AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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[Privado] Misterios sin resolver.
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[Privado] Misterios sin resolver.
Aurora se despertó en medio de las calles del mercado ambulante, donde solía “residir”. Lo primero que hizo fue mirar su hombro y su pie. El día anterior había sido presa de una trampa oculta en el bosque, y por suerte, un hombre la había curado desinteresadamente. Sus ungüentos habían surtido efecto, ya que las heridas habían cerrado casi del todo. La verdad, había tenido suerte.
Su breve paso por el lugar en el que la joven había residido durante años, le había removido por dentro. Sus sentidos habían captado los aromas de la madera, las hojas de los árboles, los múltiples animales... Y no podía evitar recordar a Kray, el cual vino a su memoria en seguida al oler el perfume corporal del hombre con el que había estado. Se sentía sola, ahora mismo no tenía a nadie en este mundo, tan sólo a su bebé.
Acarició su vientre con ternura. Su hijo era lo único que le quedaba, aunque este pensamiento de futura mamá le condujo hacia otro, estrechamente relacionado, de manera inevitable: Su propia madre. ¿Qué le habría pasado? Hacía mucho que había dejado de buscarla. Años atrás, se había recorrido todos los negocios de la noche parisinos que conocía, para encontrar alguna pista. Si seguía viva, se suponía que tendría que estar en uno de estos, ya que los vampiros que habían asesinado a su padre la habían obligado a ejercer la prostitución. En cambio, nunca dio con su paradero, y por lo tanto desistió, dándola por muerta.
Lo único que la morena había sacado de provecho durante ese tiempo, había sido la ubicación de una red de espionaje llamada “Phoenix”. En su momento, había estado recopilando información acerca de este lugar, ya que había escuchado que allí se encontraban las respuestas a la mayoría de las cosas. Por suerte, uniendo hilos, dio a parar con su sede, pero desgraciadamente no se atrevió a entrar. Quizás por su falta de dinero, quizás por el miedo a escuchar la verdad de lo que había ocurrido... Aunque eso ya era parte del pasado.
Ahora, en el presente, ya lo había dado casi todo por perdido. ¿Qué pasaría si intentase ir a allí? Probablemente, lo único que podría recibir serían buenas noticias, porque ya ella misma se había imaginado lo peor. ¿Y si podía salvar a su madre? En su estado era difícil, pero seguramente podría ingeniar algo para que todo saliese bien.
Recordaba el camino a la perfección, sólo esperaba que no hubiesen cambiado de sede. En un arrebato causado por culpa de sus pensamientos, se levantó y comenzó a caminar. Todavía cojeaba un poco de la pierna lastimada, pero aguantaría sin problemas. Anduvo sin descanso durante horas y horas, sólo paró a medio trayecto para beber agua de un arroyo, y continuar sin parar.
Se pasó todo el día caminando. Ya era de noche, y finalmente,después de haber pasado todo el día siguiendo su recorrido mental hacia ese misterioso lugar, por fin lo encontró. Ahí estaba, tal y como lo recordaba. La única diferencia es que años atrás no se había atrevido ni a acercarse a la puerta, y ahora, avanzaba con decisión hacia allí.
Ya en la entrada, frenó en seco y gritó, para que la pudieran escuchar. -¡Buenas noches! ¿Hay alguien ahí dentro?- Ojalá no se hubiesen mudado, porque sino habría hecho todo esto para nada. Mientras esperaba respuesta, reparó en sus pies. Estaban totalmente destrozados, con cortes y algún que otro pequeño objeto clavado en estos. De todas maneras, estaba tan centrada en estar preparada para lo que podría ocurrir, que ni siquiera le dolían. Ojalá el día de hoy le diese al menos una buena noticia.
Su breve paso por el lugar en el que la joven había residido durante años, le había removido por dentro. Sus sentidos habían captado los aromas de la madera, las hojas de los árboles, los múltiples animales... Y no podía evitar recordar a Kray, el cual vino a su memoria en seguida al oler el perfume corporal del hombre con el que había estado. Se sentía sola, ahora mismo no tenía a nadie en este mundo, tan sólo a su bebé.
Acarició su vientre con ternura. Su hijo era lo único que le quedaba, aunque este pensamiento de futura mamá le condujo hacia otro, estrechamente relacionado, de manera inevitable: Su propia madre. ¿Qué le habría pasado? Hacía mucho que había dejado de buscarla. Años atrás, se había recorrido todos los negocios de la noche parisinos que conocía, para encontrar alguna pista. Si seguía viva, se suponía que tendría que estar en uno de estos, ya que los vampiros que habían asesinado a su padre la habían obligado a ejercer la prostitución. En cambio, nunca dio con su paradero, y por lo tanto desistió, dándola por muerta.
Lo único que la morena había sacado de provecho durante ese tiempo, había sido la ubicación de una red de espionaje llamada “Phoenix”. En su momento, había estado recopilando información acerca de este lugar, ya que había escuchado que allí se encontraban las respuestas a la mayoría de las cosas. Por suerte, uniendo hilos, dio a parar con su sede, pero desgraciadamente no se atrevió a entrar. Quizás por su falta de dinero, quizás por el miedo a escuchar la verdad de lo que había ocurrido... Aunque eso ya era parte del pasado.
Ahora, en el presente, ya lo había dado casi todo por perdido. ¿Qué pasaría si intentase ir a allí? Probablemente, lo único que podría recibir serían buenas noticias, porque ya ella misma se había imaginado lo peor. ¿Y si podía salvar a su madre? En su estado era difícil, pero seguramente podría ingeniar algo para que todo saliese bien.
Recordaba el camino a la perfección, sólo esperaba que no hubiesen cambiado de sede. En un arrebato causado por culpa de sus pensamientos, se levantó y comenzó a caminar. Todavía cojeaba un poco de la pierna lastimada, pero aguantaría sin problemas. Anduvo sin descanso durante horas y horas, sólo paró a medio trayecto para beber agua de un arroyo, y continuar sin parar.
