Brothers and Countess [Cinder Grimm]

por **Charles Moncrieff** Lun Jul 02, 2018 10:54 am

A últimas fechas las citas con Cinder son para resolver negocios, la terquedad y la mentalidad del inglés impiden a diestra y siniestra que ella pueda acercarse de otra manera que no sea la comercial, la laboral subordinada. Cada que intenta algo con el León de Devonshire, se aleja o bien, cambia la conversación. En cada encuentro, el inglés tiene ese aroma a esa mujer, mismo que cada vez se vuelve más continuo en la ropas del Moncrieff sin que parezca que se ubique en lugares más íntimos. Se nota que está yendo a verla ¿Sería por eso que la mantiene tan alejada de sí? Si bien su boca tiene cierto olor a ésta, no es suficiente para que ella pueda pensar que tiene una relación romántica con la otra. Quizá algún beso de saludo sea el causante de ese olor.

Ese día, un mensajero le trae una carta de Cinder, la toma teniendo la prudencia de leerla antes que nada. Al saber su contenido, se dirige al escritorio para anotar la respuesta que es enviada con el mismo hombre. Sigue sus ocupaciones pensativo por lo que dicha misiva le informó. Hay pistas de uno de sus hermanos. Si fuera por él, se habría ido en ese mismo momento, más su sentido de la responsabilidad es mayor. Termina sus ocupaciones sin siquiera almorzar para acortar tiempos. En cuanto está disponible, utiliza a su percherón favorito "Lucky", para acortar la distancia con esos tremendos pasos y la celeridad propia del corcel que está acostumbrado a devorar el piso con las enormes zancadas que da.

Verlo, es todo un espectáculo. Bestia y hombre se combinan para hacer de la equitación un deporte de estilo y elegancia. Ambos se funden haciendo un solo ser hasta que la mansión Moncrieff aparece a sus ojos. Ni siquiera bajan la velocidad cuando enfilan hacia las caballerizas, el potente relincho puede oírse en varias de las habitaciones anunciando la llegada de tan brioso animal que apenas entra a la zona exclusiva de los caballos, mira con condescendencia a todos aquéllos que se acercan a admirarle dando coces de impaciencia. Charles lo desmonta, le da golpes en el lomo y sonríe - vamos, te llevaré a donde puedas estirar las patas - le conduce hacia el terreno cuyas vallas evitarán que escape, le suelta quitando todo artilugio que le aprese para palmear las ancas. Eso es suficiente para que el percherón se levante en sus cuartos traseros para avanzar a toda velocidad hacia el fondo del lugar y dar una vuelta para seguir corriendo feliz y excitado.

Tanto como su dueño quien le observa durante unos instantes para enfilar a la mansión, entrando por la puerta trasera buscando a Cinder. Al encontrarla, le deposita un beso sobre el dorso de la mano - listo, perdonarás la tardanza, hice todo lo que pude para quitarme de encima los asuntos y tener tiempo para ti. Dime, ¿Qué pasó? - se acerca a la mesa para tomar la botella de vino y servir una copa bebiendo un buen trago por el mismo trayecto y también, por el nerviosismo que le embarga. Espera paciente, al menos eso aparenta, porque la levita está tensa en varios lugares donde su musculatura pareciera a punto de romper las costuras.

por **Cinder Grimm** Lun Jul 02, 2018 5:52 pm

Las siguientes veces que había visto a Charles todo era negocios y más negocios, sin descando y cuando ella había intentado ir por otro lado no había funcionado, y seguía dando largas a sus palabras, pero la licántropa se cargaba de paciencia, no replicaba, ni siquiera cuando notaba ese aroma de la femina en él, lo único que hacía era una mueca cuando el no miraba, pero nada más allá de eso, la cosa estaba así y dejaba que él fuera quien decidiese y estimase cuando dar coba, ya que cuando le daban largas la autoestima algo le tambaleaba, más poco tiempo quedaba para pensar en ello, ya que tenía muchos papeles, las cosas estaban controladas a la perfección, no volvió a haber ni el más minimo error, y algunos de los inversores cada vez venían en grupo daba buena salida a las apuestas, hacíendo que la emoción y la adrenalina les obligara a querer repetir e invertir más dinero en este sadico hobby donde se cazaban humanos y sobrenaturales por igual.
Cinder escribía en su libreta las sugerencias, y otros detalles que podían hacer la cosa más lucrativa y asegurarse de que nadie nunca se fueran de la lengua, cuando no debíeran, pero un cliente contento era un cliente bien callado, al menos si quería seguir disfrutando de esta caza.

De hecho el día de antes cuando los socios pasaron el listado de lo que los inversores querían cazar, ella acompaño a hacerse con los especimenes, dos humanos, un cambiante y un vampiro. Asi que ayudó a los hombres con la caza, el cambiante dio muchos problemas, sobre todo cuando se convirtió en oso, y de no ser por los reflejos de Cinder uno de los hombres estubo a punto de acabar con las tripas por los suelos de no ser por que Cinder le apartó a tiempo antes de conseguir reducir al oso y conseguir que volviera a su forma humana. Más el problema de verdad le dió el vampiro, era un pobre desgraciado que llevaba al parecer tiempo alimentandose de prostitutas y matando a sus presas sabiendo que nadie las hecharía de manos, más esa caza fue de lo más excitante, el vampiro sin duda era feroz, y tuvo que tirar de sus dones licántropos para conseguir reducir al vampiro.

Más en un momento de esa pelea el vampiro se movió rapido dandole un doloroso mordisco a la loba, y ella aunque estalló en ganas de devolverselo el inversor lo quería entero, asi que tuvo que noquearlo a golpes, antes de que se lo llevaran los hombres, sin duda los mordiscos de los vampiros era peligrosos para los licántropos y viceversa, la loba no se quejó, se tapó la herda y continuó con los que haceres, para cuando acabó siguió con los pedidos extra de rastreo, para cuando todo estubo bien ordenado mandó la carta informando al duque, quizá saber algo le alegraría el día.

Aprovechó el momento del mensajero y que todo estaba al día para sentarse, servirse una copa, y tocarse la zona de la mordida vampirica, la jodida dolía horrores, pero puede curarlo, aunque más lentamente, la herida es agravante, pero con no meterse en lios y comportarse como una doncella sería suficiente para darle unas horas mas para recomponer, aunque a la joven se la veía pálida, algo destemplada, pero no por eso era razón para dar signos de debilidad o quejarse, puede seguir trabajando.

Se levanta cuando escucha a Charles entrar y se inclina de manera leve debido al dolor de la mordida. -No te preocupes, asi tuve tiempo para terminar de ordenar las cosas.- Comenta de manera tranquila, le observa, él aparenta tranquilidad, pero sabe bién que no lo está, le puede el ansia. La licántropa se sienta haciendo una leve mueca de dolor y se cruza de piernas. -Bien, creo que es hora de que te ponga un poco al día de mis avances respecto a lo que me mando.- Comenta dando un sorbo a su copa mientras clava sus oscuros ojos en los aceros ajenos. -he catado el aroma de él en París, todavía no he encontrado el punto exacto pero es cuestión de tiempo, al menos se en que zona ha estado con realativa frecuencia, estoy cerca....pensé que deberias saberlo.- Comenta de manera suave, mientras observa al inglés, esperando ver la reacción del duque.

por **Charles Moncrieff** Miér Jul 04, 2018 11:36 am

Da un trago más al licor mirando a su socia, va hacia el escritorio para sacar la caja de habanos, cortar la punta de uno y encenderlo con paciencia hasta que escucha lo que tiene que decir. Se acerca al ventanal exhalando una bocanada de humo en tanto su mente analiza datos en total silencio - entiendo, si me dices la zona puedo darme una vuelta, quizá pueda reconocerlo o preguntar por él - ansía saber de él, qué está haciendo, cómo lo lleva. Si sabe algo de Annabeth - ¿De mi hermana nada? - se nota que le tiembla la mano cuando pregunta. Está bien que la compañía de Arden le dé el alivio, que sienta que está haciendo algo productivo por alguien y aún así, no es suficiente.

Su hermana es el ser más puro que jamás vio en la vida, tiene que encontrarla. Da otra bocanada demostrando su ansiedad que palía con el habano, aspira profundo encendiendo la punta al máximo antes de retener el humo - ¿Alguna otra novedad? - indaga en tanto va soltando la gris sustancia antes de voltear a mirarla. Sólo es un instante antes de dirigirse a su escritorio para buscar entre los cajones tomando papel y tinta para escribir varias notas y cartas. Su tiempo lo utilizará en ello, poco es lo que tiene que perder y suficiente hizo con venir acá. Se queda recordando qué tanto tiene que ordenar separando todo de forma prolija.

Algo le aparece en la mente - ¿Qué sabemos de Westerna? ¿Alguna novedad? Ha estado enviando bastantes obsequios de forma tal que tuve que retribuirlos porque así, me evito el deber demasiado. Que se note que no soy un sujeto fácil de convencer - apoya la espalda en la silla jugueteando con el habano antes de dar otra calada - sé que el negocio está fluyendo, buen trabajo - toma la copa para dar un buen trago dejándola casi sin líquido. Se pone de pie para servir más en tanto su mente sigue ocupada, así está todo el tiempo, callado, meditabundo. Como si nada pudiera alterar el orden que tiene en su psique. Ella puede apreciar cómo sus manos de vez en cuando parecen erráticas denotando que a pesar de su apariencia, está nervioso.

por **Cinder Grimm** Jue Jul 05, 2018 4:21 pm

Notaba el nerviosismo de Charles, su aroma se lo decía, su comportamiento corporal se lo decía aunque su tono aparentemente es tranquilo, pero los sentidos de la loba no se pueden engañar con una voz imponente o calmada, asi no funciona para Cinder, la joven se tomó la libertad de acercarse un poco. -Deberías dejarme eso a mí, los bajos fondos no son un lugar para un Duque, y yo tengo más contactos.- Dijo la licántropa mientras se mantenía pensativa, tenía que hacer un rastro mas exhaustivo para investigar cualquier cosa que pudiera llegar a sus oidos, cualquier rumor, lo cierto es que el apellido Moncrieff no sonaba por los bajos fondos, y Cinder sabía lo importante que era para él la impecable apariencia, si se mueve por ahí seguramente llegarían rumores que Cinder bien sabía que Charles no deseaba, más notó como la ansiedad le invadía cuando preguntó para su hermana.
-Dame tiempo, los rastreos tienen su linea, y es normal que una cosa lleve a otra, estoy empezando por París, el destino es caprichoso, y a menudo como un puzzle, si en París no encuentro nada...te prometo que ampliaré la busquedad, el mundo en que siempre me he movido me ha permitido conocer gente tan peligrosa como efectiva....asi que descuida mi Lord, lo que ordene...lo tendrá.- La voz de Cinder en ese momento era suave, quería calamr al duque, el león andaba ansioso buscando a los miembros de su manada, Cinder tenía los medios, conocía quien podía ayudar pero necesitaba tiempo. -Rastrearé París primero de arriba a abajo, aunque me tenga que meter en la corte de los milagros o las catacumbas, nada escapa a mi olfato.- Aseveró de manera sería dandole una suave palmada en el hombro para buscar mitigar su ansiedad.

-Hasta ahí tengo sobre el rastro. Solo pido paciencia..- Respondió cuando preguntó por las novedades, no quería revelar más cosas, o Charles podría dar algún paso en falso, aunque eso en él sería demasiado extraño, demasiado impropió, la desesperación que sentía por encontrar a su familia podía hacer que se precipitara, cuando Cinder pensó en eso mismo la debilitada licántropa pudo sentir como el estomago le daba un vuelco, la palabra familia le trajo los recuerdos de pensar en su padre, cosa que hizo que el gesto de Cinder se mostrara apenas inquieto, aunque fué durante un minimo de instantes, miró a Charles nuevamente mientras se acariciaba la zona del hombro donde le mordió el vampiro queriendo consolar el dolor que sentía, y sacudió rapidamente la cabeza sintiendo un escalofrio por la punzada de dolor de la mordida.
Observa como Charles va hacía el escritorio, y se pone a buscar en el escritorio mientras Cinder deja escapar un debilitado suspiro mientras se pellizca el puente de la nariz, buscando centrarse nuevamente, se está sintiendo algo mareada, pero solo tomo un nuevo trago al licor para espabilarse.

