The journey back home (Lacey Cléirigh)

por **Gilbert de Lafayette** Mar Mar 27, 2018 4:40 pm

Gilbert sabía que Lacey llegaría tarde. Era propio de ella, llevaba tarde a sus entrenamientos cuando era una niña pequeña y llegaría tarde ahora que se había convertido en una mujer adulta. Lafayette siempre había sido demasiado permisivo con ella, no la había regañado lo suficiente, por eso ahora tenía que esperarla en la esquina de las Tullerias, justo frente al Palacio del Louvre.

Ahora era un museo, según Layla, a los parisinos les encantaba visitarlo para ver las pinturas de los grandes artistas europeos... Él pensaba, en cambio, que la gente se sentía atraída por la posibilidad de contemplar el lugar en el que habían vivido generaciones y generaciones de monarcas.

Ahora, la realeza prefería Versalles.

Por un momento imaginó a Lacey con un pomposo vestido y una empolvada peluca en una de esas fiestas que tanto gustaba a la nobleza. Se la imaginó escandalizando a condes y marqueses y a los mismísimos reyes si la ocasión se le presentase. Se imaginó a sí mismo, entre mortificado y divertido por la desfachatez de la muchacha. La situación, gracias a dios, jamás se daría.

Llevaba un tiempo sin ver a la joven cazadora, pues un asunto relacionado con hombres lobo lo había reclamado en el Sur de Francia y su pequeño viaje se había alargado más de lo que había previsto. Pocas veces hacía esos viajes solo, pero otros trabajos requerían a las mujeres en París, por lo que había dejado a Layla a cargo de la niña y de la casa y se había marchado ligero de equipaje.

Cuando el asunto estuvo arreglado y se dispuso a volver a París, se apresuró a enviar una misiva antes de subir en el carruaje y emprender el camino. Estaba ansioso por volver a casa y le había pedido a Lacey que se reuniera con él en el centro.

Gilbert echó otro vistazo al Louvre y después aseguró la maleta que cargaba con él, procuraba tener especial cuidado, pues además de ropa, contenía sus armas y no podía permitirse perderlas.

por **Lacey Cléirigh** Mar Mar 27, 2018 4:58 pm

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Ese día hizo todo lo posible, todo lo que estuvo en sus manos para poder llegar a tiempo pero no pudo, ¡No se pudo!, morfeo ejerce en Lacey un gran poder del cual no le es fácil librarse y tampoco es que lo intente demasiado pero otra vez se le había hecho tarde, se llevo un pan a la boca basto con 3 mordidas y un poco de leche recién ordeñada para tomarlo como un desayuno, por supuesto que Layla la regaño pues aquello no podía ser llamado tal cosa como desayuno pero a la muchacha ya se le había hecho tarde, claro que no la obedeció y salio a toda prisa a tomar el primer caballo que se le puso por el frente.

Lacey no era una experta montando a cabello pero tampoco la peor así que sabía defenderse un poco, tomo prestado uno que era de color café y que suele andar todo el tiempo fuera de las caballerizas para por lo menos no llegar tan tarde a su encuentro con su tutor Gilbert, -De verdad lo siento, ya ni siquiera se cual es la razón por la que jamás llego a tiempo- se encogió de hombro para enseguida poder bajarse del caballo y correr a darle un gran y fuerte abrazo -Bienvenido a casa- lo había extrañado mucho además de preocupado pues las ausencias largas jamás es algo divertido.

-Llevo dos en una semena- le comento orgullosa con una evidente sonrisa en la boca, sabía que tal vez a Gilbert aquello no le agradaría tanto pues siempre le a pedido que no lo haga sola a pesar de que Lacey ya esta más que lista para poder hacerlo.

por **Gilbert de Lafayette** Mar Mar 27, 2018 5:16 pm

Tuvo que dar un salto hacia atrás cuando Lacey apareció montada a caballo. Hubiese sido bastante triste morir atropellado después de haber sobrevivido a mil cosas peores. — ¡Con cuidado! — Se acercó a sujetar las riendas y acariciar al animal, aunque sus ojos seguían fijos en la mujer a la que había estado esperando y no pudo evitar dedicarle una sonrisa. — Yo sí que lo sé, ¿A estas horas? Estoy seguro de que te habías quedado dormida. — Esa solía ser la razón favorita de Lacey para no presentarse temprano a ninguna cita, Gilbert se hacía una idea bastante clara de lo que había estado haciendo la noche anterior.

