AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Feed me, feed me not // Privado - Yared
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Feed me, feed me not // Privado - Yared
Serpenteó por el pecho del vampiro con la yema de los dedos, descendiendo desde la nuez hasta el abdomen, donde bajo las sábanas coló la mano, al tiempo en que dibujaba una sibilina sonrisa de la que asomó una lengua bifurcada, humana, pero partida en dos como la de una pitón. Siseó y acarició la oreja del inmortal con la humedad de su sinhueso. A Zyanya le gustaba jugar, contraria a lo que se decía de su lado animal, ella era muy ardiente en la cama. Obviamente era a causa de la otra parte de su naturaleza, aquella que hacía que necesitara alimentarse del contacto carnal con otros seres, succionando su energía durante el sexo. La ventaja de acostarse con un cainita era evidente, tenía una mayor resistencia y, por mucho chi que sustrajera, no podía succionarle la vida. Así que ambos salían ganando, Yared disfrutando del lascivo, ardiente y salvaje cuerpo de la cambiante y ella drenando parte de su vitalidad, además de las ventajas que tenía lamer la ponzoña que el vampiro le daba para que ella se mantuviera joven y hermosa.
Rio contra el mentón del hombre, antes de contornearlo a breves mordida sin ningún afán de rasgarle la piel. Esperó a que se moviera un poco, retirando la mano del bajo abdomen foráneo donde seguía y se apartó ágilmente, sentándose primero al borde de la cama y luego alzándose. Fue a por una bata de seda que colgaba del perchero, se cubrió con ella los hombros, pero sin atar el cinturón, por lo que quedó abierta al frente por encima de sus pechos, tapando a penas la mitad de la areola de sus pezones. Se aproximó a la ventana y corrió las negras y tupidas cortinas que daban a la balconada. Era de noche, la luna brillaba radiante en el cielo y con sus haces plata, bañaba ahora el cuerpo de la dama. -¿Tienes hambre?- Preguntó con calma y aquel timbre de voz seductor y algo seseante que la caracterizaba. Giró el rostro, buscando la silueta del inmortal aún sobre la cama. Ambos eran considerados de sangre fría, insensibles, pero eran compañeros de viaje, se conocían, se entendían y se ayudaban. Eran como dos seres que formaban un simbionte. Se usaban el uno al otro y los dos salían vencedores de esos encuentros. Un acuerdo perfecto.
Pronto el cainita se reunión con ella, desnudo, rodeándola con sus brazos por la cintura. Dos manos que traviesas subieron por el frente, arrugando la tela a su paso hasta envolver los turgentes pechos de Zyanya con sus dedos. Los apretó despacio como si midiera la fuerza necesaria para sentirlos del modo en que quería al tiempo en que la provocaba. -¿Quieres que coma yo primero?- Inquirió en voz ligeramente baja, posando sus propias manos sobre las foráneas y le instó a apretar más con ellas como si amasara los dos montes que se mantenían altos y en su sitio. Alzó un poco el rostro y abrió la boca, mostrándole aquella lengua partida que movió despacio y de manera provocadora para que Yared la besara. El intercambio de fluidos era necesario para que ella se alimentara, más allá del morbo que cualquier tipo de contacto físico con él le provocara, el hambre de la diosa era voraz y difícil de satisfacer.
Rio contra el mentón del hombre, antes de contornearlo a breves mordida sin ningún afán de rasgarle la piel. Esperó a que se moviera un poco, retirando la mano del bajo abdomen foráneo donde seguía y se apartó ágilmente, sentándose primero al borde de la cama y luego alzándose. Fue a por una bata de seda que colgaba del perchero, se cubrió con ella los hombros, pero sin atar el cinturón, por lo que quedó abierta al frente por encima de sus pechos, tapando a penas la mitad de la areola de sus pezones. Se aproximó a la ventana y corrió las negras y tupidas cortinas que daban a la balconada. Era de noche, la luna brillaba radiante en el cielo y con sus haces plata, bañaba ahora el cuerpo de la dama. -¿Tienes hambre?- Preguntó con calma y aquel timbre de voz seductor y algo seseante que la caracterizaba. Giró el rostro, buscando la silueta del inmortal aún sobre la cama. Ambos eran considerados de sangre fría, insensibles, pero eran compañeros de viaje, se conocían, se entendían y se ayudaban. Eran como dos seres que formaban un simbionte. Se usaban el uno al otro y los dos salían vencedores de esos encuentros. Un acuerdo perfecto.
Pronto el cainita se reunión con ella, desnudo, rodeándola con sus brazos por la cintura. Dos manos que traviesas subieron por el frente, arrugando la tela a su paso hasta envolver los turgentes pechos de Zyanya con sus dedos. Los apretó despacio como si midiera la fuerza necesaria para sentirlos del modo en que quería al tiempo en que la provocaba. -¿Quieres que coma yo primero?- Inquirió en voz ligeramente baja, posando sus propias manos sobre las foráneas y le instó a apretar más con ellas como si amasara los dos montes que se mantenían altos y en su sitio. Alzó un poco el rostro y abrió la boca, mostrándole aquella lengua partida que movió despacio y de manera provocadora para que Yared la besara. El intercambio de fluidos era necesario para que ella se alimentara, más allá del morbo que cualquier tipo de contacto físico con él le provocara, el hambre de la diosa era voraz y difícil de satisfacer.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Cada campanada del reloj acercaba el ocaso, fueron sus labios los que serpentearon por mi cuello mientras su cuerpo se alzaba frio como un tempano de hielo.
Me removí pintando una sonrisa pérfida en mi rostro, conocía las necesidades de mi acompañante, la diosa azteca era una bella dama de fuego que se alimentaba del sexo que le ofrecía mi cuerpo, me consumía como a una vela, lo bueno es que era un poderoso inmortal muy capaz de soportar su necesidad, aquello era una simbiosis perfecta donde los sentimientos quedaban fuera del juego pues ninguno era capaz de tenerlos.
Su diestra se paseó por mi abdomen que se contrajo al ritmo que mis ojos rojos como brasas se abrieron para contemplar a la serpiente.
No dudo en apartarse con un juego sensual, a fin de cuentas ambos eramos depredadores y bien sabía ella que me excitaba darle caza.
Se colocó la piel de seda sobre su desnudo cuerpo y dejando mi mano alada para atraparla huyó de mi con una traviesa sonrisa hasta llegar al ventanal.
Giró su rostro para admirar mis ojos en una clara invitación que no tardo en llagar, pues tras ella mis pies descalzos acortaron la distancia y rodeando desde su espalda su cuerpo con mis brazos dejé un reguero de besos en su cuello.
Mis manos ascendieron salvajes alzando la tela que se arrugo a mi paso hasta que di alcance a sus montañas que estrujé entre mis dedos gruñendo voraz contra su piel.
Ladeé la sonrisa ante su pregunta sin dar respuesta, solo giró la cabeza y mi lengua envistió su boca con hambruna encontrándose con su sin hueso bifurcada.
Como dos espadas bailo silbando contra mi bastarda en la humedad de nuestras bocas en una gesta épica que llevó mi diestra a de un tirón girarla con un gruñido y con otro a subirla a mi cintura permitiendo a nuestros sexos húmedos encontrarse de forma ruda.
-Voy a follarte -susurré contra su boca tomándome una pausa que la sucubo no deseaba pues su lengua emergió de nuevo encontrándose con la mía en el exterior y atrayéndome de la nuca la clavo en mis profundidades devorándome como a un ratón.
Sus caderas se movían masturbarse contra mi dureza completamente desesperada gemía hundiendo sus uñas en mis hombros y tomando impulso con las piernas como un demonio trato de colar mi polla en su centro exigiendo mas de todo.
-Shhhhh -siseé deslizando mi boca por su mandíbula dibujándola con mis colmillos.
Su espalda se curvó por completo, expuesta a mis necesidades, sus pechos quedaron en vilo, alzados como montes picudos.
Los coroné con mi lengua entreteniéndome en morderlos, en jugar con ellos con mi lengua y en surcar los senderos de sus perfectas aureolas ahora duras.
Me removí pintando una sonrisa pérfida en mi rostro, conocía las necesidades de mi acompañante, la diosa azteca era una bella dama de fuego que se alimentaba del sexo que le ofrecía mi cuerpo, me consumía como a una vela, lo bueno es que era un poderoso inmortal muy capaz de soportar su necesidad, aquello era una simbiosis perfecta donde los sentimientos quedaban fuera del juego pues ninguno era capaz de tenerlos.
Su diestra se paseó por mi abdomen que se contrajo al ritmo que mis ojos rojos como brasas se abrieron para contemplar a la serpiente.
No dudo en apartarse con un juego sensual, a fin de cuentas ambos eramos depredadores y bien sabía ella que me excitaba darle caza.
Se colocó la piel de seda sobre su desnudo cuerpo y dejando mi mano alada para atraparla huyó de mi con una traviesa sonrisa hasta llegar al ventanal.
Giró su rostro para admirar mis ojos en una clara invitación que no tardo en llagar, pues tras ella mis pies descalzos acortaron la distancia y rodeando desde su espalda su cuerpo con mis brazos dejé un reguero de besos en su cuello.
Mis manos ascendieron salvajes alzando la tela que se arrugo a mi paso hasta que di alcance a sus montañas que estrujé entre mis dedos gruñendo voraz contra su piel.
Ladeé la sonrisa ante su pregunta sin dar respuesta, solo giró la cabeza y mi lengua envistió su boca con hambruna encontrándose con su sin hueso bifurcada.
Como dos espadas bailo silbando contra mi bastarda en la humedad de nuestras bocas en una gesta épica que llevó mi diestra a de un tirón girarla con un gruñido y con otro a subirla a mi cintura permitiendo a nuestros sexos húmedos encontrarse de forma ruda.
-Voy a follarte -susurré contra su boca tomándome una pausa que la sucubo no deseaba pues su lengua emergió de nuevo encontrándose con la mía en el exterior y atrayéndome de la nuca la clavo en mis profundidades devorándome como a un ratón.
Sus caderas se movían masturbarse contra mi dureza completamente desesperada gemía hundiendo sus uñas en mis hombros y tomando impulso con las piernas como un demonio trato de colar mi polla en su centro exigiendo mas de todo.
-Shhhhh -siseé deslizando mi boca por su mandíbula dibujándola con mis colmillos.
Su espalda se curvó por completo, expuesta a mis necesidades, sus pechos quedaron en vilo, alzados como montes picudos.
