Chanel Clutterbuck » FPJ

HABILIDADES Y ATRIBUTOS: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana. Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.

PODERES:
→ Telepatía: Habilidad para sondear los pensamientos superficiales de cualquier sujeto cercano y escucharlos como escucharía hablar a esa persona. Con el tiempo suficiente, puede enterarse casi de cualquier cosa sobre el sujeto.

→ Seducción: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o emocionalmente a la persona poseedora del poder. El vampiro seduce a los demás hasta lograr controlar las emociones de su adversario a su antojo. Funciona en cualquiera de los dos sexos. Este poder funciona únicamente como atracción.

→ Persuasión: Habilidad para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona. Este poder logra que otras personas realicen acciones, sin que éstas puedan negarse o incluso darse cuenta, mediante palabras con entonación imperativa, es decir, ordenándolas.

Maldito el día en el que Chanel, un hombre muy distinto a lo que fue entonces, decidió alejarse de su más profundo ser; tan delicado e indulgente, lograba cautivar hermosas almas en pena que sin razón alguna, necesitaban de un corazón para sostenerse; latir, bombear, pero todo eso dejó de ser normal para el simpático muchacho de familia elegante. Cuando se convirtió en un vampiro, já, cuando lo hizo, Chanel dejó de ser un hombre seductor, y pasó a ser alguien sin corazón, literalmente.
El amor nunca está en sus planes, pero tratará de seducir hasta al mismísimo diablo para succionar su sangre.
Se podría decir que nunca fue un muchacho cándido, pero sí que fue alegre.
Debido a las aberraciones genéticas que compartía con su padre, decidió dedicarse al arte; mancharse de pintura le resultaba mejor que mancharse de sangre. Los pinceles y acuarelas le mantenían en sintonía con los hermosos colores del paisaje que notaba por su ventana; fue el único pasatiempo que sus padres aceptaban, porque desde que es un infante, fue controlado como una ficha de ajedrez.
Es un ser ambicioso y capaz de ver orden en el caos, pero algunas veces es él quien crea el caos dentro de su propia vida, que al final, llegó a ser tan psicótica como el sol o incluso la misma luna.

Nos establecemos en la estación más codiciada de todo el año, el otoño. Era irónico cuán hermoso podía ser el otoño, y cuán similar podría ser a aquella hermosa mujer que yacía en una cama, gimiendo, pujando, y que con el pasar de los minutos, su estado caía como las hojas de los árboles, y su alegre aspecto perdía aquél toque vibrante que solía tener ya hace unos días. Después de unas horas, se escuchó el llanto de un bebé, que nació teniendo unas características hermosas; un cabello tan rojizo como la sangre y los ojos tan característicos del mar. Pero justo en ese momento sucedió un terrible infortunio; la mujer no lo sabía, pero uno de los dos debía morir, y claro, como siempre, la madre debía hacerlo. Fue así como un cuerpo fue tirado unos metros bajo tierra y otro, fue enviado a un orfanato.
La morada del peregrino fue probablemente el primer orfanato fundado en Saumur, con grandes pasillos conformados de grandes piedras y puertas gigantes de madera. Chanel, o como decidió nombrarlo su madre antes de morir, fue un niño custodiado por monjas desde que tiene recuerdos, pero debemos detenernos, porque el chiquillo decide olvidar todo ésto después de ser adoptado por una elegante familia de buenos recursos económicos; su apellido pasaba de boca en boca todos los días, y no podríamos asegurar que fueran cosas buenas, sino más bien, rumores que podrían dejarles tras las rejas. Los Clutterbuck eran tan tiranos como podían, sus esclavos les aborrecían y sus vecinos, ni hablar.
Vivir en una mansión siendo hijo único nunca estuvo dentro de los planes del pelirrojo, quien se sentía un chiquillo afortunado.
Fue creciendo tanto en alma como cuerpo, y cada año parecía ser una persona distinta; cumpliendo sus caprichos de niño rico, uno por uno. Solía hacerse la víctima cuando sucedía algo malévolo, puesto que dentro de la mansión Clutterbuck, las paredes se manchaban de sangre junto con las costosas alfombras, que antes solían ser blancas, pero desde que llegó Chanel, pasaron a ser rojas.  Los trabajadores escuchaban tras las puertas pequeñas excusas como "él me provocó" o, "sabes que debía hacerlo padre, por ti"  y claro que salían huyendo por las inmensas puertas de la mansión, corriendo el rumor de que el joven Chanel Clutterbuck asesinaba cuantas veces pudiera.
Pero siempre se hizo caso omiso a ésto, se evitaba hablar de un chico caprichoso que tenía malos hábitos y que solía manchar de sangre sus manos.
Pero hubo un día, sí, un día, en el que el muchacho no pudo evitar tropezarse con alguien llamado "amor" y caer en sus brazos para así sentirse protegido. Observó a una mujer caminar por los pasillos de "The Louvre", su lugar favorito para pasar los ratos libres. Observar los hermosos retratos de mujeres desnudas, o hermosos paisajes pintados por grandes artistas llenaban un hondo y estrecho sentimiento al que Chanel solía llamar satisfacción. Pero ese rostro le había hecho desvanecerse por completo, y no podríamos hablar de su cuerpo, porque tendríamos que describir a la mismísima Afrodita. Aquella piel tan blanca como la nieve logró cautivar todos los sentidos del pelirrojo, quien decidió entregarse a ella inmediatamente, sin pensarlo ni un mínimo instante; pero aquél fue un gran error.
La luna fue testigo de las miles de obscenidades que se hicieron dentro de aquella habitación tan oscura; se escuchaban gemidos, se escuchaban gritos, y se podría pensar que hicieron cosas horrendas, pero ninguna de ellas supera el hecho de que Chanel murió esa misma noche, o así se podría decir.
La mujer dejó al muchacho sin un rastro de sangre dentro de su cuerpo, y luego, le dio a probar un poco de la de ella, para luego marcharse por la puerta y olvidar al pelirrojo por completo.
Así fue como uno de los Clutterbuck se convirtió en vampiro, y en uno de los peores para la época; es irónico, claro que sí, puesto que fue asesinado entre gemidos, como lo hizo su madre.
Errante y con un alma en pena, Chanel decidió marcharse de Saumur sin avisarle a sus queridos padres, e hizo un largo viaje hacia París, "la ciudad del amor". Allí vivió del dinero que traía dentro de su billetera, y bebió de la sangre de millones de mujeres que se entregaban (como una vez lo hizo él) a un desquiciado demonio que no ansiaba amor, sino saciar su sed de venganza.