Café interrumpido (Libre)

por **Ivanna Vyacheslavovna** Miér Jun 20, 2018 4:36 pm

El sumo recuerdo de estar en París, le traía nauseas. Ivanna, que tiempo atrás había considerado París un lugar de hermosuras vistas y vivencias, ahora pensaba que estaba maldito por algún tipo de amarre de magia negra, pero Ivanna solo se centraría en su misión de la noche.

Aquella noche ella estaba en una cafetería tomándose un té de hierbas, casi una infusión para poder relajarse. Siempre que estaba en Paris, volvían aquellos nervios sin explicación, tal vez debido a un hombre en especial al que le debe una mala experiencia que siempre le esta trayendo malos recuerdos pero en algún momento cree que debe de superar ese bache que la atormenta. Sin embargo los ruidos de aquella cafetería la alertaron de manera ilusa, solamente el sonido de una camarera novata que había tropezado le había asustado haciendo que esta cogiera la cucharilla del té a modo de arma.

La muchacha pidió disculpas a los presentes y siguió con su trabajo. Fue entonces cuando Ivanna observó a lo lejos un grupo de gente que se arremolinaba en un sitio en concreto. Prefirió observar y ver qué era lo que ocurría. Según la escena, podría describirse como un grupo de personas adineradas pero se movían como protegiendo algo a ocultar, era algo demasiado extraño como para las cosas que ya había visto durante su vida de inquisidora. El té se estaba terminando pero al momento ve que dicho grupo se abre en línea, ¿Pero qué narices estaban haciendo? Ivanna no entendía nada en absoluto, vio al resto de los presentes de la cafetería y parecían completamente hechizados. Entonces enseguida comprendió que ella, al tener su traje de inquisidora seguramente era contra hechizos de embrujos o anti-hechizos, no le afectaba lo que estuvieran haciendo dicho grupo de idiotas.

Entonces, para poder parar aquello, con su buena puntería, Ivanna subió la pierna sobre el asiento, tomo una daga de su bota y se la lanzo a quien parecía ser el líder, acertando en mitad del pecho a la altura del cuello. Enseguida vio que los presentes estaban volviendo en sí, Ivanna dijo “¡Corred al interior!” estos le hicieron caso y se cruzó de brazos sin salir de la cafetería delante del grupo que ahora estaba agonizando. Se dio cuenta de que solamente era una persona contra cinco personas. Decidió meterse en el interior también y cerrando fuerte la puerta se puso a pensar en algún plan.