La Muerte Roja (priv.)

Recuerdo del primer mensaje :

Sound of Silence:

Llevaba todo el día despierta, no podía dormir desde que recibió la misiva de Assur. Reunía a todos los Black que estuvieran en París en ese momento, algo grave sucedía. Caín había desaparecido dejando el cabaret L’enfer en manos de un administrador. ¿Habría regresado? Su aura y su mirada realmente apagaban su espíritu, encarnaba toda la maldad, todo lo oscuro, corrupto y malvado del mundo. Con Héctor se llevaba relativamente bien, pero nunca se podía subestimar al primigenio y desde luego ella no quería tratos con Caín.

Cuando el sol se ocultó salió en el silencio de la noche hasta el carruaje que la llevaría a la mansión Black. La muerte era una especialista en dejar a su paso un silencio especial y de alguna forma la sentía rondar, cercana, emitiendo su familiar silencio. En su vida comenzaba a haber luz, el Orfanato, Clyven, Phoebe…todo comenzaba a tener un tinte más humano, menos oscuro y aunque aquello podía ser tan delicado y frágil como un rayito de luz, quería aferrarse a ello con toda su alma. Tenía toda una eternidad para ser desgraciada, al menos un suspiro de felicidad en su atormentada alma.

Los caballos se detuvieron en la entrada frente la fuente circular de piedra. El caserón se alzaba regio, recortando su silueta contra el cielo nocturno. Dentro brillaban ya las luces, atravesó el vestíbulo dirigiéndose a la enorme Biblioteca donde solía leer en un sillón de terciopelo verde oscuro. Llegaba pronto, pero no había podido evitar salir corriendo a la que el sol descendió. Belcebú la observó desde la puerta con esa escalofriante mirada, pero Hania le sonrió extendiendo las manos.

— Belcebú…ven. ¿Cómo estás?¿Has dejado de perseguir a los gatos?.— Aunque el niño no era nada cariñoso, ella lo abrazó igual, de la misma forma que abrazaba a la roca Assur, el que no lo necesitaba ni lo quería, pero aún así la rubia lo hacía porque no podía reprimirlo. El pequeño demonio se encogió de hombros y le contó que gatos no, pero algún búho si qué había cazado y desplumado.— Algún día preferirás las galletas, créeme.— En su mente simple y compleja a la vez, sólo veía un camino para todo: la paciencia, el amor y el perdón. Para ella no había nada que no pudiera ser curado con eso. Quizás Belcebú algún día comprendiera lo que era eso, como Assur, aunque tardasen ambos diez milenios más. Nunca daba a nadie por perdido. Muchos la llamaron loca, retrasada, o simple. Muchos se equivocaban con ella y tampoco le importó. Fuera lo que fuera lo que se avecinaba, velaría siempre por aquellos que amaba y por los inocentes, porque no podía ser de otro modo. No existía la oscuridad en su alma.

Se quedó mirando la escena con la boca abierta. Había muchas cosas que no comprendía, principalmente porque Joe siempre había sido muy sobreprotector con ella y la mantenía apartada de cualquier cosa negativa, salvo de sí mismo. Claro que cuando estaba con la pequeña, él siempre se comportaba, excepto la vez que Danerys se la llevó imprudentemente al circo y se armó una buena. Pero exceptuando aquel incidente, su padre adoptivo había sido siempre muy bueno en su presencia y era la primera vez que presenciaba nada semejante. Los orbes curiosos de la niña viajaron de uno a otro, intentando hilar pensamientos. Era demasiado pequeña y aquello escapaba a su entendimiento, aunque sí se había percatado de que Ferox no era de fiar, que la chiquilla rubia era mucho más fuerte de lo que pudiera aparentar y que la mujer que decía venir del futuro, hablaba muy deprisa y decía muchas cosas incongruentes.
 
Las féminas del grupo suscitaron el interés de Nihm, porque eran mujeres muy distintas a ella misma y a lo que había conocido alguna vez. La palabrería sin fin de Isadora le parecía divertida y Hania se le antojaba dulce, pero peligrosa. ¿Quién no sentiría atracción por semejante combinación?
 
Sus dedos se aferraron a la camisa de Joe, el cual seguía justo a su lado. La jovencita ladeó la cabeza, pero la vergüenza hizo que ocultara el rostro tras el fuerte brazo del Black que la resguardaba. Parpadeó despacio, con la mirada fija en la rubia hija de Assur. ¿Podría ser fuerte como esa chica algún día? ¿Podría cuidar de Joe como lo hacía él con ella? Muchas preguntas se agolpaban en su pequeña cabeza, pero ninguna obtendría una pronta respuesta.
 
La llegada de otro muchacho hizo que las aguas se calmaran y, aunque todos centraron entonces su atención en el tal Raziel, Nihm seguía sin quitarle ojo a la otra adolescente de la estancia.