La abrazó muy fuerte cuando ella estuvo en el suelo y se lanzó a sus brazos. Por supuesto que la había echado de menos y se había preocupado por ella y por Layla infinitamente. — ¿Cómo habéis estado? — inquirió, apartándose lo justo para poder mirarla a la cara, pero sin romper del todo el abrazo. — ¿Dos? Supongo que habrás ido tú sola... ¿Te encuentras bien? — Era evidente que Lacey estaba bien, sin embargo, Lafayette necesitaba oírlo para sentirse mejor.

— Yo solo me he encargado de uno, pero era uno muy grande y muy malo. Llevaba tiempo atacando a los granjeros del lugar. — Habló bajito para que nadie más pudiera escuchar lo que decían y de nuevo bajó la cabeza para vigilar su maleta de viaje. — Y te he traído un recuerdo. — añadió, ensanchando un poco la sonrisa.

por **Lacey Cléirigh** Sáb Mar 31, 2018 12:55 pm

Lacey casi sabía cada respuesta que saldría de la boca de Gilbert después que le contó acerca de dos que se había encargado ella, por supuesto siempre la felicitaba pero se preocupaba al mismo tiempo -No importa voy ganando yo, yo dos y tu uno- dijo toda orgullosa levantando un poco el rostro - Contestando a tu primera pregunta hemos estado bien tanto Layla como yo- se le olvido enseguida lo que iba a decir cuando escucho acerca del recuerdo, tal vez ya no era una pequeña pero todas esas cosas siempre la emocionaban y la hacían brincar un poco como ahora mismo lo hacía.

-¿Qué es?- no dejaba de observar la maleta de viaje -¿Se puede abrir aquí? ¿O habrá que esperar a llegar a casa?- tal cual parecía una pequeña que quería abrir la maleta en ese preciso momento -Por cierto no quiero ser una cuenta cosas pero se que te dije que estamos bien, lo cual lo estamos pero yo ya le dije a Layla que se revise, tiene tiempo con síntomas no normales por las mañanas - se encogió de hombros, sabía que si Layla no quería escucharla, Gilbert lo haría y por supuesto que también tomaría acciones rápidas.

por **Gilbert de Lafayette** Sáb Mar 31, 2018 1:14 pm

Gilbert levantó una ceja y observó a Lacey con mucho interés, tuvo que hacer un esfuerzo por mantenerse serio y finalmente negó con la cabeza, esbozando una sonrisa llena de afecto. — No sabía que teníamos una competición, señorita... por eso mismo no me parece justa tu victoria. — Con cuidado palmeó el hombro de su protegida, su ahijada, la muchacha a la que quería como si fuese otra parte de su familia. — De todos modos, tendré que aplicarme más a fondo para adelantarte, la estudiante de puede superar al maestro tan pronto.

Miró la maleta y negó con la cabeza. — No, eso no se puede abrir hasta que lleguemos a casa. Pero por suerte para ti... — Gilbert empezó a rebuscar en los bolsillos de su casaca. — tu regalo no está en la maleta, lo tengo por aquí, si me das un momento lo encontraré enseguida. — Sabía perfectamente donde estaba y no había tantos bolsillos en lo que perder el paquete, pero sabía que Lacey no era muy paciente y quería provocarla un poco.

Cuando por fin sacó el paquete, bien envuelto, se lo tendió a la muchacha con una sonrisa, eran chocolates del sur: unos dulces rellenos de chocolate que encantarían a Lacey, estaban dentro de una pequeña cajita pintada con gusto y bien lacada. — Tienes que prometer que no te los comerás muy rápido, ¿Entendido? — Era capaz de quedarse indispuesta.

Podría haberle traído algo relacionado con lo que hacían, pero Gilbert procuraba no hacer esas cosas como regalos, pues, aunque Lacey era una buena cazadora, también era una mujer joven, alegre y llena de vida, no quería que olvidara esa parte de sí misma.

A pesar de la alegría del momento, su sonrisa cambió por un mohín cuando escuchó las noticias sobre Layla. — ¿Quieres decir que está enferma? No ha hecho nada por averiguar lo que le pasa... En cuanto llegue a casa la mandaré con un doctor, ¿Cómo es posible? — La preocupación le impidió ver lo que Lacey estaba obviamente insinuando.

por **Lacey Cléirigh** Vie Abr 06, 2018 12:36 pm

¿Que no era una competencia? si para ella lo fue desde que por fin Gilbert le dio el visto bueno para poder comenzar a cazar sola , desde entonces contaba para poder ganarle a su gran maestro, obviamente era mera diversión si por algo no llegaba a ganar le daría igual porque a pesar de todo prefiere hacer las cosas en conjunto pues no solo a Layla le preocupa que el señor ande solo por ahí cazando.

