«A Storm is Coming» /Privado

Solo una vez el sol se había lazado y vuelto a desfallecer desde que Daphne fuese emboscada por un grupo de astutos cazadores. Su cuerpo ya se había curado, en parte por sus poderes, en parte por la oportuna sangre de Monsieur O'Rouke. Jamás hubiese imaginado que después de tan infortunado y desagradable incidente fuese a toparse con un recién conocido y que este, a su vez, se convirtiera en la tabla de salvación… en la sangre que le había permitido sobrevivir esa noche. Sin embargo el dolor sufrido permanecía en su memoria y la humillación sentida aún le crispaba la piel. Antes de tener que huir había alcanzado a darle alcance a uno de aquellos humanos pero no era ni remotamente suficiente. Deseaba la sangre de todos sobre sus manos. La mujer demente podría haber muerto por su alimentación tanto como podría no haberlo hecho, es algo de lo que ninguno se enteraría debido a que a ellos, quienes se supone debían proteger a la raza humana de las malévolas criaturas de la noche, habían terminado con la existencia de la inocente mujer atravesándole el cráneo con una bala.

La furia que la envolvía le acompañó desde que abrió los ojos. Impidiendo cualquier ayuda por parte de su personal se vistió con un vestido ligero y corto de adornos. Solo un corsé ajustado y una falda plana y sin volantes, todo de un negro absoluto. Su cabellera la recogió en una apretada cola de caballo y sus pies con botas de tacón bajo y punta aguda. Finalmente, una daga de plata y mango oscuro fue hábilmente oculta entre los pliegues de su falda. No necesitaba nada más, hoy no la tomarían por sorpresa. Ahora la cuestión era donde encontrarles y la respuesta más simple aparecía con la forma del callejón donde le habían atacado. Dudaba que se encontraran apostados en el mismo lugar, empero confiaba en encontrar rastros suficientes como para poder seguirles la pista. Una pregunta le atormentaba especialmente ¿se había tratado en realidad de una emboscada, de un plan fraguado específicamente contra ella o solo fue simple casualidad? Las implicaciones de la respuesta eran tan serias que no se permitió dejar pasar el asunto. Si sabían de ella, si le perseguían puntualmente, puede que conociesen su guarida y, si así era, también sabrían de su familia humana. De ninguna manera permitiría que aquellos bastardos asesinos alcanzasen a sus protegidos… nadie les tocaría, en especial a Melissa.

Salió sin dar aviso y se interno en la oscuridad de la noche como una sombra más, moviéndose entre ellas y superando al mismo viento en velocidad. Solo alguien con sentidos tan agudos como los suyos podría hacerle notado. En cuestión de minutos llegó a la entrada del callejón. Olía a sangre seca, sangre humana y sangre vampírica, la suya nada más y nada menos. Los cuerpos habían desaparecido lo cual no le extraño en lo absoluto. Unos pocos y distanciados faroles iluminaban pobremente la escena mientras ella observaba desde la distancia. Podía escuchar el latido de un corazón en las cercanías pero solo hasta que se internó en el callejón logró vislumbrar a la causante del sonido. Desde las sombras detalló aquel ser. Se trataba de una humana de oscura cabellera y ojos oscuros que permanecía parada junto a un charco de agua sangre. Su rostro no le era familiar pero su olor sí. La furia surgió rauda, inundando sus sentidos e impulsándola a dar el paso que la sacaría de la seguridad de las sombras.

Continuó caminando, incluso cuando la otra le percibió – Oh! Inglés. Debería estar impresionada, casi esperara que solo supieras balbucear – soltó ocultando la verdadera sorpresa que sentía al escuchar su idioma natal de sus rosados labios ¿Se trataba de un mensaje velado o, nuevamente, de pura casualidad? – Gracias por el halago pero no es necesario. En realidad ya lo sé y no me falta que algo tan obvio sea reforzado por una simple humana. Por otro lado debo admitir que me encuentro mejor que bien y aquella pequeña herida que me causasteis dejo de existir hace muchas horas – ignoraba cuanto sabia la cazadora sobre el daño que le habían causado y no estaba entusiasmada con revelarle más información de la que poseía. Pronto se enteraría de todo, de eso no tenía duda. Sus palabras fueron emitidas con una tranquilidad que en realidad no sentía. No podía atribuírseles ningún atisbo de enojo o sarcasmo, solo un tono neutro por medio del cual se manifestaba una nimiedad. Sus ojos, sin embargo, brillaban a causa de la turbulencia en su interior. Solo deseaba lanzarse sobre la humana y arrancarle la tráquea con los dientes, pero mientras necesitara información ese era un lujo que tendría que negarse. Oteó el aire y afino su oído tratando de percibir la presencia de mas cazadores. Lo último que deseaba era caer en otra trampa, pero no pudo distinguir nada anormal. Esto le resultó sumamente extraño ¿Por qué la humanita se atrevía a deslizarse sola teniendo en cuenta el posible peligro? Bueno, tenía que admitir también que resultaba poco factible que, en este caso, el presunto asesino regresase a la escena, no era esta una actitud común entre los inmortales.

Finalmente se detuvo a unos pasos de la joven, lo suficiente como para poder salir fácilmente de su alcance pero, al mismo tiempo, saltarle encima si fuese necesario – Debes ser muy temeraria o especialmente estúpida para venir aquí sola. Pero bueno, dejando de lado tu personalidad e inclinación por la autodestrucción ¿podrías contarme desde cuando os dedicáis a acabar con la vida de humanos inocentes? Oh!!! Mira que hasta a mí me sorprendió poder ver el cerebro de aquella pobre mujer esparcido por el sucio suelo cuando en realidad lo único que pretendía era tomar un pequeño sorbo y luego dejarla marchar ¿Cómo se siente saber que por culpa tuya y de tus amigos, y no por la del monstruo que se supone venias a aniquilar, una mujer perdió la vida? – ignoraba quien había disparado el arma homicida, tampoco sabía si había sido adrede o solo un accidente, pero valiéndose de lo que conocía sobre los cazadores decidió jugársela por esa vía. Colocó las manos en la cadera y ladeó la cabeza mientras observaba fijamente a la joven y esperaba que contestara o que simplemente la atacara. Después de todo la estupidez mortal no tenia limites y todo podía ocurrir a partir de ese momento