AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Hidden Treasure Of The Kings ~ Privado
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The Hidden Treasure Of The Kings ~ Privado
Habían sido semanas bastante estresantes las que había pasado para poder organizar todo lo que nos habían enviado al museo, nos habían traído cajas con material para analizar y catalogar procedentes de una excavación en Egipto por lo que había tenido bastante trabajo, tanto que muchas eran los días que salía tarde del museo y llegaba a casa cansada por el trabajo, por suerte mi marido me tenía preparada la cena y podía descansar tras un largo día de trabajo, relajarme en el sofá con él para pasar un rato juntos e irme a dormir para afrontar un nuevo día. Todos los que trabajaban en aquel departamento estaban algo nerviosos ya que habíamos recibido un cargamento a última hora y el museo había decidido incluir las piezas en la exposición que se realizaría en la siguiente semana, con lo cual no habíamos dado casi abasto para catalogar las nuevas piezas e incluirlas junto con las demás en la exposición que haría el museo, pero por suerte logramos llegar a tiempo y poder exponerlas todas tal y como quería el museo. Yo, al ser la directora encargada del departamento de antigüedades egipcias me tocaba revisar que todo lo que se expusiera estuviera correctamente, así como la forma en la que se hacía aquel pequeño recorrido con las figuras y que tuviera un sentido y una lógica. Habían sido semanas de estrés pero el resultado merecía la pena enormemente y era gratificante ver luego cómo la gente disfrutaba del trabajo que, no solo yo, sino que el resto del equipo habían hecho. Todo estaba preparado y listo para que la exposición comenzara en aquella noche, iba a ser una gala de presentación y a partir del día siguiente la gente podría acudir durante casi un mes para poder ir y verla, pero esa noche sería algo así como “privado” con los dueños del museo, los socios que tenían y los trabajadores que habían montado todo lo que había. La fiesta sería en una sala amplia donde estaban expuestos algunos de los “tesoros” más importantes del museo, por lo que había oído habría una pequeña orquesta tocando y amenizando la velada, así como también habían contratado a personal como camareros para que sirvieran la comida y también las bebidas.
Llegué antes de que empezara la fiesta para darme una pequeña vuelta por las demás exposiciones y, de paso, cerciorarme de que la que yo llevaba estuviera perfecta, muchas veces era una maniática de que quedara todo perfecto y tranquilamente me di una vuelta por el lugar admirando las demás exposiciones, me quedé tranquila cuando todo estaba en orden y antes de que empezara la fiesta recibí de uno de los encargados una hoja que se me había olvidado firmar, algo que todos debíamos de hacer ya que en dichas hojas especificábamos lo que se exponía para que quedara constatado por si en algún momento faltaba alguna pieza, me los dio uno de los encargados y tomé la hoja para poder firmarla, subí a mi despacho y allí volví a revisar que nada faltara, solo así firmé la hoja que debía de entregar para tener todo en orden. Aproveché antes de bajar para mirarme en el espejo y que todo estuviera en orden, llevaba un vestido rojo que resaltaba con el tono moreno de mi piel, y un pequeño recogido con mi pelo cayendo en cascada y en ondas por uno de mis hombros, mientras me miraba en el espejo escuché que tocaban a la puerta y lo primero que pensé fue que sería el hombre que me había entregado los papeles para firmar, porque quería tenerlos antes de que la fiesta comenzara bajo, lancé un suspiro y terminé de poner carmín en mis labios para coger los papeles y entregárselos.