Los coroné con mi lengua entreteniéndome en morderlos, en jugar con ellos con mi lengua y en surcar los senderos de sus perfectas aureolas ahora duras.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 61
Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
El vampiro no se resistió al baila insinuante de la lengua de la azteca y las bocas de ambas se encontraron en un choque vigoroso y cargado de lascivia. Eran dos seres de la noche, cada uno a su manera, dos existencias frías y calculadoras, que en su relación habían encontrado un equilibrio perfecto. Se alimentaban el uno al otro, físicamente y con el intelecto. Ella era sus ojos en el exterior, su contacto con los vivos, y él era ese pozo de sabiduría inagotable que llenaba la cabeza de Zyanya de conocimiento.
La dama de hielo giró entre los brazos del cainitia y de un saldo se afianzó a su cintura con las piernas, mientras sus brazos reposaban en los hombros ajenos y las manos se paseaban por la espalda, arañando los omóplatos, marcando senderos que segundos después desaparecían sin dejar rastro de las huellas de la sibilina mujer que con hambruna succionaba la energía de aquel al que se comía. Sus orbes brillaron de un celeste radiactivo y entre las bocas de ambos, la fuerza vital pasaba de un cuerpo al otro como el oscilante humo negro de un cigarro.
La pausa enfureció a la serpiente que sin dudarlo siquiera, comenzó a moverse. Su fría figura buscaba el calor de la verga que danzaba contra los labios de su sexo y se colaba entre sus nalgas con cada vaivén que ella infundía al empujar con la pelvis. -¿No has dicho que ibas a follarme? Pues hazlo.- Su voz sonó sibilina y las eses se prolongaron cuando su bifurcada lengua rozaba dientes y paladar. Él la hizo callar y la mirada de ella se oscureció, dejando de brillar por un momento. Sin embargo, los afilados colmillos del inmortal pronto surcaron la piel su mandíbula y descendieron por el cuello, logrando que al diosa se echara lentamente hacia atrás hasta sujetarse con las manos en los hombros y dejar que su espalda se arqueara hasta dejarse casi caer, sostenida por los fuertes brazos de Yared.
La sinhueso del vampiro endureció los pezones de la azteca de inmediato y toda la piel de ella se erizó, como si una corriente cálida hubiese invadido su cuerpo al completo. Su dermis cambió y, por unos segundos, se cubrió de escamas doradas que relucieron bajo la luz de la luna como si ondearan, pero pronto desaparecieron. La excitación a veces la afectaba de aquel modo, especialmente con ese dichoso Black, capaz de suscitar su lado más oscuro. Se alzó de nuevo, irguiendo la columna y sus orbes se clavaron en el rostro ajeno. Deslizó la lengua entre sus carnosidades y la movió antes de con ella recorrer un lado de la cara del inmortal, ascendiendo hasta buscarle las cosquillas en la oreja. -Méteme esa gruesa y dura polla de una vez, Yared...- Susurró en un tono mezcla entre súplica y orden. Porque el deseo teñía su voz, pero no dejaba de ser la diosa Coatlicue.
La dama de hielo giró entre los brazos del cainitia y de un saldo se afianzó a su cintura con las piernas, mientras sus brazos reposaban en los hombros ajenos y las manos se paseaban por la espalda, arañando los omóplatos, marcando senderos que segundos después desaparecían sin dejar rastro de las huellas de la sibilina mujer que con hambruna succionaba la energía de aquel al que se comía. Sus orbes brillaron de un celeste radiactivo y entre las bocas de ambos, la fuerza vital pasaba de un cuerpo al otro como el oscilante humo negro de un cigarro.
La pausa enfureció a la serpiente que sin dudarlo siquiera, comenzó a moverse. Su fría figura buscaba el calor de la verga que danzaba contra los labios de su sexo y se colaba entre sus nalgas con cada vaivén que ella infundía al empujar con la pelvis. -¿No has dicho que ibas a follarme? Pues hazlo.- Su voz sonó sibilina y las eses se prolongaron cuando su bifurcada lengua rozaba dientes y paladar. Él la hizo callar y la mirada de ella se oscureció, dejando de brillar por un momento. Sin embargo, los afilados colmillos del inmortal pronto surcaron la piel su mandíbula y descendieron por el cuello, logrando que al diosa se echara lentamente hacia atrás hasta sujetarse con las manos en los hombros y dejar que su espalda se arqueara hasta dejarse casi caer, sostenida por los fuertes brazos de Yared.
La sinhueso del vampiro endureció los pezones de la azteca de inmediato y toda la piel de ella se erizó, como si una corriente cálida hubiese invadido su cuerpo al completo. Su dermis cambió y, por unos segundos, se cubrió de escamas doradas que relucieron bajo la luz de la luna como si ondearan, pero pronto desaparecieron. La excitación a veces la afectaba de aquel modo, especialmente con ese dichoso Black, capaz de suscitar su lado más oscuro. Se alzó de nuevo, irguiendo la columna y sus orbes se clavaron en el rostro ajeno. Deslizó la lengua entre sus carnosidades y la movió antes de con ella recorrer un lado de la cara del inmortal, ascendiendo hasta buscarle las cosquillas en la oreja. -Méteme esa gruesa y dura polla de una vez, Yared...- Susurró en un tono mezcla entre súplica y orden. Porque el deseo teñía su voz, pero no dejaba de ser la diosa Coatlicue.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Sinuosas sus formas en una danza salvaje contra mi envergadura alzada. Necesitada suplicaba en ese vaivén de caderas oscilante que la atravesara mientras su boca entreabierta dejaba que la bifida lengua repasara mis labios golpeándolos con cadenciosas y exigentes palabras de como necesitaba hundirme entre sus piernas.
Golpeé su trasero de un azote, tenia el culo duro como una piedra, esa mujer era perfecta en cada una de sus formas y lo mejor de ella es que era insaciable.
Tiré de sus pitones con mis dientes, llevándola al borde de la locura, mamé de ellos succionando a tirones hasta que su piel se torno dorada y llena de escamas delatando su estado.
La baje de un tirón, la violencia formaba parte de nuestros encuentros y así la pared se convirtió en el lecho donde sus pechos descansaron. Gruñí mostrandole mis colmillos, quien era d los dos el mayor depredador, tomándola del cuello mientras siseaba salvaje revolviéndose. Le di un nuevo azote con la diestra antes de tomar mi verga y desde atrás pasearla por su coño cálido y bañado en fluidos, mas ni de lejos fue ahí donde la dejé seguí ascendiendo hasta su culo cerrado y la punta jugo a dilatarlo.
Cachondos ambos nos retamos, sus ojos apenas mostraban una raya negra, reptilianos chocaban con mis orbes de fuego y antes de que replicara de una estocada me enterré en su recto logrando que la serpiente gritara y gimiera al unisono.
Necesitaba sexo para alimentarse y yo se lo daba duro, con cada movimiento ella enloquecía, se relamía y así aflojé el agarre de su cuello ara proceder a las salvajes embestidas. Su boca me buscó por encima de su hombro, lenguas que se enredaron dentro y fuera de nuestras bocas, bífida la suya la envolvía por todas partes mientras siseaba por el gusto.
Llevo su diestra a su coño pellizcando su clítoris abultado, con su zurda acariciaba mis pelotas duras como rocas. La saque de nuevo porque de seguir así me correría demasiado pronto y solo había empezado el juego y con esa fuerza sobrenatural la giré encarandola.
Tiré de sus dos piernas, pero lejos de dejarlas en la cintura las subí a mis hombros y mi boca ávida de ella se hundió en aquel centro mojado. Repasé la cara interna de sus labios embebiendome de ella.
-Que bien sabe tu coño.
Golpeé su trasero de un azote, tenia el culo duro como una piedra, esa mujer era perfecta en cada una de sus formas y lo mejor de ella es que era insaciable.
Tiré de sus pitones con mis dientes, llevándola al borde de la locura, mamé de ellos succionando a tirones hasta que su piel se torno dorada y llena de escamas delatando su estado.
La baje de un tirón, la violencia formaba parte de nuestros encuentros y así la pared se convirtió en el lecho donde sus pechos descansaron. Gruñí mostrandole mis colmillos, quien era d los dos el mayor depredador, tomándola del cuello mientras siseaba salvaje revolviéndose. Le di un nuevo azote con la diestra antes de tomar mi verga y desde atrás pasearla por su coño cálido y bañado en fluidos, mas ni de lejos fue ahí donde la dejé seguí ascendiendo hasta su culo cerrado y la punta jugo a dilatarlo.
Cachondos ambos nos retamos, sus ojos apenas mostraban una raya negra, reptilianos chocaban con mis orbes de fuego y antes de que replicara de una estocada me enterré en su recto logrando que la serpiente gritara y gimiera al unisono.
Necesitaba sexo para alimentarse y yo se lo daba duro, con cada movimiento ella enloquecía, se relamía y así aflojé el agarre de su cuello ara proceder a las salvajes embestidas. Su boca me buscó por encima de su hombro, lenguas que se enredaron dentro y fuera de nuestras bocas, bífida la suya la envolvía por todas partes mientras siseaba por el gusto.
Llevo su diestra a su coño pellizcando su clítoris abultado, con su zurda acariciaba mis pelotas duras como rocas. La saque de nuevo porque de seguir así me correría demasiado pronto y solo había empezado el juego y con esa fuerza sobrenatural la giré encarandola.
Tiré de sus dos piernas, pero lejos de dejarlas en la cintura las subí a mis hombros y mi boca ávida de ella se hundió en aquel centro mojado. Repasé la cara interna de sus labios embebiendome de ella.
-Que bien sabe tu coño.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 61
Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
El azote la excitó, juntos disfrutaban del sexo duro, ella se curaba rápido, él era inmortal, la sangre de la diosa era como un elixir para vampiro que cuando le probaba multiplicaba su fuerza. Lo mismo le ocurría a ella cuando él le daba sexo pues aquel era su alimento y el vampiro sabía perfectamente cómo satisfacerla. Llevaban compartiendo experiencias varios años y se sustentaban mutuamente.
Cada bocado del cainita a los endurecidos pezones de la serpiente arrancaban un sibilino siseo y una oscilación de lengua bifurcada. Toda ella tembló, no de frío, sino de lo caliente que estaba. Otro azote más y ya estaba en el suelo, cara a la pared donde apoyaba las manos en un primer momento, pero enseguida las llevó a su trasero para con ambas separarse las nalgas. La verga ajena se paseaba por el sendere que había entre ellas, amenazando con penetrarla por el culo en vez de por el coño. A ella todo le parecía bien, no iba a ser la primera vez que se la follara analmente ni tampoco iba a ser la última. Si bien era cierto que no era lo habitual entre ellos y que, por eso mismo, el recto estrangulaba mejor el falo y eso a Yared le ponía muy cachondo.
