AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
La noche tras perder la chaqueta
2 participantes
Página 1 de 1.
La noche tras perder la chaqueta
La noche tras perder la chaqueta
DONDE: Habitación alquilada ~ CUANDO: Tras caer la noche
Soy un desastre
El sonido retumbante de la campana de una iglesia cercana me informó que ya hacia mucho que había pasado la hora del té. Y yo sin probar bocado alguno desde la mañana. Más exasperado que hambriento, mis ojos recorrieron por enésima vez mi habitación. La estancia en la que me alojaba, situada encima de una curtiduría, no era de lo más pequeño que se podía encontrar en París pero tampoco contaba un mucha holgura. Había sido, a mi parecer, parte de un largo pasillo antes de que algún desaprensivo decidiera colocarle una puerta y alquilarla por días.
Apenas tenía el ancho para un camastro y una desvencijada mesita sobre la que colocar una vela. El largo, por contra, era suficiente como para acomodar un baúl a los pies de la cama y un armario a continuación de este en el que dos hombres podrían jugar al ajedrez cómodamente sentados uno frente a otro si es que tuvieran interés en practicar tal actividad dentro de un armario. Aun quedaba sitio en una esquina para una estrecha mesa rectangular con una gran jarra, palangana y cubo con los que procedía cada mañana a lavarme el rostro. Frente a este, en la pared opuesta y junto a la única ventana, los lienzos, pinceles y pinturas con que me malganaba la vida se iban extendiendo, conquistando día a día mas centímetros al suelo circundante.
Pudiera pensarse, muy acertadamente, que teniendo tan poco territorio bajo mis dominios, no habría mucha dificultad en localizar alguna de mis escasas posesiones. Habida cuenta también que el equipaje con el que había partido de Cornualles, podía cargarse sin mucho esfuerzo sobre un hombro, era aun mas frustrante que llevara todo el día buscando, sin éxito, un libro.
Era de hecho el único libro que poseía y su valor no venia solo de que se tratase de un tomo de una valiosa colección, la Encyclopaedia Cursus Philosophici, sino que era un regalo de mi madre, pues con ese libro nos había enseñado latín a mi y a muchos de sus pupilos. El hecho de que el libro contuviera muy diversos temas y hechos curiosos de toda clase de materias había despertado nuestro interés y nos había hecho más ameno el estudio de las declinaciones, paradigmas de flexión y otras lindeces de la vieja lengua. Para más fastidio, conservaba dentro del libro el único retrato que tenía junto a ella, así que había perdido de golpe los dos únicos recuerdos que me unían a mis raíces. Solo me habría faltado ya haber estropeado el lienzo con el retrato de Lilith y habría quedado totalmente desvinculado del pasado.
Frustrado y molesto conmigo mismo, decidí buscar una vez más. Telas, utensilios y pinceles se mezclaron por el suelo junto a la ropa del camastro, convirtiendo la estrecha habitación en un caos de proporciones titánicas. A todo ello empezaron a unírsele las prendas que tenía guardadas en el armario en una inusual y frenética lluvia textil.
Con el armario a medio vaciar, caí repentinamente en la cuenta de donde había guardado el valioso libro. ¡En la chaqueta! La misma chaqueta con la que había salido hacía un par de noches a explorar la generosidad de los tugurios de la capital del reino. La chaqueta que tanta falta me habría hecho para protegerme del frío del amanecer y que borracho, había olvidado o perdido en a saber donde. Recordé como había anotado apresuradamente la dirección de mi nuevo hogar en un trozo de papel y como para no perderlo lo había guardado dentro del libro y metido este en el bolsillo de la chaqueta. Y he aquí que había perdido chaqueta, libro y papel. Que gracioso es el destino.
Desalentado, me dejé caer sobre el montón de ropas caídas en el suelo. ¿Que esperanza tenía de encontrar la chaqueta en un lugar como este? No solo era grande la vieja Lutecia. También era pobre y oportunista. Y sin duda mi chaqueta estaría cubriendo ya los hombros de algun indigente. Y el libro, me estremecí al pensarlo, suerte si no acababa alimentando la chimenea de algún hogar.