Se podría observar a Lacey dando saltos nuevamente de emoción porque no tendría que esperar a llegar a casa para poder ver su regalo aunque eso si le desesperaba un poco que Gilbert de Lafayatte tardará tanto en buscarlo y dárselo - Vaya, al fin dijo cuando por fin el hombre le entrego su buen y bonito envuelto regalo, primero le quito el envoltorio para poderlo ver bien mientras escuchaba lo que era - No prometo nada- la muchacha de cabellos castaños podría ser todo un desastre pero era bastante sincera.

De hecho tomo un de los chocolates y se lo llevo a la boca mientras escuchaba como Gilbert se quejaba de que la buena mujer de Layla no quería ir con un médico -Ya ves cómo es ella todo quiere solucionar pues con, ya sabes, además creo que ella sabe perfectamente lo que tiene, yo sospecho también y no puedo creer Sr. Lafayatte que ni se lo imagine-

por **Gilbert de Lafayette** Vie Abr 06, 2018 2:45 pm

— ¿Te gustan? — evitó rodar los ojos al ver a su ahijada llevarse dos chocolates a la boca. Parecía satisfecha, pero Gilbert quería estar seguro de que había acertado con su regalo. — Pensé que te gustarían. Eres muy golosa y una glotona. — Se acercó un poco más a ella para revolverle el cabello y acabó por pasar un brazo por sus hombros.

Intentó no parecer preocupado, manteniendo la sonrisa en su rostro, aunque no dejaba de pensar en Layla, ¿De verdad estaba enferma? Confiaba en ella más que en nadie, su magia jamás les había fallado, pero también era lo más importante en su vida, junto a Lacey, no podía dejarlo pasar. — ¿Entonces no es nada grave? Sé que ella tiene sus métodos, pero quizá debería solicitar una segunda opinión. La medicina moderna tampoco es mala.

Le pareció extraño que Lacey pensase que él debería saber que le pasaba, llevaba un tiempo fuera de casa y antes de irse no le había parecido que a ella le pasara nada raro. — Lacey, sé que te encantan los misterios, pero sabes que me estás haciendo sufrir, si tienes algo que decir, dilo sin más. Te lo suplico. — Le dio un suave apretón y se agachó para recoger su maleta. Por suerte, su caballo no se había movido del lugar, Lacey se había traído al más obediente de su establo.

por **Lacey Cléirigh** Dom Abr 15, 2018 9:18 pm

La mujer de cabellos oscuros que lleva por nombre Lacey solo suspiro mientras se acurrucaba un poco en Gilbert quien había pasado su brazo por sus hombros, al mismo tiempo que tomaba un ultimo chocolate para llevarlo a su boca, si…se había prometido internamente que ya no comería más hasta la mañana siguiente porque la verdad están muy buenos como para terminarlos en un dos por tres a pesar de que se moría de ganas de comerlos todos en esos momentos pero al final siempre fue fuerte.

Por supuesto que en todo ese pelear con su cabeza también se tomo el tiempo de escuchar al preocupado de Gilbert que trataba de fingir no estarlo pero por supuesto que no le salía, lo increíble aquí es lo ingenuo que llegan a ser los hombres casi casi tienes que decírselos con peras y manzanas para que entiendan pero Lacey sabía que ella no sería quien le explicará no era su momento, se moría de ganas por decírselo pero aquello le correspondía solo a Layla pues se trataba de un tema en pareja.

Aunque por un parte una muy pequeña parte escondida dentro de su cerebro, llegó a hacerla pensar en que pasaría si con la llegada de un bebe, Gilber y Layla decidieran no apoyar más a Lacey, ella ya es lo suficientemente grande y capaz de mantenerse sola pero ellos eran lo más cercano a una familia que tenía, pues la suya la había perdido hace tanto, no quería perder nada de eso y por más que ella no quisiera de repente se le cruzó ese pensamiento por la cabeza - Lo siento Lord Lafayette pero eso es algo que a mí no me corresponde- se lo dijo de la forma más sería posible pero después tuvo que reír -En verdad, no creo que tengas que preocuparte por eso, sino todo lo contraría-.