En cuanto el capullo se abrió paso, dilatándole el esfínter, Zyanya jadeó entre dientes, afilando su mirada que buscaba la ajena. Le excitaba verle a los ojos, tener aquellas manos frías recorriendo su piel medio escamosa. Los dos tenían temperaturas muy bajas así que cuando follaban, el calor que desprendían, poco natural en ambos, era un contraste sumamente excitante.
Pasó una mano hacia delante y la coló entre sus propios muslos, deslizando el dedo corazón entre los labios empapados de su sexo. Se pellizcó el clítoris, tiró de este repetidas veces y luego se dedicó a masajear los testículos del inmortal que arremetía con deseo y vigor con cada estocada que daba. De pronto y sin previo aviso, el cainita sacó su larga y gruesa polla del culo de la dama y la giró, alzándola como si no pesara nada y la sentó sobre sus hombros, apoyándola de espaldas a la pared para que entre una cosa y otra, ella se sujetara. La lengua del vampiro se dedicó a beber de los fluidos que ella segregaba, saboreándolos como si fueran la ambrosía de los dioses griegos. Los dedos de la mujer se hundieron en la cabellera oscura de Yared, peinándolo y tirando de los mechones ligeramente, pero sin apartarle de entre sus muslos, porque le encantaba lo que le hacía. Él podía tener la lengua sin bifurcar, pero sabía complacerla perfectamente. Las estrechadas pupilas de serpiente seguían fijas en el rostro del hombre. -Muérdeme en la femoral.- Siseó como una orden. Porque si algo la enloquecía era verle beber su sangre y con lo cachonda que estaba en ese momento, si le chupaba la sangre del interior del muslo, seguro se corría de inmediato y le salpicaba toda la cara.
Cada bocado del cainita a los endurecidos pezones de la serpiente arrancaban un sibilino siseo y una oscilación de lengua bifurcada. Toda ella tembló, no de frío, sino de lo caliente que estaba. Otro azote más y ya estaba en el suelo, cara a la pared donde apoyaba las manos en un primer momento, pero enseguida las llevó a su trasero para con ambas separarse las nalgas. La verga ajena se paseaba por el sendere que había entre ellas, amenazando con penetrarla por el culo en vez de por el coño. A ella todo le parecía bien, no iba a ser la primera vez que se la follara analmente ni tampoco iba a ser la última. Si bien era cierto que no era lo habitual entre ellos y que, por eso mismo, el recto estrangulaba mejor el falo y eso a Yared le ponía muy cachondo.
En cuanto el capullo se abrió paso, dilatándole el esfínter, Zyanya jadeó entre dientes, afilando su mirada que buscaba la ajena. Le excitaba verle a los ojos, tener aquellas manos frías recorriendo su piel medio escamosa. Los dos tenían temperaturas muy bajas así que cuando follaban, el calor que desprendían, poco natural en ambos, era un contraste sumamente excitante.
Pasó una mano hacia delante y la coló entre sus propios muslos, deslizando el dedo corazón entre los labios empapados de su sexo. Se pellizcó el clítoris, tiró de este repetidas veces y luego se dedicó a masajear los testículos del inmortal que arremetía con deseo y vigor con cada estocada que daba. De pronto y sin previo aviso, el cainita sacó su larga y gruesa polla del culo de la dama y la giró, alzándola como si no pesara nada y la sentó sobre sus hombros, apoyándola de espaldas a la pared para que entre una cosa y otra, ella se sujetara. La lengua del vampiro se dedicó a beber de los fluidos que ella segregaba, saboreándolos como si fueran la ambrosía de los dioses griegos. Los dedos de la mujer se hundieron en la cabellera oscura de Yared, peinándolo y tirando de los mechones ligeramente, pero sin apartarle de entre sus muslos, porque le encantaba lo que le hacía. Él podía tener la lengua sin bifurcar, pero sabía complacerla perfectamente. Las estrechadas pupilas de serpiente seguían fijas en el rostro del hombre. -Muérdeme en la femoral.- Siseó como una orden. Porque si algo la enloquecía era verle beber su sangre y con lo cachonda que estaba en ese momento, si le chupaba la sangre del interior del muslo, seguro se corría de inmediato y le salpicaba toda la cara.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Mi lengua recorría las trincheras recogiendo su elixir, paladendolo mientras esta con las piernas completamente tensas y los dedos hundidos en mi pelo me atraía mas contra su coño abierto
Sus dedos llegaron hasta su mojado sexo, abriéndolo para que lo viera, dejando al descubierto su abultado clítoris que mordí con mis colmillos.
Senti el olor del alcohol, tentador, dejo caer unas gotas sobre su vientre que resbalaron por la media luna de si ombligo muriendo entre sus labios bajos, obligándome a alzar la mirada.
-Quiero comerte el coño, beber de el -le pedí desesperado entre roncos gruñidos.
Lo quería todo de ella, la cambiante necesitada alimentarse de sexo, yo se lo proporcionaba dandole ese oasis en el desierto, sonrió lasciva llevando la botella a sus labios suplicando de forma siseaste un muérdeme.
Cogiendo sus nalgas la llevé mas contra mi boca, hundí mi cabeza por completo recorriendo su vagina con mi lengua.
Mordí su vulva, mascando un camino ascendiente con mis colmillos que rasgaron ligeramente su piel.
No podía mas, me la saque bajando mi pantalón y empecé a masturbarme gruñendo.
A tirones la sangre fue abandonando su coño, eso era un manjar para mi, me estaba volviendo loco y ella, ella arqueaba su cuerpo como la serpiente que era, su tez se torno escamosa y se corrió con fuerza contra mi boca llenándola de liquido mientras sus piernas se cerraban y aquello chapoteaba como una rana saltando en una charca.
Dejó caer mas alcohol, esta vez sobre su dos montañas, veía como las gotas resbalaban por las cumbres picudas que bien podían rallar las nubes por lo excitada que estaba.
Mi polla apuntaba hacia la pared como una espada alzada, la punta empapada goteaba.
Ascendí por su vientre, lamiendo el alcohol, bajándola despacio hasta alcanzar sus dos enormes tetas que mordí entre gruñidos.
-quiero mas.
Mi lengua penetró entre sus labios, degustando aquel sabor único que la cambiante ostentaba, mi deseo crecía por momentos, también el suyo cuando nuestras lenguas se envolvieron y nuestros cuerpos se pegaron en un demencial baile del que salimos ardiendo.
Sus dedos llegaron hasta su mojado sexo, abriéndolo para que lo viera, dejando al descubierto su abultado clítoris que mordí con mis colmillos.
Senti el olor del alcohol, tentador, dejo caer unas gotas sobre su vientre que resbalaron por la media luna de si ombligo muriendo entre sus labios bajos, obligándome a alzar la mirada.
-Quiero comerte el coño, beber de el -le pedí desesperado entre roncos gruñidos.
Lo quería todo de ella, la cambiante necesitada alimentarse de sexo, yo se lo proporcionaba dandole ese oasis en el desierto, sonrió lasciva llevando la botella a sus labios suplicando de forma siseaste un muérdeme.
Cogiendo sus nalgas la llevé mas contra mi boca, hundí mi cabeza por completo recorriendo su vagina con mi lengua.
Mordí su vulva, mascando un camino ascendiente con mis colmillos que rasgaron ligeramente su piel.
No podía mas, me la saque bajando mi pantalón y empecé a masturbarme gruñendo.
A tirones la sangre fue abandonando su coño, eso era un manjar para mi, me estaba volviendo loco y ella, ella arqueaba su cuerpo como la serpiente que era, su tez se torno escamosa y se corrió con fuerza contra mi boca llenándola de liquido mientras sus piernas se cerraban y aquello chapoteaba como una rana saltando en una charca.
Dejó caer mas alcohol, esta vez sobre su dos montañas, veía como las gotas resbalaban por las cumbres picudas que bien podían rallar las nubes por lo excitada que estaba.
Mi polla apuntaba hacia la pared como una espada alzada, la punta empapada goteaba.
Ascendí por su vientre, lamiendo el alcohol, bajándola despacio hasta alcanzar sus dos enormes tetas que mordí entre gruñidos.
-quiero mas.
Mi lengua penetró entre sus labios, degustando aquel sabor único que la cambiante ostentaba, mi deseo crecía por momentos, también el suyo cuando nuestras lenguas se envolvieron y nuestros cuerpos se pegaron en un demencial baile del que salimos ardiendo.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Cada terminación nerviosa que era atendida por la boca del vampiro, llenaba de energía a la serpiente que siseaba llena de placer, estremeciéndose, escamando su piel como el erizarse del vello humano cuando sentía algo que le gustaba. Observó a Yared beber de ella, los fluidos que él mismo provocaba con las intensas y expertas lamidas a su coño y como luego la mordía y succionaba sangre en una zona en la que ahora, claramente excitada, allí se concentraba. Los labios y dientes del cainita se teñían de carmesí y ella ansiaba lamerlos y morderlos, degustarse a sí misma junto a la saliva del delicioso Black que tenía devorándola entre las piernas.
Cogió una botella de whisky y vertió parte del contenido por debajo de su mentón, dejando que el líquido ambarino se deslizara por la curvatura de su cuello, el esternón, sus abultados pechos y los endurecidos pezones. Parte siguió escurriéndose por el vientre, colándose en la media luna de su ombligo y prosiguió hasta el monte de venus, donde la voracidad del inmortal dio buena cuenta del oro bebible.
Bajó del cuerpo foráneo, tocando de nuevo con los pies en el suelo y de inmediato se pegó a la boca de aquel capaz de calmar su sed, su hambre, su necesidad y su deseo. La bifurcada lengua de Zyanya recorrió cada recoveco de aquella húmeda cueva, acariciándole el paladar con ambas puntas, contándole las muelas, perfilando sus picudos y afilados colmillos. Las manos de la azteca no se andaban con tonterías y rápidas, ágiles y sutiles, fueron eliminando la poca ropa que llevaba el vampiro hasta dejarle a su merced, completamente desnudo. Recorrió sus músculos con la yema de los dedos, rozando con el filo de sus largas uñas. -Ahora quiero comerte yo la polla.- Siseó contra la boca ajena, jadeando sobre los labios foráneos. Se fue acuclillando frente al cuerpo del inmortal, cubriéndole de sinuosas caricias, besando cada rincón que encontraba frente a su rostro, dejando leves mordidas y succiones, lamidas con su partida sinhueso que arrastraba sobre la pálida dermis de su acompañante, tan opuesta a la suya, entre aceitunada y dorada. Rodeó la verga con los dedos de la diestra, tirando del prepucio hacia la base. Elevó el labio superior, mostrando los dientes y mordió el glande con cierta fuerza, buscando que éste rezumara y embeberse entonces de las deliciosas gotas. Abrió bien la boca, llegando incluso a desencajarse la mandíbula, tragando por completo la verga, hasta el punto de llegar a meterse en la boca los testículos y tener el falo hasta la mitad de la laringe. Era mera provocación, permitiendo que su lengua viperina acariciara los testículos mientras su garganta le estrangulaba la erección. Sabía que nadie más podría hacerle algo así, era su don y un pequeño regalo, un juego, que disfrutaban ellos solos. Apretó con las mejillas, succionando con fuerza, mientras metía una y otra las puntas de su sinhueso en la uretra. Hurgó de manera insistente, sorbiendo cada gota que lograba sacarle al Black que la mirada con intensidad como si la leyera entera, como a un libro abierto, como si pudiera ver su alma al completo.