Apenas tenía el ancho para un camastro y una desvencijada mesita sobre la que colocar una vela. El largo, por contra, era suficiente como para acomodar un baúl a los pies de la cama y un armario a continuación de este en el que dos hombres podrían jugar al ajedrez cómodamente sentados uno frente a otro si es que tuvieran interés en practicar tal actividad dentro de un armario. Aun quedaba sitio en una esquina para una estrecha mesa rectangular con una gran jarra, palangana y cubo con los que procedía cada mañana a lavarme el rostro. Frente a este, en la pared opuesta y junto a la única ventana, los lienzos, pinceles y pinturas con que me malganaba la vida se iban extendiendo, conquistando día a día mas centímetros al suelo circundante.
Pudiera pensarse, muy acertadamente, que teniendo tan poco territorio bajo mis dominios, no habría mucha dificultad en localizar alguna de mis escasas posesiones. Habida cuenta también que el equipaje con el que había partido de Cornualles, podía cargarse sin mucho esfuerzo sobre un hombro, era aun mas frustrante que llevara todo el día buscando, sin éxito, un libro.
Era de hecho el único libro que poseía y su valor no venia solo de que se tratase de un tomo de una valiosa colección, la Encyclopaedia Cursus Philosophici, sino que era un regalo de mi madre, pues con ese libro nos había enseñado latín a mi y a muchos de sus pupilos. El hecho de que el libro contuviera muy diversos temas y hechos curiosos de toda clase de materias había despertado nuestro interés y nos había hecho más ameno el estudio de las declinaciones, paradigmas de flexión y otras lindeces de la vieja lengua. Para más fastidio, conservaba dentro del libro el único retrato que tenía junto a ella, así que había perdido de golpe los dos únicos recuerdos que me unían a mis raíces. Solo me habría faltado ya haber estropeado el lienzo con el retrato de Lilith y habría quedado totalmente desvinculado del pasado.
Frustrado y molesto conmigo mismo, decidí buscar una vez más. Telas, utensilios y pinceles se mezclaron por el suelo junto a la ropa del camastro, convirtiendo la estrecha habitación en un caos de proporciones titánicas. A todo ello empezaron a unírsele las prendas que tenía guardadas en el armario en una inusual y frenética lluvia textil.
Con el armario a medio vaciar, caí repentinamente en la cuenta de donde había guardado el valioso libro. ¡En la chaqueta! La misma chaqueta con la que había salido hacía un par de noches a explorar la generosidad de los tugurios de la capital del reino. La chaqueta que tanta falta me habría hecho para protegerme del frío del amanecer y que borracho, había olvidado o perdido en a saber donde. Recordé como había anotado apresuradamente la dirección de mi nuevo hogar en un trozo de papel y como para no perderlo lo había guardado dentro del libro y metido este en el bolsillo de la chaqueta. Y he aquí que había perdido chaqueta, libro y papel. Que gracioso es el destino.
Desalentado, me dejé caer sobre el montón de ropas caídas en el suelo. ¿Que esperanza tenía de encontrar la chaqueta en un lugar como este? No solo era grande la vieja Lutecia. También era pobre y oportunista. Y sin duda mi chaqueta estaría cubriendo ya los hombros de algun indigente. Y el libro, me estremecí al pensarlo, suerte si no acababa alimentando la chimenea de algún hogar.
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 24/05/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: La noche tras perder la chaqueta
“Por más que el libro te lleve a su dueño, no es sino con una buena charla que el libro convence sobre la sabiduría misma del lector”
Rouss
Rouss
“Dios mío”
Era un ejemplar increíble: raro en su misma naturaleza, auténtico y único. Y lo había encontrado tirado en el banco de una plaza. Llevaba todo este tiempo preguntándome cómo era posible que alguien perdiese un libro así.
