejilla ajena con el anillo que portaba, cuya piedra quedó manchada de sangre. La observó con el ceño fruncido y pasó la lengua para limpiarla, recogiendo los restos con la humedad de su saliva y luego tragar la linfa. -Controla esa boca, chucho.- En todo aquel tiempo no le había preguntado si tenía nombre, aunque tampoco importaba demasiado si lo poseía, ella dudaba usarlo alguna vez en su vida. Era su esclavo, su mascota, y aunque muchos animales eran bautizados, un salvaje como él no lo necesitaba.
Vio el recorrido del filete antes de topar con su pie, el cual alzó y sacudió, haciendo que la sangre salpicara hacia delante, al hombre que tenía en frente. -No te tengo miedo.- En forma humana no tenía peligro de ser convertida, sólo en su forma lycana podía morderla y traspasarle la maldición. Y a pesar de su aspecto, había doblegado cientos de humanos a su voluntad con anterioridad. La fuerza sobrehumana era su única ventaja y amarrado como estaba, poco podría hacerle. Se aproximó a él hasta que sólo con extender el brazo, pudiera tocarle. -¿Lo ves?- Amplió la sonrisa, llena vanidad, mostrando sus perlados dientes, perfectos, como todo en ella, desde los bucles formados por sus cabellos hasta la silueta que dibujaban sus tobillos. Era consciente de la avaricia que levantaba, de la lujuria que acrecentaba, del odio que hacía sentir, del hambre que despertaba y de la envidia que creaba. Excepto por la pereza, todos los pecados la adoraban, la rodeaban, la hacían ser mejor.
Él estaba amarrado y, en realidad, sólo podría alcanzarla con las piernas, pues el resto de su cuerpo, preso de los grilletes, no podía estirarse tanto como para rozarla siquiera. Aguardó unos segundos, convencida de que el cachorro soltaría alguna otra tontería, algo indebido, un motivo para reclamarle respeto, educación. Y así lo hizo, en cuanto el moreno abrió la boca para decir una de sus barbaridades, sin pensárselo dos veces, le cruzó la cara con el dorso de la mano, sin importarle cortar la mejilla ajena con el anillo que portaba, cuya piedra quedó manchada de sangre. La observó con el ceño fruncido y pasó la lengua para limpiarla, recogiendo los restos con la humedad de su saliva y luego tragar la linfa. -Controla esa boca, chucho.- En todo aquel tiempo no le había preguntado si tenía nombre, aunque tampoco importaba demasiado si lo poseía, ella dudaba usarlo alguna vez en su vida. Era su esclavo, su mascota, y aunque muchos animales eran bautizados, un salvaje como él no lo necesitaba.
Pride- Esclavo
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Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
La negra tenia un par de ovarios, esos que uso para acercarse a mi con el semblante mas orgulloso que pudo poner.
Su pelo azabache caía formando salvajes ondas que enmarcaban su rostro, fije mis ojos en esos labios, su inferior creaba una media luna jugosa, deliciosa y oscura.
Me relamí contemplándola con aire engreído.
-No me tienes miedo -repetí como si me importara una mierda lo que dijera -demuéstramelo cuando la dama blanca corone el cielo.
Me eché a reír desafiándola, mas en ese instante me cruzó la cara como si fuera dueña y señora del hombre que tenia encadenado en su cuarto, aun no sabia esa mujer lo equivocada que estaba.
Sentí la cálida sangre resbalar por mi mejilla, elevé la mirada ámbar radioactiva hundiéndola en sus intensos pardos.
Mi sonrisa se ladeó al verla relamer la sangre propia de su anillo.
no te tengo miedo -aseguré estallando en carcajadas mientras la herida de mi mejilla cerraba con una rapidez inusitada dada mi naturaleza licana.
No sabia exactamente que pretendía hacer conmigo esa mujer, lo que si sabia es que no iba a poder retenerme demasiado tiempo.
Estaba lo suficiente lejos como para no poder morderla y aun pudiendo no le podría pasar la maldición si la luna no brillaba.
Enganché mis brazos a las cadenas con fuerza sujetándome en ellas y con rapidez estiré mis piernas hasta enredarlas con rudeza en su cintura.