Cogió una botella de whisky y vertió parte del contenido por debajo de su mentón, dejando que el líquido ambarino se deslizara por la curvatura de su cuello, el esternón, sus abultados pechos y los endurecidos pezones. Parte siguió escurriéndose por el vientre, colándose en la media luna de su ombligo y prosiguió hasta el monte de venus, donde la voracidad del inmortal dio buena cuenta del oro bebible.
Bajó del cuerpo foráneo, tocando de nuevo con los pies en el suelo y de inmediato se pegó a la boca de aquel capaz de calmar su sed, su hambre, su necesidad y su deseo. La bifurcada lengua de Zyanya recorrió cada recoveco de aquella húmeda cueva, acariciándole el paladar con ambas puntas, contándole las muelas, perfilando sus picudos y afilados colmillos. Las manos de la azteca no se andaban con tonterías y rápidas, ágiles y sutiles, fueron eliminando la poca ropa que llevaba el vampiro hasta dejarle a su merced, completamente desnudo. Recorrió sus músculos con la yema de los dedos, rozando con el filo de sus largas uñas. -Ahora quiero comerte yo la polla.- Siseó contra la boca ajena, jadeando sobre los labios foráneos. Se fue acuclillando frente al cuerpo del inmortal, cubriéndole de sinuosas caricias, besando cada rincón que encontraba frente a su rostro, dejando leves mordidas y succiones, lamidas con su partida sinhueso que arrastraba sobre la pálida dermis de su acompañante, tan opuesta a la suya, entre aceitunada y dorada. Rodeó la verga con los dedos de la diestra, tirando del prepucio hacia la base. Elevó el labio superior, mostrando los dientes y mordió el glande con cierta fuerza, buscando que éste rezumara y embeberse entonces de las deliciosas gotas. Abrió bien la boca, llegando incluso a desencajarse la mandíbula, tragando por completo la verga, hasta el punto de llegar a meterse en la boca los testículos y tener el falo hasta la mitad de la laringe. Era mera provocación, permitiendo que su lengua viperina acariciara los testículos mientras su garganta le estrangulaba la erección. Sabía que nadie más podría hacerle algo así, era su don y un pequeño regalo, un juego, que disfrutaban ellos solos. Apretó con las mejillas, succionando con fuerza, mientras metía una y otra las puntas de su sinhueso en la uretra. Hurgó de manera insistente, sorbiendo cada gota que lograba sacarle al Black que la mirada con intensidad como si la leyera entera, como a un libro abierto, como si pudiera ver su alma al completo.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Nos arrancamos la razón en un beso húmedo de tres lenguas que serpentearon ansiosas dentro y fuera de nuestras bocas, rugí hambriento cuando dejó en mi labio inferior un mordisco, sus dos colmillos se hundieron en el dejando un poco de ponzoña que me hizo sisear de dolor, un dolor placentero pues su veneno para mi era como una especie de droga, de afrodisíaco.
Tiré hacia atrás la cabeza recostándola sobre la pared al sentir como su cuerpo bajaba serpenteando por mi cuerpo, no hubo recoveco que no beso, no lamió o mordió hundiendo su ponzoña bajo mi piel.
-Gemí de puro placer extasiado, mi verga rezumaba gotas de liquido pre-seminal que la boa se encargo de recoger pasando sus dos puntas por cada pliegue -hazlo -pedí al escuchar su voz sibilina clamando por devorar mi polla.
Enredé mis dedos en su pelo, mis ojos se hundieron en esos pardos felinos que me admiraban como si fuera lo único, ella era un animal exótico, única bella como una diosa y mía, tan mía que ningún otro podría tocarla como yo lo hacía.
Teníamos una relación “abierta” aunque la verdad es que nunca buscábamos nada fuera de casa, como hacerlo cuando un súcubo te devora cada día y cada noche.
Sin apartar de mi sus ojos fieros desencajó la mandíbula, gruñí mostrandole mis colmillos fuera de mi, el placer era extremo y mas cuando enterró toda mi enorme envergadura llena de sangre dentro de sus carnosos deliciosos.
-Eres una diosa -gruñí cuando de una nueva entrada metió los huevos dentro de su boca acariciándolos con su lengua succionandolos despacio.
-Dios!!! -como si creyera en algo pronuncié aquel vulgar nombre porque esa mujer merecía ser la reina de mi templo cuando me la mamaba de esa manera tan obscena.
Torturó mi uretra con rápidas pasadas de la lengua, gruñí voraz jadeando sin apartar mis ojos de esa imagen perfecta.
-Sigue -pedí sintiendo mi verga crecer enorme en su boca rezumando esencia de la que ella se alimentaba sacandole la leche.
Di un trago a la botella, no quería terminar así que tiré de su pelo para que ascendiera, la saliva de la diosa resbaló por mi polla goteando, dejandole completamente empapada.
La giré empujándola contra la mesa, su pecho se venció sobre esta, sus pechos quedaron oprimidos contra la tabla y de una salvaje embestida la clave en su centro hasta el fondo golpeando con los huevos su coño.
Arañó el tablón con las uñas para afianzarse, tiré de su pelo levantándola para morder sus labios entre roncos gruñidos, perfilé su mandíbula hasta alcanzar su inmaculado cuello. Mis colmillos acariciaron su piel, mi lengua adormeció la zona donde recibiría el abrazo. Mi polla palpitaba a punto de llegar al violento orgasmo entre gruñidos roncos.
Tiré hacia atrás la cabeza recostándola sobre la pared al sentir como su cuerpo bajaba serpenteando por mi cuerpo, no hubo recoveco que no beso, no lamió o mordió hundiendo su ponzoña bajo mi piel.
-Gemí de puro placer extasiado, mi verga rezumaba gotas de liquido pre-seminal que la boa se encargo de recoger pasando sus dos puntas por cada pliegue -hazlo -pedí al escuchar su voz sibilina clamando por devorar mi polla.
Enredé mis dedos en su pelo, mis ojos se hundieron en esos pardos felinos que me admiraban como si fuera lo único, ella era un animal exótico, única bella como una diosa y mía, tan mía que ningún otro podría tocarla como yo lo hacía.
Teníamos una relación “abierta” aunque la verdad es que nunca buscábamos nada fuera de casa, como hacerlo cuando un súcubo te devora cada día y cada noche.
Sin apartar de mi sus ojos fieros desencajó la mandíbula, gruñí mostrandole mis colmillos fuera de mi, el placer era extremo y mas cuando enterró toda mi enorme envergadura llena de sangre dentro de sus carnosos deliciosos.
-Eres una diosa -gruñí cuando de una nueva entrada metió los huevos dentro de su boca acariciándolos con su lengua succionandolos despacio.
-Dios!!! -como si creyera en algo pronuncié aquel vulgar nombre porque esa mujer merecía ser la reina de mi templo cuando me la mamaba de esa manera tan obscena.
Torturó mi uretra con rápidas pasadas de la lengua, gruñí voraz jadeando sin apartar mis ojos de esa imagen perfecta.
-Sigue -pedí sintiendo mi verga crecer enorme en su boca rezumando esencia de la que ella se alimentaba sacandole la leche.
Di un trago a la botella, no quería terminar así que tiré de su pelo para que ascendiera, la saliva de la diosa resbaló por mi polla goteando, dejandole completamente empapada.
La giré empujándola contra la mesa, su pecho se venció sobre esta, sus pechos quedaron oprimidos contra la tabla y de una salvaje embestida la clave en su centro hasta el fondo golpeando con los huevos su coño.
Arañó el tablón con las uñas para afianzarse, tiré de su pelo levantándola para morder sus labios entre roncos gruñidos, perfilé su mandíbula hasta alcanzar su inmaculado cuello. Mis colmillos acariciaron su piel, mi lengua adormeció la zona donde recibiría el abrazo. Mi polla palpitaba a punto de llegar al violento orgasmo entre gruñidos roncos.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Ningún ser humano ni sobrenatural era capaz de conseguir lo que ella, no en vano era la amante perfecta para alguien como Yared Black. Toda la familia estaba conformada por hombre retorcidos, sanguinarios, sádicos y, al menos en el caso de los hijos, todos excesivamente sexuales. Lo cual, a su vez, convertía a aquel inmortal en el compañero ideal de cama para la súcubo. Eran pareja, una abierta, pues no había promesas de amor eterno ni banalidades que sólo comprendían los mundanos, pero hacía tiempo que habían aprendido a complementarse de tal manera, que el esfuerzo de buscar a otro con quien compartir una noche de sexo, se había convertido en una molestia. Nadie les satisfacía más que el otro, porque eran expertos en las artes amatorias y la conexión entre ambos era explosiva.
En cuanto el cainita se echó hacia atrás, sacando su gruesa verga de la boca de la serpiente, con un crujido que resonó en toda la estancia, la mandíbula se encajó de nuevo en su sitio. El torso de Zyanya quedó recostado en la mesa con un golpe seco, sus senos perfectamente redondeados, aplanados como dos jugosos paraguayos. Conocía bien al vampiro y sabía que no se andaría con tonterías, porque a los dos les iban las emociones fuertes y el sexo duro. Se aferró con ambas manos al tablón y en cuanto éste la embistió con furia, las afiladas uñas de la diosa marcaron nuevas vetas en la madera.
Los gemidos de la víbora, siseantes, hicieron eco no solamente en la habitación, sino en el hotel entero. Llevaban ya varias semanas allí y se habían ganado cierta fama, mas nadie era capaz de recriminarles nada, porque imponían tanto por separado, que cuando andaban juntos, temblaba hasta el más osado.
El coño de la deidad estaba empapado y con cada golpe vigoroso de cadera de Yared, temblaban incluso las paredes, al ritmo del incesante chapoteo. Los fluidos se escurrían por el interior de los muslos de aquella piel casi dorada que, de vez en cuando, se tornaba toda escamas. Cuando sus músculos se tensaban, ésta estrangulaba el falo del inmortal casi con saña, como si fuera a cortar la verga allí donde sus labios la apretaban, para luego liberarla y dejar que su suave, caliente y empapada vagina lamiera la polla cuando entraba y salía.