Abrí el libro para revisar su contenido- como toda ávida lectora- y no pude ocultar mi sorpresa cuando, de repente, cayó del mismo la fotografía de una mujer. Miré a mí alrededor, pero en la plaza no había una sola alma a esa altura de la noche, más que ciertas compañías poco gratas, carentes de interés. Bueno, no podía juzgar a nadie: los años me habían enseñado que hasta el más feo y pobre podía disfrutar de una buena lectura, si el libro era el correcto.
-Pero quién demonios…
Volví a mirar por todos lados, a ver si alguien se acercaba a reclamar el volumen. Pero habiendo esperado unos cuantos minutos sin aparente respuesta, lo guardé en mi chaqueta y lo llevé a casa, resuelta a devolverlo a su legítimo dueño, o en el mejor de los casos, adoptarlo dentro de mi biblioteca.
Una vez en casa, me senté a la luz de un velador para revisar con aún más detenimiento el libro. De pronto, entre medio de las páginas, encontré un pequeño pedazo de papel garabateado con lo que parecía ser una dirección.
-Bueno, sabía que no eras para mí, tendré que devolverte, aunque odiaría hacerlo- susurré, con una pequeña sonrisa.
-----
Llevaba toda la tarde buscando, sin respuesta, hasta que, ¡dichosa la hora!, encontré el edificio. No era de lo más elegante, pero tampoco estaba en ruinas. Presa de la curiosidad, por saber y averiguar quién vivía allí, fui buscando el número de habitación que correspondía. Debía darme prisa, pues ya estaba oscureciendo y, aunque pudiera pasar tranquilamente por un hombre, podía convertirme en presa fácil si me encontraban desprevenida. Pero algo me decía que lo que me esperaba en ese lugar, valdría la pena.
Cuando lo encontré, dudé, sin embargo, mis valores como guardiana de los libros me obligaban a hacerlo. Tomé un hondo suspiro y golpeé la puerta dos veces.
Rouss Tirne- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 30/05/2018
Re: La noche tras perder la chaqueta
Un golpe en la puerta seguido de otro, me hizo alzar la cabeza desganadamente. Me pregunté quien podía ser a estas horas. Dudaba que fuera un cliente, apena conocía a nadie en la ciudad y a nadie que quisiera busca un pintor para una sesión de posado tardía. Quizás fuera el dueño del edificio, Marlon el curtidor, aunque no tenía motivo para subir, le había pagado un par de semanas por adelantado, previendo así que no fuera a quedarme sin dinero y sin hogar a la vez. Quizás se tratara de Gertrud, la oronda esposa del curtidor que se empeñaba en ponerme una ración extra para cenar cuando su marido no cenaba en casa. Si al menos supiera cocinar bien.
Con un suspiro resignado, aun doliéndome de la pérdida del libro, alcé la voz, lo justo para que se oyera al otro lado de la puerta.
- Adelante... el cerrojo no está echado, pase sin llamar.
Para mi sorpresa, no era la gorda Gertrud la que esperaba al otro lado del pasillo. Cuando la puerta giró, pude ver ante mi a un bien vestido caballero, joven, a juzgar por su rostro lampiño. Quizás mi suposicion acerca de un posible cliente estaba errada, había hablado de mi trabajo a mis caseros y a un par de encantadoras señoritas que vivian en la casa vecina. Puede que este joven quisiera contratar los servicios de un pintor poco conocido para que el precio no le resultara excesivamente costoso. Sus ropas estaban limpias y en buen estado pero no correspondían a las de alguien de alta alcurnia.
- Ah, bienvenido a mi estudio, deme solo un segundo y enseguida le atiendo - el estado de mi habitación, hecha un caos como si un tornado hubiera pasado allí para tomar el te con un huracán y un terremoto no era el mejor para acordar la compra de un cuadro. Apresurado, me acerqué al montón de ropa y con no mucho disimulo, lo agarré y lo metí a empujones dentro del armario. A esa actividad le siguieron otras igual de frenéticas. Recogí los pinceles caídos y los metí en el bote mas cercano. Estiré la ropa de la cama para que quedara por encima del colchón, aun llena de bultos y arrugas. Abrí la ventana y agité un trozo de papel para ventilar un poco el ambiente.