-Adelante –dije mientras veía que todos estaban firmados, pero cuando levanté mis ojos me encontré con otra persona totalmente diferente que no esperaba ver en esos momentos- ¿Richard? –Pregunté elevando una ceja observando al hombre que tenía frente a mí. Nos habíamos conocido en una de las tantas exposiciones que habían hecho en el museo, como yo, él también era un egiptólogo y un arqueólogo que realizaba más bien excavaciones y se dedicaba a encontrar tumbas, alguna que otra vez me lo había cruzado en mis viajes a Egipto. Él aunque no era nacido en aquellas tierras compartía como yo la afición por mi cultura y por mi mitología, así que había sido relativamente fácil encajar ya que teníamos mucho de lo que hablar, él era más mayor que yo pero se conservaba bastante bien, siempre era un placer encontrármelo y poder debatir sobre los temas en los que ambos éramos expertos. Esa noche que no esperaba encontrármelo en vez de llevar su habitual ropa cuando iba a expediciones y excavaciones, llevaba un traje negro con camisa blanca y una corbata a lo que sonreí porque no era común verlo de esa forma- ¿qué estás haciendo aquí? –Pregunté acercándome a él dándole un pequeño abrazo y repasándolo con mis ojos- no me digas que te has colado en la fiesta –comenté con un deje divertido riéndome luego entre dientes- ¿has venido para ver la exposición que vamos a hacer? Hemos tenido bastante trabajo pero seguro que a ti, en lo particular, varias de las piezas te encantarán –me acerqué al escritorio y cogí la hoja para luego girarme y mirarlo- ¿qué tal estás, has descubierto algo nuevo por mis tierras? –Pregunté porque me gustaba escuchar sus hazañas, no podía evitar esa lado curioso que tenía innato en mí- ven conmigo, la fiesta va a empezar pronto y seguro que tienes mucho que contarme
Llegué antes de que empezara la fiesta para darme una pequeña vuelta por las demás exposiciones y, de paso, cerciorarme de que la que yo llevaba estuviera perfecta, muchas veces era una maniática de que quedara todo perfecto y tranquilamente me di una vuelta por el lugar admirando las demás exposiciones, me quedé tranquila cuando todo estaba en orden y antes de que empezara la fiesta recibí de uno de los encargados una hoja que se me había olvidado firmar, algo que todos debíamos de hacer ya que en dichas hojas especificábamos lo que se exponía para que quedara constatado por si en algún momento faltaba alguna pieza, me los dio uno de los encargados y tomé la hoja para poder firmarla, subí a mi despacho y allí volví a revisar que nada faltara, solo así firmé la hoja que debía de entregar para tener todo en orden. Aproveché antes de bajar para mirarme en el espejo y que todo estuviera en orden, llevaba un vestido rojo que resaltaba con el tono moreno de mi piel, y un pequeño recogido con mi pelo cayendo en cascada y en ondas por uno de mis hombros, mientras me miraba en el espejo escuché que tocaban a la puerta y lo primero que pensé fue que sería el hombre que me había entregado los papeles para firmar, porque quería tenerlos antes de que la fiesta comenzara bajo, lancé un suspiro y terminé de poner carmín en mis labios para coger los papeles y entregárselos.
-Adelante –dije mientras veía que todos estaban firmados, pero cuando levanté mis ojos me encontré con otra persona totalmente diferente que no esperaba ver en esos momentos- ¿Richard? –Pregunté elevando una ceja observando al hombre que tenía frente a mí. Nos habíamos conocido en una de las tantas exposiciones que habían hecho en el museo, como yo, él también era un egiptólogo y un arqueólogo que realizaba más bien excavaciones y se dedicaba a encontrar tumbas, alguna que otra vez me lo había cruzado en mis viajes a Egipto. Él aunque no era nacido en aquellas tierras compartía como yo la afición por mi cultura y por mi mitología, así que había sido relativamente fácil encajar ya que teníamos mucho de lo que hablar, él era más mayor que yo pero se conservaba bastante bien, siempre era un placer encontrármelo y poder debatir sobre los temas en los que ambos éramos expertos. Esa noche que no esperaba encontrármelo en vez de llevar su habitual ropa cuando iba a expediciones y excavaciones, llevaba un traje negro con camisa blanca y una corbata a lo que sonreí porque no era común verlo de esa forma- ¿qué estás haciendo aquí? –Pregunté acercándome a él dándole un pequeño abrazo y repasándolo con mis ojos- no me digas que te has colado en la fiesta –comenté con un deje divertido riéndome luego entre dientes- ¿has venido para ver la exposición que vamos a hacer? Hemos tenido bastante trabajo pero seguro que a ti, en lo particular, varias de las piezas te encantarán –me acerqué al escritorio y cogí la hoja para luego girarme y mirarlo- ¿qué tal estás, has descubierto algo nuevo por mis tierras? –Pregunté porque me gustaba escuchar sus hazañas, no podía evitar esa lado curioso que tenía innato en mí- ven conmigo, la fiesta va a empezar pronto y seguro que tienes mucho que contarme