La escuché jadear ante aquel acto que no esperaba y que la pilló por sorpresa, pero es lo que sucede cuando juegas con animales salvajes.
Estrangulé su cuerpo con ellas centrando mis ámbar en ella.
La negra era incapaz de respirar, jadeaba revolviéndose, intentando zafarse de mi agarre pero mi fuerza sobrenatural no le daba tregua.
-Suplica que te suelte o no saldrás de esta habitación con vida.
Quería doblegarla, me excitaba la idea de escucharla suplicar, caer a cuatro patas ante mi.
Su tono mas oscuro iba palideciendo por la falta de oxigeno, sus piernas temblaban, débil sus ojos se enturbiaban.
-¿ahora me temes? -pregunté sin aflojar mi agarre.
Su pelo azabache caía formando salvajes ondas que enmarcaban su rostro, fije mis ojos en esos labios, su inferior creaba una media luna jugosa, deliciosa y oscura.
Me relamí contemplándola con aire engreído.
-No me tienes miedo -repetí como si me importara una mierda lo que dijera -demuéstramelo cuando la dama blanca corone el cielo.
Me eché a reír desafiándola, mas en ese instante me cruzó la cara como si fuera dueña y señora del hombre que tenia encadenado en su cuarto, aun no sabia esa mujer lo equivocada que estaba.
Sentí la cálida sangre resbalar por mi mejilla, elevé la mirada ámbar radioactiva hundiéndola en sus intensos pardos.
Mi sonrisa se ladeó al verla relamer la sangre propia de su anillo.
no te tengo miedo -aseguré estallando en carcajadas mientras la herida de mi mejilla cerraba con una rapidez inusitada dada mi naturaleza licana.
No sabia exactamente que pretendía hacer conmigo esa mujer, lo que si sabia es que no iba a poder retenerme demasiado tiempo.
Estaba lo suficiente lejos como para no poder morderla y aun pudiendo no le podría pasar la maldición si la luna no brillaba.
Enganché mis brazos a las cadenas con fuerza sujetándome en ellas y con rapidez estiré mis piernas hasta enredarlas con rudeza en su cintura.
La escuché jadear ante aquel acto que no esperaba y que la pilló por sorpresa, pero es lo que sucede cuando juegas con animales salvajes.
Estrangulé su cuerpo con ellas centrando mis ámbar en ella.
La negra era incapaz de respirar, jadeaba revolviéndose, intentando zafarse de mi agarre pero mi fuerza sobrenatural no le daba tregua.
-Suplica que te suelte o no saldrás de esta habitación con vida.
Quería doblegarla, me excitaba la idea de escucharla suplicar, caer a cuatro patas ante mi.
Su tono mas oscuro iba palideciendo por la falta de oxigeno, sus piernas temblaban, débil sus ojos se enturbiaban.
-¿ahora me temes? -pregunté sin aflojar mi agarre.
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
El ver la herida sanar tan rápido no hizo que la morena cambiara su semblante, no era la primera vez que veía algo parecido, vivía rodeada de monstruos como él, peores incluso, como su tío Wrath, así que un cachorro rebelde no le haría temblar el pulso. Su ego era mayor que cualquier insulto que él le pudiera lanzar. Llevaba toda su vida sabiendo lo que valía, que era mejor que los demás, así que nada minaría su autoestima, menos aún un perro sarnoso.
Le observó agarrarse de las cadenas, intentando adivinar lo que pretendía. Si lo que quería era soltarse, no iba a poder, era plata alquímica y ni en su forma de licántropo lograría romperlas. Mas poco tardó en descubrir que aquellas no eran sus intenciones, pero sin poder reaccionar fue atrapada por aquellas fuertes piernas. Estaba segura de que ni siquiera estaba usando la mitad de su potencial cuando la estrangulaba con ellas, pero fue suficiente para que, con el propio peso del hombre y la inercia, ella se fuera de rodillas al suelo. Sentía dolor y por la altura en la que se ejercía la presión, empezaba hasta costarle respirar. Si se lo propusiera, podía fracturarle las costillas y que estas perforasen sus pulmones.
