AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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First times can be forgotten // Privado - Balder
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First times can be forgotten // Privado - Balder
Seis años atrás…
Llevaba ya siete años en el burdel y cuatro ejerciendo como una más de las cortesanas que allí se prostituían a cambio de comida, un techo bajo el que vivir y un par de monedas al mes con las que comprarse ropa o maquillaje para seducir a sus clientes. Aunque conociendo dónde estaba diez años atrás, nadie hubiese imaginado jamás que acabaría trabajando en ese lugar. Pero la vida siempre daba muchas vueltas para todos, para aquellos que ya se lo esperaban e incluso para los que no. Mas lo que Rain no sabía, era que aquella noche, que apuntaba ser como cualquier otra, sería un punto de inflexión en su destino, aunque no en ese instante, sino en un futuro a medio plazo.
Se estaba terminando de adecentar el pelo, cuando una de sus compañeras llamó a la puerta, abriendo y asomando la cabeza.
–Preciosa, el jefe te llama.
La muchacha que le había dado el aviso era una de las chicas con las que mejor se llevaba, una rubia de unos veintitantos años, menuda, pizpireta y aunque a penas tenía pecho, tenía un buen trasero y por eso les gustaba a los clientes. Aunque nada de eso le importaba a la morena, pues para ella, la joven, era una amiga y aunque fuera horrenda, la apreciaría de la misma manera.
–Gracias, Loretto, ahora mismo voy.
Dejó el cepillo sobre la mesita, levantándose de la silla y salió hacia el pasillo, un pasillo que sólo tenía pared a un lado, el de las habitaciones, porque al otro era todo una larga barandilla por la que, al asomarte, podías ver el salón dos plantas más abajo. El edificio tenía tres pisos, la planta baja y dos por encima donde se repartían las estancias para las chicas. Descendió los escalones hasta el bullicio que ya comenzaba a armarse con los primeros clientes de la tarde y fue directa a la barra, donde la esperaba el dueño del local.
–¿En qué le puedo ser de ayuda?
Preguntó, aguardando a que el tipo se diera la vuelta en su taburete y la observara de pies a cabeza con aquella mirada que delataba sólo veía en ella una pieza de carne, un objeto que utilizar para poder ganar más dinero.
–Tengo un encargo para ti, muñeca.
Dijo, dándole una sonora palmada en el trasero y sin retirar la mano de la nalga, al contrario apretándola bien fuerte, la empujó hasta colocarla al otro lado donde aguardaban un hombre joven y un adolescente. La cortesana saludó con una de sus coquetas sonrisas a los presentes, disimulando el asco que le producía que el gerente la tocara.
–Quiero que atiendas bien a este muchacho.
Los orbes de los dos jóvenes se encontraron. Algo le decía que era la primera visita del chico a un antro como aquel, aunque sólo era una suposición y nada cambiaría porque fuera o no acertada.
Rain- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Nací una fría noche de invierno, el primogénito y heredero al trono, el orgullo de mi padre, aquel que se criaría en un país católico siendo un pagano.
Crecí instruido en el arte de la espada, en las tácticas de guerra, y aunque a diferencia de mis primos jamas habia luchado en el campo de batalla, estaba preparado para el dia de mañana gobernar el ejercito de mi padre con mano férrea.
Aquel día estaba especialmente nervioso, con 15 años según mi padre apenas era un pobre infeliz que se creía un hombre mas que no lo era. Madre discutía constantemente con padre, bárbaro lo llamaba, pero padre nunca reculaba, mas bien lo contrario, nunca conocí hombre mas terco que el rei de España y tampoco mas bélico.
Esa noche sin escolta de ningún tipo, solo custodiados por las espadas que sobresalían a nuestras espaldas nos adentramos en los suburbios vestidos con ropas baratas, la de nuestros mozos que labraban nuestros campos, así ,vestidos de campesinos no llamaríamos la atención. Aunque ¿quien iba a imaginar que el rey y el príncipe pudieran estar en un burdel requiriendo los servicios de una ramera cualquiera?
En la barra mi padre me animaba a que vaciara una copa de whisky cuando el hombre que regentaba el local nos aviso de que la doncella que nos recomendaba ya estaba dispuesta a satisfacer mis necesidades.
Mi padre y yo deslizamos nuestros ojos por el curvilíneo cuerpo de la muchacha.
-Buenas -dije extendiendo la mano para atrapar la suya y besar sus nudillos, mi padre me arreo un manotazo enarcando una ceja y dejando un gruñido.
Sus modos eran los de un vikingo y con su mano rodeó la cintura de la mujer apartándola de las manazas de su dueño para arrastrarla frente a mi.
-Haz de este muchacho un hombre y pagaré con gusto lo que cueste.
Crecí instruido en el arte de la espada, en las tácticas de guerra, y aunque a diferencia de mis primos jamas habia luchado en el campo de batalla, estaba preparado para el dia de mañana gobernar el ejercito de mi padre con mano férrea.
Aquel día estaba especialmente nervioso, con 15 años según mi padre apenas era un pobre infeliz que se creía un hombre mas que no lo era. Madre discutía constantemente con padre, bárbaro lo llamaba, pero padre nunca reculaba, mas bien lo contrario, nunca conocí hombre mas terco que el rei de España y tampoco mas bélico.
Esa noche sin escolta de ningún tipo, solo custodiados por las espadas que sobresalían a nuestras espaldas nos adentramos en los suburbios vestidos con ropas baratas, la de nuestros mozos que labraban nuestros campos, así ,vestidos de campesinos no llamaríamos la atención. Aunque ¿quien iba a imaginar que el rey y el príncipe pudieran estar en un burdel requiriendo los servicios de una ramera cualquiera?
En la barra mi padre me animaba a que vaciara una copa de whisky cuando el hombre que regentaba el local nos aviso de que la doncella que nos recomendaba ya estaba dispuesta a satisfacer mis necesidades.
Mi padre y yo deslizamos nuestros ojos por el curvilíneo cuerpo de la muchacha.
-Buenas -dije extendiendo la mano para atrapar la suya y besar sus nudillos, mi padre me arreo un manotazo enarcando una ceja y dejando un gruñido.
Sus modos eran los de un vikingo y con su mano rodeó la cintura de la mujer apartándola de las manazas de su dueño para arrastrarla frente a mi.
-Haz de este muchacho un hombre y pagaré con gusto lo que cueste.
Balder Cannif Blackmore- Humano Clase Alta
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
La muchacha sonrió al ver los modales del chico, no era el primero que la trataba con educación, aunque sí eran poco habituales los que mostraban cortesía hacia las prostitutas como ella. Había algunas chicas que recibían un trato especial, que gracias a sus “dones” estaban por encima del resto y se podían permitir el lujo de, incluso, rechazar algunos clientes si éstos no pagaban suficiente. Claro que el dueño tenía la última palabra y si les pedía que se abrieran de piernas para un tipo con aliento a cloaca, ellas debían obedecer sin rechistar o serían castigadas frente al resto de cortesanas, obligadas a arrodillarse en mitad del salón, desnudas, siendo empapadas con agua helada del río y recibiendo latigazos en su espalda, la única zona de su cuerpo que podía ser maltratada según el propietario del burdel, porque era la que no tenía fetiche propio.
Se acercó cuando el adulto de los clientes la atrajo por la cintura. Sin mirarle a los ojos, por no parecer poco sumisa o desafiante, asintió sin perder la sonrisa.
–Será un honor complacer al joven, mi señor.
Tendió de nuevo su mano para tomar la del chico y tiró suavemente de él.
–Si nos disculpan.
Saludó de la manera que correspondía al invitado y al dueño, llevándose al muchacho hacia las escaleras, subiendo con él los dos pisos hasta el que daba al pasillo que guiaba a la habitación de la morena. Se giró justo arriba, tras ascender el último peldaño, con el joven aún dos escalones por debajo y le miró con una pícara sonrisa.
–Soy Rain, pero puedes llamarme como gustes. Hoy soy tuya, ¿de acuerdo?
Llevó la mano libre a reseguir la mandíbula del chico en una caricia, aproximando su rostro al foráneo hasta que sus alientos chocaron. Entreabrió los labios, rozando los ajenos y los atrapó en un suave beso, probando hasta dónde llegaba el muchacho. No sabía si tenía experiencia y de tenerla cuál era el grado de esta. Tampoco si era tímido, lanzado, si querría jugar o que le provocaran. Ya había aprendido a leer a los clientes en su gran mayoría, pero con los novatos en el burdel, era más difícil, porque ellos mismos se cohibían en un lugar nuevo que desconocían.