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: The Hidden Treasure Of The Kings ~ Privado
Rostros conocidos se topó una vez que arribo el lugar, Richard tenía cierta fama al ser un arqueólogo de la familia Armstrong y por supuesto se había labrado el reconocimiento propio a su trabajo durante varios años de carrera destacando en ella los periodos de su juventud, evidenciando que ya no era un veinteañero por lo que sus expediciones eran reducidas y escoger cual asistir era un lujo que la experiencia le dejaba como gratificación. Tras saludar a unos cuantos, se atrevió a preguntar por la causa de su presencia en aquel lugar cosa que ningún invitado supo responder alejando que no la habian visto aun; recorrio el lugar con la mirada, la verdad se había planteado noches atrás si era prudente pedir la opinión de la señorita Zahir dado los acontecimientos de su ultimo viaje, pero le había resultado complicado entender algunas cosas que aunque tuvo ayuda de su querida Aneu no pudo resolver, había tanto oculto entre líneas, el lo presentía y por ello estaba en el museo a sabiendas de la exclusividad que tenia esa reunión, lo cual resultaba apropiado pues había demasiada gente importante como para que suscitara algún desafortunado evento organizado por parte de su ya enemigo Bonaparte. Y es que este ultimo era todo un personaje,que tras conocer que el arqueólogo tenia en sus manos una daga que lo llevaría a obtener aquel oscuro libro, se empeño en cazarlo y de cierto modo esperar a que este lograra descifrar el paradero de dicha reliquia por el; provocando que estos últimos meses el Ingles solo se cuidara las espaldas ante cada paso o descubrimiento que hacia,-Richard!! querido que gusto encontrarte aqui, no sabia que ya estabas de vuelta en Paris.-
-El gusto es mio lady Rutherford, casi nadie sabe que regrese, tengo poco tiempo aquí.-No le quedo mas remedio al hombre que cruzar palabras con aquella Dama de su mismo circulo, pero para su buena suerte aquella platica superficial no duro mucho ya que alguien mas requirió la presencia de aquella benefactora, lo cual el agradecio pues no se sentía muy cómodo con ese tipo de charlas donde el tema principal era contar los chismes de la crema y nata de París.
Por fortuna antes de que alguien mas conocido suyo clamara de manera estruendosa su atención se topo con uno de los coordinadores y pregunto por la experta en mitología egipcia, como era de esperarse el empleado se ofreció a llevarle, pero el declino dado que sabía como llegar al despacho ya que en mas de una ocasión había visitado el lugar sin contar que hubo un tiempo que trabajo en el cuándo las canas aun no estaban en su cabellera. Pronto se encontró subiendo las escaleras con paso calmado pues aun su cuerpo se encontraba un tanto lesionado, regresar de Alejandría había resultado complicado tanto para el como para la cazadora, sin mencionar que aun les aguardaba una complicación mas. Tras tocar la puerta de manera educada se adentro al recinto una vez que obtuvo autorización de su interlocutora, respondió con una sonrisa sincera ante lo inesperada que resulto su visita para la joven; de manera respetuosa y con genuino cariño fraternal correspondió al abrazo.-Como solía decir mi padre, un Apellido abre muchas puertas. - comento dejando escapar una breve risa tras separarse de la morena y ver como esta procedía a arreglar unos papeles que se encontraban en el escritorio.-Me entere apenas a mi regreso que se daría esta nueva exposición, debes predecir que no tarde en mostrar interés por las nuevas piezas que mostraran.-sonrió mirando de manera gentil a su interlocutora, si bien la exposición no era su razón principal para visitar a su colega, le seria agradable ver en lo que ella había estado trabajando mientras encontraba el momento propicio para sacar el tema que le inquietaba,tiempo habia.-Por fortuna estoy completo, justo estuve en Alejandría por cuestiones de trabajo se podría decir que nos fue relativamente bien en esa expedición...-El hombre maduro le tendió el brazo de manera educada para que salieran del despacho y se incorporarán al evento, a paso igual comenzó su andar hacia el lugar donde ya se podía oir la musica.-Y asi es, tengo mucho que contarte de eso no tengas duda pero no aun, ya que este es tu momento, así que platícame como has estado, ponme al dia.-comento con suavidad manteniendo el tono bajo y discreto mientras seguían andando.