Había subestimado al lobo y podía pagarlo muy caro. Arañó las piernas ajenas, pero llevaba pantalones y sus uñas no lograron traspasar la tela. Le golpeó con el codo en una de las espinillas y, al final, ya desesperada se le ocurrió algo, aunque cada vez le resultaba más difícil moverse o hacer nada siquiera. Reunió todas las fuerzas que le quedaban y con el puño cerrado golpeó la entrepierna foránea. Por muy sobrenatural que fuera, esa era una zona sensible para cualquier ser vivo, de eso no tenía duda y, aprovechando el breve instante de debilidad que con ello logró, se deshizo del agarre ajeno al empujarse de una fuerte patada contra la pared, usando sin haberlo previsto siquiera, la sangre para deslizarse hasta topar con la cama, ya lejos del alcance del perro con malas pulgas. Se llevó una mano al pecho y con el otro brazo se rodeó el costillar. Intentaba recuperar el aliento y aliviar el dolor que le punzaba en los costados y penetraba hasta sus pulmones. ¿Le habría astillado alguna costilla? ¿Fracturado huesos?
Esta vez fue ella la que gruñó y no la bestia, mirándole desafiante, porque, aunque aún maltrecha y casi sin poder moverse, no le había logrado arrancar una súplica y aquello era una victoria para la soberbia. Le dedicó una sonrisa ladina, momento en el que notó un leve sabor extraño en la boca y al llevarse los dedos a los labios, vio que las yemas se manchaban de color carmín. Algo no estaba bien…
Le observó agarrarse de las cadenas, intentando adivinar lo que pretendía. Si lo que quería era soltarse, no iba a poder, era plata alquímica y ni en su forma de licántropo lograría romperlas. Mas poco tardó en descubrir que aquellas no eran sus intenciones, pero sin poder reaccionar fue atrapada por aquellas fuertes piernas. Estaba segura de que ni siquiera estaba usando la mitad de su potencial cuando la estrangulaba con ellas, pero fue suficiente para que, con el propio peso del hombre y la inercia, ella se fuera de rodillas al suelo. Sentía dolor y por la altura en la que se ejercía la presión, empezaba hasta costarle respirar. Si se lo propusiera, podía fracturarle las costillas y que estas perforasen sus pulmones.
Había subestimado al lobo y podía pagarlo muy caro. Arañó las piernas ajenas, pero llevaba pantalones y sus uñas no lograron traspasar la tela. Le golpeó con el codo en una de las espinillas y, al final, ya desesperada se le ocurrió algo, aunque cada vez le resultaba más difícil moverse o hacer nada siquiera. Reunió todas las fuerzas que le quedaban y con el puño cerrado golpeó la entrepierna foránea. Por muy sobrenatural que fuera, esa era una zona sensible para cualquier ser vivo, de eso no tenía duda y, aprovechando el breve instante de debilidad que con ello logró, se deshizo del agarre ajeno al empujarse de una fuerte patada contra la pared, usando sin haberlo previsto siquiera, la sangre para deslizarse hasta topar con la cama, ya lejos del alcance del perro con malas pulgas. Se llevó una mano al pecho y con el otro brazo se rodeó el costillar. Intentaba recuperar el aliento y aliviar el dolor que le punzaba en los costados y penetraba hasta sus pulmones. ¿Le habría astillado alguna costilla? ¿Fracturado huesos?
Esta vez fue ella la que gruñó y no la bestia, mirándole desafiante, porque, aunque aún maltrecha y casi sin poder moverse, no le había logrado arrancar una súplica y aquello era una victoria para la soberbia. Le dedicó una sonrisa ladina, momento en el que notó un leve sabor extraño en la boca y al llevarse los dedos a los labios, vio que las yemas se manchaban de color carmín. Algo no estaba bien…
Pride- Esclavo
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Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
La negra se revolvió con fiereza tratando sin éxito de arañarme las piernas, era tan fácil como pedirlo dejar escapar por esa preciosa boca un por favor que ni de lejos llegó.
Empezaba a ponerse azul cuando me dio un puñetazo en los huevos, rugí, mis piernas flojearon un momento, tiempo que esta escapó para escapar gateando desesperada hasta los pies de su lecho.
Alzó la cabeza para enfrentar mis ámbar, mi sonrisa ladeada delataba que aun habiendo escapado sin suplicar le había hecho temerme y eso era algo que tenia que aprender.
-Ve y que te curen -ordené al ver que de sus labios emergía sangre.