Se pasó todo el día caminando. Ya era de noche, y finalmente,después de haber pasado todo el día siguiendo su recorrido mental hacia ese misterioso lugar, por fin lo encontró. Ahí estaba, tal y como lo recordaba. La única diferencia es que años atrás no se había atrevido ni a acercarse a la puerta, y ahora, avanzaba con decisión hacia allí.
Ya en la entrada, frenó en seco y gritó, para que la pudieran escuchar. -¡Buenas noches! ¿Hay alguien ahí dentro?- Ojalá no se hubiesen mudado, porque sino habría hecho todo esto para nada. Mientras esperaba respuesta, reparó en sus pies. Estaban totalmente destrozados, con cortes y algún que otro pequeño objeto clavado en estos. De todas maneras, estaba tan centrada en estar preparada para lo que podría ocurrir, que ni siquiera le dolían. Ojalá el día de hoy le diese al menos una buena noticia.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/10/2017
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Re: [Privado] Misterios sin resolver.
Es mejor vivir de tus errores,
que padecer en las dudas del "si hubiera".
que padecer en las dudas del "si hubiera".
El carruaje avanza por el camino con velocidad, esta vez la tertulia tardó más de lo esperado con el caballero holandés y va a llegar tarde a casa. Espera que madame Violet la reciba con una expresión de censura por su desliz del tiempo, aunque valdría la pena si con ello permanece unos minutos extra con su acompañante de lectura favorito discutiendo de los libros que intercambian para descubrir puntos de vista parecidos o a veces, quedarse debatiendo sobre algún punto en particular en el que discrepan. Por eso le agrada tanto salir los jueves, porque tiene experiencias deliciosas que le dejan esa dulce sabor en la boca y el que traiga a casa nuevas tartas hace que madame Violet esté más tranquila por eso.
Se recarga contra el respaldo del carruaje adormeciéndose con el suave movimiento del mismo, con excepción del instante en que ingresa a la entrada principal, permanece el resto en un delicioso duerme-vela. Apenas van llegando, se asoma para ver intrigada a alguien esperando en la puerta. Por las vestimentas, pareciera una mujer perdida. El carruaje se detiene, el cochero baja para tomar la mano de la aristócrata ayudando a que baje del vehículo en tanto sus ojos se prendan en la mujer que la espera - buena noche ¿Acaso está perdida? - toma de la mano de su sirviente su libro y un paquete con las nuevas tartas. Al tiempo, la puerta de la casa se abre dejando ver a Lucciano, su mayordomo quien pasa su mirada de la una a la otra.
El enorme vientre de la mujer que espera es motivo para que Annabeth sonría un poco. - Felicidades por el ángel que va a descender y que le dará alegrías, sólo olvide las penas. Un hijo hay que disfrutarse, no sufrirlo - repite las mismas palabras que su madre al tiempo que entrega a Lucciano las cosas que trae antes de acercarse a la fémina ofreciéndole el brazo - a mi habitación por favor, Lucciano. Decidle a madame Violet que estaré en mi salón de té con nuestra invitada - le observa con una sonrisa en los labios - espero que al menos me acepte un poco de té y algo de comida antes de que pueda marcharse o decirme el motivo de su presencia ¿Le parece bien? - le propone en tanto espera a que ella pueda avanzar.
Es intrigante su presencia porque ya es muy noche y por inercia, sus ojos observan la pierna que le cuesta mover. ¿Cómo una embarazada está así en la calle sin los cuidados adecuados? Eso podría hacerle mal al bebé en camino.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
Localización : En medio de sus brazos, bajo sus colmillos.
Re: [Privado] Misterios sin resolver.
No parecía que hubiese nadie allí, o al menos, si ese era el caso, no respondían a su llamada. Aurora agachó la cabeza, algo decepcionada. ¿Qué le había hecho pensar que ese lugar todavía estaría ocupado después de varios años? No sabía cómo funcionaban ese tipo de organizaciones, pero era probable que si querían mantener a salvo cierta información, tendrían que hacer mudanzas de vez en cuando.
Para su sorpresa, poco después escuchó un carruaje tirado por caballos avanzar hacia donde estaba ella situada. Se giró para observar lo que ocurría, y en ese instante, una mujer de clase alta se bajó del vehículo y le formuló una pregunta. A continuación, gracias a las siguientes frases que pronunció, cayó en la cuenta de que era la dueña de la casa, o que al menos vivía en ella. También le ofreció el brazo, mientras le invitaba a entrar.
Antes de avanzar, se miró los pies con algo de indecisión. Estaban bastante sucios como para ponerlos sobre el suelo de la mansión. Le daba rabia manchar un lugar ajeno y tan bien cuidado, aunque suponía que la fémina que se encontraba a su lado se habría dado cuenta del estado en el que estaba, y a pesar de ello permitió dejarla pasar. Por esto último, comenzó a caminar poco a poco junto a ella, ya que le costaba algo moverse.
Mientras andaban, la embarazada decidió responder a todo lo anterior. -Buenas noches, muchas gracias por permitirme entrar con usted, y por las bendiciones hacia mi futuro bebé. Acepto su invitación encantadísima. La verdad es que estoy en el sitio adecuado, por suerte. Creo que no me he perdido.- Esto último provocó una ligera risa nerviosa en ella. Si se hubiese confundido por algún casual, y sus recuerdos estuviesen alterados, habría caminado un día entero para nada. -Por cierto, me presento. Soy Aurora Rose, mucho gusto.- Hizo una reverencia inclinando la parte superior de su cuerpo, y a continuación la miró a los ojos, con una ligera sonrisa dibujada en su boca.
En cuanto finalmente cruzaron la puerta, la muchacha se quedó boquiabierta. Ya el propio recibidor en sí era un espacio enorme, así que ni se imaginaba lo grande que podía ser el hogar en general. Se notaba que ahí residía una familia rica, sólo había que fijarse en lo impecable que estaba todo, y en los costosos muebles que decoraban la estancia.