Alza la cabeza mirandole cuando pregunta por Westenra, enseguida fija la mirada en él dandose asi misma un golpe en la sien para reprocharse su despiste. -Si, esto te va a interesar....tiene intención de entrevistarse con dos detectives privados, con intenciones de investigar tus trapos sucios, y seguramente tus debilidades, y sé que tiene la intención de enviar a dos de sus hombres para que se hagan pasar por gente interesada en coger trabajo en el servicio que tu tienes, lo cual lo tienen dificil pero tiene sumo interes en saber los vicios cuestionables que tienes, y sobre todo saber cual es tu posición economica y de tierras....- Continuó Cinder mientras se acomoda el vesitdo, y suspira pesadamente.

-Me he tomado la libertad de fisgarle un poco, y aparte de meter mano en un tipo de pelea clandestina, tiene un suculento negocio de esclavos, y no solo humanos...- Las veces que la había contratado para intimidar o agredir ella sabía que él conocia el mundo sobrenatural pero nunca había indigado hasta que punto, chasqueo la lengua. -Mueve ficha en las peleas clandestinas de sobrenaturales, normalmente como un gran apostador, amaña los combates, nada que sobre salga, pero la red de esclavos tanto humanos como sobrenaturales para venderlos a subasta...tiene tratos con un hechicero...espero que esto te sirva.- Finalizó la chica observando con atención a Charles, que sigue nervioso, trayendole de cabeza el asunto de sus hermanos sin duda, más Cinder no adivina que puede hacer para calmarlo.

por **Charles Moncrieff** Miér Jul 11, 2018 10:45 am

Es consciente de que alguien de su posición en los barrios bajos sería un imán a los problemas físicos, violentos o inclusive, verbales cuales chismorreos. Crearía una hecatombe sólo de preguntar por sus hermanos, sólo que se siente abrumado por todo ésto. Saber que uno de ellos está en París le descoloca, le descontrola porque está tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. ¿Cómo arreglar aquéllo que se rompió hace tantos años? ¿Acaso es que Bruce no le está buscando? Porque no concibe cómo es que estando en París, sólo él está haciendo lo imposible para acercarse a aquéllos que por derecho puede llamar hermanos. Concebiría que Annabeth no dispusiera de los medios o de la memoria quizá, para entender cuánto perdió y buscarle. Pensar que su hermana ni siquiera pueda recordar cuán apreciada era por Charles le rompe el alma, le martiriza, le parte en miles de fragmentos la psique sin que haya pegamento suficiente para unirlos.

Asiente a regañadientes con las palabras de la licántropa. Sabe que tiene toda la razón, que está haciendo hasta lo imposible porque poco es el tiempo que le deja el negocio. ¿Debería ser más considerado quitando parte de la carga? Ahora que están en crecimiento, hacerlo significaría quizá un suicidio financiero. Toma el habano para darle otra profunda calada sirviéndose algo de whiskey para dar un largo trago dejando por la mitad el vaso, llenándolo de nueva cuenta en tanto lo mantiene en la mano después observando el humo del cilindro de tabaco
- lo sé, ésto es lento. He pasado más de veintidós años sin mis hermanos, no quiero resolverlo en una semana, así que tranquila. A tus pasos, sólo ten cuidado en dónde entras, tampoco es para perderte por una ansiedad - chupa la orilla encendiendo la punta en fuego aspirando fuerte el tabaco, llenando los pulmones antes de colocar en el cenicero el habano jugueteando en círculos el vaso de licor.

Sentado tras el escritorio, se queda en silencio, ensimismado en sus pensamientos sin que nada le saque de éstos si no es através de la voz de la licántropa que le obliga a alzar la mirada hacia ella. Escucha sobre Westerna, blasfema por lo bajo porque sí que tiene trapos sucios que sacar a flote
- compra a los investigadores, que le den la información que yo quiera darles. Primero sondea el terreno, ve si son de fiar. Si no, veré de que mueran en alguna emboscada, los quiero fuera de mis asuntos, Cinder - muerde el habano ahora con molestia paliando sus nervios. Asiente pensativo - y por eso no tomo a nadie que no tenga recomendaciones de allegados en quienes me puedo fiar, así que ten cuidado, Cinder. De momento, todos los lugares están cubiertos y pobre de aquél que mienta cuando recomiende a alguna persona - le mira con un brillo asesino en la profundidad de sus acerados orbes. Ésto no es un juego, para Charles es parte de su sobrevivencia. Va a blindar toda su vida en caso de ser necesario.

Se relaja al escuchar la atribución que se tomó Cinder, sonríe divertido mirando al techo - ahí nos vamos a infiltrar. Seguro que hay un amigo, un pariente, un alguien cercano que es parte de este negocio en el escalón más bajo o bien, una víctima. Cuando se trabaja en negocios donde el sufrimiento es uno de los factores tienes que ser demasiado cuidadoso con tus movimientos. Nunca sabes cuándo puedes fallar. Así que vamos a mandar a algunos de los chicos a investigar quién fue raptado para tales negocios. Hagamos relucir un poco que él es una de las cabezas para dejar que los demás le maten - se queda meditando lo del hechicero - investiga a su socio. Ve qué tanto se puede confiar en él, si tiene precio. Si es así, apostaremos también a darle una tajada del negocio si no es que la totalidad, para que lo considere suculento y dé el bocado a su vez dejando solo a Westerna y justo en el lugar en el que le quiero - aplasta el habano sabiendo de antemano que el estilo es dejarlo morir sin presionar.

Esta vez su ansiedad gana la partida, por lo que une sus dedos por las yemas dejando los codos en los reposabrazos haciendo que su mirada fría, calculadora y asesina sea la protagonista de la noche - ¿Y tiene familia? Vamos a darle un golpe donde más le duela. Si tiene alguna hija, investiga si no la toquetea, ese tipo de hombres tienden a hacer del incesto una nimiedad comparado a lo que ellos practican en las camas de sus retoños. Busca, si es un hombre su heredero, ve qué tanto comportamiento homosexual tiene. Cuando son jóvenes no hay mucha diferencia entre sexos y un hoyo, es un hoyo por más que la voz sea de varón - si lo sabrá que lo vio en muchas casas opulentas. Teniendo todos esos datos, Charles puede armar una buena estrategia. Westerna se metió en camisa de once varas. Irá haciendo que cada una de éstas, se le hunda por el ojete saliendo por la boca.

por **Cinder Grimm** Miér Jul 11, 2018 7:10 pm

La licántropa observaba el lenguaje corporal que el inglés le daba, le rondaban preocupaciones que le carcomian, y todo por sus familiares, era coprensible, ella tenía un hermano que vivia su vida allí en rumanía, se tocó la mandibula algo inquieta cuando pensó en su padre, más sacudió la cabeza para despertarse de esos pensamientos, aunque con el dolor de la mordida no le costó. Pero por suerte se mostró comprensivo ante la explicación de la licana, no es bueno dejar a Charles visible por barrios de dudosa reputación, con lo maniatico del control, la importancía que le daba a su imagen, ella se camuflaba mejor, más respiró aliviada, lo etendió, iba a tener paciencia y eso era una de las mejores señales, siempre dibujaba una ligera sonrisa en sus labios cuando este aseguraba que no quería perderla como socia, era una buena palmada para animar a la loba, y en el fondo se lo agradecía despues de lo frio de este tiempo atras, pero no iba a presionar, no era necesario.
Era mucho trabajo, era cansado, pero nada que no pudiera hacer, su resistencia licana se lo permitia aunque hoy estaba tan debilitada por la mordida vampirica, sonreía satisfecha de que parecía que el inglés ni se había percatado de este hecho.

La información sobre Lord Westenra puso a Charles en alerta, ella había hecho un informe preciso de él, o al menos todo lo que le había permitido el tiempo, pero era bueno que Charles supiera que ese Lord tenía intención de infiltrar gente en el servicio de Charlos, claro que este no sabía nada del negocio que traian entre manos, y eso era lo importante, que no supiera de cosas gordas, quería infiltrase del servicio domestico o similar, asintió con la cabeza escuchando las indicaciones del león, había que sonsacar a esos investigadores, si el Lord los contrataba con dinero seguramente se podrían comprar, la moral de la gente se solía solventar con una cifra más alta que la anterior.

-Por suerte Westenra se suele codear con gente de moral muy flexible según cuantos ceros tenga la cifra que se les ofrece, sería conveniente meterles una trola aunque sea para convencerlos o simplemente algo demasiado vanal para que en un futuro no se vuelva en contra- Dice pensativa la licana, mientras asiente ante la reafirmación de por que Charles se tiene que cuidar, es cierto, más ahora que esta en este tipo de cargos, más observa esa oscuridad que destila Charles con esa mirada en su azul mirada, que hace que la licana ladeé la cabeza en un gesto muy lobuno propio de su naturaleza.

Por suerte parece que la libertad que se tomó cinder no cae en saco roto y es del agrado del león, que mira el techo, si, jugar con el sufrimiento ajeno es un tema con el que hay que saber moverse y andar con cuidado, y Cinder lo está descubriendo de primera mano con el negocio, que uno de los chicos se pase por las peleas clandestinas de sobrenaturales y heche un ojo quizá pueda traer algo jugoso. -Si, tenemos un par de hombres que son los que cazan conmigo las presas que solicitan los clientes que se saben mover bien por esos suburbios, quizás se enteren de cosas interesantes.- Afirmó la licana, que por segundos se sentía más debil, aunque seguía tratando de aparentar normalidad.

-Investigaré a dicho socio, se donde suele sacar a subasta, nunca he ido, pero se donde és- Asegura la licántropa pensativa, realmente Paris ocultaba secretos tan oscuros como una noche sin luna. Pero pillar y descabezar a Westenra sería un juego de mover hilos, eso estaba claro, pero sin duda Westenra buscaba lo mismo para destapar a Charles, sobre todo...si se enteraba de este negocio quizá pudieran pasar dos cosas, o que se encaprichase del negocio y lo quisiera él, o que los vieran como rivales y quisiera esponer las cabezas de ellos, en cualquier caso esos resultados eran dignos de querer evitar.

Cuando pregunta por la familia Cinder le observa mientras se limpia el sudor frio con un paño elegantemente. -Si mal no recuerdo, cuando me contrató estaba casado con una joven más joven que él bastante guapa, aunque no es de estrañar, el hijo mayor tiene como unos 16 años si mal no recuerdo, y la pequeña tiene unos 12 o 13... el hijo mayor se comportó como un insolente y le traia de cabeza.- Dijo Cinder recordando vagamente aquella vez que estuvo para ser contratada con él. -Pero no sé más, no te preocupes, pronto lo descubriré...pronto sabre todo...-Sonrió debilmente, para levantarse, notó una humedad y miró como la tela se había oscurecido, al parecer se le había abierto la herida del mordisco del vampiro, la licana paseo los dedos por la tela mojada de vitae comprobando que era sangre. -Demonios...- Se fue a levantar, pero finalmente cedió a la herida desplomandose.

por **Charles Moncrieff** Jue Jul 19, 2018 10:57 am

En su tiempo previo a que el título de Duque le fuese entregado, tuvo oportunidad de conocer a los del tipo de Westerna, hombres sin escrúpulos, sin compasión, acostumbrados a hacer su santa voluntad y a pensar que en su existencia son magnánimos y todopoderosos por estar en la cima de la escala social. Pensar en que alguien pueda voltear el panorama es inconcebible. Para hacerlo, se debe contar con la mejor información, contactos, así como saber qué necesita cada una de las personas que le rodean, cuál es el eslabón más frágil de la cadena para golpear. Eso es lo que debilita las acciones del hombre, eso es lo que Charles utilizará para ganar esta partida. Que le consideren un noble nuevo, sin experiencia, sin un ápice de maldad o bien, de conciencia de lo que acontece a su alrededor para caer en la trama y ser despedazado por aquél que quiere sus riquezas. Mala jugada. Ya meterse en territorio enemigo lo es, que desconozca al león que habita en él, lo hace estúpido. Su nerviosismo podría jugarle una mala pasada al inglés si no fuera porque estos temas le relajan. Le hacen consciente de sus capacidades de control.

