(Privado) The nights are amazing. Not you?

La vampiresa había aprovechado en cuanto la noche había caido para salir de la residencia que habitaba, el cielo aun algo clareado, pero el sol ya oculto, donde por segundos la noche se presentaba, aun gente por la calle paseaba despreocupada, parejas, familias y de más, pero ahora mismo la chica de cabellos platinos tenía el rumbo fijado, vestida con ropajes traidos de su anterior habita Inglaterra, pues había desarrollado cierto gusto por la moda, y lo mantenía, así que despues de ponerse ese vestido gotico, negro con pequeños adornos rojos, se había decidido por algo menos convencional, y decídió pasar la primera oscuridad de la noche en el teatro, viendo una obra que prometía de suspense, desde luego fue de su agrado, que tuvó los ojos como platos durante toda la obra, dejandose llevar por el misterio de esta.
Un final sorprendente donde el asesino había sido el mayordomo con un candelabro en el salón, el final se dió cuando todos aplaudieron al final de la obra, donde la muchacha aprovechó para cuando era momento de abandonar la sala, para ir a los camerino con su mejor cara de niña dulce, pidiendole autografos a los actores y actrices que muy de buen agrado se lo dieron.

Felizmente salío a la fria calle observando las firmas en los retratos de los actores de la obra que había conseguido en la entrada, se los guardó con delicadeza orgullosa de su premio, y se encaminó por las oscuras calles parisinas, había sido momento de dejar el ocio, y ahora tocaba la diversión, la diversión que correspondía a aplacar su sed de sangre, glotona era aquella vampiresa de platinos cabellos, se adentró en la oscuridad de los callejones olfateando a los pobres mortales que junto a ella paseaban, buscando el aroma que le apeteciese, esa noche, paseaba acelerando el paso buscando la proxima comida, quería un hombre, quería que fuese grande, algo rudo tal vez, algo que le recordase a su tierra, aunque se conformaría con alguien que simplemente tuviera rasgos atractivos a su gusto.

Gruñó al no parecer decidirse por la presa a cazar, aunque pronto otro aroma encontró, otro cainita que merodeaba por el mismo territorio que ella, la rubia ladeo una ladina sonrisa, pocas veces coincidia con otro individuo cazando, quizá había invadido un territorio, o algo similar, los encuentros con otros vampiros le eran francamente fascinantes, aunque alguno le había salido más bien cara sus impertinencias, pero siempre era divertido la emoción de cruzarse con otro de su especie, quizá acercandose al foco del aroma del cainita, para aparecer a sus espaldas, sin duda el vampiro habría de notar la presencia de la noruega.- Vaya vaya vaya....¿que tenemos aquí? otro hijo de la noche. - Dijo acercandose al susodicho vampiro con aire egocentrico, percibiendo su aura, apenas un poco más joven que ella, Arikel ladeó la cabeza. -No recuerdo haberte visto antes.- Dijo eso fingiendo dulzura.

La ventaja de estar en París, es que no tendría que esconderse de sus consejeros; podía estar libremente en la ciudad, sin temer que lo encontrara, aunque para un sobrenatural como él no sería difícil perderlos de vista, pero ellos parecían saber dónde iba a estar y eso, Ahmet lo frustraba mucho. Pero en este lugar, donde lo vio crecer como un vampiro, hace la diferencia, aunque al visualizarlo y ver qué ha cambiado mucho, francamente al barón no le importaba tanto, simplemente al estar aquí se sentía vivo, el mismo, aunque los recuerdos se hacían más fuerte, iban y volvían como si se tratara de una rueda de la fortuna, giraba en su mente, jugando con él y deseando verla a toda costa, pero le era imposible hacer eso, porque estaba muerta.  -Tranquilo, ha pasado seis años de su muerte… déjala descansar Ahmet. –Cerró los ojos, porque sentía que en cualquier momento ella iba a llegar, a regañarlo, o a decirle cualquier cosa que, a él le encantaba, pero ya no era posible, y eso lo tiene que aceptar.

Retomo su tranquila caminata, ahora que piensa, ya no es el mismo de antes, las ganas, la excitación que anteriormente tenía se esfumaron, tal vez porque era la adrenalina de estar convertido por primera vez, toda esa éxtasis que salía de su cuerpo lo impulsaba para hacer cosas que ahora, le resultaba aburridas. Pero necesita seguir su vida, ahora tiene una responsabilidad que el mismo quiso, tal vez para olivar al momento de encontrar a su señor padre. Aparentaba ser joven, y el voto de la duda siempre estaba latente en él, pero al fallecer y ser el único heredero tuvo que tomar el puesto, aunque los anciano le decía que no revelara que era un hijo bastardo, fuera del matrimonio.