- Ahora si, pase, pase - invité al joven caballero a entrar en mi guarida - Entonces, ¿que va a ser? ¿un paisaje de la campiña? ¿un bodegón? No.. seguro que alguien como usted no busca nada tan aburrido... Seguro que quiere impresionar a una dama, ¿a que sí? Pues ha elegido lo mejor, las flores se marchitan amigo mio, pero regale a su dama un retrato y verá como lo lleva siempre con ella.
Con un suspiro resignado, aun doliéndome de la pérdida del libro, alcé la voz, lo justo para que se oyera al otro lado de la puerta.
- Adelante... el cerrojo no está echado, pase sin llamar.
Para mi sorpresa, no era la gorda Gertrud la que esperaba al otro lado del pasillo. Cuando la puerta giró, pude ver ante mi a un bien vestido caballero, joven, a juzgar por su rostro lampiño. Quizás mi suposicion acerca de un posible cliente estaba errada, había hablado de mi trabajo a mis caseros y a un par de encantadoras señoritas que vivian en la casa vecina. Puede que este joven quisiera contratar los servicios de un pintor poco conocido para que el precio no le resultara excesivamente costoso. Sus ropas estaban limpias y en buen estado pero no correspondían a las de alguien de alta alcurnia.
- Ah, bienvenido a mi estudio, deme solo un segundo y enseguida le atiendo - el estado de mi habitación, hecha un caos como si un tornado hubiera pasado allí para tomar el te con un huracán y un terremoto no era el mejor para acordar la compra de un cuadro. Apresurado, me acerqué al montón de ropa y con no mucho disimulo, lo agarré y lo metí a empujones dentro del armario. A esa actividad le siguieron otras igual de frenéticas. Recogí los pinceles caídos y los metí en el bote mas cercano. Estiré la ropa de la cama para que quedara por encima del colchón, aun llena de bultos y arrugas. Abrí la ventana y agité un trozo de papel para ventilar un poco el ambiente.
- Ahora si, pase, pase - invité al joven caballero a entrar en mi guarida - Entonces, ¿que va a ser? ¿un paisaje de la campiña? ¿un bodegón? No.. seguro que alguien como usted no busca nada tan aburrido... Seguro que quiere impresionar a una dama, ¿a que sí? Pues ha elegido lo mejor, las flores se marchitan amigo mio, pero regale a su dama un retrato y verá como lo lleva siempre con ella.
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 24/05/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: La noche tras perder la chaqueta
Escuché la voz de un joven a través de la puerta, por lo que abrí la puerta y quedé inmóvil en el umbral: ante mí se desataba un huracán de telas, pinceles, pintura y ropas. Mis ojos observaron todo con detenimiento mientras el dueño del infame lugar ponía algo de orden. Asentí con la cabeza.
La verdad era que había quedado gratamente sorprendida tanto por la apariencia del joven ante mis ojos como por su naturaleza de artista. Esbocé una media sonrisa mientras escuchaba las palabras del joven y seguía observando la habitación.
Una vez dentro del lugar, me senté en una silla que se encontraba por allí. Sus palabras me causaban gracia, pero cuándo no lo hacían: era evidente que para él, yo era un igual. Por lo que decidí seguir un rato más con la broma.
-Pues, la verdad, caballero, es que sí. Pero vengo por otras cuestiones, para mí, algo más urgentes…- lo miré levantando la ceja, mientras buscaba en mi abrigo el bello ejemplar. Tardé unos cuantos minutos adrede, amaba causar impacto en las personas, amaba el suspenso y amaba ser un personaje.
Saqué lentamente el libro y observé su rostro: no tenía igual. Tanta era la emoción demostrada que sonreí.
-Permítame presentarme. Mi nombre es Rouss Tirne.