Decide con rapidez, las palabras de Cinder le dan la pauta que buscaba. Sus ojos se entornan en tanto toma el vaso con el licor para darle un trago esperando paciente en tanto en su cabeza hace los cálculos - mandaré a un grupo de aliados que tengo en Londres. Buscaremos todos sus contactos, los haremos triza para que entienda que van a por él, sin que espere de dónde viene el golpe. Que vaya rompiendo su coraza para temer y cuando por fin esté desquiciado, me apersonaré para que entienda que conmigo, nadie se mete - toma el papel decidido a escribir las cartas que serán enviadas a su tierra natal para que su propio grupo de gente se haga cargo del asunto. A diferencia de Westerna, el Duque reúne a elementos fieles, conocedores de antemano que en caso de que alguien les ofrezca dinero, él lo multiplicará y con creces. Así paga Charles la fidelidad. Y si necesitaran algo más, moverá cielo, mar y tierra con tal de ayudar.

- Manda a alguien a hacer la labor, tienes gente de confianza en el equipo, muchos empezarán a sospechar como te vean a mi lado. Desconfiemos de la sociedad, sus voces son escuchadas por quien menos pensamos - sigue escribiendo con su caligrafía pulida y firme. Haciendo que en ocasiones la punta rasgue ligeramente el papel de la manera en que la tinta cae antes de que pueda hacer el trazo. Todo ésto le tiene contento, que el negocio vaya viento en popa, que tenga una buena socia, las cosas por fin funcionan como debieran: con la exactitud de un reloj suizo. Westerna aprenderá y con él, muchos más, que el Duque tiene una careta puesta. En el instante en que la desprenda, los peores horrores caerán sobre aquéllos que osen señalarlo. Es así. No hay medias tintas. Es imperdonable que le busquen para hacerlo caer, ¿Quiénes se creen? Ni siquiera saben el esfuerzo, el sudor y las lágrimas vertidas para que por fin sacara la cabeza como el león que es, recuperando el territorio del antiguo rey de la selva traicionado por sus pares. Y lo va a conservar, de eso se trata todo. De atesorar lo obtenido sin permitir que nadie más se atreva a tocarlo siquiera.

Dos hijos, menores de edad, más para el león, ya están en capacidades de defenderse. Así que tal cual, les investigará por su parte. Eso también lo anota en la carta con rapidez. Debe hacer un gran cerco para que las ovejas no salgan y puedan ser devoradas en el momento preciso, en el lugar exacto. No hay forma de que escapen. Es impensable esta posibilidad, así que debe tramar todo con la paciencia y la frialdad requeridas. Para ésto nació, para ésto fue educado y como tal, lo demuestra.

Es interrumpido con el desplome de su socia. Se pone en pie dejando todo para acercarse a ella revisando con rapidez - ¿Cinder? ¡Cinder! - no tiene respuesta. Lo único que aprecia es la sangre que mancha su mano cuando la sostiene. Su mente toma control de los sentimientos, la revisa con rapidez con un pase de su mirada hasta reparar en el hombro. - ¡Estúpida! - blasfema haciéndose cargo de todo. Llama a Alfred en tanto la lleva en brazos a su habitación depositando su cuerpo con cuidado sobre la cama, desprendiendo sus ropajes hasta dejarla semidesnuda con las ropas íntimas cubriendo su cuerpo. Atiende la herida con la facilidad que da la experiencia hasta quedar satisfecho. Mueve la cabeza de un lado a otro observando todo el desastre. El vestido, sus propios ropajes. La manera en que ella está pálida. Debió atenderse antes. Le pide a Alfred que la cuide en tanto él se lava, cambia sus ropas y sale de ahí para ir a una reunión nocturna. Ya volverá al otro día para reprender a su socia.

Así que, cuando Cinder abre los ojos, a quien tiene enfrente es al anciano que lee un libro. Lo cierra para dejarlo sobre la mesita de noche al lado, se pone en pie y se acerca solícito - el señor me pidió cuidarla. Ya curó su herida. Está molesto porque no se atendió debidamente. ¿Necesita algo? Mañana vendrá el señor, así que le recomiendo descansar - su voz es como siempre, átona y tranquila, como si nada pudiera sacar a este hombre de sus casillas.

por **Cinder Grimm** Dom Jul 22, 2018 5:29 pm

Cinder observaba a Charles cuando daba las indicaciones de sus planes o lo que debía hacer para descartar sospechas e investigar a Westenra, más le sorprendio lo calculador que era Charles, desde luego le recordaba a todo un depredador cerniendoses sobre la presa, desde luego que eso arrancaba la sonrisa de la licana que le observaba con cierta admiración, desde luego no lamentaba que el contacto diera con ella para aliarse al inglés, jamás habría imaginado prosperar tanto y más para bien, siendo algo más que una mercenaria de gustos retorcidos que vendía su habilidad a quien pudiera pagarla a cambio de golpear, despedazar y devorar a quien le pusieran enfrente a cambio de oro, Charles era un sadico, si, ella lo sabía, pero en cierta forma adoraba esa macabra locura que tenía el inglés tan ben disimulada, y en realidad Cinder disfrutaba viendo los planes que estaba pasando por la mente de Charles para cazar y doblegar a un hombre que durante muchos años se había considerado el rey de los bajos fondos de cara a los demas, pero ahora se estaba metiendo en territorio pantanoso para querer meter su portentosa nariz en los asuntos del duque Moncrieff.

La licántropa le observaba tomando nota mentalmente mientras trataba de mantener a raya su malestar. -Asi se hará.- Era la respuesta de Cinder mostrando asi que estaba tomando nota de todo lo que planeaba el duque, ese Westenra pensó que siendo el rey de la venta de esclavos "exoticos" no solo por colores de piel, si no por los de naturaleza sobrenatural, pero sí el hechicero con el que Westenra contactava sería bueno hacerle una visita, acecharlo y conocerlo mejor para saber si podía comprarsele o que hacer con su lealtad, debido que quizá por el negocio vendría bien conocerle un poco más, para eso charles solicito conocerle más, desde luego el león ataba bien todos los cavos, organizaba la partida de caza para dejar todo listo para hacer.
Más el mal estar de la loba por la mordida de vampiro en la ultima partida de caza pasó factura, más esa sería la ultima putada que le hacía ese vampiro, que conocía de antaño y por eso ella personalmente le dió caza, el vampiro era otro mercenario que por actitud se había ganado el odio de muchos, no le resulto raro cuando le vio para presa de unos clientes, esperaba que para entonces él ya fuera cenizas.

Más esa mordida que él vampiro la propino hizo su debido efecto, era natural pues él vampiro había pasado los 100 años de antigüedad y aunque ella a Charles le avisó que evitaría a los vampiros mayores de 100 años por su fuerza este era personal y le conocía bien para saber como cazarle, más lo que Cinder revelaría a Charles más adelante cuando fuese ocasión de charlar de esto y lo otro es cuando ella si se veía capaz de cazar a vampiros antiguos, y eso era cuando la luna llena estaba proxima y en las noches donde está coronase el cielo, era algo alocado, peligroso pero ahí había casi lo mismo a temer de un vampiro a un licántropo y viceversa, ya que las heridas de estos eran peligrosas para el otro.

Más el dolor y la perdida de sangre la derroto y eso hizo que perdiera el conocimiento muy a su pesar, esperaba haber quedado a solas antes de sucumbir a la herida, como buen depredador que oculta debilidad para fingir fortaleza y esperar el momento para lamerse las heridas, pero esta vez fue Charles quien se ocupó de la mordida de vampiro de Cinder, o eso intuye más cuando despierta sobresaltada con sus ojos amarillos encendidos y sus colmillos visibles mirando a Alfred con sorpresa, no sabía cuanto habia pasado, el hombre parecía impasible a pesar de él susto de la loba que miraba algo aturdida, pero enseguida recapitulaba.

Apretó los ojos pellizcandose el puente de la nariz.- Si, entendido...- dijo con tono cansado, más se resigno a obedecer las ordenes del mayordomo y descansar, sería lo mejor asi que simplemente asintió con la cabeza, y se colocó la frondosa melena castaña hacia atrás. -Bien, puede retirarse, no se preocupe, mañana apenas quedarán cicatrices, la cura fue buena.- Aseguró Cinder, al dia siguiente se arregló elegantemente para esperar como una autentica dama a que él inglés diera paso a su visita, no olvidando los deberes y mandados que el león la pidió.

por **Charles Moncrieff** Mar Jul 24, 2018 4:35 pm

Decir que está molesto porque Cinder fuera herida, es poco. Investiga con rapidez cuando termina sus actividades diarias entre su gente, hasta saber que en el club tendrá mayor suerte. Dirige sus pasos hacia allá reuniendo a sus allegados preguntando quién fue el imbécil que le hizo daño. Los pajaritos cantan cuando se tiene la fuerza del Duque y más cuando es el verdadero dueño del lugar aunque lo oculten hacia los externos. Todos señalan al mismo vampiro que está apresado y con la furia que el inglés tiene, entra a darle una lección dejándolo debilitado y sangrando. La vitae podría llamar su atención de no ser porque tiene tan poco poder que Charles la ignora por completo. Sería diferente con Sabah. No desperdiciaría ni una sola gota de su domitor con tal de obtener el placer que tanto anhela.

Cada trago que da de ese poderoso elixir le hace más cercano a la esclavitud. En lugar de preocuparse, comprende que es un paso que debe dar. Ser un ghoul será entonces parte de su natura y como tal, lo acepta ahora. Antes hubiera sido difícil al no conocer a Sabah, al desconfiar de ella. Con el conocimiento actual, puede ser enviado a donde elija la vampiresa y el hombre sabría que tal cual le dijo, son las cosas. Si existiera algo extraño, sería porque la propia sobrenatural lo desconocería. Esa es la confianza que le tiene y la que se mantuvo todos estos meses. Enciende un cigarrillo cuando termina de golpear al sujeto que se atreviera a tocar lo que es suyo. Sí, Cinder es suya. Que haya estado alejado sexualmente de ella, no significa lo contrario. Es posesivo, es territorial y quien toca lo que le pertenece, merece una tunda a su tamaño. Conocer los puntos débiles de los vampiros ayuda, salva la existencia porque entiende que si lo mata, la licántropa entenderá nada y le echará en cara todo el esfuerzo que hizo para complacer a un cliente.

Respetará su existencia entonces, para que Cinder pueda hacer con él lo que planeó. No sin antes hacerle ver a la licántropa que deberá asegurarse de que quede destruido. Si sobrevive, será un grano en el culo. Uno que Charles no está dispuesto a extirpar con posterioridad porque desconoce cuánta pus pueda acumular y el dolor que provocará. Esa noche no duerme avanzando el trabajo haciendo que muchos de sus sirvientes pernocten con él para terminarlo a tempranas horas de la mañana, dándoles dos días de asueto por sus servicios. Sí, tiene locuras como ésta, queriendo estar con la licántropa el resto del día y el siguiente, la paga aún así es magnífica. Y como tal, sus hombres se despiden satisfechos porque les ha dado un poco más de dinero por sus buenos servicios y de paso, los dos días libres. Listo para lo que sigue, se dirige a su mansión en donde se encuentra a una Cinder de pie, lista para el siguiente día.

Arquea una ceja antes de que el típico gesto Moncrieff aparezca en sus facciones. - Es increíble. Te doy el día libre y tú ya estás incomodando a todos. Creí que estabas mal, de haber sabido te mando todo el trabajo que hice en tu nombre - reniega antes de quitarse la corbata para tomarla en brazos para llevarla a la recámara. La de Charles, por supuesto - en el bolsillo de la levita hay una carta que te llegó ayer. Como estuviste fuera del negocio, a ninguno se le ocurrió traértela pensando que hoy asistirías, así que la traje - le informa en tanto sigue subiendo las escaleras para llegar al pasillo, avanzando con paso firme hasta su recámara. Abre la puerta con una maniobra en la cual casi se le cae la licántropa para reír divertido - si te agarras bien, te lo agradeceré - entra por el marco de la puerta cerrando ésta con el pie.