Podía ver la ira reflejada en su intensa mirada, pero sabia sobradamente que tenia razón, como era consciente seguramente de que la hubiera podido matar de desearlo.
Mis piernas tenían la fuerza suficiente como para estrangularla, no lo había hecho porque en parte admiraba el orgullo que esa mujer albergaba.
Siempre me gustaron las mujeres que tenían huevos para enfrentar a un ser de la noche.
Me relamí los labios contemplándola, esperando su reacción, creo que de poder ella también acabaría conmigo, el tema es que se quedaría sin su nuevo juguete y dudaba que eso fuera lo que quisiese.
La vi salir de la habitación, le costaba mantenerse en pie, peor sabia volvería nueva pues su madre ea una vampiresa, con unas Gotas de su sangre bastaría para arreglar el desperfecto causado por mi soberbia.
Regreso tiempo después con esa particular sonrisa que se gastaba, algo me decía que ahora empezaba el verdadero duelo de egos.
Ella se había dado cuenta de lo que yo le recordé. Que un lobo sin cabeza también puede morder.
-Hola princesita ¿vienes a darme las buenas noches y un besito para que me duerma? -dije con sorna.
La puerta se cerró a sus espaldas, supongo que eso indicaba que empezaba la fiesta.
Volví a afianzar con mis manos las cadenas, mi mirada se hundió en la ajena.
-¿vienes?
Empezaba a ponerse azul cuando me dio un puñetazo en los huevos, rugí, mis piernas flojearon un momento, tiempo que esta escapó para escapar gateando desesperada hasta los pies de su lecho.
Alzó la cabeza para enfrentar mis ámbar, mi sonrisa ladeada delataba que aun habiendo escapado sin suplicar le había hecho temerme y eso era algo que tenia que aprender.
-Ve y que te curen -ordené al ver que de sus labios emergía sangre.
Podía ver la ira reflejada en su intensa mirada, pero sabia sobradamente que tenia razón, como era consciente seguramente de que la hubiera podido matar de desearlo.
Mis piernas tenían la fuerza suficiente como para estrangularla, no lo había hecho porque en parte admiraba el orgullo que esa mujer albergaba.
Siempre me gustaron las mujeres que tenían huevos para enfrentar a un ser de la noche.
Me relamí los labios contemplándola, esperando su reacción, creo que de poder ella también acabaría conmigo, el tema es que se quedaría sin su nuevo juguete y dudaba que eso fuera lo que quisiese.
La vi salir de la habitación, le costaba mantenerse en pie, peor sabia volvería nueva pues su madre ea una vampiresa, con unas Gotas de su sangre bastaría para arreglar el desperfecto causado por mi soberbia.
Regreso tiempo después con esa particular sonrisa que se gastaba, algo me decía que ahora empezaba el verdadero duelo de egos.
Ella se había dado cuenta de lo que yo le recordé. Que un lobo sin cabeza también puede morder.
-Hola princesita ¿vienes a darme las buenas noches y un besito para que me duerma? -dije con sorna.
La puerta se cerró a sus espaldas, supongo que eso indicaba que empezaba la fiesta.
Volví a afianzar con mis manos las cadenas, mi mirada se hundió en la ajena.
-¿vienes?
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
Que él le ordenara que hiciera algo, aunque le resultara realmente necesario, fue algo que la mulata no pensaba tolerar. Se podía ver la influencia de su tío reflejada en sus orbes, la ira titilaba en aquellas negras pupilas que danzaban en medio de unos ojos oscuros como la noche. Quiso negarse, reprocharle algo, echarle en cara cualquier cosa, pero realmente le dolía la zona baja de las costillas y temiendo que con tanta fuerza alguna se hubiese astillado y estuviera ahora clavada en sus pulmones o tal vez el hígado, decidió levantarse y partir de la estancia, despacio, pero sin arrastrarse, sino que fue caminando como la Soberbia que era, sin girarse a mirar al perro que dejaba atrás, atado y aún sin comida, porque el muy necio la había rechazado. Si eso era lo que quería, entonces le dejaría sin alimentar, a ver cuántos días resistía. Faltaba aún una semana para la luna llena, ¿sobreviviría con su testarudez? Eso estaba por ver.
