Wicked game | Libre |

Pasear por las Parisinas calles era una costumbre tomada en ella, y más cuando el cielo empezaba a oscurecer, siguió su camino en dirección a los barrios bajos de esta, simplemente pensando que sería menos estraño ver a alguien paseando por esos sitios a esa horas de la noche, su abrigo con capucha ocultaba la inmensa parte de ella, apenas se veía la nariz, los labios y el mentón de ella bajo la negra capucha, el camino lo seguía sin frenarse, disfrutando de la noche con la mirada fija al frente, simplemente no tenía ganas de volver a esa modesta casa que había conseguido al fín en París hace unos meses, la vida como pintora o dibujante la hacía ganar lo justo para vivir, pero las noches despues de la luna llena las aprovechaba para pasear por las parisinas calles, era una buena forma de despejar la mente, y eso es lo que buscaba la morena, una distracción, aunque solo fuera disfrutar de la ciudad en su horario nocturno.


Seguía su camino con la mente totalmente en otros asuntos, cosa que hizo que sus pasos se desviaran y en vez de tomar una agradable vuelta a casa, sin pensar ni siquiera en ello, siguió el camino que llevaba por el estado de lo que veía a un sitio de París que o no vivia nadie o los que vivian hacia muchos años que no se preocupaban por el estado en que la casa se mostraba, además el silenció marcado por la zona, simplemente siguió su camino, despreocupada y distraida.
A lo lejos empezó a divisar lo que parecía una iglesia abandonada, que se alzaba sombria y triste con sus colores apagados por la noche y el abandono, lo que dibujó una suave mueca en el rostro de la joven que dirigió sus pasos hacia ella, sin salir de los pensamientos propios, ni siquiera procurando saber si había alguien más ahí buscando refugio esa noche o no.


Los pasos se oian en eco mientras ella avanzaba mirando el sitio que ahora desde su interior, más un sonido la despertó de los pensamientos, empezó a dislumbar la figura y a oir el sonido del filo contra la madera, cosa que hizo que la joven bajo la oscuridad de la capucha entrecerrara los ojos observando la figura masculina que tenía frente a ella, este de repentina forma pareció que empezaba hablarla, reprochandola su tardanza, a lo que Lyriett en completo silencio paseó la vista hasta el filoso trozo de madera que le recordaba a una estaca, lo que hizo tragar saliva algo inquieta mientras el bohemio seguia hablando, observó los licores que había a su lado, sin duda aquella a la que esperaba iba a tener una buena instancia o quizás no tanto, mas cuando el joven afirmó que era un gusto verla con esa sonrisa descarada.


La joven sitió algo de apuro por revelar que no era quien pensaba que era, entrelazó las manos con nerviosismo y se ruborizó mucho, pero se deslizó la capucha desvelar el rostro que había en verdad tras la capucha. -Lo siento monsieur, pero me temo que no soy su..¿cita? de esta noche...- Comentó con voz timida, con sus mejillas totalmente coloradas, bajo la vista nerviosa. -..Siento que no haya aparecido....de verdad..esto.. no quiero molesrarle.- Dijo con un tono de voz suave, pues no sabe si aquel hombre se molestará por no ser quien creia ser o mejor dicho quien esperaba que fuera, lo cual le sorprendía pues ese hombre era realmente atractivo.