Su mirada bailo de nuevo en el recinto notando mas personas que cuando llego.
Richard Armstrong- Humano Clase Alta
- Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 01/10/2017
Re: The Hidden Treasure Of The Kings ~ Privado
Encontrarme con Richard siempre era un verdadero placer porque teníamos muchos temas en común de los que poder hablar, él aunque no fuera egipcio desprendía esa pasión por mi cultura y siempre me gustaba preguntarle por sus excavaciones y expediciones. Sabía que hacía tiempo había ocupado el mismo puesto que yo tenía en el museo pero el paso del tiempo hizo que quisiera dedicarse más a hacer expediciones in situ y no ocuparse tanto del papeleo que requería aquel puesto. Yo estaba encantada con el puesto y de por fin haber logrado dedicarme a lo que realmente me gustaba, lo que siempre había sido mi pasión desde bien pequeña y había seguido los pasos de mi padre quien me inició en aquel mundo y de algún modo me inculcó y encaminó hacia esa dirección... aunque había que decir que como era, y seguía siendo, una persona muy curiosa eso era algo que podía conmigo. No me sorprendía en absoluto encontrármelo allí, sí un poco porque lo hacía por mis tierras, pero estaba más que claro que si estaba por París y se enteraba de la exposición que habíamos montado acudiría a ella presto y raudo. Diferente de como solía encontrármelo normalmente vestido para la gala de esa noche, su traje impoluto lo hacía lucir de una forma diferente a la acostumbrada que tenía en él aunque el traje le quedaba como un guante. Desde el momento en que lo conocí congeniamos enseguida al tener aquel tema en común y al dedicarnos a lo mismo, él se centraba más en las excavaciones ahora que tenía mucho más tiempo y yo siempre le acosaba a preguntas para que me contara absolutamente todo. Quizás lo veía a él más como un “padre” por la edad que tenía pero siempre había sido bueno conmigo y me reía cuando me contaba sus expediciones. Ahora solo podía pensar en qué nuevas aventuras tendría para contarme, porque ese hombre vivía entre aventura y aventura, mientras terminaba de firmar unos papeles que debía de entregar y hablábamos sobre la forma en la que se habría “colado” a la fiesta, reí cuando dijo que un apellido abría muchas puertas porque era totalmente cierto y cuando tuve todo listo le pedí que bajáramos puesto que la fiesta no tardaría en empezar y no quería perdérmela, habíamos trabajado muy duro para poder llegar a tiempo para la exposición y siempre me había gustado observar a la gente cómo admiraba las piezas y se hacían preguntas.