Salió de la habitación y fue a ver a Gula. Si bien Envidia podía darle de su sangre, sabía que aquello le crearía una adicción, dependencia y eso era algo que su orgullo no le permitía. Tratar con el hambre no siempre era fácil, pero mientras no se lo encontrase comiendo, podría tratar con él de manera medio civilizada. Llamó a la puerta antes de entrar y, por suerte, le encontró receptivo como para que se ofreciera a sanar sus heridas internas con alguno de sus brebajes que tenían sabor a tierra. Pero lo importante era que funcionaban y tras unos minutos de reposo en los que se mantuvo alejada de su hermano, porque además de ser un buen hechicero tenía las manos muy largas, se encontraba mucho mejor y pudo regresar a su dormitorio, no sin antes prometerle algo a cambio de la cura. Estaba segura que, pasado el tiempo, se arrepentiría.
Pero antes de entrar a su estancia, pasó por la de su tío Wrath a tomar algo prestado. Le dejó una nota escrita en un pequeño pergamino, ya que él no se encontraba en casa aquella noche. Una vez de vuelta, cerró la puerta despacio, sin darle la espalda en ningún momento al chucho y con ambas manos en la espalda, sujetando un accesorio que nunca hasta entonces había probado. -Esta noche no vas a dormir, lobo.- Sonrió con sorna y llevó la zurda al frente, sosteniendo el látigo enrollado en la diestra. Cuando estuvo a poco más de dos metros del esclavo, mostró su juguete, ampliando la sonrisa. -Estoy segura de que estás familiarizada con esto. Esa actitud tuya te debe haber aportado muchos azotes en la vida y no es para menos.- Soltó el flagelo, sujetando únicamente la empuñadura con firmeza y con un movimiento de muñeca y antebrazo, hizo serpentear el cuero que restalló en el aire, aún sin tocar al perro. Estaba intentando conocer el objeto antes de iniciar la fiesta de pijamas.
Salió de la habitación y fue a ver a Gula. Si bien Envidia podía darle de su sangre, sabía que aquello le crearía una adicción, dependencia y eso era algo que su orgullo no le permitía. Tratar con el hambre no siempre era fácil, pero mientras no se lo encontrase comiendo, podría tratar con él de manera medio civilizada. Llamó a la puerta antes de entrar y, por suerte, le encontró receptivo como para que se ofreciera a sanar sus heridas internas con alguno de sus brebajes que tenían sabor a tierra. Pero lo importante era que funcionaban y tras unos minutos de reposo en los que se mantuvo alejada de su hermano, porque además de ser un buen hechicero tenía las manos muy largas, se encontraba mucho mejor y pudo regresar a su dormitorio, no sin antes prometerle algo a cambio de la cura. Estaba segura que, pasado el tiempo, se arrepentiría.
Pero antes de entrar a su estancia, pasó por la de su tío Wrath a tomar algo prestado. Le dejó una nota escrita en un pequeño pergamino, ya que él no se encontraba en casa aquella noche. Una vez de vuelta, cerró la puerta despacio, sin darle la espalda en ningún momento al chucho y con ambas manos en la espalda, sujetando un accesorio que nunca hasta entonces había probado. -Esta noche no vas a dormir, lobo.- Sonrió con sorna y llevó la zurda al frente, sosteniendo el látigo enrollado en la diestra. Cuando estuvo a poco más de dos metros del esclavo, mostró su juguete, ampliando la sonrisa. -Estoy segura de que estás familiarizada con esto. Esa actitud tuya te debe haber aportado muchos azotes en la vida y no es para menos.- Soltó el flagelo, sujetando únicamente la empuñadura con firmeza y con un movimiento de muñeca y antebrazo, hizo serpentear el cuero que restalló en el aire, aún sin tocar al perro. Estaba intentando conocer el objeto antes de iniciar la fiesta de pijamas.
Pride- Esclavo
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Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
Cuando la morena regreso con una sonrisa triunfal y algo a sus espaldas, no tenia que ser muy listo para saber que algo se traía entre manos.
Lo que también tenia claro es que no iba a doblegarme ante ella, así que mas le valía a la señorita sacarse un buen as de la manga si esperaba tenerme a cuatro patas porgue solo medio muerto conseguiría quebrar mi alma y aun así gruñiría y mordería hasta que madre luna me dotara del poder necesario como para que estas cadenas que ahora me retenían dejaran de hacerlo.