A Whisper le caía bien el joven Lucien, pero si la muerte era lo que le esperaba por mandato de Ferox, ella misma llevaría a cabo la acción si así se lo ordenaba. Su fidelidad era rígida y extrema, un soldado como los que ya no existían desde hacía demasiado tiempo. Eso sí, ella había elegido a quien serle devota, nada tenía que ver con esclavitud y sumisión obligatoria. Su encuentro con el cainita podía haber sido algo fortuito, pero ella lo había convertido en un punto de inflexión en su vida, en su destino.

Cuando la puerta se abrió y apareció un nuevo invita, ella se alzó de su asiento y quedó de pie con los pies ligeramente separados, los hombros hacia atrás, la espalda erguida y el mentón alto. Igual que si el militar de más alto rango se propusiera pasar revisión a las armas o a la vestimenta que portaban sus soldados. Ella no hacía reverencias, tampoco besaba manos. Pero sus saludos eran corteses al mismo grado, aunque se podían considerar algo “estirados”. Se mantuvo en aquella posición hasta que Ferox le hizo un ínfimo gesto con dos dedos, algo que nadie más vio en la sala, únicamente ella y, de no haber estado alterado, Lucien también se hubiese percatado, conocedor ya de los signos con los que ese par se comunicaban. Fue entonces que relajó la postura, aunque sin sentarse de nuevo, no por el momento, no hasta que lo hicieran todos. El protocolo era muy importante para una servidora como Whisper y únicamente se lo saltaba cuando, infiltrada, debía cumplir una misión y adoptar un papel que no era el suyo.

Desde el portón observé la construcción de la mansión de mi hermano, las cosas no cambiaban en exceso, Assur siempre tan opulento necesitaba demostrar que estaba por encima del resto.
Ladeé la sonrisa divertido golpeando el portón con los nudillos, su servicio, cortes tomó el abrigo de la dama que me acompañaba y nos indico por donde debíamos pasar para llegar al gran salón donde todos estaban reunidos alrededor de una gran mesa maciza.
-Que grata sorpresa, todos los Black reunidos alrededor de una mesa, huele a ambiente de hogar -bromeé con un deje de picaresca en mi voz, los Black podíamos ser muchas cosas, pero el calor del hogar no abundaba en nosotros, aunque si la lealtad entre lso nuestros, quizás algo retorcida, pero lealtad a fin de cuentas.

Miré de soslayo a los dos jóvenes neófitos ¿que pintaban aquí ellos? ¿chiquillos? No acostumbrábamos a tener de eso.
-Que gusto verte Yared -dijo mi hermano Joe -bueno, realmente lo que nos da gusto es ver a tu exótica acompañante.
-Veo que no sabéis rodearos de belleza ninguno de vosotros, por contra...yo soy un tipo inteligente – deslicé mis dedos por la espalda desnuda de mi pequeña diosa recorriendo ese escote en v que terminaba en el culo -ve, diviértete -susurré antes de tomar asiento en la mesa. -¿y bien? ¿que me he perdido?

No tardaron en ponerme al corriente de todo, sin lugar a dudas la información era interesante y yo tenia respuesta para todo.
-Matemoslos a todos, una puga, eliminemos al consejo, matemos los suficientes como para que entiendan por donde vamos a pasarnos sus reglas. Sobre el hijo de Abel, eliminemosle, sobre la titan, eliminemosla, sobre la bonita demente, conviértela Joe y rodeate de belleza, es un consejo de hermano -apunté guiñándole un ojo y sobre ese que se hace llamar hermano...-esperemos a ver padre por donde respira, no queremos desatar su ira, todos conocemos a nuestro padre airado.

Uno de sus hermanos le había hecho llegar una misiva, en ella se le pedía que se presentara una noche concreta en la mansión de Assur Black para tratar ciertos asuntos de vital importancia. Sonrió al leer aquella palabra, como si la vida fuera algo relevante para ella. Había quemado la carta, porque justamente el día en que le llegó no le apetecía ir a ninguna parte y, menos aún, encontrarse con los díscolos hijos de su amado padre. Sin embargo, cuando al día en cuestión llegó, decidió que sí que iría, por mero capricho, por presumir como siempre lo hacía de su magnífica mascota o de lo guapa que estaba, siempre tan joven, hermosa e imponente. Tenía un aura brillante a la vez que oscura.  El orgullo teñía sus orbes y llenaba sus labios.
 