No se podía creer que la hubiesen aceptado allí dentro tan rápido, sin siquiera preguntarle nada. Habían confiado en ella, y seguramente tendría la oportunidad de por lo menos intentar recibir información acerca de su madre. No podía desperdiciarla, y por ello tendría que ser muy meticulosa con todo y andar con cuidado con lo que decía y hacía. No quería desaprovechar lo que le habían ofrecido.
Para su sorpresa, poco después escuchó un carruaje tirado por caballos avanzar hacia donde estaba ella situada. Se giró para observar lo que ocurría, y en ese instante, una mujer de clase alta se bajó del vehículo y le formuló una pregunta. A continuación, gracias a las siguientes frases que pronunció, cayó en la cuenta de que era la dueña de la casa, o que al menos vivía en ella. También le ofreció el brazo, mientras le invitaba a entrar.
Antes de avanzar, se miró los pies con algo de indecisión. Estaban bastante sucios como para ponerlos sobre el suelo de la mansión. Le daba rabia manchar un lugar ajeno y tan bien cuidado, aunque suponía que la fémina que se encontraba a su lado se habría dado cuenta del estado en el que estaba, y a pesar de ello permitió dejarla pasar. Por esto último, comenzó a caminar poco a poco junto a ella, ya que le costaba algo moverse.
Mientras andaban, la embarazada decidió responder a todo lo anterior. -Buenas noches, muchas gracias por permitirme entrar con usted, y por las bendiciones hacia mi futuro bebé. Acepto su invitación encantadísima. La verdad es que estoy en el sitio adecuado, por suerte. Creo que no me he perdido.- Esto último provocó una ligera risa nerviosa en ella. Si se hubiese confundido por algún casual, y sus recuerdos estuviesen alterados, habría caminado un día entero para nada. -Por cierto, me presento. Soy Aurora Rose, mucho gusto.- Hizo una reverencia inclinando la parte superior de su cuerpo, y a continuación la miró a los ojos, con una ligera sonrisa dibujada en su boca.
En cuanto finalmente cruzaron la puerta, la muchacha se quedó boquiabierta. Ya el propio recibidor en sí era un espacio enorme, así que ni se imaginaba lo grande que podía ser el hogar en general. Se notaba que ahí residía una familia rica, sólo había que fijarse en lo impecable que estaba todo, y en los costosos muebles que decoraban la estancia.
No se podía creer que la hubiesen aceptado allí dentro tan rápido, sin siquiera preguntarle nada. Habían confiado en ella, y seguramente tendría la oportunidad de por lo menos intentar recibir información acerca de su madre. No podía desperdiciarla, y por ello tendría que ser muy meticulosa con todo y andar con cuidado con lo que decía y hacía. No quería desaprovechar lo que le habían ofrecido.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/10/2017
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Re: [Privado] Misterios sin resolver.
¿Que no se ha perdido y está en el sitio indicado? Eso ya la deja un poco descontrolada. ¿A qué se refiere? Por instinto decide dialogar hasta estar cómodamente instaladas en su salón de té. En cuanto entran al recibidor, una puerta es abierta hacia las escaleras, el enorme salón de distribución que tiene dos escalinatas que dan a cada orilla del gran lugar, dando una impresión de espacio tremendo y de gran luminosidad. Ella la dirige aún tomada del brazo, con toda la serenidad y paciencia posible, hacia la izquierda, donde después de un pasillo pequeño, está su salón del té.
Le invita a sentarse en uno de los sofás para ella tomar siento en la silla a su izquierda desprendiéndose del sombrero y el abrigo que cubre su vestido, dejando ambas prendas en manos de uno de los sirvientes que solícito, acude a su presencia - per fevore, Luigi, traednos el té - el sirviente hace una reverencia retirándose. Annabeth mira a la mujer sonriendo con amabilidad - ahora sí, madame Rose, mucho gusto. Bienvenida a mi hogar ¿Podría saber el motivo de su presencia? - no da su nombre. En el peor de los casos ella dirá que viene a buscar a "Annabeth de La Louise" o bien "A la dama de Florencia". Por ambos nombres sabrá si alguien la mandó y quién.
En caso contrario, entonces está con un asunto demasiado turbio entre las manos y quiera dios que no tenga que usar la fuerza con una mujer embarazada. Por si las dudas, en cuanto el mayordomo llega acompañado de una de las sirvientas para servir las primeras viandas y los pastelitos, Annabeth le sonríe con ese gesto sereno de su rostro - agradecería un poco de oporto - es una señal oculta para que los sirvientes estén conscientes de que puede haber una trampa en todo ésto y tengan que prepararse para cualquier eventualidad. Lucciano asiente con una reverencia saliendo raudo de ahí, dando la indicación a otra de las mujeres de la servidumbre en tanto va a hablar con Madame Violet.
Las defensas de la casa se preparan en tanto Annabeth sonríe a la mujer a su lado - adelante, sírvase lo que quiera, el té ya viene en camino. Ha de tener hambre, por favor, le invito a que empiece a comer - susurra afable.
Le invita a sentarse en uno de los sofás para ella tomar siento en la silla a su izquierda desprendiéndose del sombrero y el abrigo que cubre su vestido, dejando ambas prendas en manos de uno de los sirvientes que solícito, acude a su presencia - per fevore, Luigi, traednos el té - el sirviente hace una reverencia retirándose. Annabeth mira a la mujer sonriendo con amabilidad - ahora sí, madame Rose, mucho gusto. Bienvenida a mi hogar ¿Podría saber el motivo de su presencia? - no da su nombre. En el peor de los casos ella dirá que viene a buscar a "Annabeth de La Louise" o bien "A la dama de Florencia". Por ambos nombres sabrá si alguien la mandó y quién.