Se separó de nuevo, sonriéndole con dulzura. Reafirmó el agarre de su mano y tiró una vez más de él hasta que ambos se adentraron en la estancia que ocuparían, con la puerta cerrada ya con ambos en el interior del dormitorio. Solamente entonces aflojó la sujeción de sus dedos, liberando al joven.
–Si algo no te gusta, puedes decirlo.
Llevó la diestra a su propia blusa, tirando del cordel que anudaba la parte superior y pronto la tela cedió, abriéndose hasta la mitad de su torso, dejando expuesta parte de la montaña de sus senos y la mitad del pezón izquierdo.
–¿Sigo o prefieres quitarme la ropa tú?
Se acercó cuando el adulto de los clientes la atrajo por la cintura. Sin mirarle a los ojos, por no parecer poco sumisa o desafiante, asintió sin perder la sonrisa.
–Será un honor complacer al joven, mi señor.
Tendió de nuevo su mano para tomar la del chico y tiró suavemente de él.
–Si nos disculpan.
Saludó de la manera que correspondía al invitado y al dueño, llevándose al muchacho hacia las escaleras, subiendo con él los dos pisos hasta el que daba al pasillo que guiaba a la habitación de la morena. Se giró justo arriba, tras ascender el último peldaño, con el joven aún dos escalones por debajo y le miró con una pícara sonrisa.
–Soy Rain, pero puedes llamarme como gustes. Hoy soy tuya, ¿de acuerdo?
Llevó la mano libre a reseguir la mandíbula del chico en una caricia, aproximando su rostro al foráneo hasta que sus alientos chocaron. Entreabrió los labios, rozando los ajenos y los atrapó en un suave beso, probando hasta dónde llegaba el muchacho. No sabía si tenía experiencia y de tenerla cuál era el grado de esta. Tampoco si era tímido, lanzado, si querría jugar o que le provocaran. Ya había aprendido a leer a los clientes en su gran mayoría, pero con los novatos en el burdel, era más difícil, porque ellos mismos se cohibían en un lugar nuevo que desconocían.
Se separó de nuevo, sonriéndole con dulzura. Reafirmó el agarre de su mano y tiró una vez más de él hasta que ambos se adentraron en la estancia que ocuparían, con la puerta cerrada ya con ambos en el interior del dormitorio. Solamente entonces aflojó la sujeción de sus dedos, liberando al joven.
–Si algo no te gusta, puedes decirlo.
Llevó la diestra a su propia blusa, tirando del cordel que anudaba la parte superior y pronto la tela cedió, abriéndose hasta la mitad de su torso, dejando expuesta parte de la montaña de sus senos y la mitad del pezón izquierdo.
–¿Sigo o prefieres quitarme la ropa tú?
Rain- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
La joven hizo una reverencia a mi padre antes de tomar mi mano con suavidad y tirar de mi escaleras arriba para llegar a los aposentos.
Mis ojos bailaban por aquel antro de perdición, las mujeres medio desnudas engatusaban a hombres mas ebrios de lo normal.
Yo apenas era un niño, había bebido alguna vez porque padre se empeñaba en llenar mi copa de vino y no de agua, aseguraba que España nos hacía débiles. Padre mantenía sus costumbre, cada mañana con el alba bajaba al patio de armas, el mismo dirigía el ejercito, padre era un norteño, supongo que siempre seria el bárbaro que vio nacer Noruega aunque parte de su sangre era Inglesa y española.
Se detuvo en mitad de la escalera, no dudo en presentarse, Rain. Asentí al decirme que era mía y si estaba con eso de acuerdo, su mano sujetó mi mandíbula, entreabrí los labios acogiendo un beso lento, que nada tuvo que ver con los que veía a mi alrededor.
Apenas había besado a un par de jóvenes hasta ese momento, besos inocentes pues las jóvenes doncellas con las que me relacionaba no eran dadas a regalarse por mucho que les gustara.
Tiró de mi de nuevo al percatarse de mi timidez, mi mano no había sobrevolado su cuerpo y creo eso la llevó ladear la sonrisa con cierta sutileza.
Me llevó dentro de su cámara, nada mas cerró la puerta sus ojos recorrieron mi figura, me relamí los labios saboreando aquel beso húmedo.
-Te lo diré -atajé cuando me dijo que si algo no me gustaba podía decirlo sin problemas.
La mujer empezó a desnudarse despacio, aflojando las cintas de la camisa, mi aliento salió pesado mientras mis ojos se centraban ahora en los pechos que dejaba medio descubiertos.
Me invitó a ayudarla a desnudarse, negué con la cabeza, prefería que lo hiciera ella, estaba nervioso, también excitado, pero no quería notara que una parte de mi temblaba pensando que no daría la talla.
La ropa cayó al suelo dejando al descubierto la perfecta silueta de la doncella, elevé la mirada ante sus ojos mi verga ya estaba inflamada, dejando la evidencia por le bulto de mis pantalones.
Rain caminó despacio hacia mi, su rostro de nuevo se acercó cálido al mio, mas esta vez fui yo quien termino de acortar la distancia para acoplar mis labios a los suyos, los moví sobre los ajeno despacio antes de que mi lengua emergiera en busca de la humedad de su sinhueso, jadeé excitado al sentir su cuerpo pegarse al mio.
Mi envergadura se clavó en su vientre bajo mientras ambos seguíamos besándonos de una forma cada vez mas apasionada, lamí sus labios, los mordí, gruñí excitado mientras mi polla palpitaba dentro del pantalón.
Mi inexperiencia me llevaba a un punto brutal de excitación y de nerviosismo. Mis manos erguían caídas a los lados mientras las de ella sobrevolaban cada uno de mis músculos.
Tenia 14 años pero entrenaba a diario con mi padre en el patio de armas, no era como un chico normal de mi edad por muy principe que fuera las armas no guardaban secretos para ser esgrimidas.
Mis ojos bailaban por aquel antro de perdición, las mujeres medio desnudas engatusaban a hombres mas ebrios de lo normal.
Yo apenas era un niño, había bebido alguna vez porque padre se empeñaba en llenar mi copa de vino y no de agua, aseguraba que España nos hacía débiles. Padre mantenía sus costumbre, cada mañana con el alba bajaba al patio de armas, el mismo dirigía el ejercito, padre era un norteño, supongo que siempre seria el bárbaro que vio nacer Noruega aunque parte de su sangre era Inglesa y española.
Se detuvo en mitad de la escalera, no dudo en presentarse, Rain. Asentí al decirme que era mía y si estaba con eso de acuerdo, su mano sujetó mi mandíbula, entreabrí los labios acogiendo un beso lento, que nada tuvo que ver con los que veía a mi alrededor.
Apenas había besado a un par de jóvenes hasta ese momento, besos inocentes pues las jóvenes doncellas con las que me relacionaba no eran dadas a regalarse por mucho que les gustara.
Tiró de mi de nuevo al percatarse de mi timidez, mi mano no había sobrevolado su cuerpo y creo eso la llevó ladear la sonrisa con cierta sutileza.
Me llevó dentro de su cámara, nada mas cerró la puerta sus ojos recorrieron mi figura, me relamí los labios saboreando aquel beso húmedo.
-Te lo diré -atajé cuando me dijo que si algo no me gustaba podía decirlo sin problemas.
La mujer empezó a desnudarse despacio, aflojando las cintas de la camisa, mi aliento salió pesado mientras mis ojos se centraban ahora en los pechos que dejaba medio descubiertos.
Me invitó a ayudarla a desnudarse, negué con la cabeza, prefería que lo hiciera ella, estaba nervioso, también excitado, pero no quería notara que una parte de mi temblaba pensando que no daría la talla.
La ropa cayó al suelo dejando al descubierto la perfecta silueta de la doncella, elevé la mirada ante sus ojos mi verga ya estaba inflamada, dejando la evidencia por le bulto de mis pantalones.
Rain caminó despacio hacia mi, su rostro de nuevo se acercó cálido al mio, mas esta vez fui yo quien termino de acortar la distancia para acoplar mis labios a los suyos, los moví sobre los ajeno despacio antes de que mi lengua emergiera en busca de la humedad de su sinhueso, jadeé excitado al sentir su cuerpo pegarse al mio.
Mi envergadura se clavó en su vientre bajo mientras ambos seguíamos besándonos de una forma cada vez mas apasionada, lamí sus labios, los mordí, gruñí excitado mientras mi polla palpitaba dentro del pantalón.
Mi inexperiencia me llevaba a un punto brutal de excitación y de nerviosismo. Mis manos erguían caídas a los lados mientras las de ella sobrevolaban cada uno de mis músculos.