Seleccionó cuidadosamente el vestido que llevaría, uno negro con corpiño apretado que haría realzar sus pechos, mismos que ocultaría con una chaquetilla de media cintura y mangas largas, anchas, de puntilla. La falda era sencilla y hacía que pareciera que sus caderas eran tremendamente anchas, eso le hacía gracia. Pero al igual que se aseguró de estar magnífica, también eligió con meticulosidad el collar de cuero que llevaría su querido perro al final de la correa de gruesos eslabones de acero. Le dio un tirón para que se acercara, sin ordena alguna verbalizada y sonrió al tenerle cerca con sus alientos chocando. -Mi pequeño Urukh...- Lamió los labios ajenos, sintiendo el cosquilleo de su cerrada baba al rozar los propios. -Nos vamos.- Atajó, separándose de inmediato y caminando en dirección al carruaje que les acercaría a la ciudad.
 
Una vez frente a la mansión, ambos se apearon del vehículo, primero lo hizo el licántropo que tomando a su dueña de la mano, la ayudó a bajar del carro. -Me encanta llegar tarde, así todos se giran siempre a mirarme.- Sujetó con la mano libre el bajo de su vestido y apremió al animal a llamar a la puerta, donde fueron recibidos por el servicio. No portaban abrigos, así que no entregaron nada y simplemente fueron guiados al salón donde ya todos llevaban un rato reunidos. -Buenas noches, estimada familia.- Observó a los presentes, sonriendo hasta mostrar los dientes, blancos como perlas. -Y gente que no conozco. ¿O son la cena?- Inquirió, mirando al resto de Blacks allí apostados, mientras se acercaba a sentarse en una butaca sin soltar la correa de su adorada mascota. -¿Qué me he perdido?-

Assur la protegería de cualquier peligro, aunque ese peligro fuera otro Black, si de algo podía estar absolutamente segura era de eso. Tan cierto como que ya no necesitaba el aire para vivir, era que Assur la quería a su modo, compartían una conexión profunda que les unía más allá de toda comprensión.

Joe expuso al resto que era era la "hija" de Héctor, el líder del Consejo y de pronto todas las miradas se fijaron en la joven rubia que prefería estar detrás de Assur y que nadie la mirase. Entonces Yared dijo que mejor si la mataban, un problema menos. Claro que al parecer quería aniquilar a cualquiera, quizás era uno de esos locos psicópatas con ansia de sangre gratuita. La pequeña Nihm también la miraba curiosa y la humana algo perpleja. Entonces entró la última Black en discordia portando un licántropo atado con una correa. Ella era amiga de Uryan y Esthia, la propia Phoebe era una loba y no podía concebir en su cabeza que alguien los portase así, anillados como bestias. Negó con la cabeza, apretó los dedos entorno a la chaqueta de Assur, arrugándola un poco por el gesto y se decidió a hablar.

— No sé por qué queréis hacer esto. La guerra sólo trae muerte, la sangre sólo llama a la sangre...¿cuántos niños perderán a sus padres en esta guerra? Es cierto, Héctor es mi antepasado, su sangre de titán corre por mis venas pero...yo no quiero nada de esto. Sólo quiero... vivir en paz.— Miró a Assur compungida.— Será mejor que yo no sepa nada, él puede leer mi mente sin ni siquiera hacer esfuerzo y no quiero que te pase nada malo...ni a él...yo...creo que debería irme.

Se abrazó a Assur cerrando los ojos con fuerza, era mejor así, porque si hablaban de los pormenores de esa guerra delante de Hania, Héctor podría saberlos y ella no quería tomar partido por ninguno. Evidentemente no quería ver sangre humana inocente vertida en las calles, pero tampoco quería traicionar a Assur, así que la mejor opción sería retirarse a su guarida, el Orfanato, y dejar que las cosas sucedieran por sí solas. Además, el comentario de Yared la había asustado, porque era capaz de atentar contra cualquiera, los Black eran así y no quería causarle más problemas a Assur.

En pie frente a mi dueña contemplaba su reflejo devuelto por el espejo, aquella noche se había vestido especialmente sexy, seguramente porque quería que sus díscolos hermanos la vieran imponente.
No necesitaba demasiado para conseguir eso, su aura era abrumadora así como su poder. Se colocó el ultimo de los pendientes de oro blanco que colgaba ligeramente por encima de su hombro y caminó decidida hacia mi con aquella cadena de eslabones que enganchó a la anilla de mi collar.
Guardé silencio con mi mirada fija en cada unos de sus movimientos hasta que de un tirón me hizo andar, mi boca chocó con la suya un instante efímero que le permitió lamer mis labios para dejarme claro que era suyo.

Caminé tras ella atento a que ningún ataque pudiera acontecer, era su perro fiel, aquel que la protegía, incluso a veces de si misma.
Bajé la cabeza cuando ascendió al carro tomando mi mano con la diestra y los bajos de su vestido con la siniestra y una vez se acomodó tiró de mi para que la siguiera.