A lo lejos observo en la esquina aquella tienda que solia estar abierta más tiempo que cualquier otra -Vamos a la tienda, la srita fitzsimmons me encargó algo para poder completar la cena- por supuesto que Layla quería preparar el platillo favorito de Gilbert.

por **Gilbert de Lafayette** Dom Abr 15, 2018 9:38 pm

Lafayette dejó escapar un soplido hastiado y se detuvo en seco cuando Lacey decidió que quería ir de compras. Miró la tienda que ella señalaba y la dejó ir con un asentimiento de cabeza, deshaciendo el camino andado para acercar el caballo que ella había traído.

No estaba muy seguro de comprender a su ahijada, le decía que Layla se sentía mal y luego se negaba a hablar del tema. ¿Era tan voluble o quería torturarlo un poco antes de que ambos pudieran llegar a casa? Con la joven Lacey jamás se podía estar del todo seguro.

— Pero date prisa, he cruzado toda Francia y estoy bastante cansado del viaje. Además, dices que no debo preocuparme, pero eso no sirve de nada, estoy preocupado... Cuando tú dices que algo no tiene importancia, probablemente se trata del apocalipsis. — El viaje había resultado de verdad agotador. Además de volver a casa, comer algo y ponerse al día con las dos mujeres, Gilbert deseaba poder dormir un poco, aunque eso tendría que esperar hasta que pudiera estar seguro de que a Layla no le sucedía nada malo.

Sintió la cabeza del caballo golpeando suavemente su costado y enseguida dejó caer la maleta para acariciar su cuello. Era uno de sus animales favoritos, ya no era joven, pero seguía siendo fuerte y confiable, quizá no el más rápido de sus establos, pero compensaba eso con su buen carácter y su docilidad.

— ¿Lacey? — Llamó a la muchacha desde fuera de la tienda, urgiéndola de nuevo a que se diera cuanta prisa pudiera. — ¿Vas a cocinar tú junto a nuestra doncella? No creas que voy a permitir que Layla lo haga si está enferma.

por **Lacey Cléirigh** Mar Abr 24, 2018 8:08 pm

Lacey solo rodó los ojos porque de cierta forma Gilbert le estaba dando a entender que ella era una exagerada, bueno acá entre nos si lo es pero por supuesto que ella se niega aceptarlo, así es, Lacey dirá que no es una exagerada aunque todos sabemos que es lo contrario -Ay, Señor por amor a todo lo sagrado me haces ver como una exagerada cosa que no soy- dijo antes de entrar a la tienda.

Cuando estaba ya dentro el silencio en ella le pareció bastante extraño, esa era la tienda que normalmente ella o Layla frecuentaban y suele estar llena de vida ya que el dueño el Sr. Filbert siempre la atiende alegremente con un gran saludo a cada uno que pasa por aquella puerta que por bueno el instinto tan bueno de Lacey le hizo comprender que lo mejor era no dejar que esta se azotara así que la cerró lentamente.

Para su suerte algunos de los muebles donde el dueño de la tienda ponía su mercancía eran lo bastante buenos como para que ella pudiera esconderse, y no se encontraba en un error el pobre Sr. Filbert se encontraba con las mano arriba sin poder moverse pues estaba siendo asaltado, justo cuando la chica de cabellos negros pretendía llevar su mano debajo de la falda de su vestido donde guarda una de sus estacas, uno de los asaltantes ya se encontraba frente ella, a juzgar por su velocidad y lo fácil que la había detectado estaba más que segura que se trataba de un vampiro.

-Claro, dos contra un pobre hombre mayor, son lo peor- le dijo adelantándose a poder darle un golpe antes de que este lo hiciera con ella, logro librarse de que este la atrapara pero justo en ese momento Gilbert la nombro, ahora los vampiros sabían que había alguien más afuera -No saben con quien se meten, tranquilo Sr. Filbert- dijo mientras observaba como el segundo vampiro trataba de salir para poder atacar a Gilbert.

por **Gilbert de Lafayette** Mar Abr 24, 2018 9:10 pm

— ¿Lacey? — Volvió a llamarla, esta vez más alto. En el rato que habían estado charlando había terminado de anochecer y el hogar de Lafayette no estaba precisamente cerca del centro... La vuelta a casa se le haría eterna. Además, no llegarían a tiempo para cenar, no debería haber permitido a la niña que se parara a comprar algo.

No obtuvo ninguna respuesta.