Observé el látigo que sacó de detrás de su espalda como si fuera otro de sus juguetitos preferidos.
-Y yo que pensaba que habías ido a por algo para jugar juntos, ya sabes, unas bolas chinas, con estas cadenas y eso podría llevarte al clímax ¿no quieres jugar así conmigo? -pregunté en tono burlón -ya se te va mas el sado y por eso has traído tu letal arma, pues siento decirte preciosa que no va a funcionar...no es la primera vez que usan eso conmigo y te aseguro no será la última, me conozco este fuego, todos sois valientes mientras me mantenéis encadenado, por...todos gritáis del mismo modo cuando enfrentáis a la parca de mirada ámbar...la pregunta es ¿cuando gritaras tu pequeña esclava?
Orgulloso la contemplé, solo era una niñata con aires de grandeza..esto quería hacerlo a las malas, pero ¿estaría preparada?
-Me estoy meando -le dije con una ladeada sonrisa -¿y si dejas el látigo para mas adelante, eres una buena niña y me llevas a mear a cualquier esquina?
No tengo problema en mearte el cuarto, pero deduzco que no querrás que el parquet apeste.
La negra hundió sus pardos en los míos, creo que calibrando la verdad que había en mis palabras.
-O sácame la verga y trae un orinal -apunté divertido viéndola dudar.
Me eche a reír relamiendo mis labios.
-¿te duele mucho la costilla preciosa o ya esta todo solucionado, me ha puesto cachondo verte así, frágil, no has suplicado, pero tus gemiditos de queja eran música para mis oídos.
Lo que también tenia claro es que no iba a doblegarme ante ella, así que mas le valía a la señorita sacarse un buen as de la manga si esperaba tenerme a cuatro patas porgue solo medio muerto conseguiría quebrar mi alma y aun así gruñiría y mordería hasta que madre luna me dotara del poder necesario como para que estas cadenas que ahora me retenían dejaran de hacerlo.
Observé el látigo que sacó de detrás de su espalda como si fuera otro de sus juguetitos preferidos.
-Y yo que pensaba que habías ido a por algo para jugar juntos, ya sabes, unas bolas chinas, con estas cadenas y eso podría llevarte al clímax ¿no quieres jugar así conmigo? -pregunté en tono burlón -ya se te va mas el sado y por eso has traído tu letal arma, pues siento decirte preciosa que no va a funcionar...no es la primera vez que usan eso conmigo y te aseguro no será la última, me conozco este fuego, todos sois valientes mientras me mantenéis encadenado, por...todos gritáis del mismo modo cuando enfrentáis a la parca de mirada ámbar...la pregunta es ¿cuando gritaras tu pequeña esclava?
Orgulloso la contemplé, solo era una niñata con aires de grandeza..esto quería hacerlo a las malas, pero ¿estaría preparada?
-Me estoy meando -le dije con una ladeada sonrisa -¿y si dejas el látigo para mas adelante, eres una buena niña y me llevas a mear a cualquier esquina?
No tengo problema en mearte el cuarto, pero deduzco que no querrás que el parquet apeste.
La negra hundió sus pardos en los míos, creo que calibrando la verdad que había en mis palabras.
-O sácame la verga y trae un orinal -apunté divertido viéndola dudar.
Me eche a reír relamiendo mis labios.
-¿te duele mucho la costilla preciosa o ya esta todo solucionado, me ha puesto cachondo verte así, frágil, no has suplicado, pero tus gemiditos de queja eran música para mis oídos.
Khalel- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
Que el lobo repitiera lo que ella había dicho, denotaba la poca atención que le prestaba, y aquello era algo que a Soberbia no le gustaba en lo más mínimo. Ella era una diosa encarnada, podía ser mortal, pero atraía miradas como si la misma luna paseara por las calles de París y todos la observaban embobados, porque era la perfección personificada. Debían besar el suelo que ella pisaba y adorarla, asumir sus palabras como órdenes y no desafiarla. Y aunque le gustaban los retos, pues estaba ya harta de la monotonía, su ego seguía sin comprender que alguien fuera capaz de refutarla ni una sola vez. -Ya dije antes que no era tu primera vez. Tu actitud insolente reclama a gritos que te flagelen hasta dejarte la espalda en carne viva, o mejor aún, las plantas de los pies.- Sabía que los licántropos sanaban con rapidez y aquello volvía el juego más divertido, porque cada vez que curara, podría reabrirle heridas nuevamente y el juguete no se rompería con facilidad.