No tardamos demasiado en llegar frente a una mansión imponente, donde por las auras de los reunidos allí presentes se me antojó el lugar mas peligroso del mundo.
Una vez los sirvientes nos guiaron al gran salón pude ver la cantidad de vampiros congregados, aquel concilio parecía importante y como no mi dueña había llegado a tiempo para convertirse en el centro de atención de todos sus hermanos.
Podía ver cierta lascivia en las miradas aunque no hubieron comentarios al respecto solo un incomodo silencio de unos y otros, a fin de cuentas y por lo que sabía por las venas de mi dueña no corría la misma sangre que por la de los hermanos allí presentes.

Mis ámbar se centraron en la única humana de la sala ¿que hacía allí una mujer como ella?
Victtoria odiaba fijara mi atención en nada que no fuera su persona, así que me pegó un buen tirón que logro le devolviera la mirada aunque con un tinte algo ámbar.
Me coloqué tras su silla en pie, con la cabeza gacha y sin volver a mirar a aquella humana, conocía los castigos que la Black era capaz de infundir en mi.

La ultima en llegar como no, fue Victtoria, siempre dispuesta a hacerse de notar. Todos la recorrimos de arriba a bajo con la mirada, tan antigua casi como nosotros era la única Black que no compartía con nosotros un parentesco de hermandad.
En nuestros ojos un tinte rojizo se presentó, era una obviedad que su poder nos excitaba, así como cada curva de su cuerpo. La relación de cada uno de nosotros con ella había pasado por distintos momentos y ella era consciente de eso, muy capaz de utilizarnos a voluntad.
-Bienvenida “hermana” -dije cuando esta tomó asiento en la mesa pidiendo que la pusiéramos al día.

No tardé en de nuevo repetir todo lo acontecido que no era poco cuando Hania que seguía aferrada a mi me hablo con sinceridad pidiéndome salir de esa reunión, no quería traicionarme y Hector era capaz de leer sus recuerdos.
-Espero vea cuando dormíamos juntos, no lo he olvidado -atajé con un deje algo engreído.
Asentí con la cabeza, entendía sus palabras, ella era ajena a todo esto ,odiaba la guerra y el caos y sabia que no estaba de acuerdo con nada de esto.
Sus creencias se asemejaban mas a las de Hector que a las miás, y aun así era lo suficiente sensata como para no decantarse por ninguno.

Besé su frente dedicándole una sincera sonrisa mientras apartaba su dorado cabello.
-Una vez te dije que siempre serias para mi una Black, es por eso por lo que estas aquí, pero entiendo que también eres una tiran, así que..hasta que volvamos a vernos.

Una doncella se encargó de acompañarla a la puerta, el cochero la llevaría hasta el orfanato sin que corriera ningún tipo de peligro yo no podía abandonar la reunión, pero Hania si me necesitaba siempre me tendría a su lado.

Entró la estrella invitada, la Beyoncé del 1800, o quizás más bien la Katy Perry porque era caucásica y de pelo oscuro, casi le pareció escuchar los aplausos y los supiros al verla entrar con esa aura divina y una puesta en escena que ni los MTV Awards, un hombre apuesto con una cadena y el modelazo de alta costura imponente, sólo le faltaban los fuegos artificiales y una sintonía de cabecera, y quizás alguien presentándola como Madonna o algun pez gordo de la industria.

Desde ese mismo momento se declaró fan de la que Assur llamó "hermana", siempre le había fascinado el poder de idiotizar a la gente y la vampira lo lograba sólo por existir, tenía huevos la cosa. Tomó nota mental que mejor menos rizos y más tíos buenos con cadena, eso subía el glamour mil puntos, se lo diría a Joe a ver si le parecía bien que se hiciese con una mascota. Aunque ahora que lo pensaba...¿tendría que acompañarla al baño? la vampira no necesitaba hacer sus cosas, estaba muerta y dudaba que tuvieran "momento all bran". Puaj, entonces no.

Desvió los ojos hacia la pequeña Nihm, la otra humana de la sala y cuando todos empezaron a hablar entre ellos se escabulló hasta la niña y le susurró.

— Tengo hambre. ¿Me acompañas? estos de aquí dudo que coman algo más, y si lo hacen, será a mi costa y no tengo ganas de desangrarme.

Se llevó a la niña a las cocinas, no sin antes perderse dos veces en la inmensa mansión, y allí pidió al personal que le sacarn los ingredientes que necesitaban.

— esto, pequeña amiga, es mejor que las chuminadas que me han servido en los salones esto pijos a los que me lleva Joe. Se llama Big Mac.— sacó carne de ternera y cerdo, grasa y especias y lo mezclaron todo en un bol, arremangándose y metiendo las manos allí dentro. Como no había pan de hamburguesa en el 1800 recortó unas hogazas entre risas, porque le dio el cuchillo a Nihm, y esta le hizo el destrozo del siglo, pero no importaba, la cosa era cenar algo bien. Lo tostaron y espolvorearon sésamo por encima, que Isa acabó pegando a la corteza de pan con un poco de manteca. Le puso lechuga, tomate y queso fundido, rodajas de cebolla morada y pepinillos en vinagre.