Me tendió su brazo para acompañarme y sonreí tomándolo cerrando la puerta del despacho y comenzando a andar por el pasillo en dirección a las escaleras donde bajo estaba ya toda la gente. Lo miré cuando me dijo que había estado en Alejandría y que tenía cosas que contarme, también que estaba entero algo que me hizo reír levemente entre dientes y que más tarde me contaría porque esa era mi momento y quería que lo pusiera al día de lo que habíamos estado haciendo. Sinceramente, me parecía más interesante lo que hubiera estado haciendo él porque seguro que se habría metido en alguna aventura en Alejandría, había estado un par de veces y era una ciudad que particularmente me encantaba. De hecho, cuando tuviera algo más de tiempo para pasar una temporada fuera de París pensaba llevarme a mi marido por mis tierras para enseñárselas y mostrárselas, quería que conociera bien mi cultura y poder enseñárselo todo con calma, los lugares que más me gustaban, las ciudades que eran más emblemáticas... Alejandría se había convertido en una ciudad portuaria muy importante, antiguamente era donde había estado la mayor biblioteca del mundo y por desgracia esta se había perdido hacía ya varios milenios... una auténtica lástima. Pero estaba convencida de que Richard habría encontrado algo interesante en Alejandría y seguro que luego me comentaba, mientras bajábamos por las escaleras pude ver que la sala estaba llena y había mucha más gente de cuando yo había llegado por lo que pronto comenzaría la exposición y daría lugar la fiesta. Todavía rodeando su brazo que me había tendido nos paseamos entre la gente que a veces nos paraba y nos saludaba ya que ambos éramos conocidos, él más que yo por llevar más tiempo en aquel oficio pero yo también me había hecho hueco. Uno de los camareros que habían contratado pasó con una bandeja y cogí un canapé y una copa de champán mientras hacíamos tiempo.
-Seguro que tienes mucho que contarme sobre tu viaje, ya sabes lo curiosa que soy y estoy deseando que me cuentes todo. Hace un par de años estuve en Alejandría y es una ciudad que me gusta mucho, tiene encanto –dije dando un bocado al canapé que había cogido- bueno ya sabes cómo va esto, hace unos meses volví de Egipto en donde revisé personalmente una excavación de una pequeña pirámide que habían encontrado... ya sabes que eso está a la orden del día y que hay muchos contrabandistas que se dedican a robar las reliquias que encontramos, por lo que quise ir personalmente y asegurarme que al menos caían en buenas manos y que la gente pudiera disfrutar de ellas. Hemos tenido mucho trabajo últimamente pero estoy segura, al cien por cien, que te va a encantar los últimos lotes que nos llegaron hace poco y que hemos tenido que incluir en la exposición. Son preciosos, algunas reliquias y estatuillas fueron encontradas en el interior de una de las pirámides en una de las cámaras, son figuras sobre Ra mayormente pero también hay coronas, collares y joyas. Hay hasta una máscara que pensamos tuvo que ser de alguien importante, no tanto como de un rey, pero sí alguien muy importante en la alta sociedad. Había escenas pintadas en las paredes y grabados en las columnas, lo tengo todo documentado y guardado... de hecho llegué a pensar que se podría tratar de la cámara de algún rey pero no encontramos cuerpo alguno, ni tampoco vasijas donde guardaban sus órganos por lo que quizás fuera una cámara falsa aunque no así sus tesoros, puede que estuviera enterrado en otra parte para evitar que la gente en esa época se llevara los tesoros y estos hubieran estado escondidos hasta ahora. Tendría que investigar más –me callé porque pronto comenzó la inauguración de la exposición así como la fiesta también, así que miré a mi acompañante y le hice una seña aferrándome a su brazo para comenzar a andar y ver la exposición- ven, te enseñaré dónde están esas reliquias –comenzamos a andar por aquel enorme salón mientras hablábamos de todo lo que había expuesto y en lo que ambos estábamos especializados hasta que llegamos a las reliquias que le había comentado: estatuillas, collares, coronas, joyas varias e incluso un papiro al que le faltaban algunos trozos por lo antiguo que era pero que pese a todos los años que tenía se conservaba bastante bien- y dime, ¿qué tal por Alejandría? –Pregunté porque me picaba mucho la curiosidad.