Le pasé el libro con ambas manos, despidiéndome, sabiendo que nunca más volvería a mis manos. Era un material único e inigualable. Por lo menos, podría decir que había pasado por mis manos en alguna oportunidad remota de mi vida.
-Es un hermoso ejemplar el que tiene usted allí. Gratamente lo he encontrado la noche de ayer y, ante mi sorpresa y por suerte suya, encontré la dirección escrita en el interior. La verdad es que soy un amante de los libros y más aún de los extraños e inusuales. No todos los días, ni en las mejores bibliotecas o librerías, encuentra uno semejante material. Lo felicito.
Desvié la mirada hacia su rostro: era, efectivamente y sin lugar a dudas, un muchacho encantador.
La verdad era que había quedado gratamente sorprendida tanto por la apariencia del joven ante mis ojos como por su naturaleza de artista. Esbocé una media sonrisa mientras escuchaba las palabras del joven y seguía observando la habitación.
Una vez dentro del lugar, me senté en una silla que se encontraba por allí. Sus palabras me causaban gracia, pero cuándo no lo hacían: era evidente que para él, yo era un igual. Por lo que decidí seguir un rato más con la broma.
-Pues, la verdad, caballero, es que sí. Pero vengo por otras cuestiones, para mí, algo más urgentes…- lo miré levantando la ceja, mientras buscaba en mi abrigo el bello ejemplar. Tardé unos cuantos minutos adrede, amaba causar impacto en las personas, amaba el suspenso y amaba ser un personaje.
Saqué lentamente el libro y observé su rostro: no tenía igual. Tanta era la emoción demostrada que sonreí.
-Permítame presentarme. Mi nombre es Rouss Tirne.
Le pasé el libro con ambas manos, despidiéndome, sabiendo que nunca más volvería a mis manos. Era un material único e inigualable. Por lo menos, podría decir que había pasado por mis manos en alguna oportunidad remota de mi vida.
-Es un hermoso ejemplar el que tiene usted allí. Gratamente lo he encontrado la noche de ayer y, ante mi sorpresa y por suerte suya, encontré la dirección escrita en el interior. La verdad es que soy un amante de los libros y más aún de los extraños e inusuales. No todos los días, ni en las mejores bibliotecas o librerías, encuentra uno semejante material. Lo felicito.
Desvié la mirada hacia su rostro: era, efectivamente y sin lugar a dudas, un muchacho encantador.
Rouss Tirne- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 30/05/2018
Re: La noche tras perder la chaqueta
- Cuidado, esa silla no es muy estable - advertí al ver que se disponía a tomar asiento en la única silla que había en la habitación. No era un mueble muy estable, lo usaba sobre todo como soporte para los lienzos. Y no me convenía que mi nuevo futuro cliente se estampara las posaderas contra el suelo, algo así no ayudaba a los negocios. - Mejor no se mueva mucho... - añadí precavido.
Busqué a continuación entre los lienzos que tenía mas a mano, mostrandolos uno trás otro a fin de demostrar mi buena mano con los pinceles - Aquí tengo un esbozo que hice del bosque de Heligan, con la doncella-arbol dormida mientras los arboles la velan.. aunque quizás sería mejor que viera este de aqui, representa la puerta de avalon, la entrada del cortejo de la reina titania. Claro que si tuviera que elegir, uno de mis favoritos es este lago junto al que un joven Paris se adormece antes de saber que será tentado por las diosas, Hera, Afrodita y Atenea para que elija de entre ellas a la más hermosa. Pobre hombre, no quisiera verme yo en semejante brete.. aunque una vez ya me tocó decidir cual de tres hermosas doncellas de cornualles tenía los labios más apetecib.. ejem... ¿por donde ibamos? ¡ah si! Mirad este otro, una magnifica puesta de sol sobre los acantilados de... - mientras parloteaba le iba mostrando un lienzo tras otros con la esperanza de detectar alguno que llamara la atención de mi inesperado visitante.