Introdujo sus manos en los bolsillos de su pantalón, en estos momentos no tenía algo en mente ¿Cazar? Ya lo había hecho la noche anterior ¿Matar? Su instinto no le pedía eso ahora mismo ¿Sexo? No tenía el ánimo necesario para buscar una mujer y distraerse. Tal vez, solo tal vez volver a parís fue el peor error que hizo, se hubiera quedado en Rusia o irse a Italia, donde su único familiar se encontraba, su odiosa prima. Pero no lo pensó, de hecho, desde hace años no piensa correctamente y comete error tras error ¡Donde quedo ese vampiro que tanto odiaban! Ahora era como un cachorro sufriendo la pérdida de su mamá. Golpeo repentinamente sus mejillas, para despabilar de todo aquellos recuerdos que lo hacían volverse estúpido. Realmente se está volviendo un tonto sin remedio, necesitaba cambiar aquello. Pero no logro concentrarse por mucho tiempo, porque alguien interrumpió si platica mental, se enfureció por aquello, no toleraba eso. No volteo, ni siquiera se inmuto por la llegada de una nueva presencia.

-Y yo no recuerdo a verla invitado hablarle ¿O sí?-Su voz salió rasposa, gruesa, cerró los ojos aspirando.  –Así que espero que se vaya. –Zanjo el tema, saltando de una pared a otra, para colocarse sobre el techo, viéndola finalmente. Era una mujer, más grande que él. Hermosa eso sí no lo negaría, pero aunque fuera la reina de Francia, no quería a nadie cerca de su persona.

"Los quiero y odio compasión"

La rubia clavaba la vista en la espalda del vampiro, mientras mantenia una sonrisa ladina, mientras se encargaba de percibir su aura, notando que apenas 15 años de diferencia entre ellos, ganando ella por esos 15 años que marcaban una minima diferencia comparado con los milenios. Era algo minio, y la vampiresa tenía ganas de entablar conversación, no muchas veces una se encuentra con otro cainita, se colocó el abrigo negro mas acomodadamente, mientras se acercaba al otro cainita por su espalda, el cual cuando este se giró a enfrentarla la falta de amabilidad brilló por su apogeo saliendo de los labios del vampiro. Lo que hizo que la rubia platina mostrara un ligero gesto de sorpresa por ello, lo que hizo que la vampiresa dejase escapar una sonrisilla algo maliciosa, desde luego era impertinente, le sorprendía la cantidad de vampiros bravucones que había conocido desde que hacía pocos meses había llegado a francia.


Arikel clavó sus claros ojos azul celestes en el vampiro, por su impertinencia que encontró sumamente divertida, más para no mostrar su lado vampirizal de manera tan pronto, lo que suponía un gran esfuerzo de control de ira por parte de la albina, que simplemente dejó que el otro viera como alzaba una ceja con desdén notable. -Vaya vaya...asi que no solo me encuentro con otro cainita, si no que uno que es especialmente borde ¿Te han enseñado asi a tratar a damas? quien lo diría con esos ropajes.- Dijo con un tono muy jocoso realmente, sabía que eso podria provocar un enfado repentino en el otro vampiro, pero era algo que le importaba más bien poco, lo unico que hizo fue cruzarse de brazos aun observandole. -Mi territorio de caza.- Masculló entre dientes mientras se giraba a observar como la respuesta mas pronta fue salta al techo para mantener una elevada situación en comparación con la de Arikel, pero la rubia se le habían ocurrido otros planes, debido a una poca paciencia que se mostraba.


El vampiro pudo ver como esos azul celestes ojos se volvían puro color del rubí, mostrando ya rapidamente su naturaleza, mientras paseaba lentamente la lengua por sus colmillos, con sinuosas intenciones, quizás ese vampiro necesitaba que le dieran una lección, lo cual a velocidad sobre natural saltó siguiendole, colocandose justo frente a él acortando la distancia. -Creo que París ofrece una gran cantidad de vampiros jovenes que no saben respetar a uno más antiguo, y a una se le calma la paciencia, no me des la idea de desquitarme contigo.- Dijo con un tono amenazante donde los hubiera, ya que la rubia no se dejaba intimidar y eso ya le había traido muchos problemas, para que iba a mentir, emitió un gruñido feroz mostrandole los colmillos. -Te sugiero una disculpa.- La vampiresa no se andaba por las ramas a la hora de ponerse ciertamente bravucona, y ese vampiro no era más poderoso, o no lo parecía, parecía por su aura como algo perdido, y Arikel no iba a perder oportunidad si podía ser algo abusona con respecto a otro vampiro, ya estaba harta de que la achantaran a ella, este no tendría esa carta o no lo cree.