— ¿no existe el ketchup? ¿pero en qué infierno vivís? eso no es posible!! vale, haremos salsa barbacoa.— juntó el tomate con vinagre, azúcar y varias cosas más hasta obtener una salsa espesa y marrón de potente sabor y finalmente le plantó a Nihm, que iba tan manchada como ella, un plato con una hamburguesa enorme de dos pisos. Cogió la suya entre las manos y la mordió, haciendo que chorrease la salsa barbacoa y estallando en carcajadas. Se habían puesto finas y la cocina parecía una batalla campal, pero Nihm Black había sido la primera victoriana en comerse una hamburguesa. La cara de Isadora estaba manchada de salsa alrededor de la boca, pareciendo un vampiro, y entre risas le dijo.

— ¡Mira! ya soy una Black! y voy a desangrarte... grooooaaarrggg jajajajaja

Al parecer, la chica que venía del futuro se había percatado de la mirada de la pequeña Nihm, claro que con la intensidad con la que la observaba, lo raro hubiese sido que no se diera ni cuenta. La joven se acercó a la niña y le dijo de ir la dos a por algo de comida a la cocina. La chiquilla miró un momento a su padre, pero antes de que éste pudiera decir nada, la tal Isadora tiraba de ella y se la llevaba a otra estancia. Les costó un par de minutos dar con la cocina, pues antes abrieron un armario, una especie de estudio y un escobero. -Esta casa es más grande aún que la nuestra…- Comentó con cierta fascinación, una vez ya se habían adentrado allí donde se preparaban los manjares. Aunque le extrañaba, ¿para qué necesitaba una cocina? Assur no vivía con humanos como Joe, así que tener un lugar en el que preparar comida, ¿no era desaprovechar el espacio? La pequeña se rascó la oreja derecha, meditando sobre ello.
 
No fue hasta que la futurista hizo referencia a Joe que le prestó atención de nuevo, frunciendo el ceño. -¿Qué son chumichadas?- Aquella mujer utilizaba un vocabulario muy extraño y Nihm estaba muy desconcertada con todo lo que le decía y hacía, más aún cuando hablaba y actuaba a la vez. Observó la mezcla de cosas sin entender muy bien lo que pretendía. Mientras, la que se suponía sabía lo que estaba haciendo, hundía los dedos en la carne con especias, la chiquilla cogía el cuchillo, por indicación de la mayor, e intentaba cortar el pan. Era la primera vez en su vida que cogía uno tan grande y afilado, así que fue un milagro que en vez de destrozar el pan no hiciera lo propio con su mano. Al ver el resultado, Isadora cogió el utensilio y terminó la faena. -Nunca había cocinado antes…- Comentó con una sonrisa, como si ella hubiera hecho algo más que mirar y convertir la gran hogaza en migas mal cortadas.
 
El resto del cocinado se quedó mirando de pie junto a la chica, observando como se manchaba hasta los codos y enguarraba la encimera cosa mala. Se sentaron luego a la mesa que había y se miró aquello llamado hamburguesa. Olía muy bien, pero su aspecto era muy extraño. -¿De verdad se puede comer?- Preguntó, acercándose a rozar el pan con la nariz, donde se le quedaron adheridas dos semillas de sésamo. Sus oscuros orbes se encontraron con una mujer del futuro metiéndose todo aquello en la boca de manera bruta y burda. Parpadeó, sorprendida. ¿No se le desencajaba la mandíbula? Movió un poco la nariz, notando que algo le hacía cosquillas, igual que un pequeño conejo, y cayeron las dos diminutas semillas.
 
Se echó a reír con la tontería que hizo al mancharse toda la cara con aquella salsa de tomate, cubriéndose con las manos la cara. -¡No me desangres, por favor!- Bromeó, aún riéndose. Cuando se le pasó el ataque de risa, transcurridos unos segundos largos, cogió tenedor y cuchillo, porque ella tenía modales, no como su compañera, aunque no se lo diría, y con cierta dificultad cortó un trozo de aquel invento para probarlo. Aún así era grande y le costó varios mordiscos poder tomarse la tranquilidad de saborearlo. Se fue lamiendo, asomando de vez en cuando la punta de la lengua por entre los labios. Hasta que no tragó, no dijo nada, de nuevo siendo educada. -Está muy rico este Big Man.- Así era como ella había entendido que se llamaba, porque sabía inglés y eso le parecía que tenía lógica, no como lo de “Mac”.