En caso contrario, entonces está con un asunto demasiado turbio entre las manos y quiera dios que no tenga que usar la fuerza con una mujer embarazada. Por si las dudas, en cuanto el mayordomo llega acompañado de una de las sirvientas para servir las primeras viandas y los pastelitos, Annabeth le sonríe con ese gesto sereno de su rostro - agradecería un poco de oporto - es una señal oculta para que los sirvientes estén conscientes de que puede haber una trampa en todo ésto y tengan que prepararse para cualquier eventualidad. Lucciano asiente con una reverencia saliendo raudo de ahí, dando la indicación a otra de las mujeres de la servidumbre en tanto va a hablar con Madame Violet.
Las defensas de la casa se preparan en tanto Annabeth sonríe a la mujer a su lado - adelante, sírvase lo que quiera, el té ya viene en camino. Ha de tener hambre, por favor, le invito a que empiece a comer - susurra afable.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
Localización : En medio de sus brazos, bajo sus colmillos.
Re: [Privado] Misterios sin resolver.
Durante todo el camino hacia un enorme salón, Aurora no pudo parar de maravillarse con la enorme casa. Todo lo que veía estaba meticulosamente cuidado y bien ordenado. No había nada que se saliese del canon de hogar de clase alta. Pocas veces había tenido la oportunidad de estar en una mansión, y por ello quizás pecaba de curiosa con la mirada. Estaba completamente fascinada.
Ya en una de las grandes habitaciones del lugar, la anfitriona la invitó a sentarse en un sofá. La morena aceptó con gusto, y se posó con cuidado en el caro mueble mientras escuchaba la pregunta de la que ahora sí, sabía que era dueña del hogar. Tenía que medir sus palabras para responder a su duda, de lo contrario, podía verse envuelta en un buen lío. De todas maneras, tampoco sabía exactamente qué era lo correcto y lo que no en este caso.
-Verá, hace años había oído hablar de este lugar. Yo estaba en medio de una búsqueda personal, y por datos que ciertas personas me iban proporcionando al ver que no obtenía información alguna, di a parar con este sitio. Me dijeron que probablemente aquí encontraría las respuestas que necesitaba. En su momento no me atreví ni a acercarme a la entrada, pero ahora me he decidido después de bastante tiempo, y aquí estoy.- ¿Habría metido la pata? No podía saberlo con certeza hasta que el próximo comentario de la fémina lo confirmase. Había sido sincera, intentando no decir ni muy poco, ni demasiado.
La joven comenzó a comer uno de los pastelitos mientras esperaba la respuesta de la contraria. Estaba delicioso. Su paladar lo degustó sin prisas, saboreándolo al máximo. Quién sabía si sería el último que probaría hoy.
-Hace tiempo que no sé nada acerca de mi madre, y por ella he venido a este lugar. La he dado por muerta, pero siendo realista, no he recibido noticias de su fallecimiento, así que hay una gran probabilidad de que continúe viva. Lo daba todo por perdido, pero ahora hay algo que me dice que he estado equivocada durante todo este tiempo.- Comentó, dejando parte del dulce ya mordido en un plato.
Ya en una de las grandes habitaciones del lugar, la anfitriona la invitó a sentarse en un sofá. La morena aceptó con gusto, y se posó con cuidado en el caro mueble mientras escuchaba la pregunta de la que ahora sí, sabía que era dueña del hogar. Tenía que medir sus palabras para responder a su duda, de lo contrario, podía verse envuelta en un buen lío. De todas maneras, tampoco sabía exactamente qué era lo correcto y lo que no en este caso.
-Verá, hace años había oído hablar de este lugar. Yo estaba en medio de una búsqueda personal, y por datos que ciertas personas me iban proporcionando al ver que no obtenía información alguna, di a parar con este sitio. Me dijeron que probablemente aquí encontraría las respuestas que necesitaba. En su momento no me atreví ni a acercarme a la entrada, pero ahora me he decidido después de bastante tiempo, y aquí estoy.- ¿Habría metido la pata? No podía saberlo con certeza hasta que el próximo comentario de la fémina lo confirmase. Había sido sincera, intentando no decir ni muy poco, ni demasiado.
La joven comenzó a comer uno de los pastelitos mientras esperaba la respuesta de la contraria. Estaba delicioso. Su paladar lo degustó sin prisas, saboreándolo al máximo. Quién sabía si sería el último que probaría hoy.
-Hace tiempo que no sé nada acerca de mi madre, y por ella he venido a este lugar. La he dado por muerta, pero siendo realista, no he recibido noticias de su fallecimiento, así que hay una gran probabilidad de que continúe viva. Lo daba todo por perdido, pero ahora hay algo que me dice que he estado equivocada durante todo este tiempo.- Comentó, dejando parte del dulce ya mordido en un plato.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/10/2017
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Re: [Privado] Misterios sin resolver.
Se queda en silencio escuchando a la mujer hablar. Todas las defensas de su hogar están levantadas esperando un ataque y ella sigue sin darle la información que le interesa. Divaga en los acontecimientos pasados indicando que aunque no es la primera vez que acude a Phoenix, sí es la primera en que entra. La ropa si bien es gastada, está semi limpia. Los modales son escuetos más cuida mucho de comportarse. Ese vientre por supuesto que no es artificial. Está embarazada, su ojo observador repara en su pie herido y vendado. Descalza, seguro que fue una larga caminata hasta su puerta. ¿Quién es y de dónde proviene? Se queda pensativa en tanto toma la taza de té para darle un trago depositando la misma sobre el plato de porcelana quedándose con ella a la altura del pecho.
Deposita ambos objetos de la más fina porcelana sobre la mesa antes de sonreír un poco - Y sí, aquí está - repite como si la frase fuera hilarante. Mientras ella sigue pensando y dando vueltas a las cosas, la mujer no se inmuta, empieza a comer uno de los pastelillos con dedicación y hambre. Eso es notable - puede comer todo lo que quiera, puesto que ingerí mi porción de azúcar en una reunión que tuve hace unas horas y me da pena que tengan que recoger todo ésto casi intacto - la incita en una muy amable forma de que siga comiendo. El nene seguro que lo necesitará.