Me tendió su brazo para acompañarme y sonreí tomándolo cerrando la puerta del despacho y comenzando a andar por el pasillo en dirección a las escaleras donde bajo estaba ya toda la gente. Lo miré cuando me dijo que había estado en Alejandría y que tenía cosas que contarme, también que estaba entero algo que me hizo reír levemente entre dientes y que más tarde me contaría porque esa era mi momento y quería que lo pusiera al día de lo que habíamos estado haciendo. Sinceramente, me parecía más interesante lo que hubiera estado haciendo él porque seguro que se habría metido en alguna aventura en Alejandría, había estado un par de veces y era una ciudad que particularmente me encantaba. De hecho, cuando tuviera algo más de tiempo para pasar una temporada fuera de París pensaba llevarme a mi marido por mis tierras para enseñárselas y mostrárselas, quería que conociera bien mi cultura y poder enseñárselo todo con calma, los lugares que más me gustaban, las ciudades que eran más emblemáticas... Alejandría se había convertido en una ciudad portuaria muy importante, antiguamente era donde había estado la mayor biblioteca del mundo y por desgracia esta se había perdido hacía ya varios milenios... una auténtica lástima. Pero estaba convencida de que Richard habría encontrado algo interesante en Alejandría y seguro que luego me comentaba, mientras bajábamos por las escaleras pude ver que la sala estaba llena y había mucha más gente de cuando yo había llegado por lo que pronto comenzaría la exposición y daría lugar la fiesta. Todavía rodeando su brazo que me había tendido nos paseamos entre la gente que a veces nos paraba y nos saludaba ya que ambos éramos conocidos, él más que yo por llevar más tiempo en aquel oficio pero yo también me había hecho hueco. Uno de los camareros que habían contratado pasó con una bandeja y cogí un canapé y una copa de champán mientras hacíamos tiempo.
-Seguro que tienes mucho que contarme sobre tu viaje, ya sabes lo curiosa que soy y estoy deseando que me cuentes todo. Hace un par de años estuve en Alejandría y es una ciudad que me gusta mucho, tiene encanto –dije dando un bocado al canapé que había cogido- bueno ya sabes cómo va esto, hace unos meses volví de Egipto en donde revisé personalmente una excavación de una pequeña pirámide que habían encontrado... ya sabes que eso está a la orden del día y que hay muchos contrabandistas que se dedican a robar las reliquias que encontramos, por lo que quise ir personalmente y asegurarme que al menos caían en buenas manos y que la gente pudiera disfrutar de ellas. Hemos tenido mucho trabajo últimamente pero estoy segura, al cien por cien, que te va a encantar los últimos lotes que nos llegaron hace poco y que hemos tenido que incluir en la exposición. Son preciosos, algunas reliquias y estatuillas fueron encontradas en el interior de una de las pirámides en una de las cámaras, son figuras sobre Ra mayormente pero también hay coronas, collares y joyas. Hay hasta una máscara que pensamos tuvo que ser de alguien importante, no tanto como de un rey, pero sí alguien muy importante en la alta sociedad. Había escenas pintadas en las paredes y grabados en las columnas, lo tengo todo documentado y guardado... de hecho llegué a pensar que se podría tratar de la cámara de algún rey pero no encontramos cuerpo alguno, ni tampoco vasijas donde guardaban sus órganos por lo que quizás fuera una cámara falsa aunque no así sus tesoros, puede que estuviera enterrado en otra parte para evitar que la gente en esa época se llevara los tesoros y estos hubieran estado escondidos hasta ahora. Tendría que investigar más –me callé porque pronto comenzó la inauguración de la exposición así como la fiesta también, así que miré a mi acompañante y le hice una seña aferrándome a su brazo para comenzar a andar y ver la exposición- ven, te enseñaré dónde están esas reliquias –comenzamos a andar por aquel enorme salón mientras hablábamos de todo lo que había expuesto y en lo que ambos estábamos especializados hasta que llegamos a las reliquias que le había comentado: estatuillas, collares, coronas, joyas varias e incluso un papiro al que le faltaban algunos trozos por lo antiguo que era pero que pese a todos los años que tenía se conservaba bastante bien- y dime, ¿qué tal por Alejandría? –Pregunté porque me picaba mucho la curiosidad.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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