Tenia 14 años pero entrenaba a diario con mi padre en el patio de armas, no era como un chico normal de mi edad por muy principe que fuera las armas no guardaban secretos para ser esgrimidas.
Balder Cannif Blackmore- Humano Clase Alta
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
El joven negó ante la invitación de la cortesana a que la desnudara, así que fue ella misma la que prosiguió con la tarea. No necesitaba estar demasiado cerca para notar los nervios del muchacho, porque le oía resoplar y no era sólo a causa de la excitación.
Tal vez por jugar un poco o porque buscaba saber cuánto aguantaba, lo de quitarse la ropa fue algo que hizo despacio, contoneando las caderas como si bailara al son de una música inexistente, porque la de dos pisos más abajo hasta aquella habitación no llegaba. Cuando el último trozo de tela tocó el suelo, el pie derecho de la chica avanzó, aproximándola al cliente.
–Estás muy excitado.
Comentó lo que era más que evidente con una sonrisa, intentando que se diera cuenta que ella se lo tomaba como un halago. Cuando estuvo casi pegada a él y notó la erección presionándole el vientre, lo que la sorprendió fue que él fuera quien iniciara aquella vez el beso.
Iniciaron un juego de lenguas en el que el joven sin nombre se mostró atrevido, aunque ligeramente torpe. Pero las ganas que le ponía y el control que tenía sobre su impaciencia, sumaron puntos a su favor mientras Rain recorría el pecho del chico, acariciando su torso mientras buscaba abrirle la camisa y desabrocharle el cinturón.
Cuando ya no podía hacer más sin separarse de él, buscó las manos foráneas con las propias, entrelazando sus dedos con los ajenos y le dio un suave mordisco en el labio inferior, tirando de él al echarse lentamente hacia atrás. Lo soltó cuando sus cuerpos ya no se rozaban, a excepción de sus dígitos que seguían enredados.
–Quiero que me toques.
Llevó consigo al contrario, haciendo que elevara sus brazos hasta que diestra y siniestra del noble reposaran en sus desnudos hombros. Le daba libertad para moverlas por allá donde quisiera.
–Recuerda que soy tuya hoy... ¿Puedo saber tu nombre?
Tenía curiosidad, aunque principalmente lo preguntaba porque sabía que a los hombres les excitaba más que gimieran su nombre o lo pronunciaran entre súplicas y muestras de placer varias.
En cuanto se topó con el colchón, sonrió ladina y con un movimiento ágil y rápido, sorprendiendo al invitado, giraron las tornas y le empujó para que quedara sentado. El rostro del chico quedó entre su vientre y sus turgentes pechos de endurecidos pezones. Hacía algo de frío porque en las habitaciones del burdel no había chimeneas, pero pronto entrarían en calor ambos, de eso no cabía duda.
–Pídeme lo que quieras. Haré cualquier cosa que desees.
Eso no se lo diría a cualquiera, lo hacía porque era novato y no tendría una mente retorcida como muchos de los clientes que acudían al prostíbulo. Se le veía con ganas de estrenarse, pero al mismo tiempo parecía temeroso de hacerle daño a ella, de equivocarse. A Rain le parecía adorable.
Tal vez por jugar un poco o porque buscaba saber cuánto aguantaba, lo de quitarse la ropa fue algo que hizo despacio, contoneando las caderas como si bailara al son de una música inexistente, porque la de dos pisos más abajo hasta aquella habitación no llegaba. Cuando el último trozo de tela tocó el suelo, el pie derecho de la chica avanzó, aproximándola al cliente.
–Estás muy excitado.
Comentó lo que era más que evidente con una sonrisa, intentando que se diera cuenta que ella se lo tomaba como un halago. Cuando estuvo casi pegada a él y notó la erección presionándole el vientre, lo que la sorprendió fue que él fuera quien iniciara aquella vez el beso.
Iniciaron un juego de lenguas en el que el joven sin nombre se mostró atrevido, aunque ligeramente torpe. Pero las ganas que le ponía y el control que tenía sobre su impaciencia, sumaron puntos a su favor mientras Rain recorría el pecho del chico, acariciando su torso mientras buscaba abrirle la camisa y desabrocharle el cinturón.
Cuando ya no podía hacer más sin separarse de él, buscó las manos foráneas con las propias, entrelazando sus dedos con los ajenos y le dio un suave mordisco en el labio inferior, tirando de él al echarse lentamente hacia atrás. Lo soltó cuando sus cuerpos ya no se rozaban, a excepción de sus dígitos que seguían enredados.
–Quiero que me toques.
Llevó consigo al contrario, haciendo que elevara sus brazos hasta que diestra y siniestra del noble reposaran en sus desnudos hombros. Le daba libertad para moverlas por allá donde quisiera.
–Recuerda que soy tuya hoy... ¿Puedo saber tu nombre?
Tenía curiosidad, aunque principalmente lo preguntaba porque sabía que a los hombres les excitaba más que gimieran su nombre o lo pronunciaran entre súplicas y muestras de placer varias.
En cuanto se topó con el colchón, sonrió ladina y con un movimiento ágil y rápido, sorprendiendo al invitado, giraron las tornas y le empujó para que quedara sentado. El rostro del chico quedó entre su vientre y sus turgentes pechos de endurecidos pezones. Hacía algo de frío porque en las habitaciones del burdel no había chimeneas, pero pronto entrarían en calor ambos, de eso no cabía duda.
–Pídeme lo que quieras. Haré cualquier cosa que desees.
Eso no se lo diría a cualquiera, lo hacía porque era novato y no tendría una mente retorcida como muchos de los clientes que acudían al prostíbulo. Se le veía con ganas de estrenarse, pero al mismo tiempo parecía temeroso de hacerle daño a ella, de equivocarse. A Rain le parecía adorable.
Rain- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Sus manos eran suaves, ligeras deslizaban las prendas por mi cuerpo mientras aquel baile de lenguas y jadeos, de respiraciones entrecortadas que chocaban lentas frente a nuestros labios continuaron.
Gruñí cuando se separó dejando un mordisco en mi boca, era un novato y sin embargo también medio vikingo, mi sangre ardía y mi corazón galopaba desbocado, tomo mis manos para que surcaran aquel cuerpo curvilíneo, quería que la tocara y lo hice, con rudeza, mis dedos surcaron su espalda para pegarla mas a mi, demasiada distancia el aire entraba entre nuestros cuerpos que ahora friccionaban hambrientos, ascendí mi diestra hasta su nuca, enredé en su pelo mis dedos y de nuevo la atraje contra mi boca besándola con hambruna.
-Lo que quiera...dije con la voz ronca mientras caminábamos hacia el lecho despacio, entre besos y caricias y allí viró, fui yo quien caí sobre el colchón y ella la que despacio ascendió sobre mi.
Deslice mis manos por sus pechos, fijando mi mirada en aquel movimiento de tetas, de carne que quedaba entre mis manos, su pezones estaban alzados, acariciaban mi palma casi sajandola, los pellizqué, tiré de ellos y elevé mi torso para embeberme de su cuerpo, mamando de sus enormes senos.
Hubiera preguntado si lo hacía bien, guiarme por los jadeos de una mujer acostumbrada fingir no me resultaba prometedor y entonces me pregunté si era esto lo que quería, por supuesto que mi verga si, palpitaba ansiosa por hundirse en su caverna, por tomarla, por sentirse arropada entre sus húmedas paredes y perderse en ese laberinto que por unas horas era mio.
-No estoy seguro -gruñí cuando tiró de mi pelo para enredar su lengua en la mía perfilando con mordiscos mis belfos.
Me miró unos instantes con dulzura,, seguramente pensando que estaba nervioso, y lo estaba, mucho, peor..no quería que fingiera, como saber entonces si la complacía de verdad, si lo hacía bien o todo era una falacia sin mas.
Padre quería que me convirtiera en hombre, mas ¿obedecer no me convertía acaso en un niño?
-No, no puedo – gruñí haciéndola a un lado mientras me relamía.
Mi mirada delataba aquello que deseaba, ella, era preciosa y mis ojos se deslizaron por aquello que podía pertenecerme y no lo hacia.
-Vístete -pedí negando – no será asi, no pagaré, no pagará mi padre por mi primera vez. Soy un bárbaro, pero también seré un rey.
Gruñí cuando se separó dejando un mordisco en mi boca, era un novato y sin embargo también medio vikingo, mi sangre ardía y mi corazón galopaba desbocado, tomo mis manos para que surcaran aquel cuerpo curvilíneo, quería que la tocara y lo hice, con rudeza, mis dedos surcaron su espalda para pegarla mas a mi, demasiada distancia el aire entraba entre nuestros cuerpos que ahora friccionaban hambrientos, ascendí mi diestra hasta su nuca, enredé en su pelo mis dedos y de nuevo la atraje contra mi boca besándola con hambruna.