Interrumpí mi diatriba cuando comentó que era otro el proposito que le traía hasta mi humilde hogar. Aguardé, curioso y cada vez más impaciente, pero nada me habría preparado para la sorpresa que me tenía reservada. Boquiabierto, vi como cual mago de circo, sacaba de su bolsillo el libro que había perdido y por el que me había estado lamentando un rato antes. Dejé caer los ultimos lienzos que le había estado mostrando y en un par de zancadas estuve a su lado, obervando el libro que sujetaba con ambas manos.
Temía tomarlo como si fuera una ilusión que se fuera a desvanecer en cuanto lo tocara, pero no, la portada era igual, las mismas costuras y el mismo lomo desgastado. Era mi libro, mi preciado recuerdo. Lo cogí con expresión reverente, como si fuera una reliquia sagrada. Y en cierto modo lo era para mí. Alcé de nuevo la vista para fijarla en la de mi visitante y siguiendo un impulso le rodee con ambas manos, abrazandole como quien abraza a un hermano largo tiempo ausente - ¡Gracias! - exclame, tratando de contener la emoción. - ¡Muchas, Muchisimas Gracias! No sabe lo importante que es este recuerdo para mi, no puedo pagar este favor que me ha hecho.
Busqué a continuación entre los lienzos que tenía mas a mano, mostrandolos uno trás otro a fin de demostrar mi buena mano con los pinceles - Aquí tengo un esbozo que hice del bosque de Heligan, con la doncella-arbol dormida mientras los arboles la velan.. aunque quizás sería mejor que viera este de aqui, representa la puerta de avalon, la entrada del cortejo de la reina titania. Claro que si tuviera que elegir, uno de mis favoritos es este lago junto al que un joven Paris se adormece antes de saber que será tentado por las diosas, Hera, Afrodita y Atenea para que elija de entre ellas a la más hermosa. Pobre hombre, no quisiera verme yo en semejante brete.. aunque una vez ya me tocó decidir cual de tres hermosas doncellas de cornualles tenía los labios más apetecib.. ejem... ¿por donde ibamos? ¡ah si! Mirad este otro, una magnifica puesta de sol sobre los acantilados de... - mientras parloteaba le iba mostrando un lienzo tras otros con la esperanza de detectar alguno que llamara la atención de mi inesperado visitante.
Interrumpí mi diatriba cuando comentó que era otro el proposito que le traía hasta mi humilde hogar. Aguardé, curioso y cada vez más impaciente, pero nada me habría preparado para la sorpresa que me tenía reservada. Boquiabierto, vi como cual mago de circo, sacaba de su bolsillo el libro que había perdido y por el que me había estado lamentando un rato antes. Dejé caer los ultimos lienzos que le había estado mostrando y en un par de zancadas estuve a su lado, obervando el libro que sujetaba con ambas manos.
Temía tomarlo como si fuera una ilusión que se fuera a desvanecer en cuanto lo tocara, pero no, la portada era igual, las mismas costuras y el mismo lomo desgastado. Era mi libro, mi preciado recuerdo. Lo cogí con expresión reverente, como si fuera una reliquia sagrada. Y en cierto modo lo era para mí. Alcé de nuevo la vista para fijarla en la de mi visitante y siguiendo un impulso le rodee con ambas manos, abrazandole como quien abraza a un hermano largo tiempo ausente - ¡Gracias! - exclame, tratando de contener la emoción. - ¡Muchas, Muchisimas Gracias! No sabe lo importante que es este recuerdo para mi, no puedo pagar este favor que me ha hecho.
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 24/05/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Perder la cabeza, suena interesante [~.privado.~][+18]
» Perder el tiempo es para flojos [Libre]
» Jugando a perder la paciencia ~.Libre.~
» ||Un ladrón puede perder todo, menos el corazón|| - Summer J. Abadie
» Si no tienes nada ¿Qué puedes temer perder?
» Perder el tiempo es para flojos [Libre]
» Jugando a perder la paciencia ~.Libre.~
» ||Un ladrón puede perder todo, menos el corazón|| - Summer J. Abadie
» Si no tienes nada ¿Qué puedes temer perder?
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour