Silence [PRIVADO]

por **Asagi Dunkelheit** Mar Ene 02, 2018 12:33 am

¿Cuánto tiempo ya había transcurrido? La calma en la que se veía envuelto parecía la que cualquiera envidiaría pero a él le inquietaba al punto de llevarle al límite y su patetismo no dejaba de hacerse evidente. ¿Había dejado de ser aquel vampiro imponente? Se estaba dejando vencer por tan poco que sentía repulsión de sí mismo. Koizumi seguía en el mismo agujero sin poder escapar y verle cada noche a su lado y saber que jamás le recuperaría acaparaba mas de la mitad de sus pensamientos, buscaba una forma de regresarle, cumplía de forma obligada cada capricho incluso le mentía al decirle que le amaba cuando en realidad tenía ese hueco en el pecho que no paraba de abrirse.

Salió de la mansión dejando a Kei con el mayordomo. No había necesidad de explicar algo porque en realidad no lo hacía y no es que tuviese algo en mente. Se colocó el abrigo negro perfectamente y avanzó por las calles parisinas notando a las personas pero con un mínimo interés. El cielo comenzaba a teñirse de un azul marino que pocas veces había visto. Su mirada se clavó en aquel firmamento dejándose guiar lentamente sin rumbo alguno como siguiendo el rastro del viento. Su mirada parecía perdida, su rostro denotaba una seriedad tan extraña ¿Cuándo había sido la última vez que había sonreído? No tenía gesto alguno y eso comenzaba a preocuparle como si el retroceso hubiese sido demasiado.

Y entonces noto que había avanzado mas de la cuenta. No estaba perdido, sabía perfectamente en que zona estaba sin embargo el que estuviese distraído y haber llegado tan lejos le alerto. Sonrío y cerró los parpados por un segundo mientras veía el firmamento y dejaba que el viento acariciase su nieva piel y ese olor llegó inundando sus fosas nasales. Un humano, no, no cualquiera. Se dijo mientras avanzaba un poco mas. Observó a lo lejos aquella figura masculina y su sonrisa se agrando. Algo pasaba por su cabeza, le vio bien de pies a cabeza mientras se acercaba. Era solo un niño, distraído, lleno de pensamientos, aturdido pero nada tonto. Se echó los cabellos hacía atrás para despejar un poco su rostro y camino en dirección del muchacho hasta que se detuvo frente a él cortándole el paso, no se inclinó ni hizo movimiento alguno pero si bajo la mirada para clavarla en la ajena.

Sacó una de sus manos del abrigo y pasó su dedo suavemente sobre su mejilla para quitarle una pequeña mancha de tierra. –Acompáñame. –Ordenó con esa voz imponente que usaba a veces. No dejó de verle pero sabía que el brujo no era tonto. ¿Se resistiría a él? siendo honestos simplemente quería enterrarle los colmillos pues hacía tanto no se alimentaba de alguien que le gustara sin embargo aquella escena se le hizo tan familiar. Ya había sucedió esto antes pero con alguien diferente ¿Qué pasaría si lleva a ese pequeño a casa? Sonrío de forma cínica frente a él dejando ver sus colmillos mientras el plan se armaba en su cabeza.