La desgracia viene por mano doble || Privado

por **Isak & Tara Mirković** Mar Dic 26, 2017 10:43 pm

El retumbe de un cañón es lo que termina resonando cual eco profundo por todo el lugar así como la sangre manchando el suelo en pequeñas gotas mientras aquella mujer iba alejándose con una mirada seria y el hombre tras de ella solo gritaba improperios e insultos que provocaba la risa de su gemela; por las calles andaban con cuidado con un plan en mente, una taberna y una cacería limpia y digna en los bosques.

El hombre a matar es un vampiro uno que ha estado llevando las cosas a mal para quien ha pagado por sus colmillos, la presa de la noche es la morena que con sus armas de seducción se acerca al objetivo; para que describir lo que pasaba y lo que estaban intentando pasar entre las caricias subidas de tono así como los besos indecentes y propuestas acaloradas que a cualquiera prostituta harían sonrojar. La cita se termina en los bosques junta a la promesa de una noche inolvidable, pero antes de dar el paso al ataque una ballesta apunta la cabeza del hombre por detrás que reclama aquel acto. Antes de escapar la cabeza se la termina explotando la mujer con los restos sobre su hermano.

–Qué demonios, podrías haberlo hecho sin ensuciarme de este infeliz– la risa de su hermana estalla así como las armas que se guardan en las fundas justo cuando el sonido de una voz que los interrumpe les llama la atención así como el de sus armas; con gestos leves Tara comunica que irá por detrás, mientras Isak aparece lentamente con su ballesta en mano y un pañuelo blanco, aunque manchado con sangre, cual bandera de tregua

–Creo que ambos tenemos las mismas armas, aunque yo tengo más entre la ropa y entre las piernas ¿Cuáles tienes tu para mostrar?– ríe mirando el pecho de la rubia, justo cuando alcanza a divisar a su hermana en posición –Me has interrumpido justo en medio de mi cena y voy ahora a dejar la propina al mozo, así que ¿bajas tu arma? No quiero una flecha en el culo, esas duelen mucho– toma su ballesta apuntando también a la mujer pidiéndole con la mirada el clásico “por favor, baja tu arma”.

Más él no estaba, su hermana veía la escena como un observador esperando a cualquier movimiento en falso para aparecer y superar en número a la otra mujer, aunque por el momento solo dejaría que le den otro balazo o flechazo a su jodido hermano.