Parte del misterio se devela cuando habla de su madre. Aún así, Annabeth decide de una vez por todas que es suficiente para seguir aquí sentadas como si nada cuando puede que estén en mortal peligro su personal y la propia Annabeth. - No ha contestado mi pregunta. ¿Cómo supo de esta mansión? ¿Quién se lo dijo? Y otra pregunta más ¿Qué le hace pensar que puedo ayudarle a encontrar a su madre? No entiendo a qué ha venido y por qué me ha elegido para contarme todo ésto - fingir el desconocimiento de un hecho en ocasiones es la mejor parte. Quiere respuestas, como tenga que apretar tuercas se verá en la penosa necesidad de tener que ser más rígida.
Quiere respuestas, más allá de la necesidad de esta mujer, exige sus respuestas.
Deposita ambos objetos de la más fina porcelana sobre la mesa antes de sonreír un poco - Y sí, aquí está - repite como si la frase fuera hilarante. Mientras ella sigue pensando y dando vueltas a las cosas, la mujer no se inmuta, empieza a comer uno de los pastelillos con dedicación y hambre. Eso es notable - puede comer todo lo que quiera, puesto que ingerí mi porción de azúcar en una reunión que tuve hace unas horas y me da pena que tengan que recoger todo ésto casi intacto - la incita en una muy amable forma de que siga comiendo. El nene seguro que lo necesitará.
Parte del misterio se devela cuando habla de su madre. Aún así, Annabeth decide de una vez por todas que es suficiente para seguir aquí sentadas como si nada cuando puede que estén en mortal peligro su personal y la propia Annabeth. - No ha contestado mi pregunta. ¿Cómo supo de esta mansión? ¿Quién se lo dijo? Y otra pregunta más ¿Qué le hace pensar que puedo ayudarle a encontrar a su madre? No entiendo a qué ha venido y por qué me ha elegido para contarme todo ésto - fingir el desconocimiento de un hecho en ocasiones es la mejor parte. Quiere respuestas, como tenga que apretar tuercas se verá en la penosa necesidad de tener que ser más rígida.
Quiere respuestas, más allá de la necesidad de esta mujer, exige sus respuestas.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/04/2018
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Re: [Privado] Misterios sin resolver.
La mujer le sugirió que comiese todavía más. La verdad es que le apetecía, pero cada vez tenía menos hambre, seguramente por culpa de los nervios, que comenzaban a aflorar dentro de ella. Notaba un cosquilleo que empezaba en su estómago, y a continuación recorría todo su cuerpo, hasta finalizar en sus dedos.
Escuchó a la contraria con atención, y sus preguntas le despistaron en cierto modo. ¿Se habría equivocado? Todo apuntaba a que no, hasta ese momento. Parecía como si no tuviese nada que ver con Phoenix. De todas maneras, no dudó en responderle, todavía con cierta esperanza dentro de ella. -Verá, supe de esta mansión gracias a varias personas a las que les pregunté acerca del paradero de mi madre, y que intentaron ayudarme, pero no encontraron ninguna información útil para dar con ella. Entre varios, me dieron diversas indicaciones para que pudiese llegar a este hogar sin perderme. No puedo dar nombres, porque se mantuvieron en anonimato en todo momento, se lo aseguro.- Era cierto, no se querían meter en asuntos ajenos, y menos verse implicados en estos y por ello no se habían presentado ante ella, o eso era lo que le habían dicho.
-¿Qué me hace pensar que podrá ayudarme? Bueno, supongo que si usted es la dueña de la casa, probablemente también sea la jefa de la red de espionaje que hay aquí encubierta, ¿o me equivoco? Eso es lo que me habían dicho acerca de lo que es este lugar. En concreto, me habían comentado que aquí había una cantidad de información increíble, y por ello pienso que es probable que haya algún registro o documento en el que aparezca el nombre de mi madre. Necesito saber qué le ocurrió, si sigue viva, o si por el contrario ha muerto. No quiero nada fuera de eso, de verdad. No he venido a hacer daño, a investigar este sitio, ni cosas por el estilo. No pienso contarle a nadie acerca del paradero de la mansión, ni es para nada mi intención. Sólo vengo a por respuestas que hasta ahora no he podido conseguir, espero que lo entienda, aunque no sea nadie como para pedirle este tipo de cosas.-
No sabía si la creería o no, y por lo tanto tampoco tenía ni idea de si ahora mismo estaba en peligro allí dentro. Estaba sola, y no podría hacer nada contra toda la gente que debería de haber ahí alojada, así que esperaba haber dicho lo correcto.
Escuchó a la contraria con atención, y sus preguntas le despistaron en cierto modo. ¿Se habría equivocado? Todo apuntaba a que no, hasta ese momento. Parecía como si no tuviese nada que ver con Phoenix. De todas maneras, no dudó en responderle, todavía con cierta esperanza dentro de ella. -Verá, supe de esta mansión gracias a varias personas a las que les pregunté acerca del paradero de mi madre, y que intentaron ayudarme, pero no encontraron ninguna información útil para dar con ella. Entre varios, me dieron diversas indicaciones para que pudiese llegar a este hogar sin perderme. No puedo dar nombres, porque se mantuvieron en anonimato en todo momento, se lo aseguro.- Era cierto, no se querían meter en asuntos ajenos, y menos verse implicados en estos y por ello no se habían presentado ante ella, o eso era lo que le habían dicho.
-¿Qué me hace pensar que podrá ayudarme? Bueno, supongo que si usted es la dueña de la casa, probablemente también sea la jefa de la red de espionaje que hay aquí encubierta, ¿o me equivoco? Eso es lo que me habían dicho acerca de lo que es este lugar. En concreto, me habían comentado que aquí había una cantidad de información increíble, y por ello pienso que es probable que haya algún registro o documento en el que aparezca el nombre de mi madre. Necesito saber qué le ocurrió, si sigue viva, o si por el contrario ha muerto. No quiero nada fuera de eso, de verdad. No he venido a hacer daño, a investigar este sitio, ni cosas por el estilo. No pienso contarle a nadie acerca del paradero de la mansión, ni es para nada mi intención. Sólo vengo a por respuestas que hasta ahora no he podido conseguir, espero que lo entienda, aunque no sea nadie como para pedirle este tipo de cosas.-
No sabía si la creería o no, y por lo tanto tampoco tenía ni idea de si ahora mismo estaba en peligro allí dentro. Estaba sola, y no podría hacer nada contra toda la gente que debería de haber ahí alojada, así que esperaba haber dicho lo correcto.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Re: [Privado] Misterios sin resolver.