Arqueó la espalda, sintiendo los colmillos ajenos hundirse en su piel y como la sangre, venenosa como la mismísima ponzoña del cainita, pero con unos efectos muy distintos, abandonaba sus venas para ser bebida por el que de ella succionaba, ansioso, lleno de deseo y voracidad. -No pares, Yared... Déjame secas las venas...- Su lengua bífida asomó entre los labios, provocativa, viciosa como ninguna. -Y córrete mucho dentro, como si pudieras preñarme...- Rio en un siseo.
En cuanto el cainita se echó hacia atrás, sacando su gruesa verga de la boca de la serpiente, con un crujido que resonó en toda la estancia, la mandíbula se encajó de nuevo en su sitio. El torso de Zyanya quedó recostado en la mesa con un golpe seco, sus senos perfectamente redondeados, aplanados como dos jugosos paraguayos. Conocía bien al vampiro y sabía que no se andaría con tonterías, porque a los dos les iban las emociones fuertes y el sexo duro. Se aferró con ambas manos al tablón y en cuanto éste la embistió con furia, las afiladas uñas de la diosa marcaron nuevas vetas en la madera.
Los gemidos de la víbora, siseantes, hicieron eco no solamente en la habitación, sino en el hotel entero. Llevaban ya varias semanas allí y se habían ganado cierta fama, mas nadie era capaz de recriminarles nada, porque imponían tanto por separado, que cuando andaban juntos, temblaba hasta el más osado.
El coño de la deidad estaba empapado y con cada golpe vigoroso de cadera de Yared, temblaban incluso las paredes, al ritmo del incesante chapoteo. Los fluidos se escurrían por el interior de los muslos de aquella piel casi dorada que, de vez en cuando, se tornaba toda escamas. Cuando sus músculos se tensaban, ésta estrangulaba el falo del inmortal casi con saña, como si fuera a cortar la verga allí donde sus labios la apretaban, para luego liberarla y dejar que su suave, caliente y empapada vagina lamiera la polla cuando entraba y salía.
Arqueó la espalda, sintiendo los colmillos ajenos hundirse en su piel y como la sangre, venenosa como la mismísima ponzoña del cainita, pero con unos efectos muy distintos, abandonaba sus venas para ser bebida por el que de ella succionaba, ansioso, lleno de deseo y voracidad. -No pares, Yared... Déjame secas las venas...- Su lengua bífida asomó entre los labios, provocativa, viciosa como ninguna. -Y córrete mucho dentro, como si pudieras preñarme...- Rio en un siseo.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Me volví completamente loco cuando la boa me pidió que me corriera dentro, que lo hiciera en los confines de su enorme coño, la mesa crujía, su cuerpo temblaba y yo enardecido buscaba con mis colmillos su yugular mas que dispuesto a cumplir su voluntad.
Mi pecho perlado en sudor friccionaba contra las dos astas que como pitones me raspaban.
La diosa y el vampiro, una combinación eterna en la que ambos habíamos encontrado una simbiosis perfecta. Ninguno hablaba de amor solo de alimento y de aliento ese que ahora a ambos parecía faltarnos mientras nos emborrachábamos surcando la piel del otro con las manos.
Ríos carmesí marqué con mis afiladas uñas, el dolor la excitaba, lo necesitaba y contra mas monstruo era, cuanto mas fuerte la penetraba ella mas loca y necesitada se sentía.
Mis afiladas agujas se clavaron en su piel, abriendo la carnaza en un abrazo placentero que la llevó a estrangular mi falo con tanta fuerza que parecía una guillotina dispuesta a sajar mi enorme polla.
Gritó lo hizo tan fuerte que los cimientos de París se tambalearon y mi sonrisa socarrona asomó mientras daba bruscos tirones de aquella sangre plagada de oxigeno, sexo puro y duro, excitante el sabor que la teñía ahora mismo.
Tras un par de embestidas mas mi verga se sacudió lo hizo con tanta fuerza que la mesa se partió con la estocada, mas eso no freno que otra arremetida partiera casi su centro y otra que la siguió me permitiera entrar mas y mas dentro.
Sus uñas se hundieron en mi carne, pelo lacio y negro exótica mujer de pezones que ahora se perdían en mi boca manchados de sangre, su sangre.
Los dos habíamos tomado y dejado lo necesario para saber que nos necesitábamos.
-Cada día me gusta mas follar contigo, pero no te confíes pequeña -susurré tirando de sus montañas picudas con mis dientes -soy un Black, ninguno de nosotros es de fiar.
Tampoco ella lo era y sin embargo nos conocíamos ambos lo suficiente como para comprender la esencia de la partida que disputábamos, una en la que ella era mía y yo, el puto amo.
-Vístete, nos vamos a una reunión familiar, una que se ha atrasado por demasiados siglos, pronto los Black cabalgaremos de nuevo juntos.
Mi pecho perlado en sudor friccionaba contra las dos astas que como pitones me raspaban.
La diosa y el vampiro, una combinación eterna en la que ambos habíamos encontrado una simbiosis perfecta. Ninguno hablaba de amor solo de alimento y de aliento ese que ahora a ambos parecía faltarnos mientras nos emborrachábamos surcando la piel del otro con las manos.
Ríos carmesí marqué con mis afiladas uñas, el dolor la excitaba, lo necesitaba y contra mas monstruo era, cuanto mas fuerte la penetraba ella mas loca y necesitada se sentía.
Mis afiladas agujas se clavaron en su piel, abriendo la carnaza en un abrazo placentero que la llevó a estrangular mi falo con tanta fuerza que parecía una guillotina dispuesta a sajar mi enorme polla.
Gritó lo hizo tan fuerte que los cimientos de París se tambalearon y mi sonrisa socarrona asomó mientras daba bruscos tirones de aquella sangre plagada de oxigeno, sexo puro y duro, excitante el sabor que la teñía ahora mismo.
Tras un par de embestidas mas mi verga se sacudió lo hizo con tanta fuerza que la mesa se partió con la estocada, mas eso no freno que otra arremetida partiera casi su centro y otra que la siguió me permitiera entrar mas y mas dentro.
Sus uñas se hundieron en mi carne, pelo lacio y negro exótica mujer de pezones que ahora se perdían en mi boca manchados de sangre, su sangre.
Los dos habíamos tomado y dejado lo necesario para saber que nos necesitábamos.
-Cada día me gusta mas follar contigo, pero no te confíes pequeña -susurré tirando de sus montañas picudas con mis dientes -soy un Black, ninguno de nosotros es de fiar.
Tampoco ella lo era y sin embargo nos conocíamos ambos lo suficiente como para comprender la esencia de la partida que disputábamos, una en la que ella era mía y yo, el puto amo.
-Vístete, nos vamos a una reunión familiar, una que se ha atrasado por demasiados siglos, pronto los Black cabalgaremos de nuevo juntos.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
El modo en el que el vampiro la tomaba era único y lo decía con muchas experiencias a sus espaldas. Se había acostado con hombres y mujeres de todo tipo y ninguno había conseguido hacerla sentir satisfecha hasta que conociera a Yared Black. La complacía en todo lo necesario, era rudo, salvaje, sádico y tenía un aguante inmensurable. Se compenetraban a la perfección, él era todo el sustento que ella necesitaba y, del mismo modo, ella le colmaba a él de todas las atenciones que le urgían. Llevaban ya mucho tiempo juntos y se conocían tanto como para que el comentario del cainita hiciera asomar una sonrisa al rostro de la serpiente. -Nunca me he fiado de ti.- Aseguró, buscándole el cuello para recorrerlo con su lengua bífida, justo antes de que él se apartara de entre sus muslos. Llevó la diestra su coño, recogiendo con dos dedos el esperma caliente y abundante del vampiro, acercándoselos luego a los labios para lamerlos con devoción. -Me encanta tu sabor...-
Se apoyó con la otra mano en el suelo y se levantó de aquel montón de tablones y astillas que minutos antes era una mesa resistente de roble. Le echó un vistazo por el rabillo del ojo, dirigiendo sus pasos al armario, de donde sacó un vestido con el que enfundó su curvilíneo cuerpo tras darse un aseado rápido. Sabía que a su compañero le gustaba presumir de ella y que se viera siempre envidiable. Los dos se comprendían y sabían que tener algo que todos deseaban y no podían obtener, era un más a más en su relación. Se arregló un poco el pelo, se calzó un par de sandalias trenzadas hasta casi las rodillas y regresó junto al inmortal. -Cuando quieras podemos irnos.- Rodeó con su mano derecha el antebrazo izquierdo de su acompañante y juntos abandonaron el Hotel Des Arenes en dirección a la mansión de Assur Black, donde el resto de los hermanos y algunos invitados sorpresa, aguardaban la llegada del mayor de la familia.
Se apoyó con la otra mano en el suelo y se levantó de aquel montón de tablones y astillas que minutos antes era una mesa resistente de roble. Le echó un vistazo por el rabillo del ojo, dirigiendo sus pasos al armario, de donde sacó un vestido con el que enfundó su curvilíneo cuerpo tras darse un aseado rápido. Sabía que a su compañero le gustaba presumir de ella y que se viera siempre envidiable. Los dos se comprendían y sabían que tener algo que todos deseaban y no podían obtener, era un más a más en su relación. Se arregló un poco el pelo, se calzó un par de sandalias trenzadas hasta casi las rodillas y regresó junto al inmortal. -Cuando quieras podemos irnos.- Rodeó con su mano derecha el antebrazo izquierdo de su acompañante y juntos abandonaron el Hotel Des Arenes en dirección a la mansión de Assur Black, donde el resto de los hermanos y algunos invitados sorpresa, aguardaban la llegada del mayor de la familia.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Cuando llegamos al hotel yo no dejaba de darle vueltas a lo mismo, mis hermanos tenían chiquillos molestos y por contra yo ninguno, así que con el ceño fruncido y la serpiente deslizando sus dedos fríos por mi cuerpo en busca de mas de eso que la mantenía fuerte, sana y vibrante.
-Mis hermanos han decidido llenar su casa de risas infantiles -desde luego que fue una paradoja ya que realmente no eran niños precisamente -y yo...aquí ando. Quiero un hijo -dije logrando hacerla reír mientras me acariciaba los labios con los propios seguramente porque le divertirá mi enfado y mis celos absurdos.
Le di un azote en el trasero masajeandole las nalgas antes de tirar de ella para que nuestras bocas chocaran ansiosas.
-Quiero un chiquillo que compita con esos idiotas que han elegido.
Su lengua bífida perfilo mis labios enredando sus dedos entre los mechones pardos de mi pelo.
-Eres muy mala, me estas distrayendo pequeña.
Deslizó su diestra para bajar mi bragueta y sacar a tirones de ella mi verga.