-Lo que quiera...dije con la voz ronca mientras caminábamos hacia el lecho despacio, entre besos y caricias y allí viró, fui yo quien caí sobre el colchón y ella la que despacio ascendió sobre mi.
Deslice mis manos por sus pechos, fijando mi mirada en aquel movimiento de tetas, de carne que quedaba entre mis manos, su pezones estaban alzados, acariciaban mi palma casi sajandola, los pellizqué, tiré de ellos y elevé mi torso para embeberme de su cuerpo, mamando de sus enormes senos.
Hubiera preguntado si lo hacía bien, guiarme por los jadeos de una mujer acostumbrada fingir no me resultaba prometedor y entonces me pregunté si era esto lo que quería, por supuesto que mi verga si, palpitaba ansiosa por hundirse en su caverna, por tomarla, por sentirse arropada entre sus húmedas paredes y perderse en ese laberinto que por unas horas era mio.
-No estoy seguro -gruñí cuando tiró de mi pelo para enredar su lengua en la mía perfilando con mordiscos mis belfos.
Me miró unos instantes con dulzura,, seguramente pensando que estaba nervioso, y lo estaba, mucho, peor..no quería que fingiera, como saber entonces si la complacía de verdad, si lo hacía bien o todo era una falacia sin mas.
Padre quería que me convirtiera en hombre, mas ¿obedecer no me convertía acaso en un niño?
-No, no puedo – gruñí haciéndola a un lado mientras me relamía.
Mi mirada delataba aquello que deseaba, ella, era preciosa y mis ojos se deslizaron por aquello que podía pertenecerme y no lo hacia.
-Vístete -pedí negando – no será asi, no pagaré, no pagará mi padre por mi primera vez. Soy un bárbaro, pero también seré un rey.
Balder Cannif Blackmore- Humano Clase Alta
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Notaba la inexperiencia en el chico, en como a veces ejercía demasiada fuerza con sus manos o en cómo le temblaban los labios, dubitativo como estaba. Sin embargo, se esforzaba y, además de mostrarse deseoso, intenta tratarla con cuidado y eso era algo novedoso para la cortesana, acostumbrada a los zarandeos, las penetraciones sin lubricación e incluso a las palizas durante el sexo.
Ella le intentaba guiar sin que se notara demasiado, le besaba, cubría su cuerpo de caricias al desnudarle. Cubrió su mentón de juguetonas mordidas mientras los dedos ajenos amasaban sus pechos. Lo que no se esperaba la prostituta fue lo que ocurrió a continuación cuando, de repente, el joven la apartó de encima y se levantó de la cama, dejándola sentada sobre los talones en el colchón.
Sus ojos se abrieron desmesuradamente ante aquella confesión, ¿era ese muchacho el heredero a la corona? Se cubrió la boca de manera delicada, disimulando su sorpresa. No quería que, de pronto, se sintiera más incómodo o creyera que iba a delatarle y la mandara a la horca. Respondió con voz medio calma, buscando la manera de salir de esta.
–Muchos reyes desfogan sus necesidades con mujeres como yo...
Bajó una pierna, apoyando los dedos en el suelo y se alzó, quedando de pie frente al chico. Extendió un brazo en su dirección y le acarició la muñeca con suavidad.
–Si te vas tan rápido, mi dueño me castigará por no haber sido capaz de satisfacerte... Por favor, no te vayas.
Aquello no era ninguna mentira, había ocurrido un par de veces con anterioridad y las represalias del amo del burdel eran peores que cualquier golpe que hubiese recibido por parte del más violento de los clientes.
Veía duda en sus ojos, creía que sólo intentaba engañarle para ganar unas cuantas monedas de plata, como si alguna vez pudiera ella tocar alguna. Suspiró, agachando la cabeza, decepcionada.
–No me crees.
Sentenció, al tiempo en que giraba y le mostraba su espalda. Ella se había encargado de estar siempre de cara para que no se fijara, pues algún cliente la había rechazado al ver las marcas de fusta que cicatrizaban su supuestamente perfecta piel.
–¿Lo haces ahora?
Preguntó, virando la cabeza y observando al muchacho por encima del hombro, aún exponiendo sus heridas, curadas por fuera, pero nunca por dentro.
Ella le intentaba guiar sin que se notara demasiado, le besaba, cubría su cuerpo de caricias al desnudarle. Cubrió su mentón de juguetonas mordidas mientras los dedos ajenos amasaban sus pechos. Lo que no se esperaba la prostituta fue lo que ocurrió a continuación cuando, de repente, el joven la apartó de encima y se levantó de la cama, dejándola sentada sobre los talones en el colchón.
Sus ojos se abrieron desmesuradamente ante aquella confesión, ¿era ese muchacho el heredero a la corona? Se cubrió la boca de manera delicada, disimulando su sorpresa. No quería que, de pronto, se sintiera más incómodo o creyera que iba a delatarle y la mandara a la horca. Respondió con voz medio calma, buscando la manera de salir de esta.
–Muchos reyes desfogan sus necesidades con mujeres como yo...
Bajó una pierna, apoyando los dedos en el suelo y se alzó, quedando de pie frente al chico. Extendió un brazo en su dirección y le acarició la muñeca con suavidad.
–Si te vas tan rápido, mi dueño me castigará por no haber sido capaz de satisfacerte... Por favor, no te vayas.
Aquello no era ninguna mentira, había ocurrido un par de veces con anterioridad y las represalias del amo del burdel eran peores que cualquier golpe que hubiese recibido por parte del más violento de los clientes.
Veía duda en sus ojos, creía que sólo intentaba engañarle para ganar unas cuantas monedas de plata, como si alguna vez pudiera ella tocar alguna. Suspiró, agachando la cabeza, decepcionada.
–No me crees.
Sentenció, al tiempo en que giraba y le mostraba su espalda. Ella se había encargado de estar siempre de cara para que no se fijara, pues algún cliente la había rechazado al ver las marcas de fusta que cicatrizaban su supuestamente perfecta piel.
–¿Lo haces ahora?
Preguntó, virando la cabeza y observando al muchacho por encima del hombro, aún exponiendo sus heridas, curadas por fuera, pero nunca por dentro.
Rain- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Deslicé mis dedos lentamente por las marcas de su espalda, no comprendía como un hombre podía dañar a un ser tan bello. Padre tenía un carácter endemoniado, bien podía desenvainar su espada y rajarle el cuello al muy desgraciado, mas algo me decía que de contarle lo que allí sucedía las consecuencias para ella serian mas terribles, había visto el hombre en nuestras calles, madre ayudaba a muchos orfanatos y trataba de sacar a las fulanas de las esquinas, muchas habían muerto por enfermedades, frio o hambre, al menos esta tenia un techo.
-no voy a irme -susurré besando su hombro, cuello y mordiendo la ternilla del pabellón de su oído.
Giró el rostro encontrándose con mis labios que pronto se fundieron en un beso necesitado, un arduo duelo de lenguas en el que su manos de forma apasionada encarcelaron mi rostro acercándome mas a ella.
Trepé por su piel, fue mi pecho el que empujó el cuerpo ajeno contra el lecho y pronto me convertí en el escudo de esa gesta en la que sus piernas ofrecidas se abrieron otorgando quizás la rendición que necesitaba.
Estaba nervioso, era mi primera vez, pero mi bastarda endurecida se perdió entre sus muslos llena de sangre palpitando voraz por clavarse.
Nos miramos unos instantes, quería saber si lo hacia bien, ver en su rostro la verdad que sus gemidos ficticios me pretendieran ocultar.
Lleve mi diestra a la base y apunté el glande bañado de sus fluidos y los míos hacia la abertura de su coño.
Palpé con los dedos si estaba bastante empapado o no, no me costó en exceso lograr que lubricara pues antes de clavarla juguetee con la punta sobre su botón.
Sus ojos oscurecidos en deseo forzaron mi sonrisa, la hundí despacio y sin prisa, besando su boca primero con dulzura, mis jadeos morían contra sus belfos, se embebió de ellos y como ni de mis miedos.
-Lo hago bien -pregunté con cierta complicidad esperando que me pudiera guiar.
No me gustaba parecer un inepto, peor era mi primera vez y seguramente ella lo habría hecho cientos.
Mordí su mentón dejando por su cuello un reguero de besos y al llegar a sus cumbres me volví loco, las mordí, mame de ellas y el ritmo de mis caderas se incrementó llevando mi verga cada vez mas adentro.
Gruñí sintiéndome al borde de correrme y en ese instante me detuve apoyando sobre la ajena mi frente.