La reunión se tornaba cada vez mas interesante, padre se hubiera sentido orgulloso de encontrarse allí a sus hijos depredadores dispuestos a despertar sobre la tierra el apocalipsis. Kane era difícil de contentar, como una veleta siempre encontraba nuevas “diversión” en esta vida que paladear, al parecer su ultimo juguete había sido el pequeño Raziel que ahora regentando su local se sentía especial, no pude evitar ladear la sonrisa con un deje sarcástico, padre era experto en dar y quitar, nosotros lo sabíamos bien.

La titan puso pies en polvorosa, según ella por nobles intenciones, francamente su aura era limpia como ninguna otra, así que era muy posible que fuera tan necia como para vender a su propio padre en bandeja, esta información seria valiosa para Hector y sin embargo prefería irse para que se mantuviera el secreto.

Viejo zorro, mis ojos se centraron en los de Assur ¿sería una prueba para ver si podía o no confiar en ella?
Estudié a los presentes, para Assur esa niña parecía importante, lo suficiente como para enfrentar a su propia sangre, para Joe, la pequeña niña a la que no quitaba el ojo de encima, ambos aparentaban flaquear en debilidades y eso los hacía vulnerables ante el consejo.
-Nos enfrentamos a vampiros antiguos, si bien es cierto no son los primigenios necesitaremos apoyos, y sobre todo cubrir bien nuestras espaldas.
Se que el consejo no tocara a la rubita, por lo obvio, es hija también de Hector, pero y ella -señalé a la niña de pelo blando que de la mano de la mascota futurista de Joe salia de la estancia -no podemos pillarnos los dedos, no me mal interpretéis, la mataría yo mismo para evitar debilidades...

Joe se puso en pie, sus ojos supuraban fuego, de un salto cruzo la distancia que nos separaba sorteando la mesa y me tomó por la pechera sin dejarme terminar la frase. Mi soldado se alzó como una autómata, mas mi diestra le pidió calma mientras ladeaba la sonrisa -ves, a esto me refiero, por mi parte le arrancaría el corazón, no lo haré, pero no todos son tan benevolentes como yo -apunté con un deje de diversión.

Assur colocó su diestra en el hombro de Joe para que las cosas se calmaran.
-No habrá muertes hoy, Nym es de la familia, Joe la convertirá llegado el momento, no es un soldado prescindible -añadió mirando a mi Ghould, la protegeremos, si no podemos cuidar de los nuestros ¿que sentido tiene esto? -preguntó Assur mientras Joe se relajaba al escuchar sus palabras.

Fruncí el ceño al percatarme que con todo el revuelo Nym no estaba a mi lado, mis ojos rojos como brasas se pasearon por toda la estancia, rugí airado poniéndome en pie, mas ninguno de mis hermanos me contuvo al saber que había localizado aquella pequeña aura que me pertenecía. Como un perro de presa caminé hasta la cocina abrí las puertas de un manotazo con mis colmillos crecidos manchando de ponzoña mi lengua.
Ambas dieron un respingo, Nym me conocía, sabía que tenía prohibido alejarse de mi sin permiso, me había desobedecido y pude ver su rostro compungido bajando los ojos hasta el pan de ese bocadillo.

Mis pasos retumbaron en aquel lugar por le que parecía haber pasado y un tornado hasta quedar de frente a la humana que con cara de no entender el problema sentada devorando aquello que había cocinado y con los labios teñidos de tomate me miraba.
Abrió su bocaza posiblemente con intención de ofrecerme al parecer un poco de esa mierda, peor mi diestra atrapó su cuello y la levanté del asiento como si solo fuera una muñeca de trapo viejo.
-Nunca te llevaras a Nym sin mi permiso -atajé a explicarle entre gruñidos mientras orillaba su rostro al mio.

Sus uñas se hundieron en mi piel tratando de zafarse de aquel agarré movía las piernas sintiendo que se quedaba sin aire.
-Nunca volverás a llevarte a mi hija ¿queda claro? -pregunté rozando mi nariz con la suya hasta que de un tirón la devolví a su silla.
-Y por cierto, nunca volverás a ver a ese tal Monty o le matare ¿queda claro?

Me di la vuelta como el dios que era, porque su vida me pertenecía y su voluntad, ella era miá.
-¿Volvemos Nym? -pregunté estirando la mano espernaod que esta fuera agarrada por mi hija de inmediato.

Ferox, tan directo como siempre y sin filtro alguno, dio abiertamente su opinión a los presentes sin que ninguno de ellos se la hubiera pedido. Él tenía claro que los Black eran lo más importante y que todo lo demás era completamente prescindible, incluida Whisper, algo que ella ya tenía asumido.
 
Joe saltó y se abalanzó sobre su hermano a lo que la soldado se levantó de inmediato, llevando la diestra a sujetar una daga oculta de plata que llevaba bajo la tela del pantalón y a la que accedía a través de un bolsillo secreto que se ocultaba con un cierre especial. Su jefe la vio reaccionar y detuvo sus acciones a lo que ella obedeció de inmediato. Hubiese rechistado, pero estaba entrenada para nunca mostrarse en desacuerdo con su amo. Se sentó de nuevo como, acatando el mandato. Antes de que nada ocurriera, el agresor se percató de la ausencia de su pequeña rata de laboratorio y fue a por ella dando grandes y pesadas zancadas.
 