-tienes hambre ¿es eso? -pregunté jadeando contra su boca al sentir como la sacudía entre sus dedos con codicia.
Hice a un lado sus bragas con mis dedos, su coño preparado ,caliente empapado parecía necesitado.
-Si, si me necesitas -susurré empujando mi pelvis contra sus piernas abiertas hasta que encajamos devorándonos los labios entre gruñidos y mordidas placenteras.
-Así pequeña -susurre cuando su cuerpo se arqueo por completo al notarme dentro de sus entrañas haciendo que se tambalearan sus cimientos.
La pared nos sirvió de lecho, los dos siempre estábamos hambrientos de nuestros cuerpos, el deseo era parte de nosotros, nuestro alimento.
-Mis hermanos han decidido llenar su casa de risas infantiles -desde luego que fue una paradoja ya que realmente no eran niños precisamente -y yo...aquí ando. Quiero un hijo -dije logrando hacerla reír mientras me acariciaba los labios con los propios seguramente porque le divertirá mi enfado y mis celos absurdos.
Le di un azote en el trasero masajeandole las nalgas antes de tirar de ella para que nuestras bocas chocaran ansiosas.
-Quiero un chiquillo que compita con esos idiotas que han elegido.
Su lengua bífida perfilo mis labios enredando sus dedos entre los mechones pardos de mi pelo.
-Eres muy mala, me estas distrayendo pequeña.
Deslizó su diestra para bajar mi bragueta y sacar a tirones de ella mi verga.
-tienes hambre ¿es eso? -pregunté jadeando contra su boca al sentir como la sacudía entre sus dedos con codicia.
Hice a un lado sus bragas con mis dedos, su coño preparado ,caliente empapado parecía necesitado.
-Si, si me necesitas -susurré empujando mi pelvis contra sus piernas abiertas hasta que encajamos devorándonos los labios entre gruñidos y mordidas placenteras.
-Así pequeña -susurre cuando su cuerpo se arqueo por completo al notarme dentro de sus entrañas haciendo que se tambalearan sus cimientos.
La pared nos sirvió de lecho, los dos siempre estábamos hambrientos de nuestros cuerpos, el deseo era parte de nosotros, nuestro alimento.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
En cuanto se adentraron en su habitación privada, aquella que llevaban ya tiempo ocupando y que, por derecho, era suya ante cualquiera que preguntara, Yared comenzó a divagar sobre los hijos, sus hermanos y el capricho infantil que sentía de convertir a un insensato en su vástago, para que no se dijera que el resto de Black eran mejores que él o poseían más cosas. El mayor de los descendientes de Caín era así, siempre debía sobresalir del resto aunque luego se desentendiera de cualquiera. La serpiente ya lo conocía bien después de varios años a su lado y si pudiera, incluso le daría un descendiente de verdad para que hiciera con él cuanto se le antojara. Ella no dejaba de ser un reptil frío en muchos aspectos y las víboras podían llegar a comerse a sus crías si así les apetecía. Pero Yared ansiaba uno ya crecido para poder mangonearle a su antojo, someterle y torturarle, así que lo de la criatura no serviría para tales intenciones.
La diosa rozó los labios ajenos con los propios, dejando que sus atemperados alientos chocaran, antes de que su bífida lengua se abriera paso entre los belfos foráneos, mientras sus manos se apresuraban en abrir el pantalón e ir a por la verga de su acompañante. Ella era una súcubo y como tal ansiaba sentir placer en todo momento. Se alimenta de sexo y era una criatura voraz que pecaba de gula a todas horas.
Los dedos del vampiro dieron buena cuenta de los calientes fluidos que se escurrían por entre los muslos de la azteca, cuyas caderas se movían buscando las ajenas. -Siempre te necesito, ya lo sabes.- Aseguró en un meloso siseo, recorriendo la ternilla de la oreja ajena con su bifurcada sinhueso. Yared no la hizo esperar y la ensartó con su pulsante falo, empotrándola de espaldas a la pared. Los brazos de la anaconda rodearon el cuello ajeno y enseguida hicieron lo mismo las piernas, pero justo por encima de las caderas del cainita.
Los gemidos de la diosa resonaban en el hotel mientras los dos seres milenarios copulaban como animales salvajes. Se disfrutaban de manera brusca e interminable, entre besos, mordiscos, succiones y arañazos. Las embestidas eran violentas y el muro se resentía a cada vigorosa embestida en la que ambos cuerpos chocaban, haciendo tambalearse los cimientos de la mismísima Tierra. -Fóllame duro, Yared... rómpeme, desgarra mis entrañas…- Pidió de un modo en que nadie sabría si suplicaba o demandaba lo que sus palabras pronunciaban entre jadeos y leves siseos.
La diosa rozó los labios ajenos con los propios, dejando que sus atemperados alientos chocaran, antes de que su bífida lengua se abriera paso entre los belfos foráneos, mientras sus manos se apresuraban en abrir el pantalón e ir a por la verga de su acompañante. Ella era una súcubo y como tal ansiaba sentir placer en todo momento. Se alimenta de sexo y era una criatura voraz que pecaba de gula a todas horas.
Los dedos del vampiro dieron buena cuenta de los calientes fluidos que se escurrían por entre los muslos de la azteca, cuyas caderas se movían buscando las ajenas. -Siempre te necesito, ya lo sabes.- Aseguró en un meloso siseo, recorriendo la ternilla de la oreja ajena con su bifurcada sinhueso. Yared no la hizo esperar y la ensartó con su pulsante falo, empotrándola de espaldas a la pared. Los brazos de la anaconda rodearon el cuello ajeno y enseguida hicieron lo mismo las piernas, pero justo por encima de las caderas del cainita.
Los gemidos de la diosa resonaban en el hotel mientras los dos seres milenarios copulaban como animales salvajes. Se disfrutaban de manera brusca e interminable, entre besos, mordiscos, succiones y arañazos. Las embestidas eran violentas y el muro se resentía a cada vigorosa embestida en la que ambos cuerpos chocaban, haciendo tambalearse los cimientos de la mismísima Tierra. -Fóllame duro, Yared... rómpeme, desgarra mis entrañas…- Pidió de un modo en que nadie sabría si suplicaba o demandaba lo que sus palabras pronunciaban entre jadeos y leves siseos.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Si algo caracterizaba a la sucumbo era su necesidad, entre siseos que mas que ordenes sonaba a jadeantes peticiones exigió que la follara como a la diosa que era. Mi verga gruesa y plagada de venas se adentró en su coño caliente, sus paredes estrangularon mi polla con avidez, engullendola con saña y envolviéndola con el calor de su sexo empapado.
Cada brutal embestida hacía temblar la pared, la diosa rió abierta de piernas contra msi labios sintiendo como su espalda se partía y no había problema si eso sucedía porque era una serpiente, sus huesos se desmontaban con cierta facilidad.
-Romperás el hotel.
-Te compraré otro -rugí entre jadeos preso del placer que solo la diosa lograba darme.
No era un hombre fiel, aunque pudieran eso achacarme porque llevaba demasiado tiempo solo colándome entre las piernas de la sucubo, pero la cosa era fácil de explicar, nadie quiere comer huevas cuando has probado el caviar y ella era exactamente eso, única en la cama.
Enredé su pelo negro tirando de ella, su cuello quedó tirante y sus dos pechos ofrecidos y allí mi boca se anclo a la cima, los lamí y mordisqueé despacio poniendo puntiagudas sus astas hasta que mis dos agujas se hundieron en la aureola de su pezón, sentí como la sucubo temblaba, su cordura se tambaleaba y grito lo hizo entre gemidos al notar como mamaba de ella sin dejar de estacar su coño.
Sonaba como una charca, chapoteando por los movimientos salvajes, completamente abierta, dispuesta, pedía mas guerra mientras entraba y salia dejando casi mi capullo fuera.
La diosa hambrienta me empujo, esta vez las tornas se cambiaron y fue mi espalda la que quedó contra la pared mientras su vitae chorreaba por mis ensangrentados labios.
Mi aliento gélido los calcino cuando sentí a la vibora reptar por mi cuerpo entre lamidas rumbo a mi rezumante verga que henchida de sangre palpitaba ante ella.
-Comete toda mi leche.
Cada brutal embestida hacía temblar la pared, la diosa rió abierta de piernas contra msi labios sintiendo como su espalda se partía y no había problema si eso sucedía porque era una serpiente, sus huesos se desmontaban con cierta facilidad.
-Romperás el hotel.
-Te compraré otro -rugí entre jadeos preso del placer que solo la diosa lograba darme.
No era un hombre fiel, aunque pudieran eso achacarme porque llevaba demasiado tiempo solo colándome entre las piernas de la sucubo, pero la cosa era fácil de explicar, nadie quiere comer huevas cuando has probado el caviar y ella era exactamente eso, única en la cama.
Enredé su pelo negro tirando de ella, su cuello quedó tirante y sus dos pechos ofrecidos y allí mi boca se anclo a la cima, los lamí y mordisqueé despacio poniendo puntiagudas sus astas hasta que mis dos agujas se hundieron en la aureola de su pezón, sentí como la sucubo temblaba, su cordura se tambaleaba y grito lo hizo entre gemidos al notar como mamaba de ella sin dejar de estacar su coño.
Sonaba como una charca, chapoteando por los movimientos salvajes, completamente abierta, dispuesta, pedía mas guerra mientras entraba y salia dejando casi mi capullo fuera.
La diosa hambrienta me empujo, esta vez las tornas se cambiaron y fue mi espalda la que quedó contra la pared mientras su vitae chorreaba por mis ensangrentados labios.
Mi aliento gélido los calcino cuando sentí a la vibora reptar por mi cuerpo entre lamidas rumbo a mi rezumante verga que henchida de sangre palpitaba ante ella.
-Comete toda mi leche.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 61
Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
El cainita no se controlaba, no tenía medida siquiera y eso era lo que más le gustaba a la serpiente. Estaba harta de hombres a medias, de aquellos que se preocupaban por dañarla, por eso cuando conoció al Black hacía ya varios años, había dejado de buscar quien la saciara. Únicamente Yared había sido capaz de contentar a la súcubo y de darle aquello que necesitaba cuando lo ansiara, tantas veces como lo deseara.
En una brutal embestida, la columna de la cambiante crujió y ésta aulló de dolor, pero no le pidió al vampiro que se detuviera, al contrario, le siguió incitando a follársela con brusquedad. Zyanya empezó a moverse desde las caderas hasta los hombros, serpenteando en el aire, contra la pared, recolocándose todos los huesos. Justo cuando terminaba de arreglarse las vértebras, los colmillos del inmortal se clavaron en su pecho y succionaron con ansia. La bífida lengua de la víbora asomó entre sus labios y siseó en una sonrisa. -Chupa, querido mío, chupa todo lo que quieras y más...- Los dedos largos y finos de la boa se enredaron en el pelo oscuro del cainita y le hicieron alzar la cabeza, mas no que la soltara, pues únicamente buscaba que clavara su enrojecida mirada en los pardos de ella mientras seguía succionando y ensartándola con su gruesa y pulsante verga.