-Espera, un momento -susurré entre jadeos dejando claro que de empujar una vez mas o al menor movimiento me iría dentro.
-no voy a irme -susurré besando su hombro, cuello y mordiendo la ternilla del pabellón de su oído.
Giró el rostro encontrándose con mis labios que pronto se fundieron en un beso necesitado, un arduo duelo de lenguas en el que su manos de forma apasionada encarcelaron mi rostro acercándome mas a ella.
Trepé por su piel, fue mi pecho el que empujó el cuerpo ajeno contra el lecho y pronto me convertí en el escudo de esa gesta en la que sus piernas ofrecidas se abrieron otorgando quizás la rendición que necesitaba.
Estaba nervioso, era mi primera vez, pero mi bastarda endurecida se perdió entre sus muslos llena de sangre palpitando voraz por clavarse.
Nos miramos unos instantes, quería saber si lo hacia bien, ver en su rostro la verdad que sus gemidos ficticios me pretendieran ocultar.
Lleve mi diestra a la base y apunté el glande bañado de sus fluidos y los míos hacia la abertura de su coño.
Palpé con los dedos si estaba bastante empapado o no, no me costó en exceso lograr que lubricara pues antes de clavarla juguetee con la punta sobre su botón.
Sus ojos oscurecidos en deseo forzaron mi sonrisa, la hundí despacio y sin prisa, besando su boca primero con dulzura, mis jadeos morían contra sus belfos, se embebió de ellos y como ni de mis miedos.
-Lo hago bien -pregunté con cierta complicidad esperando que me pudiera guiar.
No me gustaba parecer un inepto, peor era mi primera vez y seguramente ella lo habría hecho cientos.
Mordí su mentón dejando por su cuello un reguero de besos y al llegar a sus cumbres me volví loco, las mordí, mame de ellas y el ritmo de mis caderas se incrementó llevando mi verga cada vez mas adentro.
Gruñí sintiéndome al borde de correrme y en ese instante me detuve apoyando sobre la ajena mi frente.
-Espera, un momento -susurré entre jadeos dejando claro que de empujar una vez mas o al menor movimiento me iría dentro.
Balder Cannif Blackmore- Humano Clase Alta
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Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Notaba el calor de la mano ajena por su espalda y el vello de la nuca y los antebrazos se le erizó en cuanto fue el aliento del joven el que acarició su hombro y cuello, antes de que lo tocaran sus labios con besos.
La morena se giró del todo, pasando las manos en el rostro foráneo y acortó la distancia entre sus bocas de inmediato. El cuidado con el que la trataba, era mucho más que sólo la inexperiencia, porque había desvirgado a otros hombres y ninguno la había acariciado como él. Sin embargo, sabía que todo eso era un trato, y que en cuanto saliera por la puerta, seguramente nunca volviera a verle.
Los dos se movieron hasta que ella cayó de espaldas en la cama. El muchacho se encaramó al colchón, observándola. Ella le miraba con atención, mientras deslizaba la yema de los dedos por sus hombros y torso desnudos. Las piernas de Rain acogieron la cintura del chico, sin ejercer demasiada presión, aproximándole a sus caderas despacio.
Notó el glande abrirse paso. Las bocas de ambos se rozaban entre jadeos y la lengua de la chica emergió para acariciar los belfos ajenos. Se besaron de nuevo, despacio, como si fueran verdaderamente dos amantes con sentimientos el uno por el otro. La morena gimió cuando el falo la penetró por completo y la base de su espalda se despegó de la cama, arqueando su torso.
–Lo haces bien, no tengas prisa… Si vas despacio al principio, será más placentero para ambos.
Ella estaba siendo sincera, pues no ganaba nada con contarle mentiras. Su papel aquella noche no era sólo quitarle los miedos, sino enseñarle a complacer a las mujeres que conocería en el futuro, ya fueran sólo cosa de un encuentro o su futura esposa.
Cuando los dientes del muchacho empezaron a mordisquearle los pezones, ella cerró los ojos, concentrándose en las sensaciones. Notaba como el chico se aceleraba y, a la vez en que él se detenía, ella le frenaba con una caricia en la mejilla. Sonrió cuando los ojos de ambos se encontraron a escasa distancia.
–Tranquilo… Es normal acelerarse cuando se siente tanto placer.
Le besó en los labios, llevando la mano a enredar los dedos en el cabello ajeno. Pasó los besos a la mejilla, a la nariz, a la frente. Intentaba relajarlo, darle tiempo, una tregua. Que no se corriera todavía, pero que sintiera la cercanía, el contacto, el calor que ella también desprendía.
–Me gusta que me beses y lo que has hecho con mis senos.
No consideraba que el joven fuera de los que utilizaba un lenguaje vulgar, así que intentaba ser modosa en su vocabulario. Pero no por ello dejaba de decirle las cosas para que aprendiera y, a la vez, adquiriera confianza.
–Si quieres luego podemos cambiar y me pongo yo encima… así me ves disfrutar desde otra perspectiva.
Le susurró al oído, recorriéndolo despacio con la punta de la lengua y dejó un leve mordisco en la ternilla.
La morena se giró del todo, pasando las manos en el rostro foráneo y acortó la distancia entre sus bocas de inmediato. El cuidado con el que la trataba, era mucho más que sólo la inexperiencia, porque había desvirgado a otros hombres y ninguno la había acariciado como él. Sin embargo, sabía que todo eso era un trato, y que en cuanto saliera por la puerta, seguramente nunca volviera a verle.
Los dos se movieron hasta que ella cayó de espaldas en la cama. El muchacho se encaramó al colchón, observándola. Ella le miraba con atención, mientras deslizaba la yema de los dedos por sus hombros y torso desnudos. Las piernas de Rain acogieron la cintura del chico, sin ejercer demasiada presión, aproximándole a sus caderas despacio.
Notó el glande abrirse paso. Las bocas de ambos se rozaban entre jadeos y la lengua de la chica emergió para acariciar los belfos ajenos. Se besaron de nuevo, despacio, como si fueran verdaderamente dos amantes con sentimientos el uno por el otro. La morena gimió cuando el falo la penetró por completo y la base de su espalda se despegó de la cama, arqueando su torso.
–Lo haces bien, no tengas prisa… Si vas despacio al principio, será más placentero para ambos.
Ella estaba siendo sincera, pues no ganaba nada con contarle mentiras. Su papel aquella noche no era sólo quitarle los miedos, sino enseñarle a complacer a las mujeres que conocería en el futuro, ya fueran sólo cosa de un encuentro o su futura esposa.
Cuando los dientes del muchacho empezaron a mordisquearle los pezones, ella cerró los ojos, concentrándose en las sensaciones. Notaba como el chico se aceleraba y, a la vez en que él se detenía, ella le frenaba con una caricia en la mejilla. Sonrió cuando los ojos de ambos se encontraron a escasa distancia.
–Tranquilo… Es normal acelerarse cuando se siente tanto placer.
Le besó en los labios, llevando la mano a enredar los dedos en el cabello ajeno. Pasó los besos a la mejilla, a la nariz, a la frente. Intentaba relajarlo, darle tiempo, una tregua. Que no se corriera todavía, pero que sintiera la cercanía, el contacto, el calor que ella también desprendía.
–Me gusta que me beses y lo que has hecho con mis senos.
No consideraba que el joven fuera de los que utilizaba un lenguaje vulgar, así que intentaba ser modosa en su vocabulario. Pero no por ello dejaba de decirle las cosas para que aprendiera y, a la vez, adquiriera confianza.
–Si quieres luego podemos cambiar y me pongo yo encima… así me ves disfrutar desde otra perspectiva.
Le susurró al oído, recorriéndolo despacio con la punta de la lengua y dejó un leve mordisco en la ternilla.
Rain- Prostituta Clase Baja
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Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
La chica fue indicándome con suavidad todo aquello que le gustaba, hinchaba mi ego entre susurros enredando su lengua a la miá hambrienta, admito era buena simulando placer porque hasta su piel se erizaba bajo el tacto de mis labios, con la calidez de mi aliento.
La volteé cambiando la posición con una media sonrisa, había cogido mas confianza y mis manos la movían despacio para que mi enardecida verga siguiera entre sus paredes palpitando.
-Me gusta como te mueves -aseguré alzado el torso para que nuestras lenguas se encontraran nuevamente.
Sus dedos se enredaban en mi pelo atrayéndome contra ella, intensificando aquel pasional beso que cada vez era mas voraz como sus movimientos circulares sobre mi miembro.
Jadeó con fuerza mordiendo mi inferior, arqueando la espalda, ofreciéndome sus senos.
