The storm is coming [Libre]

por **Branco Cafiero** Sáb Abr 21, 2018 7:53 pm

Decidí que hacía una tarde perfecta para ir a entrenar al bosque después de largos días en los que la búsqueda de mi alfa por las callejuela de París no había dado el resultado que esperaba. El cielo estaba totalmente encapotado y lo más probable era que terminase lloviendo en cuestión de horas, lo que me otorgaría de la intimidad que necesitaba para llevar a cabo mi entrenamiento.

Abandoné la habitación del hotel donde me alojaba por el momento, hasta que encontrase una vivienda adecuada a mis necesidades, tomando mi montura para dirigirme hasta ese lugar que me liberaría de las tensiones acumuladas durante el resto de la semana. Una fructífera semana en la que había encontrado alguna pista que podría llevarme a terminar en breve mi misión, y algún que otro encargo extra que todavía tenía que ultimar. Era por ello que me pareció apropiado buscar un lugar donde retomar el contacto con mis armas.

No tardé en encontrar un sendero levemente marcado que me introducía hasta las profundidades del bosque, y más animado por poder aspirar aire limpio continué por él. Envuelto por la tranquilidad que aquel lugar me otorgaba, llegué hasta un pequeño claro que me pareció idóneo para empezar. Tras desmontar dejé a mi corcel a un lado, quitándome la camisola que dejé en una de las alforjas y tomando mi espada bastarda comencé a blandirla con lentos movimientos, que cortaban el aire a su paso, moviendo los pies despacio mientras trazada círculos a mí alrededor.

Estuve largo tiempo con esta tarea, convirtiendo los movimientos cada vez más rápidos, más certeros, hasta que quedé satisfecho con la velocidad adquirida. La humedad provocada por la proximidad de la noche comenzaba a hacerse latente, hecho que agradecía sobre mi piel que permanecía a una temperatura superior a lo normal por la proximidad de la luna llena.

Busqué con la mirada un árbol que me sirviese para mi propósito antes de continuar con mi entrenamiento, y una vez localizado clavé en el tronco de este una manzana que llevaba en la alforja. Alejándome la distancia suficiente para que acertar en el blanco supusiese un reto, me giré para continuar con la prueba cuando escuché un extraño sonido detrás de la maleza que se encontraba a mis espaldas.

-¿Quién anda ahí?- pregunté de forma tosca, preparado para defenderme ante un posible ataque de algún cazador. Lo extraño es que no conseguía distinguir bien el aura del ser que me observaba desde la distancia.

por **Bambi D'Gioge** Dom Abr 22, 2018 8:41 pm

El aullido y los gruñidos que del bosque surgen, son el llamado salvaje y peligroso, de quien avisa “estoy aquí y tengo hambre”. Las pequeñas patas de la cachorra pisan de lleno la tierra y su olfato capta los aromas más suculentos, su estómago gruñe de un hambre voraz que no ha saciado en días. Corre por entre los arbustos esquivando los árboles hasta el borde del bosque con lo llano, con los campos. La luna llena la enloquece y solo puede oler el perfume de dos personas, no piensa, no razona, solo puede lazarse de lleno a devorar a uno de ellos, a otros los lastima y deja marcas para después devorarlos, una extremidad se la lleva hasta el bosque y saciarse hasta que el sol puede salir y de nuevo vuelva a su hambre normal y de la cual aquella extremidad arrancada sería su desayuno o tentempié.

Han pasado varios días y su hambre ha cesado con las carnes de sus víctimas, granjeros, cultivadores, gallinas y conejos que ha cazado cuando su animal interno le ha llamado en aquellos siete días de transformación; pero, su raciocinio salvaje la mantiene como si fuera un animal. Aquella mañana, como una humana pero en su postura de animal está devorando con un hambre voraz el estómago de un conejo. Sus dedos cual garras destrozan la piel del animal y come de este hasta que el aroma de un extraño la obliga a ponerse en guardia gruñéndole al intruso en sus dominios.

Su nariz se arruga, su frente se frunce y su posición es la de un lobo dispuesto a atacar, gruñe y casi da como un sonido de advertencia con aquel gruñido y sus dientes todos llenos de su comida mostrándose al intruso. Huele igual a ella pero no se deja intimidar por el tamaño del lobo, más por estar a dos patas parado, ella gruñe más fuerte diciéndole “Qué quieres, vete este es mi territorio y tú eres una intrusa, largo de aquí o morirás, quieres pelear conmigo, entonces saca tus garras y muéstrame los dientes”

Agresiva se muestra por defender su comida y su territorio. No deja de gruñir abalanzándose hacia el frente, en dirección a aquel hombre que huele extraño para ella. Su pelaje se eriza (sus vellos) sus uñas se clavan contra la tierra. Está dispuesta a luchar por su comida.

por **Branco Cafiero** Vie Jun 08, 2018 5:24 pm

Deteniéndome en el camino y colocándome en posición defensiva por lo que pudiera tener delante, el olor a lobo llegaba a mis fosas nasales mientras buscaba con la mirada saber que era lo que tenía delante, el aroma que captaba sin duda era de otro licántropo, y sentia cierta urgencia para saber que era lo que tenía frente a mí, asi que avancé con cautela dispuesto a enfrentarme a cualquier posible amenaza que pudiera salir, si era otro licántropo podía ser un verdadero problema, más lo que empecé a captar era el aroma del bosque, de carne y de licántropo, pero no tardé mucho en comprobar que lo que estaba oliendo en realidad era a un licano cachorro, o concretamente a una licántropa cachorra, por un segundo la miré con aire serío y con cierto aire engreído, cruzándome de brazos observándola, sin poder evitar sonreir de medio lado, sobre todo después de oir el gruñido de amenaza que me dio ella, aun en su forma humana parecía creer realmente que era una loba, estaba totalmente asalvajada, lo cual me sorprendía bastante debido a la tierna edad.

-Parece que lo que hay es una cachorra descontrolada.- Dije con cierta sorna, divertido por lo que veía aunque por sus facciones parecía que la amenaza en toda regla hacia mí, pero dada la tierna edad de la pequeña costaba tomarsela en serio por mucho que pretendiera, sin duda una niña asilvestrada que dudaba que hace mucho que fuera convertida, lo cual le sorprendía que ya estuviera en ese estado de silvestrada.
Percibe la telepatía animal para comprender lo que esa pequeña niña dice entre gruñidos buscando intimidarlo, pero solo consiguió que la observarse mientras me acariciaba el mentón habiendo dejado atras hace un rato mi posición hostil, no iba a lastimar a una pequeña por salvaje que fuera, sin duda no tenía sintonía con el lobo, más bien el lobo la dominaba hasta en forma humana.

-¿Tu territorio? vaya...entiendo.- Comenté con dejadez, para mí no suponía ninguna amenaza, o cual cuando vio que esta tenía intenciones por avalanzarse contra mi, yo por razones obvias no iba a devolver un ataque, y menos a una niña que daba gracias si tenía 10 años, aunque esta parecía querer atacar, mi interés fue decayendo hasta empezar a barajar la posibilidad de irme de allí, aunque quizá preguntar por sus padres, pero algo le decía que estos no andaban cerca y que llevaba tiempo andando sola por estos bosques, lo cual le resultaba sorprendente, aunque cuando pasaran inquisidores cerca si podía tener problemas, más fruncí el ceño para mirar hacia otro lado pensando si irme y dejarla ahí o no, pero yo que ella no intentaría provocar a un lobo más grande que ella.

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