La deja sobre el lecho - quietita ahí, tengo que revisarte - se va quitando la levita dejando el sobre en la cama para desprenderse bien de la fajilla colocando ambas en unión de la corbata en el sillón más cercano. Se quita los zapatos para gatear en la cama, recostándose contra las almohadas, tomando a Cinder por la cintura para pegarla contra su cuerpo - ahora sí, léela. Sé que tiene los sellos reales de Rumania, ¿Qué dice ese padre tuyo? - bosteza colocando la mano libre tras la nuca para acomodarse mejor. Cierra los ojos esperando que ella vea el contenido de la carta y puedan saber qué es lo que dice el imbécil ese. Ojalá sean buenas noticias, de lo contrario ya verá cómo solucionar todo.

por **Cinder Grimm** Vie Jul 27, 2018 5:24 pm

Cinder se preguntaba si se llevaria una charla o no sobre lo ocurrido, más miraba como su herida despues de haber sido minuciosamente atendida por el inglés, sabía lo concienciudo que era, asi que podía notar como la cura era optima, y el reposo hacía milagros cuando era debido para curar incluso una herida de vampiro, más se había puesto en pie al día siguiente para hacer tareas, aunque pidió el inglés descanso para ella y ella se lo había tomado con tranquilidad pero había querido adelantar y hacer trabajo para no cargar al inglés, realmente con intención de ayudar, más esperaba ansiosa la vuelta del inglés, algo nerviosa, el aroma del inglés llegaba a sus fosas nasales mucho más rapido que la presencia de este, Cinder se tomó unos segundos para cerrar los ojos de placer al oler a Charles aproximandose, no sabía que tenía ese maldito Duque, pero su aroma simplemente le gustaba, era como la medida exacta de hormonas y testosterona que a Cinder le agradaba lo suficiente, ella creía que él inglés realmente no tenía conciencia de cuanto le gustaba a la loba.
Le observa entrar y como la mira con ese gesto tan caracteristico suyo, lo que hace que Cinder ladee la cabeza observandole con cara de no haber roto un plato en su vida, con una dulce sonrisa. -Realmente estaba mal, pero tu cura ha obrado un milagro, realmente no quería que se acumulase trabajo he hice lo que pude.- Comentó ella, mientras bajaba ligeramente la cabeza.

Un gesto de sumisión por parte de Cinder que no estaba segura de si Charles lo comprendía, pero ella aun con todo y con eso se lo mostraba, Charles cargó con ella sin mayor problema, realmente era raro ver a un conde o duque o incluso rey en tan buena forma como lo estaba Charles, eso sin duda haria escapar los suspiros de las damas que lo vieran, ella aprovechó para pegar su cara al cuello del inglés unos instantes olfateandole calmadamente, más le miró con interes cuando mencionó lo de la carta, algo que en primera instancia no cayó pues no es que mucha gente le escribiera, pero prontamente su pulso se aceleró recordando a quien había escrito la ultima vez.

Se aferró con fuerza al inglés cuando casi se cae, dejando escapar una risita divertida aferrandose mejor a él. -Uhmm ya te digo yo que me quiero agarrar bien a ti.- Dice con tono juguetón guiñando un ojo mientras saca la lengua de manera bromista.

Cuando la deja en la cama y la dice que se quede quieta ella asiente de manera animosa mientras le sigue con la mirada ladeando la cabeza, se muerde el labio inferior antes bajar la mirada nuevamente, nota el peso en la cama cuando él tras acomodarse un poco gatea por esta, nota con un cosquilleo en su estomago como la pega a él acomodandola, le observa la postura queriendo dejar de lado la carta, y comerselo a besos, pero eso no es posible, ella mira los sellos reales y suspira abriendola con nerviosismo, leyendola primeramente para despues acelerar su pulso con nerviosismo.

-Dice...dice..- Titubea por los nervios.- Que no tiene problema en reconocerme como su hija y tener en herencia el titulo de Condesa, pero que a cambio quiere verme...y que viendo que mostraba desconfianza al haberle escrito y que estaba en asuntos oficiales...dice que se encuentra en Paris, y que quiere reunirse para hablar las cosas, que tiene peticiones que hacer, y que se pregunta quien me ha inspirado a dar este paso.- Comenta la licántropa, parece que su padre tiene sospechas que Cinder tiene alguien tras ella, sin duda es perspicaz, de eso no hay duda. -"Mi Querida Cinder Grimm: Estoy ansioso por conocerte en persona y no solo hablar a traves de la fria palabra escrita, no tengo problema en reconocerte como mi retoño, siendo tú mi heredera, más siento percibir desconfianza, por suerte otros asuntos me han llevado a París, asuntos oficiales que requiere de un Conde, observé que la carta que me enviastes es procedente de la misma, así que tan pronto como me informen de que la carta ha sido entregada estimo de una reunión a los dos días y poder conocernos en persona a tí mi retoño y a quien te ha inspirado a dar este paso, sin duda todo esto dista de un pequeño empujón. Te peticiones que dar a cambió de un titulo tan respetable, sin más preambulos me despido de tí, espero verte pronto".- Mira a Charles algo nerviosa para que vea él mismo la carta, si llegó ayer, indica que hay poco tiempo para el encuentro siendo asi al día siguiente, la loba se muestra superada por la tensión, se gira y busca consuelo hundiendo su rostro en el pecho del duque.

Sin duda el padre de Cinder tiene sospechas de que alguíen animó a Cinder a escribirle por él titulo, aunque parece ser que lo que el licántropo se imagina es algún timador que busca enriquecerse, o algún canalla que se aprovecha de Cinder para buscar poder, parece ser la sospecha que tiene de ello, no es de estrañar tampoco, puesto que ese tipo de cosas suelen pasar, Cinder se aferra al inglés. - Que habra que hacer...estoy nerviosa..- Confiesa mientras sigue pegada al pecho del inglés mientras este se lo permita asi.

por **Charles Moncrieff** Lun Jul 30, 2018 10:07 am

La actitud sumisa de Cinder ayuda un poco a que el extenuado Duque se mantenga en calma. Como estuviera rezongando estarían otra vez metidos de cabeza en la lucha de voluntades que por supuesto, el humano se negaría a perder. - De poco me sirve que me intentes quitar todos los pendientes de encima si con ello te desmayas. Prefiero que queden asuntos por resolver al siguiente día sabiendo que la razón fue una herida de tal magnitud. De todas maneras, ya desquité mi coraje. Lo mío, es mío y nadie lo toca - es pragmático con sus enunciados dejando que una parte de su propia megalomanía y de sus rasgos posesivos se vislumbren en medio de la frase. Tumbado en la cama, dejando que ella lea la carta, espera con signos de cansancio. Siente que si sigue con los ojos cerrados, dormirá sin saber el contenido de la misiva.

El cuerpo bajo su brazo se torna inquieto. Puede sentir cómo ella tensa los músculos. Sus acerados ojos vuelven a fijarse en la habitación cuando la fémina empieza a explicar la disposición de su padre por darle el cargo a cambio de una entrevista con Cinder. Medita el punto, los pliegues de su boca se estiran formando una sonrisa ladeada antes de que la algarabía inunde su cuerpo explotando en una gran carcajada que cimbra la cama en unión de los cuerpos en ella depositados. Pasea la mano libre por sus cabellos cortos en tanto su risa sigue escuchándose en la habitación. Hay un dejo de victoria en ella aunado a una sorpresa deliciosa por la astucia del viejo. Así que sabe que todo tiene su razón de ser. Escucha atento a los pequeños detalles de la carta cuando es leída en voz alta.

Incluso, cuando termina, la toma de las manos de la fémina para releerla con cuidado y atención. Está ansioso por encontrarse con su progenie, de eso ni duda cabe. Observa la caligrafía, la estudia. Por supuesto que todo tiene un por qué, el pequeño empujón del que habla es sin duda la gran maquinaria que el Duque posee y por lo cual, requiere de este título para dejar constancia en el reino de Inglaterra que si se casa, es con alguien de valía a ojos de la Corona. La inquietud de Cinder podría ser contagiosa de no ser porque Charles anticipó este movimiento. Dispuesto está a entrevistarse con este hombre en caso de ser necesario. - No entiendo por qué te preocupas. Ésto tiene solución y si no lo tuviera, tampoco habría razones para preocuparse. Sabías de antemano que todo ésto tendría como fin una visita, un encuentro entre él y tú. Está dando la puerta para que me aparezca a tu lado, así que relájate. Iremos juntos, ya tengo el atuendo que usarás y por supuesto, iré con las ropas de gala que amerita una reunón de este calibre - las apariencias gritan antes de que se abra la boca.

"Como te ven te tratan. Si te ven bien, te contratan y si no, te maltratan". Es una de las frases que escuchó durante mucho tiempo y que es parte de su conducta y elecciones. Aprieta el agarre para que ella se sienta reconfortada, él un simple humano, da la fuerza a la licántropa. Se siente exultante por tal acción. - Vamos a ir. Mandaré a un mensajero al hotel para que revisen si hay otra misiva dando los detalles de la entrevista que ésta es muy escueta en ello. Lugar, hora y con ello, tendremos todo para seguir. Iremos a verlo, relájate, no veo malas intenciones en estas líneas. Y si las hubiera, estamos en París. Su poder se limita por su título y el mío tiene mayor peso en estas tierras. La ayuda de Inglaterra a Francia es de momento, imprescindible a diferencia de la de Rumanía. Tengo mayor rango de actuación que él y por si las dudas, avisaré a algunos contactos para que se enteren de esta reunión. Si algo sale mal, él no saldrá de París sin que yo lo autorice y como quiera hacerme daño, se las verá con la propia Corona francesa. Estoy seguro que al verme, recapacitará en sus planes - sigue meditando antes de sacudir la campana.

La presencia de su mayordomo es recibida por Charles que de inmediato da las órdenes: enviar al mensajero por otro sobre del mismo remitente. En caso de que no esté, mandar a un tercero el aviso a la mansión y esperar a que llegue. Mandar a por George para que traiga los dos atuendos que le requirió en su momento, las bandas y accesorios que le ostentan como Duque. Se levanta dejando a Cinder en la cama acercándose al pequeño escritorio de la habitación para hacer rápidamente tres cartas que serán enviadas a caballeros nobles en París. Y una más para Arden, explicándole que al siguiente día no tendrá oportunidad de verla, dando las razones del por qué. Si algo le sucediera, sabe que la inglesa moverá todo el mundo para encontrarlo o bien, hacer pagar a aquél que le puso una mano encima, en caso de darse la situación. Se blinda por todos lados, cuando Alfred se retira, Charles está apoyado en la silla del escritorio pensativo - le indicarás a tu padre que la intención de comunicarte con él es porque vamos a contraer matrimonio y es indispensable que ostentes el título de nobleza de tu país. Comprenderá que a la Corona Inglesa no se le escapan estos detalles. Y sí, Cinder - sus ojos se posan en los de la licántropa.

Se recarga mejor en el respaldo con pose autosuficiente - si bien nuestra relación tiene altibajos, no encuentro razones para lo cual negarme a un compromiso contigo. Dejaré pasar seis meses más para que comprobemos que somos compatibles. Si tras ese tiempo, sigo pensando igual, me gustaría que aceptaras comprometerte conmigo en matrimonio, sólo hay un detalle - se pone en pie para acercarse lento a la licántropa, dejando que mastique y trague sus palabras antes de poner un dedo en la llaga - quiero ser transformado en vampiro. La licantropía con sus pérdidas de control no es lo mío. Sé cuánto los detestas, así que es justo que te diga que tarde que temprano seré uno de ellos. ¿Aún así, estás dispuesta a seguir con ésto? En caso contrario, te apoyaré a que obtengas el título porque es indispensable para tu ascenso, es justo que se te herede por todo lo que padeciste con tu padre. Nuestras comunicaciones serán a través de terceros. Seguiremos siendo socios, al menos, de mi parte ofrezco eso. Los negocios no tienen por qué verse afectados, a menos que no puedas con ello y tendré que buscar un nuevo socio - es lo que no desearía.