Annabeth está en guardia sin comprender qué está aconteciendo en este momento con esta embarazada mujer a quien dejó ingresar a su hogar sin otro propósito que ayudar. Empieza a arrepentirse por ello. Más cuando le indica que alguien le dijo de ellos sin desvelar el quién, que se mantuvieron en el anonimato, lo cual dista de ser normal. Sus ojos la observan con total desconfianza en tanto ella sigue hablando como si estuviera acostumbrada a llegar a un hogar y decir como si fuera cualquier cosa la existencia de una sociedad que para la inglesa es sagrada. Su madre está desaparecida y ella quiere que Phoenix la busque. ¿Acaso cree que a eso realmente se dedica? Se queda en silencio entornando los ojos mientras la voz de Aurora sigue dominando lo que por ahora es un monólogo.
De éste puede sacar que son varios los que han hablado de la sociedad sin dar las contraseñas para que la inglesa esté preparada para las visitas, tampoco han mandado cartas para advertir de su posible llegada. Todo es tan sospechoso, ella está tan confiada de que aquí es el sitio y de que Annabeth le ayudará más no puede comprobar sus referencias y si bien la inglesa tiende a ayudar a todo aquél que lo necesita, no hay manera en que lo haga sin tener una respuesta clara de esta mujer. - Pues qué raro, señora porque aquí sólo vivo yo y mis sirvientes y no sé de qué me hable. No somos ninguna organización que pueda ayudarle o apoyarle en donde esté su madre, ni siquiera sé de qué me está hablando - se encoge de hombros fingiendo total desconocimiento de lo acontecido.
Tendría que empezar a mandar a su gente para que callen a aquéllos que están hablando sin pensar en las consecuencias, tener aquí a esta dama embarazada hablando con tal liberad es algo que le preocupa en demasía, como ésto llegue a oídos de la Inquisición, va a estar en problemas. - ¿Le puedo ayudar en algo más? - espera que se haya creído la charada de que sólo en la mansión vive Annabeth y que no es jefa de nada de lo que ella indica. De no ser así, preferiría pensar en alguna otra solución porque algunos miembros de la sociedad estarían pidiendo las cabezas de aquéllos que hablaron con tal libertinaje, porque eso es lo que ha pasado, hablaron sin pensar en el pacto que firmaron, ni siquiera en las consecuencias de sus actos.
En tanto Annabeth no pueda confirmar quién ha mandado a esta mujer, para ella puede ser una espía de la iglesia y eso sería muy peligroso para ella y los que la frecuentan. Si se hubiera identificado, si hubiera dicho cualquiera de los nombres clave o bien, dado el nombre de quien la envió sería diferente, más como insiste en mantener todo en el anonimato, la inglesa no puede confiar en ella. Así de simple. Así de fácil. Así de tajante.
De éste puede sacar que son varios los que han hablado de la sociedad sin dar las contraseñas para que la inglesa esté preparada para las visitas, tampoco han mandado cartas para advertir de su posible llegada. Todo es tan sospechoso, ella está tan confiada de que aquí es el sitio y de que Annabeth le ayudará más no puede comprobar sus referencias y si bien la inglesa tiende a ayudar a todo aquél que lo necesita, no hay manera en que lo haga sin tener una respuesta clara de esta mujer. - Pues qué raro, señora porque aquí sólo vivo yo y mis sirvientes y no sé de qué me hable. No somos ninguna organización que pueda ayudarle o apoyarle en donde esté su madre, ni siquiera sé de qué me está hablando - se encoge de hombros fingiendo total desconocimiento de lo acontecido.
Tendría que empezar a mandar a su gente para que callen a aquéllos que están hablando sin pensar en las consecuencias, tener aquí a esta dama embarazada hablando con tal liberad es algo que le preocupa en demasía, como ésto llegue a oídos de la Inquisición, va a estar en problemas. - ¿Le puedo ayudar en algo más? - espera que se haya creído la charada de que sólo en la mansión vive Annabeth y que no es jefa de nada de lo que ella indica. De no ser así, preferiría pensar en alguna otra solución porque algunos miembros de la sociedad estarían pidiendo las cabezas de aquéllos que hablaron con tal libertinaje, porque eso es lo que ha pasado, hablaron sin pensar en el pacto que firmaron, ni siquiera en las consecuencias de sus actos.
En tanto Annabeth no pueda confirmar quién ha mandado a esta mujer, para ella puede ser una espía de la iglesia y eso sería muy peligroso para ella y los que la frecuentan. Si se hubiera identificado, si hubiera dicho cualquiera de los nombres clave o bien, dado el nombre de quien la envió sería diferente, más como insiste en mantener todo en el anonimato, la inglesa no puede confiar en ella. Así de simple. Así de fácil. Así de tajante.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Re: [Privado] Misterios sin resolver.
¿Se había equivocado? Esa duda ya había pasado antes por su cabeza, pero en cuanto la mujer insistió en que sólo ella y sus sirvientes eran los que vivían en esa casa, se la replanteó de nuevo. Puede que estuviese equivocada desde el principio, y si fuese así, la había cagado. Había soltado información por su boca que no debería de haber dicho si esa persona no conocía nada acerca de lo que estaba hablando. Estaba tan segura hasta entonces...
Otra opción, era que le estuviesen mintiendo a conciencia, pero si ese fuese el caso, tampoco debía de insistir más, ya que probablemente lo estarían haciendo por algo en concreto, y ella no debía de meterse. Quizás debía de desistir. ¿Le habrían dado mal la dirección? Podía ser, pero, si ese era el caso, ¿por qué todos la habían dirigido hacia el mismo lugar? Era algo bastante extraño, pero debía de dejar de pensar en ello si no iba a sacar nada en claro.