Mi boca atajó la distancia tomándolos entre mordiscos, lamidas que parecían volverla loca.
Prueba y error, de eso parecía tratar esto.
Mi glande rezumaba liquido, tuve que volver a frenar, esta vez anclando con mis manos sus caderas para que no se moviera.
-Espera, espera -pedí de nuevo, no puedo mas.
Tiré de ella para sacarla de su interior, mi polla se movía entre espasmos a punto de alcanzar el clímax.
-Espera -pedí de nuevo al escucharla gruñir y querer volver a clavársela.
-Bebamos algo -pedí tratando de calmarme.
Rain tomó una botella de la mesilla de noche y dio un profundo trago para ofrecerme después a mi que hice exactamente lo mismo.
-Mucho mejor -susurré tirando de sus caderas que estaban a la altura de mi pelvis para que subiera hasta mi boca -quiero saber como sabe -pedí cuando bajo lo suficiente como para que mi lengua recorriera en una pasada su trinchera completamente empapada de la esencia de ambos y del alcohol que ahora bañaba mis labios.
-Delicioso -susurré hundiendo mas mi cabeza para torturar su clítoris relamiendome los labios cada vez que la esencia los mojaba -¿así? -pregunté al ver como se acariciaba los pechos entre gemidos.
La volteé cambiando la posición con una media sonrisa, había cogido mas confianza y mis manos la movían despacio para que mi enardecida verga siguiera entre sus paredes palpitando.
-Me gusta como te mueves -aseguré alzado el torso para que nuestras lenguas se encontraran nuevamente.
Sus dedos se enredaban en mi pelo atrayéndome contra ella, intensificando aquel pasional beso que cada vez era mas voraz como sus movimientos circulares sobre mi miembro.
Jadeó con fuerza mordiendo mi inferior, arqueando la espalda, ofreciéndome sus senos.
Mi boca atajó la distancia tomándolos entre mordiscos, lamidas que parecían volverla loca.
Prueba y error, de eso parecía tratar esto.
Mi glande rezumaba liquido, tuve que volver a frenar, esta vez anclando con mis manos sus caderas para que no se moviera.
-Espera, espera -pedí de nuevo, no puedo mas.
Tiré de ella para sacarla de su interior, mi polla se movía entre espasmos a punto de alcanzar el clímax.
-Espera -pedí de nuevo al escucharla gruñir y querer volver a clavársela.
-Bebamos algo -pedí tratando de calmarme.
Rain tomó una botella de la mesilla de noche y dio un profundo trago para ofrecerme después a mi que hice exactamente lo mismo.
-Mucho mejor -susurré tirando de sus caderas que estaban a la altura de mi pelvis para que subiera hasta mi boca -quiero saber como sabe -pedí cuando bajo lo suficiente como para que mi lengua recorriera en una pasada su trinchera completamente empapada de la esencia de ambos y del alcohol que ahora bañaba mis labios.
-Delicioso -susurré hundiendo mas mi cabeza para torturar su clítoris relamiendome los labios cada vez que la esencia los mojaba -¿así? -pregunté al ver como se acariciaba los pechos entre gemidos.
Balder Cannif Blackmore- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
El muchacho aprendía deprisa y parecía sentirse más confiado a medida que transcurrían los minutos. La chica le siguió acariciando con ambas manos, recorriendo sus hombros, brazos y muñecas, hasta enlazar los dedos con los foráneos. Le besó de nuevo, despacio, dejando un par de breves mordidas en el labio inferior.
La cortesana no lo decía, pero se sentía a gusto con aquel joven, porque no la trataba como el resto. No era vulgar con ella ni la manejaba como si solamente fuera una muñeca de trapo dispuesta para su disfrute. De hecho, se notaba que ponía empeño en que ella también sintiera placer, aunque parecía no creer que los jadeos y gemidos de Rain fueran sinceros. Lo eran, pero entendía que él no confiara en ella, pues sólo era una puta. Y eso hacían las prostitutas, fingir que disfrutaban cuando cualquiera se las follaba.
Se acomodó sobre él cuando las manos del varón la guiaron y reanudaron el acto, despacio a veces y otras más rápido. Él se envalentonaba enseguida y perdía un poco el control, ella intentaba reducir el ritmo, pero a ratos se le olvidaba al disfrutar con el sexo que estaban manteniendo. Escasas eran las veces que eso había ocurrido y era difícil medir las cosas cuando una se dejaba llevar, arqueando la espalda y clavando las uñas en los omóplatos ajenos.
Fue el joven noble el que la detuvo, de nuevo, pidiendo tiempo para no correrse. Habría accedido sin dudar en otro momento, pero la había frenado justo cuando estaba alcanzando el orgasmo y, sin querer, se le escapó un gruñido. Abrió más los ojos al darse cuenta de lo que había hecho y se disculpó enseguida.
–Lo siento, yo...
El muchacho selló los labios de la morena con un beso y le solicitó algo para beber. Rain se apartó de encima del chico y cogió una botella de bourbon de la mesita de noche que quedaba al otro lado de la cama en el que ellos se encontraban. Le dio un trago y se la ofreció seguidamente.
–No bebas mucho o te afectará...
Fue un comentario sincero, le estaba dando un consejo, porque si ella se quedaba a medias no ocurriría nada, sólo era una cortesana más del burdel, pero el día en que estuviera con una mujer importante a la que tuviera que satisfacer, debía ser consciente de las cosas que podían limitarle.
Tras darle un trago, el chico le devolvió el bourbon y ella sujetó la botella por el cuello, colocándose de nuevo encima de él. Mas el castaño tenía otros planes y se recostó, haciendo que ella se le situara justo sobre su cara. Rain abrió bastante los ojos ante la osadía del noble, pero no se quejó y simplemente le dejó hacer.
Le notó un poco indeciso los primeros segundos, pero de inmediato se animó y empezó a lamer con entusiasmo. Atrapó los labios del sexo de la chica con dientes, tiró de ellos y los succionó, logrando que la prostituta gimiera y sus muslos temblaran. Se llevó la botella al pecho y con la mano libre rodeó uno de sus senos. Lo masajeó y pellizcó el pezón.
–Así, muy bien… N-no pares...
Las caderas de la fulana se movían por cuenta propia, deseando que las acciones de aquella sinhueso no se detuvieran y la siguieran disfrutando como parecía hacerlo. Tenía el clítoris hinchado y sumamente sensible por lo excitada que se encontraba y no dudó en demostrar cuánto gozaba de aquello, gimiendo.
–Oh, sí… Aaah...
El joven parecía seguir desconfiando o al menos eso creía la morena, sin embargo, pronto sucedió algo que era imposible de fingir, ni siquiera para la más experta de las putas parisinas. Rain se corrió, salpicando la boca y rostro del chico que tenía entre las piernas.
La cortesana no lo decía, pero se sentía a gusto con aquel joven, porque no la trataba como el resto. No era vulgar con ella ni la manejaba como si solamente fuera una muñeca de trapo dispuesta para su disfrute. De hecho, se notaba que ponía empeño en que ella también sintiera placer, aunque parecía no creer que los jadeos y gemidos de Rain fueran sinceros. Lo eran, pero entendía que él no confiara en ella, pues sólo era una puta. Y eso hacían las prostitutas, fingir que disfrutaban cuando cualquiera se las follaba.
Se acomodó sobre él cuando las manos del varón la guiaron y reanudaron el acto, despacio a veces y otras más rápido. Él se envalentonaba enseguida y perdía un poco el control, ella intentaba reducir el ritmo, pero a ratos se le olvidaba al disfrutar con el sexo que estaban manteniendo. Escasas eran las veces que eso había ocurrido y era difícil medir las cosas cuando una se dejaba llevar, arqueando la espalda y clavando las uñas en los omóplatos ajenos.
Fue el joven noble el que la detuvo, de nuevo, pidiendo tiempo para no correrse. Habría accedido sin dudar en otro momento, pero la había frenado justo cuando estaba alcanzando el orgasmo y, sin querer, se le escapó un gruñido. Abrió más los ojos al darse cuenta de lo que había hecho y se disculpó enseguida.
–Lo siento, yo...
El muchacho selló los labios de la morena con un beso y le solicitó algo para beber. Rain se apartó de encima del chico y cogió una botella de bourbon de la mesita de noche que quedaba al otro lado de la cama en el que ellos se encontraban. Le dio un trago y se la ofreció seguidamente.
–No bebas mucho o te afectará...
Fue un comentario sincero, le estaba dando un consejo, porque si ella se quedaba a medias no ocurriría nada, sólo era una cortesana más del burdel, pero el día en que estuviera con una mujer importante a la que tuviera que satisfacer, debía ser consciente de las cosas que podían limitarle.