Y aún así, Cinder tiene tanto peso en su vida, que prefiere poner las cartas sobre la mesa de una vez por todas. Si no es Sabah quien le transforme, será algún otro vampiro. De eso está consciente porque no quiere seguir viviendo como humano y, por supuesto, si la vampiresa le niega el abrazo, buscará por todos los medios alguien que sí lo quiera hacer. Le pese a quien le pese. A pesar de lo que es para él Cinder, jamás dejará de lado sus ambiciones y su anhelo por ser inmortal.

por **Cinder Grimm** Miér Ago 01, 2018 5:22 pm

Cinder miraba la carta, las reacciones del inglés que dió una risotada cuando ella leía la misiva, se le veía tan tranquilo, sin duda muy seguro de si mismo, el apretón que le dió la reconfortó notablemente, y eso el duque pudo notar por como se relajaba ligeramente cuando notó el abrazo que este le dió, suspiró aliviando la tensión suficiente para acomodarse en la cama, mirandole, mientras escuchaba el plan que iba a tener, tenía razón, seguramente mandaría una misiva con el lugar a donde reunirse, seguramente algún sitio lujos y discrito, sobre todo por que se esperaba que hubiera un cierto regocijo licántropo, era normal que su lado animal quisiera olisquear la veracidad de ser quien decía ser, no solo reconocerla por haberla convertido él, si no que además llevaba su sangre, Cinder miró como Charles le pedia a Alfred que fuera a comprobar la posible carta que estimaba la hora y él sitio, mientras que también pedía esos vestidos que tenía planeado para presentarse.
-Desde luego te veo tranquilo, sí...- Suspiró admitiendo que él tenía razón, no había forma de evitar este encuentro y parecía que en verdad era algo realmente bueno. -Si..tienes razón, hay que dar el paso y encontrarme con él.- Dijo sintiendose más envuelta por el humano, a pesar de que ella era la loba casi lo pareciera él.

Le observaba con atención, realmente se preguntaba como reaccionaría su padre cuando viera a Charles, sin duda el león era todo un pez gordo e importante, pero su padre aunque en Francia no tuviera el mismo peso que Inglaterra, no dejaba ser un lobo, aunque si su padre gruñiera a Charles ella le plantaría cara, nadie haría daño a Charles delante de ella, ella no lo permitiría nunca, eso hacía que ella se inflara ciertamente como si tuviera que mostrar algo, aunque solo fue esa sensación, observaba a Charles sentado, escribiendo algo que ella no alcanzaba a ver mientras se estiraba un poco en la cama, mientras miraba el techo de la habitación aun con la mente sumida en demasiados pensamientos.

Despertó para atender a Charles nuevamente cuando habló, ladeó la cabeza observandole, pero cuando Charles desveló la intención que debía decir cuando la preguntase el motivo era el matrimonio, eso hizo que Cinder se sentara de golpe en la cama mirandole, los ojos oscuros de Cinder estaban clavados en los aceros de Charles, mientras abría la boca de la impresión al oir esas palabras, ¿casarse? espera...¿la está proponiendo matrimonio de la manera menos romantica imaginable? Cinder no podía articular palabra mientras observaba a Charles. Siguió escuchando a Charles, como ponía las condiciones y como decía que quería comprometerse con ella, Cinder no daba credito, jamás se imaginó algo asi, seguia mirandole, masticando las palabras pues no conseguía encontrar la forma de expresarse en ese momento. -Yo...yo....- Apenas balbuceó, si, no era romantico, era seco, y aun asi sentía como el estomago le daba un huelco, y su pulso se aceleró, tuvo que relamer sus labios pues se le había secado hasta la boca de la emoción.

Le observaba ojiplatica, más le miró con atención cuando mencionó que había un detalle más. Cinder ladeó la cabeza aun con la emoción en el cuerpo, más la primera frase fue como un jarro de agua congelada, que la hizo dar una brusca bocanada de aire, casi empalideció al enterarse que Charles quería ser vampiro. Le observaba mientras escuchaba todo lo que tenía que decirle, hasta la última palabra, la mirada de Cinder cambió, primeramente como una profunda tristeza, le miró durante unos instante como se mira a alguien que se quiere y que ha fallecido, la emociones se agolparon contra la licántropa, que tuvo que dar una bocanada de aire para mantener la compostura, Charles núnca entendío lo orgullosa que estaba la loba de ser lo que es, para ella la bestia era la gloria, la supremacía, más él quería pertenecer al bando contrario.
Cinder se acarició la cara nerviosamente mirandole, silenciosamente, masticando todo lo que decía, mientras tenía en cuenta lo que dijo a continuación, a pesar de convertirse en el rival natural quería mantenerse junto a la licántropa, y si ella no quería seguiria su cuidado con ella, aunque fuese en la sombra, a escondidas, al principio la loba estaba colapsada, pero era de admirar que con todo y con eso el duque siguiera sus ambiciones.

Cinder no dijo nada, se levantó y se acerco al Charles, los ojos de ella brillaban de amarillo radiactivo, y sus colmillos afilados destacaban, la manera en que se acercó Cinder a Charles parecía amenazante, casi parecía que Cinder tenía intención de hacerle pedazos, más primero alargo su mano hasta el hombro del inglés y finalmente abrazó con fuerza al duque, le olfateaba de manera profunda. -No te tomes mi lealtad a la ligera, si, tenemos altibajos, pero eso no importa, soy una loba, para mi la lealtad es lo más importante- Refunfuñó la licántropa.
-Asi que sí...estoy dispuesta a seguir con esto. Aunque seas un heraldo...de la muerte.- Le soltó para volverse a sentar algo tambaleante por el atropello de emociones, con sus ojos aun encendidos mirandole.- Si es lo que quieres....y no me darás una patada en mi "gordo" culo cuando tu tengas colmillos...puedo...puedo aguantarlo.- Ladeó la sonrisa buscando relajarse, para volver a encoger los colmillos, con relativo exito.- Aunque...¿que opinarás cuando tenga canas,arrugas y menos fuerza? Tú te vas a quedar siendo el sueño humedo de más de una.- Mantenía el humor, aunque sentía curiosidad real por esa cuestión en concreto. Suspiró apartandose el pelo de la cara con nerviosismo, mientras se mordia el labio inferior nerviosamente, mientra empezaba a perder los rasgos lobunos lentamente. -No te preocupes, sigo queriendo estar junto a ti..- Dijo con suavidad.

por **Charles Moncrieff** Sáb Ago 11, 2018 8:27 am

¿Por qué no estar tranquilo si todo en la mente del inglés tiene sentido? Poco es lo que puede sorprenderlo y desdibujar sus planes. Sabe que una carta, tras tanto tiempo de separación, tiene como consecuencia dudas e incertidumbres. Si viene de un viejo lobo desconfiado, todo se potencia. La cita con Cinder era más que previsible, que pregunte por la sombra que dirigió la mano femenina para escribir las líneas, mucho más. Incluso, el que esté interesado en conocer a quien incitó todo este movimiento que puede cambiar la vida de la licántropa. ¿Por qué habría de ser diferente? Para Charles, la piedra que la fémina echó al lago tranquilo, crea ondas. Esperables la mayoría. No hay mucha diferencia. Quizá el matiz esté en qué se encontrarán en esa reunión. Está listo para presentarse ante aquél que será parte de su familia política -el cual mantendrá alejado de sus asuntos en todo lo posible- y de paso, indicar sus intenciones que para el maduro hombre pueden ser bastante previsibles.

Todo padre que se jacte de serlo, sabe que tarde que temprano, los cachorros que crió, se levantarán y formarán su propia manada. La tecla discordante es que el Duque no está dispuesto a ser un licántropo que pierda el control de sus acciones en noche de luna llena por un instinto diferente. No es ciego, entiende que el ser un vampiro atraerá consecuencias y una de ellas, será la sed de sangre y por lo tanto, deberá cumplir con ese instinto si quiere evitar problemas por su carencia alimenticia. En la medida que esté satisfecho su cuerpo con la vitae ingerida, más control tendrá de su mente y sus movimientos físicos. Esa es la diferencia crucial para el León de Devonshire. Si Cinder logra comprender estas razones, entonces podrá seguir a su lado. En caso contrario, jamás dejará de proteger a la licántropa -y ese es un aspecto interesante a meditar con posterioridad-, sólo que se alejará de ella. La prudencia entre sobrenaturales es la que crea la paz. No los diálogos o los intereses por ser pacíficos.

Imaginar la reunión con el licántropo le genera una nota en sus pendientes - debo advertir algo, puedo defenderme solo. No necesito que lo hagas por mí. Antes de que te sientas herida, que es tu costumbre, comprenderás el por qué te estoy advirtiendo ésto antes de que lleguemos ante tu padre. Si él me viera con la debilidad que tú marcaras interponiendo tu poderío entre nosotros, jamás podré demostrarle que soy un hombre de valía. Aún siendo humano, tengo la habilidad para hacerme respetar por alguien que tiene más años que yo, ni siquiera el que sea un licántropo va a provocar que huya. ¿Entendiste? Si tu padre piensa una décima parte de lo que ya medité, hará lo posible para ponerme a prueba. Si tú vas cumpliendo todas las metas que puso para mí, ¿En qué lugar me dejas? Aprende que soy capaz de muchas cosas, incluso plantar cara a un hombre como tu padre - razona con la mujer. Es cierto, entre lobos, tienden a pelear para ver quién es superior. Si un tercero interviene, aquél que iba mostrando fuerza considera al otro que estaba en desventaja, un omega. Que Charles sea considerado así por la impaciencia de Cinder, es impensable.

Aclarado el punto del vampirismo, la respuesta de la mujer es una de las esperables para el orquestador de todo ésto. Charles espera a que ella reaccione ante todo lo que dijo, que lo digiera, que lo piense. Entiende que con sólo unos minutos será incapaz de decidir, deberá tomarse su tiempo. Los instintos son mayores, la mirada de la mujer cambia, los colmillos emergen tras el shock inicial, se acerca en tanto el inglés sólo coloca las manos en la cintura en una franca muestra de rebeldía y de demostrarle que a él, no lo intimida. Inconsciente es, esta posición. Toda su vida ha detenido grandes avalanchas de emociones que es increíble que pertenezcan a un simple cuerpo. Hoy, cuando ha dado el paso más importante de su vida al haber elegido esposa y decirle sus intenciones, espera que ella reaccione al menos así. Con las emociones a flor de piel que ni siquiera su autocontrol evite que se reflejen como el rostro de una persona en el espejo.

El abrazo y las primeras palabras son bien recibidas. Coloca una mano en la espalda femenina para acercarla, haciendo más profundo el vínculo entre ellos. Después de que ella se sienta en el colchón, se queda de pie en tanto sus ojos la observan con curiosidad. - Sabes que de mí no provendrá ningún acto de traición. Soy incapaz de ello porque lo odio. Y por supuesto que no dudo de tu lealtad, por eso es que soy sincero en todo lo que te digo, te pongo las cartas sobre la mesa para que no pienses que consideré en vano tu compromiso - recorre con la mano el rostro de la mujer observando las diferencias entre las tonalidades de ambas pieles. El típico gesto Moncrieff aparece en su rostro - ¿Por qué habría de darte una patada cuando tenga colmillos? Sé que será insoportable tu olor como el mío para tu nariz, así que deberemos ir paso a paso. Por supuesto, ésto de mi transformación será algo que mantendremos para nosotros, me disgustaría que tu padre me juzgue por desear ser un chupasangres como los llaman - las siguientes preguntas lo dejan en silencio.

Son tan ciertas como que el cielo es azul, recorre el músculo bucal por los pliegues de su boca pensativo - no lo sé, Cinder. No quiero pensar ahora en ello, lo único que te puedo decir es que soy demasiado comprensivo con todos los que me ayudan en la vida. ¿Por qué no serlo con mi esposa? Si te hace mal, podría prometer fidelidad cuando te sientas tan débil e insegura por la edad - sugiere pensando que quizá esa sería la respuesta para mantener relajada a la licántropa. No es terco, entiende que licántropos y vampiros son nocivos el uno para el otro. Transformar a Cinder es imposible porque en primera, ella se negaría y en segunda, porque físicamente no lo logrará - falta mucho tiempo para ello. ¿Qué harías tú si yo fuera sólo un humano que se negara a ser transformado en licántropo? ¿Qué harías cuando envejezca y tú sigas con tu culo gordo bien parado y duro? - le cambia las tornas.