Alzó el antebrazo, dispuesta a cargar hacia atrás con el látigo para azotar aquel rostro desafiante, cuando escuchó las palabras del lobo y se detuvo. Cuanto menos, su descaro acababa de sorprenderla. -¿Te estás meando?- Sintió la lengua áspera al pronunciar aquella palabra, ella era mucho más fina y distinguida, cuando le daba la gana, claro. Pensó en su suelo, y que aunque lo limpiaran, si la orina del chucho olía tan fuerte como él, el pestazo no se iría en toda una semana. Arrugó la frente, sabiendo que si se le acercaba de nuevo, volvería a intentar matarla, ya fuera con las piernas o los brazos, con lo que alcanzara. Recordó entonces la existencia de un invento en los aposentos de Envidia y tras un gruñido, lanzando el látigo sobre la cama, desapareció una vez más de la estancia. Al regresar, lo hizo con una larga barra que a un extremo tenía una especie de pinza y al otro un grillete, todo de plata, de nuevo. A su madre le gustaba jugar también con cachorros rebeldes y sabía cómo tratarlos, claro que ella poseía poderes que Pride no, como el poder ilusorio y el de manipular recuerdos.
-¿Estás seguro de querer salir a mear?- El mecanismo de aquel invento permitía abrir y cerrar el grillete desde la distancia y se cerraba firmemente como las fauces de un león. Permitiría mantener distanciado al perro y éste podría soltarse las manos cuando ella le lanzara la llave, así no tendría que tocarle para que se bajara los pantalones siquiera.
Alzó el antebrazo, dispuesta a cargar hacia atrás con el látigo para azotar aquel rostro desafiante, cuando escuchó las palabras del lobo y se detuvo. Cuanto menos, su descaro acababa de sorprenderla. -¿Te estás meando?- Sintió la lengua áspera al pronunciar aquella palabra, ella era mucho más fina y distinguida, cuando le daba la gana, claro. Pensó en su suelo, y que aunque lo limpiaran, si la orina del chucho olía tan fuerte como él, el pestazo no se iría en toda una semana. Arrugó la frente, sabiendo que si se le acercaba de nuevo, volvería a intentar matarla, ya fuera con las piernas o los brazos, con lo que alcanzara. Recordó entonces la existencia de un invento en los aposentos de Envidia y tras un gruñido, lanzando el látigo sobre la cama, desapareció una vez más de la estancia. Al regresar, lo hizo con una larga barra que a un extremo tenía una especie de pinza y al otro un grillete, todo de plata, de nuevo. A su madre le gustaba jugar también con cachorros rebeldes y sabía cómo tratarlos, claro que ella poseía poderes que Pride no, como el poder ilusorio y el de manipular recuerdos.
-¿Estás seguro de querer salir a mear?- El mecanismo de aquel invento permitía abrir y cerrar el grillete desde la distancia y se cerraba firmemente como las fauces de un león. Permitiría mantener distanciado al perro y éste podría soltarse las manos cuando ella le lanzara la llave, así no tendría que tocarle para que se bajara los pantalones siquiera.
Pride- Esclavo
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Fecha de inscripción : 11/12/2017
Re: A slave for a slave // Privado - Khalel
No pude evitar echarme a reír al ver como la orgullosa “ esclava” que ahora se creía “dueña” lanzaba frustrada el látigo sobre la cama y resoplaba al descubrir que me meaba.
Un portazo fue su respuesta, con mis agudos sentidos pude escuchar a la perfección como se alejaba por el pasillo, lo que me daría algo de tiempo.
En mi bota tenia un cuchillo, no podía cogerlo con las manos encadenadas, pero por contra, si lograba me las soltara, podría blandir el arma contra su precioso cuello.
Pensaba escapar, no me gustaba ser esclavo y menos aun sin saber bien para que me había comprado.