Le dejó hacer durante un par de minutos más, antes de apartarle de un empujón y girar, agarrándole firmemente de la nuca, con las uñas hundidas en la carne ajena y le empotró de espaldas a la pared. Deslizó las dos manos desde los hombros en sentido descendente, acariciando cada centímetro de piel, rozando con el filo de sus garras, pero sin llegar a cortar, mientras iba arrodillándose frente a aquel cuerpo que tanto placer le proporcionaba.
En cuanto pasó de las caderas, desplazó las extremidades hacia atrás y le dio un buen agarrón a sus duras nalgas. Se pasó la partida lengua por el labio inferior y perfiló con ella sus dientes, antes de abrir la boca y, sin previo aviso, engullirle la polla hasta que la nariz chocó con la pelvis foránea. El glande le empujó la campanilla y se le hundió en la laringe. Cerró los belfos y chupó de manera sonora. Inició así un movimiento para que Yared le follara de manera continuada y a conciencia la garganta. El capullo acariciaba su paladar con insistencia, provocándole un gustoso cosquilleo que hacía que aparecieran de vez en cuando aquellas doradas y relucientes escamas cubriendo toda la dermis de la azteca.
Cada penetración oral excitaba más y más a la serpiente, como si tuviera un órgano sexual en la boca tan sensible como lo eran su clítoris o su coño mismo. Y es que casi era de ese modo, pues era capaz de sentir orgasmos por actos que nadie sería capaz de comprender y provocarlos a otros del mismo modo. Aunque ahora, únicamente Yared Black, era el afortunado conocedor de todos sus secretos.
En una brutal embestida, la columna de la cambiante crujió y ésta aulló de dolor, pero no le pidió al vampiro que se detuviera, al contrario, le siguió incitando a follársela con brusquedad. Zyanya empezó a moverse desde las caderas hasta los hombros, serpenteando en el aire, contra la pared, recolocándose todos los huesos. Justo cuando terminaba de arreglarse las vértebras, los colmillos del inmortal se clavaron en su pecho y succionaron con ansia. La bífida lengua de la víbora asomó entre sus labios y siseó en una sonrisa. -Chupa, querido mío, chupa todo lo que quieras y más...- Los dedos largos y finos de la boa se enredaron en el pelo oscuro del cainita y le hicieron alzar la cabeza, mas no que la soltara, pues únicamente buscaba que clavara su enrojecida mirada en los pardos de ella mientras seguía succionando y ensartándola con su gruesa y pulsante verga.
Le dejó hacer durante un par de minutos más, antes de apartarle de un empujón y girar, agarrándole firmemente de la nuca, con las uñas hundidas en la carne ajena y le empotró de espaldas a la pared. Deslizó las dos manos desde los hombros en sentido descendente, acariciando cada centímetro de piel, rozando con el filo de sus garras, pero sin llegar a cortar, mientras iba arrodillándose frente a aquel cuerpo que tanto placer le proporcionaba.
En cuanto pasó de las caderas, desplazó las extremidades hacia atrás y le dio un buen agarrón a sus duras nalgas. Se pasó la partida lengua por el labio inferior y perfiló con ella sus dientes, antes de abrir la boca y, sin previo aviso, engullirle la polla hasta que la nariz chocó con la pelvis foránea. El glande le empujó la campanilla y se le hundió en la laringe. Cerró los belfos y chupó de manera sonora. Inició así un movimiento para que Yared le follara de manera continuada y a conciencia la garganta. El capullo acariciaba su paladar con insistencia, provocándole un gustoso cosquilleo que hacía que aparecieran de vez en cuando aquellas doradas y relucientes escamas cubriendo toda la dermis de la azteca.
Cada penetración oral excitaba más y más a la serpiente, como si tuviera un órgano sexual en la boca tan sensible como lo eran su clítoris o su coño mismo. Y es que casi era de ese modo, pues era capaz de sentir orgasmos por actos que nadie sería capaz de comprender y provocarlos a otros del mismo modo. Aunque ahora, únicamente Yared Black, era el afortunado conocedor de todos sus secretos.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
Si algo sabia hacer bien mi diosa inca era mamarla, como buena sucubo que era de mi sacaba todo su alimento, entre lamidas y succiones en mi enorme pilar pulsante.
Gruñí desesperado con mis afilados ojos rojos como un rubí, brillantes y expectantes porque contra mas dentro la metía mas le cabía, su boca se dislocaba sintiendo como rozaba la campanilla y su garganta con el glande.
Su piel se tornaba escamosa cada vez que el orgasmo se acercaba, como si pudiera correrse solo con sentir como mi polla a punto de explotar soltaba por su garganta las rezumantes gotas del liquido preseminal
Su mano acariciaba mis huevos, subidos y duros que delataban que pronto llegaría a la cumbre, mi diestra tocaba sus pechos masajeandolos, pellizcando sus pezones para tirar de ellos haciéndola gemir de excitación.
El tiempo se prolongó, era lo que tenia ser bestias perfectas que el sexo era salvaje rudo y muy nuestro, ambos dabamso al otro lo que quería, combinación perfecta que no se basaba en sentimientos si no en hechos.
Nunca le pregunté si me tenia cariño, supongo que no era necesario pero por ende me despertaba cierta curiosidad esa respuesta.
Tiré de su pelo castaño estampandola contra el lecho, la empujé hasta que quedó a cuatro pata,s su lasciva mirada reptiliana se deslizó sobre su hombro para dar con mis dos penetrantes ojos y con la diestra que colo por debajo de las piernas separó sus labios para que viera la entrada.
Mi verga entro destruyendo sus pilares, dilatando las paredes de su coño completamente empapado.
Arrastre su cordura con cada embestida, sacándola para meterla por el ano que se abría a mi paso.
La serpiente gritaba de placer, su lengua siseaba y a veces parecía un cascabel.
Mis manso aferraron sus escamosas caderas, iba a derrumbarme pronto y ella era consciente de ello pues buscó mi boca y coló allí su bífida en un duelo húmedo y prolongado hasta que mi polla se sacudió vertiendo su leche en el culo de la diosa.
Nos mantuvimos un rato sintiendo la lava caliente derramándose, mi pecho vencido contra su espalda gimiendo ambos roncamente hasta que el lecho acogió nuestros complacidos cuerpos que cedieron a lo evidente.
Gruñí desesperado con mis afilados ojos rojos como un rubí, brillantes y expectantes porque contra mas dentro la metía mas le cabía, su boca se dislocaba sintiendo como rozaba la campanilla y su garganta con el glande.
Su piel se tornaba escamosa cada vez que el orgasmo se acercaba, como si pudiera correrse solo con sentir como mi polla a punto de explotar soltaba por su garganta las rezumantes gotas del liquido preseminal
Su mano acariciaba mis huevos, subidos y duros que delataban que pronto llegaría a la cumbre, mi diestra tocaba sus pechos masajeandolos, pellizcando sus pezones para tirar de ellos haciéndola gemir de excitación.
El tiempo se prolongó, era lo que tenia ser bestias perfectas que el sexo era salvaje rudo y muy nuestro, ambos dabamso al otro lo que quería, combinación perfecta que no se basaba en sentimientos si no en hechos.
Nunca le pregunté si me tenia cariño, supongo que no era necesario pero por ende me despertaba cierta curiosidad esa respuesta.
Tiré de su pelo castaño estampandola contra el lecho, la empujé hasta que quedó a cuatro pata,s su lasciva mirada reptiliana se deslizó sobre su hombro para dar con mis dos penetrantes ojos y con la diestra que colo por debajo de las piernas separó sus labios para que viera la entrada.
Mi verga entro destruyendo sus pilares, dilatando las paredes de su coño completamente empapado.
Arrastre su cordura con cada embestida, sacándola para meterla por el ano que se abría a mi paso.
La serpiente gritaba de placer, su lengua siseaba y a veces parecía un cascabel.
Mis manso aferraron sus escamosas caderas, iba a derrumbarme pronto y ella era consciente de ello pues buscó mi boca y coló allí su bífida en un duelo húmedo y prolongado hasta que mi polla se sacudió vertiendo su leche en el culo de la diosa.
Nos mantuvimos un rato sintiendo la lava caliente derramándose, mi pecho vencido contra su espalda gimiendo ambos roncamente hasta que el lecho acogió nuestros complacidos cuerpos que cedieron a lo evidente.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 61
Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
El sexo con un súcubo siempre era espectacular, mas si a la ecuación se le añadía un Black, la explosión de placer podía casi convertirse en un nuevo Big Bang que en vez de crear vida, se deleitaba con la propagación de los orgasmos.
La serpiente, tras correrse entre sonoros gemidos, cayó sobre el colchón con el cainita encima. No había amor entre ellos, pero sí estima. Porque se respetaban y eso tenía más valor que cualquier otro tipo de sentimiento que pudiera desvanecerse con el paso del tiempo. El contacto físico era una exigencia del guión, no porque fueran una pareja a la vieja usanza, sino porque Zyanya lo necesitaba, era otro modo más de insuflarlse vida y recuperar la energía pedida por el gustoso agotamiento. La víbora giró entre los brazos del vampiro y usó su lengua bífida para recorrerle el contorno de mandíbula hasta llegarle al oído donde se entretuvo unos segundos en intentar buscarle las cosquillas, antes de sacar a colación aquel tema que tanta gracia le hizo cuando el viejo Black lo sacó. -¿Y cuántos hijos quieres que tengamos?- Preguntó en tono divertido. Los dos eran conscientes que ninguno de ellos era capaz de engendrar vida de ese tipo y que la conversación iba sobre que Yared tuviera algún vástago al que poder mangonear como hacían sus hermanos. Pero le pareció interesante fingir, durante unos minutos, que eran aquello que jamás serían, ni con el paso de los milenios: una familia.
Se separó de nuevo para que sus dos ojos pardos de pupilas rasgadas se centraran en los enrojecidos orbes del inmortal que meditaba su respuesta como si fuera algo sumamente importante y no un simple capricho.Porque lo era y el propio vampiro lo sabía, pero como todo buen Black, siempre tenía aquello que se proponía, tuviera que pasar por encima de quien tuviera que hacerlo. -¿Niño o niña?- La diosa del placer seguía metida en su pequeño papel de amante esposa y futura madre, como si pretendiera prestarle atención siquiera al humano que Yared acogiera.