Baja la cabeza para tomar los labios de la licántropa con los suyos, demandando, exigiendo - lo único que puedo asegurar es que tengo ganas de ti. Y voy a poseerte, como la perra que eres. La perra de un humano enclenque y falto de orientación - se ríe mostrando que en lo profundo, esa es su máxima inseguridad: ser un inútil, estar en desventaja ante los sobrenaturales. Ser un humano más, un mortal sin futuro.

por **Cinder Grimm** Lun Ago 13, 2018 6:50 pm

La licántropa clava sus ojos en los aceros ajenos, mientras le mantiene la mirada, pensativa, todo es un atropello de emociones que la loba está sufriendo en esos momentos, entre las palabras de Charles y la noticia de conocer a su padre, ese encuentro que se avecinaba y que provocaba que el corazón de la loba latiese casi de forma desbocada, y sintiese ese vuelco en el estomago que da cuando algo que te inquieta se aproxima, ya había día, hora, y Charles perfectamente todo preparado, como no..¿Qué haría ella sin él? das cabezadas sin ser capaz de encontrar un rumbo fijo, y eso lo sabía Cinder de sobra. Él inglés era el caos y el orden, pero sabía llevar bien a la licántropa, había que admitirle eso al inglés, bueno..eso y muchas cosas, ya que gracias a él Cinder no dormia en un hostal de mala muerte, ni vivia el día a día segun se presentase, teníendo que ir a partirse la cara en las peleas clandestinas y aunque cuando se molestaba con Charles queria volver a eso, sin duda había mejorado todo mucho, aunque había quedado atras el oscuro secreto de que más de una vez había comido carne humana en su forma de loba cuando había cazado humanos, aunque dado el negocio que se traía entre manos lo ironico era que a lo mejor eso daba dinero y todo.
Cinder observó a Charles, parecía estar estudiando cada gesto facial del duque, la situación ahora hacía que las emociones de ella estuvieran a flor de piel, y sabía como se alteraba el duque cuando ella se mostraba tan emocional y se dejaba llevar por ello.

Escuchó lo que le tenía que decir el inglés, como ponía los puntos sobre la ies, donde dejaba claro que él era capaz de defenderse solo, que no necesitaba a la loba para defenderlo, y que no quería que ella se mostrara herida por ello, la loba bajó la mirada unos instantes por esas palabras, lo entendía lo comprendía, pero a veces ella tenía ese comportamiento de manera inconsciente, pero no quería dejar a Charles en mal lugar, y tenía razón, él tenía que hacerse valer frente al viejo lobo, que él fuera quien se hiciese valer, y no de forma animal, no lo necesitaba, era de sobra capaz de enfrentarse a cualquiera y eso Cinder lo sabía, y tenía que dejarle que fuese el alfa de Cinder en esa reunión. -No me hiere, lo entiendo...- Comentó Cinder con el tono calmo. -Eso estaria muy bien, para mostrar que eres hombre de peso.- Confirmó la licana, la verdad que sería ideal que su padre viera que Charles es un alfa, aunque no fuera lobo, iba con su personalidad simplemente.

Más el shock de su noticia, el que quiera ser vampiro,las emociones que atraparon a la loba, mientras seguía dandole vueltas a ello, estaba aun con esa imagen en la cabeza, visualizando al humano con colmillos, palido y con esos ojos azules volviendose rojos o de otro color poco natural en un humano, ir paso a paso dice...y tenía razón, la joven sentía como se atragantaban las emociones, y le observaba escuchandole. -Sabes que cambiaras algunas cosas del caracter..¿no?..por naturaleza, igual que nos ocurre a nosotros.- Susurró la joven, aunque no creía que su forma de ver la traición cambiase, o eso esperaba, más la licántropa no se retractaba de lo dicho, se mantendría a su lado, lealtad es importante de lo más, el comentarío de que su padre no debía enterarse hizo que ella sacudiera la cabeza. -Claro que no, él no tiene que saber nada, ni le importa, es asunto tuyo, asunto nuestro, y si a mi me parece bien él no tiene que opinar, incluso si preguntara sobre si serías lobo...bueno te dejo eso a ti, es tu decisión esa respuesta, como has pedido antes no te voy a proteger, ese será tu papel.- Dijo con cierto tono tierno eso ultimo, mientras pensaba en esa reunión con su padre.
Sonrió cuando respondió a lo de que ella envejecería y él no, fue una respuesta muy acertada, aunque no quería que él renunciara a su forma de ser por sus inseguridades por el paso de tiempo, él era especial por su forma de ser simplemente. Cinder le miró cuando preguntó si las tornas cambiaran. -De haber sido al reves te seguiria lamiendo como un helado y despues nos divertiriamos aun con mi ¿gordo culo?- Se giró a mirarselo y alzó una ceja para despues sonreir dejando escapar una maliciosa risa.

Cuando él se inclina para besarla la loba dilató sus pupilas por el olor que este destilaba, que le atraía dejandose besar por él, ella cerró los ojos al recibirlo y despues abrió los ojos observandole, sonriendo al escuchar sus palabras, notando lo que ese mensaje dejaba tras de si. -Aham...si, si, mucho humano torpe y enclenque, pero en realidad el humano es muy inteligente, a mi no me engañas....-dice en un tono coqueto. Si, le encanta que a llame "su perra", ella gruñe de manera juguetona, quizá queriendo compensar su seguridad alzando su ego masculino tal vez, ella sujetó la ropa del duque para que no se alejara de ella, lamiendo su cuello para acabar dando una suave mordida, y de una forma juguetona se atrevió a dar una palmada en la nalga del duque mirandole con deseo mientras se mordía el labio inferior. -Quiero comerte duque.- dice en respuesta a las exigencias que este demandaba.

por **Charles Moncrieff** Mar Ago 21, 2018 6:53 am

La situación es tal, que el propio Charles siente la tensión de la mujer sin necesidad de que ella diga una sola palabra. Está bajo sus músculos, en su forma de observar la habitación. Incluso, en sus palabra que se notan nerviosas a pesar de que intenta disimular. Se queda en silencio con el brazo contra los hombros de la fémina, dando su apoyo emocional -el poco que tiene porque de eso, es analfabeta- y buscando alternativas para que ella pueda estar segura de la cita que se avecina. - Eso dicen, que el carácter cambia. Se acentúan algunas partes de éste, se eliminan otras y aparecen las que tenías guardadas en lo profundo. Saca todo lo malo, escuché. ¿Más malo de lo que ya soy? Imposible - es la conclusión a la que llegó en su momento. El vampirismo puede ser una locura, si piensa con detenimiento, podría ser contraproducente para un ser con su personalidad. Lo que desea, es el poder y la megalomanía aceptada y comprobada, es uno de los rasgos que deberá soportar y procurar pulir para que los demás no la sientan tan invasiva.

Desvía el pensamiento porque está metiéndose en terreno pantanoso cuando de su transformación se trata. - En su oportunidad, deberé alejarme del lugar. Quizá de las personas incluso para controlar mis impulsos, hablaré con la que me convertirá para ver qué le parece adecuado - no deja en duda que, de necesitarlo, Cinder podría mantenerlo bajo control. Es la única con la fuerza que podría lograrlo. - Ya veremos qué decirle al viejo si pregunta por mi posible transformación a licántropo - sus hombros se elevan hasta deformar la simetría de su cuello quitando la importancia al asunto. Es un pequeño rasgo a pulir en su oportunidad. De todas maneras, tal cual indica Cinder, el rumano es el que menos debería meterse en estos temas porque no le competen. Con que la licántropa esté de acuerdo en los pasos de Charles, lo demás es irrelevante.

Se sonríe mirando cómo los ojos de su fémina se tornan más interesados en otros menesteres que en la futura entrevista que les mantendrá ocupados parte del día siguiente. Se ríe cuando ve que está perceptiva, él también lo desea. Besa sus labios con pasión desmedida, exigiendo su respuesta cuando sus manos vagan por sus ropajes para desprender con sus manos los estorbos y tener a su merced la piel de la fémina - es hora de que aúlles por otros motivos - exclama en su oído riendo divertido. Se deja llevar por la pasión de tener al alcance de la mano ese cuerpo femenino que le embota los sentidos y que le es tan excitante. Desliza sus palmas por la piel cuando la desnuda, ayudando a que ella haga lo mismo con sus ropas que terminan en el suelo. Prueba con boca y lengua su epidermis, la saborea, los dientes ayudan a presionar más la ansiedad espoleando los sentidos y la excitación.

Busca y encuentra una respuesta sin tapujos, sin límites. La disfruta al máximo deleitándose con cada punto de la mujer hasta que el primer clímax llega con la ayuda de boca y manos sin necesidad de que la posea. Ríe al verla ansiosa, necesitada. La complace, le ayuda a disfrutar con algunos movimientos rudos y raudos al poseer su intimidad con la suya. Los vaivenes son más bárbaros que dulces, Cinder no es una mujer de ternuras para la fortuna de Charles. No cuando la necesidad de aparearse es apremiante. Y cual acto animal, el Duque utiliza los dientes para marcar esa suave piel, las uñas para dejar surcos en ésta, en tanto sus caderas se vuelven violentas contra las de ella, variando la posición conforme el placer se incrementa para dar más y más de él. Tomando sus cabellos para cabalgarla, para hacer de esa mujer una muñeca de carne que responda a las demandas del León de Devonshire que exige su premio.

Uno blanquecino, que se interna entre los pliegues de la mujer siendo acompañado por un grito de la garganta masculina cuando por fin, se deja llevar. Y ahí no se detiene. Pareciera que en lugar de extenuarse, le dan una dosis de adrenalina porque continúa. Las horas pasan con ellos dando rienda suelta a sus instintos más bajos, no por ello menos placenteros, todo lo contrario. Y cuando por fin, Charles decide que es suficiente, siente el agotamiento en cada uno de sus músculos debido a la falta de sexo que tuviera los últimos días. Se ríe acomodado entre las almohadas y las sábanas mirando a una licántropa agotada a su lado - vuelvo a aprobar con honores - se mofa besando su frente, echando la cabeza atrás recuperando el aliento - todo es culpa de tu gordo culo - lo palmea con fuerza dejando una marca que hasta a él, le provoca un hormigueo en la mano.

Se estira para sacar de uno de los cajones del mueble a su lado de la cama, un habano que corta y enciende para disfrutar del sabor y un momento de relajación. Aspira con fuerza encendiendo la punta quedando en silencio - sé que cuando me transforme, aguantaré más. La pregunta es ¿Aguantarás tú? - besa sus labios posesivo y exultante por los resultados. No hay quejas cuando de la cama se trata. Ella es perfecta para él, le encanta la tibieza de su piel y eso jamás se lo negará por más que sea excitante probar la vitae de Sabah. Gruñe cuando su miembro reacciona - todavía tengo ganas de más - anuncia tétrico porque es capaz de volver al ruedo con unos cuantos minutos de relajación. Justo está por empezar a demostrarlo cuando tocan la puerta - salvada por la campana. ¡Adelante! - ni siquiera se cubre. Alfred entra con una carta en la mano, ni siquiera mira el lecho - llegó lo que esperaba, señor, se lo dejo en la mesa. La comida está servida, si quiere que la suba, sólo dígame - deja el sobre en el sitio empezando a retirarse - no es necesario, Alfred. Ya bajamos. Gracias - se pone en pie en cuanto el hombre da la espalda para revisar la carta.

Juguetea con ella leyendo la firma, moviendo la cabeza de arriba a abajo con complacencia - es de tu padre como esperábamos - regresa a la cama entregando el papel a Cinder dando una nueva calada al habano esperando ver qué es lo que dice.

por **Cinder Grimm** Jue Ago 30, 2018 7:00 pm

La loba observaba a Charles manteniendose pensativa, pensando en él cuando su rostro este palido, sus rasgos parezcan más atractivos si cabía, y los colmillos adornasen su dentadura, pero su rostro ante ese pensamiento se mostraba relajado, despreocupado, más suspiró hondo pensando en sus palabras, no, si el viejo lobo preguntaba Cinder le mentiria diciendo que sí, que Charles se convertiria en lobo, que fuera verdad o no, no le era de su competencia, o es que se iba a poner ahora de Padre del año, el la mordió y dejo que su madre ganara la escena llevandosela, luego ni ella fue a buscarle, todo esto crearia tensión, la loba respira hondo dejandose llevar por las acciones más torridas del inglés, que hizo que Cinder enarcara una ceja cuando comentó que la iba a hacer aullar, haciendo que la licana dejara escapar una muy juguetona risita de entre los labios.
Ladea la cabeza olfateandole, embriagandose del olor hormonal que emitia el humano, un olor que le atraía, que le activaba a dejarse hacer por él, casi como si él en verdad se viera como un lobo, a veces lo parecia, posesivo, dominante, lo que es suyo es suyo, le fue a dar una paliza a un vampiro solo por que la hirió. Cinder paseaba su visión por la anatomia masculina de quien tenía frente a ella.