No recordaba ninguna indicación más de los hombres que la habían guiado hasta allí. Puede que se la hubiesen dado, pero le parecía raro, ya que por lo general solía acordarse de las cosas. Tenía buena memoria.
-No, gracias. Puede que me haya equivocado, siento haber molestado.- Dijo, respondiendo a la pregunta de la contraria. Estaba algo decepcionada, creía que por fin iba a saber algo de su madre, pero poco a poco la iba perdiendo cada vez más. Estaba realmente preocupada por ella. Si estaba viva, esperaba que no le hubiesen hecho más daño de todo el que ya le habían causado.
Apretó los puños al recordar todo por lo que habían pasado al viajar hasta París, y observó la comida, sin hambre alguna. A continuación, se dispuso a hablar, algo encogida en sí misma. -Gracias por haberme dejado pasar y por ofrecerme parte de su comida y bebida. Y siento que nuestro encuentro haya tenido que ser tan fugaz. De todas maneras, ha sido un placer.- Todavía sentada, inclinó la parte superior de su cuerpo a modo de pequeña reverencia.
Poco después, se levantó, y se quedó mirando a los ojos a la fémina. Aguantó la vista un rato largo, mientras esperaba su contestación o algún tipo de reacción. No le resultaba incómodo hacer esto. Incluso se sentía mejor de esa manera, sabiendo que había estado en compañía al menos durante un buen rato, aunque esta no fuese la que esperaba en un principio.
Otra opción, era que le estuviesen mintiendo a conciencia, pero si ese fuese el caso, tampoco debía de insistir más, ya que probablemente lo estarían haciendo por algo en concreto, y ella no debía de meterse. Quizás debía de desistir. ¿Le habrían dado mal la dirección? Podía ser, pero, si ese era el caso, ¿por qué todos la habían dirigido hacia el mismo lugar? Era algo bastante extraño, pero debía de dejar de pensar en ello si no iba a sacar nada en claro.
No recordaba ninguna indicación más de los hombres que la habían guiado hasta allí. Puede que se la hubiesen dado, pero le parecía raro, ya que por lo general solía acordarse de las cosas. Tenía buena memoria.
-No, gracias. Puede que me haya equivocado, siento haber molestado.- Dijo, respondiendo a la pregunta de la contraria. Estaba algo decepcionada, creía que por fin iba a saber algo de su madre, pero poco a poco la iba perdiendo cada vez más. Estaba realmente preocupada por ella. Si estaba viva, esperaba que no le hubiesen hecho más daño de todo el que ya le habían causado.
Apretó los puños al recordar todo por lo que habían pasado al viajar hasta París, y observó la comida, sin hambre alguna. A continuación, se dispuso a hablar, algo encogida en sí misma. -Gracias por haberme dejado pasar y por ofrecerme parte de su comida y bebida. Y siento que nuestro encuentro haya tenido que ser tan fugaz. De todas maneras, ha sido un placer.- Todavía sentada, inclinó la parte superior de su cuerpo a modo de pequeña reverencia.
Poco después, se levantó, y se quedó mirando a los ojos a la fémina. Aguantó la vista un rato largo, mientras esperaba su contestación o algún tipo de reacción. No le resultaba incómodo hacer esto. Incluso se sentía mejor de esa manera, sabiendo que había estado en compañía al menos durante un buen rato, aunque esta no fuese la que esperaba en un principio.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Re: [Privado] Misterios sin resolver.
Aunque la mujer parece quedar sorprendida por la respuesta de la inglesa, la señora de la casa no mueve un músculo para hacer notar que es una falacia lo que mencionó en voz alta. Está a la espera, expectante, deseando que la mujer pueda decirle algo más para identificarla. Y en lugar de que pueda ceder, de que entregue lo que para Annabeth es indispensable porque así podría entregar su ayuda sin límites y distinguir qué de sus miembros la ha enviado y por lo tanto, devolver una misiva indicando que ya se ha presentado a la base de la organización, se queda en silencio. Es cuando un pensamiento de mayor relevancia ocupa la mente de la joven. Alguien está abriendo la boca sin dar los santos y señas adecuados para que las personas puedan presentarse.
Debe llamar a todos, hacer una reunión y asegurarse de que todos entiendan qué deben hacer y por supuesto, con quién hablar y con quién no. Que los ropajes de la mujer sean humildes no le quita el sueño, juzgarla por sus circunstancias de vida es igual que pensar que los vampiros sólo consumen sangre matando a todos aquéllos de los que beben. - No se preocupe, a cualquiera le puede suceder. Si gusta, le diré a mi cochero que le lleve a donde usted quiera - toca la campanilla, el mayordomo aparece en la entrada y la inglesa le habla en un idioma incomprensible para la mujer antes de que el hombre mire a una y posteriormente a la otra, agacha la cabeza como señal de comprensión antes de retirarse. Annabeth entrelaza las falanges sobre su regazo con tranquilidad aparente.
Hace una reverencia contestando la de la embarazada antes de sonreír levemente - no tiene qué agradecer, para eso somos hijos de Dios, para ayudar a nuestros congéneres. Por favor, con cuidado - le ayuda a incorporarse tomándole del brazo para acompañarla personalmente a la puerta donde un curioso caballero la observa al tiempo que empieza a tomar de la mente de la mujer los recuerdos de quienes la enviaron a Phoenix - ya estaré contigo, Louis - susurra Annabeth abriendo la puerta para que la fémina salga. En la entrada ya está el cochero - llévala a donde te indique, Giancarlo - el sirviente hace una reverencia - que tenga un buen viaje, Aurora. Que le vaya bien - sonríe con dulzura esperando que no vuelva a aparecer por este sitio. Louis, detrás de ellas, empieza a alterar los recuerdos de la mujer para que nunca más vuelva a encontrar Phoenix.