Tras darle un trago, el chico le devolvió el bourbon y ella sujetó la botella por el cuello, colocándose de nuevo encima de él. Mas el castaño tenía otros planes y se recostó, haciendo que ella se le situara justo sobre su cara. Rain abrió bastante los ojos ante la osadía del noble, pero no se quejó y simplemente le dejó hacer.
Le notó un poco indeciso los primeros segundos, pero de inmediato se animó y empezó a lamer con entusiasmo. Atrapó los labios del sexo de la chica con dientes, tiró de ellos y los succionó, logrando que la prostituta gimiera y sus muslos temblaran. Se llevó la botella al pecho y con la mano libre rodeó uno de sus senos. Lo masajeó y pellizcó el pezón.
–Así, muy bien… N-no pares...
Las caderas de la fulana se movían por cuenta propia, deseando que las acciones de aquella sinhueso no se detuvieran y la siguieran disfrutando como parecía hacerlo. Tenía el clítoris hinchado y sumamente sensible por lo excitada que se encontraba y no dudó en demostrar cuánto gozaba de aquello, gimiendo.
–Oh, sí… Aaah...
El joven parecía seguir desconfiando o al menos eso creía la morena, sin embargo, pronto sucedió algo que era imposible de fingir, ni siquiera para la más experta de las putas parisinas. Rain se corrió, salpicando la boca y rostro del chico que tenía entre las piernas.
Rain- Prostituta Clase Baja
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Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Rain se movía contra mi boca en un sutil balanceo de caderas mientras ella misma se estimulaba los pezones con sus manos pellizcandolos entre roncos gruñidos con los dedos.
Debía fingir bien, porque mi sensación es que estaba disfrutando, estaba gimiendo tan fuerte que elevó al Valhalla mi nombre mientras mi lengua recorría cada pliegue torturando aquel pequeño bulto que hasta hoy para mi era un desconocido.
Sentí su cuerpo tensarse, hubiera jurado que la lava de mil volcanes arrasaba sus entrañas cuando de golpe un liquido espeso salió disparado de su coño a mi boca manchándome labios y cara.
Me quedé quieto ,eso no me lo esperaba, trataba de asumir que había pasado ¿se había meado? Las mujeres se corrían como nosotros?
Rain se aparto mirándome fijamente, pude ver su cara de terror porque al haberse ido en mi rostro podía castigarla o eso imagino.
Me relamí los labios saboreando su esencia ladeando la sonrisa.
-Padre dice que el secreto para que una mujer vuelva a tu lecho y te busque es complacerla
Tiré de ella enredando mi lengua de forma ruda en la ajena, saqueando cada recoveco entre gruñidos.
-Sube, quiero follar -pedí ahora sin miedo a correrme porque ella ya lo había hecho. Tiré de sus caderas para que cabalgara sobre mi, elevé mi torso arrasando con un beso húmedo toda su cordura.
Sus paredes dilatadas abrazaron mi enorme verga palpitante y llena de venas.
-Ufffff, así preciosa -gruñí dándole un par de manotazos en las nalgas -¿eso os molesta? -pregunté queriendo saber.
Debía fingir bien, porque mi sensación es que estaba disfrutando, estaba gimiendo tan fuerte que elevó al Valhalla mi nombre mientras mi lengua recorría cada pliegue torturando aquel pequeño bulto que hasta hoy para mi era un desconocido.
Sentí su cuerpo tensarse, hubiera jurado que la lava de mil volcanes arrasaba sus entrañas cuando de golpe un liquido espeso salió disparado de su coño a mi boca manchándome labios y cara.
Me quedé quieto ,eso no me lo esperaba, trataba de asumir que había pasado ¿se había meado? Las mujeres se corrían como nosotros?
Rain se aparto mirándome fijamente, pude ver su cara de terror porque al haberse ido en mi rostro podía castigarla o eso imagino.
Me relamí los labios saboreando su esencia ladeando la sonrisa.
-Padre dice que el secreto para que una mujer vuelva a tu lecho y te busque es complacerla
Tiré de ella enredando mi lengua de forma ruda en la ajena, saqueando cada recoveco entre gruñidos.
-Sube, quiero follar -pedí ahora sin miedo a correrme porque ella ya lo había hecho. Tiré de sus caderas para que cabalgara sobre mi, elevé mi torso arrasando con un beso húmedo toda su cordura.
Sus paredes dilatadas abrazaron mi enorme verga palpitante y llena de venas.
-Ufffff, así preciosa -gruñí dándole un par de manotazos en las nalgas -¿eso os molesta? -pregunté queriendo saber.
Balder Cannif Blackmore- Humano Clase Alta
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Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Se cubrió la boca con las dos manos, sorprendida y, al mismo tiempo, asustada, porque desconocía cuál podía ser la reacción del muchacho tras lo sucedido. Era su primera vez y, tal vez, podía creer que lo que había hecho ella era mearse en su cara en vez de correrse, con total desfachatez y descaro.
–Lo siento, no he podido...
Dejó la frase en el aire, consciente de que aquella disculpa podía hacer sonar aún peor las cosas. Subió los dedos por su rostro hasta taparse los ojos y sacudió la cabeza, negando. Mas fueron las palabras del joven las que apartaron las dudas y le devolvieron la tranquilidad a la prostituta.
–Acostumbro a controlar… bueno, no pasa muy a menudo...
No terminó ninguna oración porque todas ellas la dejaban en evidencia en su labor. Aunque era sincera y no pretendía deshonrar a sus otros clientes, simplemente explicarse y que el chico entendiera que él le había hecho experimentar placer, algo que, a pesar de a lo que se dedicaba, rara vez disfrutaba.
Tal y como él le pidió, volvió a colocarse sobre su regazo, de rodillas con una pierna a cada lado. Con la diestra entre los muslos guio la verga del joven hasta penetrarse nuevamente con ella con un jadeo.
Las bocas de ambos se unieron otra vez, momento que Rain aprovechó para rodear el cuello ajeno con los brazos, descendiendo con los dedos por la espalda desnuda del muchacho. Le cubrió de caricias y leves arañazos, tensándose de pronto al sentir el primer azote. Buscó la mirada foránea, aquellos orbes que con curiosidad la observaban.
–Eso depende de la chica... Pero a mí no me molesta.
Le dedicó una sonrisa, llevando la zurda a acariciar el antebrazo con el que el noble la había golpeado en el trasero y en cuanto alcanzó la muñeca, separó los dedos hasta envolver el dorso de la extremidad del contrario para afianzar el agarre en la nalga.
–Tú puedes hacer cuanto desees conmigo… Piensa que soy tu amante y que sólo deseo complacerte, lograr que me desees y disfrutes cada instante a mi lado...
Podía sonar como si recitase un guion, pero era la primera vez que decía aquellas palabras. No solía hablar demasiado, porque a la mayoría les gustaban las putas bien calladas. Sólo querían escucharlas gemir y gritar, pero no charlar ni mucho menos opinar.
Se inclinó para morder los labios ajenos y tiró del inferior con suavidad, succionándolo, lamiéndolo después y besando otra vez al chico, despacio, mientras le cabalgaba más rápido, moviendo las caderas con necesidad.
–Lo siento, no he podido...
Dejó la frase en el aire, consciente de que aquella disculpa podía hacer sonar aún peor las cosas. Subió los dedos por su rostro hasta taparse los ojos y sacudió la cabeza, negando. Mas fueron las palabras del joven las que apartaron las dudas y le devolvieron la tranquilidad a la prostituta.
–Acostumbro a controlar… bueno, no pasa muy a menudo...
No terminó ninguna oración porque todas ellas la dejaban en evidencia en su labor. Aunque era sincera y no pretendía deshonrar a sus otros clientes, simplemente explicarse y que el chico entendiera que él le había hecho experimentar placer, algo que, a pesar de a lo que se dedicaba, rara vez disfrutaba.
Tal y como él le pidió, volvió a colocarse sobre su regazo, de rodillas con una pierna a cada lado. Con la diestra entre los muslos guio la verga del joven hasta penetrarse nuevamente con ella con un jadeo.
Las bocas de ambos se unieron otra vez, momento que Rain aprovechó para rodear el cuello ajeno con los brazos, descendiendo con los dedos por la espalda desnuda del muchacho. Le cubrió de caricias y leves arañazos, tensándose de pronto al sentir el primer azote. Buscó la mirada foránea, aquellos orbes que con curiosidad la observaban.
–Eso depende de la chica... Pero a mí no me molesta.