De repente, como si hubiera tenido una grandiosa idea, juntó las dos manos dando breves y mudas palmadas, sacando el tópico más manido. -¡Tengamos dos, la parejita, niño y niña!- Se echó a reír con ganas, ya incapaz de seguir con aquella absurda farsa. Aunque le parecería perfecto que el inmortal encontrara un juguete con el que pasar algo de tiempo, siempre que a ella le siguiera dando sus buenas raciones diarias de sexo.
La serpiente, tras correrse entre sonoros gemidos, cayó sobre el colchón con el cainita encima. No había amor entre ellos, pero sí estima. Porque se respetaban y eso tenía más valor que cualquier otro tipo de sentimiento que pudiera desvanecerse con el paso del tiempo. El contacto físico era una exigencia del guión, no porque fueran una pareja a la vieja usanza, sino porque Zyanya lo necesitaba, era otro modo más de insuflarlse vida y recuperar la energía pedida por el gustoso agotamiento. La víbora giró entre los brazos del vampiro y usó su lengua bífida para recorrerle el contorno de mandíbula hasta llegarle al oído donde se entretuvo unos segundos en intentar buscarle las cosquillas, antes de sacar a colación aquel tema que tanta gracia le hizo cuando el viejo Black lo sacó. -¿Y cuántos hijos quieres que tengamos?- Preguntó en tono divertido. Los dos eran conscientes que ninguno de ellos era capaz de engendrar vida de ese tipo y que la conversación iba sobre que Yared tuviera algún vástago al que poder mangonear como hacían sus hermanos. Pero le pareció interesante fingir, durante unos minutos, que eran aquello que jamás serían, ni con el paso de los milenios: una familia.
Se separó de nuevo para que sus dos ojos pardos de pupilas rasgadas se centraran en los enrojecidos orbes del inmortal que meditaba su respuesta como si fuera algo sumamente importante y no un simple capricho.Porque lo era y el propio vampiro lo sabía, pero como todo buen Black, siempre tenía aquello que se proponía, tuviera que pasar por encima de quien tuviera que hacerlo. -¿Niño o niña?- La diosa del placer seguía metida en su pequeño papel de amante esposa y futura madre, como si pretendiera prestarle atención siquiera al humano que Yared acogiera.
De repente, como si hubiera tenido una grandiosa idea, juntó las dos manos dando breves y mudas palmadas, sacando el tópico más manido. -¡Tengamos dos, la parejita, niño y niña!- Se echó a reír con ganas, ya incapaz de seguir con aquella absurda farsa. Aunque le parecería perfecto que el inmortal encontrara un juguete con el que pasar algo de tiempo, siempre que a ella le siguiera dando sus buenas raciones diarias de sexo.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 13/04/2018
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
La diosa tenía un gran sentido del humor, desnuda sobre mi cuerpo no se le ocurrió otra idea que mofarse de mis caprichos.
Ladeé la sonrisa deslizando ahora mis dedos por su vientre, ninguno era capaz de engendrar vida dentro de este y de cierto modo mejor así porque seríamos unos padres pésimos.
-Así que esposa mía deseas ser madre, por supuesto que elegiría una niña, una tan preciosa como tu -susurré besando sus labios con toda la seriedad de la que era capaz.
Deslicé mi diestra lentamente ascendiendo hacia sus dos enormes pechos, atrapando uno oc saña.
-Y tiene material ahí para mamar.
Le mordí los labios para acallar sus carcajadas, ella no podía evitar tomarse a guasa mis deseos de ser “padre”
Vale, que si, que solo era un capricho, uno absurdo movido por la visita a mis hermanos, el ver que ellos estaban rodeados de pequeños vástagos cada uno con sus movidas, el poder estamparlos contra la mesa cuando se les antojaba..no se, era motivador tener alguien a quien controlar y dominar, peor que fuera de tu sangre a diferencia del resto de la humanidad.
La serpiente dio un par de palmadas, ahora quería la parejita, no pude evitar echarme a reír sin parar.
Definitivamente quiero un niño -sentencié tirando de ella para tumbarla en la cama.
Deslicé mis labios por sus senos, mordisqueé su abdomen con diversión y dejé un reguero de besos en su vientre.
-Definitivamente un niño ¿crees que ya estarás en cinta amor mío?
Nada tenia que ver nuestra relación con el amor y sin embargo eramos una pareja consolidada, ella tenía l oque ansiaba, su alimento y yo un increíble sexo, ademas nos reíamos juntos, hablábamos...a efectos de la sociedad eramos una pareja increible.
Ladeé la sonrisa deslizando ahora mis dedos por su vientre, ninguno era capaz de engendrar vida dentro de este y de cierto modo mejor así porque seríamos unos padres pésimos.
-Así que esposa mía deseas ser madre, por supuesto que elegiría una niña, una tan preciosa como tu -susurré besando sus labios con toda la seriedad de la que era capaz.
Deslicé mi diestra lentamente ascendiendo hacia sus dos enormes pechos, atrapando uno oc saña.
-Y tiene material ahí para mamar.
Le mordí los labios para acallar sus carcajadas, ella no podía evitar tomarse a guasa mis deseos de ser “padre”
Vale, que si, que solo era un capricho, uno absurdo movido por la visita a mis hermanos, el ver que ellos estaban rodeados de pequeños vástagos cada uno con sus movidas, el poder estamparlos contra la mesa cuando se les antojaba..no se, era motivador tener alguien a quien controlar y dominar, peor que fuera de tu sangre a diferencia del resto de la humanidad.
La serpiente dio un par de palmadas, ahora quería la parejita, no pude evitar echarme a reír sin parar.
Definitivamente quiero un niño -sentencié tirando de ella para tumbarla en la cama.
Deslicé mis labios por sus senos, mordisqueé su abdomen con diversión y dejé un reguero de besos en su vientre.
-Definitivamente un niño ¿crees que ya estarás en cinta amor mío?
Nada tenia que ver nuestra relación con el amor y sin embargo eramos una pareja consolidada, ella tenía l oque ansiaba, su alimento y yo un increíble sexo, ademas nos reíamos juntos, hablábamos...a efectos de la sociedad eramos una pareja increible.
Yared Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 61
Fecha de inscripción : 21/05/2017
Re: Feed me, feed me not // Privado - Yared
El inmortal decidió seguir con el juego que la diosa había iniciado y como si fueran una pareja convencional, de aquellas de las que tanto distaban, continuaron con una conversación sobre paternidad que en absoluto encajaba con ellos. Sin embargo, se divertían fingiendo ser meros mortales con preocupaciones banales como la descendencia. Ellos no necesitaban de eso, además de ser incapaces de engendrar vida, porque eran eternos y jamás habría quien les relevara, porque no abandonarían su trono ni a punta de pistola ni de estaca.
Y, metida en su papel de esposa cursi y malcriada, agarró una de las orejas del vampiro y tiró un poco de ella para que la mirara. -Si tenemos un hijo tendrás que compartirlas con él.- Alzó las cejas al fijar sus orbes oscuros en un seno y luego el otro, cuyos pezones estaban duros y erguidos por el reguero de besos y mordiscos que el cainita había ido dejando sobre la escamosa piel de la víbora. Era obvio que no iba a crear leche y que tener un hijo significaba convertir a un neófito mediante el abrazo. Pero eso no quitaba que, tal vez, a Yared le apeteciera jugar un poco y compartiera a la morena con el que eligiera para compartir su sangre. Llegado el momento a lo hablarían, porque de vez en cuando habían incluido a terceros en sus eróticos juegos desde que se conocían, aunque una cosa era evidente, nadie la comprendía como ese hombre que se le colaba ahora entre las piernas y ninguna mujer podía hacerle gozar tanto a él como lo hacía Zyanya.
Levantó las piernas y las enroscó alrededor del cuello ajeno, por encima de los hombros. El inmortal no respiraba así que no podía ahogarle aunque apretara, pero hubiese sido divertido probar cómo reaccionaba de ser el caso, eso fue lo que pensó la diosa durante un momento. Estiró el brazo derecho hacia el rostro foráneo y con la yema de los dedos acarició las facciones desde la frente hasta el mentón. -¿Y si me comes el coño un rato y luego salimos a buscar a ese hijo que tanto deseas?- Soltó al contrario, apoyando los pies sobre la cama y elevó las caderas al ponerse casi de puntillas y despegar el trasero del colchón. Las uñas subieron por allí donde habían bajado las yemas y, de repente, agarró con firmeza el cabello del moreno para que metiera la cabeza entre sus muslos y se amorrara a los labios calientes y empapados de su sexo. -Bebe de mí.- Y aquello implicaba más que tragarse los fluidos vaginales que segregaba sin parar cuando estaba excitada, le decía que de nuevo hincara aquellos afilados colmillos y succionara hasta casi drenarla.
Y, metida en su papel de esposa cursi y malcriada, agarró una de las orejas del vampiro y tiró un poco de ella para que la mirara. -Si tenemos un hijo tendrás que compartirlas con él.- Alzó las cejas al fijar sus orbes oscuros en un seno y luego el otro, cuyos pezones estaban duros y erguidos por el reguero de besos y mordiscos que el cainita había ido dejando sobre la escamosa piel de la víbora. Era obvio que no iba a crear leche y que tener un hijo significaba convertir a un neófito mediante el abrazo. Pero eso no quitaba que, tal vez, a Yared le apeteciera jugar un poco y compartiera a la morena con el que eligiera para compartir su sangre. Llegado el momento a lo hablarían, porque de vez en cuando habían incluido a terceros en sus eróticos juegos desde que se conocían, aunque una cosa era evidente, nadie la comprendía como ese hombre que se le colaba ahora entre las piernas y ninguna mujer podía hacerle gozar tanto a él como lo hacía Zyanya.
Levantó las piernas y las enroscó alrededor del cuello ajeno, por encima de los hombros. El inmortal no respiraba así que no podía ahogarle aunque apretara, pero hubiese sido divertido probar cómo reaccionaba de ser el caso, eso fue lo que pensó la diosa durante un momento. Estiró el brazo derecho hacia el rostro foráneo y con la yema de los dedos acarició las facciones desde la frente hasta el mentón. -¿Y si me comes el coño un rato y luego salimos a buscar a ese hijo que tanto deseas?- Soltó al contrario, apoyando los pies sobre la cama y elevó las caderas al ponerse casi de puntillas y despegar el trasero del colchón. Las uñas subieron por allí donde habían bajado las yemas y, de repente, agarró con firmeza el cabello del moreno para que metiera la cabeza entre sus muslos y se amorrara a los labios calientes y empapados de su sexo. -Bebe de mí.- Y aquello implicaba más que tragarse los fluidos vaginales que segregaba sin parar cuando estaba excitada, le decía que de nuevo hincara aquellos afilados colmillos y succionara hasta casi drenarla.
Zyanya- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
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