Si no fuera por estas estrategias y técnicas, la sociedad hace mucho que hubiera sido atacada por la Inquisición. Eso es algo que Annabeth no permitiría por nada del mundo.
Debe llamar a todos, hacer una reunión y asegurarse de que todos entiendan qué deben hacer y por supuesto, con quién hablar y con quién no. Que los ropajes de la mujer sean humildes no le quita el sueño, juzgarla por sus circunstancias de vida es igual que pensar que los vampiros sólo consumen sangre matando a todos aquéllos de los que beben. - No se preocupe, a cualquiera le puede suceder. Si gusta, le diré a mi cochero que le lleve a donde usted quiera - toca la campanilla, el mayordomo aparece en la entrada y la inglesa le habla en un idioma incomprensible para la mujer antes de que el hombre mire a una y posteriormente a la otra, agacha la cabeza como señal de comprensión antes de retirarse. Annabeth entrelaza las falanges sobre su regazo con tranquilidad aparente.
Hace una reverencia contestando la de la embarazada antes de sonreír levemente - no tiene qué agradecer, para eso somos hijos de Dios, para ayudar a nuestros congéneres. Por favor, con cuidado - le ayuda a incorporarse tomándole del brazo para acompañarla personalmente a la puerta donde un curioso caballero la observa al tiempo que empieza a tomar de la mente de la mujer los recuerdos de quienes la enviaron a Phoenix - ya estaré contigo, Louis - susurra Annabeth abriendo la puerta para que la fémina salga. En la entrada ya está el cochero - llévala a donde te indique, Giancarlo - el sirviente hace una reverencia - que tenga un buen viaje, Aurora. Que le vaya bien - sonríe con dulzura esperando que no vuelva a aparecer por este sitio. Louis, detrás de ellas, empieza a alterar los recuerdos de la mujer para que nunca más vuelva a encontrar Phoenix.
Si no fuera por estas estrategias y técnicas, la sociedad hace mucho que hubiera sido atacada por la Inquisición. Eso es algo que Annabeth no permitiría por nada del mundo.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Localización : En medio de sus brazos, bajo sus colmillos.
Re: [Privado] Misterios sin resolver.
A pesar de lo ocurrido, la dueña de la casa todavía la trataba de forma amable. Incluso la acompañó a la entrada, y llamó a un cochero para que llevase a Aurora a donde quisiera. ¿Por qué era tan buena con ella? Lo único que había hecho había sido irrumpir en su hogar. Se sentía agradecida por todos los gestos que la mujer había tenido con ella durante su corta visita, al menos no la había tratado como alguien inferior, aunque perteneciese a una clase social muy diferente a la suya.
Al salir de la mansión, se despidió de la anfitriona de nuevo con una reverencia. -Le deseo lo mejor, y muchas gracias de nuevo por el trato impecable que ha tenido conmigo.- No había esclarecido sus dudas ni conseguido las respuestas que necesitaba, pero por lo menos lo había intentado.
La búsqueda de su madre cada vez se hacía más difícil. Había desistido hace tiempo, pero esta nueva oportunidad fallida le había dado todavía más ganas para retomar de nuevo el misterio. Eso sí, quizás para la próxima, lo mejor sería no cargar con todo ella sola, y para eso alguien de confianza tendría que ayudarla.
Caminó hacia el vehículo, y se montó en éste con cuidado. -Hacia el mercado de París, por favor.- En cuanto indicó la dirección, el carruaje se puso en marcha, y sin darse cuenta, sus recuerdos acerca de lo que acababa de pasar habían cambiado. Al principio se sentía algo extraña, pero poco después todo cobró sentido en su cabeza. Una noble montada anteriormente en el coche en el que estaba sentada la muchacha, la había encontrado en medio del bosque, perdida, y le había ofrecido un viaje gratis para así no pasar la noche en medio de la nada.
En menos de lo esperado, allí estaba, en el mercado. Bajó con cuidado del transporte, y agradeció su trabajo al conductor. Inmediatamente éste desapareció del lugar, y Aurora, como habitualmente, se acostó en medio de la acera. Necesitaba descansar, estos días habían sido agotadores y un poco desconcertantes para ella.
Con el pensamiento de no olvidarse nunca más de su madre, cayó en un profundo sueño, deseando poder reencontrarse con ella algún día.
Al salir de la mansión, se despidió de la anfitriona de nuevo con una reverencia. -Le deseo lo mejor, y muchas gracias de nuevo por el trato impecable que ha tenido conmigo.- No había esclarecido sus dudas ni conseguido las respuestas que necesitaba, pero por lo menos lo había intentado.
La búsqueda de su madre cada vez se hacía más difícil. Había desistido hace tiempo, pero esta nueva oportunidad fallida le había dado todavía más ganas para retomar de nuevo el misterio. Eso sí, quizás para la próxima, lo mejor sería no cargar con todo ella sola, y para eso alguien de confianza tendría que ayudarla.
Caminó hacia el vehículo, y se montó en éste con cuidado. -Hacia el mercado de París, por favor.- En cuanto indicó la dirección, el carruaje se puso en marcha, y sin darse cuenta, sus recuerdos acerca de lo que acababa de pasar habían cambiado. Al principio se sentía algo extraña, pero poco después todo cobró sentido en su cabeza. Una noble montada anteriormente en el coche en el que estaba sentada la muchacha, la había encontrado en medio del bosque, perdida, y le había ofrecido un viaje gratis para así no pasar la noche en medio de la nada.
En menos de lo esperado, allí estaba, en el mercado. Bajó con cuidado del transporte, y agradeció su trabajo al conductor. Inmediatamente éste desapareció del lugar, y Aurora, como habitualmente, se acostó en medio de la acera. Necesitaba descansar, estos días habían sido agotadores y un poco desconcertantes para ella.
Con el pensamiento de no olvidarse nunca más de su madre, cayó en un profundo sueño, deseando poder reencontrarse con ella algún día.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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