Gilbert suspiró y ató el acaballo a una farola que quedaba en la esquina junto a la tienda. Sabía que hacer eso no estaba permitido, pero no sería mucho rato y tenía que asegurarse de que su ahijada se encontrara bien sin correr el riesgo de perder a su mejor montura.

¿Por qué la tienda estaba abierta después del atardecer? Estaba cansado y nada de aquello tenía mucho sentido, por lo que caminó despacio y se asomó por el cristal del escaparate, justo a tiempo para ver a Lacey encarar a un hombre mientras otro se movía de forma imposiblemente rápida hasta la puerta. — Merde... — No quería luchar, llevaba haciéndolo durante todo su viaje, solo para volver a casa y meterse en problemas nada más pisar París. Estaba muy, muy cansado.

Retrocedió lentamente, su atención pasó deprisa a la maleta que había colgado del costado de su caballo. La abrió deprisa, aunque el objetivo de su viaje habían sido los licántropos, había sido lo bastante previsor como para llevar una estaca consigo por si acaso la ocasión lo requería. Para su fortuna siempre había sido un hombre previsor.

Cerró la maleta y guardó el arma tras su espalda, sujetándola con fuerza en la mano derecha mientras corría y abría la puerta de la tienda por la que el vampiro estaba tratando de salir. No lo engañaba, sabía que podría arrancarla sin esfuerzo si eso fuese lo que quisiera. A no ser que aquellas dos criaturas llevaran días sin alimentarse, en ese caso serían un blanco fácil. — Bon soir, ¿Ocurre algo aquí? — En lugar de mirar al hombre, sus ojos fueron directamente hacia Lacey, indicándole con una mirada que estuviera preparada y antes de que nadie le respondiera dio un paso al frente y clavó su estaca en el pecho del vampiro, empujándolo hacia dentro con todo el impulso que pudo emplear y cerrando la puerta de nuevo.

por **Lacey Cléirigh** Jue Mayo 03, 2018 5:34 pm

Además del cariño algo que había crecido entre ambos era la manera de comunicarse, habían pasado a saber que significaba cada una de las expresiones hasta la más mínima por eso cuando lo vio entrar no solo sintió un gran alivio si no que se alegró de que entendiera perfectamente aquello que trataba de decirle atreves de la mirada -¡Ese movimiento fue muy bueno- le aplaudió un poco pero en seguida tomo la estaca de donde la guardaba y se la lanzo al segundo vampiro.

Esta paso justo al lado de Gilbert para acercarse hasta el siguiente vampiro y darle justo en el blanco, en el pecho por lo que era otro punto para ambos -¡SI! Punto para nosotros- dijo toda emocionada para después recordar que el pobre dueño de la tienda seguía ahí seguramente muy asustado así que corrió hasta donde él para decirle que no se preocupara más pero que la próxima vez tuviera mucho cuidado, también le aconsejo que no dejará la tienda abierta tan tarde.

Tomo rápidamente lo Layla le había pedido para la cena pues sentía la presión del buen Gilbert que llevaba prisa por ir a casa y poder recostarse un poco, el viejecillo de la tienda como agradecimiento le regalo las cosas, perfecto no tendría que pagar por ellas así que decidió agarrar solo un pequeño dulce extra. -Muchas gracias, nos vemos pronto- dijo mientras salía a toda prisa junto con Gil -Ya perdón, de verdad necesitaba estas cosas, Layla me las pidió- volvió a repetirlo para que así su tutor no le reclamará absolutamente nada.

por **Gilbert de Lafayette** Jue Mayo 03, 2018 6:20 pm

Tuvo que apartar la cabeza para que la estaca de Lacey no lo golpeará a él en lugar de a su objetivo, el arma pasó justo por delante de su nariz, directa al vampiro que había actuado deprisa para intentar salvar a su amigo y cuando le dio en el pecho, la criatura cayó hacia atrás, herida y cansada.

Gilbert dejó escapar un suspiro y caminó hasta el vampiro caído, justo contra uno de los mostradores del pobre tendero. — ¿Qué te he enseñado? La caza no es algo que valga la pena celebrar. Y mucho menos antes de tiempo. — Mientras su ahijada ayudaba al tendero, Gilbert se agachó y sostuvo el mango de la estaca, apretando con fuerza para que se clavara del todo en el pecho de la criatura hasta matarla del todo.

La extrajo antes de que su atacante se convirtiera en polvo y con mucho cuidado la limpió antes de tendérsela de vuelta a Lacey, ya cargada con todo lo que decía necesitar.