Cinder se muerde el labio inferior con deseo mientras le observa. -¿me haras aullar como si fueras un domador?- preguntó para provocarlo, las ropas son desprendidas en una voragine de pasión dejando que su piel más acaramelada en color contriamente al inglés que era más palido. Los juegos se vuelven intensos, saliendo primero a relucir la habilidad que tiene el león para hacer que la licántropa se rinda al placer, primeramente siendo realmente habil con los dedos y con la boca, haciendo que la loba se arquee de placer humedeciendo de sobremanera la intimidad debido al climax, pero aun no estaba saciada, ninguno de los dos está ni mucho menos saciados, se notaba la falta de encuentros torridos de la loba que recibia y daba la bienvenida a cada acción que Charles pudiera tener de manera desesperada.

Si bien la loba se encarga de complacer a su macho usando sus labios y lengua contra la intimidad masculina alzada, para despues pasar a mayores, sin duda quedando una situación totalmente animal, donde dan rienda suelta a los bajos instinto, gimiendo de manera ronca cada vez que el contrario la maltrata, la muerde, la araña, haciendo que en una de las barbaras embestidas de Charles la licántropa arañase levemente su espalda por la pasión, teniendo cuidado de no pasarse para no herirlo gravemente. Cinder no quería ternuras, ni un caballero de blanca armadura, adoraba la muy oscura y lasciva parte del humano. Le besaba con desesperación gemia, sus ojos se volvían en blanco cada vez que el inglés la hacía tocar el cielo, la loba gritaba su nombre entre jadeos pidiendole más.

Tras unas horas de locura donde parecieron dos animales en celo, la loba está rendida al lado de Charles que por fin da tregua, mientras se acomoda empapados ambos en sudor. Se rie al oirle afirmar que ha ido para aprobar con honores, lo que hace que Cinder enarqué la ceja y rie cuando palmea su culo que enrojece de tremenda forma. -¿Culpa de mi gordo culo? ¡¡no es mi culpa!! es tu culpa que te hipnotizas con él.- Dijo ella en tono jocoso acariciandose la dolorida zona azotada intentando darla consuelo.
Le observa encender el puro y como está tan relajado, quedando ella dibujando circulos con el dedo sobre el pecho de este, mientras le sorprende el comentario que viene a continuación, sobre todo siendo a mundos rivales, más Cinder le observa con los ojos medio cerrados. -Bueno, me da mucho morbo hacerlo con un vampiro...la fama de estos le precede.- Se rie la loba alzandose para besar el pectoral de Charles antes de caer de nuevo sobre las almohadas. -Claro que aguantare, ¿que te crees? mas vale que aguantarte con colmillos merezca la pena en este sentido.- Le guiña un ojo desenfadada, solo para provocarle, para que vea que la situación no la incomoda, ni la tensa, al menos en ese momento.

Sus ojos se abren con sorpresa cuando este amenaza con más y cuando empieza a posicionarse sobre la licana se escucha la puerta a la que él invita sin esperar a nada, Cinder vé que el no se molesta en taparse, y ella usa el cuerpo masculino de Charles para tapar ante la visita el propio. Espera a que el mayordomo se vaya para dejar de usar el cuerpo ajeno de escudo, se sienta para tomar la carta y abrirla. -Bien, dice que ha reservado todo un salón de lujo en el centro de París donde me espera mañana a mi y a mi acompañante...osease tú. Habrá que darle la dirección al cochero...es un salón de té bastante lujoso...creo haberlo visto alguna vez. Cree que ahí tendremos intimidad suficiente y que está deseando verme...algo me dice que quiere intimidad por si se mostrara naturaleza y sin duda querrá algo que no puede ser escuchado para gente de fuera...se me antoja algo paranoico con la discrepción pero eso es bueno, y que está deseando que llegue la hora de vernos...no dice mucho más.- Sin duda había optado por la discrepción.

Cinder le tiende la carta a Charles para que vea el sitio y la dirección exacta, suponiendo que él la conocería. La loba observaba a Charles fumar mientras buscaba empezar a ponerse algo presentable. Despues de las salvajes acometidas y el derroche de lujuria, la loba se mostraba mucho más docil. -Supongo que si mañana todo ya bien por fin descubriré lo que es dormir una noche en tu cama sin necesidad de batallas de esta indole.- Le sonrie con aire jugueton, mientras airea su melena. Mañana sería el encuentro, el ansia se la notaba y dudaba que esa noche pudiera pegar ojo debido a los nervios, aunque el agotamiento que le había proporcionado el inglés tras varios coitos seguidos al menos aseguraría que la loba estuviera por lo menos muy relajada. -Vamos...me has dejado hambrienta, desconsiderado león de ojos de acero.- Comentó Cinder desenfadada.

por **Charles Moncrieff** Sáb Sep 01, 2018 4:16 pm

El habano continúa en su mano cuando le pasa la carta a Cinder esperando a que la lea en voz alta, en tanto él se pone los calzoncillos con la intención de vestirse al menos con pantalón y camisa, para bajar al comedor e ingerir alimento. Su estómago está tenso por el hambre, deseando que ingrese algo de sustento. Escucha atento cuando por fin la licántropa le indica lo que está planeando su padre. Con el habano en los labios, recibe la carta leyendo a su vez el contenido, en su rostro el típico gesto Moncrieff hace su aparición en tanto mordisquea la punta del tabaco. Analiza la situación con interés - discreto, discreción, me pregunto por qué. Si porque va a darte el título o porque no quiere que nadie sepa que tiene una hija fuera de matrimonio o quizá, porque va a dar de gritos y a gruñir cuando me vea e intente mostrar su supremacía - cualquiera de las tres opciones le da igual.

Deja el cilindro en el cenicero y la carta sobre la mesa. Se pone los pantalones y luego la camisa, se arregla prolijo porque aún en casa, está acostumbrado a evitar los desfiguros. - Eso de dormir juntos antes del matrimonio no es bien visto, Cinder. Tendrás que ser cuidadosa en tus actuares de ahora en adelante. Estarás bajo el mando del Rey de Rumania, cualquier aspecto que la Corona decida que es impropio para sus nobles, puede significar que te retiren el título, así que para la vista de todos, lo quieran o no, serás una mujer respetable en todo el sentido de la palabra. Siempre podemos buscar la manera de tergiversar las cosas, no ante la mirada de los curiosos - le aclara para que comprenda en qué se está metiendo. Si bien el Rey está lejos, los rumores llegan y a veces son más rápidos que la misma mensajería.

Una vez listo, voltea hacia la fémina para tomar su cintura sonriendo dando un beso tan apasionado que los deja con ganas de no ir a comer alimentos y comerse entre ellos - ya, ya. Así que soy como un león, me gusta. Mi escudo de armas tiene uno - le informa aún pensando en las consecuencias de todo ésto. - Tendremos que buscar a alguien que se haga presente en el negocio. Deberás alejarte también de él, así que ponte a buscar a quien te reemplace de cara al público - igual que él, va a cuidar los intereses de Cinder porque son también ahora, los suyos. La lleva del brazo hasta el comedor como todo caballero, le ayuda a tomar asiento haciendo lo propio para empezar a degustar los platillos finamente preparados sonriendo complacido al ver los impolutos modales de la licántropa que seguro le caerán bien a su padre si entiende lo que significa ser noble.

El silencio se instala mientras los platos se vacían denotando el hambre que ambos tienen después del ejercicio arriba consumado, cuando están terminando el plato fuerte, Charles vuelve a tomar el peso de la conversación - Tendrás que ser bastante astuta, puede que te provoque un malestar tu padre, ten coherencia y firmeza. No te asustes, estaré contigo y podré manejar cualquier cosa que me ponga enfrente. En lo que tengas duda, calla. Mejor eso que decir una mentira. En ocasiones, los faroles aparecen en la mesa de póker para hacer equivocar a los contrarios. Recuerda, no porque tengas frente a ti al rey, signifique que puedes hacer un jaque mate - alecciona con cuidado y paciencia, terminando de consumir sus alimentos para limpiar su boca con la servilleta y tomar la copa para dar un trago protocolar.

Se recarga contra el asiento dejando que le retiren el servicio para traerles los postres. Elige un pastel de limón y vainilla para degustar en tanto su mente sigue fija en los consejos - y una cosa más, no pierdas los estribos. Eso se vería realmente mal cuando salgas con el vestido roto - se sonríe divertido de sólo pensarlo. La cena transcurre sin más importancia y al terminar, Charles se despide para ir al hotel. No quiere que los rumores empiecen antes de la cuenta, prometiendo volver por ella al día siguiente una hora antes de la entrevista con su padre.

Y así es, vestido para la ocasión con el traje protocolar que dicta y grita a todo el mundo que es el Duque de Inglaterra, el carruaje se detiene frente a la mansión Moncrieff en tanto el León de Devonshire baja para ayudar a su acompañante. En cuanto la mira, se sonríe con satisfacción - bella como siempre - deposita un beso sobre el dorso de su mano - ahora vamos, quiero saber qué nos tiene preparado tu padre - si bien hay ansiedad en su voz, está sereno. Lo demuestra su aura y la relajación de sus músculos. Le hace subir al carruaje siguiendo sus pasos para ser llevados hasta el sitio acordado donde baja con ayuda de los chambelanes para ayudarla y poner su mano contra su brazo caminando con tranquilidad informando sus sirvientes a dónde van para que se les guíe como es debido. Sin mezclarse con la plebe. Por algo, ahora ambos son de la realeza.

por **Cinder Grimm** Mar Sep 04, 2018 5:33 pm

La mirada de Cinder se desviaba pensativa, preguntandose por qué tanta discrepción, las supones de Charles ya las había pensado en el fondo Cinder, asi que simplemente asintió ante lo que él pensaba, se recostó un poco más sobre la cama, mientras se fijaba en el culo de Charles que desaparecía de su visión mientras él se colocaba la prenda interior para cubrirse, mientras miraba aun la carta que le había pasado Cinder, sintiendo la necesidad de calmar un poco la tensión al recordar la entrevista con su padre, Cinder alzó la mano y señaló el rostro de Charles. -Me encantan esas arruguitas que te salen en el entrecejo cuando estas concentrado en algo, o pensando en algo o sorprendido, pones el mismo gesto.- Dice con cierto deje de coqueteo, y sonriendo mientras se refería a ese gesto tan caracteristico que repetía mucho Charles según en que situaciones, despues la loba dejó escapar un suspiro antes de mirar el techo hundida en la cama tan comoda que poseía Charles.
Remoloneó unos segundos más antes de rodar por ella hasta el borde para hacer ella tambien lo propio y empezar a ponerse presentable para bajar a cenar, era lo que se esperaba de una dama, que estuviera siempre presentable, y también lo que seguro que esperaba Charles, se colocoó un poco su oscura cabellera mientras ladeó la cabeza para escuchar la respuesta de Charles.

Sin duda preso de las apariencias, no se fiaba ni de la propia mansión, Cinder dejó escapar un pesado suspiro mientras se continuaba vistiendo mientras le escuchaba, una vez él dejó de hablar, Cinder le miró y sonrió de medio lado. -Deberías disfrutar de estos mometos que estoy más cerca de ser romantica...ya sé que no podemos dormir juntos, que hay una impresión que dar, una imagen que mantener, siempre lo has dejado claro. Dejame imaginar un poco cuando ando más "vulnerable" tras un acalorado encuentro.- Rió Cinder para quitar hierro a la cosa, se estiró tronando un poco sus huesos y siguió arreglandose. -Ademas...he comprobado que cuanto más dinero y poder más lascivia y lujuria...no creo que sea casualidad.- Comentó ella, sabiendo de caballeros de renombre donde metían entre sus sabanas jovencitas y no necesariamente prostitutas, si no que hijas de otros señores de renombre, pero supuso que Charles no era de esa clase de hombre, aunque no le costaba imaginarlo flirteando y llevandose a su terreno a una dama de alta clase que se derritiese cuando un hombre como él le mostrara interes hacia ella, de hecho seguro que cuando estuvo fuera alguna cayó en esas redes. Cinder le observó y se mordió el labio con deseo terminandose de vestir para bajar a cenar.