Al otro lado de la puerta, una compungida Nihm observaba a su padre con una hamburguesa a medio comer y tanto las manos como la cara todas manchadas. Vio como Joe perdía los estribos y agarraba a la mujer del futuro con toda la intención de matarla. Había sido testigo con anterioridad a la brusquedad de la que podía hacer gala aquel hombre y también de que si detenía el fuego que le ardía en los ojos y en las entrañas, era precisamente porque la niña estaba presente.
 
Observó aquella mano y de inmediato asintió, limpiándose a toda prisa con un trapo antes de atraparla y ponerse junto al vampiro. Observó a la mujer tocándose el cuello y tosiendo, a lo que la chiquilla, con un trémulo hilo de voz, se disculpó. -Lo siento… ha sido culpa mía.- Se mordió el labio inferior, apartando la vista de Isadora y se aferró con la mano libre a la manga de la camisa de su padre. -No volveré a separarme, papá…- Estaba arrepentida porque con su decisión de acceder al entusiasmo y la curiosidad que sentía, había puesto en peligro una vida.

La reacción del vampiro fue tremendamente desproporcionada, los había visto pelearse como perros rabiosos por un hueso pero hasta que no notó el agarre sobre su tráquea no imaginaba la fuerza que tendría. De forma instintiva se revolvió, pateó y tratóa de sacarle los ojos, pero era una criatura milenaria y se sabía todos los trucos sucios, así que cuando estaba a punto de desfallecer por la falta de oxígeno se encontró con su rostro pegado amenazándola con matarla si se llevaba a la niña otra vez o si volvía a verse con ese extraño.

La soltó y no pudo hacer otra cosa que no fuera toser y boquear como si fuera un pez sacado del acuario. Luchó por recuperar el oxígeno que le hacía falta para no marearse y caer inconsciente, mientras la niña le daba explicaciones, pobre angelito. Eso le hizo hervir la sangre. Con voz ronca le escupió las palabras.

— No ha sido su culpa, yo la he buscado para venir hasta aquí... y tú eres un puto gañán psicótico. En el siglo XXI a los que tienen complejo de polla pequeña como tú los meten en la cárcel por ponerle la mano encima a una mujer porque no se aguantan ni a si mismos. ¿Quieres matarme y salir a ese comedor con mi cabeza entre las manos? venga!! vamos allá!! que valiente eres con tus superpoderes...— por si las moscas en la mano portaba el cuchillo con el que Nihm había cortado el pan. No sabía si le había jodido más que le hablase así a la niña que culpa tenía de nada en absoluto, o de su necesidad de imponer un no se qué innecesario. Además ella haría lo que le viniese en gana, como si quería desaparecer del mapa, no había cruzado el tiempo escapando de un penal de máxima seguridad, para ser ahora la reclusa de un vampiro.— ¡No soy tuya y no vas a darme órdenes.!— exclamó en un tono bastante enfadado.— normal que sólo pueda vivir contigo una pobre niña, eres un capullo malcriado!!! .—Se limpió con la manga las manchas de salsa de la boca y se encaminó hacia el pasillo.

Isa no era precisamente una mujer sumisa, al parecer en ese futuro del que hablaba no solo los vampiros eramos unos parias si no que las mujeres se gastaban una lengua afilada y no lo disimulaban.
¿Donde había llegado la humanidad? Aun les darían derecho a votar? Seguramente pocos eran los hombres con huevos para arrastrarlas de los pelos al lecho y demostrarles porque durante milenios habían quedado reducidas a parir y tener hijos, pero bueno, mi función no era darle lecciones de vid,a aunque las necesitaba sin ninguna duda si no usarla para cambiar ese sino y Monty complicaba mis planes.
Ella aun no lo sabía peor obedecería le gustara o no, lo haría porque en este tiempo los hombres teníamos potestad sobre las mujeres y ella era mi pobre sobrina algo demente por la que estaba francamente preocupado. Seguro que cualquier medico firmaría un ingreso para el manicomio, quizás tras unos días en el viera mas claro lo sumamente placentera que era la convivencia conmigo.

Pasé por su lado con Nym de mi mano, no pude evitar ladear la sonrisa cuando me atravesó con sus pardos.
-Te veo muy...nerviosa, quizás pueda ayudarte después a darte un baño relajante, no queremos que mi pobre sobrina recaiga en las andadas de su particular demencia ¿verdad?
Podría explicarle que alejar a Nym de mi lado en aquella casa era peligroso, que habían demasiados lobos dispuestos a aniquilar mis debilidades, pero eso hubiera implicado justificarme, y los Black no pedíamos perdón, no nos justificábamos y jamas nos rendíamos, así que...debería comprender que enfrentaba a un monstruo y no a uno de sus estúpidos amigos.