— À bien tôt, monsieur. — Se despidió del hombre antes de salir a la calle, a toda prisa caminando tras la chica de regreso hasta el caballo. — ¿Por qué Layla quiere cocinar si está enferma? — Empezaba a darle miedo volver a casa. ¿Así se trataban las cosas cuando él no estaba? La despensa debería estar siempre llena y su doncella debería encargarse de hacer las compras, no Lacey. — ¿Y qué pasa con Gladys? Debió enviar a Gladys a hacer la compra. Para eso le pago un salario.

por **Lacey Cléirigh** Sáb Jun 02, 2018 11:16 am

Los ojos de Lacey solo rodaban pues desde que habían salido de la tienda no había más reclamos en forma de preguntas que su bue tutor hacía, la verdad es que así era Gilbert de Lafayette, La muchacha ya estaba acostumbrada y estaba segura de que todo el camino a casa se trataría de eso además de una platica sobre no celebrar cuando se trata de cazar lo que sea -¡Gilbert!- le dijo mientras ella se daba la vuelta y caminaba de espaldas para poder ver al Sr. Lafayette, después de todo no temía en caerse pues confiaba en que si iba a pisar algo o chocaría con algo, el hombre frente a ella se lo diría.
-Gladys es la doncella no nuestra esclava- le dijo firmemente.

La pobre mujer había estado dos semanas con trabajo de más debido a que el jardinero tenía a su esposa enferma y no pudo asistir un par de días, por supuesto que Gladys no dejaría que las hermosas plantas ni flores se descuidaran, además de que estaba también al cuidado de Layla -La pobre de Gladys ha tenido mucho trabajo esta semana, la esposa del Jardinero se encuentra muy enferma- tanto que Layla justo el día anterior fue a visitarla para darle unos de esos remedios que ella solo sabe hacer.

-A parte, tu mejor que nadie conoce a Layla, desde que se pusieron de cursis y ay si siempre te he amado y te seguí desde américa por eso, ay si yo también te amo perdón por no decírtelo antes- estaba tratando de arremedar la voz de ambos -… y se ya estén como una pareja, Layla sigue haciendo alguna de las cosas que hacía antes porque le gusta- Layla jamás dejaría de cocinarle a su amado Gilberte -La cocina es lo menos que a dejado- dicho todo eso la muchacha de cabellos negros volvió a girarse para caminar bien y al lado de Gil.

por **Gilbert de Lafayette** Sáb Jun 02, 2018 11:37 am

Lacey era joven y no comprendía muchas cosas, no comprendía los sacrificios que él había hecho durante toda su vida para luchar por la libertad. Por eso cuando ella insinuó que trataba a Gladys como a una esclava, el hombre dejó de caminar un momento y apretó los labios para no decir nada. — Señorita... — La sujetó un momento, reconduciendo su camino para que no chocara con un par de trabajadores que caminaban en la dirección opuesta cargando con barriles. A Gilbert no le resultaba del todo sencillo, pues llevaba a la chica de un brazo y las riendas del caballo del otro. — He escrito tratados en contra de la esclavitud y he pagado un precio muy alto por ello. Si hay problemas en casa puedes explicarlo como es debido y ya está.

Era obvio que se había perdido muchas cosas mientras estaba fuera, prefirió centrarse en pensar en eso y no atender a las burlas de Lacey, Gilbert aún se sentía mal por todo lo que había pasado. En cierta forma pensaba que estaba siendo injusto con Layla y con Adrienne al mismo tiempo.

— ¿Estás segura de que a ti no te ocurre nada? Tu humor está un poco alterable, ni siquiera hemos pasado media hora juntos y mírate. —Tomó su brazo cuando ella se puso por fin a su lado, caminando como un padre lo haría con su hija, pues después de todo eso era Lacey para él. — Si la esposa del jardinero está enferma le pagaré un buen doctor y si Gladys necesita ayuda contrataré a otra doncella. Y sé como es Layla, eso no significa que me guste ver como se fatiga si está enferma. — La idea le resultaba especialmente dolorosa, había perdido a Adrienne de aquella manera, no soportaría perder también a Layla. — ¿Recuerdas como fue cuando murió mi Adrienne? Estas cosas son muy serias, Lacey. No queremos que vuelva a ocurrir. — Sostuvo con fuerza el brazo de la chica con aire protector, pero evitó mirarla directamente para que ella no viera el pesar en su mirada.

Solo esperaba que Lacey estuviera exagerando y que Layla no hubiese sido contagiada de lo que afligía a la mujer del jardinero.

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