Fantasmas que vuelven a la vida (Choi Min Park)

por **Nam Yoo Hae** Miér Ene 31, 2018 4:49 pm

No existía dia,en el que Dalton, recordaba aquella noche en que su vida cambiara, cuando aquel extraño cazador, le permitió tener un nombre y un apellido. Aún podía recordar el tono de aquella voz, la cadencia de sus pisadas, como también la frase que le dijera, exigiendo que mostrara respeto por sus mayores, por aquellos ancestros que él no conocía, pero que jamás lo habían abandonado, aunque él así lo creyera en ése momento.

Aunque los años había pasado, y de ser un débil chiquillo de apenas once años, se había convertido en un hombre de veintitrés años, quien vivía solo, quien podía mantenerse holgadamente, pero que continuaba sintiendo ese vacio en el corazón, ese que no existía manera alguna de consolar, de llenar, pues tras tanto tiempo, no había logrado obtener pistas que le ayudaran a descubrir quienes eran sus padres, y cual había sido el nombre que en verdad ellos habían elegido para él.

Aquella noche, se cumplirían los tres años, desde la desaparición de aquel mentor, que le enseñara no solo como debía sobrevivir a una pelea, a una caza, sino que le explicó como debía comportarse un verdadero hombre, un descendiente de un clan coreano, porque Dalton, al fin de cuentas, era un hijo del país de las mañanas apacibles. y como tal, debía saber comportarse, - Algún día, cuando llegues a ser un verdadero guerrero, recibirás, el nombre de que tus ancestros te dieron al nacer, pero para eso, deberás esforzarte y convertirte en un gran hombre - Aquellas palabras, dichas por su mentor, turbaban su corazón, ¿que era en realidad lo que ocultaba? ¿acaso siempre le había conocido? ¿podría haber sabido desde el primer instante, quien era él? y de ser así, ¿porqué le proporcionó un nombre europeo, cuando solo por sus rasgos era tratado como un inmigrante?

Pensando en ello, Dalton se dirigió al claro en el bosque, en el cual doce años atrás, ese hombre le encontrara, allí, había levantado un montículo de piedras, para pedir deseos, como era costumbre ancestral en aquella lejana tierra que no conocía, pero que era parte de su pasado. Allí, como cada aniversario, puso una nueva piedra, se inclinó con respeto, mientras expresaba en voz alta, su deseo de llegar a saber la verdad de su origen, y el porqué de la partida repentina de aquel, que por muchos años fue su hermano.

por **Rainero Bleier** Dom Feb 04, 2018 6:46 pm

Por mucho tiempo había estado alejado de su hermano menor, si, aquella separación había sido necesaria, y le costó años poder volver a enfrentar a su hermano, lograr el momento propicio para revelar un secreto que por todos esos años, había mantenido a salvo al último descendiente de los Park. Fue Choi Min, quien le diera un nombre a ese niño que encontrara en mitad del bosque, casi entregando su vida a los lobos, como un tipo de ofrenda a la naturaleza. Tal vez era solo que el pequeño niño, se había cansado de luchar, de sufrir un abandono que no comprendía, ni conocer el verdadero motivo por el cual terminara en un hospicio, con tan solo un año de nacido. En verdad el brujo esperaba que el joven Dalton, no recordara nada de aquel año de vida, en que la segunda mujer de su padre diera a luz a su último hermano.

Toda la historia de la familia Park, era complicada. No era por caprichos del destino, que Choi Min, fuera el único de los siete hermanos que llegara con vida a la mayoría de edad, Todos nacidos del vientre de la primer mujer de su padre. Cada uno de sus hermanos había muerto por asesinato, pues los brujos nacidos bajo ese clan, llegaban a ser grandes hechiceros, poderos y peligros, si se aliaban con las personas equivocadas. Cuando su padre volvió a casarse, tras la muerte repentina de su esposa, la nueva mujer, casi tenía la misma edad de Choi Min. Como era de entender, él, se opuso a ese casamiento, mas, fue por ese tiempo que su deber con el Embajador le llevó nuevamente a Europa, alejándolo de la familia y de su destino.

Cuando volvió a saber de ellos, se enteró de que su padre como su madrastra, había caído en manos de la inquisición y que perecieron bajo las torturas de los inquisidores. Los únicos que se habían salvado eran sus dos medios hermanos, Eun Mi, y un pequeño bebé, que naciera en las mazmorras de la sede inquisitorial. Con sus poderes, mas la ayuda del Embajador, logró salvar a los inocentes niños, pero no podía hacerse cargo de los dos, por ello, dejó al recién nacido, en un orfanato, partiendo de París, con la niña de solo cinco años. Por supuesto, que no hubo un solo día de su vida que no se arrepintiera de abandonar a ese niño, y fue por esa razón que le buscó y cuidó en cuanto le fue posible. Le dio un nombre, un apellido, y le enseñó todo aquello que debía saber un soldado, aunque le ocultó su identidad y parentesco. Cuando creyó que el tiempo para dejarle solo había llegado, desapareció de la vida del joven, haciéndole creer que había muerto, pero, al transcurrir unos años, descubrió que sus enemigos, habían descubierto al que fuera alguna vez el ultimo del clan Park y que se disponían a darle caza. Por eso, se decidió a entrar nuevamente en la vida del joven, y ésta vez revelar toda la verdad.

Fue así que aquella noche, volvió al mismo lugar, donde encontrara hacía casi diez años, al pequeño Jang. Caminó con su cabeza en alto, sus hombros rectos, su mirada fija, en el cuerpo del joven. A pocos paso de distancia, le llamó, con el mismo tono de voz, cargado de cariño, le había querido, desde el mismo momento que lo cargara en sus brazos aquella noche en que lo salvara de los lobos, lo había aceptado, como hermano, y era tiempo de borrar las distancias y las profundas ausencias.

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