Le dedicó una sonrisa, llevando la zurda a acariciar el antebrazo con el que el noble la había golpeado en el trasero y en cuanto alcanzó la muñeca, separó los dedos hasta envolver el dorso de la extremidad del contrario para afianzar el agarre en la nalga.
–Tú puedes hacer cuanto desees conmigo… Piensa que soy tu amante y que sólo deseo complacerte, lograr que me desees y disfrutes cada instante a mi lado...
Podía sonar como si recitase un guion, pero era la primera vez que decía aquellas palabras. No solía hablar demasiado, porque a la mayoría les gustaban las putas bien calladas. Sólo querían escucharlas gemir y gritar, pero no charlar ni mucho menos opinar.
Se inclinó para morder los labios ajenos y tiró del inferior con suavidad, succionándolo, lamiéndolo después y besando otra vez al chico, despacio, mientras le cabalgaba más rápido, moviendo las caderas con necesidad.
Rain- Prostituta Clase Baja
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Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Enloquecí cuando la cortesana llevó mi mano a su nalga afianzandola, contra mi boca entreabierta susurró que era mía, que podía disponer de ella como amante porque me deseaba.
Introduje mi lengua entre sus belfos con hambre, lamí su paladar, enredando nuestras sierpes con el sonido de fondos del intercambio de fluidos, jadeos roncos y mordiscos.
Sus caderas danzaban el baile de los siete velos delante atrás para sentir mi caliente polla hasta el fondo.
Gemí cada vez mas ido, mis manos recorrieron cada tramo de la piel marcada de la mujer, en ella podía leer la maña vida que había llevado. Gruñí en una muestra de enfado y de pasión necesitado de mas, mas de todo a decir verdad.
Mis manso acompañaron ahora el demente movimiento de su cuerpo, sus tetas botaban frente a mi rostro que se embriagaba de sus cúspides mamando sonoramente.
Empujé su cuerpo contra el colchón, ahora yo me convertí en escudo y mi espada la atravesó con tanta fuerza que temblaron los pilares de la habitación, la puta atrapó con una mano las sabanas arruinándolas, sus caderas me buscaban mientras mi pelvis iba a buscarla una y otra vez en un choque de trenes.
Sentí sus uñas en mi espalda, marcar mi piel, gemíamos febriles sintiendo aquella lava de volcanes recorrer nuestros sexos.
La doncella gritó con fuerza, su espalda se arqueó y besó su labio inferior sintiéndose plena, sus paredes estrujaban mi verga que convulsionando se vertió en su coño empapado.
Me desplomé sobre ella jadeando, nuestras respiraciones poco a poco se fueron amoldando, siempre pensé que acabado el acto las putas se vestían y se iban y sin embargo Rain seguía allí deslizando sus dedos por mi espalda como si pretendiera memorizarla.
-¿Estas bien? -pregunté
Apenas era un niño, uno que no era capaz de comprender aun lo difícil que era la vida de una cortesana y lo estúpido que un príncipe podía sonar entre sus piernas.
Dejé de ser niño ese día y nunca la olvidaría.
Introduje mi lengua entre sus belfos con hambre, lamí su paladar, enredando nuestras sierpes con el sonido de fondos del intercambio de fluidos, jadeos roncos y mordiscos.
Sus caderas danzaban el baile de los siete velos delante atrás para sentir mi caliente polla hasta el fondo.
Gemí cada vez mas ido, mis manos recorrieron cada tramo de la piel marcada de la mujer, en ella podía leer la maña vida que había llevado. Gruñí en una muestra de enfado y de pasión necesitado de mas, mas de todo a decir verdad.
Mis manso acompañaron ahora el demente movimiento de su cuerpo, sus tetas botaban frente a mi rostro que se embriagaba de sus cúspides mamando sonoramente.
Empujé su cuerpo contra el colchón, ahora yo me convertí en escudo y mi espada la atravesó con tanta fuerza que temblaron los pilares de la habitación, la puta atrapó con una mano las sabanas arruinándolas, sus caderas me buscaban mientras mi pelvis iba a buscarla una y otra vez en un choque de trenes.
Sentí sus uñas en mi espalda, marcar mi piel, gemíamos febriles sintiendo aquella lava de volcanes recorrer nuestros sexos.
La doncella gritó con fuerza, su espalda se arqueó y besó su labio inferior sintiéndose plena, sus paredes estrujaban mi verga que convulsionando se vertió en su coño empapado.
Me desplomé sobre ella jadeando, nuestras respiraciones poco a poco se fueron amoldando, siempre pensé que acabado el acto las putas se vestían y se iban y sin embargo Rain seguía allí deslizando sus dedos por mi espalda como si pretendiera memorizarla.
-¿Estas bien? -pregunté
Apenas era un niño, uno que no era capaz de comprender aun lo difícil que era la vida de una cortesana y lo estúpido que un príncipe podía sonar entre sus piernas.
Dejé de ser niño ese día y nunca la olvidaría.
Balder Cannif Blackmore- Humano Clase Alta
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 24/05/2018
Re: First times can be forgotten // Privado - Balder
Rain había sido instruida desde muy joven en las artes amatorias. Al principio observando, posteriormente practicando con el dueño y cuando ya había sido considerada mañosa, se había entregado a los clientes. Sin embargo, a pesar del tiempo que pasó siendo tocada por el amo del burdel, su virginidad se mantuvo intacta, porque el hombre no era ningún necio y sabía lo mucho que algunos podían llegar a pagar por ser merecedores de tal honor, especialmente con chiquillas jóvenes y hermosas como lo era ella. Robarle la “inocencia” tenía un morbo especial y como tal, se cobraba muy caro.
Y, a pesar de todos aquellos que se habían colado entre sus piernas, aquel muchacho la hizo sentirse diferente. Él no había ido allí deseando un revolcón como hacían todos, le había llevado su padre para descubriera el tacto de una mujer y ésta le mostrara lo que era amarse en la cama.
Desde el principio, desde su miedo a dañarla o a que le mintiera sobre lo que le hacía sentir, cosas que a ninguno les importaba nunca, pues sólo venían allí por su propio placer, al modo en que la había estado tocando y besando. La seguridad que había adquirido con rapidez, habían logrado que incluso la propia cortesana se creyera que eran amantes ciertamente.
Había disfrutado aquel encuentro y ahora, una vez ambos se habían corrido, yacían en la cama como si eso no fuera cosa de unas horas, de una noche tal vez. El chico se apartó de encima de ella, liberándola de su peso y se dejó caer boca arriba en el lecho. Rain giró, acercándose a él de nuevo y se permitió el lujo de prolongar un poco su tiempo. La zurda se posó sobre el pecho desnudo del muchacho y dejó que las yemas de los dedos dibujaran las formas de su torso.
Al escuchar aquella pregunta, elevó ligeramente el rostro y sus miradas se encontraron.
–Estoy muy bien, ¿y tú?
Le dedicó una sonrisa, una que llevaba implícitas muchas cosas: Satisfacción, agradecimiento y una despedida que nunca se pronunciarían. Ella era una puta y él un noble. La morena jamás conocería su verdadero nombre y en cuanto saliera por la puerta del burdel, no volverían a verse.
Y, a pesar de todos aquellos que se habían colado entre sus piernas, aquel muchacho la hizo sentirse diferente. Él no había ido allí deseando un revolcón como hacían todos, le había llevado su padre para descubriera el tacto de una mujer y ésta le mostrara lo que era amarse en la cama.
Desde el principio, desde su miedo a dañarla o a que le mintiera sobre lo que le hacía sentir, cosas que a ninguno les importaba nunca, pues sólo venían allí por su propio placer, al modo en que la había estado tocando y besando. La seguridad que había adquirido con rapidez, habían logrado que incluso la propia cortesana se creyera que eran amantes ciertamente.
Había disfrutado aquel encuentro y ahora, una vez ambos se habían corrido, yacían en la cama como si eso no fuera cosa de unas horas, de una noche tal vez. El chico se apartó de encima de ella, liberándola de su peso y se dejó caer boca arriba en el lecho. Rain giró, acercándose a él de nuevo y se permitió el lujo de prolongar un poco su tiempo. La zurda se posó sobre el pecho desnudo del muchacho y dejó que las yemas de los dedos dibujaran las formas de su torso.
Al escuchar aquella pregunta, elevó ligeramente el rostro y sus miradas se encontraron.
–Estoy muy bien, ¿y tú?
Le dedicó una sonrisa, una que llevaba implícitas muchas cosas: Satisfacción, agradecimiento y una despedida que nunca se pronunciarían. Ella era una puta y él un noble. La morena jamás conocería su verdadero nombre y en cuanto saliera por la puerta del burdel, no volverían a verse.
FIN DEL TEMA
Rain- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 24/05/2018
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