Yo había servido a algunos “amos” pero siempre con un fin, luchar, rastrear..pero en esta ocasión parecía un juguete sin mas y esa era la mayor forma de despreciar a un hombre con mis habilidades.
Abrió la puerta de nuevo, sus ojos buscaron los míos.
-¿no escondes nada esta vez tras la espalda? -bromeé al ver su cara de malas pulgas.
Al final íbamos a parecernos mas de lo que la morena creía.
Me enganchó el cuello con el cepo que había al otro extremo del palo de hierro solido, lanzándome despues las llaves para que yo mismo soltara mis manos.
-¿Tanto me temes? -pregunté desafiante sin dar respuesta a su estúpida pregunta.
Era evidente que si necesitaba mear... tan evidente como que a esa mujer le aterraba y no le faltaban razones para ello.
-¿como te llamas? -pregunté como si fuéramos a una cita.
Por la cara que puso deducí que no se lo esperaba y buscaba el truco en mis palabras.
-Tengo que sacarme la verga para mear delante de ti, así que prefiero que intimemos un poco antes, ya sabes, tu nombre...un par de adulaciones..te invitaría a una copa, pero de esta guisa creo que mejor lo dejamos para otro día.
Veía como la rabia teñía esos dos inmensos ojos marrones, era una mujer bonita, pero ya se lo tenia bastante creído como para necesitar que le inflara su ego.
Rehicimos el camino que apenas hacia una horas había hecho hasta su cuarto, bajaba despacio, intentando percibir las auras de todos los presentes en esa casa.
Tenia claro que al menos allí vivía una inmortal, mi enemigo natural, pero había mas gente.
¿quizás fueran unos putos locos de esos que organizan peleas de licanos?
Llegamos al jardín, ladeé la sonrisa mirando a la negra.
-¿te riego las plantas? -pregunté liberando al Kraken del pantalón -no me concentro en mear si estas mirándome la verga con esa cara de quererla dentro.
Un portazo fue su respuesta, con mis agudos sentidos pude escuchar a la perfección como se alejaba por el pasillo, lo que me daría algo de tiempo.
En mi bota tenia un cuchillo, no podía cogerlo con las manos encadenadas, pero por contra, si lograba me las soltara, podría blandir el arma contra su precioso cuello.
Pensaba escapar, no me gustaba ser esclavo y menos aun sin saber bien para que me había comprado.
Yo había servido a algunos “amos” pero siempre con un fin, luchar, rastrear..pero en esta ocasión parecía un juguete sin mas y esa era la mayor forma de despreciar a un hombre con mis habilidades.
Abrió la puerta de nuevo, sus ojos buscaron los míos.
-¿no escondes nada esta vez tras la espalda? -bromeé al ver su cara de malas pulgas.
Al final íbamos a parecernos mas de lo que la morena creía.
Me enganchó el cuello con el cepo que había al otro extremo del palo de hierro solido, lanzándome despues las llaves para que yo mismo soltara mis manos.
-¿Tanto me temes? -pregunté desafiante sin dar respuesta a su estúpida pregunta.
Era evidente que si necesitaba mear... tan evidente como que a esa mujer le aterraba y no le faltaban razones para ello.
-¿como te llamas? -pregunté como si fuéramos a una cita.
Por la cara que puso deducí que no se lo esperaba y buscaba el truco en mis palabras.
-Tengo que sacarme la verga para mear delante de ti, así que prefiero que intimemos un poco antes, ya sabes, tu nombre...un par de adulaciones..te invitaría a una copa, pero de esta guisa creo que mejor lo dejamos para otro día.
Veía como la rabia teñía esos dos inmensos ojos marrones, era una mujer bonita, pero ya se lo tenia bastante creído como para necesitar que le inflara su ego.
Rehicimos el camino que apenas hacia una horas había hecho hasta su cuarto, bajaba despacio, intentando percibir las auras de todos los presentes en esa casa.
Tenia claro que al menos allí vivía una inmortal, mi enemigo natural, pero había mas gente.
¿quizás fueran unos putos locos de esos que organizan peleas de licanos?
Llegamos al jardín, ladeé la sonrisa mirando a la negra.
-¿te riego las plantas? -pregunté liberando al Kraken del pantalón -no me concentro en mear si estas mirándome la verga con esa cara de quererla dentro.
Khalel- Licántropo Clase Baja
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