El resto de la reunión fue mas calma, los primeros pasos a dar estaban claros, no habría respuesta afirmativa a sus estúpidas reglas, la decisión que se tomó fue arrancar la cabeza a uno de los del consejo y colgarla en su sede de una pica, esperábamos que les recordara otros tiempos en los que a aquellos que no comulgaban con nosotros quedaban empalados como frontera de nuestras casas.
Bebimos, fumamos, nos reímos, recordamos otros tiempos y antes del amanecer decidimos regresar a nuestras casas.

Si padre alzara la cabeza y viera de frente en el tipo de monstruos que se habían convertido sus hijos le daría el primer infarto a corazón inerte. Negué con la cabeza mientras degustaba la copa de bourbon, al menos aun Assur mantenía el buen gusto por la bebida, no podía decir lo mismo de por las mujeres, una lastima, peor no tenía porque llover a gusto de todos.

Dediqué una lasciva sonrisa a mi pequeña diosa, nuestra relación era tan clara como la de la simbiosis que nos mantenía juntos, nada de “amor” y esas absurdidades que solo debilitan ¿no habían aprendido nada a lo largo de los milenios y de las enseñanzas de padre como para saber que eramos dioses y los dioses toman, dan a veces peor nunca suplican.

Assur protegía a una titan cuando en mi opinión debería despellejarla y mandársela a Hector en una caja, Joe ahora era un alma caritativa que recogía niñas en hospitales para salvar sus absurda e innecesarias vidas. Ferox traía consigo a uno que podía matarnos a todos ¿no hubiera bastado con traernos su corazón y ofrecérnoslo de regalo? Y si eso no era ya suficiente tenía que aguantar a mi “hermana” con sus aires de “soy la preferida de padre” y al nuevo neófito que no mataban porque temían la ira de Cain, lo único sensato dicho allí.
-Perfecto hermanos, podemos colgar cabezas de picas y montar también una guardería, vamos a necesitarla para meter a todos aquellos que deseamos proteger porque ahora en vez de Black, nos apellidamos Whitte.

Alcé la copa hasta apurarla, la reunión había terminado, así que extendí mi mano para que la serpiente la tomara.
-Tenemos que volver a reunirnos, siempre es grato saberme el único que mantiene su esencia -ladeé la sonrisa afilada - ¿cuando te casas hermano? Por no traerte bombones, veo que tu vida es tan dulce últimamente que no quiero mueras de sobredosis de azúcar.

La reunión había sido muy breve para ellos, llegaron tarde y se iban los primeros. Con Yared las cosas solían ser así, él era un Black al que le gustaba demostrar que la opinión de los demás le importaba menos que nada y hacía y deshacía a su antojo sin prestar atención a las consecuencias de sus actos. Ambos se parecían en eso, eran dioses, a su manera, y nadie les tosía siquiera. Ellos dos tenían reglas muy estrictas, reglas que jamás tuvieron que mencionar ni escribir, porque se comprendían. Eran demasiado similares como para no entender lo que el otro quería, así que se respetaban y jamás contradecían al otro. Los pensamientos de cada cuál eran libres, pero se gobernaban a sí mismos y el compañero no podía negarlo, ni lo haría.
 
La serpiente se levantó de su asiento, reposando la mano suavemente sobre la de su pareja. A ojos de los mortales podían parecer un par de enamorados por cómo se comían con los ojos y se recorrían con las manos, sin embargo, no había amor en aquella relación porque ninguno de los dos sabía lo que aquella palabra significaba. Para ellos no eran más que cuatro letras mal puestas. Lo relevante era la compenetración, el disfrutarse mutuamente, el apoyo incondicional que se mostraban cuando debían afrontar algún contratiempo. La eternidad era efímera desde el punto de vista de la inmortalidad y mientras su simbiosis fuera efectiva, la pasarían juntos. Mas si debían partir caminos, lo harían sin remordimientos. La atracción era más que evidente y ninguno se negaba a ella, al contrario, se dejaban llevar en cualquier parte sin pensar en si podrían incomodar a alguien. La falta de vergüenza y la necesidad sexual de la súcubo eran grandes ingredientes que convertían a ese par en dos animales salvajes.
 
-Ha sido un placer volver a veros.- Comentó con su semblante serio, mirando a los hermanos de Yared y luego echó un vistazo a las mortales, dejando que su segundo par de párpados, que se cerraban y abrían lateralmente como una membrana grisácea, las encontrara desprevenidas y dejara algo confusas. Sonrió, dejando asomar su lengua bífida por entre los dientes y juntos se marcharon, dejando al resto de la familia atrás.