Más la licantropa tuvo que volver a la realidad mientras pasaban a tema importantes, la vista de mañana. Los modales en la mesa eran elegantes mientras observaba a Charles. -Sí lo sé, pero como yo haya salido a él...sin duda habrá provocaciones..- Comentó Cinder, había perdido algo de apetito al pensar en ello, se dejó aleccionar por el inglés.
Toma su postre, mientras enarca una ceja ante el comentario de Charles. -Admitelo, en realidad te gustaría ver como mi vestido se rompe mientras cambio de forma...-Bromeó la licana, guiñandole un ojo, destensandose nuevamente. Se despide de Charles y trata de descansar preparandose para él día siguiente. Se arregla, se pone el vestido más elegante y bonito que le aconsejan, y espera a que Charles aparezca, puntual como buen inglés. -Mi Lord...- Saluda Cinder con una femenina reverencia cuando este besa el dorso de la mano.

Entonces, una vez en el carruaje ella se centra por puro instinto en las reacciones y el estado de animo de Charles, durante el recorrido en el carruaje la licántropa se la nota tensa, escesivamente callada, mirando al suelo, cuando anuncian que han llegado a su destino, un breve destello amarillo refleja los ojos de Cinder, pero solo se queda en eso, en breve destello, baja del carruaje y se dirige junto al inglés hacia el lugar de recepción, donde los recibe el servicio, guiandoles al sitio y preguntandoles si querían algo de tomar.
El sitio era muy lujoso, sin duda había que tener mucho dinero, se giró para susurrar al oido de Charles. -Esos sirvientes son como yo... menos el jovencito, ese es humano.- Le indicó la rumana para que el inglés supiera que era lo que tenían al rededor.

Pasaron al gran salón, el olor golpeó las fosas nasales de Cinder, un fuerte olor a licántropo, y no solo a eso, si no también a que era de la misma linea de sangre que ella. Cinder se tensó, los sirvientes les guiaron hasta el centro, donde les indicaron que se sentaran y sirvieron pequeños aperitivos, fue entonces cuando el corazón se le encogió. -Mi señor.- Saludó Cinder inclinandose, esperando a que fuera Charles quien la dijera si sentara donde indicaron o no, él llevaría las riendas de todo. Cinder clavó la vista en el hombre al que pertenecía ese olor, era un hombre grande, robusto, de facciones duras, atractivo, y que rondaban los 45 años o 50, pero en una formidable forma fisica, el pelo oscuro como el de ella, y una barba arreglada, menos pronunciada que la de Charles.

Había un par de hombres apostados tras él con la mirada hacia el frente, dos Betas sin duda alguna. Más el hombre se tomó la libertad de acercarse a Cinder, sin duda olfateandola emitiendo un ligero gruñido que solo Cinder por naturaleza entendería, más besó su mano. -Vaya, vaya, toda una linda joven...-Dijo en un tono meloso, más la mirada que le lanzó a Charles no fue tan golosa, al contrario, fue desafiante, quizá buscando intimidarle. -Un placer conocerle.- Respondió ahora seco. -Por favor sentaos...hay temas que tratar...sin duda.- Él retrocedió hasta su asiento, observandolos de manera penetrante. -Me sorprendió mucho vuestra carta querida...pero parece que no me equivocaba mucho en mis suposiciones...digame señor, cuenteme un poco de usted y de sus intenciones para con mi descendencia, y antes de que diga nada...no, no me creo el padre del año, pero hablamos de titulos.- Dijo de manera tajante, ladeando la cabeza, como lo hacía la propia Cinder cuando mostraba interes por algo. Incoscientemente Cinder apretaba un poco el brazo de Charles mientras intentaba mantener la compostura. Más al contrario parecía disfrutar del encuentro.

por **Charles Moncrieff** Jue Sep 06, 2018 3:14 pm

La noche anterior estuvo ajetreada, tenía que resolver la mayor parte de los asuntos para tener el día libre, así que despertó muy de madrugada para empezar a dictar órdenes, firmar decretos y espolear a su gente para que moviera el culo, despertara y siguiera con sus ocupaciones hasta terminar en el tiempo justo para bañarse, arreglarse y salir presentable para lo que sabía, sería una de sus entrevistas más importantes. Así, sin nada qué atender en el hotel, puede dirigirse con la mujer tomada de su brazo hacia el lugar donde le invitan algo para beber. El movimiento negativo de su cabeza es suficiente para que la servidumbre se retire. No es por falta de etiqueta, si no de protocolo. Se van a presentar dos nobles, es un insulto que uno de ellos esté consumiendo algo en tanto el otro carece de ésto cuando le han invitado a mantener una charla. Diferente sería en una fiesta, donde se espera que ambos disfruten.

La aclaración sobre la condición de los sirvientes deja claro algo que Charles esperaba: que el conde no vino solo, está tan acostumbrado a hacer sentir su supremacía, que hace lo imposible para ello. Atraviesan la distancia hasta quedar frente a él, un asiento está disponible, con educación, ayuda a sentarse a Cinder, como corresponde, quedando de pie esperando paciente lo que acontecerá, con las manos unidas, entrelazados los dedos al frente de sus caderas. Su mirada se quedó quieta, observando primero al mayor y luego, a los dos guardias tras él, quienes se atrevieron a enfrentar visualmente al León de Devonshire quien sostuvo la mirada demostrando que tenía una fuerza de voluntad envidiable porque jamás separó los ojos de éstos, ni siquiera cuando el Conde le tomó la mano a la mujer olfateando su aroma para gruñir a su particular manera. El siguiente duelo fue con el propio Conde. El Moncrieff ni siquiera vaciló un instante a pesar de las palabras del mayor guardando silencio escuchandor todo el discurso del Conde.

Al terminar, Charles se quedó en su lugar, - me parece que sus consejeros y sirvientes no están a la altura de sus expectativas, señor Conde. Debería entender que su título tiene un peso determinado en Rumania mientras que el que ostento, tiene el suyo en Inglaterra. Y como ambos, estamos en terreno neutral es el rango del título y las relaciones diplomáticas entre países siendo más beneficiada Inglaterra en este caso, el que le obliga a usted a presentarse ante mí, a besar mi mano y darme el tratamiento adecuado como lo merezco. Si como usted dice, hablamos de títulos, le haré el favor de darle a conocer ante quién se encuentra y quién protege a su hija. Soy Lord Charles Moncrieff, Duque de Devonshire y en este país, el peso del Ducado es mayor que el del Condado. Le pido de la manera más cortés, que se dirija a mi persona con el tratamiento protocolar, que olvide ordenarme si de títulos hablamos y que cualquier movimiento en falso, será para la Corona Francesa un desafío, sin contar por supuesto, que mi propia patria podría declararle la guerra a su Rey si no salgo de este lugar sin un solo rasguño - mira a los sirvientes, sobre todo a uno de los licántropos.

Un chasquido de sus dedos es suficiente para llamar la atención de uno de ellos - traed otra silla de respaldo alto, una caja de habanos cubanos y una botella de vino tinto cabernet savignon. Si te faltan las dos últimas cosas, afuera está el carruaje con los escudos de Devonshire, indicadle a mis sirvientes que me lo manden. Asímismo, que traigan los regalos para el Conde - se queda de pie mirando con intriga la actitud y la respuesta del padre de Cinder. - Le aseguro que no necesita escolta para esta conversación, tal cual no la traigo conmigo, preferiría que esta charla se quedara sólo para oídos de los interesados. Su hija, usted y yo. ¿Le parece, caballero? - sonríe con actitud relajada. Sabe que todas las cartas de momento, están en sus manos. Quiere ver cómo va a jugar ahora el padre de Cinder y qué hará al respecto. En cuanto la silla es traída, Charles se sienta con elegancia en ésta al lado de la licántropa esperando que lo demás se haga como él lo pidió. A diferencia de muchos nobles que el Conde ha conocido, el Duque de Devonshire sabe bien cómo utilizar a su favor un título, utilizando la diplomacia y el protocolo a su gusto y beneficio.

por **Cinder Grimm** Dom Sep 09, 2018 5:00 pm

Cinder se había mostrado especialmente rigida, parece que el olor que emitia al estar tensa le fue de agrado al licántropo que tenía frente a ella, ambos se reconocieron el olor, eso estaba claro, pero él mantuvo una sonrisa, mientras que Cinder se mantuvo sería, entonces fue cuando ya prestó atención a Charles con esos comentarios propios de alguien que quería desenmascarar, está claro que no se conocen, y que piensa tal vez de que era un timador haciendose paar por noble, pero sin ducha Charles sabe como poner los puntos sobre las ies. Cinder se mantiene sentada, sin abrir la boca, como debía comportarse una dama de alta sociedad, ya no estaba entre los maleantes como para abrir la boca cuando quisiese, y eso realmente a Cinder le estaba suponiendo un esfuerzo mayor de lo que Charles se podría imaginar jamas, seguía inquieta.
La loba dibujó una muy tenue sonrisa que rapidamente se disipo, mientras su padre ladeó la cabeza observandola con los ojos entrecerrados, antes de volver a fijar su atención en Charles, que tan osado le había parecido para mostrar quien era en realidad, más de sorpresa para Cinder el licántropo viejo no se lo tomó a mal como ella lo habría hecho de estar en su lugar, aunque ella, como bien decía Charles la licántropa era más sensible. Quizá lo era, sobre todo con Charles, pero se debía a los sentimientos que él despertaba en la licana.

Trajeron el pedido de Charles, el asiento, los puros, el vino, el licántropo le observaba con atención pero ahora eran otra cosas la que rondaban en la mente del conde. Miraba al duque con curiosidad y despues a su retoño, comprobando como Cinder observaba de reojo a Charles, y tragaba saliva costosamente por lo inquieta que estaba. El lobo tomó asiento observandole. -Vaya, me alivia saber más de vos duque Moncrieff, supongo que ya lo sabe soy Eros, Eros Krum, un placer.- Dijo presentandose al fin, no le había hecho muchas gracia que mandara a sus lobos, pero no dijo nada, simplemente se acomodó y una vez todo servido movió la cabeza indicando que se retiraran sus hombres.

Quedando los tres solos en el salon. -Relajaos duque, solo mis oidos y mis ojos ven aqui dentro, le doy mi palabra que no hay nadie de más escuchando, y que este sitio esta bien vigilado, si lo que os incomoda es la falta de discrección como he percibido.- Dijo con ese tono socarrón que parecía algo habitual en él, observaba fijamente a Cinder que entrelazaba con fuerza los dedos en su regazo. El licántropo chasqueo la lengua. - Bien, ahora que tenemos la intimidad que me gusta...podemos hablar más comodamente. Tengo una gran curiosidad de saber como alguien de vuestra posición se ha encontrado con mi descendencia, la verdad es que no la veo desde hace muchos años.- Sonrió de medio lado, Cinder alzó la mirada frunciendo el ceño. -Si, y dejastes una buena marca.- Reprochó ella con ligera ferocidad que consiguió contener rapido, lo que hizo que el licano alzara una ceja. -Si, bueno...¿es inteligente mencionar eso?- Gruñó este, miró a Charles, pues él no sabía lo que el humano sabía, Cinder respiró hondo y bajo la cabeza, no debía interrumpir, es una dama, tiene que portarse como una, dejó que Charles y el lobo siguiera su conversación. - Ella no siguió mis pasos, y aunque estoy dispuesto a reconocerla, y a mover hilos para que su reputación de pasado no sea dudosa, ni la mia tampoco por supuesto...quiero saber como un hombre de la realeza se ha fijado en alguien que no lo es, y que intenciones tiene para con ella y sobre todo...¿que sabes de ella?.- El lobo fue claro no terminaba de pronunciar pero quería saber hasta donde sabía el mortal del mundo sobrenatural, aparte de saber como alguien con ese ego y esos titulos se fija en alguien que sin duda no ha tenido una clase alta habitualmente. Eros podía percibir el aura y el estado de Cinder con el olor, al igual que ella olía lo crecido que estaba también el lobo, que este volvió a clavar sus ojos en Charles, no parecía tener ganas de andar con medias tintas. Y aunque no hubiera sabido nada de ella sus intenciones podrían ser protectoras hacia su propia sangre. Cinder miró de reojo a Charles centrandose en su aura, de hecho el estado de ella lo mantenía entrelazado a él.

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